julio, 2009

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El Romanticismo

Se abre para comentar algunas cosas interesantes y legados culturales del movimiento Romántico (s.XIX) como la intensión deliberada de conectarse con la naturaleza de manera espiritual, comulgar con emociones “sublimes” como el amor y búsqueda de lo desconocido.
No confundir con Romanticismo como genero de telenovelas o peliculas (comedia romántica, p.ej.)

Necesario, un modelo educativo para superar la subordinación de los idiomas indígenas

[url=http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2009/07/17/index.php?section=cultura&article=016n1cul]http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2009/…rticle=016n1cul[/url]
Necesario, un modelo educativo para superar la subordinación de los idiomas indígenas: Torres
ERICK ALBA

Niños indígenas nahuas Foto: IVAN SANCHEZ Tiripetio, 16 de julio.- Los instructores de educación básica en las comunidades indígenas michoacanas aún conservan atavismos culturales que desembocan en la subordinación de las lenguas maternas ante el castellano, lo que hace necesario romper tabúes inoperantes como la vergüenza que muestran los hablantes al practicar su propia lengua, o el pensar que hablar inglés es más redituable que aprender un idioma ancestral, coincidieron dos de los promotores de la cultura purépecha presentes en el Encuentro Intercultural de los Pueblos Indígenas, al señalar que “se requiere de una formación liberadora” para la nuevas generaciones.

Lucas Gómez Bravo, actual instructor del idioma purépecha en la Universidad Michoacana, señaló en entrevista que en ciertos sectores de la población autóctona michoacana aún existe un menosprecio visible hacia los hablantes de su propia lengua, ya que practicar la lengua materna “no te da ese currículum que te puede dar otro idioma como el inglés”.

Aseguró que hasta el momento existe un conflicto de identidad entre quienes muestran titubeos sobre su propia lengua originaria, pues “hay una cuestión de identidad, de conciencia, de saber quién eres”, a lo que se suma la discrecionalidad del sector público en el manejo de recursos destinados al reforzamiento cultural de los pueblos indígenas.

“Desde la época de Luis Echeverría había becas que no nos hicieron efectivas (y en la actualidad) todavía están controladas por los funcionarios”. Por lo anterior, Gómez Bravo propuso que el sector burocrático relacionado con el indigenismo estatal sea regulado “por profesionistas de origen indígena que conozcan la región y sobre todo que conozcan a la gente”.

El planteamiento del educador se suma al que minutos antes hiciera Abelardo Torres Cortez, activista originario de Pichátaro, quien indicó que los contenidos educativos que inciden en el reforzamiento de la lengua nativa deben girar sobre cuatro ejes rectores:

“Un eje transversal de identidad y valores indígenas; otro eje de lengua materna indígena; otro de cultura indígena, y un cuarto eje sobre los derechos de los pueblos indígenas como sujetos colectivos”.

Al profundizar sobre el último tema, Torres Cortez aseguró que “es totalmente desconocido por los maestros indígenas y es actual. De los cuatro ejes que estoy señalando y que tendrían que permear en todo el currículum de educación indígena, se ha priorizado la lengua, pero yo planteo que deberían ser por lo menos los cuatro ejes juntos”.

Para lograr lo anterior, el activista habló sobre la necesidad de mejorar el perfil de los involucrados en el diseño de la política educativa para el sector indígena estatal, pues “creo que el currículum que debe buscarse requiere de un equipo interdisciplinario donde participen los indígenas, porque ya no debemos esperar tanto de los no-indígenas, hay elementos suficientes para que sean los propios indígenas los que podamos plantearnos estas respuestas”.

A lo anterior se debe sumar que los individuos que pertenecen a las etnias originarias, según Abelardo Torres, todavía se sienten identificados como “pobres, ignorantes, marginados, discriminados, no sólo como individuos, sino como sujetos colectivos”, como una derivación del sistema educativo implantado por los dominadores europeos, “por tal razón, entendemos por qué la lengua indígena se usa en las escuelas como una lengua subordinada al español, pero igual pasa con la memoria histórica, la sabiduría milenaria, los valores, la cosmovisión que se desconocen, se ignoran; lo lógico es que se reconozca la necesidad de construir un modelo educativo que coadyuve a superar esas condiciones de subordinación y de injusticia como un proceso de liberación de los pueblos indígenas”, puntualizó.

LA INDIA MARIA Y LOS (FALSOS) VALORES INDIGENAS

LA INDIA MARIA Y LOS (FALSOS) VALORES INDIGENAS
Publicado el 23/Diciembre/1993 | 00:00
[url=http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/la-india-maria-y-los-falsos-valores-indigenas-34237-34237.html]http://www.explored.com.ec/noticias-ecuado…4237-34237.html[/url]

Quito. 23.12.93. La historia empieza con una seriedad nada digna
de una comedia de este tipo. Una falsa enfermera se introduce en
un hospital para robarle el niño recién nacido a una mexicana de
la alta sociedad.

Pero como siempre ocurre en éstas películas, el punto de giro se
da siempre por algún error de cálculo, donde la víctima termina
siendo la primera inocente-tonta que se cruza en el camino de los
“malos”.

En este caso la víctima es siempre la India María, o sea la
“buena” que no tiene nada que ver en el asunto. Es por eso que el
niño robado termina en la canasta de naranjas de esta indígena
que no tiene idea de lo que ocurre, y se pasa, durante la mayor
parte de la película, tratando de escapar de sus captores, una
pareja que quiere recuperar al niño para cobrar 700 dólares.

Un tema serio, serísimo como el tráfico de niños es utilizado
para un filme de chistes facilones. “Se equivocó la cigüeña”, una
de las tantas películas de la India María que llegan a los cines
capitalinos a lo largo del año, solo busca el chiste por el
chiste. Los corre-corre, los típicos policías y ladrones. Los
estereotipos de los malos y los buenos.

Pero, sin lugar a dudas, lo más criticable en la película
mexicana “Se equivocó la cigüeña”, dirigida por María Elena
Velasco, es el hecho de tomar como protagonista a una indígena,
para después representarla como una mujer ignorante que solo
causa risa por sus torpezas.

En este contexto, el papel de la India María termina por
desvirtuar los valores indígenas mexicanos, al punto que en este
filme uno de los ladrones del niño acude a un curandero indígena,
que es retratado como un simple brujo, que incluso tiene en su
cuarto un cuadro inmenso del diablo.

¿Son acaso así los indígenas? Tontos e ignorantes al punto de
llegar al chiste?

En esta película no solo se equivocó la cigueña sino también los
productores. (5B)

¿Quienes somos?

[url=http://www.tierramerica.net/global/consejo/mterena.shtml]http://www.tierramerica.net/global/consejo/mterena.shtml[/url]

Marcos Terena
Líder Indígena yanomami

En su infatigable andar por la ruta de la defensa de los derechos de los indígenas, Marcos Terena le revela al mundo -distraído en la vorágine de la modernidad-, un antiguo modelo de vida orientado hacia el bienestar de la gente y de la tierra. Una labor así de sencilla y así de compleja.

Por su origen, Terena es brasileño, pero por la sensibilidad que posee y que le permite escuchar los latidos del corazón de la Tierra, el indígena nacido en la región del Pantanal del país más grande de América Latina es un ciudadano universal.

Terena pertenece un poco a cada uno de los incontables pueblos autóctonos que ha recorrido.

Como trotador del mundo indígena, el activista propala un mensaje de esperanza para esos pueblos, poseedores natos de una sensibilidad cultural y espiritual que es imposible aprender en un aula, pues para ello se requiere de una “capacidad de ver y percibir, de respirar y sentir. Señales del tiempo, la tierra y el hombre”, como explica Terena.

El fundador del movimiento étnico en Brasil, a través de la Unión de Naciones Indígenas, se convirtió en el primer indígena en tener un cargo ministerial en su país. Actualmente es Jefe de la Fundación Nacional del Indio, la oficina del gobierno brasileño para asuntos indígenas, y Asesor del Ministro de la Cultura.

Terena, piloto profesional aéreo, ha visitado casi todos las comunidades autóctonas de su país y otras de Ecuador, Costa Rica, Paraguay, Argentina, México, Estados Unidos y Canadá.

Es también coordinador indígena dentro del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas. A la fecha ha escrito el libro “O Invido Aviador”, además de colaborar como articulista en diarios y revistas que abordan los temas sobre indigenismo en Brasil y otros países.

En 1992, coordinó la Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas sobre territorio, medio ambiente y desarrollo, llevando a ese foro la voz de los pueblos indios del mundo.

La defensa de los derechos indígenas y la protección de los conocimientos tradicionales de las antiguas culturas, constituyen el eje central del trabajo de Terena, empeñado además en tareas de demarcación de tierras, desarrollo y fortalecimiento del legado étnico.

Terena es Coordinador General de Derechos Indígenas y miembro del Comité Intertribal (ITC), una organización de Brasil.

Para conocer a Terena, nada mejor que su propia palabra:

Extractos de un artículo exclusivo para Tierramérica:

En Brasil, los indígenas observan y lamentan ese modo “salvaje” de vivir. La sabiduría milenaria de los pueblos autóctonos de considerar como parte de la vida a los seres humanos y el medio ambiente, no puede aceptar el modo de vivir del hombre llamado civilizado, en el que la base es la destrucción. La destrucción del ecosistema, de quien es diferente, de los valores de la vida y la familia. Por eso, el hombre blanco se torna violento, temeroso, al no caminar por las calles y plazas, sonreír, ni vivir, en una palabra. Los indígenas, con la fuerza espiritual de los chamanes, nunca podrán dejar de decir que todo lo que se le hace al medio ambiente se hace a los habitantes de la Tierra. Ese ha sido el gran código para vivir bien y para la supervivencia en lugares donde el desarrollo se da manera auto sustentable y donde el valor de la riqueza está marcado por una moneda que no se encuentra en los mostradores de los bancos, ni en el mercado de valores.

Mientras los chamanes y líderes indígenas caminan y luchan por la tierra, deshechos de todo tipo son arrojados irresponsablemente a la tierra, cielo y agua. Uno de los primeros compromisos de millones de personas y de gobernantes del mundo, debería ser asumir un compromiso con el futuro y con un proceso de educación para valorar la vida, el ser humano y el medio ambiente.

Nuestros valores como indígenas están apoyados en la sabiduría, la educación de nuestros líderes y la enseñanza transmitida oralmente de padre a hijo, pero es cierto que jamás seremos en el futuro como el hombre blanco, pese a toda la fuerza y poder del colonizador y del catequista. Siempre seremos lo que somos.

Cuando cientos de hombres blancos buscan alternativas de vida debatiendo con pueblos indígenas, es importante resaltar la muerte de nuestros antepasados y los valores preservados, como factores que pueden contribuir a mejorar la vida del hombre blanco, pues son elementos sutiles que forman parte de cualquier ser humano, pero abandonados por el criterio de lo moderno. La capacidad de contemplar el brillo del sol sobre las aguas, las estrellas o escuchar el canto de los pájaros, constituye un tipo de vida que la modernidad, a pesar de la seducción del confort, jamás sustituirá. Nuestro sueño es mirar al otro con los ojos del espíritu, sin ver color, edad ni estatura y sobre la base de una relación de respeto mutuo. Eso hará sentir el perfume de la tierra y los animales, del corazón de la Tierra.

Buscamos conquistar la modernidad, pero no cuando ésta está ligada a la miseria y al hambre.

La civilización del hombre blanco logró grandes conquistas, pero como indígenas, pensamos que es necesario rescatar el derecho de ser gente y de proteger en cada acto nuestro medio ambiente. Cuando se adquiera esa conciencia, realizaremos parte del compromiso con la vida, sea en Nueva York, la Amazonía, los Andes, o en bares, cines, casas. La búsqueda es para corregir el pasado construyendo un tiempo nuevo. Nuestro compromiso es con el futuro, incluidos quienes aún no nacieron, y con la tierra. ¡Cómo el anochecer y el amanecer de un nuevo día!

El mundo indígena desde la perspectiva actual

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Nicéforo Urbieta refrenda su compromiso de privilegiar “la independencia creativa”

[url=http://www.jornada.unam.mx/2007/08/19/index.php?section=cultura&article=a03n1cul]http://www.jornada.unam.mx/2007/08/19/inde…rticle=a03n1cul[/url]

Nicéforo Urbieta refrenda su compromiso de privilegiar “la independencia creativa”

No quiero ser identificado por hacer sandías o manejar el tema de la falocracia, dice a La Jornada

“Jamás me arrepentiré de cultivar un arte en completa libertad, como propuso Diego Rivera”

angel vargas

La voz de Nicéforo Urbieta se torna más grave y su magra anatomía se agiganta cuando rememora el día en que su suerte como artista quedó echada. “Jamás me arrepentiré de esa decisión”, afirma tajante.

El pintor oaxaqueño se refiere a la postura que asumió siendo muy joven, a finales de la década de los 60, de hacer del suyo “un arte en completa libertad, como lo propuso Diego Rivera, al margen de lo que imponen los otros y el circuito comercial, donde lo único importante es la obra, el arte”.

Tal determinación le ha implicado un costo muy alto: el anonimato, factura que acaso va en contra de la naturaleza propia de cualquier artista y que sólo unos cuantos han estado dispuestos a sufragar en defensa de sus ideales.

“Después de ganar en 1968 un concurso de jóvenes talentos, en Oaxaca, en el que (Francisco) Toledo fue jurado, me aventé la puntada, no sé si para mi fortuna o desgracia, de seguir lo dicho por Rivera sobre la necesidad del arte mexicano de independizarse, de no seguir sujeto a las normas ni a lo estipulado en las grandes capitales del arte, como París o Nueva York”, comenta en entrevista.

“Fue así como decidí desde entonces hacer, no sólo de mi obra sino de mi vida, un concepto: que la pintura valga por sí misma y no por lo que su autor hace en torno a ella para difundirla y promocionarla.

“Sé que ha sido un sueño suicida, un sueño de joven, un autocastigo si se quiere, pero no me arrepiento de haber seguido esa ideología durante todos estos años.”

Apego a las convicciones

Lo sorprendente en la historia de Nicéforo Urbieta, como él mismo lo asume, es que a pesar de mantenerse apegado a sus convicciones y ajeno a cualquier forma de promoción, agente o galería, su trabajo ha participado en muestras colectivas e individuales no sólo en México, sino en Estados Unidos, Sudamérica y Europa. De igual manera, forma parte de colecciones particulares en España, Italia e Inglaterra, entre otros países.

Su preocupación por defender la independencia del arte se extiende a la temática y las formas expresivas de su pintura.

“Estoy en contra de ponerle bozal a mi trabajo. Alguna vez el maestro (Rufino) Tamayo me dijo que debía tener cuidado en mi pintura, para no perderme.

“Y la verdad es que prefiero perderme a quedarme con la duda. No quiero ser identificado de manera sencilla, por hacer sandías o manejar el tema de la falocracia, por ejemplo”, indica.

“Que sea la mano del artista y el material los que hagan todo; cierto, mi quehacer tiene algo de iconoclasta. Tengo predilección por el azar, por la mancha, por el trabajo espontáneo.

“ principios de los años 80 comencé a tratar de racionalizar mi proceder; sin embargo, fue algo que dejé de lado al ver que de esa manera traicionaba mis principios.”

La posición que el pintor oaxaqueño propone en relación con el arte lo condujo de manera natural al terreno de la lucha social. Así, a mediados de la década de los 70 su participación dentro de un grupo clandestino provocó su encarcelamiento en Lecumberri, de donde fue trasladado después al Reclusorio Oriente de la ciudad de México.

Cinco años y 11 meses fue el tiempo que pasó en prisión, lo cual resultó determinante para definir y encaminar tanto sus inquietudes sociales como su pintura a un, para él, nuevo y fascinante universo: el indigenismo, en lo que influyó también su origen zapoteco.

Tal hallazgo se lo debe al tomo uno de El Capital, de Carlos Marx, el cual, para su estudio y mejor comprensión personal, tradujo en símbolos y dibujos, quedándole al final una especie de códice, el cual lo remitió de forma inmediata a sus antepasados, costumbres y lengua.

“Fue una revelación en la que los colores y los trazos me permitieron descubrir y entender la profundidad que yace en las culturas indígenas. Dejé para siempre El Capital y empecé entonces a leer y estudiar cuanto material sobre indigenismo y culturas indígenas había en la biblioteca de la cárcel”, cuenta.

“También me puse a pintar de manera febril, sin pensar, sin sistema, en cualquier tipo de papel, y en recortes de periódicos y revistas porno, los que luego pegué a la manera que lo hacía (Jackson) Pollock. Fue una catarsis que me duró muchas semanas.”

Abunda: “Cuando hablo de lo indígena en mi propuesta de arte no me refiero a reutilizar la iconografía ni al folclor, sino a ese lenguaje no verbal, no racional, que tiene que ver más con la intuición y formas alternativas de comunicación. Encontrarlo fue una catarsis de esa ideologización en la que estaba cayendo. Así como alguien llora para desahogarse, yo lloré colores para desideologizarme”.

Iconografía prehispánica

Como investigador de la cultura indígena, Nicéforo Urbieta se ha preocupado por la búsqueda de la iconografía prehispánica persistente en la lengua zapoteca contemporánea.

Eso le ha permitido redescubrir el carácter esencial de la filosofía mesoamericana que, a pesar de los embates ideológicos eurocentristas, dice, persiste en la vida comunitaria oaxaqueña actual.

Además del ámbito de su producción artística, ese es un conocimiento que ha aplicado tanto en el terreno de la promoción social como de la cultural. Al no encontrar el respaldo en instituciones oficiales, desarrolló por cuenta propia un proyecto en su poblado natal, Santa Ana Zegache, enfocado a recuperar las prácticas productivas de la época prehispánica, la danza, la lengua zapoteca, la tradición oral y las fiestas comunitarias.

De forma paralela, realizó un diagnóstico del conocimiento sensorial mesoamericano que prevalece en la comunidad, para el cual invitó a los habitantes de ese poblado a desarrollar esculturas en arcilla. El resultado fue impactante, sostiene, pues resulta innegable que esa gran sabiduría ancestral permanece aún con gran fuerza.

La educación en el México Antiguo

[url=http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/Revista/10/articulos/06.html]http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/R…ticulos/06.html[/url]

La educación en el México Antiguo:
Tenochtitlan

Uno de los caminos más interesantes para conocer una sociedad y su funcionamiento es, sin duda, su sistema educativo. Es en la forma de educar a sus generaciones jóvenes que podemos entender las condiciones de cualquier grupo social en un momento determinado de su desarrollo: usos y costumbres, cosmovisión, jerarquías sociales e ideología predominante, por ejemplo, ya que el fin de la educación es dar forma a un ser social, es decir, conecta a los integrantes de una comunidad entre ellos y con el entorno. Por otra parte, el desarrollo científico y cultural que refleja, al mismo tiempo que constituye, la educación, elabora las nociones que predominan en el pensamiento.

Así pues, de aquí se desprende que una manera de comprender nuestro ser mestizo, es conocer la manera como educaron a los niños y jóvenes las sociedades que conformaron el México que vivimos ahora.

Evidentemente, una de las sociedades que nos han dado origen fue la sociedad Mexica. Las noticias que tenemos de esta época llegaron a nosotros gracias a la recopilación que hicieron los frailes españoles justo después de la conquista de México-Tenochtitlan; de entre ellos, la más importante es, sin lugar a dudas, la Historia general de las cosas de la Nueva España, del padre fray Bernardino de Sahagún1.

En esta obra, el padre Sahagún pone en lengua castellana toda la información que logró recopilar, con ayuda de los estudiantes del colegio de Santiago Tlaltelolco, acerca del antiguo pueblo mexica. Con la idea primera de arrancar de raíz todo vestigio del mundo anterior, Sahagún se sumergió en una investigación que abarcó el sistema mítico, el calendario, las fiestas religiosas, astrología, filosofía y moral, astronomía, anatomía, medicina, gobierno, economía, botánica… culminando su obra con la crónica indígena de la conquista. De esta verdadera enciclopedia del mundo prehispánico, nos interesan particularmente los libros VI y VIII, titulados, respectivamente, “De la Retórica y Filosofía moral y Teología de la gente mexicana, donde hay cosas muy curiosas, tocantes a los primores de su lengua, y cosas muy delicadas tocante a las virtudes morales”, y “De la manera que tenían los señores y la gente noble en criar a sus hijos”, ya que en estos libros se anotan las costumbres que se tenían con respecto de la educación de los niños, niñas y jóvenes.

El libro sexto, entre otras cosas, habla acerca de los lugares donde se podía acceder a la educación: Después que el niño se iba criando, los padres que tenían deseo de que viviese, para que su vida conservase, prometíanlo al templo donde se servían los dioses; y esto a la voluntad de los padres, o lo prometían de meter en la casa que se llamaba calmécac, o en la casa que se llamaba telpochcalli2. A estas escuelas, que Sahagún llama “templos” dada la educación eminentemente religiosa que impartían, podían entrar tanto hombres como mujeres de cualquier clase social.

En el Calmecac a los varones se les enseñaba a hacer penitencia, a servir y ofrendar a los dioses, hábitos de limpieza, y se les inculcaban valores como la humildad y la castidad. Otro cronista, el padre jesuita Joseph de Acosta, completa la información acerca de las enseñanzas de este sitio: se les acostumbraba a comer mal y dormir peor “porque no fueran regalados”3, es decir, para que no se criaran ajenos a la vida dura de la campaña militar; madrugaban y velaban, aprendían a hacer penitencia con espinas de maguey, acostumbraban el baño frío nocturno, practicaban abstinencia y ayuno, solían ir con poca ropa para aumentar la resistencia al frío, etcétera.

También en este lugar se les enseñaba a leer y a aprender de memoria las historias pintadas en los códices: “para esto tenían escuelas, y como colegios o seminarios, adonde los ancianos enseñaban a los mozos éstas y otras muchas cosas que por tradición se conservan tan enteras como si hubiera escritura en ellas”4. Sahagún consigna que del Calmecac salían los señores, senadores5 y la gente noble a cargo de quienes estaba el pueblo, lo mismo que los militares. En cuanto a las mujeres, entraban como servidoras del templo o cihuatlamacazqui; se les inculcaba también la castidad y permanecían en encierro hasta la edad de casarse. Ellas hacían la comida que se ofrendaba a los dioses y la que consumían los tlamatinimeh o sabios, y los sacerdotes; molían el cacáoatl, cantaban y danzaban y, en general, se les enseñaba a ser discretas, obedientes y humildes.

En este punto es importante recordar que, si bien todos los y las jóvenes tenían el acceso a la educación del calmecac, las clases pobres de los calpultin o barrios practicaban la educación tradicional del gremio: el padre enseñaba el oficio al hijo, y así sucesivamente. Sin embargo, era común que en estas escuelas convivieran niños y niñas de barrios y clases diferentes, lo que queda demostrado en la diferenciación que hace el propio Sahagún en el libro VIII, capítulo XX, cuyo título reza: “De la manera que tenían los señores y gente noble en criar a sus hijos”6, y el comentario de Joseph de Acosta: “Fuera del común
número de estos muchachos, había en los mismos recogimientos otros hijos de señores y gente noble, y éstos tenían más particular tratamiento”7.
Según consigna el mencionado libro VIII de Sahagún, a los jóvenes nobles se les criaba en casa hasta la edad de 6 o 7 años, donde sus madres o amas les instruían en buen lenguaje y buenos modales; entre los 10 y los 12 años entraban al calmecac o al mixcoacalli, casa de los cantores, donde aprendían a cantar y a hacer penitencia. A los 15 años de edad comenzaba su enseñanza militar y a los 20 años se les llevaba, por fin, a la guerra. En este momento debían demostrar que eran capaces de vencer el miedo y dirigir una campaña en una serie de guerras de iniciación. Aquellos que mostraban algún indicio de cobardía, eran tomados como prisioneros sin gran lucha, o bien, regresaban de varias guerras sin haber capturado a ningún enemigo, sufrían del rechazo de la sociedad en general: “Y el mancebo que aún teniendo vedija en el cogote iba a la guerra dos o tres veces, cuando volvía sin capturar por sí, ni en compañía, llamábanle por afrenta cuexpalchicácpol, que quiere decir: bellaco que tiene vedija en el cogote, que no ha sido para nada en las veces que ha ido a la guerra”8, y cuando ni en compañía, ni de ninguna otra manera conseguía obtener cautivos, se le hacía una corona en medio de la cabeza, “a este tal no le era lícito traer manta de algodón, ni maxtle de algodón, sino manta de ixtli, y maxtle de ixtli, sin ninguna labor; esto era señal de villano”9.

En cuanto al telpochcalli, según el libro VI de la Historia general…, era una escuela a donde se mandaba a los niños y las niñas que pensaban seguir la carrera religiosa. Cuando se les prometía al templo se mandaba llamar al telpochtlaloque y se hacía una fiesta para ofrendar una dote que incluía comida, bebida, maxtles, mantos y flores. Una vez que había comido y bebido, el telpochtlaloque tomaba al niño o niña en brazos en señal de aceptación y le agujereaba el labio inferior para ponerles una piedra preciosa en señal de pertenencia. Las niñas prometidas al telpochpan (la zona para mujeres) eran entregadas a la mujer que guardaba a las otras, la ychpochtiachcauh; sin embargo vivía con sus padres hasta que estaba en edad de entrar definitivamente al templo. A ellas se les enseñaba a cantar y danzar en honor al dios Tezcatlipoca, también llamado Moyocoya o Yaotl. En cuanto a los niños que se inclinaban a la religión, si bien eran prometidos al templo desde pequeños, cursaban primero la educación del calmecac y luego los enviaban al templo.

Así pues, gracias a los textos de estos padres españoles, podemos constatar que el pueblo mexica dio gran importancia a la educación, y que esto no quedó inadvertido para los conquistadores, dado que el tipo de sociedad que conformaba la nación mexicana antigua determinó, en gran medida, sus principales tendencias educativas.

Evidentemente, el orden y la disciplina resultaron fundamentales para la vida de una sociedad bélica de gobierno teocrático, lo que se refleja en las dos formas de educación, la disciplinaria y militar del calmecac y la religiosa del telpochcalli. En palabras del padre Acosta: “gran orden y concierto era este de los mexicanos, en criar a sus hijos, y si agora se tuviese el mismo orden en hacer casas y seminarios donde se criasen estos muchachos [se refiere a los jóvenes indígenas], sin duda florecería mucho la cristiandad de los indios”10.

Esta aseveración del P. Acosta resulta notable, puesto que aparece justo en el momento del choque entre dos formas muy distintas de concebir el mundo. No obstante, resulta evidente que, para una sociedad bélica y profundamente religios -como lo fueron la mexica y la hispánica-, valores como la disciplina, la fortaleza y la sumisión ante lo sobrenatural son fundamentales en la educación de sus generaciones jóvenes y, a pesar de todo lo ajeno que nos resulte a las sociedades actuales, hay algunos elementos importantes como la disciplina y la dedicación que pueden ser funcionales en cualquier sistema educativo.

1 Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, 8ª ed., México, Porrúa, 1992 (Sepan cuantos…, 300).

2 Ibid., p. 401.

3 Fray Joseph de Acosta, Vida religiosa y civil de los indios, México, UNAM, 1978, p.132-133 (Biblioteca del estudiante universitario, 83).

4 Ibid., p. 101.

5 “También a éstos [los que sobresalían en la guerra] elegían por senadores, que llamaban tlacxitlantlalico, los cuales determinaban las causas graves de la república, y les daban estos nombres que eran muy honrosos, conviene a saber, tlacochcálcatl tecutli, o ticocihuacóatl tecutli, o cihuacóatl tecutli, o titlancalqui tecutli”, B. de Sahagún, op. cit., p. 478.

6 Ibid., p. 476.

7 J. de Acosta, op. cit., p. 133.

8 B. de Sahagún, op. cit., p. 479.

9 Loc. Cit.

10 J. de Acosta, op. cit., p. 133.

Cristina Mondragón Santoyo
Investigadora, Red Escolar

Fuego nuevo… otra vez

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La huella del lobo en el refranero español

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REVISTA DE FOLKLORE
Fundación Joaquín Díaz
Año: 2001 – Tomo: 21a – Revista número: 243 – Páginas en la revista: 97-108

Autor: CHARRO GORGOJO, Manuel Angel

Tema: Refranes / Animales

Título del artículo: LA HUELLA DEL LOBO EN EL REFRANERO ESPAÑOL

VI

¡O mate mala ponzoña
a pastor de tal manera,
que tiene cuerno con miera
y no les unta la roña:
Ve los lobos entrar,
y los ganados balar,
e él, risadas en oillo,
nin por esto el caramillo
nunca cesa de tocar.

(Coplas de Mingo Revulgo, siglo XV).

INTRODUCCION

A lo largo de la historia, las gentes del común, han utilizado las enseñanzas que les ha proporcionado la observación directa de los animales salvajes, condensando estas cualidades en las breves y sustanciosas palabras de un dicho o de un sentencioso refrán. Su naturaleza folklórica, la condición de saber popular que se le concede y el hecho de atesorar en su enunciado costumbres pasadas, le confieren un gran valor en la reconstrucción de la forma de pensar, sentir, comportarse, interrelacionarse y vivir los individuos de una colectividad determinada.

Los refranes han surgido en todos los países, unos tomados de fábulas y de los cuentos; otros de hechos históricos, de antiguas leyendas; y la mayor parte, interpretando las costumbres de los pueblos, con sus vicios y sus virtudes. Tal vez su raíz, surgiera en la prehistoria, a poco de descubrirse el lenguaje articulado, fundamento de toda cultura universal. Quizá se remonte a la época de aquellos clanes prehistóricos, reunidos en pareja por grupos que tenían la loable costumbre de visitarse anualmente. En esos encuentros, en los que tomaban parte personas de diferentes edades y condición social, solían formarse grupos para gozar del placer de la charla, y en éstos no era raro que alguien propusiera como distracción narrar las costumbres de los animales que los demás grupos desconocían. Lo cual no parece extraño que se plasmaran en breves sentencias que aumentarían el acervo cultural de los grupos gestándose un fondo de sabiduría popular.

Nadie pone en duda que los refranes sobre los animales han prevalecido a través de los siglos por la verdad que contienen, recordando algún rasgo psicológico del animal, costumbres, alimentación, vida u otra cualidad comparativa con las del hombre.

El pueblo llano en el refranero zoológico compara las costumbres e instintos de los animales a las virtudes y vicios de los hombres por medio de refranes y proverbios, de esta forma se ofrece un cuadro distorsionado o caricaturizado de la sociedad o de los diversos sectores de la misma que pretende censurar o fustigar. Los lobos no son sino las figuras de nuestras virtudes y de nuestros vicios, errantes ante nuestros ojos, los fantasmas visibles de nuestras almas. Aunque lo frecuente es que al lobo se le asignen cualidades negativas.

Numerosos refranes populares van ligados a las festividades y santos del calendario, que permiten localizar cronológicamente muchas actividades biológicas como el momento del parto y la época en que hay suficiente alimento para la loba y los lobeznos. En el mundo agrario el conocimiento del santoral, acompañado de la observación que le rodea y de la experiencia, permite conocer los principales hábitos y comportamientos de estos cánidos.

Los grandes maestros de la paremiología recopilaron los refranes ordenados por criterio alfabético, la mayoría de las veces con la simple transcripción del mismo y otras agregando una lacónica explicación de una voz o una más detallada glosa explicativa, apareciendo en sus obras todos los proverbios y dichos sentenciosos populares de la época.

La presencia del lobo en el refranero popular y otras manifestaciones culturales nos permite recrear la huella indeleble que ha dejado el cánido en el imaginario colectivo de todas las épocas. Los vínculos entre el hombre y el lobo quedan patentes cuando analizamos el contenido del refranero, donde tenemos la oportunidad de rescatar datos sobre estos carnívoros y sus andanzas.

SECULAR ANTAGONISMO ENTRE HUMANOS Y LOBOS

Las relaciones entre los lobos y los humanos debieron estar presididas durante mucho tiempo por un mutuo respeto y un prudente distanciamiento, pues las presas eran abundantes para ambos cazadores sociales. Podemos reproducir con cierta verosimilitud los enfrentamientos entre los primeros cazadores y las manadas de lobos disputándose los mismos restos de animales frescos matados.

Desde los tiempos prehistóricos, el inicio de la auténtica rivalidad surgiría, probablemente durante la revolución neolítica, cuando algunos grupos humanos cambiaron el secular estilo nómada de cazadores y recolectores por una forma de vida sedentaria, domesticando determinadas especies vegetales y animales que a partir de entonces constituirían su fuente de alimentación. Pero, el hombre con el advenimiento del rebaño doméstico o la parcela cultivada se transformó en feroz defensor de sus propiedades. El único animal que de una manera tenaz le hacía pagar un cuantioso tributo en sus rebaños era el lobo, que agotadas sus presas naturales durante milenios, se hizo parásito del hombre en amplias zonas de su habitat, ejerciendo una permanente depredación sobre ungulados tan fáciles de cazar como las ovejas, los bóvidos o los caballos domésticos. El lobo compite por una caza exclusivamente reservada para el hombre; éste se siente directamente amenazado en sus bienes, puesto que toma a sus rebaños, a los cuales consagra en adelante lo esencial de sus actividades. Este antagonismo le vale al lobo ser designado por los pastores indoeuropeos bajo el nombre de varka, el raptor, el ladrón por excelencia, que se encuentra en el vlk checo, el lupus latino, el wolf germánico e incluso el bleis galo. Estas son las sociedades de pastores que, sin cesar de dirigir ruegos e invocaciones a las divinidades susceptibles de liberarlos, tienen los primeros perros adiestrados e inventan armas con el fin de defenderse contra el lobo.

A priori, podríamos imaginar una guerra fría entre ambos predadores. Pero desgraciadamente, comparten los mismos gustos, persiguen la misma caza, muestran relaciones de rivalidad y llegan a molestarse mutuamente. El lobo prefiere las presas poco combativas o algunas cabezas de ganado mal protegidas. Por lo que respecta al hombre, no come el lobo ya que la carne demasiado coriácea y nauseabunda, le repugna; solamente la piel espesa y gruesa gozará de numerosas virtudes: Llevar una gorra de pelo de lobo impedía el hechizo, llevar una tira de cuero alrededor del cuello aseguraba el éxito en el amor, y en Sicilia y en España un trozo de piel preservaba a los niños de las enfermedades. Es a partir de la Edad Media, cuando nuestros antepasados, le declararon una enconada guerra a muerte que perdura hasta nuestros días.

La escasez de alimentos en los períodos invernales ha obligado al lobo a centrar sus capturas en los animales domésticos de una forma más continuada. La sagacidad del cánido, capaz de salvar los más inverosímiles obstáculos con tal de saciar su hambre, queda reflejada en el popular romance de La loba parda. Según MENENDEZ Pidal nació en Extremadura y los pastores trashumantes lo difundieron por ambas Castillas y por León dando origen a nuevas versiones recogidas por notables folkloristas, cuya descripción realista evoca el secular enfrentamiento entre el pastor y el lobo. Los pastores saben que el lobo sigue los pasos de las grandes concentraciones de ganado para aprovechar el extravío de una cría o la oscuridad de la noche. En cada migración serán varias las cabezas de ganado que se perderán por la acción de los cánidos. La atención de los ganaderos debe ser total, y se establecerán guardias nocturnas para evitar pérdidas. Cualquier descuido será aprovechado por el lobo para diezmar el rebaño. Un refrán castellano es suficientemente explícito: “Reunión de pastores, oveja muerta”.

La admiración que el hombre ha sentido desde siempre por dicho animal, la fascinación que éste ha ejercido sobre las gentes de todas las épocas, proviene de la propia condición del lobo, representante supremo de la osadía, de la fuerza y del poder que le confiere su aureola mítica. Éste carnívoro ha cautivado a generaciones de guerreros, que veían en él la encarnación de la fuerza, de la bravura y de un realismo sin concesión. Ha sido durante mucho tiempo el emblema de las legiones romanas. Al principio de la era cristiana, los soldados germanos se comían el corazón de los lobos para tener sus virtudes combativas y su virilidad. En las primeras civilizaciones, el lobo representaba a menudo el arquetipo del macho y la loba de la fecundidad, incluso los dioses nacían de los lobos.

El lobo ha dejado una amplia estela de cultura a través de la historia. Numerosas expresiones o palabras relacionan al lobo con el animal salvaje que ha marcado nuestra civilización desde la Grecia antigua hasta la actualidad. Los romanos veían a los lobos como símbolo de amor y sacrificio maternos, para los griegos encarnaba el valor y la fuerza y en la mitología nórdica alcanza la máxima expresión de ferocidad.

El lobo es la representación de la gran bestia, enemiga acérrima del género humano, voraz, rápida, astuta y difícil de vencer. En casi todas las culturas de los países europeos en los que abunda este animal, su figura ha te nido consideración maligna y ha sido asociado a tótems de tal carácter.

Los cazadores, aunque le reconocen el coraje y la astucia, tienen una visión tan esquemática de esta bestia sabia y falsa que le suponen todos los vicios que ya le atribuían los autores antiguos o el folklore occidental.

Para el hombre, el lobo es el enemigo peligroso y organizado contra el cual es necesario proteger a los rebaños y víctimas marginales, que inspira temor por su aspecto y sus fechorías y contra el cual se nos advierte que la mejor defensa es la destrucción total.

El lobo en el curso del último será objeto de una lucha a muerte, porque el hombre consciente de su fuerza no tolerará en lo sucesivo ni las agresiones contra sus apriscos, ni incluso cuando se le disputa la caza que corre por los montes y los llanos. Todavía menos que se cierna sobre él o sus hijos la menor amenaza. Desde entonces el lobo es condenado y ejecutado.

Los cazadores han podido si no apreciar, al menos, aprender a temer y a conocer las cualidades de esta bestia poderosa dirigida por la fuerza de un grupo estructurado. Ellos han podido temerle mucho como rival mejor armado y como raptor, pero también admirar algunas virtudes, para tomarlo por tótem, divinizarlo y pedir su ayuda para cazas abundantes, implorarlo para que multiplique los animales codiciados o los rebaños congregados y criados con trabajo. La actitud del hombre hacia el lobo es durante este período ambivalente: detestado o reverenciado.

LA CRUZADA CONTRA EL LOBO

Demasiado ligado a ciertos mitos y cultos del paganismo, el lobo es temido en el mundo cristiano que predica el orden doméstico y se consagra a la ganadería y a la agricultura. Tiene la evidencia de que es la bestia que envía Dios para castigar a los hombres y degollar a las ovejas privadas de su buen pastor. Su carácter demoníaco y maléfico se refuerza, a esto se añade que este animal con rabia transmite la funesta enfermedad por mordedura. Los aldeanos medievales ven morir de atroces sufrimientos, en el límite de la locura a su vecino, su esposa y su hijo. En el transcurso de los siglos estos terrores reposan más tiempo sobre el mito que sobre la realidad, y van a ser reforzados por hechos tangibles. A decir verdad, sin duda, el lobo no solamente se ha alimentado de los cadáveres de los caballos en los campos de batalla, sino que ha comido carne humana en los períodos más negros de la historia, cuando las epidemias y el hambre dejaban por los caminos mujeres y hombres agonizando. Se confundía la causa y la consecuencia, y el lobo devorando se convirtió en la máxima imagen de la desgracia. Es el punto de partida de su exterminio.

La amenaza aviva el combate como da testimonio de ello la hagiografía, el folklore y la historia documentada y datada. Ya en el siglo VI a.C. se ofrecía en Atenas el valor de un buey a quien llevara la piel de un lobo. Los encuentros con el hombre son mencionados a partir de las grandes invasiones de la época burgundia, luego merovingia y sobre todo durante el reinado de Carlomagno, en cuyo capitular del año 813 prevé para cada condado la creación de una nueva categoría profesional, los luparii o cazadores de lobos. Llegó también al extremo de exigirles a sus caballeros no sólo la lucha contra los sajones sino también contra los lobos salvajes. En la Edad Media un rey inglés autorizó a sus súbditos a pagar sus impuestos con pieles de lobo, el resultado no se hizo esperar, en el siglo XV el lobo desapareció de las tierras de Inglaterra.

En determinados países de Europa la caza del lobo se convirtió en deporte, y era practicado por la monarquía y la nobleza. Jaime VII y la reina María de Escocia se entregaban a dicha actividad en las postrimerías de la Edad Media cuando ya el lobo se encontraba abocado al exterminio en Gran Bretaña. El rey francés Luis XIII y los reyes españoles Carlos II el Hechizado y Felipe IV fueron algunos de los protagonistas de tales lances cinegéticos.

En el Libro de Horas del duque de Berry (siglo XIV) aparecen miniaturas con representaciones de cacerías de lobos en las que son utilizados perros y caballos, modalidad que perduró hasta finales del Renacimiento.

En Portugal fueron instituidos los ojeos en el siglo XVI bajo el reinado de Juan III. Por orden suya, todas las personas se hallaban obligadas a participar en las batidas a los lobos, a partir de la octava Pascua, con intervalos de quince días y hasta el mes de Junio.

Diego Gelmírez, obispo feudal de Santiago de Compostela, es el primer personaje que incitó a la guerra contra el lobo. En el sínodo XV del Concilio Compostelano de 1114 se especifica el tipo de castigo en que incurrirían quienes se abstuvieran de participar en la multitudinaria cacería. Ni siquiera quedaban exentos de tal obligación los presbíteros. Otro mandato posterior, fechado en 1386 en la Rocha de Santiago, y firmado por el arzobispo Berenguel de Landoira, exigía a los feligreses de las parroquias que acudieran una vez por semana, desde el primer sábado de Cuaresma hasta el 24 de Junio, y con el cura a la cabeza, a cazar los lobos acosándolos hacia los fosos.

En 1538, en la Cortes de Toledo se recogía la siguiente petición al Emperador Carlos I (Petición 92): ” Algunas ciudades destos reynos han dado noticia en estas Cortes que los lobos se multiplican mucho y hazen muy grand daño en los ganados. Suplicamos a Vuestra Majestad mande que se acreciente el premio que se da á los que les mataren é qu se puedan matar con escopeta y arcabuz y con todo linaje de yerba ”

Entre los siglos XVI y XVIII proliferaron en toda España acuerdos municipales y ordenanzas de todo tipo que obligaban a los habitantes de las zonas pobladas por lobos que participaran activamente en las batidas contra éstos, así como en la construcción y mantenimiento de las tradicionales trampas.

Para combatir a estos carnívoros se han empleado todos los métodos, desde las jaurías y las armas de fuego que acabaron con ellos en las Islas Británicas y buena parte de Europa, hasta el veneno, las trampas, los helicópteros y las famosas águilas reales adiestradas por los kirguises para la caza.

Y para completar este decorado tan adverso, en la década de los 50 se crearon las Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos, que colocaron al borde de la extinción no sólo a los lobos, sino a otros muchos predadores ibéricos de incalculable valor ecológico y cultural.

JUEZ O VILLANO

Un grupo de leyendas presenta al lobo como justiciero, pues en el año 617, según Baronio, una manada de lobos se presentó en un monasterio y devoró a varios frailes herejes. Los lobos enviados por Dios despedazaron a los ladrones sacrílegos del ejército del duque de Urbino que habían venido a robar el tesoro de la Casa Santa de Loreto. La cabeza de San Edmundo el mártir, rey de Inglaterra, era guardada y defendida por un lobo de las bestias salvajes. San Noberto obligó a un lobo a dejar libre a una oveja tras tenerla entre sus fauces y posteriormente a cuidar todos los días del rebaño.

Los ejemplos de santos cristianos lupinos son tan numerosos que sólo mencionaremos unos pocos. Entre los eslavos San Pedro es el pastor de los lobos y el 17 de enero reúne a todos los de la comarca y reparte entre ellos los alimentos para el año que sigue. San Francisco de Asís hace con el lobo de Gubia un pacto de amistad que ambos respetarán y que va a permitir al lobo recibir su alimento de mano de los habitantes.

Otras narraciones nos presentan al lobo como descubridor de causas criminales. Sirva de ejemplo una leyenda de Olivenza (Badajoz) recogida por Domínguez Moreno que cuenta la muerte por asesinato de un buhonero a manos de dos jóvenes camino de Alconchel. Unos lobos presencian desde lo alto de una sierra el homicidio, y el buhonero los pone por testigo ante sus verdugos. Los asesinos disponen todo de tal forma que parezca que el desgraciado fue víctima de la furia de los lobos. Pasan tres años y los jóvenes asisten a la romería de la Virgen Nuestra Señora de los Santos. Durante la misa se escuchan unos fuertes aullidos y uno de los mozos, con sorna, le dice al compañero: “Compadre, que nos reclaman los testigos de la muerte del buhonero”. Las palabras fueron escuchadas por el hijo del asesinado, que siempre dudó de las extrañas circunstancias del fallecimiento de su padre, y los criminales fueron detenidos.

En diferentes lugares del viejo continente se registran relatos truculentos sobre personas muertas por lobos. Un poema de Gabriel y Galán titulado Elegía, – basado en un hecho real ocurrido hacia 1880- nos refiere los paseos diarios de una niña de trece años desde el caserío de Casablanca hasta la majada en la que unos pastores cuidan los rebaños de su familia para llevar las viandas, regresando ya anochecido. Una de las noches sucede la tragedia:

La cabrerilla
de Casablanca
por fieros lobos,
ay, devorada!
¡Sangre en las peñas,
sangre en las matas,
la virgencita,
desbaratada!

Analizado retrospectivamente el macabro relato, podemos asegurar que se trataba, como en tantos otros casos, de simular una muerte por los lobos para ocultar un caso de violación y asesinato de una adolescente. Esta opinión viene respaldada por declaraciones de expertos alimañeros que afirmaban que nunca lobos adultos les atacaron cuando les arrebataban los lobeznos. Es muy difícil que el lobo ataque a un ser humano, dado que somos un enemigo ancestral y nos teme en su conducta innata heredada. Las historias que se cuentan en las zonas lobunas de Europa respecto a la existencia de lobos devoradores de hombres tienen su soporte en la pervivencia de creencias ancestrales.

Para comprender la función de chivo expiatorio por parte de este cánido basta recurrir a la novela picaresca de Cervantes, El coloquio de los perros, retrato costumbrista que pudo tener como modelo cualquier majada del solar español y que actualmente sigue ocurriendo. Berganza cuenta a su compañero el perro Cipión las tristes experiencias de su vida perruna al cuidado de un hato de ovejas. “Vi que dos pastores asieron un carnero de los mejores del aprisco, y le mataron, de manera que pareció a la mañana que había sido su verdugo el lobo”. Grande del Brío nos ofrece un testimonio de esta práctica contando que el tío Santa, pastor de la sierra de las Quilamas, periódicamente variaba su monótona dieta, dando cuenta de alguna cabra y ante su amo achacaba al lobo la culpa de tal lance

En efecto, de dios o compañero de los dioses, el lobo se convierte poco a poco en un animal aborrecido y temido, una alimaña maligna a la que hay que destruir. Es ahora el enemigo, el diablo, el agente de Satán, proveedor del Infierno. ¿De dónde surgió este odio que aún subsiste en nuestro subconsciente, si el lobo nos es familiar gracias a los cuentos, las historietas ilustradas o las películas fantásticas?

No sabemos exactamente lo que ocurrió. Pero podemos tratar de comprender las causas del cambio de actitud. Resulta curioso constatar que el hombre prehistórico, que tan magistralmente representaba a otros animales, sólo raras ocasiones dibujó figuras de lobo en las paredes de sus cavernas. Sin embargo, el lobo existía en esa época, como nos lo demuestran los numerosos restos descubiertos en los osarios. También se han encontrado, especialmente en las tumbas de niños, dientes caninos de jabalí y de lobo que probablemente servían de dijes colgantes o de elementos collares. Esos caninos tenían un poder de protección contra las enfermedades y el mal de ojo, poder que volveremos a ver más tarde en la magia y en la medicina popular. Estos datos demuestran que nuestro antepasado primitivo no le tenía miedo al lobo.

Pero fue la introducción de la ganadería y la agricultura lo que desató una hostilidad mortífera entre el hombre y el lobo, que compartían los mismos territorios y tenían los mismos comportamientos. Como consecuencia de la roturación de los bosques y estepas, el lobo tiene que retirarse a zonas cada vez menos abundantes de caza, lo que hace que deba depender del hombre para sobrevivir. En Occidente su víctima principal es el ganado, presa fácil y abundante. El hambre y la rabia le obligan a salir en ocasiones de sus guaridas para atacar al hombre, su perseguidor. De ahí el odio y el miedo, que agravan aun más las guerras, las invasiones y las hambrunas.

A partir de ese momento la guerra es incesante entre ambos protagonistas. Todos los medios son válidos para el hombre: la caza tradicional, las trampas de los más variados tipos, los venenos y las armas. Su empeño es destruir el lobo por los efectos nefastos que su acción tiene sobre la economía, sin que le preocupe el papel ecológico que el animal desempeña ni su utilidad médica.

La literatura cristiana no se contenta con hacer del lobo un ser fundamental malvado y temible, le calumnia de forma ultrajante, le atribuye tratos aberrantes que tienden no solamente a hacerle más odioso sino más despreciable, se venga y consolida el miedo que le inspira ridiculizándole. En el occidente cristiano la imagen del lobo es negra, es la encarnación del mal, del desenfreno, de la lujuria, puede acostarse con una mujer para engendrar al hombre-lobo. Es la maldición suprema, una de las más antiguas pesadillas de la humanidad, hombre de día rebajado a rango de bestia de noche capaz de todos los horrores y de todos los crímenes.

El lobo ha sido la encarnación por excelencia del mal, de las fuerzas obscuras, del pecado, ya que devora el cordero místico, símbolo de Cristo. En las leyes hititas se decía de un proscrito que se había convertido en lobo; esa asociación con los fugitivos tal vez se deba a la figura huidiza que suelen adoptar estos animales. La mitología antigua lo hacía proveedor de los infiernos o el guardián del reino de los muertos con Hades cubierto con un casco de piel de lobo; en el caso de los etruscos surgiendo de una caverna engullía a los hombres vivos; en las leyendas germánicas y escandinavas se ve el lobo carnicero, fúnebre, comedor de muertos, enemigo infernal y temible.

La bestia ha muerto, el miedo sobrevive censurado por el imaginario de los hombres, que habrá hecho más que su ciencia o su espíritu de observación durante muchos siglos. Aunque nada es cierto, los zoólogos han repetido en sus compilaciones todas las fábulas nacidas incluso antes de Aristóteles. Al final del siglo XVIII, los naturalistas al lado de los resultados de sus propias investigaciones, rechazaban la incomprensión total del hombre respecto del lobo, su emotividad que deforma los pocos detalles anatómicos que posee. Bufón ilustra bien este aspecto que se ha citado cientos de veces: “Desagradable en todo, la cara baja, el aspecto salvaje, la voz espantosa, el olor insoportable, el natural perverso, las costumbres feroces, perjudicial en vida, inútil después de su muerte”.

UNA OPORTUNIDAD PARA EL LOBO

El rico legado de las fábulas, cuentos y leyendas nos ponen en guardia contra el lobo sobornador, fuerte, astuto y ruin, los peligros de la conversación con las gentes que no se le conoce, la imprudencia y la desobediencia a los sabios consejos de los padres.

Sin embargo, los cuentos han sido víctimas de ideólogos y propagandistas. Así, en Alemania, los teóricos del Tercer Reich convirtieron a Caperucita Roja en un símbolo del pueblo alemán, salvado del maligno lobo judío. Al final de la Segunda Guerra mundial, las autoridades aliadas prohibieron la publicación de los cuentos de Grimm en Alemania por creer que habían contribuido al salvajismo nazi. Que tales historias hayan sobrevivido a la desaparición del lobo no es debida únicamente al funcionamiento de nuestro folclore y a la rica inconsciencia colectiva de la cual es un reflejo.

Nuestra tradición es rica en alusiones a la supuesta perversidad y agresividad del lobo. La influencia católica ha hecho además que se haya considerado al lobo como una criatura de las tinieblas, incluso vinculada al demonio. Este miedo ha sido transmitido de generación en generación por relatos y cuentos, que nos enseñan a odiar y a temer un animal pretendidamente devorador de niños y mujeres indefensas, abandonando la manada para atacar al pastor acompañado de perros y también seguramente bien armado. Esta bestia podía devorar varias personas por día, recibir sin dificultades varias heridas, corriendo por la noche con los ojos brillantes, era un pretexto corriente que no necesitaba ninguna explicación para la desaparición de personas o animales. Todos los perros errantes atacados por la rabia fueron inmediatamente tomados por lobos, los medios de comunicación de la época obtenían pingües beneficios hablando de pueblos de la lejana Siberia asediados por un centenar de lobos, y ante ellos una intervención armada de algunas personas llenas de valor dispuestas a combatir a esta bestia demoníaca.

No podemos negar la evidencia de rebaños atacados, aunque la mayoría de las veces morían al precipitarse por los abismos, enloquecidas de espanto, dada la falta de adecuados apriscos que pudieran contener e impidiese la entrada a los lobos. Así, pues, el lobo no es culpable de ese daño a los recursos humanos, porque fue primero el hombre quién le arrebató el espacio y la carne al gran depredador. Los humanos fuimos quienes provocamos esta situación, al aniquilar los herbívoros salvajes y sustituirlos por ovejas. El exceso de presión cinegética dio lugar a que los lobos no dispusieran de alimento teniendo que recurrir a los apriscos.

Las talas masivas en los montes de la Península Ibérica provocan alteraciones del ecosistema y obligan al lobo a modificar continuamente sus territorios, con las graves consecuencias que esto supone para la especie. La más inmediata es la escasez de cobijo, seguida de una disminución del alimento disponible que incrementa la frecuencia de los ataques a la cabaña ganadera.

Para que tengan éxito los ataques de los lobos a los rebaños tienen que darse unas condiciones favorables en las que interviene la experiencia del pastor y de los perros, lo acuciante que sea obtener comida, la zona donde se encuentra pastando el rebaño y las condiciones meteorológicas imperantes. Debido a la escasez de grandes presas los hábitos carroñeros son muy frecuentes entre los lobos y son habituales las visitas nocturnas a los basureros rurales y a las granjas. Sabemos que en los días con fuertes vientos, lluvias o nieblas son más probables que se produzcan las temidas lobadas.

Paradójicamente el lobo ayudó a que sobrevivieran los animales más dotados, cazando los débiles y enfermos, que no podían seguir la marcha del rebaño, dando origen a una selección de aptos reproductores. Sin embargo, el hombre mata los mejores ejemplares para que sus hermosas cabezas adornen sus salones contribuyendo a ampliar la senda de su extinción.

La idea de que el animal actúa con instinto cruel y sanguinario deriva de la costumbre que tiene el lobo de atacar a los rebaños domésticos y matar reses de forma masiva cuando puede. Los etólogos aducen que se trata de un atavismo que tendría su origen en el periodo de las glaciaciones del Cuaternario, en que el lobo sacrificaba abundantes presas que enterraba en la nieve, y que se conservaban congeladas para ser devoradas en épocas cuya disponibilidad de alimento era menor. Gil Cubillo sugiere que la causa de esta irrefrenable conducta es que no ha desarrollado un mecanismo fisiológico específico de inhibición de agresividad en el lance venatorio para detener su actitud de depredador frente a presas fáciles o confinadas en espacios reducidos.

Los lobos han suscitado los más arraigados temores, ha provocado los odios más encarnizados y ha sido objeto de las más fantásticas leyendas. Acusados de todas las desgracias posibles e imaginables, nosotros los hemos hecho sufrir. Cazados en todos los continentes desde la Edad Media hasta mediados del siglo XX, los lobos han estado a punto de desaparecer de la faz de la tierra. El odio que el lobo ha despertado en el hombre ha generado la persecución y exterminio más implacables y deliberados que se conocen sobre la Tierra. Se trata de la lucha contra uno de los más ancestrales enemigos: el lobo, nocturno, esquivo, frío y furtivo, que despiertan un temor sobrenatural que hace surgir de las profundidades del inconsciente toda clase de monstruos. Así se lo asocia con el hombre lobo, devorador de criaturas indefensas, con la brujería, el demonio y lo infernal, y representa todas las cosas que el hombre no acepta de sí mismo plasmándose en el refranero.

Sin embargo, el hombre se ha dado cuenta del papel que este cánido desempeña en la naturaleza y de la influencia en la historia de la humanidad. Por todo ello tenemos la obligación moral de conservar al lobo como especie zoológica reclamando su derecho a la existencia, así como el rico patrimonio cultural desarrollado en torno a su mítica figura. De no hacerlo sería un triste epílogo para un símbolo de la salvaje libertad.

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APENDICE

1. EL LOBO

1.1. Reproducción

Cuando las jaras están floridas, las lobas están paridas y por Santa Cruz, el lobo ve la luz.

Per l’Ascensión los llobos paridos son.

Per San Fernando la loba parida o rabexeando (Moviendo el rabo por dolor del parto).

Per Santa Cruz de mayo la lloba parida y el monte pesllau (cerrado).

Quieres ver la loba parida, casa a la hija.

1.2. Alimentación

Bueno le fuera al lobo pegarse con torrezno.

Caldos de nabos, ni los lobos los quieren.

Come más que un lobo.

Corazón de león, tripas de lobo, paso de buey y aire de bobo.

Cuando el lobo no va por su pie, no come lo que quiere.

Del lobo la hartura tres días dura.

El lobo come de todas las carnes, pero la suya la lame.

Toda carne come el lobo, menos la suya que la lame.

Que no se junten tantos lobos a la carne, que no quepamos a presa (tajada).

1.3. Comportamiento

1.3.1. Admiración

Si el escorpión viera y el lobo olfateara, no habría cosa que se salvara.

Si la víbora oyera, el escorpión viera y el lobo tuviera olfato, no habría hombre que saliera al campo.

Tiene pasos de lobo.

1.3.2.Meteorología

Día lobero, noche de enero.

El verano no se lo come el lobo; ni el invierno tampoco.

En el mes de enero, lobos siete a siete en el carrero (camino).

Noche de lobos.

Primer día de mayo, corre el lobo y el venado.

1.3.3. Robo

Cuando el lobo va a hurtar, lejos de casa va a cazar.

La loba parida, todo lo que pueda robar trae al nido.

1.3.4. Costumbre

Después de los años mil, vuelve el lobo a su cubil.

El lobo do mane (permanece), daño no hace.

El lobo no hace carne de donde yace.

Los lobos no hacen carne en la carnada.

Quien lobo nació, lobo murió.

1.3.5. Instinto

Bien se huelga el lobo con la voz de la oveja.

El polvo de la oveja, alcohol es para el lobo.

El polvo del ganado, al lobo saca cuidado.

El polvo del ganado no hace mal al lobo.

El polvo de las ovejas, nunca al lobo hace mal.

La vaca bramadora, llama al lobo que la coma.

Tantos por tantos, vanse los lobos a los asnos.

1.3.6. Hambre

Cuando el lobo anda a grillos, ni hay para él ni para sus hijos.

El hambre echa al lobo al/del monte.

El hambre mata al lobo en el poblado El hambre mete al lobo en poblado.

El hambre saca de la selva al lobo.

El lobo no come de la carne que muere /quiere, sino de la que por su pie hubiere/quiere.

El lobo no come de la carne que quiere, sino de la que puede.

Lobo con hambre, esquilos oye por todos los valles.

Lobo hambriento, no tiene asiento.

Lobo que presa no halla, come la tierra con rabia.

1.4. Vejez

1.4.1. Experiencia

El lobo viejo a la tarde aulla.

El lobo viejo caza a la espera.

El lobo viejo no busca tripas ni sesos, sino hígados tiernos.

Lobo viejo no cae en la trampa.

1.4.2 Desprecio

Al lobo que se hace viejo, le toman el pelo hasta los corderos.

Del lobo viejo se burla el perro.

Castiga el perro, castiga el lobo, y no castiga el hombre cano.

1.5. Virtudes

1.5.1. Arrepentimiento

El lobo harto de carne se mete fraile El lobo sin dientes a ermitaño se mete.

1.5.2. Astucia

A cerdo que es para boca del lobo, no hay San Antón que lo guarde.

Ganado que el lobo ha de llevar, ni San Antón lo sabría guardar.

Burla burlando, vase el lobo al asno.

Con cabeza de lobo gana el raposo.

Con una cabeza de lobo, come un año el que no es bobo.

Cuenta y no come el amo de las ovejas, y el lobo come y no cuenta.

De la abundancia come el lobo.

De lo contado como el lobo.

De lo contado come el lobo y anda gordo.

Ducha es la loba de la soga.

El lobo come del cuento.

El que entre ciento mete una, o es del lobo o es de la fortuna.

La conciencia del lobo, que por libra y media lleva al asno y dice que va engañado.

La oveja que ha de ser del lobo, fuerza es que lo sea.

Más hace el lobo callando, que el perro ladrando.

O tarde o pronto, el asno es de los lobos.

Paciencia, no gruñais/gruñatis, dijo el lobo a las/los cabras/cochinos.

“Palabra”, dijo el lobo a la cabra.

Una oveja, y comióla el lobo.

1.5.3 Confianza

Bien va la oveja coja, como el lobo no la coja.

Comprar del lobo carne.

Dar carne al lobo.

La piel vendida y comida, y el lobo en la guarida.

Loca/Tonta es la oveja que al lobo se confiesa.

Mientras el perro duerme, come el lobo

No soy cordero bobo que me deje comer del lobo.

Oveja que el lobo lleva, candida va.

Por fiarse del perro duerme el lobo en el pajar.

Quien se fía del lobo entre sus dientes muere.

1.5.4. Prudencia

Caballo que ha de ir a la guerra, ni le come el lobo, ni le aborta la yegua.

En el hato esta el lobo.

El lobo anda en el rebaño.

El lobo esta en la conseja.

1.5.5. Valor

A perro de cabaña, échale un lobo.

Dos lobos a un can, bien le morderán.

Mejor es ser lobo que oveja, y caballo que buey manso.

Muchos gritos caben en el culo del lobo, la res y todo.

Muchos gritos caben debajo de la cola del lobo.

Muchos ladridos caben del lobo en el oído.

1.6. Vicios

1.6.1. Codicia

El que al lobo envía, a fe, carne espera.

Quien al lobo envía, carne espera.

Quiere ganar como con cabeza de lobo.

1.6.2. Gula

A carne de lobo, diente/salsa de perro.

Ama el lobo al cordero para comerlo.

El lobo no cuenta las ovejas: come cualquiera de ellas.

Es más carnicero que un lobo.

La raposa ama engaños, el lobo corderos, la mujer loores.

Lobo que presa topa, aunque se le vea vieja no cierra nunca la boca.

Más crudo lo come el lobo y anda gordo.

Más crudo lo come el lobo y bien le presta.

Por amor del buey, lame el lobo el yugo.

Por amor del buey, el lobo al arado lame.

1.6.3. Influencias negativas

La amistad del lobo con el mal perro, la paga el cordero

Junta de lobos, muerte de oveja.

Juntóse el lobo a la oveja, y le comió hasta la pelleja

La oveja que se aparta de su rebaño, a peligro se pone de ser tomada de lobos.

Mientras riñen entre sí los perros, se come el lobo al cordero.

Por las malas compañías, el perro se vuelve lobo al cabo de pocos días.

El que con lobos anda, a aullar aprende.

Quien con lobos anda, a aullar se enseña.

Quien con lobos se ajunta, pronto águila.

1.6.4. Maldad

Aunque mil años tengas a un lobo por cordero, nunca harás cordero del lobo.

De visita, hasta los lobos parecen corderos.

Debajo de la piel de oveja, está el lobo robador.

El lobo muda el pelo, mas no el celo/vezo.

El lobo troca el pelo y las mañas no.

Lobo con piel de oveja no prepara cosa buena.

Muda/pierde el lobo los dientes, y no las mientes.

So la piel ovejuna, traes dientes de lobo.

1.6.5. Misoginia

A muller e a loba do máis feo se namora.

Con lobos y con mujeres, toparás más que quisieres.

De lobos y mujeres, lo que vieres.

Guarda el cabrero las cabras de muchos lobos, y a su mujer no puede de un hombre solo.

La loba y la mujer, iguales en el escoger.

La mujer, es como la loba en el escoger.

La loba en el escoger y la anguila en retener.

La loba escoge, y al fin toma lo más ruin.

Mujer joven, pan tierno y leña verde, son en casa lobos que se muerden.

2.El PASTOR

2.1. Irresponsable

Avisad al lobo y echad el ganado sólo.

El pastor que a sus ovejas, deja arriesgadas al robo, esto es, más que pastor, lobo.

El que lobos apacenta no quiere paz con ovejas.

En el rebaño el lobo, y el pastor durmiendo con otro.

Es pastor muy descuidado, el que no siente el lobo en su ganado.

Ganado mal guardado, más es del lobo que de su amo.

Pastor caravero, hace al lobo carnicero.

Pastor cucharero y lector, hace al lobo gran señor.

Entregar la oveja y corderos al lobo, notorio desatino y robo.

Encomendar la oveja al lobo.

¿Qué prudencia, soltar los lobos y atar las piedras? Si dices a la oveja donde está el lobo, querrá conocer si es buen mozo.

Soltar al lobo entre las ovejas.

2.2. Desconfianza

Cuídate de los lobos con piel de cordero.

Del lobo, un pelo/repelón..

Del lobo un pelo, y ese de la frente.

Ninguna loba pare corderos.

2.3. Protección.

Buenos perros, del lobo amengua el riesgo.

Cuando está el amo con sus ovejas, ni la morriña ni el lobo vienen a ellos.

El pastor que no quiera pelleja, no quite el ojo a la oveja.

Quien trata con lobos, traiga el perro al lado.

Si no hubiera perros, no habría lobos.

2.4. Invocación Nunca otro lobo venga a mi ganado.

3. El PUEBLO

3.1. Mentalidad popular

3.1.1. Clasismo

Cada lobo por su senda.

Cada lobo en su senda y cada gallo en su muladar.

Cada loco con su tema, y cada lobo por su senda.

El llobu grande siempre comió al pequeñu.

3.1.2. Bienes comunales

Asno de muchos, lobos se lo comen.

El ganado baldío o de muchos amos, pronto encuentra al lobo.

La vaca baldía o de muchos amos, pronto se la come el lobo.

Ganado de muchos, el lobo lo come.

Hacienda de muchos, la come el lobo.

Muchos lobos a un pan, mal pago le dan.

Ovejas de todos, cómenla lobos.

Ovejas de muchos, lobos la comen.

Tal para tal, acomete el lobo al asno.

Tantos por tantos, vanse los lobos a los asnos.

3.1.3.Castigo

El lobo hace entre semana porque el domingo no vaya a misa.

No hace tanto el lobo entre semana como paga el día de fiesta.

Mucho daño hace el lobo, pero en una hora lo paga todo.

Tanto hace el lobo entre semana, que el día de fiesta no osa aparecer

3.1.4. Temeridad

Arremetió Morilla y comiéronle lobos.

Arrimarse a la boca del lobo, es de hombre bobo.

Cuando un lobo come a otro no hay que comer en el soto.

El ánsar de Cantimpalos, que salió al lobo al camino.

La gansa de Cantimpalos, que salía al lobo al camino.

En las uñas del lobo.

Estar como cordero entre lobos.

La yegua que arremetió, comiéronla lobos.

El que parece león y no llega a lobo, es bobo.

Guardaos de la loba cuando se enoja Harto es bobo, quien no distingue un perro de un lobo.

Ir a matar lobos no es para bobos.

Meterse en la boca del lobo.

No pace cordero a vista de lobo.

No se ha de llegar el lobo hasta la mata.

No se puede tener al lobo por la oreja.

Obscuro como la boca del lobo.

Salió el lobo al camino, como el ánsar de Cantimpalos.

Sigue el lobo, mas no hasta la mata.

Tener al lobo por las orejas, y el perro por la cola, son dos malas cosas.

Un cordero entre dos lobos.

Ver las orejas al lobo.

3.1.5. Incredulidad

Acometer la oveja al lobo.

Aquí no ay bosque de do salga lobo.

No ay mata de do lobo no salga.

Buenos son los corderos teniendo por guarda al lobo.

Como la cabra que parió para el lobo.

En la muerte del asno no pierde nada el lobo.

¿Eso me decís: que en el monte ay lobos?

El lobo harto y la oveja entera, ¿De qué manera?

¿La oveja entera y el lobo harto? ¡Gran milagro!

Julián, pica en el lobo y pídele pan.

Hase comido un lobo y torna por otro.

Menos lobos irían en la banda.

No necesita el cordero el besamanos del lobo.

Quien ha hecho al lobo sacador de espinas.

Mueren los asnos y entierran los lobos.

Ya llegó el lobo a la mata, a ver quien lo saca.

3.1.6. Intereses comunes.

Aullar con los lobos.

Con un lobo no se mata a otro.

Cuando el lobo come con el can, de acuerdo están.

El lobo y la oveja, todos una negra conseja El lobo y la oveja, vienen en una conseja.

El lobo y la vulpeja, todos/ son de una conseja.

El lobo y la vulpeja son de la misma conseja.

El lobo y la vulpeja, ambos son de una conseja.

Del mal que el lobo hace, al cuervo aplace.

El hijo de la loba y lobo, que ha de ser sino lobo.

El ladrón conoce al ladrón, como el lobo conoce al lobo.

El lobo es arisco, pero a otro lobo no da mordiscos.

Lobo no come lobo.

Lobo come con lobo.

Lo que la loba hace, al lobo le place.

Pillos y lobos no se muerden unos a otros.

Lobos de la misma cama, ni se muerden ni se morderán.

Lobos de una carnada no se hacen nada.

Ser lobos de la misma carnada.

Todos son lobos de una carnada.

Los lobos no se comen unos a otros.

Si entre lobos vives, aulla, y si entre burros, rebuzna.

Un lobo no muerde a otro.

No entramos dijo la zorra al lobo.

Con un lobo no se mata otro.

Un lobo a otro lame y no se come su carne.

Un lobo a otro no se muerden.

Un lobo a otro no se muerden, un hombre a otro, mil veces.

Un lobo a otro nunca se muerde.

Quien conoce a un lobo, conoce a todos los lobos; quien conoce a un hombre, sólo a uno conoce.

Cien lobos son como un lobo, más cien hombres desemejan unos de otros.

Un lobo a otro no se muerden; un hombre a otro, mil veces.

A un lobo, con verlo lo conoces, y no en diez años de trato a un hombre.

3.1.7.Maldición

Allá vas, cómante lobos.

Can que lobos mata, lobos le matan.

Doy al diablo el mejor de ellos, como el que cenaba con los lobos.

(El) pastor que no cura la roña, lobo le mate el ganado y rabia le coma.

Lobado molido y plomo derretido.

Lobos de Codera.

Lobos de Croy te arremetan.

Lobos malos lo coman.

Los de Fuentes de León, lobos son.

País de extranjeros, país de lobos.

Quien mal ha de hacer, a su puerta lo comen lobos.

Tiene dentro el lobo que le ha de comer.

3.1.8. Muerte

A la luna, el lobo al asno espulga.

Al dinero, al lobo y al aire, darles calle.

Algo es cuando todos dicen: “al lobo, al lobo”.

Al que se hace oveja, lobos se la comen.

Amarrando la burra donde manda el amo, como si la comen los lobos.

Atar el caballo donde mande su dueño y cómanlo lobos.

Cuando el lobo mata, mata para todos.

El hombre es oveja que madruga a pacer y la muerte el lobo que la come.

La muerte del lobo es la vida de los corderos.

Mata al lobito cuando es chiquitito.

3.1.9. Miedo

El lobo ha miedo del hoyo.

En viendo la oveja al lobo, se le queda sin sebo el lomo.

Oveja descarriada, del lobo huye.

Perro cobarde, no quiere ver lobo.

Si el caballo tiembla, el lobo se acerca.

Si se erizan los pelos, cerca están los lobos.

3.1.10. Seguridad

El campo para los lobos, pueblo quiero a cualquier costa.

La noche para los lobos y los ladrones.

O por hombre, o por perro, o por lobo, llévate esa espada en el puño.

Seguro está el cielo de lobos, y de ladrones y robos.

3.1.11. Superstición

Cuando el lobo da en la dula ¡Guay de quien no tiene más que una!

Donde se menciona al lobo, allí se le encuentra.

Mencionar al lobo y lobo en la puerta.

Ovejas contadas, el lobo las ataca.

Si los lobos vienen al hato, pobre del que tiene cuatro.

Tres ordenes simples para Linux

Estas tres ordenes las pongo mucho en mi trabajo diario:

Para exportar una base de datos de mySQL :

mysqldump -u username -p database_name > dumpfile.sql

Para importarla:

mysql -u username -p database_name < dumpfile.sql Para ver cuanto espacio esta usando cada subdirectorio del directorio actual (puede ser desde el raiz) du -h --max-depth=1