Compendio de foros MSN

now browsing by category

 

Viaje iniciático

Viaje iniciático

———————————————————–

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 10/09/2005 15:59

En las viejas tradiciones es la enfermedad lo que permite que se de el incio del proceso de iniciacion del hombre. Tanto la enfermedad como el lograr traspasarla tiene cuatro momentos:
1.- El periodo de gestacion. Aqui se van desarrollando los elementos necesarios para que se de la enfermedad iniciatica, puede darse una serie de signos y señaes extrañas en la vida del sujeto o de experiencias que lo hagan reflexionar de cual es el lugar que le corresponde como individuo y quien es por si mismo. Pueden comenzar signos fisicos que son previos al proceso de la enfermedad. Tambien se puede dar aqui un aislamiento voluntario en donde la persona se aparta de el mundo que tiene por conocido para encontrar sus respuestas atraves del silencio. esta es la etapa de la búsqueda de la visión.
2.-El llamado de los espiritus. para aprender algo hay que vivirlo, para aprender a sanar enfermedades hay que pasar por ellas, es el proceso de poner en practica las cosas o las situaciones que van a producir el proceso de cambio, el llamado de los epsiritus se puede dar de distintas maneras:
La llamada de la enfermedad. Es un momento de crisis aguda en donde pareciera que todas las posibilidades estan en contra de quien se busca a si mismo, la enfermedad es una situacion limite que obliga a la persona a modificar toda su estructura de vida. Hacerlo ver que es lo importante, que es lo urgente o que es lo vital. Lo importante es el eje de la vida el enfrentar al dolor y a la enfermedad y ver que es posible tener posibilidades mas alla de estas, en esta parte es donde se inicia el proceso el sanador herido del chaman, sana en la medida que ayuda a sanarse a otros de sus propias dolencias o problemas al verse reflejado parcialmente en los demas, al verse a si mismo comprende atraves del otro los sucesos de la vida y al encontrar una solucion para el otro puede llegar a comprenderse mejor a si mismo.
El llamado familiar. Hay poderes que se heredan de una generacion a otra. es mucho mas facil cuando tu eliges responder al llamado, pues voluntariamente es uno mismo quien inicia el ciclo del chaman. Cuando los poderes son heredados, el hijo se enfrenta desde niño a situaciones incomprensibles de un mundo que no pertenece a los de su misma edad, esta mas alla de un proceso normal humano, puede percibir cosas mas alla de la vision normal, pero al mismo tiempo tiene que entender que esa vision se debe de mantener en silencio o saber cuando hablar de ella para evitar ser confundido por alguien enfermo. El poder en este caso es quien te elige y traspasa las cualidades del padre al hijo, puede ser una herencia que los primeros años es incomprensible y a veces tal vez aparentemente maldita. Conforme pasa el tiempo se puede entender que uno no es mas o menos que otros, solo se es distinto. Y que aquello que puede ser una maldicion al no comprenderlo, puede ser el vehiculo por el cual puedes servir a otros. Muchas de las herencias son dadas para que alguien tome el lugar del padre o del abuelo, la busqueda de un equilibrio entre las fuerzas de la naturaleza que necesita agentes o personas que sirvan para mantener el orden de las cosas.
Los poderes o las fuerzas con las que interactua el chaman pueden ser heredadas por linea materna o linea paterna. Las habilidades del padre pasan al hijo, las de la madre a la hija. asi se mantiene el equilibrio.
Al ser el padre o los padres gente dentro de la tradicion, sanacion o chamanismo, pasa sus experiencias y las de generaciones pasadas a sus hijos, hereda su conocimiento atraves de situaciones cotidianas o tradicionales, ya que el chaman suele asentarse en aquel lugar donde reside su grupo o su familia.
En varios casos el chaman no tiene hijos biologicos, debido al compromiso de servicio que se da a los epsiritus, en cambio sus aprendices toman el lugar de sus hijos en el espiritu y el aprendizaje se da de un modo familiar. Por ello se ha trasmitido la tradicion de boca a oido, y de una generacion a otra. La fuerza de las palabras de los Abuelos o antepasados mientras se mantenga inalterada se convierte en la fuerza espiritual y en el respaldo del aprendiz o del chaman. de tal modo que el chaman fisicamente puede estar solo o con su familia, pero siempre tendra a sua ancestros y aquellos que lo antecedieron como la fuerza que lo acompaña y lo guia atraves del tiempo.
El llamado de los espiritus.El llamado de los espiritus se da cuando la naturaleza o el mundo necesita a alguien que sea el intermediario entremundos, entre los mundos superiores, el terrestre y el inferior. Cuando no hay alguien que represente al hombre con los espiritus estos pueden elegir a alguien que sea el eje del equilibrio. El cielo y las montañas, el agua y lo que reside bajo tierra pueden elegir a alguien que represente lo espiritual y lo fisico. En el mundo de enmedio es donde los actos ordinarios se viven, el mundo del hombre. El llamado de los espiritus se da cuando en el mundo cotidiano y mundano del futuro chamn o aprendiz suceden cosas completamente radicales , o hechos extraordinarios, señales en los sueños o problemas tano personales como grupales que obliguen que alguien sea quien actue y solucione algo que puede estar mas alla de sus posibilidades humanas aparentemente. Un suceso a que lo obligue ir mas alla de lo humano y lo convierta en alguien que luche por el bien comun, la justicia y la verdad.
Los espiritus en este caso en varias culturas se presentan a aquel que los va a representar en la montaña, lo eligen, le dan la posibilidad de las visiones y de conocerse a si mismo o de encontrar la solucion de aquello que esta mas alla de su mundo o la forma de resolver sus problemas. El los representara apartir de ese momento, y para ello tiene que mostrar en si mismo los valores que muestran los porpios espiritus, debe de buscar la sabiduria, la sensibilidad, la serenidad y la sencillez en si mismo.
Ser un ejemplo. Es por ello la dificultad de que el camino del chaman tarde años o decadas en ser completado, pues es necesario formar esos principios que te permiten el contacto con los espiritus, sin ellos, la relacion se rompe.
Tambien dentro del llamado de los espiritus estos pueden pedir que uno sepa guardar silencio, la capacidad de observacion y la capacidad de contemplar el mundo y los seres que estan en el. sean humanos o de otra clase.
3.- La crisis. Aqui aquello que sera la prueba definitiva para traspasar del umbral de lo ordinario y lo magico ocurre. la enfermedad, o una situacion extrema que expone a la persona al limite de sus fuerzas humanas.
Aqui debe de elegir si es quien debe de enfrentarse a ello o si la responsabilidad le corresponde a otro.
Aqui es donde la capacidad humana queda abajo de lo necesario para enfrentar las cosas, pero donde a su vez se demuestra el valor del corazon del hombre o la mujer que se enfrenta a esa situacion. No es el hombre quien por si mismo logra vencer aquello que esta mas alla de los limites, no es la parte fisica. aqui es cuando su espiritu se enfrenta a la prueba definitiva y llama para que surja el equilibrio. Es ahi donde los espiritus lo escuchan, cuando alguien decide ponerse al frente de otros o de si mismo para resolver las cosas y su capacidad humana ha llegado a su limite.
4.- La recuperacion. Despues de sucedida la crisis es necesario un tiempo de reposo, de comprender que ha sucedido y ver en quien se ha convertido la persona que decidio elegir el camino de los espiritus.
es un periodo de descanso que le sirve para comprender lo sucedido y recobrar las fuerzas.

The Crow

Siguiente articulo. La sombra interna.
[url=http://groups.msn.com/Nasdat]http://groups.msn.com/Nasdat[/url]

Viaje 2 abril 2007

Viaje 2 abril 2007

———————————————-

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: Nagual (Mensaje original)
Enviado: 01/04/2007 11:16

Dia de salida Lunes 2 de abr de 2007
Regreso: En la ma;ana del miercoles.

Cada quien paga lo suyo, no hay ningun fin econimico de nuestra parte.
Como identificarse : Pepsi en la mano

Objetivo : No es viaje turistico, sino viaje de TRABAJO.
—————————-
Primer punto de reunion, terminal del norte abajo del letrero que dice sala 7 (en la virgen hay mucha gente); de 8 a 9am
costo del pasaje de df a ixmiquilpan $88
tiempo de recorrido 2:30 hrs

segundo punto de reunion, zona norte del parque central de ixmiquilpan, enfrente del palacio municipal, y atras de la fuente. Hay ahorita un mercado en la plaza, asi que el unico lugar visible es ese, al lado del puesto de credencializacion del gobierno legitimo (interesados llevar credencial del IFE), de 11 a 12
costo del pasaja de ixmiq a tolantongo $40
tiempo de recorrido 1hr

tercer punto de reunion, zona de albercas dentro de tolantongo, hay dos albercas, una es de 4mt y la otra chapoteadero, nos vemos en la de 4mts de 14 a 15 hrs
costo de entrada a tolantongo $100

cuarto punto de reunion, zona de albercas dentro de tolantongo, hay dos albercas, una es de 4mt y la otra chapoteadero, nos vemos en la de 4mts de 20.30 a 21.30 hrs

son 5 hrs de viaje desde mex city hasta tolantongo hidalgo.
y $500 en gastos aprox.

Llevar tienda de campa;a, sleeping bag o cobijas, ropa y zapatos que se puedan mojar, y si pueden una peque;a linterna

La fuente especifica de los datos de puntos de reunion es Chipola, asi
como los precios que le costo a el el pasaje.

Prólogo a la edición de Las enseñanzas de don Carlos del Grupo Editorial Norma

Un prologo

————————————

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 25/08/2005 0:37

Prólogo a la edición de Las enseñanzas de don Carlos del Grupo Editorial Norma

Con motivo de esta edición de Las enseñanzas de don Carlos, creo conveniente agregar algunas Iíneas a manera de prólogo, pues han pasado algunos años y muchos acontecimientos desde su primera edición en 1992.

A partir de su aparición pública, el libro se abrió camino por si solo, Ilegando a publicarse en poco tiempo en los idiomas más variados. Su rápida difusión y la forma en que cambió mi vida, Ilevándome a presentar mis talleres en muchos países de Europa, en Norteamérica y Sudamérica, me permitió darme cuenta de que había mucha gente en el mundo que compartía mi curiosidad respecto a las posibles formas de aplicación práctica de lo que leíamos en los libros de Carlos Castaneda.

Como es bien conocido, el interés del público de todo el mundo en la obra de Castaneda se ha mantenido durante casi treinta años. Sus primeros libros se han consolidado históricamente como clásicos modernos de la literatura sobre conocimiento indígena y búsqueda espiritual.

Con posterioridad a la época en que escribí Las enseñanzas de don Carlos, se puede observar en los siguientes libros de Castaneda un giro considerable con respecto a sus primeras obras. En mi opinión, el contenido es cada vez menos “indígena” – si se me permite la expresión -, los conceptos e historias se vuelven más abstractos y por ello menos aplicables en la experiencia cotidiana. Asimismo, y de modo inesperado en la tercera etapa de su vida, Castaneda vuelve a sorprendemos con la creación de talleres multitudinarios en muchos países, a través de empresas de proyección internacional.

Observando el creciente interés en el tema y también la suspicacia que semejante giro ha provocado, releo nuevamente mi libro, Las enseñanzas de don Carlos, y me gusta todavía más su propuesta original de enseñarse uno mismo a través de la práctica concreta y emprender uno mismo el camino del espíritu. Sin maestro y sin pedir permiso.

Este libro es un testimonio personal sobre la manera en que Ilevé a la práctica muchas de las ideas de Castaneda, evitando el fanatismo, el culto a la personalidad, la fantasía psicodélica o la devoción a los castillos de palabras.

No tuve, ni aun en los primeros años de investigación, práctica y desarrollo de las técnicas cuyo testimonio es el corpus del presente libro, la intención de emular a un maestro o de seguirle los pasos como discípulo distante.

Tuve, sí, una enorme curiosidad respecto a lo que semejante obra podría aportarme como fuente de inspiración para continuar con la exploración de mi propio camino, cuyo sino había sido marcado desde antes por el encuentro con grupos indígenas de México, a quienes Ilamo “Los Toltecas Supervivientes”.

La obra de Castaneda y las formas de aplicación práctica que desarrollé inspirado en ella, no me Ilevaron a conocer mejor a Castaneda o al mundo de los brujos. Me Ilevaron a algo mucho más valioso y sustancial: a conocerme a mí mismo. Creo que de alguna manera ese es el desafío para cada uno.

Hoy en día en que la búsqueda incesante de lo espiritual – que no es otra cosa que la búsqueda incesante de nuestro propio rostro desconocido – trata de abrirse paso en medio del mercantilismo y la industria de lo espiritual, estamos Ilamados a volver la vista a lo que desde siempre ha sido el punto de partida y Ilegada de toda búsqueda: nosotros mismos.

La época de los gurus y los maestros carismáticos está Ilegando a su fin, este es el tiempo de la gente. Es el tiempo en que personas como usted y yo nos encontramos frente a la responsabilidad de darnos cuenta de que es tiempo de dejar de ser seguidores, discípulos anhelantes de la luz del maestro, para convertimos en creadores de nuestra propia aventura por la vida, en mujeres y hombres que no entregamos a otros la responsabilidad de abrimos paso o guiamos en esta experiencia insólita e irrepetible que es estar vivos.

Es tiempo de rendimos a las evidencias y descubrir que el camino al espíritu es un camino de retomo, que no puede tener lugar en otro espacio que no sea el de nuestra propia vida y nuestro propio mundo.

Solamente hay que atreverse.

Es en este contexto y en este tiempo que una obra como Las enseñanzas de don Carlos cobra especial actualidad, y que su invitación a actuar por uno mismo, libre y responsablemente, es particularmente propicia.

Por ello lo invito, lector, a que utilice este libro de ejercicios prácticos como una caja de herramientas. Pruebe y conozca cada una de ellas. Aplique su propio criterio su gusto personal, y seleccione las que más aporten a su propio camino para Ilegar a ser usted mismo. Con esa intención lo escribí, y si por lo menos una de las muchas técnicas del libro le abren un poco la puerta hacia el otro lado de usted mismo, el esfuerzo habrá valido la pena.

VICTOR SANCHEZ

Una entrevista

Una entrevista

————————————–

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 31/07/2005 5:39

ENTREVISTA A CARLOS CASTANEDA

Carlos Castaneda, el autor de Las enseñanzas de don Juan, se encuentra en México. El jueves, a las 19:30 horas, conversará con el público en la librería del Fondo de Cultura Económica. Comenzamos por plantearle una duda de muchos lectores: ¿Existe don Juan o es un invento (una creación literaria) de Carlos Castaneda?
“Es el conflicto del lector de Carlos Castaneda, afirma. Hace referencia a su propio conocimiento: ¿Cómo es posible que escriba cosas que no tienen sentido en el mundo cotidiano? La clave de esa reacción es la referencia que uno hace a sí mismo, a lo que uno sabe”.
Luego dice: “Don Juan no es un personaje literario, es una persona, que no vive ahora, pero que vivió en el mundo, como tu y yo conocemos el mundo. No habría podido crear un personaje como don Juan, porque no tengo la preparación. Lo que don Juan me dice no es algo que yo pueda improvisar, o extraerlo como una síntesis de mis lecturas. No se puede, es algo diferente”.
– Si usted quisiera resumir las enseñanzas de don Juan, o tal vez, destacar su enseñanza más importante ¿cuál sería?
– Lo más importante para mí, en lo que yo podría invertir todo lo que tengo si don Juan estuviera vendiendo algo, es esa premisa que consiste en perder la importancia personal, ese sentimiento de amor propio, el pundonor que nos legaron los antecesores nuestros: la idea de que el yo personal vale tanto.
“Alguna vez yo le pregunté por qué sería tan importante perder el sentimiento de la importancia personal. Don Juan dice que es una cosa muy sencilla: el 90% de nuestra energía está consumida en defender nuestras personas. La idea de él es que no hay razón para tanto esfuerzo. Defender la persona cuesta demasiado y no reporta nada”.
Esto es, para Carlos Castaneda, “el punto de articulación de las enseñanzas de don Juan. El quiere crear un ahorro de energía, a fin de que la misma se emplee en algo novedoso”.
Este algo novedoso se encuentra en las mismas enseñanzas de Juan Matus. “El está interesado en percibir conjuntos que no tienen ninguna historia en el mundo cotidiano. Por ejemplo, un conjunto nuevo sería ver al hombre como un “huevo luminoso”, una masa de energía y no solamente un cuerpo sólido. Esto le da al indio brujo una ventaja extraordinaria, que está vedada para nosotros. ¿Por qué – dice – es que nosotros no estamos interesados en la percepción?”
“Cuando me preguntó eso – relata Castaneda – yo le aseguré que estaba interesadísimo en la percepción, lo cual no era cierto, desde luego, porque el único interés que tengo yo, como hombre occidental, es en el significado, en la epistemología, de un modo u otro. De ahí que buscaba yo nuevos significados, y yo les llamo nuevos rumbos”.
– ¿Tienen que ver los nuevos rumbos con la realidad aparte de don Juan?
– La realidad aparte es en la realidad total de don Juan, porque él no está interesado en los nuevos rumbos o significados, que es un manejo intelectual. El está interesado en una búsqueda de unidades de percepción nuevas, que no tienen historia, como por ejemplo el ver a la muerte, a la muerte que nos deshace inexorablemente. Como occidentales intuimos pero no vemos ala muerte. Y al fin de cuentas, no nos interesa, porque (decía don Juan) no nos interesa la vida.
En el prólogo a la primera edición en español de Las enseñanzas de don Juan (Colección Popular del FCE, 1974) Octavio Paz escribe: ” …las creencias de don Juan han alimentado y enriquecido la sensibilidad y la imaginación de los indios desde hace varios miles de años”. Acerca de las culturas indígenas de México, Carlos Castaneda nos dice que “por supuesto, es la herencia del país. Don Juan es México, el México puro, el México antiguo”.
“En este momento – añade – hay en el país cantidad de gente que está envuelta en la misma búsqueda de don Juan. El me dejó explicar su conocimiento en mis libros. En este momento yo trabajo en el norte de México, con gente que son sus estudiantes, que son sus herederos”.
“Lo que es importantísimo – subraya Castaneda – es que cuando llega el español le quita al indígena las libertades visibles. El español deja al indígena sin nada, un paria total”.
“Lo que le queda a don Juan, y a los indígenas como él, es encararse con la libertad total, que no tiene nada que ver con las libertades políticas, ideológicas, o con el derecho a la felicidad y al bienestar”.
Castaneda explica que la libertad total “tiene que ver con el encararse con la realidad ineluctable, la muerte, la disolución del ser, de la conciencia. Don Juan quiere ser libre, una libertad completa. No quiere morirse como se muere el hombre cotidiano. Dice que él quiere convertirse en conciencia total”.
Hay dos palabras, en el habla de Juan Matus, que vale la pena explicar – le decimos a Castaneda -: ver y poder.
“Don Juan dice que toda la energía con la que nosotros podemos contar ya está distribuida. De ahí que no podamos romper la hegemonía de la percepción, y cuando nos encontramos con un brujo creemos habernos topado con un hombre incoherente, porque no está usando la energía disponible como nosotros lo hacemos”.
“Entonces para poder disponer de energía, ya que toda está distribuida, tenemos que ahorrarla, y para él hay un único modo de hacerlo: deshacernos de aquello que no reporta nada. Y ese aquello es la importancia del yo personal”. El planteamiento es que “si se pudiera ahorrar esa energía, habría suficiente capacidad para percibir esa otra realidad, esa realidad aparte y, sobre todo, habría suficiente energía para percibir el regalo del conocimiento total”.
Castaneda explica entonces el poder. “Es haber ahorrado esa energía que le permite a uno entrar en áreas de percepción inconcebibles. El hombre de poder es el que puede entrar en mundos de percepción inconcebibles para el que no ha podido ahorrar energía, para aquellos que han empleado toda su energía en defender sus personas”.
“Si tu dejaras de sentirte tan importante – comenta, para dejar clara la idea – serías invulnerable. ¿Qué te podrían hacer? Lo que nos hiere es que nos acusen, o nos ataquen en el amor propio. Uno hace lo mejor que puede, eso es indiscutible, pero jamás se puede uno tomar tan en serio. Ese es el secreto, ahí está, a lo mejor lo agarramos muy bien”.
Castaneda define su actitud cuando dice: “No quiero la fama o la riqueza, sino expresar, de la manera más simple, lo que don Juan me enseñó”.
Nos habla de su libro más reciente, el séptimo, que ya circula en los Estados Unidos con un título que podría traducirse como El fuego interno. Su autor cuenta que a la editora estadounidense no le gustó el título original, con el que, muy probablemente, aparecerá en español: Los guerreros de la libertad total. “Lo que quiero hacer es presentar un bosquejo, una especie de introducción a las tres maestrías que constituyen el conocimiento ancestral del indígena mexicano: la maestría de la percepción, la del Intento y la de lo que llaman el acecho”.
“Esta última maestría es el arte de vivir en el mundo cotidiano de la mejor manera posible. La maestría del Intento es el arte de Intentar relacionarnos con la fuerza que nos sustenta, porque hay algo que nos sustenta, que nos da energía y, por supuesto, la maestría de la percepción es el arte de la conciencia”.
En cuanto a la afirmación de que toda nuestra energía la usamos para destacar la importancia del yo personal, le comentamos la existencia de personas muy apartadas de esta idea: las que se entregan a una causa popular, social. “Me imagino que sí, dice, por lo que sé de la historia”. A propósito, afirma que “cada uno de los grandes líderes contemporáneos son unos maniáticos desesperantes. Napoleón, por ejemplo, que contribuyó enormidades a nuestro modo de pensar, Hitler… y lee las memorias de Freud, es una cosa desesperante…”
No estamos conformes, insistimos que hablamos de personas entregadas a una causa popular, social, como Miguel Hidalgo o Emiliano Zapata. Carlos Castaneda se pone de pie sin hacerlo.
“Esa es otra cosa, tienen el pellejo diferente. Hay allí otro tenor ancestral, otro gene. Esa gente está más cercana a don Juan que los líderes europeos. Es otra sentimentalidad”.

Javier Molina
Periódico Uno Más Uno Junio 1984

Últimas noticias

Últimas noticias

————————————————-

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 31/07/2005 6:28

Últimas noticias de Castaneda

Una crónica de Arturo Granda

Hoy en día el nombre de Carlos Castaneda no es popular. Sin embargo, en tiempos de hippies y psicodelia las librerías gringas vendían dieciséis mil ejemplares semanales de su primer libro: The Teachings of Don Juan: A Yaqui Way of Knowledge, traducido al español como Las enseñanzas de don Juan. Pocos saben que esas páginas fueron la tesis del doctorado en antropología de Carlos Castaneda en la Universidad de California. El libro resultó tan extraño y fascinante que Federico Fellini anunció sus intenciones de filmar una película con base en él pero tuvo que renunciar al proyecto después de recibir amenazas de muerte. Castaneda se había convertido en una celebridad; Estados Unidos se hallaba en conmoción por la guerra de Vietnam, y por todas partes se propagaba el credo de la rebelión pacifista. Leer a Castaneda era sumergirse en el mundo alucinado de los indios mexicanos, con quienes el autor aseguraba haber descubierto drogas expansoras de la conciencia como el peyote, los hongos y la datura. La revista Time ordenó una cacería mundial de don Juan Matus, el indio yaqui que según Castaneda lo había guiado en su aprendizaje de shamán, para confirmar si de verdad existía o era un invento del autor. Ante la fama inesperada, el antropólogo superstar decidió borrar su historia personal, declararse brasileño, chicano o gitano, cuando no la reencarnación de un faraón egipcio, y esconderse tras seudónimos como Salvador Castaneda, Isidoro Baltasar y Joe Córdova. Las sospechas colectivas no se hiceron esperar. ¿Quién era en verdad Carlos Castaneda? ¿Un guía espiritual? ¿Un fabulador afortunado? ¿Un farsante desenfrenado? El diccionario de personajes diría que Castaneda fue primero que todo César Arana, un peruano nacido el día de Navidad de 1925 en Cajamarca, estudiante de la Escuela de Bellas Artes de Lima, quien viajó a los Estados Unidos, cambió su nombre por el de Carlos Castaneda -así sin la “eñe”-, vendió ocho millones de copias de su primer libro y fue investido como el padre espiritual del New Age. Pero seguir las huellas de Arana es resbalar también dentro de una caja china de historias confusas. Arturo Granda, periodista peruano y cronista de la revista colega Etiqueta Negra, ha descubierto cartas y fotografías inéditas, y escrito un perfil menos brumoso de Castaneda a través de conversaciones con su familia y amigos. El gran shamán murió en 1998.
1. El timbre del portón lleva la inscripción “Familia Arana”. La casa queda en el distrito de Los Olivos, uno de los barrios populosos del cono norte de Lima. Mientras toco ansioso la puerta, recuerdo la voz amable de la mujer que días antes me atendió por teléfono. Cuando me confirmó que ella era Lucy Chávez Castañeda, supe que por fin mi búsqueda de meses había terminado. La vivienda es rosada y de dos pisos, y la familia Arana alquila unas tres piezas de ella. Lucy es una obstetra jubilada que vive de su pensión de cesantía y con la de su esposo, Carlos Arana, un joyero retirado. Al abrirse la puerta, la señora menuda que me recibe es aún más bondadosa de lo que fue por vía telefónica. Es una de esas señoras por las que uno quisiera ser adoptado como hijo y cuya bondad hace insospechable a la mujer firme que esconde. Me dice que nació en Cajamarca, y que creció como una hermana junto a quien después sería Carlos Castaneda, aunque en realidad es su prima. “Sus padres eran los míos”, me dice con su voz serena. Hojeando su álbum familiar, veo aparecer fotografías de Castaneda, es decir, de César Arana, mientras iba creciendo. En casa le decían “El Negro” por el color canela de su piel, una herencia de Susana, su madre. De su padre, un relojero, heredó su búsqueda del conocimiento. Hay en casi todos sus retratos una mirada severa, el escudo de un muchacho reservado y solitario, pero con ideas firmes a las que no iba a renunciar jamás. “Ahora que César ha muerto, me siento con la libertad de contar las cosas que nunca dije”, me dice Lucy, respondiendo a mi pregunta de por qué tantos años de silencio. “Creí que si contaba toda su historia él se iba a molestar conmigo”. Y durante décadas sólo admitió responder algunas preguntas a la prensa.
2. Un día de febrero de 1973, un corresponsal de la revista Time fue a buscar a Lucy con unas fotos, y le preguntó si podía reconocer en ellas a un hombre. En todas había la extraña paradoja de que éste se mostraba escondiéndose, como un niño juguetón que se oculta detrás de su mano izquierda o como un detective privado debajo de un sombrero panamá en una biblioteca. Lucy veía estas fotografías en su trabajo, la clínica Maison de Santé, hasta que una de ellas le congeló el aliento: debajo de un sombrero y detrás de un libro negro en horizontal, reconoció los ojos sonrientes de un hombre que parecía divertirse jugando a las escondidas. Era el inconfundible rostro de su hermano, a quien había visto por última vez veintidós años atrás, el día que partió a los Estados Unidos en un barco. El corresponsal de Time le dijo que ese hombre se hacía llamar Carlos Castaneda. No sabía que su hermano estuviera vivo ni que se hubiese cambiado de nombre, y menos imaginaba que fuera tan famoso. El reportero le informó que debía su fama a sus libros de antropología, y que Time lo había enviado a verificar si Castaneda era en realidad un tal César Arana, cuyo ingreso a los Estados Unidos había sido registrado en 1951. Lucy le contó al reportero que la muerte de la madre de Arana había precipitado su partida, y que cuando ella murió éste se encerró tres días en su cuarto sin probar alimentos. Lo que no le confió al reportero de Time es que César Arana no sólo no había ido al entierro ni se había vestido de luto, sino que al abandonar el encierro de tres días en su cuarto le dijo: “Ahora sí. No tengo más razones para quedarme”. Un mes después de la visita del reportero, Time titulaba en su portada: “Carlos Castaneda: Magic and Reality”. Su padre había muerto tres años antes, absolutamente convencido de que, si su hijo no le había vuelto a escribir una carta más, era porque debía estar muerto.
3. La estrategia de Castaneda era la desaparición. Por treinta años no concedió entrevistas a más de una docena de reporteros ni permitió que le tomasen fotografías, salvo las que Eddie Adams publicó en Time, aquella serie en la que escondía su rostro, y otras más caseras que Margaret Runyan publicara en un libro. “Sus amigos más cercanos no están seguros de quién es él”, había escrito ella, nada menos que su ex esposa. No era un truco publicitario. Era cierto. Solía telefonear a sus amistades a cualquier hora de la noche y colgarles si respondía un contestador automático. No les daba su dirección ni su número de teléfono, y su único rastro era un apartado postal en Los Ángeles, o el nombre de un contacto, a veces el de su agente literario. Sus editores en Simon & Shuster, Penguin Books y Gallimard coinciden en que Castaneda les decía que estaba en una ciudad cuando en realidad se hallaba en otra, que siempre decidía la hora y lugares inusitados para los tratos con ellos, que dejaba plantada a una persona si su aspecto no le era confiable, que podía tardar meses en responder los mensajes sin importar de qué país fueran, que era inhallable cada vez que publicaba un nuevo libro. En una de sus apariciones ante la prensa explicó que por algunos años no hubo modo de contactarlo debido a su dedicación a la jardinería en las montañas de Guatemala. Y acto seguido se fue.
Era tan desconocido en persona que había impostores que dictaban conferencias en su nombre. Una vez fue a una de ellas y al final de la misma se acercó para saludar al “doctor Castaneda”. Prefería aparecer de incógnito entre el público de las presentaciones de sus libros y cuando daba conferencias ensayaba voces en todos los tonos y casi nunca se dejaba grabar. Uno de sus traductores dijo que hablaba inglés como si fuera gringo, salpicado el idioma con palabras en portugués y que dominaba a su antojo el español, usando modismos de cualquier país latinoamericano que lo volvían de una nacionalidad inidentificable. Una vez declaró sobre la fama que entonces lo acosaba: “Esto es nada para Carlos Castaneda. La personalidad es una pretensión. ¿Fama? ¿Éxito? ¿A quién le importa esa mierda?”. A pesar de vivir en el lujoso barrio residencial de Westwood, cerca de los estudios Universal, no había nada más alejado de él que las cámaras. La única vez que apareció en un video fue hacia el final de su vida, cuando una pareja lo filmó desprevenido sacando los botes de la basura de su casa.
4. Los sueños de César Arana siempre viajaban por Norteamérica. “Nunca me explicó por qué -dice Lucy-. Sólo hablaba de su ilusión de estar allí”. Ella coincide en este misterio, igual que los compañeros de colegio de Arana con los que había conversado antes. Uno de ellos, Óscar Posadas, me comentó que siempre le pareció curiosa la obsesión de Arana por aprender la lengua inglesa. “Vamos a escuchar inglés”, le oía decir cada vez que le proponía ir al cine. El desaparecido teatro Ollanta, a media cuadra de la Plaza de Armas de Cajamarca, fue su primera academia del idioma. Aunque su padre recordaba que ya a los dos años de edad César Arana hablaba un idioma extraño, uno que, con tardanza, descubrieron que se trataba de una suerte de inglés.
5. El hombre se llamaba Simón Ríos, y su insistencia en tocar el timbre de una casa en el vecindario de Westwood, en Los Ángeles, sólo obtuvo respuestas sordas y algunos vecinos mirones. Se alejaba derrotado calle abajo, cuando vio aparecer a un tipo enfundado en frac, sombrero de copa y bastón batiente; pensó que era uno de esos que llevan anuncios publicitarios en la espalda. Una segunda mirada sembró su duda, antes de reconocer finalmente al antiguo compañero del colegio San Ramón de Cajamarca que andaba buscando. “Fashturo”, gritó el sobrenombre de su amigo entre conmovido y angustiado, por el temor a que éste desapareciera por la esquina. El tipo del frac se apresuró a atravesar la calle, haciendo gestos para apagar su efusividad: “Ssshh, cállate por favor, hermano, aquí soy una persona respetada. Para la gente del vecindario soy el doctor”. Simón Ríos había sorprendido a Carlos Castaneda en una de sus performances, aquellas que practicaba para desaparecer detrás de la máscara de sus personajes y borrar así su historia personal, atendiendo a las enseñanzas de don Juan.
6. A veces era Castaneda quien se acercaba a la gente que admiraba. Alejandro Jodorowsky, tarótologo y cineasta de culto, contó que una noche cenaba en un restaurante de la avenida Insurgentes en Ciudad de México, cuando desde su bistec sangrante vio acercarse a un hombre que creyó era un camarero. “Era bajo de estatura, fornido, con el pelo crespo, la nariz achatada y la piel levemente picada, un hombre de aspecto humilde, autóctono”, recuerda Jodorowsky en sus memorias. Le dijo que era Carlos Castaneda y que había visto varias veces su película El topo. Jodorowsky asegura que descartó que fuera un impostor por el tono reposado de su voz, su delicada pronunciación y, sobre todo, por la vibración luminosa de su intelecto. Tiempo después confirmaría, por unas fotos y dibujos, que el hombre que había departido con él esa noche había sido sin duda Castaneda. Cuando Mario Vargas Llosa fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley, recibió a Castaneda, quien le dijo que había ido a pie desde San Francisco, a unos quinientos kilómetros, sólo para tener el placer de conocerlo.
7. Una tarde llegué al colegio San Ramón de Cajamarca a buscar en un estante los antiguos registros de notas. Un antiguo empleado del colegio con aliento a botella destapada me ayudó a hurgar entre los libros y me informó que los archivos de los alumnos habían sido incinerados. “Una performance más de Castaneda”, imaginé. César Arana figura hasta 1942 con notas regulares. Nada del otro mundo. Más que por sus calificaciones, destacaba por su velocidad de puntero derecho del equipo infantil de fútbol del colegio, adonde Lucy lo iba a ver todos los domingos con su padre. Una noche me dijo por teléfono que había encontrado un par de medallas que su hermano había ganado en competencias escolares de atletismo: una, en los cincuenta metros planos; la otra tenía grabada un atleta lanzando una jabalina. Cuando terminó tercero de secundaria Arana se desprendió de su uniforme escolar verde bronce y partió a Lima. Según parece, jamás volvió a Cajamarca.
8. Lucy volvió a encontrar a su hermano cuando la familia se vio obligada a mudarse a Lima debido al reumatismo cardiaco que había postrado a la madre de Arana. En Lima aquel adolescente tímido y formal se había vuelto un joven encantador, enamoradizo y conversador. Para entonces, César Arana había terminado sus estudios secundarios en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe, el más antiguo de Lima. Una tarde fui a buscar allí los rastros de su historia escolar. Las señoras que me atendieron no podían encontrar sus notas durante horas, y estuve a punto de pensar que era otra pista falsa. “Parece que se nos está escondiendo”, me dijo una de las empleadas administrativas, hasta que al final de la tarde lo halló en una esquina, debajo de una pila de registros que se habían salvado de una inundación.
Sus notas del último año de secundaria demuestran que el colegio era para él sólo un trámite obligatorio. Sobre doce materias cursadas no se había presentado a cuatro, y en las demás sus notas están debajo de un mediocre trece. En 1944 alguien que escribiría libros de dimensión poética y reflexiva obtuvo un once en filosofía. A los exámenes finales de religión e inglés nunca se presentó. Una historia parecida encontré cuando fui a buscar sus calificaciones a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima: Arana reprobó el tercer año de dibujo y pintura, y se aplazó en el primer año de escultura. “Nunca lo vi haciendo una”, me contó una mañana nublada el artista Víctor Delfín, en su taller con vista al mar de Barranco.
9. Los amigos que lo vieron en sus últimos días en Lima no pudieron despedirse. Uno de esos días, Arana tocó la puerta de la casa de Jaime Ravines, su amigo de la infancia, con esa urgencia alegre de quien llega a avisar que se ha ganado la lotería. “Me he conseguido una gringa que quiere casarse conmigo y que solventará nuestros pasajes”, le dijo a su viejo compañero de carpeta en el colegio San Ramón. “Porque, eso sí, le he dicho que sin ti no voy”. Era la oportunidad tantas veces postergada de viajar a los Estados Unidos. Pero no contaba con que Ravines se excusaría porque su pareja estaba embarazada. “No puedo dejarla así”, le respondió, y no tuvo tiempo para más explicaciones. La puerta se cerró tras él y César Arana nunca más volvió a aparecer.
¿Existió esa gringa realmente? Cuando se lo conté a Lucy, se rió como si estuviera acostumbrada a coleccionar rumores acerca de su hermano. Me dijo que no sabía que alguna mujer tuviera que ver con su partida. Fue una tarde en que me di cuenta de que Lucy sabía perfectamente que su hermano era un fabulador, pero que nunca había podido preguntárselo. Sólo recuerda que el día que partió hacia los Estados Unidos llegó a casa apresurado, metió en un morral cuatro cosas y le prometió escribir. Se fue una mañana hacia San Francisco en un barco que zarpó desde El Callao, un carguero de la Corporación Peruana de Vapores desde el cual escribió su primera carta a la familia, dos días después, en su escala en Talara. Para Lucy sigue siendo un misterio de dónde había obtenido el dinero para viajar.
El día que conversé con Víctor Delfín creí haber hallado una primera respuesta. Me confió que un mes después de la partida de Arana, una compañera de Bellas Artes, Tita Ordóñez, lo buscaba muy preocupada. “¿Oye, lo has visto?”, le preguntó a Delfín. Ella le había entregado a Arana unas frazadas cusqueñas, un día en que éste le aseguró que tenía unos clientes interesados en ellas. La otra fuente para financiar su viaje fue trabajar en el barco. Después de conversar con Delfín pensé que sí había existido una mujer que involuntariamente ayudó a financiar la partida de quien luego sería el profeta Carlos Castaneda. Sólo que no era gringa. Era bien peruana.
10. La noche que visité a María Carhuapoma, ella recordó el día en que Gina Lu llegó a la casa del pasaje Sebastián Barranca, dos años después que Arana partiera. María era ahijada de su madre, vivió con la familia durante años y fue quien le abrió la puerta. Aquel día Gina Lu había ido a conocer al padre de Castaneda, a quien sorprendió diciéndole que era su nuera, que se habían casado por un poder enviado desde Estados Unidos por su hijo y que la niña en sus brazos se llamaba Rosario y era la hija de ambos. Le contó que se habían conocido cuando estudiaban en Bellas Artes y que él no le presentó a su familia porque la convenció de que eran gitanos.
Lucy me contó que entonces le envió a su hermano una carta preguntándole por la veracidad de la historia. Él le respondió: “Quiérela como una hermana. Esa china es del carajo”. Richard de Mille, un investigador que dedicó parte de su vida a dos libros que tratan de farsante a Castaneda, relató este episodio en su libro The Don Juan Papers, un trabajo meritorio pero a la vez poblado de suposiciones, datos inexactos y a veces tendenciosos que a la larga parecen haber favorecido el aura de misterio alrededor de Castaneda. A Gina Lu la llamó “Dolores” y a su hija Rosario, “Esperanza”. Dice que la hija de Castaneda creció en un convento, y que la madre había sido una víctima inocente de Arana. Usó más adelante unas declaraciones del escultor Víctor Delfín, quien había respondido en una entrevista que Arana era “un seductor de primera línea”, y si uno lee The Don Juan Papers siente como si estas declaraciones de Delfín le dieran la razón. ¿Sabía Arana cuando viajó a los Estados Unidos que iba a tener una hija de Gina Lu?
Los hechos parecen condenarlo. Un día le pregunté a Jaime Ravines si conocía esta historia. “No, pero César amaba a los niños y estoy seguro que, de haberlo sabido, no se habría ido nunca”. Quien siempre estuvo al tanto de ellas fue Lucy, que me contó que Rosario había crecido al lado de su madre y no en un convento; que ésta trabajaba en el diario La Prensa y hasta que vivió en Lima nunca volvió a casarse. A la boda que Lucy asistió una noche fue a la de Rosario Arana Lu, quien en 1975 se casó con un suizo. Fue cuando se enteró de que se iría a vivir a Europa con su madre. Una tarde en su casa, sentada en su sofá azul, Lucy me contó lo que había sucedido la última vez que vio a Rosario. Antes de partir de Lima ella le dijo, como uno de esos secretos dignos de su padre, que iba a buscarlo a los Estados Unidos. Le dijo también que iba a usar el apellido de su esposo Rolf Peter y que se iba a presentar ante Castaneda disfrazada de una periodista.
11. Una de las tardes en que fui a visitarla, Lucy salió de su dormitorio con una bolsa y extrajo frente a mí una veintena de cartas que esparció sobre el sofá azul de su sala. Eran las cartas inéditas que César Arana le había escrito a ella más las que halló un día en un baúl luego de la muerte de su padre. En The Don Juan Papers, De Mille asegura que Castaneda “raramente le escribió a su padre”, pero esa tarde Lucy me habló de la intensa correspondencia que ellos mantuvieron, de la que sólo conserva una mínima parte. Los sellos en los sobres llevaban direcciones de vecindarios de San Francisco y Los Ángeles. Vi que en los años cincuenta sus cartas llegaban fechadas y manuscritas sobre hojas de cuadernos escolares o papel cebolla, y que en la década siguiente venían escritas a máquina sobre hojas blancas y las únicas fechas son las de los matasellos del sobre. La caligrafía de Arana es corrida, sin enmiendas ni tachaduras. No le preocupan las tildes, que, al parecer, ha ido abandonando desde que está en la Universidad de California. Me di cuenta de que Lucy veía a través de las cartas a su hermano. Sus amables advertencias cuando me las prestó eran el temor de quien se desprende de los únicos recuerdos que le quedan. Las fechas de sus cartas son la cronología de cómo Arana va desapareciendo ante su familia, pero sobre todo la revelación de un Castaneda desconocido. El nostálgico hijo que promete volver un día a Cajamarca convirtió a su padre en el confidente de reflexiones sobre la humanidad, de alguien que va renunciando a hablar de sí mismo. Sus cartas llegaron durante diecisiete años al pasaje Sebastián Barranca 121 h, en el barrio La Victoria, hasta que un día simplemente no llegaron más. Lucy calcula que su hermano dejó de escribirle por la época en que apareció en California The Teachings of Don Juan.
12. Había visitado unas cinco veces la casa de la hermana de Castaneda y el trato entre nosotros se fue volviendo cada vez más familiar. Uno de esos días, al caer la tarde, empecé a revisar la correspondencia de César Arana frente a ella. Había una carta sin fecha que Lucy recordaba como una de las últimas que llegaron a Lima. Es una carta clave para dar por terminada la polémica sobre cuánta verdad y cuánta ficción hay en la obra de Castaneda. “¡Figúrate que he escrito una novela!”, le escribe Arana a su padre, anunciándole que la ha terminado, que le parece algo pesada y que por el trabajo que le ha costado no la tira por la ventana. “Esta novela es personalísima para mí. Un señor publicista la ha leído y quiere publicarla en septiembre u octubre”. Y añade: “Me estoy haciendo el que no tiene prisa, pero la idea sola de publicarla me pone los pelos de gusto. Pero he aprendido en estos largos años a nunca pensar en el futuro. Que publiquen la novela o no la publiquen ya no interesa. La emoción de escribirla, la emoción de que quieran publicarla, ya es para mí suficiente”. ¿Era esa “novela” Las enseñanzas de don Juan?
13. Hasta donde se sabe, Castaneda vivió la década de la psicodelia dedicado a investigar y escribir su tesis de doctorado para la Universidad de California. Lucy me aseguró que a pesar de la intimidad que los unía, Arana nunca le había contado a su padre ni a ella sobre don Juan Matus y menos sobre su iniciación en el shamanismo. ¿No es aquella carta la prueba de que el trabajo antropológico de Castaneda fue más ficción literaria? Sus detractores, en especial su perseguidor Richard de Mille, podrían leer esta historia, ver por fin en ella la prueba definitiva de sus teorías sobre la invención de don Juan y morir en paz. Pero ya su notable defensor Octavio Paz había sentenciado que, si ese libro era de ficción, el significado de la obra de Castaneda era el mismo: un documento etnográfico con indudable valor literario. “Sí, hay invención en su obra, pero también estoy seguro de que vivió la experiencia”, me dijo una mañana Víctor Delfín. Quienes hayan leído a Castaneda y experimentado con ayahuasca o peyote convendrán conmigo en que experiencias vívidas como las que él narra simplemente no pueden ser fabuladas.
14. Cuando American Express le ofreció un millón de dólares para que anunciara sus tarjetas de crédito durante quince segundos, Carlos Castaneda se negó. Fausto Rosales, un editor de Diana que tuvo la suerte de tratarlo en persona, insistió siempre en que el dinero era un asunto intrascendente para el escritor y que éste nunca pretendió vivir como un millonario. Al parecer, tenía una vida sana y dos coches, una pick up crema y un Ford pardo cuatro puertas. Se sabe que durante largo tiempo Castaneda practicó karate a diario y que siempre se ejercitaba para mantener esa condición atlética que había conseguido en su juventud. Quienes lo conocieron testifican que nunca alentó el uso de drogas, que no fumaba tabaco y que no solía beber alcohol ni refrescos embotellados. Su ex esposa, Margaret Runyan, recuerda que Castaneda era un buen cocinero y que se cortaba el cabello él mismo. Pero también mencionó que ella creía que don Juan Matus, el nombre del personaje de las obras del antropólogo, tendría su curioso origen en un vino portugués cuya marca era Mateus, que le gustaba a Castaneda, y que en una ocasión que lo bebían ella le oyó decir: “De aquí, del vino, provienen toda la magia y los conocimientos del universo”. Baudelaire hubiera estado de acuerdo.
15. Castaneda dijo que era desde brasileño, chicano y gitano hasta un sabio portugués, un príncipe persa, la reencarnación de un faraón egipcio. Dijo también tener diez años menos aprovechándose de su porte atlético y su aire juvenil, el mismo que hacía decir a sus vecinos de Westwood que si era sexagenario no se le notaba. César Arana pertenecía al linaje de fabuladores maravillosos. “Yo diría que inventaba la verdad”, dijo de él José Bracamonte, un artista gráfico que lo frecuentó en Bellas Artes y al que entrevistaron en Lima luego del famoso número de Time. “Recuerdo que hablaba. Más aún: monologaba. Su mitomanía era grandiosa, luminosa. Lo obsesionaba el juego, todos los juegos. Los inventaba sólo para poder seguir apostando”. Arana no era un mentiroso cualquiera sino más bien un arquitecto de las mentiras, con una inventiva que le permitía seducir a cualquier auditorio.
Delfín lo recuerda siempre en el primer patio de Bellas Artes, rodeado de estudiantes a los que mantenía secuestrados con historias. También como un improvisado vendedor de relojes que compraba en el mercado de La Parada y los vendía luego de un artístico trabajo de embellecimiento. Una semana después sus compañeros buscaban a Arana para reclamarle que sus relojes se habían detenido para siempre. “Éramos muchachos y lo hacía como un juego para conseguir dinero”, me dijo Delfín sonriendo. Bracamonte recordaba que Arana los había convencido a él y a su amigo Carlos Reluz de viajar al Brasil, con la idea de que allá había grandes cosas por hacer, y que Arana se comprometió a enviarles plata y darles alcance. Después de unos meses, se convencieron de que el dinero y el inspirador de esa aventura no llegarían jamás.
No me cabe duda de que la naturaleza fabuladora de Castaneda se originó cuando era niño y se llamaba César Arana. Su hermana me dijo que César pasaba días enteros devorando revistas de aventuras recluido en su dormitorio. “Nos contaba historias fabulosas cuando salía de su cuarto”, recuerda Lucy. Fue por ello que en su colegio de Cajamarca se ganó el apelativo de “Fashturo”. Era el sobrenombre de un borrachín del pueblo cuyo único parentesco con Arana era el de fabricante de mentiras.
16. Una noche, una amiga telefoneó a Lucy para darle la noticia de la muerte de Castaneda. “Aún tenía esperanzas de verlo”, me dice ella, con esa ilusión apagada, recordando esa noche en que lloró. En San Francisco, su hijo se había enterado por televisión de la noticia sobre su tío. Recién llegado a los Estados Unidos, estaba adaptándose a vivir allí, y esta noticia acabó con sus planes de conocer algún día al hermano de su madre, de quien Lucy le había hablado como si fuera una fábula. Debe haber recordado esas tardes de domingo, cuando su madre aparecía con las cartas de su tío en la sobremesa familiar. “Si es que nunca nos volvemos a ver, recuerda siempre que ustedes son el principio y el fin de todos mis pensamientos”, le había escrito Castaneda en una carta.
17. Su abogada anunció la muerte a la prensa dos meses después de acaecida. Su cuerpo no tuvo funeral ni rito público. Fue incinerado horas después de fallecido y sus cenizas esparcidas, según su voluntad, en algún lugar de un desierto de México. Había muerto de cáncer antes que se publicara una nueva edición de The Teachings of Don Juan como celebración del trigésimo aniversario de su publicación original. Al menos, ésta es la versión oficial.
Su testamento, que decidía el destino de varios millones de dólares por los derechos de sus libros, fue modificado tres días antes de su muerte. Excluía de él a su hijo adoptivo, Carl Jeremy, y a la madre, Margaret Runyan. Para ellos Castaneda se había convertido en un prisionero de sus acompañantes de culto, tres mujeres que habrían controlado sus últimos días. El certificado de defunción le atribuía un insospechado oficio: “Docente en el distrito escolar de Beverly Hills”. Parecía una broma. Cuando la prensa investigó este asunto, encontró que no aparecía en las listas de profesores de ese distrito. No dudo de que fue la última performance de Castaneda. m
1925. Carlos César Arana Castañeda nace el 25 de diciembre, en la ciudad de Cajamarca, en la sierra norte del Perú.
1942. Finaliza tercero de secundaria en el colegio San Ramón de Cajamarca, el último año que estudiaría en su ciudad natal.
1943. Se traslada a Lima a terminar su educación secundaria. Llega a la casa de su tío Francisco Arana, en el pasaje Villacampa, del tradicional distrito del Rímac. Cursa el cuarto año de secundaria en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.
1944. Arana termina su educación secundaria en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.
1945. Su madre, Susana Castañeda, es tratada por reumatismo cardiaco. Le prohíben regresar a Cajamarca, pues temen por su vida.
1947. Ingresa a estudiar dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes en la ciudad de Lima. Su familia se traslada en junio a Lima, donde llega a residir en el pasaje Sebastián Barranca, en el distrito de La Victoria.
1949. Finaliza sus estudios de escultura con un aplazado que subsanó en abril del siguiente año.
1950. Muere en diciembre Susana Castañeda, víctima de la enfermedad que la postró los últimos años de su vida.
1951. Conoce a Gina Lu Corzo, con quien tendría una hija, Rosario Arana Lu. El 10 de septiembre César Arana Castañeda aborda en el puerto de El Callao el barco que lo llevaría a San Francisco.
1960. Obtiene la ciudadanía estadounidense y adopta el nombre de Carlos Castaneda. Se casa con Margaret Runyan. El matrimonio dura unos meses.
1961. Viaja a la frontera con México, donde dice haber conocido a Juan Matus, el brujo que lo guiaría en el camino del “conocimiento”. Es el inicio de sus investigaciones para su doctorado en antropología.
1968. La Universidad de California, por recomendación unánime de un consejo de seis expertos, publica The Teachings of Don Juan, libro que lo volvería una celebridad y un clásico de la contracultura gringa.
1970. Muere César Arana Burungaray, padre de César Arana Castañeda, ignorando que su hijo había cambiado de nombre y el éxito que estaba alcanzando su obra. La editorial Simon & Shuster busca comprar los derechos para reimprimir la tesis de Castaneda, que se ha vuelto un best seller.
1973. El 5 de marzo la revista Time entrevista a Castaneda, le dedica su portada y el tema central de su edición.
1981. Su ex esposa Margaret Runyan publica el libro A Travel Magic.
1994. Castaneda presenta en México, durante una conferencia, a las tres mujeres acompañantes de su culto.
1998. El 27 de abril Carlos Castaneda deja de existir como había vivido, en el más misterioso silencio. Su muerte es atribuida a un cáncer de hígado. Tenía 72 años de edad, había publicado nueve libros y ganado más de sesenta millones de dólares con sus publicaciones.

TERCERA PARTE: EL DON DEL ÁGUILA La regla del nagual

TERCERA PARTE: EL DON DEL ÁGUILA La regla del nagual

————————————

Mensaje 1 de 2 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 03/12/2005 6:59

EL DON DEL ÁGUILA
por Carlos Castaneda

TERCERA PARTE: EL DON DEL ÁGUILA
IX. LA REGLA DEL NAGUAL

Don Juan había sido extraordinariamente parco en cuanto a la historia de su vida personal. Su reticencia era, en lo fundamental, un recurso didáctico; hasta donde le concernía, su vida empezó cuando se convirtió en guerrero, y todo lo que le había ocurrido con anterioridad era de muy pocas consecuencias.

Todo lo que la Gorda y yo sabíamos de esa primera época de su vida, era que don Juan había nacido en Arizona, de ascendencia yaqui y yuma. Cuando aún era niño sus padres lo llevaron a vivir con los yaquis, en el norte de México. A los diez años de edad lo atrapó la marea de las guerras yaquis. Su madre fue asesinada, y después su padre fue aprehendido por el ejército mexicano. Tanto don Juan como su padre fueron enviados a un centro de reubicación en el estado de Yucatán, en el extremo sur del país. Allí creció.

Lo que le haya sucedido durante ese periodo nunca se nos fue revelado. Don Juan creía que no había necesidad de hablarnos de eso. Yo creía lo contrario. La importancia que di a esa parte de su vida, tenía que ver con mi convicción de que los rasgos distintivos y el énfasis de su mando emergieron de ese inventario personal de existencia.
Pero ese inventario, por muy importante que haya sido, no fue lo que le dio el inmenso significado que él tenía para nosotros, o para sus demás compañeros. Su preeminencia total se basaba en el acto fortuito de haberse ligado con “la regla”.

El hallarse ligado con la regla puede describirse como vivir un mito. Don Juan vivía un mito, un mito que lo atrapó y que lo hizo ser el nagual.
Don Juan decía que cuando la regla lo atrapó, él era un hombre agresivo y desenfrenado que vivía en el exilio, como miles de otros indios yaquis. Don Juan trabajaba en las plantaciones tabacaleras del sur de México. Un día, después del trabajo, le dispararon un tiro en el pecho en un encuentro casi fatal con un compañero de trabajo sobre cuestiones de dinero. Cuando volvió en sí, un viejo indio estaba inclinado sobre él y hurgaba con los dedos una pequeña herida que don Juan tenía en el pecho. La bala no había penetrado en la cavidad pectoral, sino que se hallaba alojada en un músculo, junto a una costilla. Don Juan se desmayó dos o tres veces a causa de la conmoción, la pérdida de sangre y, según él mismo lo refirió, del temor a morir. El viejo indio extrajo la bala y, como don Juan no tenía dónde quedarse, se lo llevó a su propia casa y lo cuidó durante más de un mes.

El viejo indio era bondadoso pero severo. Un día, cuando don Juan ya se sentía relativamente fuerte y casi se había recuperado, el viejo le dio un fuerte golpe en la espalda y lo forzó a entrar en un estado de conciencia acrecentada. Después, sin mayores preliminares, le reveló a don Juan la porción de la regla que tenía que ver con el nagual y su función.

Don Juan llevó a cabo exactamente lo mismo conmigo y con la Gorda; nos hizo cambiar niveles de conciencia y nos dijo la regla del nagual de la siguiente manera:

Al poder que gobierna el destino de todos los seres vivientes se le llama el Águila, no porque sea un águila o porque tenga algo que ver con las águilas, sino porque a los videntes se les aparece como una inconmensurable y negrísima águila, de altura infinita; empinada como se empinan las águilas.
A medida que el vidente contempla esa negrura; cuatro estallidos de luz le revelan lo que es el Águila. El primer estallido, que es como un rayo, guía al vidente a distinguir los contornos del cuerpo del Águila. Hay trozos de blancura que parecen ser las plumas y los talones de un águila. Un segundo estallido de luz revela una vibrante negrura, creadora de viento, que aletea como las alas de un águila. Con el tercer estallido de luz el vidente advierte un ojo taladrante, inhumano. Y el cuarto y último estallido le deja ver lo que el Águila hace.

El Águila se halla devorando la conciencia de todas las criaturas que, vivas en la tierra un momento antes y ahora muertas, van flotando como un incesante enjambre de luciérnagas hacia el pico del Águila para encontrar a su dueño, su razón de haber tenido vida. El Águila desenreda esas minúsculas llamas, las tiende como un curtidor extiende una piel, y después las consume, pues la conciencia es el sustento del Águila.

El Águila, ese poder que gobierna los destinos de los seres vivientes, refleja igualmente y al instante a todos esos seres. Por tanto, no tiene sentido que el hombre le rece al Águila, le pida favores, o tenga esperanzas de gracia. La parte humana del Águila es demasiado insignificante como para conmover a la totalidad.
Sólo a través de las acciones del Águila el vidente puede decir qué es lo que ella quiere. El Águila, aunque no se conmueve ante las circunstancias de ningún ser viviente, ha concedido un regalo, a cada uno de estos seres. A su propio modo y por su propio derecho, cualquiera de ellos, si así lo desea, tiene el poder de conservar la llama de la conciencia, el poder de desobedecer el comparendo para morir y ser consumido.

A cada cosa viviente se le ha concedido el poder, si así lo desea, de buscar una apertura hacia la libertad y de pasar por ella. Es obvio para el vidente que ve esa apertura y para las criaturas que pasan a través de ella, que el Águila ha concedido ese regalo a fin de perpetuar la conciencia.
Con el propósito de guiar a los seres vivientes hacia esa apertura, el Águila creó al nagual. El nagual es un ser doble a quien se ha revelado la regla. Ya tenga forma de ser humano, de animal, de planta o de cualquier cosa viviente, el nagual, por virtud de su doblez, está forzado a buscar ese pasaje oculto.
El nagual aparece en pares, masculino y femenino. Un hombre doble y una mujer doble se convierten en el nagual sólo después de que la regia les ha sido revelada a cada uno de ellos, y cada uno de ellos la ha comprendido y la ha aceptado en su totalidad.

Al ojo del vidente, un hombre nagual o una mujer nagual aparece como un huevo luminoso con cuatro compartimientos. A diferencia del ser humano ordinario, que sólo tiene dos lados, uno derecho y uno izquierdo, el nagual tiene el lado izquierdo dividido en dos secciones longitudinales, y un lado derecho igualmente dividido en dos.

El Águila creó el primer hombre nagual y la primera mujer nagual como videntes y de inmediato los puso en el mundo para que vieran. Les proporcionó cuatro guerreras acechadoras, tres guerreros y un propio, a quienes ellos tendrían que mantener, engrandecer y conducir a la libertad.
Las guerreras son llamadas las cuatro direcciones, las cuatro esquinas de un cuadrado, los cuatro humores, los cuatro vientos, las cuatro distintas personalidades femeninas que existen en la raza humana.
La primera es el Este. Se le llama orden. Es, optimista, de corazón liviano, suave, persistente como una brisa constante.

La segunda es el Norte. Es llamada fuerza. Tiene muchos recursos, es brusca, directa, tenaz como el viento duro.
La tercera es el Oeste. Se le llama sentimiento. Es introspectiva, llena de remordimientos, astuta, taimada, como una ráfaga de viento frío.
La cuarta es el Sur. Se le llama crecimiento. Nutre, es bullanguera, tímida, animada como el viento caliente.

Los tres guerreros y el propio representan los cuatro tipos de actividad y temperamento masculinos.
El primer tipo es el hombre que conoce, el erudito; un hombre confiable, noble, sereno, enteramente dedicado a llevar a cabo su tarea, cualquiera que ésta fuera.
El segundo tipo es el hombre de acción, sumamente volátil, un gran compañero, voluble y lleno de humor.
El tercer tipo es el organizador, el socio anónimo, el hombre misterioso, desconocido. Nada puede decirse de él porque no deja que nada de él se escape.
El propio es el cuarto tipo. Es el asistente, un hombre sombrío y taciturno que logra mucho si se le dirige adecuadamente pero que no puede actuar por sí mismo.
Con el fin de hacer las cosas más fáciles, el Águila mostró al hombre nagual y a la mujer nagual que cada uno de estos tipos entre los hombres y las mujeres de la tierra tienen rasgos específicos en su cuerpo luminoso.
El erudito tiene una especie de hendidura superficial, una brillante depresión en el plexo solar. En algunos hombres aparece como un estanque de intensa luminosidad, a veces tersa y reluciente como un espejo que no refleja.
El hombre de acción tiene unas fibras que emanan del área de la voluntad. El número de fibras varía de una a cinco, y su grosor fluctúa desde un cordel hasta un macizo tentáculo parecido a un látigo de más de dos metros. Algunos hombres tienen hasta tres de estas fibras desarrolladas al punto de ser tentáculos.

Al socio anónimo no se le reconoce por ningún rasgo exclusivo sino por su habilidad de crear, muy involuntariamente, un estallido de poder que bloquea con efectividad la atención de los videntes. Cuando están en presencia de este tipo de hombre, los videntes se descubren inmersos en detalles externos en vez de ver.
El asistente no tiene configuración obvia. Ante el vidente aparece como un brillo diáfano en un cascarón de luminosidad sin imperfecciones.
En el dominio femenino, se reconoce al Este por las casi imperceptibles manchas de su luminosidad, que son como pequeñas zonas de descoloración.
El Norte tiene una radiación que abarca todo, exuda un destello rojizo, casi como calor.
El Oeste tiene una tenue membrana que la envuelve, que la hace verse más oscura que las otras.
El Sur tiene un destello intermitente; brilla durante un momento y después se opaca, para brillar de nuevo.
El hombre nagual y la mujer nagual tienen dos movimientos distintos en sus cuerpos luminosos; sus lados derechos ondean, mientras los izquierdos giran.

En términos de personalidad, el hombre nagual es un proveedor, estable, incambiable. La mujer nagual es un ser en guerra pero aún así es un ser calmado, por siempre consciente pero sin ningún esfuerzo. Cada uno de ellos refleja los cuatro tipos de su sexo en cuatro materas de comportamiento.

La primera orden que el Águila dio al hombre nagual y a la mujer nagual fue que encontraran, por sus propios medios, otro grupo de cuatro guerreras, las cuatro direcciones, que siendo ensoñadoras fuesen las réplicas exactas de las acechadoras.

Las ensoñadoras aparecen ante el vidente como si tuviesen en sus partes medias un delantal de fibras que asemejan cabellos. Las acechadoras tienen un rasgo semejante, qué parece delantal, pero en vez de fibras el delantal consiste en incontables, pequeñas y redondas protuberancias.
Las ocho guerreras están divididas en dos bandas, que son llamadas planetas derecho e izquierdo. El planeta derecho está compuesto de cuatro acechadoras; el izquierdo, de cuatro ensoñadoras. Las guerreras de cada planeta fueron adiestradas por el Águila en la regla de sus tareas específicas: las acechadoras aprendieron a acechar; las soñadoras, a soñar.

Las dos guerreras de cada dirección viven juntas. Son tan semejantes que se reflejan la una a la otra, y sólo a través de la impecabilidad pueden encontrar solaz y estímulo en su reflejo comunal.
La única vez en que las cuatro soñadoras o las cuatro acechadoras se reúnen, es cuando tienen que llevar a cabo una tarea extrema. Pero sólo bajo circunstancias especiales deben juntar sus manos. Ese contacto las fusiona en un solo ser y solamente debe de ser usado en casos de necesidad extrema, o en el momento de abandonar este mundo.
Las dos guerreras de cada dirección están unidas a cualquiera de los guerreros, en la combinación que sea necesaria. De esa manera establecen un grupo de cuatro casas, en las que se pueden incorporar cuantos más guerreros sean necesarios.

Los guerreros y el propio también pueden formar un grupo independiente de cuatro hombres, o cada uno de ellos puede funcionar como ser solitario, si eso dicta la necesidad.
Después, al nagual y a su grupo se les ordenó encontrar a otros tres propios. Estos podían ser todos hombres o todas mujeres o un grupo mixto; las mujeres tenían que ser del Sur.

Para asegurar que el primer hombre nagual condujera a su grupo a la libertad, sin desviarse del camino o sin corromperse, el Águila se llevó a la mujer nagual al otro mundo para que sirviera como faro que guía al grupo hacia la apertura.
El nagual y sus guerreros recibieron luego la orden de olvidar. Fueron hundidos en la oscuridad y se les dio nuevas tareas: la tarea de recordarse a sí mismos, y la tarea de recordar al Águila.
La orden de olvidar fue tan enorme que todos se separaron. No pudieron recordar quiénes eran. El Águila designó que si lograban recordarse a sí mismos nuevamente, podrían hallar la totalidad de sí mismos. Sólo entonces tendrían la fuerza y la tolerancia necesarias para buscar y enfrentar su jornada definitiva.

Su última tarea, después de recobrar la totalidad de sí mismos, consistió en conseguir un nuevo par de seres dobles y de transformarlos en un nuevo hombre nagual y en una nueva mujer nagual por virtud de revelarles la regla.
Y así como el primer hombre nagual y la primera mujer nagual fueron provistos de una banda mínima, su deber era proporcionar al nuevo par de naguales cuatro guerreras acechadoras, tres guerreros y un propio.
Cuando el primer nagual y su banda estuvieron listos para entrar en el pasaje, la primera mujer nagual ya los esperaba para guiarlos. Se les ordenó entonces que se llevaran con ellos a la nueva mujer nagual a fin de que ella sirviera de faro a su gente; el nuevo hombre nagual se quedó en el mundo para repetir el ciclo.

Mientras se hallan en el mundo, el número mínimo que se hallaba la dirección del nagual es dieciséis: ocho guerreras, cuatro guerreros contando al nagual, y cuatro propios. En el momento de abandonar el mundo, cuando la nueva mujer nagual se encuentra con ellos, el número del nagual es diecisiete. Si el poder personal permite tener más guerreros, éstos deben añadirse en múltiplos de cuatro.

Yo había presentado a don Juan la cuestión de cómo fue que se hizo conocer la regla al hombre. Me explicó que la regla no tenía fin y que cubría cada faceta de la conducta de un guerrero. La interpretación y acumulación de la regla es obra de videntes cuya tarea, a través de los milenios, ha sido ver al Águila, observar su flujo incesante. Por medio de sus observaciones, los videntes han concluido que, si el cascarón luminoso que comprende la humanidad de uno ha sido roto, uno puede encontrar en el Águila el tenue reflejo del hombre. Los irrevocables dictados del Águila pueden ser capturados por los videntes, interpretados adecuadamente por ellos, y acumulados en forma de un cuerpo de gobierno.

Don Juan me explicó que la regla no era un cuento, y que cruzar hacia la libertad no significa vida eterna tal como se entiende comúnmente a la eternidad: esto es, vivir por siempre. Lo que la regla asentaba era que uno podía conservar la conciencia, que por fuerza se abandona en el momento de morir. Don Juan no podía explicar lo que significaba conservar esa conciencia, o quizá ni siquiera podía concebirlo. Su benefactor le había dicho que en el momento de cruzar, uno entra en la tercera atención, y que el cuerpo en su totalidad se inflama de conocimiento. Cada célula se torna, al instante, consciente de sí misma y también de la totalidad del cuerpo.
Su benefactor también le había dicho que este tipo de conciencia no tiene sentido para nuestras mentes compartamentalizadas. Por consiguiente, el meollo de la lucha del guerrero no consistía tanto en enterarse de que el cruce del que se habla en la regla significaba cruzar a la tercera atención, sino, más bien, en concebir que tal conciencia existe.

Don Juan decía que al principio la regla era, para él, algo estrictamente en el dominio de las palabras. No podía imaginar cómo podía deslizarse al dominio del mundo real y sus manifestaciones. Bajo la efectiva guía de su benefactor, sin embargo, y después de mucho trabajo, finalmente logró comprender la verdadera naturaleza de la regla, y la aceptó totalmente como un conjunto de directivas pragmáticas y no como mito. A partir de ese momento, no tuvo problemas al tratar con la realidad de la tercera atención. El único obstáculo en su camino surgió a raíz de su creencia de que la regla era un mapa. Estaba tan convencido de ello, que creyó que tenía que buscar una apertura en el mundo, un pasaje. De alguna manera, se había quedado innecesariamente atascado en el primer nivel del desarrollo de un guerrero.

————————————

Mensaje 2 de 2 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 03/12/2005 7:00

Como resultado de esto, la tarea de don Juan, en su capacidad de guía y maestro, fue dirigida a ayudar a los aprendices, y a mí en lo especial, a evitar que se repitiera ese error. Lo que logró hacer con nosotros fue conducirnos a través de las tres etapas del desarrollo del guerrero, sin enfatizar ninguna de ellas más de la cuenta. Primero nos guió para que tomáramos la regla como mapa, después nos guió a la comprensión de que uno puede obtener una conciencia suprema, porque tal cosa existe; y, por último, nos guió a un pasaje concreto para pasar a ese otro mundo oculto de la conciencia.

Para conducirnos a través de la primera etapa, la aceptación de la regla como un mapa, don Juan tomó la sección que pertenece al nagual y su función, y nos mostró que ésta corresponde a hechos inequívocos. El logró esto a fuerza de hacernos tener, mientras nos hallábamos en fases de conciencia acrecentada, un trato sin restricciones con los miembros del grupo, que eran las personificaciones vivientes de los ocho tipos descritos por la regla. Conforme tratamos con ellos, se nos revelaron aspectos más complejos e inducidos de la regla. Hasta que estuvimos en condiciones de comprender que nos encontrábamos atrapados en la red de algo que en un principio habíamos conceptualizado como mito, pero que en esencia era un mapa.

Don Juan nos dijo que, en este respecto, su caso había sido idéntico al nuestro. Su benefactor le ayudó a pasar a través de esa primera fase permitiéndole el mismo tipo de interacción. Para ello lo hizo desplazarse una y otra vez de la conciencia del lado derecho a la del izquierdo, lo presentó con los miembros de su propio grupo, las ocho guerreras, los tres guerreros y los cuatro propios, que eran, como es obligatorio, los ejemplos más estrictos de los tipos que describe la regla. El impacto de conocerlos y de tratar con ellos fue aplastante para don Juan. No sólo lo obligó a considerar la regla como un hecho positivo sino que lo hizo comprender la magnitud de nuestras desconocidas posibilidades.

Don Juan dijo que para el momento en que todos los miembros de su propio grupo habían sido reunidos, él se hallaba tan profundamente dado a la vida del guerrero, que no le causó gran sorpresa el hecho de que, sin ningún esfuerzo evidente por parte de nadie, ellos vinieron a ser réplicas perfectas de los guerreros del grupo de su benefactor. La similitud de sus gustos personales, antipatías, afiliaciones, etcétera, no era resultado de imitación; don Juan decía que ellos pertenecían, tal como plantea la regla, a grupos específicos de gente que tiene las mismas reacciones. Las únicas diferencias entre la gente del mismo grupo era el tono de sus voces, el sonido de su risa.

Al explicarme los efectos que en él había tenido el trato con los guerreros de su benefactor, don Juan tocó el tema de la muy significativa diferencia que existía entre cómo interpretaban la regla su benefactor y él, y también en cómo conducían y enseñaban a otros a aceptarla como mapa. Me dijo que hay dos tipos de interpretaciones: la universal y la individual. Las interpretaciones universales toman las afirmaciones que conforman el cuerpo de la regla tal como son. Un ejemplo sería decir que al Águila no le importan las acciones de los hombres y, sin embargo, les ha proporcionado un pasaje hacia la libertad.

La interpretación individual, por otra parte, es una conclusión presente, del día, a la que llegan los videntes al utilizar las interpretaciones universales como premisas. Un ejemplo sería decir que a causa de que al Águila no le importo, yo tendría que ver modos de asegurar mis posibilidades de alcanzar la libertad, quizás a través de mi propia iniciativa.
Según don Juan, él y su benefactor eran muy distintos en sus métodos para guiar a sus pupilos. Don Juan decía que su benefactor era demasiado severo; guiaba con mano de hierro y, siguiendo su convicción de que con el Águila no existen las limosnas, nunca hizo nada por nadie de una manera directa.
En cambio, apoyó activamente a todos para que se ayudaran a sí mismos. Consideraba que el regalo de la libertad que ofrece el Águila no es una dádiva sino la oportunidad de tener una oportunidad.
Don Juan, aunque apreciaba los méritos del método de su benefactor, no estaba de acuerdo con él. Cuando él ya era nagual vio que ese método desperdicia tiempo irreemplazable. Para él era más eficaz presentarle a cualquiera una situación dada y forzarlo a aceptarla, y no esperar a que estuviese listo a enfrentarla por su propia cuenta. Ese fue el método que siguió conmigo y con los demás aprendices.

La ocasión en que esa diferencia fue más agobiante para don Juan, fue durante el tiempo que trató con los guerreros de su benefactor. El mandato de la regla era que el benefactor tenía que encontrarle a don Juan primero una mujer nagual y después un grupo de cuatro mujeres y cuatro hombres para componer su grupo de guerreros. El benefactor vio que don Juan aún no disponía de suficiente poder personal para asumir la responsabilidad de una mujer nagual, así es que invirtió el orden y pidió a las mujeres de su propio grupo que hallaran primero las cuatro mujeres y después los cuatro hombres.

Don Juan confesó que la idea de esa inversión lo entusiasmó. Había entendido que esas mujeres eran para su uso, y en su mente eso se traducía en un uso sexual. Su ruina fue el revelar sus expectativas a su benefactor, quien inmediatamente lo puso en contacto con los guerreros y las guerreras de su propio grupo y lo dejó con ellos.
Para don Juan fue un verdadero encontrón conocer a esos guerreros, no sólo porque eran a propósito difíciles con él, sino porque ese encuentro es de por sí un abre caminos.

Don Juan decía que es un abre caminos porque los actos en el lado izquierdo no pueden tener lugar a no ser que todos los participantes compartan el mismo estado. Por esa razón no nos dejaba entrar en la conciencia del lado izquierdo sino para llevar a cabo nuestra actividad con sus guerreros. En su caso, sin embargo, su benefactor lo empujó a ella y no lo dejó salir de allí.

Don Juan me dio una breve relación de lo que ocurrió durante su primer encuentro con los miembros del grupo de su benefactor. Tenía la idea de que quizá yo podía usar esa experiencia como una muestra de lo que me esperaba. Me dijo que el mundo de su benefactor tenía una seguridad magnífica. Los miembros de su grupo eran guerreros indios que provenían de todo México. Cuando él los conoció, todos ellos vivían en una remota región montañosa del sur de México.

Al llegar a la casa, don Juan se enfrentó a dos mujeres idénticas, las indias más grandes que jamás hubiera visto. Eran ceñudas y malas, pero tenían facciones muy agradables. Cuando él quiso pasar entre ellas, lo atraparon con sus enormes barrigas, lo cogieron de los brazos y empezaron a golpearlo. Lo tiraron al suelo y se sentaron sobre él, casi aplastándole la caja torácica. Lo tuvieron inmovilizado mas de doce horas mientras negociaban con su benefactor, quien tuvo que hablar sin parar toda la noche hasta que ellas finalmente dejaron libre a don Juan en la mañana. Me dijo que lo que lo aterró más que nada fue la determinación que mostraban los ojos de esas mujeres. Pensó que estaba perdido, porque ellas iban a quedarse sentadas encima de él hasta que muriera, como lo habían advertido.

Por regla general debe haber un periodo de espera de unas cuantas semanas antes de conocer al siguiente grupo de guerreros, pero debido a que su benefactor planeaba dejarlo permanentemente con ellos, don Juan fue inmediatamente presentado a los demás. Conoció a cada uno de ellos en un solo día y todos ellos lo trataron como basura. Argüían que no era el hombre adecuado para la tarea, que era demasiado soez y excesivamente estúpido, joven pero ya senil en su manera de ser. Su benefactor habló brillantemente en defensa de don Juan; les dijo que todos ellos iban a tener la oportunidad de modificar esas condiciones, y que debería ser el máximo deleite, para ellos y para don Juan, asumir esa responsabilidad.

Don Juan me dijo que la primera impresión fue correcta. Para él, a partir de ese momento, sólo hubo penurias y trabajo. Las mujeres vieron que don Juan era ingobernable y que no se le podía confiar la compleja y delicada tarea de dirigir a cuatro mujeres. Como eran videntes, hicieron su propia interpretación personal de la regla y decidieron que sería más adecuado para don Juan tener primero a los cuatro guerreros y luego a las cuatro mujeres. Don Juan estaba convencido de que ese ver había sido justo. Para poder dirigir guerreras, un nagual tiene que hallarse en un estado de poder personal consumado; un estado de seriedad y control, en el cual los sentimientos humanos desempeñan un papel mínimo; en ese tiempo tal estado le era inconcebible.

Su benefactor lo puso bajo la supervisión directa de sus dos guerreras del Oeste, las más intransigentes y feroces de todas. Don Juan me dijo que las mujeres del Oeste, de acuerdo con la regla, están totalmente locas y que alguien tiene que cuidarlas. Bajó las durezas del ensoñar y del acechar sus lados derechos, sus mentes se dañan. Su razón se extingue muy fácilmente por el hecho de que su conciencia del lado izquierdo es extremadamente aguda. Una vez que pierden el lado racional son ensoñadoras y acechadoras insuperables porque ya no tienen ningún lastre racional que las contenga.

Don Juan dice que esas mujeres lo curaron de la lujuria. Durante seis meses pasó la mayor parte del tiempo en un arnés, suspendido del techo de una cocina rural, como jamón que se ahuma, hasta que quedó completamente limpio de pensamientos de ganancia y de gratificación personal.

Don Juan me explicó que el arnés de cuero es espléndido recurso para curar ciertas enfermedades que no son físicas. Mientras más alta esté suspendida una persona y más tiempo pase sin tocar el suelo, pendiendo en el aire, mejores son las posibilidades de un efecto verdaderamente purificador.

A medida que las dos guerreras del Oeste lo limpiaban, las otras mujeres estaban atareadas en encontrar los hombres y las mujeres que iban a formar su grupo. Les tomó años lograrlo. Don Juan, en tanto, tuvo que tratar por su propia cuenta a todos los guerreros de su benefactor. La presencia y el contacto con ellos fue tan avasallador que don Juan creyó que nunca se vería libre de su influencia. El resultado fue una adherencia total y literal al cuerpo de la regla. Don Juan decía que desperdició tiempo irremplazable reflexionando sobre la existencia de su pasaje real hacia el otro mundo. Consideraba que esa preocupación era una trampa que debía evitarse a toda costa. Para protegerme de ella, no me dejó llevar a cabo el trato obligatorio con los miembros de su cuerpo a menos que estuviera protegido por la presencia de la Gorda o de cualquier otro de los aprendices.

En mi caso, conocer a los guerreros de don Juan fue el resultado final de un largo proceso. Nunca se hizo mención de ellos en las conversaciones habituales con don Juan. Yo sabía de su existencia solamente a través de inferencias; él me iba revelando porciones de la regla que me daban a entender eso. Más tarde, don Juan admitió que esas personas existían, y que a la larga yo las conocería. Me preparó para esos encuentros dándome instrucciones y consejos generales.

Me previno acerca de un error común; el error de sobrestimar la conciencia del lado izquierdo, de deslumbrarse ante su claridad y poder. Me dijo que estar en la conciencia del lado izquierdo no quiere decir que uno se libera inmediatamente de los desatinos: sólo significa tener una capacidad perceptiva más intensa, una facilidad aún mayor para comprender y aprender y, sobre todo, una gran habilidad para olvidar.
A medida que se aproximaba la hora de que conociera a los guerreros de don Juan, éste me dio una escueta descripción del grupo de su benefactor, como una guía para mi propio uso. Me dijo que para un espectador el mundo de su benefactor podría parecer a veces que consistía en cuatro familias.

La primera estaba formada por las mujeres del Sur y el primer propio; la segunda, por las mujeres del Este, el erudito y un propio; la tercera, por las mujeres del Norte, el hombre de acción y otro propio; y la cuarta, por las mujeres del Oeste, el socio anónimo y un tercer propio.
Otras veces, ese mundo podía parecer compuesto de grupos. Había un grupo de cuatro hombres de mayor edad, completamente distintos, que eran el benefactor de don Juan y sus tres guerreros. Luego, estaba un grupo de cuatro hombres tremendamente parecidos entre sí: los propios. Un tercer grupo compuesto de dos pares de gemelas, aparentemente. idénticas, que vivían juntas y que eran las mujeres del Sur y las del Este. Y un cuarto grupo formado por otros dos pares de supuestas hermanas, las mujeres del Norte y del Oeste.

Ninguna de estas mujeres tenía lazos de parentesco entre sí, simplemente parecían iguales, al punto, en ciertos casos, de ser idénticas. Don Juan creía que esto era producto del enorme poder personal que tenía su benefactor. Don Juan describió a las mujeres del Sur como dos mastodontes temibles en apariencia pero muy simpáticas y afectuosas. Las mujeres del Este eran muy bellas, frescas y graciosas, un verdadero deleite para verlas y oírlas. Las mujeres del Norte eran completamente femeninas, vanas, coquetas, preocupadas con la edad, pero también terriblemente directas e impacientes. Las mujeres del Oeste eran a veces locas, y otras, un epítome de severidad y determinación. Eran las que más perturbaban a don Juan, quien no podía reconciliar el hecho de que fueran tan sobrias, bondadosas y serviciales, con el hecho de que en un momento dado podían perder la compostura y quedar totalmente locas.

Los hombres, por otra parte, de ninguna manera eran memorables para don Juan. Creía que no había nada notable en ellos. Todos parecían hallarse completamente anulados por la conmocionante fuerza y determinación de las mujeres y por la personalidad avasalladora del benefactor.

En cuanto a su propio desarrollo, don Juan decía que el haber sido empujado al mundo de su benefactor le hizo comprender cuán fácil y conveniente le había sido dejar que su vida transcurriera sin disciplina alguna Entendió que su error había consistido en creer que sus miras eran las únicas metas valiosas que un hombre podía tener. Toda su vida había sido un indigente; la ambición que lo consumía, por tanto, era tener posesiones materiales, ser alguien. Tanto le preocupó el afán de salir adelante y la desesperación de saber que no lo estaba logrando; que nunca tuvo tiempo de examinar cosa alguna. De buena gana se aunó a su benefactor porque creyó que se le estaba presentando una oportunidad de engrandecerse. Pensó que, por lo menos, podría aprender a ser brujo. La realidad de su encuentro con el mundo de su benefactor fue tan diferente, que él la concebía como algo análogo al efecto de la conquista española en la cultura indígena. Algo que destruyó todo, pero que también llevó a una revalidación total.

Mi reacción a los preparativos para conocer al grupo de guerreros de don Juan no fue temor reverencial o miedo, sino más bien una mezquina preocupación intelectual sobre dos cuestiones. La primera era la proposición de que en el mundo sólo hay cuatro tipos de hombres y cuatro tipos de mujeres. Argüí con don Juan que la variación individual en la gente es demasiado vasta y compleja para un esquema tan simple. El no estuvo de acuerdo conmigo. Dijo que la regla era final, y que ésta no permitía un número indefinido de tipos de gente.

La segunda cuestión era el contexto cultural del conocimiento de don Juan. El no lo sabía. Lo consideraba producto de una especie de panindianismo. Su conjetura era que una vez, en el mundo indígena anterior a la Conquista, la manipulación de la segunda atención se vició. Se había desarrollado sin ningún obstáculo durante quizá miles de años, hasta que perdió la fuerza.

Los practicantes de ese tiempo posiblemente no necesitaban controles, y así, sin freno, la segunda atención, en vez de volverse más fuerte se debilitó conforme se volvió más y más intrincada. Después vinieron los invasores españoles y, con su tecnología superior, destruyeron el mundo de los indios. Don Juan me dijo que su benefactor se hallaba convencido de que sólo un grupo pequeño de guerreros sobrevivió y pudo reagrupar su conocimiento y redirigir su sendero. Todo lo que don Juan y su benefactor sabían de la segunda atención venía a ser versión reestructurada, una nueva versión a la que se le habían añadido restricciones porque había sido forjada bajo las más ásperas condiciones de supresión.

SOBRE EL CUERPO: “El Carácter de D.Juan”

SOBRE EL CUERPO: “El Carácter de D.Juan”

————————————–

Mensaje 1 de 2 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 28/06/2005 2:16

Texto bastante curioso que encontre.

SOBRE EL CUERPO: “El Carácter de D.Juan”

Uno de las más sublimes bromas que gastó nunca D. Juan
Matus fue la de hacerle gritar a Castaneda la palabra
“Intento” dentro del Ensueño del Desafiante de La
Muerte.
Otra, quizás la mejor, (de las muchas que le gastaron
Genaro y él) fue la de dotarle de un complejo sistema
de enseñanzas sobre ejercicios y “posturas” físicas.
Castaneda, cuyo espíritu jocoso se nos revela siempre,
nos hizo una gracia mayor, derivada de la de D. Juan:
nos legó la “Tensegridad” (los pases Mágicos), y al
hacerlo, se tiró un pedo sonoro encima de toda la
posteridad y cuatro millones de tontos, que no habían
entendido nada, se pusieron a inventariar una
prolongada y penosa lista de ejercicios que estuvieron
haciendo “dale que dale” durante un montón de tiempo.
Presos de su proceso interno de describir el mundo
(indescribible), presos de su afán de inventario,
(in-inventariable), presos de sus haceres y trajines,
(véase “no-haceres”), atinaron a seguir
disciplinadamente la tarea impuesta, (véase
“desatinar”)
¿Qué fue pues lo movió la edición del libro “Pases
Mágicos”?

a.- Una broma.
b.- Los intereses comerciales de sus herederos.
C.- Una recopilación de movimientos brujos reales? ¿O
una trascripción de la danza de la lluvia según San
Genaro?

La verdad es que no he leido todos los libros de Castaneda, y no sé
bien de dónde salen los famosos pases esos. Tampoco recuerdo haber
leido lo de ese grito de Intento. En sus primeros 4 o 5 libros al
menos no los menciona…
El quinto libro ya me empezó a parecer un poco tremendista (aunque
reconozco que algunas cosas me interesaron bastante) y para mi gusto
las cosas se empezaron a complicar demasiado. Por ejemplo: esta muy
bien reconocer que hay pinches tiranos, y toda esa reflexion sobre
la importancia personal, muy buena…ahora bien, concluir que el
unico modo de sobrevivir a un pinche tirano es haciendo que se muera
liado en su propio odio, no se. Puede que yo sea una mema
autoengañada, pero no creo que sea la única via.
Por curiosidad después me lei un libro de Taisha Abelar y otro de
Florinda Donner. Aunque hay cosas que me parecieron muy interesantes
y que me sirvieron, encontré que, especialmente el de Taisha Abelar,
rayaba el fanatismo en ciertos aspectos…casi casi el sectarismo.
Todo ese rollo del grupo de brujos viviendo aparte, que si el nagual
era uno u otro, esa obsesion por desintegrarse unos a otros las
personalidades…no se. Puede que solo tuviera esa impresión por
proyecciones mias personales, pero eso es lo que me quedó por dentro.

En cambio en los primeros libros de Castaneda,todo , sin dejar de
ser complejo, es mucho más simple. Viviendo el dia a dia uno ya se
sumerge en el vivir consciente y sus dificultades. El sentido del
humor de Don Juan, y el de Don Genaro por supuesto, me parecen de lo
mejor.

Asi que me uno contigo a creer que lo de la Tensegridad fue fruto
del deseo de hacer inventario de algo irreproducible. Si además hay
avaricia de los “herederos”, eso ya no lo se…(pues igual, por que
no).
Con estos mensajes mios no quiero decir, ni mucho menos, que todas
las antiguas técnicas corporales basadas en ejercicios ordenados y
programados sean pura tonteria. Conozco personas a quienes les
sirven de mucho. Y no descarto algun dia meterme en alguna. Todo
depende del espíritu con que hagas algo, me parece.
Puedes practicar taichi por fanatismo y no dejar de ser eso, un
fanático (¡cuantas escuelas orientales mantienen riñas y rencillas
entre ellas por cuestiones ideologicas y tecnicas!), o practicarlo
por amor al arte y convertirte en un virtuoso de algo que te gusta y
te da vida.

————————————–

Mensaje 2 de 2 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 28/06/2005 2:17

Y un correo derivado de ese articulo

Buenas Noches, Marta:

Sí he leído toda la obra de Castaneda, entre otras muchas cosas dado que soy un empedernido vicioso de ciertos temas y sí por ejemplo me gusta Patrick O,Brien, pues me leo los 20 tomos, y así con todo, de Egipto, de Galdos, de muchas cosas….
Tienes que considerar que cuando aparecieron las Enseñanzas de Don Juan, yo tenía 18 años, fumaba porros y estaba en Ibiza en la Plaza de Toros escuchando a Bob Marley.
Pero de ahí a considerar que es la Biblia hay un trecho largo. Tiene una belleza, no cabe duda, literaria, fuera de lo común, e inventa una sintaxis propia, generando un mundo con su léxico. Apropiado de una tradición oral, la pone por escrito. Se defiende a sí mismo y dice que “le apenaría que le tuviese que conocer, la posteridad, como el escritor de un solo libro”, pero la verdad es que todos sus libros son variantes, enriquecidas por la experiencia o distorsionadas por el interés ó el desengaño: prueba de ello es las cien veces que nos relata el “salto al vacío” y como lo cambia y lo transmuta a lo largo de su obra.
El problema de una generación con poco bagaje intelectual a sus costillas fue el de asumir a su “pope” como profeta. Y claro se quedó encasillado. No obstante no dejo de reconocer que su impronta perdurará y que muchos de los cambios en las actitudes y maneras de pensar de hoy en día, dimanan de su obra, que sin duda será reconocida como genial por la posteridad.
Castaneda intentó mezclar a Lobsang Rampa con Wilhem Reich, batiéndolos con la tradición Tolteca, para después asimilar el Zen, el Tai-Chí, y todo lo que iba saliendo.
No sé si era un Nagual pero murió de Cáncer de Hígado, dime como mueres y te diré quién eres. (Los Vikingos morían gritando ¡Odin!, en la batalla e iban al Vahala, o algo así.
Claro que esto no le quita merito a la loca pareja de D. Juan y D. Genaro. Sus aciertos son tan grandiosos y sus proposiciones son tan reales que ahí no existe la fabulación, (ese es él merito de su obra, transcribió una historia cierta, asombrosa y comprobable) Comprobable por la experimentación que han llevado muchos siguiendo sus pautas. Piensa en niveles básicos, no en grandes “viajes” a otros mundos. ¿Conciencia acrecentada?, ¿Niveles de atención? ¿Estar más lucido ó menos lucido?, ¿Acechar? ¿Ensoñar?. Describe una fenomenología del comportamiento humano desde un parámetro nuevo, nos habla de Intensidad, de Enfoque, de Atención, de Propósito, de Intento, de Voluntad, y descentraliza las emociones del cerebro refúndando la anatomía humana, imbricándola con la naturaleza. Verdaderamente notable. Nos da la talla de la civilización pre-colombina, mucho más alta que la inquisidora Castilla, y funda el actual Méjico y Sudamérica, los funda al darlos una raíz más honda, más propia y sobre todo distinta, de alguna manera se convierte en el padre del Neo-indigenismo.
En un mundo global, el enriquecimiento que supone la difusión de la Praxis de Don Juan, se sintetiza con una nueva espiritualidad desvinculada de lo divino y contagiada por la naturaleza, donde se nos muestra un Universo Pedrador con un nexo común, una energía ni mala ni buena, que todo lo entrelaza, todo lo construye, y que es consciente de ser, siendo cada vez más consciente al enriquecerse con nuestras consciencias individuales, a la que, sin embargo, se puede trascender mediante la recapitulación, óbolo o limosna necesaria, tributo que se ha de pagar, so pena de perder la individualidad, so pena de integrarse con el todo, so pena de la muerte, trascendencia, afán de trascendencia y afán de conservar la individualidad, anhelo supremo del ser humano y contradicción última de Castaneda con su tema de la Importancia Personal.

No te aburro más, es un tema que da mucho juego.
Que duermas bien y tengas un Ensueño ligero, no te preocupes: todo sueño es Ensueño, Ensueño es el sueño en el que eres consciente de que sueñas, no más.

¿Se quemo en fuego interno o murió el Nagual?

¿Se quemo en fuego interno o murió el Nagual?

———————————–

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 18/07/2005 8:54

* * *

¿Se quemo en fuego interno o murió el Nagual?
¿Alguien puede saber con certeza esto ?

La fecha “Oficial” de su muerte para fines legales es el 27 de Abril de 1998. La causa “oficial” de su muerte para fines legales fue que ocurrio a causa de cancer de higado.
Según las compañeras de Don Carlos Castaneda , que son Carol tiggs , Florinda Dooner y Taisha abelar , por medio de un comunicado de cleargreen aparecido el dia 22 de junio de 1998 en su pagina web , manifiestan que el Nagual , alcanzo la libertad total , y se consumio en su fuego interno .
En el seminario de tensegridad efectuado en Mexico en noviembre de 1998 , los elementos comentaron , que en la partida de el Nagual , solo habían estado presentes sus compañeras.
Así , solo estuvieron presentes sus compañeras , nadie mas.
Conociendo el antecedente , les quisiera contar una experiencia personal , que para mi es extraña.
El dia 19 de Junio de 1998 , desperte normalmente en la mañana , para irme a mi trabajo. Una rutina muy conocida. Pero algo me pasaba , mientras me vestia , yo “sentia” que habia algo anormal. “sentia” una angustia indefinida sin ningun motivo aparente , sentia como si faltara algo y no supiera que era.
Me vesti , aborde mi carro para dirigirme a mi trabajo , me despedi de mi esposa, le grite desde el carro, lo siguiente “algo me pasa , no se que es , pero creo que se movio mi punto de encaje” e intente una sonrisa . Ella sabe los conceptos generales de lo que estudio.
Todo el día se mantuvo ese estado de angustia. despues de tres horas desde que llege a mi trabajo , llamo mi esposa por telefono. Y me dijo lo siguiente.
¿ ya te enteraste ? , yo respondi , de que ?
estan anunciando por la television , en un noticiario la muerte del escritor Carlos Castaneda,
yo sorprendido , le digo —-que ?
me da la informacion que vio en tv , y mi estado de angustia crece.
Lo que primero que me vino a la mente , es que yo “Senti” su partida.
Pero Como ?
No lo se , pero tal vez mi estado de angustia se debia a un movimiento del punto de encaje , no tenia ningun otro tipo de explicacion.
Si en todo el recuerdo de mi vida conciente , no habia yo tenido una sensacion semejante , no pude mas que atribuirselo a la partida del nagual.
Pero como ?
Tal vez por el hecho de que yo habia asistido a varios seminarios y lo habia visto directamente varias veces , es que se haya creado alguna especie de conexión energetica , que me permitio sentir su partida.
Pero ese sentimiento se enfrentaba a otra contradicion , porque cleargreen anuncio el 22 de junio , su partida como acontecida tres meses antes , esto es el 27 de abril de 1998.
Sin saber la verdad , yo senti que , Don Carlos Castaneda alcanzo la libertad total entre los dias 18 y 19 de junio de 1998.
Por lo menos se de otra persona , también practicante , que tuvo sensaciones parecidas por la misma fecha , tal vez otros practicantes hayan sentido algo , seria interesante que platicaran sus experiencias.
Por otro lado , en un seminario que hubo en la ciudad de Mexico , donde vino CC , en una sesion de preguntas y respuestas , una muchacha le pregunto : que pasa con el linaje de Don Juan ? , se acaba ? , ya no mas ? quien lo va a seguir ? , el contesto “no lo puedo saber , yo se que se acaba , pero quien soy yo , todo depende de el infinito , tal vez “tu” puedas ser la continuadora de el linaje , eso lo determina una fuerza superior ”

Afecto

¿Se puede reclamar propiedad intelectual sobre una Tradición?

¿Se puede reclamar propiedad intelectual sobre una Tradición?

———————————–

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 25/08/2005 0:35

¿Se puede reclamar propiedad intelectual sobre una Tradición?
por Víctor Sánchez
Revista Magical Blend # 49, de Enero de 1996.

He estado leyendo acerca de las controversias que se relacionan con Carlos Castaneda en Magical Blend, dado que vivo en México este ha sido mi primer contacto con su revista desde que leí estas controversias, me ha parecido muy extraño ver el nombre del gran escritor New Age Carlos Castaneda y sus asociados defendiendo “su” conocimiento (¿o deberia decir, el conocimiento de Don Juan?) de otras personas. ¿Donde quedo el guerrero inaccesible, sin importancia personal del que hemos leído en los libros de Castaneda? Lo que fue más sorprendente para mí fue encontrar mi nombre envuelto en una de las controversias de Castaneda!. Estoy empezando a sentirme perseguido y pienso que es el momento de responder.

En mi conferencia de los Angeles del 28 de Agosto de 1995, los abogados de Castaneda presionaron a la organización Learning Annex a presentar una carta aclaratoria firmada por Carlos Castaneda para todos aquellos que asistieran a mi conferencia. En esa carta, Castaneda ayuda a clarificar un punto que para mi es muy significativo e importante, algo que yo quiero que la gente sepa respecto a mi trabajo. El asegura en su carta que yo no soy su discípulo y que el no patrocina o apoya mi trabajo. Correcto!. Yo he hecho mi trabajo por mi mismo. Esa es la parte buena, y yo debo agradecer a Castaneda por usar su tiempo para escribir cartas que corroboran lo que yo enfatizo normalmente en mis conferencias, talleres y libros.

La parte negativa de la historia es que he encontrado comentarios falsos sobre mi trabajo supuestamente elaborados por las Chacmools, en Internet. Ellos dicen que yo me he estado presentando como discípulo de Carlos Castaneda y que aseguro haber trabajado bajo su dirección por varios años. Esto no es verdad. Cualquiera que lea mis libros puede ver claramente que yo aseguro que mi trabajo ha sido siempre independiente. Yo no necesito un maestro, tengo mi propia conexión con el Espíritu. Mi relación con la Toltequidad ha sido a través de mi experiencia, viviendo entre los indígenas Toltecas supervivientes. Mi libro “Toltecas del Nuevo Milenio” (publicado por Bear and Company en EEUU y por Editorial Lectorum en México), no es un viaje imaginario, sino un simple recuento de hechos concretos. Los Toltecas supervivientes son gente real, viviendo su tradición en este mismo momento. Afortunadamente ellos están todavía en este mundo, así que su existencia puede ser probada.

Mi libro “Las Enseñanzas de Don Carlos, Aplicaciones Practicas de la Obra de Carlos Castaneda” no pretende presentar las creencias o puntos de vista de Carlos Castaneda, sino los míos. Yo no soy un seguidor de persona alguna, mi propósito y mi destino es seguir al Espíritu.

“Las Enseñanzas de Don Carlos”, es simplemente el testimonio de mi experiencia aplicando principios y propuestas seleccionadas de la obra de Castaneda. Yo escogí solo aquellas propuestas que he encontrado útiles en mi mismo, para mejorar mi vida de todos los días. He escogido para mi trabajo y desarrollo de técnicas, solo aquellas que no llevan a la gente a quedar perdida en fantasías o estados psicóticos. No escribí mi libro para complacer a Carlos Castaneda, sino que está dirigido a los lectores que estaban interesados en sus libros, pero que no sabían como usar las técnicas de las que él hablaba en la vida de todos los días. Y mi libro es útil. Al menos eso es lo que dicen mis lectores de muchos países en el mundo una y otra vez en sus cartas.

Así que pienso que Carlos Castaneda y Toltec Artists no tienen que preocuparse sobre mí. Yo no presento mi trabajo como dirigido por Castaneda. Presento mi trabajo como algo completamente independiente. Esto es congruente con una de mis principales propuestas de trabajo: No necesitamos maestros o guías, cultos o nuevos gurús con la finalidad de encontrar nuestro propio camino de regreso al Espíritu. Nosotros podemos y debemos buscar la libertad, el conocimiento y el Espíritu por nosotros mismos. Para mí, ese es el trabajo real.

Finalmente, quiero declarar que yo estaré siempre agradecido al Sr. Castaneda, porque varios de sus libros han sido muy útiles y de gran inspiración para mucha gente, incluyéndome a mí.

Víctor Sánchez, México.

¡Sigan luchando!
por Víctor Sánchez

México D.F. el 8 de Julio de 1995.
Estimado Editor del Boletín Nagualist:

Yo soy el autor del libro “Las Enseñanzas de Don Carlos”, , Aplicaciones Prácticas de la Obra de Carlos Castaneda. He encontrado comentarios sobre mí en su Boletín, sus comentarios me parecen honestos, aunque no muy bien informados. Si el tema es interesante para usted o sus lectores, puedo darles alguna información sobre mi trabajo:

No acostumbro presentarme a mí mismo como Nagual. Yo trabajo con grupos interesados en Desarrollo Humano y Espiritual. Mis principales fuentes de aprendizaje son mis experiencias entre los indígenas de México que se llaman a sí mismos Wirrarica; ellos son descendientes vivientes de los antiguos Toltecas, preservando en este mismo momento su tradición espiritual (lo cual significa un cuerpo de prácticas y no un cuerpo de creencias). Ellos son gente real, tal como puedo probarlo con fotografías, video, escritos, y muchos testigos ( ver “Toltecas del Nuevo Milenio” )

He vivido 15 años de experiencia usando y desarrollando las técnicas mencionadas en los libros de Castaneda, especialmente aquellas que dan mejores resultados en la vida de todos los días. Mi esfuerzo ha sido presentar formas eficientes para usar los libros de Castaneda en la vida cotidiana sin quedarse perdido en fantasías o en estados psicóticos. Esto ha sido muy útil para mí y para mucha otra gente, con la que yo he trabajado.

Usualmente yo no escribo o hablo sobre lo que pienso, sino que lo hago sobre aquello que he hecho y hago. Esta es la razón por la cual no he incluido en mi libro todos los temas de los que Castaneda habla en los suyos, sino solo aquellos que yo he probado por mí mismo.

Castaneda me fue presentado por el mismo en la casa de un viejo amigo de el (Carlos Ortiz). Fue un encuentro con diez o doce personas, quizá 10 años atrás. Yo acostumbraba asistir a las presentaciones públicas de Carlos Castaneda en la ciudad de México cuando aquellas presentaciones no eran masivas. Yo solo recibí de Castaneda sugerencias verbales para mi trabajo, como mucha otra gente. Nunca he trabajado bajo su dirección y nunca he tratado de hacerlo, porque nunca he estado buscando un maestro, antes de conocer a Castaneda yo tenía ya mi propia conexión con los indígenas toltecas supervivientes, y mi propia conexión con el Espíritu.

Para poder aplicar de un modo equilibrado las propuestas que leí en los libros de Castaneda, utilicé las claves que aprendí entre los indígenas con los cuales me he relacionado, y también utilice una práctica real y continua durante quince años de las técnicas que desarrollé a partir de esas lecturas de las cuales he estado hablando y escribiendo en mis libros y seminarios.

Mi libro es un testimonio de mi experiencia personal y de grupo y de mucha gente que ha compartido, vivido y aprovechado esta experiencia.

Obviamente, yo no pretendo haber alcanzado la “mejor interpretación” de los libros de Castanda pero, lo que si puedo asegurar es que mi propia manera de aplicar las propuestas de Castanada, aporta y ayuda al crecimiento personal y a recuperar recursos sorprendentes escondidos en “el otro yo” de cada uno de nosotros. Cualquiera puede probarlo por sí mismo utilizando las técnicas de mi libro o asistiendo a alguno de mis talleres.

De cualquier manera, estos comentarios no son la razón principal para escribirle. La razón principal de mi carta es expresar mi opinión respecto a la utilidad de continuar publicando el Boletín Nagualist. Yo pienso que hay muchos resultados distintos en la gente que ha practicado con los libros de Castaneda. Buenos resultados y malos resultados. Conocer lo que otra gente con intereses similares esta haciendo es muy bueno, especialmente cuando estamos hablando de lo que hicimos, no solo de lo que pensamos. Maneras apropiadas de utilizar las técnicas pueden ser útiles para otras personas. Para mi la buena manera de utilizar las técnicas puede ser verificada por los resultados que se producen en nuestra vida cotidiana y no por el hecho de que Carlos Castaneda las aprueba o no, especialmente cuando casi nadie sabe lo que en verdad esta buscando Carlos Castaneda. Dado que los libros de Castaneda son materia pública no debe haber razones para dudar en trabajar, hablar o escribir sobre ellos.

Nagualist parece ser el raro tipo de esfuerzo donde la intención altruista es obvia, además para el tipo de gente que acostumbra leer esta lectura, Nagualist es una importante oportunidad para saber que ello no están solos y algunas veces para conocer que ellos no están locos por no conformarse con solo comprar libros, hablar sobre ellos o tomar un seminario de fin de semana. Ellos quieren vivir el conocimiento y encontrar su propia conexión con el Espíritu. Mucha gente ha estado trabajando muy fuerte, piensen en ellos también y no solo en la opinión de Toltec Artist.

¡Sigan luchando!.

Víctor Sánchez.

P.D. Pueden publicar esta carta si lo desean.

Relatos de Don Carlos que no se encuentran en libros

Relatos de Don Carlos que no se encuentran en libros

—————————————-

Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 18/07/2005 9:00

Relatos de Don Carlos que no se encuentran en libros

En algunas ocasiones en el pasado, cuando se realizaban seminarios de tensegridad en Los Ángeles, Don Carlos contaba algunas historias que no aparecen en ninguno de los libros. A veces él mismo contaba dichas historias en el mismo seminario, o en reuniones que él sostuvo con hispanoparlantes un día después de terminados los seminarios. En otras ocasiones, durante el transcurso de dichos seminarios, el explorador azul leía partes de un libro, escrito por Don Carlos, y que contenía partes o fragmentos de su vida.

HISTORIA DE EL HIJO POSTIZO.
Seminario de pasadena :

Don Carlos comento, que en el pasado, por un tiempo, el había convivido con un niño a quien él había querido mucho. ese niño a quien él había querido adoptar, tuvo que ser devuelto a su madre quien lo reclamo después de algún tiempo. comento, que aquel niño del pasado era en la actualidad un hombre. Pero lamentaba que ahora lo buscara por intereses económicos. Contó que al inicio de el seminario de Pasadena, se presento dicho niño-hombre a exigirle una cantidad de miles de dólares amenazándolo de que si no accedía, el armaría un escándalo con objeto de perjudicarlo. El niño-hombre argumentaba en su reclamo, que Don Carlos era un Hombre rico , mientras que el era pobre y necesitaba el dinero. Don Carlos le dijo que el no tenia en realidad nada , y que no iba a acceder a sus requerimientos. ante lo cual el niño-hombre había partido enojado. Después de este relato, mi impresión fue, que Don Carlos se veía emocionado. El nos comento que en realidad el no tenia dinero, que no lo necesitaba, pues el estaba listo y presto a partir al infinito en cualquier momento. Estuve presente en dicho seminario, y les puedo comentar, que la platica de Don Carlos en esta historia, mostraba no a un hombre interesado en defenderse, sino a un hombre emocionado, al percatarse de la situación moral de alguien que seguramente fue para el, un ser querido.

HISTORIA DE LA PERDIDA DE LA VISION DE UN OJO.
Seminario de Mexico/centro-asturiano

Don Carlos comentó, que en uno de sus viajes a lo desconocido, había encontrado un mundo donde la visión era de 360 grados, situación no posible para las características del ser humano. Dijo que al entrar a dicho mundo, lo atrapó la fuerza centrífuga que obligaba a dicho tipo de visión y que el al girar tan imprevista y desproporcionadamente, había perdido la visión de un ojo. Creo que se refirió a la pérdida de un ojo.

HISTORIA DEL DOCTOR CATS.
Platica con Hispanoparlantes.

Don Carlos comentó que en su juventud él había trabajado como ayudante de un médico Siquiatra. Tal médico confiaba en él , y le permitía realizar las consultas con los pacientes. Don Carlos comentó que tal vez había tratado a doscientos pacientes. Se percató de que la mayoría de tales pacientes acudían con un siquiatra con tal de reparar algún ego malherido. y que hacía que las personas llegaran a pagar una cantidad importante de dinero , con tal de ser escuchadas por alguien. Comentó un caso , sobre una mujer inmensamente gorda que acudía como paciente, y que le había comentado su intención de suicidarse. El le había hecho ver la insensatez de tal intención. Sin embargo supo un tiempo después, que habían encontrado a dicha mujer colgando de un lazo en el interior de su casa. El lamentaba que la señora no hubiera podido encontrar otra salida para evitar tal decisión.

HISTORIA DEL TRABAJO DE INSTALADOR DE ANUNCIOS.
Platica con Hispanoparlantes.

Don Carlos contó que en su juventud, había desempeñado diversos trabajos , uno de los cuales había sido como ayudante de una compañía que instalaba anuncios espectaculares. El platicó que en una ocasión, él ayudaba a instalar un anuncio en un edificio de varios pisos cuando de repente se desprendió una tarima que le servía de soporte. El solo alcanzó a detenerse con ambas manos de una de las orillas de tal anuncio. cuenta que él gritaba desesperadamente para que alguien viera su situación y lo ayudara. Cuando su supervisor se dio cuenta solicitó la ayuda de los bomberos para rescatarlo. El decía que pensó seriamente que ese era su fin. Cuando la ayuda llegó , y fue bajado , se sorprendió cuando se entero de que había estado más de dos horas colgando todo su cuerpo y sosteniéndose únicamente con las puntas de sus dedos. Comentó que cuando vemos en peligro nuestra vida, somos capaces de hazañas increíbles