mayo, 2006

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Vaelia no es un pseudónimo

Es que hoy me hizo mucha gracia que alguien me llamara por mi nombre civil como si hubiera descubierto que la tierra no es plana, o algo así.

Para los que no lo sepan aún, yo me llamo (a mi misma) Vaelia, y lo de Bjalfi es como llamo a lo que considero mi segunda familia. Al mismo tiempo tengo un nombre diferente, que me viene de la familia regular, y que aparece en el registro civil, que es Laura Lleonart. Lo uso para cosas como buscar empleo, enviar paquetería, matricularme en las escuelas… no me desagrada, y nunca he tratado de ocultarlo, simplemente no lo uso más que para estas cosas.

Vaelia no es un pseudónimo, entre otras cosas, porque mi firma es muy clara. De hecho lo es tanto que me vi obligada a reducirla a una “V” más o menos elaborada, ya que cuando firmaba como Laura me sentía como falsificando la firma de otra persona. Ahora me piden la identificación 2 veces cuando pago con targeta de crédito, pero puedo firmar sin sentirme culpable.

Sobre la homeopatía

De: “darakann”
Fecha: Lun Ago 29, 2005 8:07 pm
Asunto: Sobre homeopatia…. darakann

/ no se si se acuerdan de la discusion de hace unos años sobre la
homeopatia, vean este articulo de la BBC /

¿Es efectiva la homeopatía?

BBC Mundo

La pregunta del millón, que durante años ha enfrentado a los adeptos
de la medicina convencional y la alternativa, ya tiene una
respuesta. O por lo menos así lo afirma la prestigiosa revista
científica Lancet.

De acuerdo con la publicación, la homeopatía no es más efectiva que
las sustancias que carecen de acción terapéutica o placebos.

Lancet considera que el tiempo para los estudios sobre este tema ha
terminado y que los doctores deberían ser honestos con los pacientes
sobre “la falta de beneficios” de la homeopatía.

Un estudio realizado por científicos suizos y británicos sobre 110
ensayos clínicos no encontró evidencias convincentes de que el
tratamiento alternativo sea mejor que el placebo.

Los que abogan por la homeopatía aseguran que la terapia, que
funciona con el principio del atacar la dolencia con dolencia, sí
funciona.

Esto quiere decir que al alérgico se le indicará un tratamiento que
contenga dosis ultra diluidas del agente que causa esos síntomas.

La eterna disputa

La polémica sobre la homeopatía ha estado en la palestra durante
años.

En 2002, el ilusionista estadounidense, James Randi, ofreció un
millón de dólares a cualquiera que pudiera probar científicamente
que los remedios homeopáticos verdaderamente pueden curar a las
personas.

Hasta ahora, nadie ha superado las pruebas preliminares.

En el Reino Unido, el sistema de salud pública ofrece tratamientos
homeopáticos. Para algunos, este servicio debería crecer, mientras
que para otros no se debería ofrecer.

En 2000, el comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento británico
emitió un informe sobre la medicina alternativa y complementaria.

De acuerdo con el documento, “cualquier terapia debe tener
evidencias de que su efecto es mejor que el del placebo”.

La homeopatía no ofrece estas pruebas. Por lo menos así lo considera
el profesor Matthias Egger, de la Universidad de Berna y sus colegas
de la Universidad de Zurich y un equipo británico de la Universidad
de Bristol.

Prueba de fuego

Estos especialistas compararon 110 ensayos clínicos que estudiaban
los efectos de la medicina homeopática con placebo y 110 pruebas de
medicina convencional.

Todos estos ensayos tenían las mismas enfermedades, e incluían
tratamientos de asma, alergias y problemas musculares. Algunos de
ellos muy graves y otros más leves.

Tanto en las terapias homeopáticas, como en las convencionales, las
enfermedades más leves mostraron los mismos efectos benéficos, no
así con los casos graves.

“Grandes estudios de homeopatía no muestran diferencia entre el
placebo y los remedios homeopáticos. Mientras que en los
tratamientos convencionales sí se puede observar un efecto”, explicó
el profesor Egger.

El especialista agregó que algunas personas aseguraron sentirse
mejor con la homeopatía. Esto -para Egger- se debe más a la
experiencia de la terapia, pues el homeópata pasa más tiempo con el
paciente y le dedica más atención.

“No tiene nada que ver con lo que hay en la pastilla blanca”, añadió.

Del camino rojo.

De: “darakann”
Fecha: Mié Ago 24, 2005 9:55 am
Asunto: Del camino rojo… darakann

En unos minutos vuelvo a enviar lo que eenviè al crear una de las listas secundarias, en ese texto hablo un poco más sobre el camino rojo.

Basicamente me acordé de un detalle interesante. Ayer que entrè a un foro donde solo estoy de modo web, vi que hay quien piensa que yo me alimento de los enfrentamientos de personas como Camilo y demàs. Y dicen eso volviendo a apoyarse en nicks de personas muertas, como la difunta India.

Sin comentarios.

En pocas palabras, la mayoria de los brujos del “ser viviente tierra” se la pasan tratando de hacer viajes a otro lado, y cuando van suelen in sin proposito o estar desorganizados.

El camino rojo viene de cuando ves la torre, y tienes que pasar a otro mundo, hay un camino rojo; la idea esta tambien en artes marciales con el nombre del “camino iluminado por la luna”.

El problema real es que tantas personas piensan que poder ir a otro espacio es una gran victoria… como la mayoria de las personas van a esos otros mundos sin proposito, y solos , no pasa nada. Pero que sucede si en las marcas intermedias, o entre planos, llegara un grupo de guerreros ordenados y que saben lo que estan haciendo ?

El objetivo del camino rojo es sistema de defensa para cuando suceden viajes de grupos ordenados; a ninguno de los dos lados les interesa en lo mas minimo viajes de brujos debiles o solitarios. El problema es cuando no es debil, o no es solitario.

El sentimiento del camino rojo se resume en una frase:

“Nunca serás viejo ni debil, pero siempre estaràs solo”

Notas sobre Hatha Yoga, para Guillermo

( para los que no se acuerdan del tema, fue una serie de preguntas hechas por Guillermo que necesitaba aclaraciones necesarias en respuesta a un comentario de Catarsis0 )

Fecha: Sáb Ago 20, 2005 10:05 am
Asunto: Para Guillermo: Yama y Niyama.

Contesto primero a Guillermo que si esta en la lista que a Catarsis que se salió.

Básicamente el Yoga, como es entendido en occidente es una serie de ejercicios tipo aerobics o religión light. Realmente es un modo de vida y ceñirte a un yugo, a una serie de reglas. Segun las diferentes variantes de yoga, son diferentes las reglas, asi como las ordenes monasticas de la antiguedad tenian diferentes necesidades.

El yoga tienen cuatro puntos mas o menos conocidos dejando de lado los ejercicios en si: Mudras, posiciones de manos, asanas, posiciones corporales, mantras, sonidos vocalizados con un fin especifico, mandalas, imagenes que te hacen pensar en un tema determinado.

Dentro de las variantes de Yoga, existen principalmente dos caminos similares a kata y kumite en artes marciales, que no son independientes de por si.

a) Camino de Hatha Yoga y acción fisica
Camino de Raja Yoga y acción mental.

Dentro del Hatha yoga hay algunos preceptos básicos, que son las resticciones, reglas o mandamientos, que son a su vez divididos en restricciones personales o grupales, y fisicas o mentales. De manera genérica esos subconjuntos de restricciones son yama y niyama.

EL Yama busca acrecentar la conciencia “brahmanica” ( conciencia acrecentada segun Castaneda ), en base a no violencia, no robo, celibato, y “sathya” u honestidad. Aspecto de respirar, Momento de hacer decisiones para poder actuar despues. Implica el Ha. Sol.

Dentro del niyama, el objetivo básico es la claridad mental, que se obtiene de la pureza, del compromiso y alejar de uno lo que uno no quiere. Aspecto de Expirar. Es cuando puedes empezar a actuar. Implica Tha, Luna.

Una vez que entras en hatha yoga, que es el mas conocido, suele empezarse a hablar de tecnicas de respiración conocidas comunmente como Pranayama.

Una vez que pasas cierto nivel de conciencia tienes la oportunidad de decidir si te vas a introducir en el camino de Raja Yoga a través de Tapas (dificil de decir en pocas palabras), o sigues el camino fácil. Es el momento en que tienes la opcion de pasar a la practica o Sadhana.

El Raja Yoga esta dividido a su vez en como obtener y utilizar la concentración para objetivos específicos.

Una vez que empiezas a realizar Sadhana(practica), tienes que hacer el equivalente al silencio interno: Pratyahara es el silencio de los sentidos, para alcanzar el samadhi o percepción absoluta. Otros caminos son kundalini y Tantras (autoritualización, no sexo)

Siguiendo el camino del raja yoga, llegas tambien a varias decisiones, donde te das cuenta que hay restricciones que no puedes pasar tan facil y que pueden ser usadas como parte de la ecuacion de conciencia energia materia.

Sea cual sea el camino que sigas con tu TAPAS, no debes perder la honestidad ni la conciencia, o regresas al punto inicial, hacer Asanas ( posturas corporales ) o Paranayamas ( respiraciones ) no son Sadhana ( practica )

De ahi salen varias subdivisiones, y a la que me enfoqué es Anusara Yoga, similar al camino con corazón, pero es subdivisión del raja yoga, concentración en un objetivo para lograr la claridad mental utilizando la anergía de hacer Tapas(fuego interno).

Básicamente hay un momento en que tienes que tomar una decisión fuerte de porque algo no funciona.. la frase en la que pensé fue que decía Gandhi del aspecto bárbaro de aquellos que se enfrentaran a la India usando vacas al frente de los ejercitos, para evitar el contraataque. Lo que debe hacerse varia segun cada quien, pero basicamente es quitar las vacas y “las palabras sagradas” cuando van en contra de la claridad mental, que es lo que le pasó a ALejandro,
que no tenia idea de porque se usan restricciones ( yama y niyama ) para poder alcanzar la claridad mental.

Yoga no es Aerobics. Es Sadhana, Practica.

Satyagraha y Agosto

De: “darakann”
Fecha: Lun Ago 8, 2005 11:32 am

Agosto implica generalmente un cambio de estaciones, representa para
algunos un tiempo de descanso, y para otros representa una pregunta,
cuando volverán ciertos tiempos.

Hace alrededor de 15 o 16 años me tocó ir por primera vez a las reuniones que se hacian en una casa por Tonalá; esas reunión me pareció memorable, porque se habló en ella de un tema algo desconocido, citado por Gandhi:

SatyaGraha

Podriamos llamarlo la disposicion de soportar sufrimiento personal para hacer lo que es correcto; lo correcto no es siempre pacífico ni pasivo, importa mas no esconderte de las consecuencias; soportar lo que hay que soportar.

Hacer lo correcto pues, y no lo agradable.

Ojos Abiertos esta basado en la idea comun a varias corrientes de pensamientos, que debemos despertar de las ficciones creadas por aquellos que solo buscan hacer lo agradable.

El principal paso del camino del relámpago es entender la función del pararrayos, que no es precisamente agradable.

Los japoneses uisan el termino Giri, que significa “la carga mas dura de llevar, cuando se está solo.

Los ultimos meses hemos estado enfocados a temas muy diferentes de los normales de la lista; y esta lista no ha tenido mucho movimiento pero se han creado nuevas; la razon es que Ojos Abiertos es un proyecto Global, y como pueden ver los que entran , es una lista polémica pero normal. Se basa en la idea de no dejarse, y hacer lo que se cree correcto.

Ojos Abiertos no necesita escudarse bajo falsos nombres o titulos, y hemos tenido que reaccionar a las ideas de menores de edad que agreden desde otro pais, hasta supuestos antropologos expresidiarios , y multinombres de todo tipo.

Hemos tenido tambien casos de otros multinombres que pedian crear en ojos abiertos un “comite de observacion”, si sumamos esto a las ultimas sandeces de Camilo y Moz, sabemos que nos leen.

El verdadero material es el hombre.

Los que buscan información detallada de nuestro material, deben entender que es lo que buscan. Ojos Abiertos no es una lista de chamanismo sino de Nagualismo, pero mucho de lo que sabemos ha tenido que mencionarse de a poco en otras comunidades creadas para eso.

El enemigo real no son supuestos antropologos expresidiarios, ni homosexuales que gritan recibir mensajes de la virgen y destruyen matrimonios.

EL enemigo es aquel que trata de distraernos de las labores del ahora y aqui mismo, buscando que desperdiciemnos nuestro tiempo. Pero estamos en frente de una epidemia de mosquitos; su nombre no importa, solo buscan alimento que no tienen.

El objetivo de Ojos Abiertos es claro para los que entienden la importancia de las reglas; no se trata de buscar informacion de “los voladores o inorganicos”, el mismo Don Juan le decia a Carlos que no hay que estar en trato con ciertas cosas.

El proximo 24 de noviembre, se hará una salida especial de la que ya estan enterados varios, será ir a limpiar un lugar realizando algo similar a lo de Tepozotlán; si alguien ha ido entre Enero 3 y el dia de hoy, puede notar un cambio importante en el lugar.

Nosotros somos agentes del cambio, pero no de manera oculta, solamente tomando las cargas que corresponder a lo que podemos ver.

SatyaGraha, Giri, el camino del relámpago; todos son caminos del viajero, y hay algunos que se dedican a mantener el orden, dentro de su territorio.

Asi que, no pensemos que nos atacan ejercitos. Que pueden hacer expresidiarios o personas con nombres multiples ? Ser carne de cañon de los inorgánicos, haciendo lo que segun ellos son ataques valientes pero solo son como fichas de dominó y estan cayendo.

La iniciación dentro de lo militar, de la que preguntaba Chipola en LEDJ, está basada en ciertos malentendidos. En un tiempo fue necesario crear grados especificos en ejércitos de Estados Unidos para distinguir entre soldados reales y soldados de escritorio. La experiencia en el campo de batalla que cada quien eligió es lo unico que cuenta, porque esa experiencia te hace encontrar tu armamento, y
saber como usarlo.

Se acerca otro año mas; de dedicarnos a un esfuerzo responsable. No hay porque desear mal a algun mosquito en especial; hay mejores remedios.

Hacer lo correcto y no lo agradable, y no distraernos del objetivo primordial.

Proteger y Nutrir.
Ser y permanecer
Crear y no criar.

3 – El Aliado tiene una regla.

Entre los componentes del concepto “aliado” la idea de que un aliado tenía una regla era el único indispensable para explicar qué era un aliado.

La regla, que don Juan llamaba también [span style=\\\’color:yellow\\\’]LA LEY[/span], era el rígido concepto organizador que regulaba todas las acciones a ejecutar y la conducta a observar durante el proceso completo de manejar un aliado. La regla se transmitía verbalmente de maestro a aprendiz, idealmente sin alteración, a través de la sostenida interacción entre ambos. Así, la regla no era sólo un conjunto de reglamentos; era, mas bien, una serie de diagramas de actividad que gobernaban el curso a seguir en el proceso de manipular a un aliado.

Sin duda muchos elementos habrían cumplido con la definición que Don Juan daba de un aliado como “un poder capaz de transportar a un hombre mas allá de sus propios límites”.

Quienquiera que aceptase tal definición habría podido concebir que cualquier cosa que poseyera dicha capacidad sería un aliado. Y, lógicamente, hasta las condiciones corporales producidas por el hambre, la fatiga, la enfermedad y cosas similares podrían haber servido como aliados, pues acaso tuvieran la capacidad de transportar a un hombre mas allá del terreno de la realidad ordinaria. Pero la idea de que un aliado tenía una regla eliminaba todas estas posibilidades. Un aliado era un poder que tenía una regla. Todas las otras posibilidades no podían considerarse aliados porque no tenían regla alguna.

Las ensenanzas de don juan matus, pag 260-261, FCE.

Una peticion?

[span style=\\\’font-size:14pt;line-height:100%\\\’]Estimado Lobo Alfa;
Me piden los Fratres (hermanos) de Templebalear que les mande mi cronica del Camino habria algun inconveniente en mandar la misma que os envie a vosotros, (creo que la pondran en su pagina web)?????………….

Espero tu respuesta al respecto.

Un farternal abrazo para todo el “Clan”

Halcón_Peregrino[/span]

Zanoni o los inmortales

[span style=\\\’font-size:14pt;line-height:100%\\\’]Apreciados miembros del “Clan” mañana por fin regreso a mi casa y como os comente no tendre internet, tratare de haceros un seguimiento, y aunque no participe ya sabeis que estoy junto a vosotros.
Hacia el dia 3 tengo que bajar a Madrid a resolver unos asuntos y no se cuanto estare fuera.

Queria comentaros que estoy leyendo Zanoni, el libro que he visto recomendado y eso me ha llevado a recordar el libro “El Leon Rojo” de SZEPES, MARIA .
El argumento es exactamente el mismo pero con un componente mas ligado a la alquimia.
Curiosamente este libro lo ley en un viaje a Egipto y hay unos pasajes que se desarrollan precisamente por ese pais, cuestion de sincronicidad.

Lo recomiendo encarecidamente, es tan bueno como Zanoni (Por lo menos para mi)………Creo que no os defraudara y si no os gusta siempre podeis tirarme de las “Orejas”.

Un farternal abrazo.

Halcón_Peregrino[/span]

Cap 8 , El desarrollo de la Luz. La Luna

LA LUNA

LA LUNA COMO EL GRAN CONTRA PESO

La Luna es el retoño de la Tierra. En la ciencia y en el mito se ha conocido y expresado esta idea en una u otra forma desde los primeros albores de la Historia. La teoría del siglo XIX, que la Luna era un fragmento arrancado a la Tierra aún no formada durante un cataclismo cósmico, hacía eco otra vez en lenguaje nuevo a la leyenda griega de que Selene nació de Theia.

Sólo que la leyenda griega es más sugestiva en muchos aspectos Porque va más allá, agregando que Selene, la Luna, era hija de Theia, la Tierra y de Hyperión, el Sol; que era amado por Pan, el mundo de la Naturaleza, pero estaba enamorada de Endimion, la Humanidad, a quien Zeus adormeció interminablemente. Hay, aquí, sugerencias de muchos papeles, que hacen a nuestras explicaciones puramente geológicas curiosamente sencillas y nada convincentes.

Sin embargo, debe primero aclararse el cuadro general. Un núcleo vitalizante a cuyo alrededor gira un cierto número de satélites, cada uno de los cuales desempeña una función para el todo, parece ser el esquema fundamental de nuestro Universo. Así está el Sol con sus planetas, los planetas con sus lunas, los núcleos atómicos con sus electrones. Vemos una analogía ulterior en la vida humana en donde el padre sostiene en la misma forma a los “satélites” de su familia; el patrono a sus trabajadores, y el profesor a sus alumnos. Quizá podamos ir más allá, y sugerir que en el mismo cuerpo humano los varios órganos y sus funciones giran análogamente alrededor del corazón, del que depende la unidad y cohesión del todo.

De modo que en cada escala el desarrollo se mide, en mide, en un, sentido, por la responsabilidad. El trabajo de un hombre puede sostener a dos que de él dependan; el de otro hombre a doscientos; el núcleo de un átomo de carbono lleva seis electrones, el de cobre, 29. Marte sostiene dos lunas, Júpiter a 9. Tales satélites pueden imaginarse de muchos modos — como prole, como discípulos, como dependientes, o aún como ‘funciones” de su “sol”. Estudiando el Sistema Solar y sus planetas, aparece claro que cada uno de estos símiles contiene un cierto elemento de verdad. En cualquier caso, este arreglo cósmico parece implicar algún modo una ‘responsabilidad’ del Sol para sus satélites, un ‘servicio’ que ellos deben rendir en cambio, y, también, un paso de energía o conocimiento del Sol a sus satélites y una aspiración recíproca de os últimos por adquirir una energía semejante a la de él y finalmente para emular su luminosidad.
Ahora bien, en relación con su satélite, la Tierra tiene una responsabilidad que parece única en el Sistema Solar. Sólo tiene una Luna, el tamaño de ésta comparada con su madre es tal, que ni aún el mismo Sol parece desempeñar una tarea semejante. La masa total de todos planetas del Sistema Solar es sólo un ochociento avo de la propia masa del Sol. Pero la masa de la Luna es nada menos que un ochenta avo de la de la Tierra. Parece que la Tierra soporta diez veces más, comparando los tamaños, que el Sol.
Es cierto que sostiene este peso a una distancia relativa mucho más ana. Y la importancia de la distancia será clara si uno trata de sostener un peso de un kilogramo al extremo de un brazo, extendido a un lado, al extremo de una cuerda de dos metros. La Tierra, de hecho, es como un hombre que lleva un peso de un kilogramo en el extremo diez metros. En las condiciones más favorables, la tarea colmaría al máximo el límite de resistencia humana.
No sólo por la masa de su satélite está la Tierra especialmente agobiada sino, también, por la distancia a que debe sostenerla. Porque la Luna se desplaza a no menos de 30 veces el diámetro da la Tierra. Sólo Saturno sostiene una Luna grande a distancia semejante, y ésta, comparativamente, es una pluma.

El efecto de esta carga para la Tierra es semejante al del nivelador de pesos de un reloj de péndulo, al del lastre para el navío, o al de las esferas de acero que se desplazan actuando como directrices de un motor. Donde quiera que la energía motriz se aplica a un mecanismo, alguna clase de peso es necesaria para suavizar y acentuar la fuerza animadora, y para impedir que el todo se lance en el espacio. Ya hemos visto cómo en el cuerpo humano, construido con un número reducido de elementos, es necesario el peso denso del yodo, abajo, para balancear el principio activante del hidrógeno, arriba. En nuestro ejemplo tomado de la vida humana, la responsabilidad de un niño actúa como pe so o mando sobre los deseos motivadores de sus padres, poniendo freno a sus impulsos centrífugos, y conduciéndolos más allá de momentos de inercia y laxitud. Exactamente en la misma forma, la Luna actúa como mando para la Tierra, igualando y administrando la energía solar.
Este efecto es mejor conocido en la influencia de la Luna sobre las mareas. Sin este equilibrador de pesos, los líquidos tenderían a ser arrojados fuera de la superficie terrestre por la atracción y el calor del Sol, al girar la Tierra. La Luna neutraliza este efecto, estirando las grandes masas líquidas de los océanos, cuando pasa mucho más lentamente sobre ellas. Su efecto real como lo ha asentado el Abate Moreux, es reducir en grado mínimo el peso de los objetos colocados inmediatamente de bajo de ella. Aligerado por un diez milésimo de su masa, el océano se eleva un metro bajo la acción directa de la Luna. Todos los múltiples fenómenos de las mareas resultan de esta acción.
Lo que, sin embargo, ha pasado desapercibido en los tiempos modernos, es que no sólo los océanos, sino que todos los líquidos están sujetos a esta acción. El efecto de marea de la Luna actúa igualmente sobre los líquidos incorporados a la materia orgánica, como sobre los que están libres. Y de hecho, el efecto es evidentemente mucho más fuerte, puesto que los minúsculos capilares por los que se mueven los líquidos orgánicos, los dividen en masas tan pequeñas, que obedecen más bien a leyes moleculares que mecánicas, y son por tanto infinitamente más sensibles que las grandes cantidades de agua con las que estamos más familiarizados.
En esta escala molecular, el efecto de atracción o alzamiento de la Luna es muy evidente y, sin duda, provee de base a muchas tradiciones populares, tales como la creencia de que el desarrollo de las plantas se efectúa en la noche y especialmente en las noches de luna. En forma particular la Luna parece ejercer esta influencia en los fluidos sexuales. El científico sueco Svant Arrhenius ha mostrado estadísticamente que la ovulación humana sigue el período de 27.3 días en que la Luna completa su circuito sideral en el firmamento (más bien que en el período ligeramente más largo de sus fases). En años recientes, observaciones cuidadosas han establecido ritmos sexuales semejantes en cangrejos, gusanos, Ostras, concha y erizos de mar, con variaciones cOrrespondien tes en su melosidad. El contenido de agua de los melones, calabazas y algas marinas sigue el mismo Estudiando los biólogos marinos los lugares de pesca de East Anglia y Milford Haven, han mostrado que las pescas máximas coinciden con la atracción de la Luna, en tanto que los organismos del plankton y las algas flotantes de la costa californiana, varían en la misma forma.’
Debe hacerse notar que todos estos ejemplos se han obtenido de organismos cuyo contenido de agua es excepcionalmente alto. Pero, puesto que toda la Naturaleza es húmeda en esencia, la influencia que ejerce la Luna sobre ella varía sólo en grado. Dondequiera que haya líquido hay movimiento lunar. Selene es, en verdad, amada por Pan, cuyos movimientos dependen todos de su atracción. El mundo de la Naturaleza engendrado por el Sol, hecho de la Tierra y revestido de forma por los planetas, es dotado de movimiento por la Luna.

De este modo la Luna toma su lugar natural entre los cuerpos ce lestes en su jerarquía de influencia sobre las materias de la Tierra. Hemos visto ya como del Sol puede decirse que controla o influencia la materia en estado electrónico o radiante, cómo los planetas controlan ó influencian la materia en estado molecular o gaseoso, y cómo la Tierra —mediante la fuerza conocida por gravedad— controla e influye en fa materia en estado mineral o sólido. La influencia de la Luna —mitad planeta menor, mitad satélite terrestre— tiene así efecto, natural mente, sobre las materias en estado intermedio entre el molecular y el mineral, entre el sólido y el gaseoso; es decir, sobre la materia en estado líquido.
Y desde que el organismo humano es agua en el 72%, en ese grado sus movimientos y tensiones no le son propios, sino resultado desapercibido de la atracción de la gran niveladora de pesos de la Tierra. En otras palabras, podemos decir que la Luna, balanceando la atracción de la Tierra y el Sol, mantiene en suspensión a todos los líquidos orgánicos Sin su apoyo, todos los organismos húmedos se aplastarían, deprimidos por la gravedad solar y terrestre. Si un hombre se yergue derecho con su columna de sangre y linfa erecta sobre el suelo, es la Luna la que permite que esto sea posible. Si levanta un brazo, es la Luna la que le permite vencer la fuerza de gravedad; del modo como la pesa de un reloj permite que se levante el contrapeso.

Hay una curiosa deducción del poder de Luna sobre el movimiento. Hemos dicho ya que el Sol controla la fuerza de vida, la energía vital del hombre y que los planetas controlan sus diferentes funciones y la forma individual que emerge de sus grados variables de desarrollo. Podemos decir que su vida pertenece al Sol, su tipo o esencia a los planetas. De este modo, cuando el movimiento del hombre surge ya del estímulo de su principio de vida ya de las necesidades de su naturaleza esencial, no es todo un efecto lunar sino resultado, como si dijéramos, de una combinación lunar-solar o lunar-planetaria de influencias. Lo que totalmente está bajo la acción de la Luna es el movimiento que no satisface su estímulo de vida ni su esencia, esto es el movimiento sin objeto alguno, el movimiento completamente sin finalidad.

Solamente un hombre que ya ha empezado a estudiarse se dará cuenta de qué parte inmensa juegan estos movimientos sin finalidad en la vida humana. No sólo todas las clases de movimientos nerviosos, agitación, gestos mecánicos de manos y brazos, cambios en la posición del cuerpo, golpes en la cara o las mejillas, los golpes repetidos de pies y tamborilear de los dedos pertenecen a esta categoría, sino también el juego mecánico de los músculos faciales que, en mucha gente, produce incesantemente risa, fruncimiento del ceño, muecas de toda especie, sin que tengan nada de la emoción correspondiente. Puede decirse literal mente de la mayoría de los que no entran en el trabajo físico intencionado que utiliza la energía motora en forma correcta y moral, que nunca están quietos.
Esto puede ser difícil de creer. Empero, apenas se requiere más que el sencillo experimento de intentar permanecer completamente inmóvil en alguna posición, aún la más cómoda, por cinco minutos, para probar que es un hecho literal. Casi toda la vida de vigilia y sueño de muchos vecinos está ocupada por movimientos involuntarios, no reconocidos, y completamente sin objeto. Estos son los que se entiende están bajo el poder de la Luna. Porque el hombre o la mujer cuyo mecanismo físico ha estado en movimiento involuntario durante, digamos, doce horas estarán tan exhaustos que no les quedarán energías para aquellas cosas que desde el punto de vista de su naturaleza real les gustaría tanto como tanto deberían hacer.

Tenemos, así, la extraña situación de que la Luna gobierna lo que no tiene realidad física en el hombre, lo que no existe, la ilusión. Y si se objetase que tener poder sobre la ilusión es, después de todo, no tener poder alguno, atestigua esto solamente el hecho extraño de que el poder de la ilusión permanece siempre invisible para el hombre por él gobernador — y cuanto más fuerte el poder de la ilusión sobre aquél, más invisible permanece.
Pues una parte muy considerable de movimientos involuntarios y sin objeto pertenecen al hábito; esto es, a algún movimiento, acción o reacción realizado originalmente por alguna razón, buena o mala, pero que continúa repitiéndose por sí misma ad infinitum, mucho después que se ha olvidado la razón original y han cambiado las circunstancias. Una vez más, podemos decir que una parte muy grande de la vida humana está entregada a las realizaciones de los hábitos y que toda ésta se halla bajo la influencia de la Luna, y nada más que de ella.
Un hábito característico que se extiende generalmente a todos los aspectos de la vida del hombre, en ocasiones es su principal debilidad. Por ejemplo, un hombre tiene, por una parte, la tendencia a ser tímido y, por otra, la tendencia a ser meticuloso en la ejecución de pequeñas tareas. Mientras es niño adquiere el hábito de querer terminar lo que está haciendo antes que reunirse con otras gentes. Gradualmente comienza a parecerle correcto e inevitable completar aun la tarea más trivial antes que cumplir una cita. Todavía más tarde, si no tiene una tarea que le demore en su encuentro con la gente, se la inventará. Y así, al final, ocurre que —muy literalmente— nunca cumplirá una cita.
Una debilidad principal de esta clase puede aquejar a toda la vida de un hombre, echarlo en dificultades sin cuento, impedirle cumplir cuanto intente hacer. Y, cosa curiosa, para este mismo hombre la debilidad puede quedar bastante desconocida e invisible. Porque le parecerá cada caso separado e inevitable y nunca se le ocurrirá que podría actuar de algún otro modo.
De esta manera la debilidad principal se erige sobre el hábito, el hábito sobre la acción involuntaria y la acción involuntaria sobre los movimientos sin propósito. Y toda esta secuencia surge de la influencia aparentemente inocente de la Luna sobre la materia líquida. Es por esta razón que el sendero del desarrollo de la conciencia se describe en ocasiones como ‘escapar del poder de la Luna’.
Pues el ‘lunatismo’ todo de la principal debilidad radica precisamente en su mecanicidad, la naturaleza automática de su manifestación. Tan pronto como se la ve, cambia de naturaleza. Y con la introducción de conciencia y control, surge la posibilidad de usar intencionalmente su debilidad para servir a un propósito definido. Donde esto ocurre, la ‘principal debilidad’ puede ser gradualmente transformada en la ‘principal fuerza’, la ‘capacidad especial’ por medio de la cual el individuo se distingue y sólo a través de la cual puede alcanzar su objeto y servir.
Hasta donde es líquido, el hombre hace lo que le dicta la Luna. Pudiera decirse en realidad, que es lunático, si no fuera por sus otras materias y energías más finas que son independientes de esta influencia. Porque así como la luz no están sujetas a la gravedad, así las funciones de la razón y las emotivas, actuando mediante energías eléctricas más que líquidas, no necesitan seguir el flujo lunar. Y en tanto que el centro de gravedad del ser de un hombre resida en ellas, será independiente de la Luna. Pero en cuanto es sangre y linfa, es su criatura. Selene, como lo proclamó la leyenda griega, está enamorada de Endimión, pero, él —a diferencia de Pan— sólo es en parte suyo. Y de despertar a la conciencia del sueño al que por hechizo lo sometió Zeus, cesaría de serlo por completo.
LA LUNA Y- EL MAGNETISMO
Ahora demanda atención una función de la Luna completamente diferente. Hemos visto que el peso y distancia de la Luna tienen gran 1 significación desde el punto de vista de la Tierra. Pero varios hechos curiosos acerca de su peso y distancia sólo se pueden explicar suponiéndole una relación igualmente íntima con el Sol.
Es bien sabido que en ciertos eclipses totales el disco de la Luna coincide exactamente con el del Sol, oscureciendo toda su superficie pero dejando visible la corona de fuego de que está rodeado. Esto es tan sobradamente conocido, que nadie le considera extraordinario. Pero si la Luna fuera mayor o menor por unos cientos de kilómetros y estuviera más o menos lejana unos miles de kilómetros, no podría ocurrir la coincidencia exacta. Se ha escogido este aspecto particular entre todo el inmenso rango de tamaño y distancia que es, al parecer, posible para un satélite. De modo claro, tal combinación de tamaño y distancia debe tener algún significado, representar un foco en algún campo de fuerza no percibido.
Dicho en otras palabras, si imaginamos que un rayo convergente de luz que emana del Sol estuviera enfocado en el punto central de la Tierra, la Luna estaría colocada exactamente para cortar ese rayo de luz, en ciertas circunstancias recurrentes que llamamos eclipses. En términos propios de nuestra analogía eléctrica del Sistema Solar, considerado como una serie de transformadores, significaría que una de las funciones de la Luna es modificar en cierto modo la influencia constante del Sol, en una corriente interrumpida. El principio es semejante al utilizado en un timbre eléctrico, donde se usan un imán y un resorte para permitir el paso y suspender una corriente continua y por medio de una armadura o laminilla que es atraída alternativamente por ellos, producir una oscilación mecánica que escuchamos en forma de sonido.
Investigando más, encontramos que la secuencia de esos eclipses o cortes de la corriente solar son completamente regulares y se repiten tras períodos que duran dieciocho años y once días, llamados Saros por los antiguos. En el interín, son observados 28 eclipses totales del Sol en una u otra parte del mundo. Por tanto, el mecanismo de la Luna pare ce interrumpir la radiación solar con una frecuencia de alrededor de 120 ciclos en los 80 años que calculamos sería un momento de percepción del Sol. Correspondiendo 80 años en el tiempo del Sol a un treintécimo de segundo del tiempo del hombre, equivaldría esto a una frecuencia de 4 kilociclos.
Otro hecho poco señalado apoya esta apreciación de la Luna como un mecanismo productor-interruptor de la corriente solar. Cuando se toma en cuenta el mismo movimiento terrestre, la velocidad de la revolución lunar alrededor de la Tierra en 27.3 días se encuentra que es exactamente la velocidad de la rotación solar sobre su propio eje en 25.3 días. Ya sea que este engranaje sea motivado por alguna razón mecánica invisible o por una influencia fotoeléctrica, el efecto es como si el So diera vuelta a la Luna en su órbita, como lo hacen dos dientes de rueda de igual diámetro, que siempre oponen y engranan la misma cara. Nuevamente, es imposible creer que tal coincidencia de velocidad sea accidental y uno sólo puede suponer que, aunque la Luna está agregada al campo de la Tierra, forma, también, parte de un mecanismo solar para producir la fuerza alterna requerida.
En relación con la frecuencia interruptora de la Luna (4 kilociclos), las radiaciones solares son indudablemente de una frecuencia mucho más alta. Por tanto, el efecto de la Luna es producir pulsaciones de corriente de alta frecuencia. En teoría eléctrica ordinaria, esto daría lugar a una corriente alterna en cualquier circuito adyacente, sintonizado en la frecuencia en que ocurren las pulsaciones. Justamente puede considerarse a la Tierra como tal circuito.
Suponiendo que nuestro análisis es correcto, ¿cuál es el propósito o efecto de crear una corriente de alta frecuencia en el campo de la Tierra? Las implicaciones cabales de esta pregunta se encuentran muy por encima de nosotros. Empero, tenemos un efecto específico asociado con corrientes de alta frecuencia, que es sugestivo desde nuestro punto de vista. Este es el fenómeno conocido por los electricistas como “efecto de superficie”. Si una corriente directa de baja frecuencia pasa por un alambre, corre uniformemente a lo ancho de toda la sección, como el agua por un tubo. Pero mientras mayor sea la frecuencia, más tiende la corriente a correr cerca de la superficie del alambre, y en las rápidas radio-frecuencias es casi enteramente conducida por la superficie. Precisamente en la misma forma el agua pasa por un cañón espiralado, tendiendo a ir hacia la periferia y dejando un vórtice en el centro.
Luego, uno de los resultados obtenidos por la creación lunar de un efecto de alta frecuencia, puede ser el de hacer que la energía solar transformada se mantenga discurriendo por la superficie de la tierra en el tiempo; es decir, corriendo a través de la parte de la Tierra cubierta por el mundo de la Naturaleza y por la vida orgánica. Después, ya sea que consideremos eléctricamente al fenómeno como un “efecto de superficie” o mecánicamente como la tendencia centrífuga del agua en un tubo en espiral, el efecto será producir un jalón excéntrico o un efecto de levantamiento en la superficie de nuestro conductor.
Habiendo partido de un punto de vista completamente diferente, llegamos de nuevo a la misma concepción de la Luna como sostenedora de la vida orgánica, como aquello que mantiene a las cosas vivientes erectas en la superficie de nuestra Tierra. Tal como el invisible operador de títeres que sostiene los hilos por los que se anima a los muñecos. Es, como antes vimos, el gran magneto de toda la Naturaleza, que ejerce sobre ella su influencia magnética tres veces más potente que la de todos los planetas juntos. Sostiene los millones de campos magnéticos separa dos que animan a todos los cuerpos individuales vivientes sobre la Tierra y que así se distinguen de los muertos.
Cada organismo vivo, dotado de vida por el Sol, constituye un tal campo magnético efemérico individual. Puede decirse en verdad, que posee un cuerpo magnético, además de su cuerpo físico. Y son tales cuerpos magnéticos los que tanto son producidos como influidos por la acción magnética de la Luna, aunque reciben su forma y variedad por el magnetismo menor y siempre cambiante de los planetas.
En el caso del hombre, este campo magnético o cuerpo magnético tiene muchos aspectos interesantes. Este es el que, estudiado por Kilner y Bagnali a través de pantallas de tintura de cianina, se presenta como una especie de aura que se extiende dos o tres pulgadas en todas direcciones afuera del cuerpo físico. Como podríamos esperar, tiene una afinidad particular por los cuerpos líquidos, en especial por la sangre arterial que es, a base de su contenido férreo, el vehículo del magnetismo; y es más fuerte en aquellos individuos que tienen un rico y abundante caudal sanguíneo y es más tenue en los delgados y anémicos. Se conecta estrechamente, así, con el estado de salud tanto del cuerpo en su conjunto como de sus partes separadas.
Es por este cuerpo que un hombre es sensible a los estados físicos de otros y siente de inmediato simpatía hacia uno y aversión por otro. Este es, también, el medio de la ‘simpatía’; es decir, de la comprensión o del ‘sentir con’ el sufrimiento físico o la necesidad o el bienestar de otro, aunque esta capacidad no debe confundirse con la comprensión emocional que es mucho más rápida y penetrante.
La estrecha conexión entre el cuerpo magnético y el torrente sanguíneo hace de aquél un factor importante de curación. Aparte del poder del individuo mismo para concentrarlo por la atención en un lugar de terminado, algunas personas tienen la capacidad natural de suavizar o polarizar los cuerpos magnéticos de otros. Cuando es éste un poder auténtico, nos encontramos con los ‘curadores por la fe’ o los ‘sanadores psíquicos’. En algunos lugares donde se ha concentrado muchísima fuerza magnética durante largo tiempo, tales como determinados centros de peregrinación, es posible que este ‘suavizamiento’ del cuerpo magnético pueda hacerse impersonalmente y que en las personas sensitivas se produzca una sensación de bienestar especial y aún ‘milagros’ físicos. En otros casos, la acción sobre el cuerpo magnético de otros puede adoptar la forma del mesmerismo o hipnotismo.
En su estado normal el cuerpo magnético es fluido y nebuloso, que abarca todo el cuerpo físico o quizás está más concentrado alrededor del corazón. La atención fija tiene el poder de concentrarlo y, por medio de esto, de incrementar el torrente sanguíneo a un sitio particular. Pero, también, existe la posibilidad de que algún choque o violencia terrible de naturaleza emocional, particularmente en el momento de la muerte, pueda congelarlo’ de modo permanente o semi-permanente en una forma dada. En este caso puede retener su forma o campo aun después de la desintegración del cuerpo vivo que le dio origen. Es esta posibilidad la que esta en el fondo de todos los relatos de fantasmas, espectros, aparecidos y de la leyenda de la existencia independiente de un doppelganger
En lo que respecta tanto a los fenómenos normales y anormales conectados con el cuerpo magnético, empero, es más importante recordar que este último es un fenómeno puramente mecánico. Nada conectado 1 con el cuerpo magnético y, en general, nada sometido a la influencia de la Luna, puede tener jamás ninguna conexión sea con el desarrollo psíquico sea con el de la conciencia.
LA LUNA COMO VÁSTAGO DE LA TIERRA
Una de las principales características de la Luna, se apuntó con anterioridad, es que ahí nunca sucede nada. Los telescopios modernos dan: la visión del hombre tan cerca a la Luna, como lo alejan de la Tierra los cohetes equipados con cámaras. En otras palabras, el hombre puede ver ahora a la Tierra y a la Luna desde iguales distancias. En realidad, iluminada por la luz cegadora del Sol que no se ha hecho difusa por la presencia d la atmósfera, la superficie de la Luna se revela tan vívidamente como ama planicie terrena vista desde un aeroplano transcontinental.
Pero, aún estudiándola de principio al fin del año, el observador se da cuenta con una sensación de horror creciente, que ahí nada cambia jamás. Las mismas cadenas de dentadas montañas iluminadas por un blanco brillante en contraste con las hundidas sombras negras; los mismos cráteres de treinta kilómetros de ancho como salpicaduras en un platillo de leche congelada por toda la eternidad; los mismos interminables desiertos de ceniza volcánica, ora a la temperatura del agua hirviente bajo un sol vertical, ora a 80°C. bajo cero cuando pasa al interior de la sombra — todo esto es exactamente idéntico hoy y mañana; así fue en la época de César y así será de aquí a mil años.
No sólo no existe ahí cosa alguna que crezca, no hay estaciones, ni vientos, ni aún escarcha o hielo. Solamente una columna aislada y silenciosa de polvo cuando choca un meteorito, sólo un día cegador y una noche negra como azabache petrificada por el frío del espacio exterior, ‘— éste es el grado de variación. Extrañamente, la descripción más precisa que puede darse de la Luna, se puede encontrar en las descripciones medioevales del infierno. Porque sólo éstas dan idea del fuego eterno
:-Y del frío eterno, de la imposibilidad de mejoramiento. Estamos tan acostumbrados al constante flujo y calidad transitoria del mundo de la Naturaleza, que nos es casi imposible concebir, en términos ordinarios, un mundo en el que el tiempo no acarrea cambios.
Todo esto es característico de un mundo en que las primeras octavas de materia que discutimos en el último capítulo, faltan por completo. Si fuera posible trazar una tabla de elementos lunares, principiaría probablemente por abajo del oxigeno, donde las principales materias de la vida orgánica se esfuman. En todo caso estas materias se encontrarían sólo ‘aprisionadas’ en la forma de sales metálicas y minerales.
La única especie de cambio que parece ocurrir en la Luna y que puede ser posiblemente la primera preparación para la vida ahí después de innúmeras edades, es una tendencia del polvo, originado por los meteoros que caen y las rocas fragmentadas, a precipitarse hacia una sola re ión donde parece estar llenando los cráteres apagados y donde estaría o, con lentitud inmensurable, una vasta planicie de limo en polvo Anteriormente estudiamos la conexión entre la rotación y la separación de materias en diferentes estados que puede dar origen a la atmósfera, y la vida orgánica. La Luna no rota y es, como supondríamos ie un cuerpo donde todavía no se ha producido una fuerza centrífuga, una masa sólida y homogénea de materia en estado mineral
¿Qué posibilidades tiene la Luna de adquirir el movimiento de rota n y así, con el tiempo, ganar aire y vida? ¿Está realmente creciendo? e respuesta, podemos presentar cuatro hechos. Al presente la Luna es r té a una distancia 30 veces el diámetro de su progenitora, la Tierra. No rota. Mercurio está alejado a 42 veces el diámetro de su progenitor, el Sol. No rota. Venus está alejado a 77 veces el diámetro de su progenitor, el Sol, y ha comenzado a rotar. Todos los planetas más lejanos rotan y en general, cuanto más lejos son lanzados tanto más rápido giran. Entretanto, ciertamente la Luna y probablemente los planetas, están alejándose lentamente de su luminaria.
Parece de este modo en extremo probable que un planeta o satélite, originariamente desprendido del cuerpo de su progenitor, adquiere el poder de rotación y, consecuentemente, de vida propia independiente, sólo cuando se ha emancipado a una determinada distancia definida de su fuente de origen. Esta distancia parece estar entre cincuenta y setenta veces el diámetro del progenitor. Sobre este cálculo, la Luna tendrá que estar dos veces más lejos de la Tierra de lo que está ahora, antes que pueda comenzar a rotar y generar vida. Está, de hecho, a mitad de camino entre la concepción y el nacimiento como planeta independiente. Si ésta es, entonces, la criatura de la Tierra, ¿qué clase de criatura es? Buscando una analogía humana, tenemos que retroceder más allá de la niñez, de la infancia y aún del nacimiento, para descubrir algún paralelo. El vástago no sólo no ha nacido, sino que ni siquiera ha sido vivificado. Es como el embrión o forma de un mundo futuro que hasta ahora carece de vida o movimiento propios.
Para un observador que estuviera familiarizado con los seres huma nos vivientes, con sus movimientos y cambios constantes, su incesante juego de expresión, de tono, de posturas, etc., y que en alguna forma estuviera capacitado para observar un feto inanimado en el vientre de su madre, le parecería que este feto estaba completamente desprovisto de vida inalterable. Podría decir que nada le estaba ocurriendo y que carecía de posibilidades. Y, de hecho, durante varios meses, en los que un adulto puede vivir una infinidad de experiencias, aquél observador estaría en lo cierto, porque ninguno de los cambios superficiales con estuviera familiarizado, sería aparente. Comparándolo con los hombres y mujeres que conociera, podría decir que el feto estaba muerto. Tal puede ser el es lado de desarrollo de la Luna terrestre.
Pero si esto es así, ¿cómo es que se nutre la Luna? Un embrión de esa naturaleza depende para su existencia misma, hasta que nazca como organismo independiente, de su participación en la corriente sanguínea de la madre. Recibe de ella la necesaria nutrición para su crecimiento.
La esfera desolada de la Luna no es todavía capaz de transformar directamente la luz solar Hasta que adquiera vida y atmósfera propias debe recibir esta energía predigerida por la Tierra
Hemos visto las variadas influencias de la Luna sobre la Tierra ¿Cuál es la influencia correspondiente de la Tierra sobre la Luna? ¿Qué pasa de la madre al vástago? De nuevo, en esta ocasión el fenómeno que hemos descrito diversamente, como atracción lunar, su efecto de alzar o chupar, su creación de una corriente centrífuga hacia afuera de la Tierra, nos ayudaría a responder a la pregunta. Porque todas son maneras simples de describir el efecto de cierta corriente de la Tierra a la Luna, como la corriente de sangre de la madre al producto no nacido.
La Luna alza o chupa a toda la creación orgánica de la superficie de la .Tierra. Pero su poder de atracción no se detiene ahí. Y existen muchas razones para sospechar que en el momento en que los organismos mueren y sus elementos retornan al seno de la Tierra, esta atracción es satisfactoria en alguna forma y se completa un circuito magnético. Cuando el titeritero suelta a sus muñecos estos caen en el escenario y se convierten en fragmentos inertes de yeso y ropa. Algo pasa de regreso desde éstos a aquél. Es su movimiento, su ilusión de vida, su alma de polichinela
Todo lo que se ha deducido sobre el papel de la Luna nos empuja a creer que es precisamente esta tensión electro-magnética lo que constituye la diferencia entre la materia viviente y la muerta, lo que provee la corriente necesaria para la existencia de la Luna. Cada organismo viviente, dotado de vida por el Sol, constituye un campo magnético individual y efímero. Cuando muere y su capacidad de transformar la fuerza de vida solar se le escapa, se desprende esta tensión magnética. El desprendimiento en cada hora y en cada momento de millones de esos campos magnéticos, grandes y pequeños, sobre toda la superficie de la tierra, induciría una corriente enorme en un conductor adyacente. Y dado que no hay señales de que esta energía sea nuevamente utilizada en la Tierra —puesto que la. nueva generación de seres vivientes siempre provendría de nueva energía solar— tenemos que suponer que es sacada a alguna parte.
De hecho, la corriente magnética libertada por la muerte de la criatura viviente, vuela al nivel más bajo de la ionosfera, que se reconoce ahora como el nivel donde tiene efecto el magnetismo lunar, se une ahí a la corriente magnética general que conecta a la Tierra y a la Luna. Cáculos basados en la demora entre las perturbaciones magnéticas en la superficie del Sol y las repercusiones en la atmósfera, han demostrado que las influencias magnéticas viajan alrededor de 700 kilómetros por segundo. En 10 minutos aquello que hace la diferencia entre un cuerpo viviente y otro muerto, ha volado a la Luna, que lo sustentó durante la vida
Esta corriente magnética es la línea de vida de la Luna, el cordón umbilical que la conecta con su madre la Tierra.

Introducción de EL DESARROLLO DE LA LUZ

El mundo todo de seis dimensiones está lleno con Su bondad: dondequiera que mires, estás conociéndolo a El.
Jallaludin Rumí: El Mcztnavi,
Libro Tercero, verso 3108

Ve como el suelo del cielo está espesamente taraceado con patina de brillante oro: no existe el más pequeño orbe que tu admiras más en su movimiento canta como los ángeles, que desenvuelven su coro anté las miradas de los querubines. Armonía igual existe en las almas. inmortales.
Shakespeare: El Mercader de Venecia
Acto V. escena 1

Todo el progreso obtenido por nuestro esfuerzo cerebral consiste en la afirmación de hechos materiales por medio de instrumentos ridículamente imperfectos —que, sin embargo, suplen en cierto grado la ineficiencia de nuestros órganos. Cada veinte años, algún infeliz investigador, que por lo general muere en el intento, descubre que la atmósfera contiene un gas hasta ahora desconocido, que una fuerza imponderable, inexplicable, no calificada, puede obtenerse restregando un pedazo de cera en un tejido; que entre las innúmeras estrellas desconocidas, hay una que no había sido notada en la vecindad inmediata de otra que había…
Bueno, ¿y qué?
¿Que nuestras enfermedades se deben a microbios? Muy bien. Pero, ¿de dónde proceden esos microbios? Y ¿qué hay de sus enfermedades? Y los soles, ¿de dónde vienen? Nada sabemos, no entendemos nada, nada podemos hacer, nada adivinamos; estamos enclaustrados, prisioneros en nosotros mismos…
Guy de Maupassant: Apuntes
abril 7, 1888

INTRODUCCION
EN TODAS las edades los hombres han procurado congregar la suma del conocimiento y la experiencia de su época, en un solo todo que pudiera explicar sus relaciones con el universo y sus posibilidades en él. En la forma ordinaria nunca pudieron lograrlo. Porque la unidad de las cosas no se reconoce por la mente ordinaria, en el estado ordinario de conciencia. La mente ordinaria, refractada por las innúmeras y contradictorias insinuaciones de los diferentes aspectos de la naturaleza humana, debe reflejar el mundo tan vario y confuso como el hombre mismo. Una unidad, un modelo, un significado que todo lo abarca —si es que existe— sólo podría discernirse o experimentarse en un estado de conciencia diferente. Unicamente sería esto realizable por una mente que se hubiera unificado a sí misma.
¿Qué unidad, por ejemplo, podría percibir aún el más brillante de los físicos, filósofos, teólogos, que mientras cabalga distraído sobre un banquillo, se enoja de quedar chasqueado, no se da cuenta cuando irrita a su mujer y, en general, está sometido a la trivial ceguera cotidiana de la mente ordinaria y cuyo trabajo hace con habitual falta de atención? Cualquier unidad que alcance en tal estado puede existir sólo en su imaginación.

Por esto, la tentativa para reunir en un solo haz el conocimiento se ha conectado siempre con la búsqueda de un nuevo estado de con ciencia. Aquélla carece de significado y es fútil, apartada de esta búsqueda.

Quizá aún podría decirse que los pocos intentos que han tenido exito y que han llegado hasta nosotros, presentan los signos de ser única mente productos secundarios de dicha búsqueda, cuando ésta resultó exitoso. Los únicos convincentes ‘modelos del universo’ en existencia son aquéllos dejados por hombres que, con toda evidencia, lograron una relación completamente diferente con el mundo y la conciencia de él, de aquélla que atañe a la experiencia ordinaria.
Porque estos verdaderos ‘modelos del universo’ no solamente deben presentar la forma interna y la estructura de este universo sino que, también deben revelar la relación del hombre, con aquél y sus destinos presente y posible en el mismo. En este sentido, algunas de las catedrales góticas son modelos completos del universo, en tanto que un planetario moderno, no obstante toda su belleza, todo el conocimiento y toda su exactitud, no lo es. Porque este último omite por completo al hombre.
La diferencia, naturalmente , reside en el hecho de que las catedrales fueron diseñadas –directa o indirectamente- por hombres que pertenecían a escuelas para el logro de estados de conciencia más elevados y tenían la ventaja de la experiencia adquirida en estas escuelas, mientras que los diseñadores de los planetarios son científicos y técnicos que, aunque inteligentes y calificados suficientemente en su especialidad, no pueden pretender un conocimiento particular de las potencialidades de la máquina humana con que tienen que trabajar.

Concretamente, si poseemos determinadas claves para su interpretación, el hecho más sorprendente respecto a estos antiguos modelos del universo, que surgen en edades, continentes y culturas muy separadas entre sí, es precisamente su semejanza, tan profunda ésta que se podría hacer una muy buena defensa de la idea de que una conciencia superior revela siempre la misma verdad, basándose únicamente en el estudio comparativo de ciertos modelos del universo existentes y que parecen derivarse de aquélla –por ejemplo, la catedral del Chartres, la Gran Esfinge, el Nuevo Testamento, la Divina Comedia o, por otro lado, determinados diagramas cósmicos legados por los alquimistas del siglo XVII, los diseñadores de las barajas del Tarot y los pintores de algunos íconos rusos y de estandartes tibetanos.
Por supuestos, una de las dificultades principales en el camino de este estudio comparativo radica en el hecho de que todos esos modelos se expresan en lenguajes diferentes y en que, para la mente ordinaria impreparada, un lenguaje diferente implica una verdad diferente. De hecho, esta es una ilusión característica del estado ordinario del hombre.
Por el contrario, hasta un pequeño mejoramiento de su percepción revela que el mismo lenguaje, la misma formulación, puede encerrar conceptos diametralmente opuestos, en tanto que lenguajes y formulaciones que a primera vista nada tienen en común pueden, de hecho referir la misma cosa. Por ejemplo, mientras que las palabras honor, amor, democracia se usan universalmente, es casi imposible encontrar dos personas que les atribuyan el mismo significado. Es decir, pues los usos diferentes de la misma palabra pueden ser no comparables. Por otro lado –parecerá éste un pensamiento extraño- la catedral de Chartres, un mazo de barajas del Tarot y ciertas deidades tibetanas profusamente armadas y multicéfalas son, de h formulaciones de exactamente las mismas ideas; esto es, son exactamente comparables.

Se hace, así, necesario considerar en este punto la cuestión del len guaje en relación con la construcción de un modelo del universo, el delineamiento de un esquema de unidad. Fundamentalmente, el lenguaje o forma de expresión se divide según que interese a una u otra de las funciones del hombre, familiares o potenciales. Por ejemplo, una idea determinada puede expresarse en lenguaje filosófico o científico, apelando a la función intelectual del hombre: puede expresársela en lenguaje religioso o poético, que apela a su función emocional; expresen ritos o en danzas que interesan a su función motriz; y, toda vía, puede expresársela en olores o en actitudes físicas que apelan a su fisiología instintiva.
Naturalmente, los mejores ‘modelos del universo’ creados por las escuelas en el pasado, aspiraban a combinar las formulaciones de lo que deseaban expresar, en muchos lenguajes, de modo de afectar a muchas o a todas las funciones al mismo tiempo y, así, contrarrestar en parte la contradicción entre los diferentes aspectos de la naturaleza del hombre, a que ya nos referimos. En la catedral, por ejemplo, se combinaron con todo éxito los lenguajes de la poesía, de las actitudes, del ritual, de la música, del olor, el arte y la arquitectura; y algo semejante parece que se había hecho en las representaciones teatrales de los misterios de Eleusis. En otros casos más, en la Gran Pirámide por ejemplo, parece que el lenguaje de la arquitectura se ha usado no sólo en el simbolismo de su forma, sino con el objeto de crear en la persona que atraviesa la construcción en un determinado sentido, series bastante de- finadas de choques e impresiones emocionales, las cuales tenían significaciones diferentes por sí mismas y que estaban calculadas para revelar la naturaleza real de la persona que los soportaba.

Todo esto se refiere al uso objetivo del lenguaje —esto es, el uso de un lenguaje definido para evocar una idea definida con conocimiento previo del efecto que se creará, de la función que será afectada y del tipo de persona que responderá a aquél. Tenemos nuevamente que admitir que tal empleo objetivo del lenguaje no se conoce de ordinario —excepto, tal vez, en la forma elemental de la publicidad comercial—. y que su uso más alto i puede derivarse, directa o indirecta mente, del conocimiento adquirido en estados de conciencia más elevados.

Además de estos lenguajes reconocibles por los hombres, mediante sus funciones ordinarias, hay otras formas de lenguaje que proceden y que apelan a funciones supra-normales, esto es, funciones que pueden desarrollarse en el hombre, pero de las que ordinariamente no disfruta. Por ejemplo, hay el lenguaje de una función emocional más alta, en el que la formulación tiene el poder de evocar un enorme número de significados sean ya simultáneos o ya sucesivos. Algunas de las más exquisitas poesías, inolvidables en verdad y que –aunque cada vez revelan algo nuevo- nunca pueden comprenderse por completo, pueden pertenecer a esta categoría. Con más evidencia aún, los Evangelios se han suscrito en este lenguaje y, por esta razón, cada uno de sus versículos evoca a un centenar de hombres, un centenar diferente y jamás contradictorio de significados,

En el lenguaje de una función emocional más alta y, en particular, en la función intelectual superior, los símbolos desempeñan papel muy importante. Se basan éstos en la comprensión de verdaderas analogías entre uno y otro cosmos, en las que una forma, función o ley de un cosmos utilizan para sugerir formas, funciones y leyes correspondientes en otros cosmos.

Esta comprensión pertenece exclusivamente a una función superior o potencial del hombre y debe producir siempre una sensación de confusión y hasta de frustramiento cuando se la quiere alcanzar con las funciones ordinarias, tal como es el pensamiento lógico.

Empero, grados más elevados de lenguaje emocional no requieren de expresión externa alguna y, por lo mismo no pueden ser mal interpretadas
Esta digresión acerca del lenguaje es necesaria al final de explicar en parte la forma del presente libro. Porque éste, también debemos admitirlo, pretende ser un modelo del universo –esto es, un conjunto o un diseño del conocimiento de que disponemos, dispuesto en forma de demostrar un todo o una unidad cósmica
Está, ciertamente, envuelto en el ropaje del lenguaje científico y, por ello, se dirige primordialmente a la función intelectual y a la gente en quien predomina dicha función. En verdad, el autor reconoce bien que este lenguaje es el más lento, el más fatigoso y, en algunos sentidos, el más difícil de seguir de todos los lenguajes. El de la poesía, los mitos y los cuentos de hadas, por ejemplo, penetraría más hondamente y puede llevar las ideas con mucha más fuerza y fluidez al entendimiento emocional del lector.

Quizás, después, sea posible un intento en esta dirección

Al mismo tiempo, el lector acostumbrado al lenguaje y el pensamiento científicos encontrará dificultades. El uso libre que se hace de la analogía en todo el libro, podrá parecerle una incongruencia. Y, para su provecho, es mejor hacer aquí una explicación lo más completa posible y un franco reconocimiento por adelantado de los defectos de este método.

Dos caminos tiene el hombre para estudiar el universo. El primero es por inducción: examina el fenómeno, lo clasifica y, luego, intenta inferir leyes y principios de aquéllos. Es éste el método generalmente empleado por la ciencia, El segundo es por deducción: habiéndose percibido o revelado o descubierto determinadas leyes generales y principios, intenta deducir la aplicación de esas leyes a varios estudios especiales y a la vida. Este es el método generalmente utilizado por la religión. El primero comienza con “hechos” y procura elevarse a las “leyes”. El segundo comienza con ‘leyes” y procura descender a los “hechos”.
Estos dos métodos, de hecho, corresponden al trabajo de dos funciones humanas diferentes. El primero es el método de la mente lógica ordinaria, que permanentemente está a nuestro alcance. El segundo se deriva de una función potencial del hombre, la que de ordinario está inactiva por falta de energía nerviosa de intensidad suficiente y que podemos llamar una función mental superior. Esta función, en las raras ocasiones que actúa, revela al hombre leyes en acción, ve todo el mundo fenoménico como producto de las leyes.
Todas las formulaciones verídicas de las leyes universales proceden, reciente o remotamente, del trabajo de esta función superior en algún lugar y en algún hombre. Al mismo tiempo, en la aplicación y comprensión de las leyes reveladas en grandes trechos de tiempo y de cultura, cuando tal revelación no está a su alcance, el hombre tiene que apoyarse en la mente lógica ordinaria.
Esto, de hecho, se reconoce hoy día aún en el pensamiento científico. En su “Nature of the Universe” (Naturaleza del Universo) (1950), Fred Hoyle escribe: “El procedimiento en todas las ramas de la ciencia física, sea la teoría de la gravedad de Newton, la teoría electromagnética de Maxwell, la teoría de la relatividad de Einstein o la teoría del quan tum, es el mismo en su raíz. Se compone d dos pasos. El primero es suponer, por alguna suerte de inspiración, un conjunto de ecuaciones matemáticas. El segundo es asociar los símbolos empleados en las ecuaciones con cantidades físicas mensurables“.
La diferencia entre el trabajo de estas dos mentes no podría haberse expresado mejor.

Pero es aquí donde surge la gran incertidumbre de la humana comprensión. Porque estas dos mentes nunca pueden entenderse de ordinario entre si. Hay entre ellas una diferencia de velocidad demasiado considerable. Del modo como es imposible que se comuniquen un peón que se afana al lado del camino con una carga de leña y una automóvil que cruza velozmente a ochenta millas por hora, debido a la diferencia de velocidad, así es de ordinario imposible la comunicación entre la mente lógica y una mente superior, por la misma razón. A la mente lógica las huellas dejadas por la mente superior parecerán arbitrarias, supersticiosas, ilógicas, no probadas. Para la mente superior, el trabajo de la mente lógica parecerá pesado, innecesario y olvidado del asunto fundamental
De modo ordinario esta dificultad se subsana manteniendo separados estos dos métodos, a los que se les da diferentes nombres y campos de acción diferentes. Los libros de religión o los de matemáticas superiores, que tratan de leyes y principios, abstienen de emplear el método inductivo. Los de ciencia, que tratan de acumulaciones de hechos observados, se abstienen de presumir leyes por adelantado. Y como son gentes diferentes quienes escriben y leen los libros de una u otra clase, o las mismas gentes leen de ambas clases pero con partes bastantes separadas de su mente, se arreglan estos dos métodos para existir juntos sin demasiadas fricciones entre si.

Empero, en el presente libro se emplean simultáneamente ambos métodos. Determinados grandes principios y leyes del universo, que se encontraron su expresión en diferentes países y en todas las edades, y que de tiempo en tiempo, son redescubiertos por hombres individuales a través del trabajo momentáneo de una función superior, reciben franco crédito. De éstos se hacen deducciones que descienden al mundo fenoménico ordinariamente accesible a nosotros, principalmente por medio del método analógico. Al mismo tiempo, se hace un intento para estudiar y clasificar los hechos y fenómenos que nos rodean y, por inferencia, ordenarlos de modo que las clasificaciones conduzcan en ascenso hacia las leyes abstractas que descienden, a su vez, desde arriba.
De hecho –por la razón precedente, que deriva de las diferentes funciones con velocidades ampliamente diferentes— nunca se encuentran los dos métodos. Entre las deducciones admisibles de las leyes generales y las inferencia admisibles de los hechos, queda siempre una zona invisible, donde ambas debieran y deben unirse, pero en la que tal unión Continúa siempre improbada y sin verse.
Por estas razones, el autor estará preparado a admitir que el plan del presente libro —que procura reconciliar los dos métodos— es irrealizable. Se da cuenta cabalmente que una tentativa de esta clase en vuelve inevitablemente una especie de juego de manos, casi una trampa. Y, también, se da cuenta de que este malabarismo no engaña en forma alguna al científico profesional, exclusivamente ligado al método lógico.
Al mismo tiempo está convencido, por una parte, de que la ciencia de la actualidad, sin principios, se encamina hacia una especulación y un materialismo cada vez más obtusos; y, por otra, que los principios religiosos o filosóficos, sin coordinarse con el conocimiento científico que caracteriza a nuestra edad, pueden por hoy sólo concitar el interés de una minoría. Esta convicción le persuade a asumir el riesgo. Quienes utilizan el método lógico exclusivamente, jamás estarán satisfechos con los argumentos brindados; los cuales —admitámoslo— adolecen de vacíos y tachas lógicos. Por otro lado, para quienes están dispuestos a aceptar ambos métodos, esperamos presentar pruebas suficientes que hagan posible que cada lector intente salvar la brecha entre el mundo de los hechos cuotidianos y- el de las grandes leyes — por sí mismo.
Tarea no es ésta que pueda jamás realizarse en un libro cualquiera, ni sería el mayor número de hechos o mayor suma de c tos, de ordinario disponibles a la ciencia sea en el presente o en el futuro, los que pudieran hacerla posible. Más, con ayuda y esfuerzo, pueden realizarse por cada individuo a su propia satisfacción.
Entretanto, respecto al hombre ordinario interesado en su propio destino pero no especialmente en la ciencia, puede decirse solamente, con examen más cuidadoso, que tal vez encontrará que este libro no es tan ‘científico’ como a primera vista parece. El lenguaje científico es el de moda, es la lengua obligatoria hoy en día, así como el lenguaje de la psicología era el de moda hace unos treinta años, el lenguaje pasional el de moda en los tiempos isabelinos y el lenguaje de la religión era el de moda en la Edad Media. Cuando la gente es inducida a comprar pasta dental o cigarrillos mediante argumentos y explicaciones pseudocientificas, evidentemente corresponde esto en alguna forma a la mentalidad de la época. Luego las verdades deben, también expresarse científicamente.
Al mismo tiempo, no se sugiere con esto que el lenguaje científico empleado es una desfiguración, una simulación o una falsificación. Las explicaciones que se dan, hasta donde ha sido posible verificarlas, son correctas y corresponden a la realidad de los hechos. Lo que se afirma es que los principios utilizados con igual corrección podrían aplicarse a cualesquiera otras formas de la experiencia humana, con resultados de igual o mayor interés. Y que son estos principios los importantes, más bien que las ciencias a las que se los aplica.