Experiencias con comerciales

En situaciones ideales, los comerciales/vendedores ni se acercan a uno, pero siempre tenemos días en los que podemos acabar cruzándonos con ellos. Hoy era uno de esos días para mí, no ha estado mal para refrescar algunas cuestiones.

Pero ya no hacen comerciales como los de antes…

Bajando por las escaleras del centro comercial me aborda un vendedor con pinta de modelo de anuncio de calcetines, pero de una conocida empresa de asistencia en carretera y servicios tipo seguros de viaje. Sacando el 75% de posibilidades de que me interese el producto, cabe una posibilidad y le digo, bueno, explíqueme. Entonces me lleva a una mesa con sillas, toma un folleto y empieza a leer por encima las características del servicio con una entonación propia de un alumno de primaria, dejando las frases por terminar. Además se autointerrumpe constantemente con comentarios a la búsqueda de empatización(?) del tipo “porque usas perfume, verdad?” – “Pues no“.

Después de pasar un rato así, esperando a que acabara y resistiendo la tentación de sacarle el folleto de las manos para leerlo yo misma, me dice:

-Bien, pues si estás de acuerdo, te llegará la targeta en X días.
-De acuerdo con qué?
-Creo que el proucto te interesa.
– Yo no he dicho tal cosa; no suena mal, pero hay que revisar las cláusulas, ver si me sirve realmente o no y compararlo con otros del mismo tipo – con la delicadeza de no mencionar que a esas alturas no había especificado ni el precio exacto, ni la forma de pago, ni la duración del contrato- .
Además, trabajo en turno de noche, y aún no he dormido, – me interrumpe para decir que tengo buen aspecto, lo cual es falso, y además no sirve, estoy consciente de mis circunstancias y no me acomplejan en absoluto, el comentario sólo lo deja como un adulador- así que no creo que sea el momento para tomar una decisión de este tipo.

Se enfada porque supongo que creía el negocio cerradísimo, y me dice:
– Ah y entonces que hago explicándote todo esto, me hacías perder el tiempo. -Yo lo miro con cara de ” Te recuerdo que es tu trabajo, por el cual me has abordado, y yo te he dado una oportunidad”-.
Deberías decir que decir sí o no ya – ¿Por qué, hay alguna ventaja en tomar la decisión en este momento y no en otro cualquiera?-.

Más enfadado aún;

– En todo caso te dejo mi teléfono, aunque la mayoría de personas me dicen que llamarán y no lo hacen.
– Yo no te diré eso, si me interesa te llamaré y sino, no veo el motivo.
– Pues por cortesía, será que por esto de ser comercial la tengo por defecto…

Y, pues ya, directamente le he sonreído, le he dicho “gracias” y me he ido porque me he estado a punto de decirle que, cuanto menos, un buen comercial conoce su producto – que es lo que tiene que vender y no a sí mismo!- y es capaz de anticiparse a las dudas y señalar correctamente los puntos que puedan interesar a un cliente potencial, al que además debería considerar un individuo que no tiene porqué encajar con el sujeto de ejemplo del manual de procedimientos.
Pasar directamente a la fase de halagar, crear culpabilidades, dar a entender que el cliente potencial le debe algo, o es falto de cortesía, es sólo una muestra de incompetencia.

No me extraña que con estos niveles de profesionalidad el recurso en auge sea robar datos privados para hacer directamente los contratos a espaldas del consumidor. Ya ni para vendedores sirven.

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