septiembre, 2009

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Fuera de compate

Tifoidea reloaded.
Conetsto luego los mp en lo que la cebza me carbura.

ahorro en celular y gasolina

Me llegó este correo y me parece muy lógico, sobretodo porque no se trata de obtener algo por el menor esfuerzo, sino evitar que te roben.
habría que probar. aplica para México

AHORRO EN LLAMADAS A CELULARES IMPORTANTE!!!!!

Al llamar a un Celular desde un teléfono particular, marca mejor 01 en lugar de 044,
te sale mas barato! MÁNDASELO A TODOS TUS AMIGOS Y FAMILIARES.
Como todos saben los de Telmex nos cobran $4.60 pesos por minuto llamar a un
celular esto sin incluir el IVA, que da un total de $5.29
La forma de marcación que TELMEX nos dice que tenemos que utilizar es la de 044
( y tu clave lada local ) y el numero de teléfono.

Para evitar que TELMEX cobre $5.29 por minuto existe una forma de marcar como
larga distancia, la cual tiene un costo de $1.38 pesos por minuto (IVA incluido).

Tan solo sustituyes la clave 044 por la ‘Lada 01’. Por ejemplo: Si llamas al celular
(044) 62-22-18-22; Lo haces así (01) 62-22-18-22. De esta forma en tu recibo
aparece como una llamada de larga distancia (que es mucho mas barata) y no como
llamada a un celular. Y si no te contestan, ¡¡NO PAGAS!! MAGNIFICO… Sirve.
vale la pena y es en beneficio de para TODOS!!!

P.D. Fuente: Empleado de Alestra (Y de paso confirmado y apoyado por empleados
de otra importante compañía de comunicaciones!… y público en general que ya están
hartos de que se aprovechen de ellos y les quieran siempre verles la cara de…(SIC),
los de ese casi Monopolio de Telmex!).

Por favor copiarlo y mandarlo a todo tu directorio.

DE IGUAL MANERA, LOS Mensajes de texto POR CELULAR.

Sabías que cuando respondes un mensaje de texto y la otra persona tiene otra compañía de móvil estás pagando un sms más de cuatro veces más caro?
Pasa que cuando uno aprieta \”RESP\” desde el sms que te mandaron, estás usando el servidor (o sea la empresa) de tu remitente.
Entonces en vez de pagar 80 centavos pagas entre 2 y 4 pesos La forma de que no te pase más esto es saber si tus contactos usan Movistar, iusacel, nextel; si se corresponde con tu servidor no importa, pero si por ejemplo eres telcel y el otro Movistar pagas 3 pesos y no 80 centavos.
Lo que tienes que hacer es:
MANDAR UN MENSAJE NUEVO y NO RESPONDER DESDE EL QUE TE MANDARON.
Así siempre te sale en 80 centavos.
Es importante que esto se sepa, porque es una estafa a nivel mundial y pocas personas lo conocen.

Venganza: para los ladrones de Celulares…
Cuando te roban un celular sabemos que recuperarlo es casi imposible…
los ladrones los reciclan rápidamente.
La experiencia es muy desagradable, pero las compañías operadoras
(Claro, Telcel, Viva, Movistar, Digitel, etc.) Reemplazan inmediatamente el teléfono.
Sin embargo, existe algo muy interesante que deben conocer -es una especie de venganza- en el caso que alguna vez les roben el celular.
Todos los celulares GSM (o sea, los que tienen chip) tienen un registro de serie único, que se llama CODIGO IMEI.
Las compañías (Claro, Telcel, Viva, Movistar, Movilnet, Digitel, etc.) no lo tienen registrado.
Sólo ustedes los dueños del aparato pueden acceder al código.
Para obtenerlo marquen *# 0 6 # (asterisco-numeral-cero-seis-numeral). Nada más,
NO PRESIONEN ‘SEND’ En la pantalla aparece el código IMEI.
Apúntenlo y guárdenlo en un lugar seguro (agenda electrónica, PC, etc.).
Si les roban el celular llaman al operador y le dan este código. El celular será bloqueado completamente y aunque el ladrón cambie la tarjeta SIM o chip,
no podrá encenderlo.
Probablemente no recuperen su celular; pero por lo menos tendrán la seguridad
de que quien lo haya robado no podrá utilizarlo nunca.
Si toda la gente supiera esto, el robo de celulares disminuiría porque no tendría sentido.
Envíen este dato a todos sus amigos y conocidos.
Comencemos a circularlo y anoten su Código IMEI en un lugar seguro.

GASOLINA: al cargar gasolina Pidan por litros y VERÀN que si
hay una GRAN diferencia (mínimo de 1 cuarto de tanque) hazlo,
ni los despachadores lo saben, cuando lo hice el despachador
se sorprendió también!

COMO EVITAR QUE TE ROBEN GASOLINA CUANDO CARGAS………… ONLY IN MEXICO
Y COMO ES ESTO? …. CUANDO VAMOS A CARGAR GASOLINA SIEMPRE PEDIMOS MULTIPLOS DE DINERO,
SEGUN NUESTROS BOLSILLOS (50,100, 200 ETC) O DICEN ‘LLENELO’; PUES AHI ESTA LA TRAMPA,
CUANDO EL DESPACHADOR ‘PROGRAMA’ PESOS O SOLO ABRE LA BOMBA, EL SISTEMA MANDA UNA SEÑAL
A LA COMPUTADORA CENTRAL DE LA GASOLINERIA Y ESTA A SU VEZ LE ENVIA A LA BOMBA QUE DESPACHE
LITROS DE 900, 850 ó 800 MILILITROS, EN VEZ DE 1000 QUE ES UN LITRO, A TRAVES DE UN SOFTWARE ESPECIAL,
ASI DE TRISTE.

LO CUAL QUIERE DECIR QUE POR CADA ‘100 PESOS DE GASOLINA EN REALIDAD RECIBES SI BIEN TE VA 90 PESOS, ASI QUE HAS CUENTAS CUANTO TE HAN ROBADO EN EL ULTIMO AÑO SI CARGAS PROMEDIO ‘100 PESOS’ DIARIOS=2 0
SENCILLO ENTRE 3,000 Y 4,000 PESOS, ESTO MULTIPLICALO POR MILLONES DE AUTOS.
¿COMO EVITARLO? CUANDO CARGUES PIDE QUE TE DEN MULTIPLOS DE 20 LITROS (20,40,60 ETC) Y NO EN PESOS
SEGUN LA CAPACIDAD DE TU VEHICULO, LAS BOMBAS PUEDEN DESPACHAR POR LITROS, ¿Y DONDE ESTA EL
TRUCO?; MUY SENCILLO LAS CUBETAS VERIFICADORAS DE PROFECO SON DE 20 LITROS EXACTOS, CUANDO ESTO
SUCEDE EL SOFTWARE RECIBE ALERTA QUE EXISTE UNA POSIBLE REVISION OFICIAL Y ORDENA A LA BOMBA
MANDE LOS 1000 MILILITROS EXACTOS QUE CONTIENE UN LITRO.
¿QUE PASARIA SI TU TE QUEJARAS QUE TE ESTAN ROBANDO? MUY SENCILLO EL EMPLEADO DE LA GASOLINERA LLEVA SU CUBETA ‘PROFECO’ Y LE INDICA AL DESPACHADOR QUE LE PONGA 20 LITROS EN TU PRESENCIA Y WALA!,
LE ENTRAN 20 LITROS EXACTOS, ENTONCES TE DESMIENTEN Y TE VAS CON CARA DE TONTO SIN COMPROBAR
NADA ! NOS SIGUEN Y SEGUIRAN ROBANDO Y ROBANDO HASTA QUE DESPERTEMOS…..
A MI SI ME CONSTA Y DESDE ENTONCES PIDO EN LITROS, ASI QUE TE DEJO ESTO PARA QUE LO LLEVES A CABO,
TESORPRENDERA EL AHORRO EN COMBUSTIBLE, Y OJALA QUE REENVIES ESTO PARA DIFUNDIRLO, COMPRUEBALO
Y SACA TUS CUENTAS….. DE PESO EN PESO LES HAS DADO MILES. PIDE DE 20 O 40 O DE 60 LITROS CADA QUE
CARGUES!! NO LO OLVIDES…. CHECA LA DIFERENCIA EN TU TANQUE

VideoJuego vs cancer

[url=http://re-mission.softonic.com/]http://re-mission.softonic.com/[/url]
Estuve hace unos años buscando este videojuego para unos pacientes adolescentes y hasta ahorita por azar lo halle.

Re-Mission es un juego completamente gratuito creado para HopeLab, una asociación que ayuda a los enfermos de cáncer. A través de este juego se informa de diferentes tipos de cáncer.

Tú eres Roxxie, una nanobot encargada de viajar por el cuerpo de los enfermos y eliminar las diferentes células cancerígenas. El sistema de juego recuerda a todo un clásico de Sega, “Space Harrier”, sólo que con escenarios distintos. Este sistema te permite una libertad total, ya que Roxxie puede volar, mientras disparas tu arma principal (que es quimioterapia) para eliminar los diferentes tumores.

Re-Mission te ofrece un apartado gráfico excelente, sobre todo porque podremos ver con gran detalle paredes celulares, tumores y, por supuesto, a nuestra nanobot. El sonido ofrece diferentes melodías que no se hacen repetitivas a lo largo del juego.

En resumen, un juego de acción con un alto valor pedagógico y de concienciación sobre el cáncer.
Nota sobre Re-Mission:

La Descarga Gratuita dirige a una página externa que requiere registro para efectuar la descarga
Para utilizar Re-Mission necesitas:

* Sistema operativo: Win2000/XP

Requisitos mínimos:

* Procesador: 1,4 GHz
* Memoria: 256 MB
* Vídeo: 64 MB
* DirectX 9.0c

Requisitos recomendados:

* Procesador: 2,5 GHz
* Memoria: 512 MB
* Vídeo: 128 MB

pregunta mensa, perdi link Alfonso.

Perdi el mensaje en el cual comentas de verificar vivelibre.org de ahorita con el traslado que hiciste hace poco en donde hay cantidad de mensajes distintos. He estado tratando de hallar hace rato es emensaje pero no doy.

Influenza reloaded

El tan anunciado rebote esta aquí. Médico aseguran que no será tan fuerte porque no ha mutado, y ya todos estuvimos expuestos al virus, pero en la tele hay cierto tono alarmista.
En mi subjetiva opinión, el gobierno puede usar este caballito de batalla para demostrar que actua bien y para distraer de la crisis, ya veremos…

Ayer mientras asistia a una reunión de amigos, veía la manera de tomar y fumar de las personas, vaya daño, definitivamente más grave que la influenza.

Córdova: la influenza se queda chiquita ante el daño que produce el alcoholismo
La influenza se queda chiquita comparada con el daño que provoca el alcohol, aseguró ayer el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, al dictar una conferencia sobre el alcoholismo, en donde puntualizó que esta enfermedad causó más de 140 mil defunciones en el periodo 2000-2004 y genera 60 por ciento de los casos de violencia intrafamiliar.

Frente al aumento en el número de personas infectadas con el virus de influenza tipo A/H1N1, pidió a la población no caer en pánico y actuar con responsabilidad. Recomendó acudir al médico ante la presencia de los primeros síntomas, para que en las clínicas de salud los atiendan de inmediato y les den tratamiento.
(…)
Córdova Villalobos se refirió a un estudio realizado en el Servicio Médico Forense en más de 18 mil defunciones, según el cual, 18 por ciento ocurrieron bajo la influencia de sustancias sicoativas, incluyendo el alcohol. De hecho, esta bebida es la droga que más frecuentemente acompaña el fallecimiento.

completo en: [url=http://www.jornada.unam.mx/2009/09/26/index.php?section=sociedad&article=035n1soc]http://www.jornada.unam.mx/2009/09/26/inde…rticle=035n1soc[/url]

opción visual de copy paste

que tal, como le hago para que en un mensaje al pegar algo, aparezca dentro de un cuadro y se distiga que es pegado de otro lado.
además si es lo mismo para el skin Ip.board pro, que es el que uso.
saludos

Breve diálogo entre el teólogo brasileiro Leonardo Boff e el Dalai Lama

Leonardo Boff: En el intervalo de una mesa redonda sobre religión y paz entre los pueblos, en la cual ambos (yo y el Dalai Lama) participábamos, yo, maliciosamente, mas tambiém con interés teológico, le pregunte en mi inglés defectuoso:

– “Santidad, cúal es la mejor religión?” (Your holiness, what`s the best religion?)

Esperaba que dijera: “El budismo tibetano” o las religiones orientales, mucho más antiguas que el cristianismo…”

El Dalai Lama hizo una pequeña pausa, sonrió, me miró fijamente a los ojos – lo que me desconcertó un poco porque yo sabía la malicia contenida en la pregunta – y afirmó:

“La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al Infinito”. Es aquella que te hace mejor.”

Para salir de la perplejidad delante de tan sabia respuesta, pregunté:

– “Qué es lo que me hace mejor?”

El respondió:

– “Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético… La religión que consiga hacer eso de ti es la mejor religión.”

Callé, maravillado, y hasta los dias de hoy estoy rumiando su respuesta sabia e irrefutáble…

No me interesa amigo tu religión o si tienes o no tienes religión.

Lo que realmente me importa es tu conducta delante de tu semejante, de tu família, de tu trabajo, de tu comunidad, delante del mundo…

EL ROMANTICISMO CYBERPUNK DE WILLIAM GIBSON

EL ROMANTICISMO CYBERPUNK DE WILLIAM GIBSON
[url=http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n15/atroncos15.html]http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones…atroncos15.html[/url]
Por: Alfredo Troncoso
ITESM Campus Estado de México | Departamento de Comunicación

Avons nous assez navigué dans une onde mauvaise à boire
Avons-nous assez divagué de la belle aube au triste soir

El Neuromancer de William Gibson es una novela romántica en más de un sentido. Lo es, para empezar, en virtud del hábil oximorón que le sirve de título: “romancero neuronal” o “nuevo romancero”, algo así como “el amor en los tiempos de las prótesis cerebrales”.

Pero si bastara con usurpar el tema del amor, entonces la lacrimosa farsa del Titanic y los lastimeros berridos de Julio Iglesias calificarían como románticos. Más allá de la temática erótica, la razón que nos interesa es que Neuromancer retoma lo que fuera el leimotiv del romanticismo decimonónico: “yo no soy una máquina”

En efecto, como los poemas de Wordsworth, los cuentos de horror de Poe y el Frankenstein de Mary Shelley, Gibson se inscribe en la genuina tradición romántica, aquella que descubre y explora nuestra humanidad más allá de la razón instrumental, en las grandes pasiones: el odio, el miedo, el amor, la libertad…

¿Cómo hace Gibson para integrarse a una tradición muerta hace más de cien años, una tradición que hoy sólo sobrevive en los medios de comunicación traicionándose en tanto que máquina de producir efectos emotivos? Respuesta: evitando lo que fuera la ruina del romanticismo tardío, a saber, el culto desmedido del pasado heroico y la nostalgia de la naturaleza. Ya el espléndido poema de Wordsworth prefiguraba esa ruina:

The world is too much with us; late and soon,
Getting and spending, we lay waste our powers:

Little we see in Nature that is ours,

We have given our hearts away, a sordid boon!

The sea that bares her bosom to the moon;

The winds that will be howling at all hours,

And are up-gathered now like leeping flowers;

for this, for everything, we are out of tune;

it moves us not.-Great God! I’d rather be

A pagan suckled in a creed outworn;

So might I, standing on this pleasent lea,

Have glimpses that would make me feel less forlorn;

Have sight of Proteus rising from the sea;

Or hear old Triton blow his wreathèd horn.

A fuerza de condenar el carácter prosaico del presente y de reivindicar la emotividad, el romanticismo decimonónico terminó por refugiarse en la tradición y consolarse en una hipertrófica sensibilidad melancólica. Fue así que la metáfora del mundo máquina se vio remplazada por la metáfora agraria de la cultura. “Yo no soy una máquina.” ¿”Qué eres entonces?” “Soy una planta”, parecen responder nuestros románticos tardíos. Así las cosas, el romanticismo no podía más que acabar en lo que acabó, en mera exaltación. Exaltación peligrosa en la época de los nacionalismos; exaltación inocua en la oposición entre mundo real y mundo de la cultura; exaltación pusilánime en nuestros actuales manuales de superación, esos que hablan de los valores extranuméricos de los “recursos humanos”, los que sostienen que además de ser números, tenemos cultura, sentimientos y mil etceteras.

En más de un sentido entonces, Gibson no es un romántico, no por lo menos en la medida en que su frenética prosa es totalmente ajena a la nostalgia de la tradición. A diferencia de Wordsworth que busca a Proteo en la naturaleza o en el pasado, Gibson se aferra al monstruo con una sola cosa en mente: la imaginación del futuro.

Resulta pertinente a estas alturas recordar a Proteo, el multiforme dios marino y adivino que contestaba a las preguntas de aquel que lograba aferrarse a él a lo largo de sus transformaciones. Entre las dificultades que debía superar el tenaz cuestionador, estaba el insoportable hedor del dios. Pastor de focas, Proteo estaba impregnado de la inmunda fetidez de las focas recién nacidas.

Tan tenaz como el Menelao de La Odisea, Gibson no se deja amedrentar ni por la naturaleza multiforme y aparentemente inasible del mundo “cibernético” ni por el hedor que despiden sus neonatos.

La recompensa no se hace esperar: más allá de los lamentos nostálgicos de los apocalípticos del cómputo, más allá del automatismo narcotizado de sus integrados, en suma, más allá de cualquier fatalismo cibernético, Gibson es capaz de desear el mundo futuro, es capaz de imaginarlo escuálido, promiscuo, bárbaro, pero sobre todo, asombroso.

Al igual que los románticos del XIX, Gibson está decidido a redescubrir el misterio que es el mundo y el hombre más allá de la razón calculadora que hoy lo dispersa y lo empobrece; a diferencia de aquellos, no quiere llevar a cabo ese proyecto dándole la espalda al mundo, sino atravesándolo.

¿Qué encuentra el lector atravesando el brave new world gibsoniano? Un héroe que no es una máquina a pesar de sus esfuerzos por comportarse como tal; una heroína llena de implantes electrónicos que sospecha esa debilidad en el héroe; un cibernauta muerto dotado de una inmortalidad digital; una inmensa inteligencia artificial perpleja ante lo que no es máquina; un planeta podrido y sobrepoblado; una laberíntica y deslumbrante estación espacial; un asesinato en el “ciberespacio”; un “ciberespacio” más real que la “realidad”…

Quizá sea esta última proeza la que hace de Neuromancer un texto obligatorio para todo aquel que quiera hacerle caso a la advertencia de Mc Luhan acerca de la necesidad de comprender los medios como extensiones de nosotros mismos: “By continuously embracing technologies, we relate ourselves to them as servomechanisms. That is why we must, to use them at all, serve these objects, these extensions of ourselves, as gods or minor religions. An Indian is the servomechanism of his canoe, as the cowboy of his horse or the executive of his clock.” El medio es entonces medium, el ambiente en el cual hay algo así como una realidad para mi, inútil discutir el problema de la relación de la computadora con la realidad desde el mundo de ese otro ambiente que es la escritura. Inútil a menos que, como Gibson (y Mc Luhan) estemos dispuestos a forzar al viejo medio a imaginar, es decir, a desear el nuevo mundo.

Se trata de un mundo nada halagüeño, es cierto, como si su autor quisiera precaverse contra sus horrores eliminando la nostalgia y abrazando la dureza de las prótesis. Y sin embargo, se trata de un futuro infinitamente menos desolador que el Apocalipsis al estilo Huxley u Orwell, o que el futuro medievalista de Star Wars , o que el fatalismo planificador de nuestros tecnócratas. La razón es simple: Gibson se ha tomado la molestia de imaginar el futuro, no de construirlo con retazos del pasado. No en balde hasta los más secos tecnócratas han adoptado términos como “ciberespacio” de un autor que ni siquiera tenía una computadora al escribir su obra; no en balde los analistas de la “cultura digital” recurren constantemente a las intuiciones de Neuromancer; no en balde se ha reconocido en muchos ámbitos académicos el paralelismo entre la obra de Gibson y la de ese otro explorador imaginario de los medios, Marshall Mc Luhan.

El mundo de Neuromancer será terrible y promiscuo, pero tiene una virtud que rara vez aparece en un texto sobre el futuro: es un nuevo mundo. Nuevo, no novedoso; nuevo, es decir misterioso. Más allá de los futuros-pasados de los apocalípticos e integrados del mundo digital, no se trata aquí de reivindicar la realidad con o contra las computadoras. Se trata de radicalizar una pregunta que la experiencia de las nuevas tecnologías no puede evitar: ¿dónde ha quedado la realidad?

Por que el orden del subforo de nasdat esta medio raro?

Eso. Esta luego medio dificil localizar mensajes actuales pues aparecen revueltos por fechas o es en orden alfabetico inverso?

UN CAMPESINO POR DENTRO

UN CAMPESINO POR DENTRO
[url=http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n15/atroncos15.html]http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones…atroncos15.html[/url]
Por:Rafael Baraona
Biblioteca Conmemorativa José Ma. Arguedas, Chile

Acalladas las ruidosas despedidas al año que terminaba o que saludaban el que nacía, subimos a la azotea de la casa de don Matías F. en San Andrés de la Cal, estado de Morelos, México. Eran las tres de la mañana del primero de enero de 1987, y a esa hora nos encontrábamos ya en el mes de marzo.

Don Matías, campesino conocedor como pocos, iba a iniciar sus observaciones para pronosticar el tiempo del año que empezaba, mediante el procedimiento llamado de las cabañuelas. Definidas por la venerable Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana (Espasa-Calpe) como “Cálculo o suposición puramente fantástica. (subrayado de RB) por el que se pretende pronosticar el tiempo que hará en cada mes, rigiéndose por el que hace en los primeros doce días, o deduciéndolo de las variaciones meteorólogicas acaecidas en los veinticuatro días del mes de agosto anterior”.

Para Mircea Eliade el sentido es algo diferente: “Los doce días que separaran Noche Buena de la Epifanía (6 de enero, RB) siguen siendo considerados como una prefiguración de los doce meses del año, debido a que el año nuevo repite el acto cosmogónico. Los campesinos de toda Europa no tienen otras razones cuando determinan el tiempo de cada mes y su ración de lluvia por medio de los signos meteorólogicos de esos doce días” 1.

Aclaramos que en virtualmente toda América2, el periodo clave para el pronóstico de las cabañuelas no se sitúa en agosto sino en los últimos días de diciembre y/o los primeros días de enero, y el ciclo completo es también de 24 días. Algunos campesinos, como don Matías, realiza sus observaciones en las 24 horas del primer día de enero. Para otros, más expeditos, la primera hora del año es dividida en doce unidades de cinco minutos cada uno, lo que consideran suficiente para sus pronósticos.

En todos los casos que conozco, se mantiene la costumbre de repetir las observaciones inmediatamente después del primer ciclo de doce unidades. Este segundo periodo, llamado redoble en Chile, se reinicia en orden inverso desde diciembre para terminar en enero. De esa manera, por ejemplo, abril y octubre, que en el primer ciclo equivalen a la cuarta y décima unidad de observación en el redoble, corresponden a la novena y tercera, respectivamente. Situación que, aunque busca perfeccionar las predicciones del primer ciclo, genera asimismo diversas dificultades para el observador, al homologar dos veces un mismo mes con unidades de observación diferentes. Sin embargo, los meses claves para el pronóstico de lluvias, junio y julio, experimentan un mínimo de desplazamiento de un ciclo a otro: posiciones 6/7 en el primero, y 7/6 en el redoble.

La preferencia por enero parecería indicar que nuestros campesinos de América Latina serían más fieles al mito del “eterno retorno” iniciado cada año nuevo. Los campesinos españoles, según Espasa, lo serían respecto al solsticio de verano boreal. Oportunidad señalada en las más diversas culturas, recordada entre nosotros con los ritos de la noche de San Juan.

Más bien pensamos que estas elecciones responden a simple pragmatismo campesino. Las fechas establecidas para las cabañuelas deben coincidir con un instante parteaguas del año, previo al acaecer de los fenómenos climáticos que se intenta predecir: lluvias, granizo o canículas prolongadas, aquellos que más incidirán en los cultivos. De esa manera, se produce una coincidencia entre los campesinos de México y Centro América y los de Chile mediterráneo. Las lluvias se esperan, para ambos casos, a mediados de año, verano boreal e invierno austral, respectivamente.

Para sus observaciones, Don Matías ha delimitado o circunscrito espacialmente un entorno visual: “desde donde yo piso hasta donde yo miro”. Define así un territorio o comarca con foco en un área crítica: su comunidad y sus campos. El volcán Popocatépetl, diversos rasgos del relieve, y los puntos cardinales son las referencias para localizar sus observaciones, remitidas todas a fenómenos atmosféricos: nubes que identifica por sus nombres cultos, los colores cambiantes de éstas, vientos, y esos más elusivos aires.

Pero sus percepciones no son sólo visuales, sino que ha ejercitado la sensibilidad de su piel hasta hacerla receptiva a los más leves cambios de temperatura o de los aires. Registra variaciones en estos elementos que el observador que lo acompaña apenas advierte. Y debe ser capaz de hacerlo. ¿De qué otra manera ajusta la relación entre una dinámica que se produce en una hora para leer los signos que busca, y deducir lo que sucederá en un mes completo?

Como decíamos, el sentido de la vista, la visión, es el más importante y se refleja en su lenguaje. El término más usual es “pintar” o “pinta”, verbo o sustantivo. Las Pintas es precisamente el nombre que se da en Costa Rica a las cabañuelas. Don Matías se expresa así: “El mes de agosto (8 AM, RB), va a hacer un poco de viento, porque las nubes se vieron muy rasgadas y también pintó que otra vez va a acaecer, sí, mucho granizo. Se pintó por acá, por el lado norte”. “Si se observa un poquito el volcán, pintaba como luminoso, nos hemos fijado varias veces que cuando eso pasa, pinta muy buen tiempo”. De paso, para este campesino como para otros, buen tiempo significa el óptimo deseado para una oportunidad, tarea o fecha determinada.

La exigencia de concentrar o agudizar las observaciones varía según el mes. Algunos, enero o febrero, no se consideran determinantes, pueden incluso ignorarse. La concentración es más intensa cuando de meses de lluvias o de temporal se trate. Asimismo, otros momentos críticos para los cultivos.

Las pintas pueden interpretarse de manera diferente según los meses: nubes que en un mes auguran granizo pueden indicar lluvias leves en otro. El redoble implica también lecturas con códigos diferentes.

En términos ecológicos don Matías está modelando, frente a nosotros, los componentes de un paisaje y su dinámica: el ecosistema campesino, que es, por sobre todo, una construcción cultural. Se trata de una totalidad percibida que engloba los procesos y factores naturales o ambientales, los pobladores y la cultura local, que acuerpa don Matías. Esta cultura establece, en sus propios términos, como se percibe y discrimina entre lo que es recurso aprovechable o descartable para sus estrategias productivas.

En unas pocas horas él repasa los factores que son para él significativos, aquellos que juegan un papel en su empresa como productor. Está pensando siempre desde las exigencias de sus cultivos y de la localización de sus campos. Su cultivo principal, básico, es el maíz. Es así como su percepción no es neutral sino siempre sesgada.

Escarbando en las expresiones de don Matías aparecen los fundamentos de un corpus de conocimiento, fundado en considerable dependencia de los factores climáticos. En esta comunidad el riego es limitado, se depende del temporal que es uno de los sistemas agrícolas que requiere mayor base de espertizaje, tanto del medio ambiente como de los aspectos más cualitativos de la tecnología. En casi toda América el secano o el temporal exige campesinos conocedores. El regadío, con su base de ingeniería simple o avanzada, restringe las exigencias del conocer la naturaleza. Por contraste, aquellos que viven o sobreviven bajo el imperio de la incertidumbre y la variabilidad, precisan saber más y saberlo todo el tiempo. Y, por ende, intentar el augurio o el pronóstico.

Limitadas sus observaciones al horizonte visual, reconoce que ciertos fenómenos atmosféricos, por su escala, origen o desplazamiento, no pueden ser pronosticados en las cabañuelas. ” Yo lo vi desde las cabañuelas que otra vez mayo y junio no van a traer mucha agua…solamente que pueda atravesarse algún ciclón, eso sí no se puede pronosticar…es allí donde se puede variar un poco esto de las cabañuelas”.

Destaquemos algunos rasgos del proceso intelectual involucrado en las cabañuelas. Por ejemplo, el ejercicio de mantener simultáneamente en la mente dos escalas de tiempo: de las observaciones y aquella del mes que se intenta pronosticar. Pero la complejidad radica en las diferencias de contenido entre ambas circunstancias que son retenidas o fijadas en la memoria. Las cabañuelas se observaron, en el caso que estamos narrando, durante un día de enero, en que sólo se presentan los rasgos climáticos que son propios de ese mes, habitualmente sin lluvias. Lo más destacable es el ascenso de la temperatura y su progresiva disminución a partir de las primeras horas de la tarde. Nada comparable a la progresión y variación a lo largo de un año. Por ejemplo, las seis de la mañana y después las siete de la tarde, son homologadas con el crítico mes de junio. ¿Qué poseen en común estos referentes respecto al mes que homologan? Éste es asunto a descubrir por el campesino que practica las cabañuelas.

No he tenido oportunidad de sistematizar los códigos de don Matías. Sí he confirmado que éstos tienden a ser propios de cada observador. Si es un hombre que realmente observa, comienza aprendiendo los rudimentos de otro campesino mayor, más experimentado, e irá desarrollando sus propios códigos, a lo largo de toda una vida.

En el área que tiene como centro a Tepoztlán las consultas que los campesinos hacen a las cabañuelas poseen bastante en común, difieren, sin embargo, las respuestas. Y los elementos de juicio para educirlas.

Aunque los pronósticos de las cabañuelas sean tema de pláticas entre campesinos, en lo fundamental, son referencias muy personales, válidas para los planes del propio observador.

La individualidad es el alto grado de expresión personal en los códigos de interpretación, confirma que el locus de lo que tratamos de entender está en el hombre, no en el sistema.

Independientemente de los orígenes de las cabañuelas en el más remoto Oriente u Occidente, estamos más interesados en entender a algunos campesinos que, enfrentando problemas contemporáneos, se hacen cargo de un elemento cultural tan arcaico y persistente. Buscamos entender el cómo lo interpretan y utilizan, y las dificultades que hoy enfrentan. Respetables abordajes limitados a lo erudito o desde el ángulo restrictivo del folclore, poco nos ayudarían para nuestros propósitos de entender campesinos.

Afinaremos así el enfoque en campesinos activos y actuantes, en cuanto portadores y usuarios de cultura, que ponen en primer plano, para nuestro escrutinio, una instancia clave de la intersección de historia, naturaleza y cultura al interior de nuestras sociedades.

Es perfectamente lícito, obvio incluso, preguntarse cuán confiables son los pronósticos de las cabañuelas. Sin embargo, no es en sí una pregunta muy significativa, aunque abra varias puertas. La respuestas serían múltiples, aunque tentativas, todas referidas, como acabamos de afirmar, más al hombre que al sistema. En todo caso, los campesinos que las practican le tienen mucha confianza a sus cabañuelas. He recogido expresiones en el sentido que el tiempo ya no es de confiar, que hoy ya no se puede pronosticar. Pero las cabañuelas siempre fueron confiables, insisten.

Hoy en día la naturaleza parece infiel a sus propios indicadores. Que la naturaleza ya no es la misma antes, es expresado de diversas maneras por los campesinos de la región. Frente a la proliferación de enfermedades y plagas de los cultivos, como también el efecto inesperado de precisamente los insumos que se recomiendan para combatirlas, los pronósticos limitados a lo meteorológico pueden resultar insuficientes, pues estas alteraciones agregan nuevos riesgos.

Estos fenómenos, propios del “progreso tecnológico”, son tan recientes que no han sido suficientemente internalizados por los campesinos y generan una suerte de doble indefensión. Carecen éstos de medios propios, probados por su propia pesquisa para enfrentarlos y deben aceptar, entendiendo a medias, las instrucciones de los vendedores de estos insumos. Además no siempre cuentan con los medios para aplicarlos en la dosificación recomendada, Y tampoco se les instruye sobre ciertos efectos residuales o colaterales de empleo. Sobre todo los que afectan una biota silvestre que les proporcionan tantas señales útiles.

Que esta “nueva naturaleza” sufre un impacto antropogénico intensificado, desde una cambiante sociedad, es algo que no escapa a los campesinos. Lo descubren día a día, sin necesidad de noticiarse por la prensa o la televisión. A lo mejor en la prospección de estas percepciones tenemos otra frontera para los estudios campesinos; mirar y remirar la sociedad global, desde las también cambiantes ópticas campesinas. Y bien necesitados que estados de abrir nuevos frentes de avance.

Los campesinos que practican las cabañuelas tienden a ser observadores natos y persistentes de su entorno. “Desde mucho tiempo atrás, me gusta preguntar las cosas que se van suscitando dentro de la vida (…) Aparte de que es muy grande mi fe y creo mucho en el Señor, también creo en las observaciones del tiempo (…) Hay muchas cosas que se necesitan sinceramente ver.. así me he dado cuenta yo de muchas cosas… como nos lleva el tiempo para no fallar, pues parece mentira, será bendición de Dios pero yo nunca he fallado al tiempo. Yo nunca me he quedado sin mazorca”.

Para pronosticar el tiempo del año que se inicia, las cabañuelas son un referencia crucial pero no única o excluyente. El tiempo y otros fenómenos son registrados cuidadosamente, a lo largo de todo el año, por don Matías. “En el transcurso o tiempo de los hechos, hay muchas señales. Ciertos pájaros que cuando cantan anuncian que va a llover, tienen que cantar tres días consecutivos; va a venir un tiempo bien cargado de aguas. Hay otro pajarillo que es chico, que empieza como a revolotear y como que se va elevando y como va subiendo, va cantando. Entonces es que va hacer ciertas lluvias”. Aves, insectos, la conducta de los animales domésticos, retoño temprano o tardío de ciertas plantas, el color de los cerros, nada escapa a la mirada atenta de don Matías.

La reducción de la biodiversidad tan lamentada por todos adquiere una nueva dimensión cuando pensamos en la pérdida de tanta señal que el campesino reconoce para enfrentar los elementos y sobrevivir. Pero los indicadores de don Matías no son simples síntomas del avance del tiempo, todos contienen para él algún sustento para la predicción, aunque de corto plazo. Es así como intenta, a lo largo de todo el año, adaptar e incluso corregir sus pronósticos iniciales de las cabañuelas. No es de extrañar entonces que él, campesino sabio y sagaz, pueda asegurar con toda confianza y veracidad que nunca se ha equivocado. Aunque no siempre pudo realizar a cubilete sus planes productivos.

Sobre “el terreno”

Una experiencia como ésta, el observar a don Matías durante las cabañuelas no podría extraerse, con igual provecho, de la lectura, sino de lo que llamamos habitualmente trabajo de campo (Field work), o simplemente “el campo” o “el terreno”. Que esta experiencia llegue a ser inolvidable, qué duda cabe, pero muchas otras instancias vividas o leídas, también lo son.

Por su propia naturaleza, la experiencia de terreno: observar, con todo lo que esto implica, asimismo escuchar, distinguiendo no sólo lo cierto de lo dudoso, sino captando además los matices, las vacilaciones y certezas de nuestro interlocutor, es algo que en verdad vivimos. Es siempre multisensorial, como la vida misma. Un aprender o conocer diferente de la lectura, entre otros motivos, porque es necesariamente mezclado o impuro, receptor de una casi agresión al orden disciplinario por nosotros establecido. No podemos evitar el impacto de esa realidad supradisciplinaria, pues en esos términos penetra en nuestra conciencia e igualmente en el subconsciente.

En el terreno, y sin pretenderlo deliberadamente, nos colocamos frente a nuestro sujeto interlocutor en una posición equivalente a la suya. Aceptamos en principio, el carácter supradisciplinario de su existencia. Aunque no siempre logremos darnos cuenta de todo lo que eso implica. Si bien esto le sucede a cualquier persona observadora, para nosotros contiene la exigencia de someter estas impresiones a un proceso de ordenamiento y discriminación, propio o característico de las exigencias de nuestras disciplinas académicas.

Pero la realidad campesina sigue siendo con tozuda persistencia, supradisciplinaria. Es cierto que nos permite extraer las parcialidades de nuestras vocaciones o curiosidades. Eso es todo. Ha ido quedando pendiente tal vez para nunca la emergencia y legitimidad de una “campesinología”, basada en el reconocimiento de lo supradisciplinario de esa realidad. Aplicamos encuestas de todo tipo en terreno, pero el aprehender el trasfondo que subyace las respuestas, pasa a la memoria de cada uno de nosotros como una suerte de reserva. El cómo conformamos esa reserva de memoria puede ser clave para diferenciar a unos estudiosos de otros.

Es tentador y también lleno de riesgos, desbrozar o desyerbar prematuramente lo percibido en el terreno. Armados de nuestros instrumentos o de nuestros prejuicios disciplinarios nos vemos obligados a separar el grano fértil para nosotros, aquello que consideramos pertinente o significativo, del resto desestructurado de lo percibido.

Que estas placenteras experiencias de terreno no se olvidan fácilmente es algo que todos sabemos. Como estamos sugiriendo, proporcionan el material para los juegos de la memoria, sus buenas o malas pasadas en el contrapunto entre olvido y retención. De lo visto y oído en el terreno, como buenos académicos, esperamos ir más allá de lo anecdótico rememorado con deleite. Y seleccionar lo que rinda para que lo que intentamos desintrincar, aquello que contribuya a desarrollar nuestro espertizaje.

Recapitulación

De observar a don Matías derivan múltiples provechos. Por ejemplo, lo que infrecuentemente tenemos el privilegio de captar: una visión ordenadora del ser campesino y su entorno, que nos será revelada en sólo unos momentos de terreno. Esa misma realidad que para nosotros puede parecer informe, no lo es para don Matías. Todo lo contrario.

Tengo para mí que lo más decidor es que don Matías, mediante el ejercicio de las cabañuelas, base seria para tomar decisiones, se está revelando a sí mismo en cuanto campesino. En virtualmente todas su proyecciones. Recrea, para el que pesquisa, su autoretrato intelectual.

Para trascender lo anecdótico en el terreno, habrá tantas fórmulas como estudiosos. Por mi parte, he llegado a considerar a don Matías como uno de mis maestros y no necesariamente por lo que aprendí de las cabañuelas en cuanto tales, sino porque me invitó a compartir su mente, a entender el procedimiento y los materiales de su modo de pensar. En su caso el que es propio del campesino modal: un hombre en que la cabeza que percibe o decide y las manos que ejecutan, pertenecen a una misma persona.

Encuentro que significó, entre otras posibilidades, ampliar o completar mi percepción del sujeto campesino. Es decir, la comprensión de un campesino por dentro. Sin aceptar esa invitación, para mí, la observación habría sido meramente instructiva y, por supuesto, igualmente inolvidable. Aunque de menor rinde, como dicen nuestros campesinos.

Penetrar en la mente de don Matías fue como acompañarlo en el interjuego intelectual de sus percepciones frente al mundo natural y el social/cultural. Porque las cabañuelas, como hemos dicho, son de necesidad gobalizadoras: ponen en juego y traen al escrutinio de la observación, una síntesis de prácticamente todo lo que un campesino es o sabe. Para él, la aprehensión de lo natural tendrá siempre el sesgo que emana de ser un sujeto social, en una localización específica y precisamente en una época determinada, en que juegan tanto la historia, como asimismo una cultura moldeada por esa historia, afincada en un conocimiento probado del medio ambiente circundante.

Al observar a don Matías llegamos a ser testigos de una instancia clave de recampesinización, estamos frente a un sujeto social que, por decirlo así, renueva sus votos, revalida su condición campesina. Ya que no todos los campesinos llegan a tener esa base de compulsa para sus opciones, el que toma en serio sus cabañuelas es un usuario privilegiado de su propio conocimiento. Un participante consciente, sabio, en el “entorno retorno” de los ciclos de la naturaleza y de la producción.

Don Matías nos enseñó que en las cabañuelas, además de sus percepciones de ciencia campesina, intervienen otras observaciones y aquella del mes que se intenta pronosticar. Pero la representaciones mentales, que le dan sentido de realidad completa, son las intrincadas representaciones de sí mismo, de su familia, de su comunidad. Éstas no pueden ser separadas del cómo aprecia sus opciones frente al consumo, el mercado, la sociedad externa. Que estas opciones sean limitadas, no es por su culpa. También sabemos que no logran inhibir en él su condición de sujeto activo en la sociedad, en la historia.

Mediante las cabañuelas, ha dado un paso decisivo que ciertamente no es ni será el único, en su propia constitución como sujeto social. En este estado o condición se ofrece al escrutinio de los investigadores sociales. Será asunto de ellos aprovechar o desechar esa riqueza.

Para mí, no olvidaría que los campesinos no son portátiles y que no es viable, mediante un mero ejercicio intelectual, por legítimo que nos parezca, aislarlos del rico, complejo entorno por ellos definido. Desdeñando, porque no tiene cabida en nuestras disciplinas, tanto de lo que él escoge para definirse a sí mismo..

Notas Bibliográficas

1El mito del eterno retorno. págs. 65-66.

2Foster, George M., Cultura y conquista. La herencia española de América, págs. 115-116.