Ciclo del Héroe

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The Finest Hours: El camino de las personas comunes

Hace algunas semanas ví esta película y tenía que comentarles, sobre ésta película que esta basada en hechos reales.

Lo que más me gustó de la historia es que en ocasiones no son los super poderes, sino la voluntad de acción de alguien para que todo el destino cambie.

Título:
La hora decisiva (España)
Horas Contadas (Latinoamérica)

Ficha técnica
Dirección: Craig Gillespie
Producción Dorothy Aufiero
James Whitaker
Guion Eric Johnson
Scott Silver
Paul Tamasy
Basada en The Finest Hours de Casey Sherman y Michael J. Tougias
Música Carter Burwell
Fotografía Javier Aguirresarobe
Montaje Tatiana S. Riegel
Protagonistas Chris Pine
Casey Affleck
Holliday Grainger
Eric Bana
Ben Foster

El destino es un obsequio…

El destino es un obsequio,
algunos pasan toda su vida
llevando existencias
de desesperación silenciosa.

No descubren que en verdad
lo que se siente como peso
sobre nuestros hombros,
es en realidad sentido de propósito
que nos eleva a mayores alturas.

Nunca olvide que el miedo
es solo el precursor del valor
y que luchar y triunfar
al estar frente al miedo
es lo que significa ser un héroe.
No piense… seálo.

troll hunters. cap 1

anti héroe… moda o coco-wash

Es mas creciente el número de historias que cuentan o justifican la historia de criminales, ¿será que es una forma de transformar el pensamiento colectivo, para hacer que acepte la impunidad?

No te dejes sorprender… ante la duda abstente, y regresa al origen, piensa, analiza… tal vez esa historia que te quieren vender sobre algún sujeto que pasa por encima de la ley y va sobre sus propios intereses, busca que con el tiempo, cambiemos nuestro modo de ver a los criminales, de hacerlos pasar como algo glorioso lleno de honor y cree que con el tiempo nos haremos de la vista gorda ante el mal.

El verdadero héroe busca reestablecer el equilibrio. El verdadero héroe hace pacto con LA LEY.

La Iliada: Canto IV (fragmento)

Me llamó mucho la atención que Alfonso comentó que este fragmento del poema fue de los primeros que trataron el tema del amor… porque era algo que aún no nacía como concepto para la humanidad y que así fue durante muchos años.

…Andrómaca, llorosa, se detuvo a su lado, y asiéndole de la mano le dijo:

?¡Desgraciado! Tu valor te perderá. No te apiadas del tierno infante ni de mí, infortunada, que pronto seré tu viuda; pues los aqueos te acometerán todos a una y acabarán contigo. Preferible sería que, al perderte, la tierra me tragara, porque si mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares, que ya no tengo padre ni venerable madre. A mi padre matólo el divino Aquiles cuando tomó la populosa ciudad de los cilicios, Teba, la de altas puertas: dio muerte a Eetión, y sin despojarlo, por el religioso temor que le entró en el ánimo, quemó el cadáver con las labradas armas y le erigió un túmulo, a cuyo alrededor plantaron álamos las ninfas monteses, hijas de Zeus, que lleva la égida. Mis siete hermanos, que habitaban en el palacio, descendieron al Hades el mismo día; pues a todos los mató el divino Aquiles, el de los pies ligeros, entre los flexípedes bueyes y las cándidas ovejas. A mi madre, que reinaba al pie del selvoso Placo, trájola aquél con otras riquezas y la puso en libertad por un inmenso rescate; pero Ártemis, que se complace en tirar flechas, hirióla en el palacio de mi padre. Héctor, tú eres ahora mi padre, mi venerable madre y mi hermano; tú, mi floreciente esposo. Pues, ea, sé compasivo, quédate aquí en la tome ?¡no hagas a un niño huérfano y a una mujer viuda!? y pon el ejército junto al cabrahígo, que por allí la ciudad es accesible y el muro más fácil de escalar. Los más valientes ?los dos Ayantes, el célebre Idomeneo, los Atridas y el fuerte hijo de Tideo con los suyos respectivos? ya por tres veces se han encaminado a aquel sitio para intentar el asalto: alguien que conoce los oráculos se lo indicó, o su mismo arrojo los impele y anima.

Contestóle el gran Héctor, el de tremolante casco:

Todo esto me da cuidado, mujer, pero mucho me sonrojaría ante los troyanos y las troyanas de rozagantes peplos, si como un cobarde huyera del combate; y tampoco mi corazón me incita a ello, que siempre supe ser valiente y pelear en primera fila entre los troyanos, manteniendo la inmensa gloria de mi padre y de mí mismo. Bien lo conoce mi inteligencia y lo presiente mi corazón: día vendrá en que perezcan la sagrada Ilio, Príamo y el pueblo de Príamo, armad con lanzas de fresno. Pero la futura desgracia de los troyanos, de la misma Hécuba, del rey Príamo y de muchos d mis valientes hermanos que caerán en el polvo a manos d los enemigos, no me importa tanto como la que padecerá tú cuando alguno de los aqueos, de broncíneas corazas, se te lleve llorosa, privándote de libertad, y luego tejas tela e Argos, a las órdenes de otra mujer, o vayas por agua a la fuente Meseide o Hiperea, muy contrariada porque la dura necesidad pesará sobre ti. Y quizás alguien exclame, al verte derramar lágrimas: «Ésta fue la esposa de Héctor, el guerrero que más se señalaba entre los troyanos, domadores de caballos, cuando en torno de Ilio peleaban.» Así dirán, y sentirás un nuevo pesar al verte sin el hombre que pudiera librarte de la esclavitud. Pero ojalá un montón de tierra cubra mi cadáver, antes que oiga tus clamores o presencie tu rapto.

Así diciendo, el esclarecido Héctor tendió los brazos su hijo, y éste se recostó, gritando, en el seno de la nodriza de bella cintura, por el terror que el aspecto de su padre le causaba: dábanle miedo el bronce y el terrible penacho crines de caballo, que veía ondear en lo alto del yelmo. Sonriéronse el padre amoroso y la veneranda madre. Héctor se apresuró a dejar el refulgente casco en el suelo, besó y meció en sus manos al hijo amado, y rogó así a Zeus y a los de más dioses:

?¡Zeus y demás dioses! Concededme que este hijo mío sea, como yo, ilustre entre los troyanos a igualmente esforzado; que reine poderosamente en Ilio; que digan de él cuando vuelva de la batalla: «¡Es mucho más valiente que su padre!»; y que, cargado de cruentos despojos del enemigo quien haya muerto, regocije el alma de su madre.

Esto dicho, puso el niño en brazos de la esposa amada, que, al recibirlo en el perfumado seno, sonreía con el rostro todavía bañado en lágrimas. Notólo el esposo y compadecido, acaricióla con la mano y le dijo:

?¡Desdichada! No en demasía tu corazón se acongoje, que nadie me enviará al Hades antes de lo dispuesto por el destino; y de su suerte ningún hombre, sea cobarde o valiente, puede librarse una vez nacido. Vuelve a casa, ocúpate en las labores del telar y la rueca, y ordena a las esclavas que se apliquen al trabajo; y de la guerra nos cuidaremos cuantos varones nacimos en Ilio, y yo el primero.

Dichas estas palabras, el preclaro Héctor se puso el yelmo adornado con crines de caballo, y la esposa amada regresó a su casa, volviendo la cabeza de cuando en cuando y vertiendo copiosas lágrimas. Pronto llegó Andrómaca al palacio, lleno de gente, de Héctor, matador de hombres; halló en él muchas esclavas, y a todas las movió a lágrimas. Lloraban en el palacio a Héctor vivo aún, porque no esperaban que volviera del combate librándose del valor y de las manos de los aqueos.

La Iliada – Homero

fuente: [url=http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/otrosautoresdelaliteraturauniversal/homero/iliada/cantoVI.asp]bibliotecasvirtuales.com[/url]

Ulises

De nada sirve que viva como un rey inútil
junto a este hogar apagado, entre rocas estériles,
el consorte de una anciana, inventando y decidiendo
leyes arbitrarias para un pueblo bárbaro,
que acumula, y duerme, y se alimenta, y no sabe quién soy.
No encuentro descanso al no viajar; quiero beber
la vida hasta las heces. Siempre he gozado
mucho, he sufrido mucho, con quienes
me amaban o en soledad; en la costa y cuando
con veloces corrientes las constelaciones de la lluvia
irritaban el mar oscuro. He llegado a ser famoso;
pues siempre en camino, impulsado por un corazón hambriento,
he visto y conocido mucho: las ciudades de los hombres
y sus costumbres, climas, consejos y gobiernos,
no siendo en ellas ignorado, sino siempre honrado en todas;
y he bebido el placer del combate junto a mis iguales,
allá lejos, en las resonantes llanuras de la lluviosa Troya.
Formo parte de todo lo que he visto;
y, sin embargo, toda experiencia es un arco a través del cual
se vislumbra un mundo ignoto, cuyo horizonte huye
una y otra vez cuando avanzo.
¡Qué fastidio es detenerse, terminar,
oxidarse sin brillo, no resplandecer con el ejercicio!
Como si respirar fuera la vida. Una vida sobre otra
sería del todo insuficiente, y de la única que tengo
me queda poco; pero cada hora me rescata
del silencio eterno, añade algo,
trae algo nuevo; y sería despreciable
guardarme y cuidarme el tiempo de tres soles,
y refrenar este espíritu ya viejo, pero que arde en el deseo
de seguir aprendiendo, como se sigue a una estrella que cae,
más allá del límite más extremo del pensamiento humano.

Éste es mi hijo, mi propio Telémaco,
a quien dejo el cetro y esta isla.
Lo quiero mucho; tiene el criterio para triunfar
en esta labor, para civilizar con prudente paciencia
a un pueblo rudo, y para llevarlos lentamente
a que se sometan a lo que es útil y bueno.
Es del todo impecable, dedicado completamente
a los intereses comunes, y se puede confiar
en que sea compasivo y cumpla los ritos
con que se adora a los dioses tutelares
cuando me haya ido. Él hace lo suyo, yo, lo mío.

Allí está el puerto; el barco extiende sus velas;
allí llama el amplio y oscuro mar. Vosotros, mis marineros,
almas que habéis trabajado y sufrido y pensado junto a mí,
y que siempre tuvisteis una alegre bienvenida
tanto para los truenos como para el día despejado, recibiéndolos
con corazones libres e inteligencias libres, vosotros y yo hemos envejecido.
La ancianidad tiene todavía su honra y su trabajo.
La muerte lo acaba todo: pero algo antes del fin,
alguna labor excelente y notable, todavía puede realizarse,
no indigna de quienes compartieron el campo de batalla con los dioses.
Las estrellas comienzan a brillar sobre las rocas:
el largo día avanza hacia su fin; la lenta luna asciende; los hondos
lamentos son ya de muchas voces. Venid, amigos míos.
No es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo.
Zarpemos, y sentados en perfecto orden hiramos
los resonantes survos, pues me propongo
navegar más allá del poniente y el lugar en que se bañan
todos los astros del occidente, hasta que muera.
Es posible que las corrientes nos hundan y destruyan;
es posible que demos con las Islas Venturosas,
y veamos al gran Aquiles, a quien conocimos.
A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho; y, a pesar
de que no tenemos ahora el vigor que antaño
movía la tierra y los cielos, lo que somos, somos:
un espíritu ecuánime de corazones heroicos,
debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida
a combatir, buscar, encontrar y no ceder.
Traducción: Randolph D. Pope

[url=http://www.mgar.net/var/ulises5.htm]http://www.mgar.net/var/ulises5.htm[/url]

Alan Moore y su visión actual de los superhéroes

Escrito por Marcos Martín el día 29 Julio, 2011
De vez en cuando el escritor Alan Moore concede una entrevista y rara es la vez que no deja alguna declaración polémica o trascendental. Diga lo que diga el creador de Watchmen siempre despierta una oleada de comentarios, es incapaz de no dejar indiferente. Hace unos días aparecía una extensa entrevista en la web Wired donde el autor hablaba de su inmediato trabajo a publicar: League of Extraordinary Gentlemen Century: 1969, sus proyectos de futuro y la situación actual del cómic de superhéroes. Tratar todos estos temas aquí podría llevarnos párrafos y párrafos, pero por lo suculento del material, hoy queremos ofrecer un resumen de la opinión de Moore sobre los superhéroes.

Pongámonos en situación. Alan está siendo preguntado sobre algunos de los personajes de League of Extraordinary Gentlemen Century: 1969 y su función de detectives metatemporales. Según el entrevistador, este tipo de personajes se ha vuelto muy popular últimamente y cita a la creciente fama del Dr. Who y a los viajes temporales del Batman de Grant Morrison. Es entonces cuando le pregunta a Moore cómo ve a los superhéroes en este nuevo siglo.

El último trabajo de Alan Moore

Esta pregunta da pie a que el escritor haga todo un resumen histórico de cómo han evolucionado los superhéroes desde los años 30 hasta hoy en día. Una evolución decadente, en su opinión. Comienza diciendo que hoy en día hay cierta necesidad de los superhéroes en medios como el cine y los videjuegos, donde han ganado gran popularidad. Pero en lo que respecta a los cómics cree que están en las últimas. ¿Los motivos? Para Moore los superhéroes fueron creados en una década (los 30) donde representaban ciertos ideales “Eran la creación de hombres jóvenes y en muchos casos, adolescentes que estaban en la periferia de la ciencia ficción y que buscaban crear ideas maravillosamente frescas y extravagantes” comenta en la entrevista.

Sin embargo, todo ello cambió con los años 60. En el caso de DC, los personajes creados años atrás habían sido redefinidos por los nuevos escritores. En opinión de Moore, aquellos creadores tan originales que cobraban un céntimo por palabra, se dieron cuenta de que estaban trabajando sin seguro médico que les cubriera, ni tampoco pensión. Cuando los autores se reunieron con los jefes de DC con la intención de formar una especie de sindicato para conseguir mejoras laborales, todos fueron despedidos. La editorial decidió entonces contratar a nuevos escritores, casi todos ellos fans de las historias creadas por los que acababan de ser despedidos pero que jamás se les ocurriría “hacer algo tan malvado y peligroso como formar un sindicato“. Para Moore esto fue el comienzo de la situación actual del cómic de superhéroes. “Empiezo a creer que el aspecto más significativo de los superhéroes es el que no se trata mucho, el hecho de que estos dechados del triunfo son creados por un grupo de personas al que le asusta pedir un aumento” dice el entrevistado.

Luego Moore ejemplifica cómo la industria del cómic ha ido perdiendo fuelle con el paso de los años. Primero cuenta que cuando él comenzó a trabajar escribiendo cómics a principios de los años 80, la audiencia era en su mayor parte chicos de entre 9 y 13 años aunque también había aficionados que llegaban a los 20. Sin embargo, hoy en día la edad media de los lectores está entre los 30 y los 50 años. Moore piensa que, aunque el contenido y la calidad de los cómics no ha cambiado mucho a lo largo de todas estas décadas, los lectores han ido disminuyendo. Después el escritor menciona cómo las ventas de cómics también han ido cayendo y pone un ejemplo. En los 50 una serie de segunda fila como era el Daredevil original de Lev Gleason Publications, vendía al mes 6 millones de ejemplares. Hoy en día esa cifra no la alcanzan ni el top ten de ventas en su conjunto. Más bien llegan a cotas más bajas y teniendo en cuenta que los cómics están dirigidos a un público nostálgico, para Moore estos son hechos que suponen el paso previo a la muerte del medio.

Alan Moore, polémico genio y figura

Una vez Alan Moore llegó a estas conclusiones decidió alejarse de la industria del cómic. El caso de los escritores y sus problemas laborales hicieron que optara por otros caminos en lo que a su carrera como guionista se refiere. “La Liga es mi única aportación al mundo del cómic y esto se va a quedar así provisionalmente“. El escritor agrega que cuando comunicó sus pensamientos e intenciones, los comentarios que recibió por parte de los colegas de profesión fueron del tipo “no muerdas la mano que te da de comer”. Sin embargo, declara que, aunque no esperaba que los escritores y artistas se levantaran en armas contra la industria, sí que por lo menos demostraran algo de coraje humano. “Creo que si lo hubiesen hecho, la industria del cómic no estaría en el estado en el que estᔠresponde Moore en la entrevista.

¿Y qué opina de los últimos movimientos en el mundo del cómic, como el relanzamiento de DC y la compra de Marvel por parte de Disney? Para el guionista el comienzo del nuevo siglo ha supuesto un cambio en la percepción de los superhéroes. Si originalmente representaban a una América mejor, ahora se han convertido en símbolos de la impunidad americana. “Preguntémonos lo valiente que puede ser alguien que venga de Krypton y es totalmente invulnerable, o alguien que tiene un esqueleto de adamantium“. Moore cree que más que héroes son unos matones invulnerables provenientes de una cultura de la impunidad.

Con respecto a los superhéroes de la actualidad Alan confiesa que no le interesan. Según él, los escritores fans (¿Bendis, Johns?) han contribuido a una especie de incesto literario. Y no es que quiera criticarlos, pero piensa que esos autores han alcanzado una posición de poder en la que controlan a sus personajes favoritos y lo que hacen principalmente es hacer referencia a una historia que les gustó en su infancia, que posiblemente ya fuera utilizada 10 ó 20 años atrás. Esto viene a significar que cada vez habrá menos historias relevantes para un público menguante, o como lo ejemplifica Moore “La historia que menciona a la historia que hacía referencia a un trazo de la continuidad que aparecía en cierto número de Action Comics publicado mucho antes de que naciéramos“.

Para Moore trabajos como este ya no tienen mucho sentido

Los superhéroes fueron creados para entretener a los niños hace más de 70 años y durante un tiempo funcionaron perfectamente. Sin embargo, Alan Moore considera que es muy difícil que unos personajes creados a principios del siglo pasado enamoren a los chicos del siglo XXI. Y pone varios ejemplos. En el primero usa un símil con la poesía. En su tiempo la poesía Romántica tuvo sus seguidores, con Lord Byron como uno de sus máximos exponentes. No obstante, a nadie se le ocurriría hoy en día vivir de poeta. Con esto el escritor quiere significar que todo tiene su momento y su lugar y que la época de los superhéroes posiblemente ha durado demasiado, al menos en su forma actual. Otro ejemplo que utiliza es Superman, uno de los superhéroes más conocidos. Según Moore, en su origen Superman era una especie de demócrata del New Deal que se enfrentaba a los revientahuelgas y lanzaba por los aires a los terratenientes, en resumen, una figura que inspiraba al ciudadano americano de los años 30. Pero en la actualidad es casi irrelevante, una pieza de museo, en palabras del guionista. En definitiva, nuestros iconos y formas de entretenimiento para este nuevo siglo necesitan de nuevos enfoques.

Como podéis ver la visión de Alan Moore con respecto al panorama del cómic de superhéroes es bastante pesimista ¿Será verdad que los personajes que tanto nos gustan se han alejado mucho de la realidad que intentan imitar? ¿Son las editoriales y sus autores tan hipócritas de intentar ofrecer unos ideales en los que no creen? Sólo el tiempo dirá si este polémico genio del noveno arte tiene o no razón.

Pooh epico

«Pooh épico» es un artículo del escritor británico de ciencia ficción Michael Moorcock, originalmente escrito para la British Science Fiction Association y revisado para la inclusión en su libro Hechicería y amor salvaje (1987). En él critica el campo de la fantasía épica, con un particular enfoque en la fantasía épica escrita para niños. El artículo se volvió controvertido por su ataque a El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien.

Moorcock critica a un grupo de célebres escritores de fantasía épica para niños, entre los que se incluye al ya nombrado J. R. R. Tolkien, a C. S. Lewis y a Richard Adams. Sus críticas están basadas en dos puntos principales: la pobreza de sus estilos para escribir y un criticismo político. Moorcock acusa a estos autores de exponer una forma de «romance alterado», que identifica con el torismo anglicano. Los rasgos delimitados de esta actitud son contra la tecnología, y contra cualquier postura urbana, resultando en una postura misantrópica, que glorifica e idealiza lo rural y está arraigada en la clase media o en las actitudes burguesas para con el progreso y el cambio político.

Los escritores que Moorcock cita con aprobación, en contraste a su trato contra Tolkien, Lewis y Adams, son Terry Pratchett, J. K. Rowling, Ursula K. Le Guin, Philip Pullman y Alan Garner.

El título del artículo proviene de la afirmación de Moorcock de que los escritos de Tolkien, Lewis, Adams y otros tienen la misma finalidad que Winnie the Pooh, el personaje de Alan Alexander Milne, otro de los autores a quien él desaprueba, porque según él pretende confortarse más que generar un desafío.

Las revisiones más recientes a su fragmento agregan una mención a autores como Pratchett y Rowling y saca a aquellos cuyos nombres son menos familiares actualmente. Por ejemplo, del original: «…son exitosos. Es del tono de Sorrell e hijo, de Warwick Deeping, de John Steinbeck en sus peores momentos o en sus formas más sofisticadas…» y de la versión revisada: «…son exitosos. Es del tono de muchos olvidados best sellers británicos y estadounidenses, bien recordados por sus libros para niños, como El viento en los sauces, que a menudo oímos en la ficción regional dirigida a una audiencia local, o en una forma más sofisticada…».

Michael Moorcock: La Eterna lucha entre el Orden y el Caos

Michael Moorcock: La Eterna lucha entre el Orden y el Caos
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Michael Moorcock es un escritor inglés contemporáneo, nacido el año 1939, que parece haber sido influenciado por los primeros textos de Edgar Rice Burroughs (el creador de Tarzán y de John Carter de Marte). Los primeros escritos de Moorcock sobre Sojan el Lancero, recuerdan sin ninguna duda la atmósfera y las aventuras de los episodios de John Carter. Fue en 1965 cuando, bajo el seudónimo de Edward P. Bradbury, Moorcock escribió una serie de relatos muy en la línea de las tres primeras novelas marcianas de Burrought.
Moorcock superó la imitación para encontrar su propio estilo con las aventuras de Erekose, el Campeón Eterno. Erekose introduce dos conceptos importantes en la obra de Moorcock el eterno combate entre dos fuerzas sobrenaturales (la Ley y el Caos) y el multiverso. Estos dos temas serán omnipresentes en la mayoría de las obras de Moorcock posteriores a 1961.
Es entre 1961 y 1963 que aparecen las primeras historias de Elric de Melniboné. El convencional y sofocante mundo de la fantasía heroica fue conmovido. Por primera vez desde Robert E. Howard (el creador del género desde los Weird Tales de los 20) un escritor trataba a su personaje principal desde una perspectiva diferente a la del “bárbaro-con-espada-siempre-dispuesta”. De hecho, Moorcock al crear a Elric tomó contra-pié todos los tópicos hasta entonces habituales. En lugar de narrarnos la historia de un guerrero bárbaro batiéndose por un trono, nos presenta a un príncipe totalmente civilizado que renuncia al suyo. En el lugar de arrancar una dulce muchacha de las garras de algún innoble individuo, Elric sólo consigue matar a su verdadero amor. En lugar de combatir a un hechicero del mal, Elric es él mismo hechicero vasallo del mayor de los demonios, Arioch, el Señor de las Siete Tinieblas. Elric no salva su patria de los invasores, sino que toma el mando de estos y la entrega a su destrucción. Elric no está dotado de una musculatura prominente, necesita o bien drogas o bien su rúnica espada vampírica, tan solo para desplazarse. Estos ejemplos, pueden ser multiplicados hasta el infinito. La saga de Elric conllevó el nacimiento de un nuevo género de fantasía heroica.

Moorcock cometió además el acto inaudito de matar a su héroe tras dos libros muy cortos. Esto fue un error de apreciación, pues todavía le quedaban numerosas aventuras de Elric por escribir. Ante el gran éxito de su personaje, Moorcock volvió a Elric y en los años 70 retomó la saga.
Si Moorcock no hubiese escrito nada más que la saga sobre Elric, su puesto en la historia de la fantasía moderna ya hubiera estado asegurado. Pero se lanzó igualmente a la creación de otras series de fantasía heroica que mantenían lazos más o menos estrechos con la saga de Elric. Escribió igualmente más libros de ciencia-ficción y dirigió una revista inglesa, “Nuevos Mundos” de mayo de 1964 a marzo de 1971. Contribuyó al origen un nuevo estilo literario en Inglaterra e indirectamente en los Estados Unidos. En el terreno de la ficción, la forma y el contenido emocional se volvieron más esenciales que la historia o el desarrollo de la acción.
Los trabajos de Moorcock como escritor, editor y músico de rock son demasiados numerosos como para enumerarlos todos. Las aventuras de Elric conservan todo su interés a pesar de no constituir más que una pequeña parte de su producción total.

EL MULTIVERSO: EL BINOMIO ORDEN vs. CAOS
Las novelas de fantasía suelen basarse, en el eterno combate entre el Bien y el Mal, aunque normalmente existen ciertos problemas cuando se trata de definir tales conceptos. Para aquellos criados en la sociedad occidental, influidos en gran manera por la religión cristiana, en sus diferentes formas, la cosa está bastante clara: ambos bandos están claramente diferenciados y definidos, y la victoria final del Bien es inevitable, aunque durante el camino este pueda quedar sembrado de muertos y heridos. De Bram Stoker a R. E. Howard, pasando por Tolkien, el lector aborda con cierta tranquilidad las lecturas, pues con mayor o menor dosis de certeza al finalizar éstas sabe que el Bien triunfará.
Sin embargo Moorcock ha introducido una novedad peligrosa dentro del género, pues ha provocado la pérdida de la ingenuidad de la que estaba imbuido. Esa novead es la ambigüedad, la cual fue cultivada a partes iguales bajo el influjo del pensamiento oriental (del que Moorcock siempre ha sentido una marcada debilidad) y por la pérdida de fé en las creencias clásicas que sacudió la sociedad occidental a partir de las crisis de los años 60.
Empezando por lo más básico, en el mundo creado por Michael Moorcock el Bien y el Mal no luchan entre sí, aunque a veces surjan tales nombres para una mayor confusión del pobre lector, sino que esa lucha se produce entre dos fuerzas más difíciles de definir: “el Orden” y “el Caos” (también llamado entropía, desorden o degradación, dependiendo del momento). La lucha es eterna y en ella el tiempo pierde su significado, los acontecimientos se suceden hacia adelante y hacia atrás sin que palabras como pasado o futuro puedan aplicarse claramente.

Cada bando tiene sus campeones, sus modos favoritos de llevar el eterno combate, sus modos de desarrollo y sus propios objetivos…Los Campeones, son más bien peones que nunca son de una sola pieza, tristes marionetas cuyos hilos son manipulados y cortados por un destino que les supera a todos, pues normalmente sus actos suelen desencadenar justo el resultado opuesto al que buscaban, estos luchadores son capaces al mismo tiempo de la traición más vil y de la bondad más inesperada. La forma en que cada bando desarrolla su lucha es perfectamente intercambiable entre los dos, pues son métodos indefinidos, ambiguos, tan pronto los usa uno como otro, en una agitación infernal en la cual la hechicería nunca es blanca o negra (ni tan siquiera gris), pues se trata de un mero instrumento, en esa lucha los teóricos campeones del Bien pueden llegar a cometer auténticas masacres de seres inocentes o recurrir a la peor de las traiciones sin tan siquiera justificar sus acciones. El objetivo de los bandos es sin duda lo que más puede extrañar a aquellos acostumbrados a los autores clásicos de la fantasía; pues el objetivo de ambos bandos no es ya el triunfo final como la lucha en sí. Varias veces Moorcock se ha permitido el lujo de burlarse de los lectores al escenificar la victoria de una de las fuerzas rivales (sin importar cual sea, pues para él son lo mismo) para describirnos después, de un modo totalmente implacable, la degradación de la que es objeto el universo, que sufre un estancamiento y una muerte dolorosa del cosmos, una vez que el Orden o el Caos han logrado deshacerse de una vez por todas de su adversario.
Es por ello que, en una clara contradicción con lo habitual, el mundo fantástico creado por Michael Moorcock se configura a imagen y semejanza de las arenas movedizas, en donde los personajes son incapaces de controlar no ya su vida sino tampoco su destino, debatiéndose, hundiéndose paulatinamente hasta que les sobreviene un trágico final, del cual son incapaces de huir.

Acá les dejo un par de libros:

CRONICAS DE CORUM
El Caballero de las Espadas
La Reina de las Espadas
El Rey de las Espadas
El Toro y la Lanza

CRONICAS DE DORIAN HAWKMOON
La Joya en la Frente
El Amuleto del Dios Loco
La Espada del Amanecer
El Bastón Rúnico
El Conde Braas
El Campeón de Garathorm
En Busca de Tanelorn

ELRIC DE MELNIBONÉ
Elric de Melniboné
Marinero de los Mares del Destino
La Fortaleza de la Perla
La Torre Evanescente
La Venganza de la Rosa
La Maldición de la Espada Negra
Portadora de Tormentas
El Misterio del Lobo Blanco

OTRAS OBRAS
Al Rescate de Tanelorn
Un cantante muerto
Crónicas del castillo de brass
El Campeón Eterno
El Libro de los Mártires
El programa final
El Verdadero Señor Newman
Reyes en la oscuridad
He Aquí el Hombre

El lobo blanco y la espada negra: el campeon eterno de Michael Moorcock

El Lobo Blanco y la Espada Negra: el Campeón Eterno de Michael Moorcock
(15/09/2006 19:51:32 – 0 comentarios. )
[url=http://www.tierrasdeacero.com/beta/gen/index.php?mod=usx&sec=bluva1&usucus=115&blucme=6]http://www.tierrasdeacero.com/beta/gen/ind…15&blucme=6[/url]

Michael Moorcock es un prolífico escritor británico nacido en 1939 que lleva dedicándose al fantástico y a la ciencia ficción (entre otros géneros) desde los años 60. También fue uno de los principales impulsores del movimiento literario conocido como New Wave, desde su puesto como editor de la revista New Worlds. Iconoclasta y polémico, además de por la literatura también ha mostrado interés en participar en otros campos de la creación como la música y el comic. En los últimos años parece dedicarse menos a la literatura de género y más a escribir literatura “seria” (mainstream, que dicen en inglés).

Sin duda alguna, su creación más conocida es la de El Campeón Eterno (especialmente a través de una de sus encarnaciones: Elric de Melniboné). Se trata de una figura mítica y trágica, que adopta distintas identidades en múltiples dimensiones o universos: lo que se conoce como el Multiverso. Muchas de sus novelas de género fantástico (si no todas) giran alrededor de este concepto.

En el Multiverso, Moorcock transforma el típico enfrentamiento entre el Bien y el Mal alrededor del que giran muchas otras obras fantásticas en una lucha entre Orden y Caos. Una tercera fuerza, el Equilibrio (también conocido como la Balanza Cósmica), hace todo lo posible para que no prevalezca ninguna de las otras dos, lo que sería catastrófico para el mundo. El Campeón Eterno es el paladín que emplea el Equilibrio para luchar contra las otras fuerzas dominantes, normalmente sin que él mismo sea consciente de su papel y su destino. También puede interpretarse que el Campeón Eterno lucha a favor del Orden, pero esto aparentemente sólo es así porque el desequilibrio suele estar provocado por las fuerzas del Caos (lógico, teniendo en cuenta su propia naturaleza). Todo esto suena muy épico, muy grandilocuente y muy filosófico, y en muchas ocasiones es cierto que lo es (incluso habrá quien lo llegue a considerar pretencioso). Pero Moorcock también le da en ocasiones a sus textos un sentido del humor irónico bastante refrescante que equilibra la profundidad del material (aunque, insisto, el denominador común es más trágico que cómico: no estamos hablando de Terry Pratchett)

Así, Moorcock presenta distintos personajes, encarnaciones del mismo Campeón Eterno, en distintos planos del Multiverso. Elric, Corum, Erekosë, Dorian Hawkmoon… son sólo algunas de las encarnaciones más famosas de esta figura heroica (o antiheroica). Se puede hablar de una gran Saga dedicada al Campeón Eterno, que estaría dividida en una serie de Ciclos dedicados a una encarnación concreta, como pueda ser Elric, por ejemplo. Para hacerse una idea de la extensión del material dedicado al Campeón Eterno, no hay más que echar un vistazo a la publicación hace unos años (en el mercado anglosajón) de una serie de ediciones teóricamente definitivas con el canon de todo lo que Moorcock había dedicado a esta figura. Esta edición se compone de unos 15 volúmenes de tipo omnibus (recopilaciones de varias novelas); es decir, que estaríamos hablando del orden de unas 50 novelas. Aún teniendo en cuenta que se trata de novelas no especialmente extensas, el total de páginas alcanza los varios miles. Y, por si eso fuera poco, realmente esta edición no contendría todo el material relacionado con el Campeón Eterno, faltando textos excluidos por el propio autor o escritos con posterioridad.

Por suerte para el lector, todos estos ciclos pueden ser leídos y disfrutados de forma totalmente independiente, aunque es de suponer que se obtendrá una mayor perspectiva global al leerlos todos en el orden apropiado. Lo mismo puede decirse (aunque en menor medida) de las novelas que componen cada ciclo individual: en la mayor parte de los casos son historias independientes protagonizadas por el mismo personaje, sin una continuidad realmente estricta. De todas maneras, para los interesados, el orden en que aparecen comentados los distintos ciclos más adelante se corresponde más o menos con el orden canónico de lectura (aunque entre los ciclos de Corum y Elric habría cierto solapamiento, y no está claro si debe empezarse por Von Bek o por Erekosë). Y, en todo caso, nunca estamos hablando de un orden cronológico estricto: el tiempo en el Multiverso es muy relativo y es posible encontrar el mismo hecho narrado o mencionado con una separación de páginas y páginas.

Las historias de Michael Moorcock nacen como reacción a una literatura fantástica tradicional (representada principalmente por Tolkien y Howard), que considera retrógada y repleta de clichés. Sin duda, en esto último influye inevitablemente la situación social del propio autor. Podemos considerar que Howard escribe desde la perspectiva de un trabajador de una época de depresión; y Tolkien como un académico más o menos acomodado de postguerra. Michael Moorcock, así, se muestra claramente como un autor hippie, influido por la contracultura de los años sesenta. Moorcock también critica el conservadurismo presente en las obras de algunos autores, como Lovecraft y Heinlein, o la alegoría religiosa en C.S. Lewis. No critica estas ideologías en sí (aunque es obvio que no las comparte), ni la calidad literaria de sus obras, sino la presencia de elementos ideológicos en estas. Eso sí, lo cierto es que también es posible encontrar reflejos (aunque quizá no tan claros) de la ideología de Moorcock en sus propias historias.

Para ser justos, hay que reconocer que muchos de los libros de Moorcock también caen en el tópico y en la fórmula, aunque se trate de tópicos y fórmulas originales y creados por él mismo. Muchas de sus tramas más flojas se reducen a poner al protagonista en un paisaje irreal tras otro o enfrentarlo a una u otra criatura extraña. Es cierto que las descripciones y conceptos de estos ambientes y seres irreales (y, normalmente, Caóticos) son imaginativos, sorprendentes y no repetitivos, pero la idea de fondo es siempre la misma. Además, y aunque sus protagonistas son siempre distintos, no dejan de tener muchos elementos en común por el hecho de ser encarnaciones del Campeón Eterno: desde luchar (con mayor o menor convicción) contra el Caos, hasta tener siempre un Compañero y una Amada (¿también encarnaciones de un concepto Eterno?). De todas formas, es precisamente en los personajes y en su psicología en lo que se centra su obra: sus historias son más orientadas a los personajes que a la trama.

En el mercado español han estado disponibles apenas la mitad de estas novelas (muchas en ediciones descatalogadas desde hace años), básicamente a través de las colecciones Futurópolis de la editorial Miraguano, y Fantasy y Gran Fantasy de Martínez Roca. Recientemente, Minotauro ha publicado los libros dedicados a Jerry Cornelius, y Edhasa está volviendo a editar el ciclo de Elric (esperemos que revisando las traducciones y eliminando algunas leves inconsistencias de las existentes). En esas novelas y relatos es en los que se basa este artículo. Por suerte, en ellas se encuentran las aventuras y desventuras de las principales y más celebradas encarnaciones del Campeón Eterno. El resto de material parece estar formado en su mayor parte por relatos cortos y novelas que no forman grandes ciclos relacionados, por lo que la “pérdida” no parece ser demasiado grave.

La Familia Von Bek

La familia formada por los descendientes de Ulrich Von Bek parece tener un papel un poco especial en la saga del Campeón Eterno, apareciendo sus miembros en ocasiones como protagonistas y en otras como acompañantes del propio Campeón.

Ulrich Von Bek es el protagonista de El Perro de la Guerra y el Dolor del Mundo (1981). Se trata de un desencantado y racional capitán de mercenarios en una Europa arrasada por la Guerra de los Treinta Años. Ulrich realiza un sorprendente pacto con el Diablo, para encontrar el mítico Grial, lo que le conduce a familiarizarse con un aspecto irracional del mundo que no conocía.

La historia tiene muchos elementos comunes con el resto de ciclos del Campeón Eterno: el Compañero, el amor trágico, la mención de nombres familiares para los que conocen otras obras de la saga… Sin embargo, en ningún momento se dice que Von Bek sea una encarnación del Campeón. En cierto modo esta novela, con su mezcla de historia y alegoría, podría considerarse un acercamiento a esa literatura “seria” que se mencionaba más arriba, capaz de atraer a un público que normalmente no se interesaría por el fantástico.

El ciclo se completa con otros dos libros, The City in the Autumn Stars (1986) y The Pleasure Garden of Felipe Sagittarius (1965), protagonizados por otros miembros de la familia Von Bek. Miembros de esta familia también aparecen en otras historias, muchas de las cuales han sido reescritas por Moorcock para pasar a ser protagonizadas por un Von Bek (como es el caso de la mencionada The Pleasure Garden of Felipe Sagittarius). Otro título, protagonizado por un Von Bek del siglo XIX, es The Brothel in Rosenstrasse (1982), pero al parecer Moorcock no lo incluye dentro de este ciclo.

Erekosë, el Campeón Eterno

John Daker, ciudadano londinense de nuestro mundo, es arrastrado a un universo en el que es el legendario héroe Erekosë. Daker es especial entre otras encarnaciones del Campeón Eterno por el hecho de que es capaz de recordar sus otras encarnaciones. En estas historias se produce el choque entre los recuerdos de John Daker, el hombre del siglo XX, y Erekosë, el guerrero. Además, sus sueños se ven poblados por recuerdos de otros Campeones, como Elric, Corum o Hawkmoon. La narración se realiza en primera persona, lo que nos permite conocer de primera mano estos sueños y dudas del protagonista.

El Campeón Eterno (1970) nos cuenta la historia de Erekosë en la guerra entre los humanos y los Eldren (una raza de seres semihumanos). Erekosë es invocado por los humanos, que necesitan a un héroe legendario como aliado y líder en su lucha. John Daker se plantea constantemente su papel en esta guerra, aunque también le domina el ansia de batalla debido a su personalidad heroica como Erekosë.

En Fénix de Obsidiana (1970) Erekosë se convierte en Urlik Skarsol, otra encarnación del Campeón Eterno en otra Tierra (más fantástica e irreal que la de la novela anterior). La historia es algo floja, pero la novela tiene el interés de que en ella se empiezan a mencionar muchos de los conceptos básicos de la cosmología del Multiverso: el Orden y el Caos, la Espada Negra… Aquí aparece también la Crónica de la Espada Negra empleada a modo de obra ficticia con la que encabezar capítulos o crear prólogos.

Finalmente, El Dragón en la Espada (1987) cierra el ciclo con un nuevo cambio de universo para el protagonista. Se trata de una novela tan extensa como las dos anteriores juntas, y por su estilo es bastante evidente que se escribió mucho después que las otras dos. A Erekosë se le une otro hombre de nuestro mundo: un miembro de la familia Von Bek que lucha contra los nazis. El Caos quiere apoderarse de este universo, y Erekosë debe impedirlo, para lo que deberá apoderarse de la Espada del Dragón. Aquí el tema de la lucha entre el Orden y el Caos, con el Equilibrio de por medio, se menciona ya en su máxima expresión. Además, aparecen muchos elementos que lo conectan con el resto de ciclos: se dice que los Eldren, los Vadhagh y los Melniboneses vienen a ser la misma raza, que Mabden es otro nombre para los humanos, aparece Sepiriz (un caballero vestido de negro y oro) como servidor del Equilibrio y guía ocasional del Campeón Eterno…

Las tres novelas que forman el ciclo son tres historias totalmente independientes, sin más hilo conductor que el que proporciona el protagonista, aunque sí que es cierto que se ve en él una evolución. Su lectura facilita interpretar de acuerdo al concepto de Campeón Eterno otros ciclos, en los que este tema no siempre es evidente, pero que puede encontrarse si el lector sabe como buscar con la ayuda de las referencias que aparecen aquí.

El hecho de estar narrado en primera persona, y por un narrador del “mundo real” también sirve de ayuda para que el lector se vaya familiarizando con conceptos del Multiverso que al principio resultan tan sorprendentes para él como para el propio John Daker. Probablemente por ese motivo sean recomendables como “puntos de entrada” al Multiverso tanto este ciclo como el de Von Bek (al menos para los lectores menos acostumbrados al fantástico). En ambos casos se trata de relatos en primera persona narrados por un protagonista que tiene más en común con el lector que otros personajes como Corum o Elric.

Dorian Hawkmoon

De acuerdo al propio Moorcock, escribió los libros que forman este ciclo en unos tres días (cada uno, claro). Esto se ha utilizado muchas veces en contra de unos libros que, sin estar entre lo mejor de su obra, al menos son una lectura entretenida. Y es que Moorcock ofrece material interesante hasta en sus trabajos más puramente alimenticios.

Las aventuras de Hawkmoon se desarrollan en la Tierra, en un futuro lejano posterior a una gran catástrofe (probablemente de tipo nuclear) y la posterior recuperación: el Milenio Trágico. En esta sociedad feudal se mezclan aspectos fantástico-medievales y futuristas: las espadas conviven con armas que lanzan chorros de fuego, los caballos y unicornios con las naves voladoras, y la ciencia y la tecnología se confunden con la magia.

El Imperio Oscuro de Granbretán (en el mundo de Hawkmoon la mayoría de los nombres de lugares son deformaciones de nombres con los que estamos familiarizados) está formado por decadentes ciudadanos, que se organizan en órdenes y se cubren el rostro con máscaras de animales. Granbretán, gracias a su superioridad militar y tecnológica planea conquistar toda Europa (y expandirse a otros continentes).

La presentación de los personajes y su mundo se realiza en La Joya en la Frente (1967): el Conde Brass, el propio Hawkmoon, su amada Yisselda, su acompañante Oladahn, su enemigo Meliadus. La sencilla historia gira alrededor de una gema implantada en la frente de Hawkmoon por el Imperio de Granbretán, en el contexto de la guerra imperialista de este. Como curiosidad, en estos libros la crónica ficticia que se emplea es La Alta Historia del Bastón Rúnico. Es interesante que, aunque el Imperio de Granbretán se presenta en muchos aspectos como el típico gran imperio maligno, el Conde Brass expresa al inicio de la historia cierto apoyo por el orden y estabilidad que aporta Granbretán a una caótica Europa. Así, puede pensarse que Granbretán representa al Orden (aunque tiene elementos que parecen acercarle más al Caos), y que en este caso el Campeón Eterno lucha en contra del Orden (y no en contra del Caos, como es más típico). De todas formas, en general en este punto Moorcock aún no parece haber desarrollado sus conceptos del Multiverso como más adelante en su carrera, y todas las interpretaciones de este tipo son necesariamente especulativas.

La historia continúa en El Amuleto del Dios Loco (1968 ), en la que se presenta un nuevo personaje importante: Huillam d’Averc. Aunque ya había aparecido en el anterior libro, en este cobra más relevancia el Guerrero de Negro y Oro, y la resistencia de Hawkmoon por aceptar su destino como servidor del Bastón Rúnico.

En La Espada del Amanecer (1968 ) se empieza a mostrar con más detalle la cultura y la civilización de Granbretán. Por su parte, las aventuras de Hawkmoon le llevan cada vez por territorios más fantásticos, irreales y legendarios.

El ciclo se cierra con El Bastón Rúnico (1969), en el que Hawkmoon debe decidir si acepta que su destino está unido al Bastón Rúnico (que representa al Equilibrio), a la vez que la guerra entre Granbretán y los escasos territorios que se resisten al Imperio llega a su fin.

En el caso de este ciclo, es recomendable (casi imprescindible) leerse todas sus partes y en el orden adecuado: forman una historia continua de manera más tradicional que en otros de los ciclos comentados. Por otra parte, las historias individuales resultan un poco flojas, pero mejoran algo si se consideran como partes de un todo. El uso del Guerrero de Negro y Oro y de artilugios mágicos como deus ex–machina para desarrollar la trama es excesivo, en unas historias en las que el papel de la predestinación ya desempeña un papel bastante importante de por sí. En cierto modo, esta puede considerarse una tetralogía del género bastante típica, si no fuera por elementos que la llevan a aproximarse a lo que se suele llamar science fantasy, y por su ambientación. De todas formas, Moorcock no es un creador de mundos al uso, y su Milenio Trágico se queda más como una serie de esbozos que como un mundo desarrollado al estilo de Tolkien y sus imitadores.

Corum Jhaelen Irsei

El ciclo de Corum se divide en dos trilogías, que suelen conocerse como El Príncipe de la Túnica Escarlata (o Trilogía de las Espadas) y El Príncipe de la Mano de Plata. Esta es la única obra de Moorcock que tiene fundamentos procedentes de una mitología real, en este caso, la céltica (y más en concreto, la de Cornualles).

Corum Jhaelen Irsei (que quiere decir precisamente Corum, el Príncipe de la Túnica Escarlata) es un príncipe de los Vadhagh, una raza moribunda de la que él es uno de los últimos representantes. Los Vadhagh están siendo exterminados por los Mabden (los humanos), una raza en expansión y que parece contar con el apoyo del Caos. Los Vadhagh son un pueblo avanzado y civilizado, con muchos conocimientos que mentes más primitivas calificarían de brujería. En los distintos planos de este universo reinan los tres Señores de las Espadas, que es como se conoce aquí a los Señores del Caos. Corum cae víctima de esta guerra emprendida por los Mabden y pierde un ojo y una mano, que posteriormente serán reemplazados por unos miembros de características un tanto peculiares.

La introducción del personaje se realiza en El Caballero de las Espadas (1971), en la que se nos presenta a Corum y a su mundo, averiguamos como obtiene sus particulares ojo y mano, y presenciamos su enfrentamiento con uno de los Señores de las Espadas: Arioch, el Caballero de las Espadas. Curiosamente, Corum inicialmente no parece tener muchos problemas en aceptar su papel como paladín del Orden (su opinión irá evolucionando algo a lo largo de la trilogía).

En La Reina de las Espadas (1971), Corum debe viajar al plano de Xiombarg, la Reina de las Espadas, para buscar aliados contra la propia Señora del Caos. Ahora Corum va acompañado por Jhary–a–Conel, un misterioso sujeto que conoce muy bien la cosmología del Multiverso, por el que viaja como Compañero del Campeón Eterno. Al igual que Erekosë, Jhary parece recordar sus otras encarnaciones, aunque parece tener bastantes menos problemas al respecto. La guerra de exterminio de los Mabden (ahora liderados por el Príncipe Gaynor el Maldito, condenado a servir al Caos) se extiende a los Mabden que no están del lado del Caos, y la intervención de los Señores del Orden y de la propia Balanza Cósmica se muestra en esta historia.

La primera trilogía concluye con El Rey de las Espadas (1971), en la que la paz que parecía haber logrado Corum se rompe por culpa de una misteriosa enfermedad, y Arkyn (el Señor del Orden) le encomienda buscar la ciudad de Tanelorn para poner remedio a esta plaga sobrenatural. Este libro sigue la tónica del anterior, con diversos saltos de un plano a otro, pero dos de estos viajes dimensionales lo hacen más interesante. En uno de ellos, Corum es transportado al Cornualles de nuestro mundo (donde a los Vadhagh se les conoce como “Elfos”), y en otro de ellos debe entrar en la Torre Evanescente junto a Elric y Erekosë.

La trilogía del Príncipe de la Túnica Escarlata es un trabajo fantástico bastante tradicional, al menos dentro del estilo propio de Moorcock. En él la lucha épica entre el Caos y el Orden se produce con el trasfondo de una guerra entre mortales, aunque los protagonistas no participan en ella y resuelven los conflictos mediante el viaje a otros planos o dimensiones, cuyos eventos también afectan a su mundo.

La segunda trilogía de Corum se inicia con El Toro y la Lanza (1973). Ha pasado bastante tiempo de los hechos narrados en la anterior serie, y Corum está atormentado por la pérdida de sus seres queridos. Esto le lleva a responder a la invocación que hacen desde su futuro unos Mabden que le buscan como a un héroe legendario (de manera similar a lo sucedido con Erekosë). Corum y los Mabden deben enfrentarse a las tropas de los Fhoi Myore, siete gigantes moribundos que quieren conquistar el mundo. Curiosamente, en esta trilogía no se produce ningún enfrentamiento relacionado con la lucha entre Orden y Caos, y el Campeón Eterno se enfrenta a una amenaza no relacionada con este conflicto. Los elementos célticos están más presentes aún en esta trilogía, tanto en nombres como en personajes y elementos de la trama (como son los “tesoros” de los Mabden).

En El Roble y el Carnero (1973) Corum debe liberar al Gran Rey de los Mabden para que estos se unifiquen, y buscar los dos tesoros que dan título al libro para así acabar con el hechizo que pesa sobre él.

El enfrentamiento final entre los Mabden y los Fhoi Myore se narra en La Espada y el Corcel. En este libro se incluyen la mayor parte de las referencias a la mitología del Campeón Eterno que aparecen en esta trilogía. El herrero Goffanon forja una espada para Corum, de la que este desconfía (al recibirla tiene visiones de una espada negra) y que acaba siendo bautizada de manera apropiada. También hay referencias más sutiles relacionadas con Melniboné. Además, a lo largo de esta trilogía, Jhary–a–Conel hace varias referencias a sus aventuras con Hawkmoon, que remiten a las Crónicas del Castillo de Brass.

Esta segunda trilogía resulta más original que la primera dentro del material dedicado al Campeón Eterno. Su ambientación céltica (anterior a que este tipo de material se pusiera de moda) y el no estar involucrada en el conflicto entre el Orden y el Caos la hacen menos “rutinaria” que la primera trilogía.

Elric de Melniboné

Elric es, sin lugar a dudas, el personaje más popular e influyente de los creados por Michael Moorcock. Su caracterización se basa en invertir los estereotipos de los héroes fantásticos a lo Conan y similares. No es un hombre musculoso y bronceado, sino un albino que necesita de elixires o de su espada demoníaca para no ser un ser débil y enfermizo. No es un bárbaro que conquista una corona, sino el refinado emperador de una civilización decadente que abandona su trono. No teme a la brujería, sino que es uno de los hechiceros más poderosos de su mundo. No le motiva el ansia de poder o riqueza, sino la búsqueda de la paz interior y de un propósito a su atormentada existencia. Así es Elric de Melniboné, también conocido como el Lobo Blanco, y llamado Asesino de Mujeres y Ladrón de Almas.

Mención aparte merece su espada Tormentosa (Portadora de Tormentas sería una traducción más fiel del original Stormbringer, pero el traductor al castellano ha optado por un nombre de una longitud menos excesiva): una espada demoníaca, de metal negro y cubierta de runas, que se alimenta de las almas de aquellos a los que mata, y cuya energía transmite a quien la empuña. Sin duda, tampoco es la espada mágica típica de un héroe. Tormentosa es un personaje casi tan importante como el propio Elric, y la relación de dependencia (por no decir adicción) entre ambos es uno de los elementos más importantes de las historias de Elric.

Elric es un personaje trágico, introspectivo, complejo y angustiado. Su alienación y su fatal destino son elementos imprescindibles a la hora de comprenderlo. Sus compatriotas Melniboneses son una civilización milenaria, un pueblo amoral y decadente, dedicado a la búsqueda del propio placer, de manera cruel y egoísta. Elric es distinto a ellos: tiene una conciencia y un sentido de la moral que lo apartan de sus compatriotas, además de interés y curiosidad por el mundo de fuera de Melniboné. Por otra parte, en los Reinos Jóvenes (que es como se conoce a los reinos no Melniboneses), Elric también es un extraño para todos y un ser necesariamente solitario: su raza Melnibonesa y su albinismo lo marcan entre los humanos de los Reinos Jóvenes, así como su trágica e infame leyenda.

La historia de la publicación de los relatos de Elric es un poco enrevesada. Elric apareció por primera vez en una serie de relatos o novelas cortas publicadas en la revista Science Fantasy, que fueron recopiladas en los libros The Stealer of Souls (1963) y Stormbringer (1963). Moorcock siguió escribiendo relatos de Elric, y en los años 70 se publicó todo este material en forma de seis libros, con la historia reordenada de manera cronológica y, en algunos casos, diversas revisiones. Los seis títulos son Elric of Melniboné, The Sailor on the Seas of Fate, The Weird of the White Wolf, The Vanishing Tower, The Bane of the Black Sword, y Stormbringer (este último al parecer con una versión más completa que el texto publicado anteriormente). Los relatos inicialmente incluidos en The Stealer of Souls se repartieron entre The Weird of the White Wolf y The Bane of the Black Sword. Más adelante, a esta serie se añadieron los títulos The Fortress of the Pearl (1989) y The Revenge of the Rose (1991), situados cronológicamente entre los demás. Más recientemente, Moorcock ha escrito otros tres libros dedicados a Elric: The Dreamthief’s Daughter (2001), The Skrayling Tree (2003) y The White Wolf’s Son (2005). Al parecer, esta trilogía (relacionada con el ciclo de la familia Von Bek) tiene características que la sitúan al margen de la cronología normal (y el propio Moorcock aconseja leerla después del resto), en ocasiones con justificaciones tan aparentemente poco razonables como convertir en viajes oníricos de Elric lo que se narra en estos libros.

Por cierto, con este ciclo se realiza el estudio siguiendo (aproximadamente) el orden de escritura, en vez del cronológico (en otros no aparece esta posibilidad, al coincidir ambos órdenes), por considerar que es preferible para analizar el personaje y su evolución. Sin embargo, para un lector que no conozca la historia de Elric, probablemente sea mejor seguir la trama de una forma lineal o, al menos, dejar Portadora de Tormentas para el final. El orden cronológico oficial sería el siguiente (entre paréntesis se incluyen los relatos individuales que componen ciertos títulos):

Elric de Melniboné
La Fortaleza de la Perla
Marinero de los Mares del Destino
El Misterio del Lobo Blanco (El Sueño de Aubec, La Ciudad de Ensueño, Mientras los Dioses Ríen, La Ciudadela Cantante)
La Torre Evanescente
La Venganza de la Rosa
La Maldición de la Espada Negra (El Ladrón de Almas, Reyes en la Oscuridad, Los Portadores del Fuego, Al Rescate de Tanelorn…)
Portadora de Tormentas

El primer relato dedicado al personaje de Elric es La Ciudad de Ensueño (1961). Nos cuenta el ataque planeado por Elric contra sus compatriotas de Imrryr, la capital (y única ciudad) de Melniboné. En él aparece su primo Yyrkoon como archi–rival y usurpador del trono (aprovechando que Elric le ha dejado como regente para viajar y conocer el mundo exterior), así como Cymoril, la amada de Elric. La problemática relación entre Elric y Tormentosa ya forma parte central de la trama. Puede decirse que la mayoría de los elementos básicos que conforman al personaje ya están en este primer relato.

Si el primer relato establecía el tono trágico de Elric, Mientras los Dioses Ríen (1962) continúa insistiendo en su aspecto introspectivo (a pesar de las abundantes escenas de acción). Elric se ve envuelto en la búsqueda de un misterioso libro; y en esta historia es en la que conoce a Moonglum de Elwher, un extraño hombrecillo procedente de un lejano país, que le acompañará a lo largo de muchas de sus aventuras. El conflicto entre el Orden y el Caos empieza a comentarse y establecerse aquí.

En El Ladrón de Almas (1962) asistimos al enfrentamiento entre Elric y el hechicero Theleb K’aarna, en el que ambos hacen uso de sus poderes de brujería. Al igual que sucedía en La Ciudad de Ensueño, los personajes ya se conocen de antes y tienen asuntos pendientes. En este caso, sin embargo, esa sensación de existencia de un pasado turbulento está mejor reflejada que en aquel relato.

En Reyes en la Oscuridad (1962) Elric conoce a Zarozinia (la otra gran mujer de su vida junto a Cymoril) y se ve arrastrado a una extraña corte real para buscar venganza, mientras se cumple una antigua profecía.

Los Portadores del Fuego (1962) (también conocida como The Caravan of Forgotten Dreams) es otra historia menor (como la anterior), que nos presenta a un Elric que intenta llevar una vida normal, que se ve obligado a abandonar para defender su ciudad de adopción. Estos dos últimos relatos pueden considerarse como historias de “espada y brujería” bastante típicas, a excepción de lo atípico de su protagonista.

La primera novela dedicada al personaje de Elric es Portadora de Tormentas (1965). En ella las fuerzas del Caos, lideradas por Jagreen Lern, Teócrata de Pan Tang, pretenden conquistar los Reinos Jóvenes. La oposición a sus esfuerzos está encabezada por Elric, a pesar de que él también es (al menos en principio) un servidor del Caos. Se trata de una gran historia de corte épico y apocalíptico (sin olvidar los elementos trágicos propios del personaje), situada en un mundo moribundo y desolado por el Caos. El papel de Elric en este conflicto le es revelado por un vidente llamado Sepiriz, que sirve al Destino y actúa como mentor suyo. Hay que señalar que, siendo estrictos, en realidad se trata de 4 novelas cortas, aunque comparten ambientación y siguen una secuencia cronológica directa. También existe una versión de la novela más corta, que elimina partes y unifica los capítulos para darle más coherencia (aunque en algunos casos a costa de más profundidad y detalle).

Esta novela y los cinco relatos anteriores (que fueron los publicados en la recopilación The Stealer of Souls) componen una “primera versión” de Elric. Los relatos nos presentan y sitúan al personaje, centrándose más en sus características psicológicas que en su papel predestinado: es sólo un personaje atípico de fantasía heroica. Por su parte, la novela nos lo lanza de lleno al conflicto entre el Caos y el Orden en su encarnación como Campeón Eterno (aunque sin entrar en demasiada profundidad en una cosmología del Multiverso que aún no está plenamente desarrollada), y pone el cierre al ciclo de Elric.

El relato Al Rescate de Tanelorn… (1962) está protagonizado por Rackhir, el Arquero Rojo, un personaje secundario que aparece en Portadora de Tormentas. Rackhir emprende un viaje por diversos planos para buscar la ayuda que necesita para defender Tanelorn de un ejército de mendigos organizado por uno de los Señores del Caos. La historia podría haber dado más de sí, pero todo está narrado de forma demasiado apresurada. Tanelorn es una ciudad semi–mítica, que aparece mencionada en relatos de otros ciclos, y en la que las almas atormentadas encuentran la paz. Elric sólo aparece como una mención que indica que este relato se desarrolla a la vez que el inicio de Portadora de Tormentas.

Otro relato no protagonizado por el albino es El Sueño de Aubec (1964) (también publicado como Master of Chaos). Se trata de una interesante historia ambientada fuera de los Reinos Jóvenes, antes de la era de Elric, en la que el héroe Aubec de Malador se dirige a conquistar el castillo de Kaneloon, habitado por la hechicera Myshella, la Dama Negra. Como curiosidad, la espada que empuña Elric (y es de suponer que sus antecesores) antes de hacerse con Tormentosa era la de Aubec de Malador. Debido a sus protagonistas, estos dos últimos relatos no aparecen como material de Elric en algunas versiones recientes del ciclo.

Volviendo a las historias protagonizadas por Elric, La Ciudadela Cantante (1967) es el relato que establece la rivalidad entre Elric y Theleb K’aarna, con la reina Yishana entre ambos. El núcleo de la historia es bueno, pero queda un poco diluido por el material que le rodea: pasan muchas cosas en muy poco texto. Esta es también una característica de Moorcock, que es capaz de despachar con un par de frases acciones a las que otros escritores dedicarían páginas y páginas. Por otra parte, aquí vemos una constante de esta tanda de relatos que acabarán originando la cronología completa del personaje: Moorcock se dedicará a rellenar algunos espacios que había insinuado anteriormente.

La novela La Torre Evanescente (1970) tiene su origen en el relato The Sleeping Sorceress, que Moorcock amplía y extiende para publicarlo (y se nota). En realidad, la novela puede considerarse compuesta por tres relatos cortos unidos de forma un poco artificial. La historia sigue girando alrededor del odio entre Elric y Theleb K’aarna. Elric conoce a Myshella, una hechicera al servicio del Orden, y empieza a saber más sobre el Multiverso y su condición de Campeón Eterno. La última parte de la novela narra desde otro punto de vista el encuentro de tres Campeones que también aparece en el ya comentado El Rey de las Espadas (publicado posteriormente).

Puede decirse que la primera novela “verdadera” dedicada al personaje es Elric de Melniboné (1972), que nos lleva al pasado de Elric, cuando aún se sentaba en el trono como Emperador de Melniboné. La novela narra los orígenes del personaje de Elric: su alienación y angustia, su rivalidad con su primo Yyrkoon, su trágico amor por Cymoril (la hermana de este último), su pacto con Arioch, y la búsqueda de las espadas rúnicas Tormentosa y Enlutada. En este libro se nota que existe una verdadera trama contínua y no una serie de historias más o menos relacionadas. Por ello, probablemente sea el que mejor funciona como novela (con el permiso de Portadora de Tormentas, que compensa su mayor debilidad estructural con lo épico de su contenido).

Marinero de los Mares del Destino (1976) cuenta algunas aventuras de Elric durante su exilio en los Reinos Jóvenes. Al igual que en La Torre Evanescente, el libro está compuesto por tres historias individuales enlazadas para darles cierta consistencia. La primera es la más floja, a pesar de la presencia de Corum, Erekosë y Hawkmoon como “estrellas invitadas” (introduciendo el concepto de Multiverso y Campeón Eterno por primera vez en la cronología) y de evocar unas imágenes espectaculares. Su mayor defecto es que es demasiado similar a otra historia anterior y que se resuelven ciertas inconsistencias con el resto del ciclo de forma discutible. La segunda, alrededor del personaje de Saxif D’Aan, mejora (aún siendo una historia menor), y la tercera es la mejor de todas. Esta historia cuenta el viaje a la ciudad de R’lin K’ren A’a, ciudad donde pueden estar los orígenes de Melniboné, y es la que más importancia tiene en relación con arco argumental de la lucha entre el Orden y el Caos a lo largo del ciclo.

Con este segundo bloque de novelas y relatos ya se puede hablar casi de una biografía completa del personaje. Al seguir cronológicamente a Elric hay relatos que ganan mucho en profundidad, por tratar con personajes más desarrollados y mejor conocidos (un caso evidente sería el de La Ciudad de Ensueño, bueno si se lee independientemente, pero demoledor si se lee habiendo leído Elric de Melniboné). Además de ir dando cuerpo al reparto del ciclo, al tener escrito el final de la historia, Moorcock también aprovecha para dar algunos indicios del futuro de la trama. En general, con todo el material comentado hasta ahora, quedan cerrados los que podrían considerarse los tres grandes arcos narrativos del ciclo de Elric: Elric y Yyrkoon, Elric y Theleb K’aarna, y Elric y Zarozinia.

Moorcock regresaría al personaje de Elric más de diez años después, con la novela La Fortaleza de la Perla (1989). La novela narra una búsqueda por tierras oníricas, en la que Elric es acopañado por una ladrona de sueños llamada O one. Elric es un personaje muy pasivo, casi más espectador que protagonista, y pocas de sus características personales son importantes para el relato. La historia podría haber sido protagonizada perfectamente por cualquier otro personaje sin demasiados problemas. El propio autor no parece estar muy satisfecho con los resultados de esta novela y su aportación general al ciclo de Elric.

Poco después, en La Venganza de la Rosa (1991), Moorcock nos ofrecería otra novela dedicada al albino. El personaje de Elric está mejor reflejado que en la anterior, pero la historia es más floja y tiene un inicio algo titubeante. Reaparece como personaje importante la figura del Príncipe Gaynor en unas aventuras que conducen a Elric lejos de los Reinos Jóvenes por misteriosos planos del Multiverso.

El principal problema de estas dos últimas novelas es su ubicación dentro de la cronología formada por los títulos anteriores, a la que en realidad no aportan demasiado. Eso sí, parecen aportar más al papel de Elric como encarnación del Campeón Eterno y su relación con el Multiverso. También puede parecer que se introducen algunas muy leves inconsistencias, que Moorcock no resuelve de forma muy satisfactoria. Además, el estilo de Moorcock es bastante distinto y refleja el paso de los años. Así, después de Elric de Melniboné, pasar a La Fortaleza de la Perla supone un cambio brusco de estilo, acompañado de un bajón de calidad, que puede desanimar al lector. Parece que es mejor leer todos los títulos escritos después de los años 70 como historias independientes, después de haber leído los relatos anteriores en orden cronológico.

En todo caso, es indiscutible que Elric se ha convertido en uno de los iconos de la fantasía moderna, imitado e influyente (es fácil encontrar rasgos de Elric en populares personajes actuales como Geralt de Rivia o Drizzt Do’Urden). Con Elric, el género fantástico se encuentra con figuras más trágicas y antiheroicas que aquellas que solían aventurarse por sus tierras.

Crónicas del Castillo de Brass

Este último ciclo, que comienza y se desarrolla como un segundo grupo de historias protagonizado por Dorian Hawkmoon, tiene la particularidad de ser el ciclo que pone fin al todo que supone la gran saga del Campeón Eterno.

En El Conde Brass (1973) nos encontramos a Dorian Hawkmoon intentando llevar una vida más o menos normal. Sin embargo, parece que no todos los enemigos de Hawkmoon han desaparecido, y Dorian debe enfrentarse a ciertas acusaciones de traición en una historia que incluye paradojas temporales.

Las desventuras de Hawkmoon siguen en El Campeón de Garathorn (1973), que cuenta una doble historia. Por una parte tenemos a Hawkmoon luchando para recuperar lo que ha perdido, y por otra conocemos a Ilian de Garathorn, una encarnación femenina del Campeón Eterno. Esta presencia femenina dentro del mito es lo único destacable de la novela, junto con algunos indicios de lo que se aproxima.

Es en La Búsqueda de Tanelorn (1975) donde finalmente se alcanza el final de la saga: los dos capítulos anteriores del ciclo no han servido más que para preparar esta conclusión, propiciada por lo que se conoce como la Conjunción del Millón de Esferas. La peor parte del libro es aquella que repite una historia que aparecerá posteriormente en Marinero de los Mares del Destino, en este caso desde el punto de vista de Hawkmoon y alcanzando aquí su verdadera importancia. Al haberla leído antes en el ciclo de Elric, aquí pierde bastante fuerza (aunque esta sea la primera versión escrita). Aparecen muchos personajes de los diversos ciclos (incluídos Elric y Corum), y Erekosë tiene un papel bastante destacado. El final es la mejor parte de este ciclo, pues está lleno de espectacularidad y simbolismo. Cuando todo finaliza, se inicia un nuevo ciclo en el Multiverso (que durará lo que muchos considerarían una eternidad), y en el que el Campeón Eterno podrá descansar.

El cierre propiamente dicho es adecuado, si bien quizá no tenga la intensidad de algún otro final de ciclo individual (como Portadora de Tormentas). Por el contrario, flojea un poco más lo que es el desarrollo (considerando este ciclo en su conjunto) que nos conduce hasta este final, al estar formado por unas “simples” aventuras más de Dorian Hawkmoon. Nunca da la sensación de conducirnos por una progresión que lleve a un final de proporciones cósmicas hasta que se llega a la parte final del último volumen.

Así concluye la larga historia del Campeón Eterno

Otros Títulos

Como ya se ha mencionado, de acuerdo a las publicaciones canónicas hay unos cuantos libros más que formarían parte de la saga del Campeón Eterno. En concreto, se trataría de los títulos recopilados en:

Sailing to Utopia: recopilación de novelas más próximas a la ciencia ficción que al fantástico (The Ice Schooner, The Black Corridor, The Distant Suns, Flux) sin elementos ni protagonistas comunes.

A Nomad of the Time Streams: con las aventuras del Capitán Oswald Bastable, miembro del Gremio de Aventureros Temporales. Contiene las novelas The Warlord of the Air, The Land Leviathan, y The Steel Tsar. El género parece ser de nuevo la ciencia ficción, ahora con una cierta orientación pulp

The Dancers at the End of Time: protagonizado por Jherek Carnelian, uno de los últimos hombres de un futuro muy lejano, y Amelia Underwood, procedente de la Inglaterra victoriana. Las novelas contenidas son Alien Heat, The Hollow Lands y The End of All Songs, de tono satírico y humorístico.

The New Nature of the Catastrophe: relatos de varios autores (el propio Moorcock, Norman Spinrad, Brian Aldiss…) protagonizados por Jerry Cornelius. Curiosamente, las cuatro novelas (El Programa Final, Una Cura para el Cáncer, El Asesino Inglés, La Condición de Muzak) protagonizadas por este personaje no aparecen incluidas en la edición definitiva de la saga del Campeón Eterno.

Legends from the Edge of Time: historias cortas en el mundo de Jherek Carnelian (aunque con protagonistas distintos a los de The Dancers at the End of Time), en el mismo tono ligero. Su mayor interés parece ser que es que contiene una historia humorística protagonizada por Elric: Elric at the End of Time.

Earl Aubec: historias cortas variadas, que al parecer no encajaban en ninguna de las otras antologías (como los comentados El Sueño de Aubec o Al Rescate de Tanelorn…).

Colaboraciones y Antologías

Moorcock parece ser un escritor al que no le importa abrir su universo (perdón, Multiverso) a otros autores, aunque sin llegar al extremo de convertirlo en franquicia. Así, pueden encontrarse varias antologías de relatos dedicados a personajes creados por Moorcock, como Cuentos del Lobo Blanco (dedicada totalmente a Elric) y Peón del Caos (protagonizados por distintas encarnaciones del Campeón Eterno), además de la ya mencionada dedicada a Jerry Cornelius.

Moorcock también ha generado bastante material para el mundo del comic, y no sólo a través de las habituales adaptaciones de sus novelas. Por ejemplo, ha escrito los guiones de Elric: Making of a Sorcerer (con dibujos de Walter Simonson), Swords of Heaven, The Flowers of Hell (protagonizado por Erekosë y dibujado por Howard Chaykin) o Michael Moorcock’s Multiverse. También es el responsable de la historia de los números de Conan el Bárbaro en los que aparece Elric (por primera vez en un comic) junto al Cimmerio.

La influencia de Moorcock, sobre a todo a través de Elric (su personaje más famoso), también se puede encontrar en el mundo de la música. Hay referencias a Elric en diversas canciones de varios grupos musicales (normalmente relacionados con distintos estilos de metal), desde Deep Purple a Blind Guardian. Pero sin duda, la mayor influencia parece encontrarse en el grupo británico Hawkwind (grupo con el que el propio Moorcock ha colaborado directamente), que tiene un album conceptual titulado Chronicle of the Black Sword, que narra la historia de Elric.

Probablemente el único medio de la cultura popular que le falte conquistar al Campeón Eterno sea el cine (a pesar de la adaptación hecha en 1973 de The Final Programme, protagonizada por Jerry Cornelius). Sin embargo, desde hace unos años (coincidiendo con el éxito en pantalla de El Señor de los Anillos), Universal tiene en su cartera de proyectos la realización de una película (o posible trilogía, que eso nunca se sabe) dedicada a Elric. El proyecto va despacio y está todavía poco más que en una fase previa a la preproducción, lo que al menos es indicativo de que se está tomando en serio y no se pretende hacer caja rápidamente aprovechando el boom del fantástico. En principio, los responsables del proyecto no parecen los más adecuados (son los que han producido la “saga” de American Pie), pero el propio Michael Moorcock parece estar bastante implicado en el proyecto y, hasta el momento, se declara bastante satisfecho de sus ideas y del trabajo que están realizando.

Bibliografía Ordenada

En cursiva aparecen aquellos títulos que se corresponden con relatos o novelas cortas.

Elric – La Ciudad de Ensueño (1961)
Elric – Mientras los Dioses Ríen (1962)
Elric – El Ladrón de Almas (1962)
Elric – Reyes en la Oscuridad (1962)
Elric – Los Portadores del Fuego (1962)
Elric – Al Rescate de Tanelorn… (1962)
Elric – El Sueño de Aubec (1964)
Elric – Portadora de Tormentas (1965)
Elric – La Ciudadela Cantante (1967)
Hawkmoon – La Joya en la Frente (1967)
Hawkmoon – El Amuleto del Dios Loco (1968 )
Hawkmoon – La Espada del Amanecer (1968 )
Hawkmoon – El Bastón Rúnico (1969)
Erekosë – El Campeón Eterno (1970)
Erekosë – Fénix de Obsidiana (1970)
Elric – La Torre Evanescente (1970)
Corum – El Caballero de las Espadas (1971)
Corum – La Reina de las Espadas (1971)
Corum – El Rey de las Espadas (1971)
Elric – Elric de Melniboné (1972)
Hawkmoon – El Conde Brass (1973)
Hawkmoon – El Campeón de Garathorn (1973)
Corum – El Toro y la Lanza (1973)
Corum – El Roble y el Carnero (1973)
Corum – La Espada y el Corcel (1974)
Hawkmoon – La Búsqueda de Tanelorn (1975)
Elric – Marinero de los Mares del Destino (1976)
Von Bek – El Perro de la Guerra y el Dolor del Mundo (1981)
Erekosë – El Dragón en la Espada (1987)
Elric – La Fortaleza de la Perla (1989)
Elric – La Venganza de la Rosa (1991)
Antología – Cuentos del Lobo Blanco (1994)
Antología – Peón del Caos (1997)

Entrevista al Iwami soke

La Escuela de los Dos Sables
[url=http://lakischool.free.fr/entrevista%20Iwami%20dragon%2001.pdf]http://lakischool.free.fr/entrevista%20Iwa…dragon%2001.pdf[/url]

Las enseñanzas de Musashi – primero filosofía

Durante un taller organizado por NGUYEN Thanh Thiên, tuvimos la oportunidad de
encontrar al Maestro IWAMI Thoshio, onceavo sucesor de Hyoho Niten Ichi Ryu (la
legendaria escuela de sable de Musashi), y preguntarle sobre algunas cuestiones.
Publicado en DRAGON, revista francesa de artes marciales en enero/febrero del 2005.
Entrevista por Pierre-Yves BENOLIEL. Traducción de Marc DIMANCESCU.

DRAGON: Cual es la aproximación a la enseñanza en vuestra escuela?

Maestro IWAMI: Primero debes aprender “kokoro”, el corazón. Si no entiendes “kokoro”
entonces no debes manejar tu espada.
En los viejos tiempos en el dojo, un estudiante primero aprendía Ito, técnicas de una sola
espada. Hoy, en el dojo, estudiamos 7 técnicas, ni más ni menos, basadas en Ito. Las técnicas
con dos espadas, Nito, eran consideradas “okuden”, o secretas. El Maestro solo enseñó estas
técnicas en privado, fuera del dominio del dojo. Ha sido recientemente que han sido
enseñadas en un dojo y pueden ahora ser vistas durante demostraciones públicas. Hace unos
años, encontré Philipe (NGUYEN Thanh Thiên). Le dí y le continuo dando “keiko”, o
entrenamiento, en Japón. Gracias a los numerosos keiko por los que Philipe ha pasado, ahora
hemos podido organizar este taller en Francia.
DRAGON: Cuantos tipos de técnicas se enseñan en vuestra escuela?

M. IWAMI: Hay muchas categorías: técnicas de una sola espada, de dos espadas, kodachi
(espada corta), Ju-jitsu, Jitte (arma de una sola mano que permite bloquear una espada y
romper su hoja), Bo-jitsu (bastón). Las fundamentales son las mismas y las técnicas básicas
son muy parecidas. En el dojo practicamos mayormente Ito, Nito y Kodachi. Cada uno de los
miembros de la escuela vive en distintas regiones de Japón. Viajamos centenares de
kilómetros cada semana para practicar juntos.

DRAGON: ¿Como os movéis con la espada? Hay una técnica particular o simplemente
camináis de manera normal?

M.IWAMI: Caminamos o nos movemos de acuerdo a lo que Musashi creyó era la manera
natural de caminar. Musashi caminaba sobre las almohadillas de los piés [balls of the
foot/metatarso]– en la mayoría de escuelas, en el dojo, se aprende a caminar sobre la planta
del pié. Pero en la naturaleza uno camina usando la almohadilla del pie , levantando los dedos.
Debemos estar siempre atentos i preparados para un potencial ataque de nuestros enemigos.

DRAGON: En uno de sus duelos, Musashi lanzó su espada corta a su contrincante. ¿Es esta
una técnica que
se enseñe en vuestra escuela?

M.IWAMI: Las enseñanzas de Musashi dicen que en un duelo todas las herramientas pueden
ser usadas. Cuando luchó en este duelo con el meijin (gran maestro) de kusarigama (una
especie de hoz con una cadena que termina con un peso en su extremo, Musashi no podía usar
su espada larga por la doble amenaza (la hoja en un extremo y el peso de hierro en el otro).
Por lo tanto él lanzó su kodachi (espada corta) a su oponente y prosiguió sorprendiendo con
su espada larga. Musashi ganó la lucha siguiendo una perfecta, natural y oportunista reacción.

DRAGON: ¿Es verdad que Musashi usó a menudo el Jitte?

M.IWAMI: El padre de Musashi, Munisaï, era un meijin (gran maestro) del Jitte. Musashi
aprendió el arte del Jitte a través de su padre. Mas en aquél tiempo, Hyoho – la vía de la
estrategia – era un arte marcial de generales. Como resultado Musashi estudió la espada, el
palo, el jitte y el taïjutsu (o ju-jitsu – técnicas de cuerpo a cuerpo).

DRAGON: Entonces, Musashi también usó técnicas de Ju-jitsu.

M.IWAMI: Las técnicas son importantes. Pero los fundamentos de las enseñanzas de Musashi
están mejor expresadas por la filosofía que vertió en su libro más famosos, Gorin No Sho, el
Tratado de los Cinco Elementos. Éste libro puede ser leído, releído i re-leído – cada lectura
desvela nuevas ideas e inspiraciones.

DRAGON: Qué estrategia se enseña en vuestra escuela?

M.IWAMI: En nuestra escuela hay Kizen no Hyoho. Nunca atacamos primero. Uno tiene que
conocer y coger ventaja en el momento en que el oponente ataca. Habiendo anticipado esta
acción, la usamos para golpear. Si el contrincante espera, debemos dar la impresión de que no
estamos preparados, o somos perezosos, y así atraer al oponente a atacar. En el instante en que
el oponente es movido a golpear nosotros preparamos nuestra respuesta. Esto se llama Kizen
no Hyoho o Sensen non Sen, lo cual no es solo una estrategia, sino un camino de vida, una vía
de comportamiento y actuación en ciertas situaciones, con o sin espada. Cuando has
comprendido realmente lo que el maestro te ha enseñado, entonces alcanzas el corazón real
(kokoro) del ser humano.

DRAGON: ¿Cuál es su relación con el Budismo?
M.IWAMI: Un samurai debe estar preparado para morir en cualquier momento. Bushido, la
Vía Marcial, es una preparación para la muerte. Pero también las mujeres y los niños pueden
prepararse para la muerte. Para Musashi, la diferencia es que un samurai o un Bushi (hombre
de la Vía Marcial) debe siempre ganar, debe estar siempre preparado, y en otras palabras,
debe siempre vivir y sobrevivir. Esta enseñanza corresponde al Budismo.

DRAGON: ¿Por qué escogió estudiar en esta escuela?

M. IWAMI: Después de haber leído Gorin No Sho, quería realmente estudiar la técnicas del
kokoro (corazón). Hace alrededor de 30 años contacte con el sucesor de Musashi, pero el no
practicaba el arte de su antepasado. Sin embargo me envió al décimo sucesor de la escuela
Nito, y me convertí en su discípulo.

DRAGON: ¿Qué piensa del taller que ha conducido?

M.IWAMI: Aprecio realmente los esfuerzos hechos por los organizadores del taller, que tuvo
lugar en St.Brice sous Forêt, Val d’Oise, desde el 14 al 17 de octubre. Agradezco a Philipe y a
los miembros de su escuela, y a Alain LORAND, alcalde de St. Brice, la oportunidad que me
ha sido dada de abrir las enseñanzas de Musashi en Europa.
Desde su entrada en el mundo de Hyoho Niten Ichi Ryu, Philipe practica con sinceridad y
asiduidad. Ha estado en Japón muchas veces para un riguroso keiko (tiempo de
entrenamiento). Lo que vi en el durante estas sesiones me da mucha confianza en él como
persona. Como resultado he autorizado a Philipe para organizar este taller. Fue un gran honor
para mi haber tenido la oportunidad de encontrar a los participantes de este taller, los cuales
fueron muy serios y sinceros. Debo agradecer a Musashi también por darme esta oportunidad
increíble de encontrarme con personas. Espero que todos los participantes continúen
practicando los keikos (entrenamientos) de Hyoho Niten Ichi Ryu. Espero verlos a todos de
nuevo para el próximo taller, que tendrá lugar desde el 6 al 9 de octubre de 2005 en Saint
Brice sous Forêt, en Francia.

DRAGON: ¿Qué consejo les daría a un participante?

M.IWAMI: Musashi escribió en su libro, Gorin No Sho, que 1000 días de keiko se llaman
Tan y 10000 días de keiko Ren. Mil días representan 3 años y diez mil días son 30 años. Sean
3 o 30 años, debemos continuar el keiko sin respiro. Éste es el punto más importante:
perseverar en el keiko – buena suerte!

Traducción del inglés al español de Pere Sais