Tras las huellas del lobo

Fuente: [url=http://www.alonsoquijano.org/cursos2004/animateca/recursos/Biblioteca%20virtual/C1.%20Tradiciones%20y%20Literatura%20Infantil/5.%20Julia%20Valenzuela.pdf]http://www.alonsoquijano.org/cursos2004/an…0Valenzuela.pdf[/url]

María Sahuquillo / Julia Valenzuela
Facultad de Educación, Universidad Complutense

I. PRESENTACIÓN

La tradición cultural, tal y como la entendemos, contribuirá a la formación de la conciencia de un “nosotros” siempre que sea una realidad actual, viva. Dicho de otro modo, el patrimonio cultural distintivo, propio, es siempre algo que se vive en el presente (los recuerdos son recuerdos de personas vivas). Así ocurre, por ejemplo, con las lenguas o los dialectos, que dejan de considerarse comunes, vivos, en el momento en que dejan de compartirse porque ya nadie los recuerda.
Desde esta óptica, la tradición habrá de ser restaurada, y nos preguntamos si de la misma manera en que se restauran los edificios, las obras pictóricas, las
esculturas,… podremos restaurar fiestas, costumbres, formas peculiares de hablar, textos mutilados, fragmentados por el tiempo, creencias o juegos. Evidentemente, al igual que el restaurador artístico o arquitectónico precisa para hacer su trabajo de vestigios, restos de las piedras, las tallas, los colores… antiguos, el restaurador de la
tradición cultural necesitará procurarse documentos, vestigios sonoros, gráficos o materiales que le permitan recrear la tradición. Y esta ha sido la tarea que múltiples estudiosos llevan y han llevado a cabo durante décadas. Pero esta labor de documentación nunca será suficiente si consideramos que la cultura de un pueblo no es sustancia inerte (como las piedras, los óleos, las tallas), sino una compleja trama de procesos dinámicos que se construyen en el seno de marcos compartidos de significado, negociados y renegociados en comunidad, en diálogo social. Así, quien quiera restaurar la tradición se verá abocado a propiciar que sus protagonistas, hombres y mujeres, niños o ancianos, recojan el testigo de la misma haciendo intervenir a todo su cuerpo, participando con todos sus sentidos y en cooperación con los otros (para llegar al “nosotros”) en fiestas, bailes, juegos, ritos,… eso sí,
después de haber conocido los documentos antiguos, después de haber oído los ecos de la vieja lengua, de los viejos ritmos, de las remotas melodías. Porque, volviendo al símil del habla perdida, sabemos que los trabajos histórico-descriptivos que se han llevado a cabo para reconstruir una lengua o un dialecto olvidados, fuera del valor filológico intrínseco que tales investigaciones comportan, no han servido, ni servirán para revivirlos, para reanimarlos: con ellos no se logra que el habla se hable, se use, se comparta en comunidad (principal función de una lengua).

Así, el modo o procedimiento de trabajo que proponemos pretende una búsqueda, siempre desde la actualidad, lo más exhaustiva posible de las huellas, las manifestaciones, los vestigios, las cristalizaciones y derivaciones, de todo lo que pueda conducirnos a determinar el significado, la supervivencia, la difusión de algunos tópicos (temas recurrentes) en la tradición cultural de nuestro pueblo y que permanecen aún vivos, ya sea en los libros actuales para niños, ya en otras manifestaciones tradicionales o folklóricas de toda índole.
Entendemos que a lo largo de este tipo de búsqueda diversificada y extensa niños y adultos, como si de arqueólogos se tratara, irán encontrando múltiples restos, unos enteros, otros fragmentados, de la propia historia, de las raíces culturales de su pueblo, de su civilización, que irán siendo llamados a la vida, recreados, compartidos en cooperación, negociados, en una búsqueda de sentido con que poder reconstruir, restaurar, nuevas fotografías retrospectivas, nuevos mapas que al tiempo les lleven a entender mejor lo que les mueve y les conmueve.
Nuestra propuesta incumbe a niños y jóvenes de todos los niveles educativos de la enseñanza obligatoria –cada cual en la medida de sus posibilidades-, e incluso podría hacerse extensiva a niveles superiores, de modo que podría incardinarse tanto en centros educativos (E. Infantil, E. Primaria, E.S.O., Bachillerato), como en otro tipo de entidades o instituciones que asuman la iniciativa (Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Bibliotecas públicas,…) y que puedan responsabilizarse de organizar y coordinar los trabajos preparatorios (determinación del tópico, objeto de estudio y reparto inicial de tareas); los de desarrollo (búsqueda de las fuentes para la obtención de datos, testimonios, textos…), así como los de difusión del producto
final (jornadas, exposiciones, puestas en común).

II. ELECCIÓN DEL TEMA: JUSTIFICACIÓN.

Para ejemplificar el procedimiento hemos elegido como tópico el de EL LOBO, animal omnipresente en la cultura y la tradición de la Península Ibérica,
tanto como ente real que acecha y amenaza a hombres y animales, a pueblos enteros, como en sus representaciones simbólicas en mitos, leyendas o cuentos infantiles. El lobo reúne las condiciones que antes considerábamos como necesarias para iniciar en torno a él el trabajo que propugnamos:

I. ANTIGÜEDAD.- Se puede afirmar que la figura del lobo es una constante en la cultura ibérica ya desde la prehistoria. Así, aparece como motivo decorativo en escenas de caza de vasijas de cerámica prerromana ibéricas, del levante español, desde el siglo VI a.d.C.. Y se tienen noticias de que los guerreros numantinos más feroces se cubrían en las batallas con pieles de lobo, como símbolo de su fuerza y arrojo.

En Roma, el lobo era un animal con rasgos valorados y temidos a la vez. Recuérdese que Rómulo y Remo, fundadores de la capital del Imperio, fueron
amamantados por una loba. El lobo estuvo muy arraigado en la cultura latina a juzgar por la abundancia de proverbios y frases hechas en que aparece como protagonista. El Diccionario Latino-Español, de Agustín Blázquez Fraile recoge, entre otros, algunos registrados en autores clásicos: así, TERENCIO atestigua la frase “hacer guardar el rebaño por el lobo”, como equivalente a “confiar algo a alguien de quien no debemos fiarnos”; PLAUTO proporciona “sacar al cordero de la boca del lobo”, como expresión sinónima de “intentar algo imposible” y VIRGILIO utiliza la frase “el lobo huirá de las ovejas”, también con este mismo significado. Por otra parte, LUPUS fue, no sólo el nombre del animal, sino también un antropónimo muy frecuente entre los latinos. Este arraigo del lobo en la cultura latina y la valoración en que se le tenía, mezcla de admiración y temor, se trasladó, como era de esperar, a nuestra península (y a todos los dominios de la Romania), en donde se incorporó profundamente a su cultura, persistiendo hasta la actualidad. De la antigüedad que este elemento cultural ha tenido entre nosotros dan testimonio, en el terreno meramente lingüístico, la toponimia y la antroponimia.

José GODOY ALCÁNTARA, en su Ensayo Histórico Etimológico Filológico sobre los Apellidos Castellanos afirma que “El lobo es el (animal) que a más hombres ha denominado en las lenguas antiguas y modernas (en vascuence Ochoa). Las referencias a sus instintos, habilidades y movimientos han engendrado también nombres, como Golfanguer, del alemán Wolfang (=”andares de lobo”)”. Y en este mismo estudio (p.123) recoge los nombres y apellidos castellanos formados la base del nombre de este animal (entre los que destacan Lope y López) y que se encuentran abundantísimamente en toda la documentación medieval y moderna.
La toponimia de la península ibérica está plagada de topónimos a base de lobo y derivados. Son nombres de caminos o cañadas transitados por los lobos (Correlobos, Carrelobos, Carrelobar, Cañada Llobera…), de los pozos en los que se colocaban trampas para cazarlos (Pozo Lobo, La Poza de los Lobos, El Chorco de los Lobos…), de los parajes en donde solían ser vistos (Los Lobos, Los Lobicos, El Chano los Lobos, Miralobos, La Peña los Llubercos,…), etc., etc.

II. ACTUALIDAD.- Es el lobo un animal todavía presente en la vida de los niños y los jóvenes (de pueblos enteros) de grandes zonas rurales, sobre todo de las montañosas, donde aún los lobos de carne y hueso alcanzan gran protagonismo y viven rodeados de un aura legendaria de muerte y destrucción: las historias recientes de lobos se narran en nuestras aldeas como vivas, se recogen en las crónicas, se citan en la prensa diaria. De sus correrías dan cuenta abundantes noticias documentadas, como lo ocurrido en septiembre de 1970 en Lena (Asturias), en 1976, en Boal. Todavía hoy en algunas comarcas se conservan restos de arquitectura popular que dan fe de los procedimientos comunales empleados para la caza del lobo. Es el lobo, en fin, tema recurrente en documentales que se difunden en televisión: primero fue F. Rodríguez de la Fuente, pero otros han retomado su testigo y la vida
del lobo, sus costumbres, sus mañas para la caza conmueven a nuestros jóvenes.

III. VALOR SIMBÓLICO.- Al tiempo, el lobo en su faceta simbólica está aún presente y muy presente en la vida cotidiana: sería difícil, casi imposible,
encontrar un niño que no haya aprendido a contar los dedos de su mano cantando los Cinco Lobitos, que no haya crecido oyendo de boca de sus mayores los cuentos de Caperucita y el Lobo, Los Tres Cerditos y el Lobo, Los Siete Cabritillos y el Lobo, o romances, como el de La Loba Parda, o fábulas en las que el lobo esté presente, como las de ESOPO o IRIARTE.

Esta presencia del lobo-símbolo en la infancia –prueba de su fuerte raigambre- resurge en el hombre maduro y ahí tenemos a nuestras más recientes
generaciones de escritores reviviendo la tradición en sus obras de juventud: Julio LLAMAZARES escribe en 1985 Luna de Lobos, una de sus primeras novelas; Julián MARÍAS, Los Dominios del Lobo, la primera de su ya extensa novelística, que acaba de ser reeditada.

Pero, aquí no termina la presencia de nuestro protagonista, porque el lobo, junto a los tres cerditos, ha servido recientemente a “creativos “publicitarios como pretexto en la elaboración de un spot que habla de las maravillas de un vehículo todo-terreno (“Donde te lleva un Montero no llega nadie”, ni siquiera el lobo); y estas misma Navidades, junto a Caperucita Roja, reaparece en su papel de seductor para anunciar un afamado (y casi también mítico) perfume.

Por último, no queremos dejar de mencionar que, a medio camino entre el lobo real y el legendario se sitúan algunas creencias fronterizas que aún perviven en algunas regiones, como Asturias, y que podrían ubicarse en el territorio de la superstición o la brujería. Así, Luciano CASTAÑÓN, en su obra Supersticiones y creencias de Asturias, cita, entre otras, las siguientes:
“La presencia del lobo quita el habla y pone los pelos de punta. El caballo se niega a caminar por un lugar en el que haya un pelo de lobo. El lobo no se aproxima a una persona que lleve una luz en la mano o la faja arrastrando. Cuando come a una persona, no le come el brazo derecho. (…) En algunas casas suelen tener un diente de lobo, incluso con un engarce de plata; , colmillo que es muy apreciado por sus funciones curativas y como propiciador de suerte, ya como amuleto, ya para hacer cruces mientras se ensalma. Algunas enfermedades a que se aplica: cuxillos, dixipelas, meadas de sapo, hinchazones extrañas, picaduras de culebra, picaduras de alacrán, de avispa”.

Consideramos que la del lobo es una figura en la que se aúnan lo real y lo mitológico y en la que se entrecruzan múltiples factores culturales, históricos,
lingüísticos, folklóricos, antropológicos y mitológicos. Así pues, creemos que el lobo será un magnífico pretexto para indagar en el pasado y traerlo al presente, porque aún está vivo en nuestras conciencias y en las de nuestros niños y jóvenes.

III. DESARROLLO

Por tratarse de un tópico tan extendido, consideramos necesario orientar nuestra búsqueda hacia múltiples fuentes, tanto orales como escritas, fílmicas o
gráficas y que, esquemáticamente ordenamos así:

ESTUDIO LINGÛISTICO

Para conocer en profundidad el término y los vocablos con él relacionados, tanto en el plano diacrónico, como en el sincrónico, acudiendo a diccionarios de todo tipo y a manuales y estudios que permitan conocer: -Su etimología y su significado: etimológico; figurado o metafórico.-Familia léxica a la que pertenece: derivados y compuestos. Campo semántico. -Sinónimos y antónimos.-Antropónimos: nombres propios; apellidos o patronímicos.-Topónimos.

ESTUDIO HISTÓRICO

Para reconstruir con objetividad la trayectoria histórica del lobo. Revisión de fuentes locales, regionales, documentos, tratados, legislación, etc. En esta
investigación será conveniente señalar “a priori” algunos hitos o momentos históricos que pudieran ser significativos. En nuestro caso nos situamos en la
Prehistoria, el Imperio Romano y la Edad Media para llevar a cabo tres calas que den muestra de la antigüedad y la trayectoria de nuestro protagonista.

ESTUDIO FILOSÓFICO–PSICOLÓGICO

Para determinar la simbología, los significados asociados del tópico, que son muy numerosos y varían de unas culturas a otras (símbolo de luz entre los griegos y los pueblos nórdicos, alegoría guerrera entre los indios americanos, símbolo del sol entre los chinos, divinidad infernal en la cultura greco-latina, brujo en la imaginería europea, representación de los terrores de la infancia,…) para lo que habrá que ahondar en su misma naturaleza y en la del ser humano. Consulta de diversas fuentes, como diccionarios de símbolos, tratados sobre mitología, estudios psicoanalíticos de los sueños, los cuentos, etc.

ESTUDIO FOLKLÓRICO-ETNOLÓGICO

De recopilación de refranes, frases hechas, leyendas, cuentos, romances, canciones, juegos infantiles y de todas aquellas manifestaciones que den cuenta de cómo la tradición ha tratado el tópico estudiado. Para ello será necesario llevar a cabo encuestas orales (trabajo de campo), así como consultar todo tipo de antologías y recopilaciones folklóricas.

ESTUDIO ANTROPOLÓGICO

Que permita reconstruir la vida, costumbres, trabajo, organización social de todo un pueblo. Visitas a museos etnológicos; consulta de tratados y monografías sobre el pastoreo, la trashumancia, la mesta,… que den cuenta de cómo se evitaba el ataque del lobo, de cómo se organizaban las distintas comunidades para cazarlo, etc.

ESTUDIO ARTÍSTICO

De recopilación de manifestaciones artísticas en las que el lobo aparezca, ya sea por su valor simbólico o por su significado real. Las fuentes literarias serán prioritarias en esta investigación y se atenderá a todos los géneros (lírica, narrativa,dramática, didáctica). Las manifestaciones pictóricas también serán atendidas, y muy especialmente las ilustraciones de las obras literarias recopiladas, sin olvidar los cómics, donde el lobo aparece con frecuencia. También se indagará en otras artes, como la música, e incluimos en este apartado las creaciones cinematográficas donde el lobo esté presente (sin dejar de lado la figura del hombre-lobo).

ESTUDIO CIENTÍFICO

Orientado al conocimiento biológico y ecológico del lobo: su morfología, su reproducción, alimentación, su hábitat, agrupamiento, su difusión geográfica … Consulta de tratados de Zoología o Ecología y, sobre todo, de obras de divulgación (también de documentales) en que se difundan tales conocimientos.

MASS-MEDIA

Organización de un archivo sonoro-visual con documentos en torno al lobo: programas divulgativos, vídeos didácticos o ecologistas, dibujos animados, textos publicitarios o de otra naturaleza. Organización de una hemeroteca donde se archiven noticias de prensa, reportajes, entrevistas, etc.

Dejemos ya que el lobo vuelva a su guarida con el convencimiento de que aún no hemos explorado totalmente sus dominios, pero en la creencia de que sí hemos sido capaces de tenderle un buen cerco, esperemos que el próximo invierno podamos darle alcance.

Madrid, enero, 2000

Comments are Closed