Lobos en Norteamérica

Fuente: National Geographic Ed. España, vol.2, nº5 , Mayo 1998, pp.72-99
Nota: Se omiten los comentarios a pie de imágenes.

EL REGRESO DEL LOBO

Por: Douglas H. Chadwick
Fotografías de Joel Sartore

Durante miles de años, el lobo común ha sido uno de los mamíferos con mayor distribución sobre la Tierra. A principios de este siglo, se le había cazado con trampas, envenenado y disparado hasta casi su extinción en la mayor parte de Estados Unidos.
Aunque un plan federal para la reintroducción de lobo en algunos de sus antiguos hábitats ha tenido mucho éxito, todavía existe una fuerte controversia, tanto sobre el terreno como en los tribunales.

Los lobos devoran kilómetros con su trote infatigable. Este ejemplar era negro y se desplazaba como una silueta por los remotos campos nevados de abril. Mientras enfocaba su telescopio, la joven investigadora dijo que, según creía, se trataba del macho alfa de la manada de los depredadores más controvertidos de América del Norte, que había colonizado la Blacktail Deer Plateau, situada entre los pliegues noroccidentales del Parque Nacional de Yellowstone. A este lobo se le conocía como Número Dos.
El lobo se dirigía hacia la carroña de un uapití que su manada había abatido el día anterior. Los cuervos se dispersaban a medida que el carnívoro se aproximaba. Dos águilas calvas carroñeras volaron pesadamente hasta la copa de un álamo temblón. Un coyote solitario, que arrancaba trozos de carne de los huesos, no miró hacia arriba, y debería haberlo hecho.
Desde que en 1995 las autoridades empezaron a reintroducir lobos en Yellowstone, 69 años después de que se capturara con trampa el último ejemplar, los lobos habían matado a la mitad de los coyotes en la zona en que coincidían sus áreas de distribución, provocando una reducción de sus territorios, sus movimientos y sus grupos sociales.
Y entonces, de repente, el lobo negro rompió a correr. En el último momento, el coyote escapó a toda velocidad hacia la ladera de un montículo arbolado. La próxima vez que apareció, el lobo le seguía a unos 10 metros y continuaba acercándose. Momentos después los volví a ver a apenas 5 metros de distancia. Estaban tumbados y ambos meneaban la cola. Entonces el lobo se quedó frente al coyote, se inclinó sobre su cuarto trasero y meneó la cabeza: una invitación canina al juego. “Bueno – dijo la investigadora-, creo que éste no es Dos. Tiene que ser Número 56.”

El lobo común, Canis lupus, todavía es frecuente en Alaska y Canadá. Pero en otros lugares de América del Norte se libró una guerra sin cuartel, con rifles, trampas y venenos, contra estos animales durante más de 300 años. En 1967, los expertos declararon que la especie estaba amenazada de extinción al sur de Canadá. En 1974, el lobo común obtuvo finalmente una figura de protección bajo el Acta de Especies en Peligro.
Para averiguar cómo les iba a los lobos había decidido seguir la trayectoria de su reubicación en la zona más apartada de Yellowstone y en las tierras salvajes del centro de Idaho, su migración espontánea desde Canadá hasta el norte de Montana y su expansión natural en Minnesota. Aprendí a leer las huellas frescas. Aullé con los biólogos, bajo las estrellas, para incitar a las manadas de lobos a responder al aullido y revelar de este modo su posición. Y ahora estaba observando a Número 56, famoso por ser el primero a la hora de jugar y el último a la hora de luchar, mientras mantenía un careo juguetón con un coyote.
Al igual que los seres humanos, los lobos muestran una gran variedad de temperamentos y de peculiaridades psicológicas. Su estructura familiar es más parecida a la nuestra que la de muchas sociedades de primates. La lealtad y el afecto hacia sus parientes son dos de las características más fáciles de observar en el lobo común. La curiosidad es otra de estas características. Si el modo en que los lobos aprenden, se comunican y se entretienen también describe a los perros, ello se debe a que nuestros antepasados de la edad de piedra crearon el Canis familiaris domesticando el Canis lupus. Genéticamente, ambos son todavía el mismo cánido, capaces de cruzamiento.
La combinación de fuerza, inteligencia y comportamiento coordinado de la manada hizo de los lobos una especie estremadamente próspera. Con un área de distribución que se extiende por Europa, Asia y América del Norte, desde el gran Ártico hasta el centro de México, el lobo común ha sido durante milenios el mamífero terrestre más difundido después del hombre. Este carnívoro, el mayor de los cánidos – entre 35 y 55 kilogramos de peso -, también fue uno de nuestros competidores más inteligentes en la búsqueda de carne. Pero cuando los humanos empezaron a depender del ganado, el respeto por el lobo dio paso al aborrecimiento.
En la época medieval, un bestiario advertía a los lectores de que el propio diablo “guarda semejanza con un lobo, quien siempre está examinando a la raza humana con su maléfica mirada y merodeando misteriosamente por los apriscos de los fieles”. El derroche de propaganda en contra de los lobos durante siglos revela el arraigo del animal en nuestra psique, pese a que las leyendas de los indios norteamericanos consideran a este animal una deidad y el fundador de los clanes humanos. Para bien o para mal, estos grandes depredadores siguen recordándonos con su inquietante canto algo de nosotros mismos.

Con la excepción del sudeste de Estados Unidos, que era el dominio de una especie algo más pequeña conocida como lobo rojo, Canis rufus, el lobo común se extendía originariamente de costa a costa por América del Norte. Había cientos de miles de individuos repartidos en numerosas subespecies, entre ellas el lobo mexicano, cuyo territorio abarcaba el sudoeste de Estados Unidos.
Pero allí dónde los europeos se asentaban en el Nuevo Mundo, a continuación se producía la exterminación de los lobos. Durante muchos años, las agencias gubernamentales pagaron recompensas en metálico y los cazadores federales siguieron el rastro de los supervivientes incluso dentro de los parques y refugios. Un cazarrecompensas particular tendió trampas durante seis meses a través de 6700 kilómetros cuadrados de tierras limítrofes entre Wyoming y Dakota del Sur con el propósito de capturar a un único ejemplar, y lo consiguió.
Tras ser exterminados en la mayor parte del Este mucho antes de fines del XIX, los lobos comunes desaparecieron del Oeste en losaños treinta. Hacia los años sesenta, los únicos lobos que sobrevivían al sur de Canadá eran unos pocos individuos que se refugiaban como bandidos en la Sierra Madre de México, otros cuantos en Isle Royale, en el lago Superior, y entre 300 y 700 en el extremo norte de Minnesota.
Joe Baltich, Sr., ex jefe de policía en Ely, Minesota, me enseñó una vieja fotografía en la que aparecían once lobos colgados de un poste junto a una avioneta aparcada en la nieve. La escena tuvo lugar en los años cuarenta. Minesota ofrecía en aquella época jugosas recompensas por los lobos y Baltich, que tenía 15 años,acababa de ayudar a su hermano a matar desde el aire a ocho ejemplares. “Pasamos parte del invierno viviendo de esto”, recordaba.
Las recompensas se acabaron en 1965 y el entusiasmo de Baltich por poner trampas se fue convirtiendo poco a poco, y muy a su pesar, en admiración por el lobo.
Joe Jr., el hijo de Baltich, vino a sentarse con nosotros. “Solía acompañar a papá a cazar lobos con trampas – nos comentó-. Ahora se podría decir que atrapamos turistas utilizando los lobos como cebo.” Las excursiones de ecoturismo son ahora la especialidad de la familia y los lobos locales son sin duda la principal atracción. “Basta con encontrar deyecciones frescas en una de las pistas que preparamos para la práctica del esquí de fondo para que los visitantes se emocionen”, decía Joe Sr. Su hijo añadió “No se trata realmente de los lobos. Se trata de cómo cambian las personas”.
Muchas especies en peligro necesitan hábitats especializados para vivir o se reproducen muy lentamente. Para ellas, la recuperación puede ser un asunto largo y delicado. Pero los lobos son resistentes, ecológicamente elásticos, se reproducen muy deprisa y recorren grandes distancias. Unos ejemplares equipados con collares radiotransmisores que se habían alejado de su territorio fueron rastreados a casi 900 kilómetros. Los lobos pueden prosperar en casi cualquier tipo de hábitat que les ofrezca alimento. Su destino en el mundo moderno depende mucho menos de la biología que de la opinión que de ellos se tenga.
Y como las opiniones cambian, Minnesota alberga hoy a más de 2000 lobos, y la población se está expandiendo hacia la zona norte de Wisconsin y la península Superior de Michigan, que albergan cada una un centenar de animales como mínimo. Ely se enorgullece de poseer una nueva institución lla,ada International Wolf Center. Las 50000 personas que acuden anualmente, atraídas por su recinto de lobos vivos, su museo de exposiciones y sus clases sobre el terreno aportan una cantidad estimada de tres millones de dólares a la economía local.
Pero la antigua imagen de los lobos como seres maléficos y astutos ha tardado mucho en desaparecer en el país de los cowboys, el Lejano Oeste, donde las historia de los bisabuelos sobre famosos asesinos de rebaños todavía se conservan frescas en la memoria. Una razón por la cual el Viejo Oeste creó este tipo de historias es que, al parecer, por aquel entonces los carnívoros no tenían mucho más que comer. La caza no regulada había eliminado 60 millones de bisontes y dejado bajo mínimos a las poblaciones de uapitís, de berrendos e incluso de los resistentes ciervos. Los lobos que se cambiaron a la “carne mansa” fueron eliminados y estuvieron ausentes durante casi medio siglo, hasta que algunos ejemplares canadienses bajaron por la Divisoria Continental durante los años ochenta para colonizar una parte del Parque Nacional Glacier en Montana.

Los vástagos de los lobos pioneros del Glacier fundaron otras manadas más al sur, a lo largo de las Montañas Rocosas de Montana. Y luego, en 1995 y 1996, durante una acción tan cargada de simbolismo como de importancia biológica, las autoridades del servicio de Pesca y Vida Salvaje (FWS) de Estados Unidos decidieron acelerar el proceso, trasplantando un total de 31 lobos canadienses a Yellowstone, el parque nacional más antiguo del país, y 35 más al Área de Vida Salvaje Frank Church-River of No Return, en el centro de Idaho. El servicio federal de vida salvaje podrá afirmar que se ha recuperado la población occidental en el momento en que se cumplan estas dos cosas: cuando se establezcan diez manadas reproductoras en cada una de las dos zonas de reintroducción y permanezcan juntas durante tres años consecutivos, y cuando se establezcan diez manadas en la región de Montana, donde continúa la colonización natural.
Los tres ecosistemas tenían al menos media docena de manadas en 1997, lo que significaba que la recuperación se había adelantado a la fecha prevista y no sobrepasaba el presupuesto. Los funcionarios del Parque Nacional de Yellowstone calculan que, hasta el momento, más de 20.000 visitantes han visto un lobo, y los estudios pronostican qye la presencia de los animales generará millones de dólares en consumo turístico sólo en la región del gran Yellowstone. La población del lago Superior ha llegado ya a un nivel que muchos consideran seguro. Con suerte, el Canis lupus será excluido de la lista de especies amenazadas en unos cuantos años, lo que constituye un gran éxito no sólo para el lobo, sino también para la propia Acta de Especies en Peligro.

La firme recuperación del lobo en el oeste de las Montañas Rocosas y en la región del lago Superior ha alentado a los científicos y a los defensores de la vida salvaje a considerar factible la reintroducción de lobos de los bosques orientales en los 2,4 millones de hectáreas del Parque Adirondack, en el estado de Nueva York.
El Parque Nacional Olympic, en el estado de Washington, está siendo evaluado como otro hogar potencial. Mientras tanto, el lobo común se ha introducido por sí mismo poco a poco en el norte de Idaho, e incluso se han visto algunos enb las vastas praderas de Dakota.
En cuanto al lobo mexicano, la subespecie más críticamente amenazada en los 48 estados contiguos, es posible que haya dejado de existir en estado salvaje. Afortunadamente, se ha criado en cautividad una población de más de 175 individuos a partir de siete supervivientes de los últimos conocidos. Los biólogos tienen la intención de empezar a poner algunos en libertad este año en las áreas forestales nacionales que se extienden por la frontera entre Arizona y México.
Antes de la suelta de lobos para reforzar la población de las Montañas Rocosas, el FWS distribuyó 750.000 documentos informativos, convocó más de 130 conferencias públicas y recopiló unos 160.000 comentarios y cartas, la mayor cantidad recibida nunca sobre el problema de una especie amenazada. Las opiniones se inclinaban decididamente a favor de la reintroducción y, lo que causó cierta sorpresa, las encuestas revelaron que la mayoría de los consultados en los estados ganaderos de Montana, Idaho y Wyoming también estaban a favor. No obstante, los ganaderos pronosticaban el fin de su sistema de vida. La sola idea de que se fuera a prestar ayuda a los lobos hizo que los vaqueros se manifestaran por las calles.
En el curso de una manifestación contra el Acta de Protección de Especies en Peligro en Ronan, Montana, Troy Mader, de la Abundant Wildlife Society de América del Norte, me entregó un folleto con la foto de un ciervo mutilado y me dijo “En Alaska y Canadá hay muchos lobos. ¿Cómo puede el gobierno decir que están amenazados e intentar metérnoslos por las narices? Los lobos son dañinos, y deberíamos tener la posibilidad de controlarlos con veneno y cacerías aéreas. Primero hay que tener en cuenta los derechos de las personas”.
El plan de reintroducción obtuvo el apoyo público, en parte porque los Defensores de la Vida Salvaje, un grupo conservacionista privado, se comprometió a indemnizar a los rancheros por cada cabeza de ganado muerta por los lobos. Además, el gobierno mitigó la protección que normalmente se otorga a las especies en peligro decretando que los rancheros de las zonas de reintroducción podían disparar a cualquier lobo que atacara a sus ganados.
Sin embargo, se ha aplazado una nueva puesta en práctica del plan de reintroducción mientras un tribunal federal decide sobre su legalidad. Consideremos el caso de dos lobos a los que afectó el plan de recuperación: un macho gris de un año y una joven hembra negra. Sus vidas transcurrían en áreas separadas de los bosques canadienses cuando cada uno de ellos fue capturado, drogado, enjaulado y enviado por avión junto con otros lobos a un lugar de puesta en libertad en Idaho. Esto sucedió a principios de 1995.
Un año después, durante la primavera de 1996, el macho, designado como B7, y la hembra, B11, vagaron hacia el este a unos 150 kilómetros de Idaho hasta el valle de Big Hole, en Montana, donde, después de no causar problemas durante varios meses, tomaron parte en la muerte de una novilla.
Un agente de los Servicios de Vida Salvaje del Departamento de Agricultura de Estados Unidos despegó en un helicóptero para disparar a la pareja dardos con drogas inmovilizadoras. Alcanzó a B7 pero, como el dardo se clavó en el hueso y no inyectó el líquido, el macho escapó. En cambio, sí pudo capturar a su compañera. La hembra fue trasladada a una zona de Idaho situada a 250 kilómetros de distancia y allí fue liberada. Once días después, estaba otra vez de vuelta en el Big Hole con B7. Tardaron meses en capturarlos y devolverlos a las apartadas tierras de Idaho, donde un recinto recién construido con un cercado de tres metros y medio de altura debía retenerlos hasta la primavera siguiente, fecha en que serían liberados bastante más al norte. Pero B7 logró saltar la cerca. Durante dos semanas estuvo rondando por las inmediaciones, intentando entrar para reunirse con B11 o liberarla de algún modo. Finalmente, volvió al este solo.
Un vaquero lo avistó en el Big Hole a principios de abril. El lobo estaba en las lindes de un nevado pastizal paridera, alimentándose de placentas. Oí la noticia y conduje todo el día para acudir al lugar. Cuando llegué acababan de dispararle otra vez un dardo desde un helicóptero. Entonces tenía tres años de edad, estaba sano y pesaba 48 kilogramos. Sin embargo, sus dientes parecían los de un animal viejo, rotos y desgastados de tanto morder en los cercados metálicos en los que había estado confinado.
Visité el valle de Big Hole una vez más para conversar con Bob y Arlene Peterson, propietarios del pastizal paridera en el que B7 había estado merodeando.
“No odio ni culpo a estos animales – dijo Bob Peterson-. El lobo está haciendo lo que Dios le mandó hacer. No es culpa suya si forma parte de este programa federal.”
B7 fue enviado por avión para reunirse con B11 en el cercado de Idaho, cuya parte superior había sido ampliada ahora con una valla más amplia. En el verano de 1997 se les dio una última oportunidad de libertad. Si alguno de ellos molestaba al ganado a partir de entonces, ambos serían abatidos. Pero si pueden resistir en su nuevo territorio, y de algún modo construirse un hogar como el que tenían en Canadá antes de que fueran arrancados de allí, qué historia encerrarán sus cuerpos patilargos y sus ojos interrogadores.

El programa de recuperación del lobo de Idaho está gestionado por la tribu nez percé. Asistí a un powpow (gran reunión ceremonial) de primavera en la pequeña población de Kamiah, en la Reserva Nez Percé. En la ladera de una colina que domina el río Clear Water me encontré con Ken Bourgeau, que trabaja en el departamento forestal de la tribu. Se estaba poniendo un collar de plata y hueso. La capa que vestiría para las danzas de la tarde tenía una cola peluda.
“Mi padre compró esta piel de lobo en el norte de Washington – me dijo Bourgeau-. Mi padre me enseñó a respetar a todos los seres vivos. Me siento orgulloso de pertenecer a esta tribu y de formar parte del regreso de los lobos. Tenía que ser así, porque ya estaban aquí desde que existen las montañas.”
Otro danzante tradicional, Dan Spaulding, añadió: “ El lobo vuelve a cerrar el círculo”.
Otras personas no están tan seguras de que todo ser vivo tenga derecho a la existencia. Aunque la depredación que ejercen los lobos sobre el ganado en el oeste ha sido leve, las cifras van en aumento, lo que lleva a mucha gente a plantearse preguntas cómo éstas: ¿Qué sucederá cuándo vuelva a haber manadas en el territorio? ¿Realmente podremos vivir con ellos?
Volví a Minnesota, donde me encontré con el ganadero Julian Brzoznowsky, en cuya propiedad de 400 hectáreas se han capturado en las dos últimas décadas casi tantos lobos como existen en el oeste: 200 como mínimo. “Estos ecologistas… – suspiró-; Si alguien les robara el coche, querrían un juicio. Pero no les importa si los lobos me roban todo el ganado.” La acción legal emprendida por Brzoznowsky ayudó a que el estado empezara a pagar indemnizaciones por los daños causados por los lobos.
Sin embargo, la situación de Brzoznowsky es un caso extremo. Su rancho, una isla de prados despejados y cubiertos de hierba en una inmensa extensión de bosque próxima a Canadá, es el centro de media docena de territorios de lobos que se solapan. Las estadísticas a nivel estatal narran una historia mucho más pacífica. Dentro del área ocupada actualmente por más de 2.300 lobos hay unos 8.000 ranchos y granjas. Durantes los últimos años, tan sólo entre 70 y 90 granjas – aproximadamente un uno por ciento- sufrieron daños. Los casos registrados desde 1979 hasta 1996 muestran un promedio de 43 ovejas y 38 vacas depredadas al año por lobos, o aproximadamente una oveja de cada 400 y una vaca de cada 6.100 en el país de los lobos. La cantidad que el estado paga anualmente para compensar a los ganaderos de las pérdidas causadas por los lobos asciende a unos 32.000 dólares.
“Resulta gracioso que los lobos sean el foco de tanta discusión, ¿no crees? – me decía Bill Paul, especialista en lobos de los Servicios de Vida Salvaje para Minnesota, mientras dejábamos atrás unos pálidos abedules cuyas hojas a penas empezaban a salir-. Minnesota tiene piscifactorías que pierden cada una 50.000 dólares al año por culpa de las aves. Cuando se inició aquí el programa de recuperación de lobos, los ganaderos creían que los depredadores iban a devorarlo todo. Ahora se dan cuenta de que no es un problema tan grande como pensaban en un principio.”
A los lobos que causan problemas en Minnesota ya no los trasladan. Los capturan con cepos de acero y les disparan una bala en el cerebro. Unos 200 mueren de este modo cada año. Mientras llegábamos a los pastizales de Emery Erola, me acordé de que la tarea de Bill Paul era aumentar el total.
Mi memoria evocó la escena que se produjo aquí a principios de semana: una vaca mugía con fuerza entre las flores amarillas del prado, negándose a abandonar el cuerpo medio devorado de su ternero recién nacido, y Erola, un hombre de voz suave, murmuró: “Esto me está empezando a fastidiar de verdad”.
Entonces Paul miró al lugar de los hechos. Había huellas frescas en el barro y surcos por donde habían sido arrastrados la cadena y los ganchos de anclaje de una trampa.
Momentos después, Paul encontró al lobo atrapado junto a un árbol caído, en el límite del bosque. Tenía una pata desgarrada y dos huesos rotos. Alguien le había disparado un tiro de gracia en el pecho.
Considerémoslo con detenimiento. Cuando hay lobos, es inevitable que se produzcan muertes. Para que ellos vivan, deben morir necesariamente las presas salvajes. Cuando otras circunstancias provocan el declive de las presas salvajes, el ganado muere. Entonces se mata a determinados lobos para que la gente permita vivir a otros.

“Nos pasamos años educando a la gente para que no matara a los lobos”, me dijo una vez Ed Bangs, el coordinador del programa de recuperación de lobos del FWS. En cuanto se declare recuperada la población de lobos, y ya no se los considere oficialmente en peligro, ni siquiera Bangs está seguro de la forma que adoptará la gestión de estos animales. La autoridad sobre la especie revertirá entonces a cada uno de los estados, que pueden tomar la decisión de considerar al lobo una pieza de caza.
Teniendo en cuenta la capacidad de aprendizaje tanto de los lobos como de los humanos, existen alternativas a futuras guerras políticas contra los lobos, por lo menos para las pequeñas explotaciones ganaderas. Las más eficaces son simples mejoras en el manejo del ganado, como trasladarlo a zonas más seguras durante la vulnerable estación de los nacimientos. La rápida eliminación de los animales que mueren por otras causas es crucial, no sólo porque la carroña atrae a los depredadores, sino porque puede enseñar a los lobos inexpertos a considerar el ganado como un alimento. También está aumentando el interés por los perros guardianes criados y entrenados ex profeso. Los destellos de luz y los dispositivos acústicos también pueden funcionar como medidas disuasorias temporales.
Uno de los métodos más eficaces de control de los lobos fue inventado hace milenios. Se trata del propio sistema territorial del animal, cuyos límites define rociando orina.
Mike Nelson, una de las principales autoridades en ciervos del país, y David Mech, un experto federal en lobos, han estado documentando la relación entre estas dos especies durante tres décadas. Sus datos demuestran que el número de ciervos se ve afectado principalmente por las condiciones invernales – profundidad de la nieve, frío y comida disponible -, pero rara vez por los lobos.
En las manadas de lobos pequeñas sólo se reproducen la hembra y el macho dominantes. La supervivencia de los cachorros puede aumentar con el incremento de las poblaciones de ciervos pero, en cuanto una manada empieza a crecer más allá de un cierto punto, las tensiones sociales se agudizan hasta que los miembros empiezan a dispersarse. En los lugares en que los investigadores llevan el control, el número de lobos se ha mantenido siempre entorno a uno por cada 25 a 24 kilómetros cuadrados y, según Mech, es muy probable que se prosiga así hasta que el número de ciervos aumente o disminuya de forma radical.
Una manada no puede ampliar su territorio sin invadir uno ajeno, lo que provoca una pelea en la que los contendientes tienen grandes probabilidades de sufrir lesiones o incluso de morir. De hecho, aquí la causa principal de mortalidad entre los lobos son los lobos vecinos. En Yellowstone hay nada menos que 35.000 uapitís: demasiados, dicen algunos, indicando los signos de deterioro de la zona debido al exceso de pastoreo. Los defensores de los lobos sostenían que la reintroducción ayudaría a equilibrar las poblaciones de uapitís. Es posible, pero las pocas decenas de lobos que viven actualmente en medio de tanta abundancia de presas ya han empezado a matarse entre sí en conflictos territoriales.
Incluso cuando están separados por su sistema territorial, los lobos se mueren de hambre, sobre todo los jóvenes. El moquillo, el parvovirus, la Dirofilaria immitis y los parásitos intestinales se cobran su tributo, afectando con mayor dureza a las poblaciones más numerosas. La enfermedad de Lyme también les afecta. La sarna, provocada por la parasitación del ácaro Sarcoptes scabei, se está extendiendo entre las manadas de la zona del lago Superior y puede causar pérdida de pelo y una muerte lenta por congelación. La preocupación de que los lobos se sigan multiplicando hasta eliminar a las presas es infundada. Los seres humanos lo han hecho, pero los lobos rara vez.
Por otra parte, la teoría de que los lobos sólo matan a los animales viejos u enfermos tampoco se sostiene. “Los datos muestran que los lobos atacan principalmente a los ciervos más jóvenes, con menos de un año de edad – me explicó Nelson-. Los animales viejos y débiles son normalmente el segundo objetivo.”
Además, de vez en cuando matan más de lo que pueden comer, en especial cuando las presas avanzan con indecisión por la nieve. Aunque este exceso de muertes permite a la manada tener más carne para alimentarse en el futuro, nos causa la impresión de que se trata de una matanza gratuita.
“Cada lobo mata un promedio de 18 a 20 ciervos al año – añadió Nelson -. Las manadas pueden afrontarlo.” El predominio de inviernos por lo general moderados desde los a los setenta hasta 1995 ha permitido que el número de ciervos en la tierra de lobos de Minnesota se triplicara a pesar del incremente de la población del carnívoro y de que los cazadores y los conductores de vehículos matan unos 200.000 ejemplares cada año.

La siguiente vez que vi a David Mech estaba sobre un cerro de Yellowstone, con los prismáticos apretados contra sus ojos, expeliendo vaho en el aire frío. “Este se ha convertido en el mejor lugar del mundo para observar lobos”, me dijo. Mech ha observado al Canis lupus por todo el mundo y, en fechas recientes, ha iniciado un estudio intensivo en la cordillera norte del parque. Entre las laderas de las montañas se extienden vastos herbazales veteados de artemisa, lo que permite tener a los animales a la vista durante innumerables horas. La luz del sol y los frescos vientos de montaña despejan las sombras que siempre parecen envolver al lobo de las tradiciones de Europa y los bosques del Norte. Lo que se ve es sólo un poderoso depredador que desempeña su papel en una variada comunidad de otros carnívoros y de potenciales presas de ungulados.
La manada de lobos que había frente a nosotros se desplazó de un grupo de uapitís al siguiente, calibrando sus posibilidades. Algunas veces, los uapitís corrían más que los lobos. Un uapití macho giró con tal rapidez frente a un perseguidor que una cuerna suelta salió volando de su cabeza. Otros se agruparon y se mantuvieron firmes, repeliendo las incursiones con patadas violentas. Como la pata anterior de un uapití podría triturarles fácilmente las costillas o abollarles el cráneo, los lobos hacían asaltos fingidos, meramente intimidantes, para intentar asustar a algún miembro de la manada y hacerlo huir. Podíamos percibir el ímpetu de una batalla segundo a segundo, con un desenlace no predestinado, sino únicamente una suma de la destreza, la experiencia y la determinación de cada animal, más un poco de suerte. Una mañana observé un uapití que desaparecía por la cresta de una montaña con un lobo colgando en cada uno de sus hombros. Tres minutos después reapareció – aparentemente ileso – y poco más tarde empezó a pastar mientras el par de lobos se alejaba a paso largo.
No es la única especie que se está recuperando. Al ser el principal depredador de ungulados del hemisferio norte, el lobo ejerció una influencia enorme en la selección natural de otras especies. En cada generación, resultaban vencedores aquellos que eran un poco más fuertes que la media, más ágiles, algo más veloces, quizás más comunicativos, más capacitados para mantener el grupo alerta. Durante decenas de miles de años, la prueba del lobo forjó a los uapitís, ciervos, alces, caribúes, bisontes carneros salvajes, cabras de las nieves y bueyes almizclados que hoy admiramos.
En un sentido muy profundo, el uapití es el lobo, y el lobo es el uapití, al haber influido tanto las exigencia de uno en la evolución del otro. Un proceso de configuración mutua abarca al lobo y también a sus competidores. En el lado oeste del Parque Glacier, investigadores de la Universidad de Montana descubrieron que los grizzlis de las Rocosas, los pumas y los lobos consumían un número de presas aproximadamente equivalente. Ahora que los osos grizzlis se pueden alimentar de restos abandonados tanto por los pumas como por los lobos, unos cuantos osos macho permanecen activos durante todo el invierno en vez de retirarse a la osera. Desde las semillas de huckleberry (un arbusto parecido al arándano) propagadas en las eyecciones de los osos hasta los gallos de monte que prosperan donde los lobos reducen las poblaciones de coyotes, la conexión se establece en todas direcciones.
Y yo empecé a vislumbrar lo que los nez percé quieren decir cuando hablan de que el lobo vuelve a cerrar el círculo. [FIN]

14 Commentsto Lobos en Norteamérica

  1. Vaelia dice:

    Fuente: Wolf Org. Scientific Information & Abstracts

    [url=http://www.wolf.org/wolves/learn/scientific/challenge_mech_espanol.asp]http://www.wolf.org/wolves/learn/scientifi…ech_espanol.asp[/url]

    EL RETO Y LA OPORTUNIDAD DE RECUPERAR LAS POBLACIONES DE LOBO

    Artículo publicado por L. David Mech en Conservation Biology 9(2): 270-278. Traducido por Borja Palacios Alberti

    Introducción

    El Lobo Gris (Canis lupus) fue uno de los más firmes candidatos para ser incluido en la Lista de Especies Amenazadas de los EEUU. “La criatura” simboliza en estos momentos especie en peligro y se ha convertido en una causa para numerosos grupos defensores de los animales. Posiblemente por la afinidad que tiene con los perros (Canis lupus familiaris) y seguramente porque la especie ha sido perseguida desde tiempo inmemorial (Young & Goldman 1944), se ha convertido en un nuevo mito; el despreciable y ruin lobo ha sido sustituido por el injustamente perseguido lobo.
    Debido a esta circunstancia, las últimas poblaciones de lobo fueron relegadas a las zonas mas vírgenes y salvajes de Norteamérica y a las zonas menos desarrolladas del resto del mundo. De este modo, el público en general y los gestores en conservación de la naturaleza creían que los lobos preferían naturaleza salvaje. La especie venía pues a simbolizar naturaleza salvaje; “lobos y naturaleza virgen y salvaje son inseparables.” (Theberge 1975:152).

    El lobo sobrevivió solo en estas zonas salvajes siendo exterminado de otras áreas. Después de que la Ley de Especies en peligro de extinción de EEUU de 1973 protegiera al lobo en 48 Estados contiguos y de que la actitud del público hacia los lobos mejorara, la especie empezó a colonizar una gran variedad de hábitat y a demostrar que no requerían solo naturaleza virgen y salvaje. Sus poblaciones han empezado a recuperarse en el Norte de EEUU y en diversas áreas de Europa. La cuestión futura no será como salvar al lobo sino será cómo realizar el mejor manejo de la especie. Este artículo describe la historia de su status así como de su recuperación y analiza el dilema de su manejo.

    Historia y persecución

    Originalmente, los lobos grises se distribuían a través de todo el Hemisferio Norte allí donde existían grandes ungulados. Era común en la mayoría de las regiones entre el paralelo 20 (mitad de México e India) y el polo Norte, habitando áreas tan diversas como Israel o Groenlandia y soportando temperaturas entre los -40· y los +40·.

    Cualquier especie de ungulado silvestre además del Castor (Castor canadensis) y la Liebre Artica (Lepus arcticus) es presa potencial del lobo; los lobos además pueden fácilmente cambiar hacia presas de animales domésticos por las salvajes. Los conflictos entre los lobos y los humanos comienzan tan pronto cuando el hombre empieza a domesticar a los ungulados.

    Las armas de fuego, los venenos y las trampas fueron utilizadas sin piedad contra los lobos con devastadora eficacia (Young & Goldman 1944). En Eurasia, la mayoría de las poblaciones de lobo llegaron a su punto más bajo entre los años 1930 y 1960 (Pimlott 1973; Delibes 1990; Promberger & Bibikov 1993). En las regiones más desarrolladas de Eurasia los lobos desaparecieron excepto de los Apeninos en Italia, de los montes cantábricos del Norte de España, de los Cárpatos del Este de Europa, de ciertas áreas del Norte de la antigua Unión Soviética así como de las llanuras y regiones montañosas de Asia. Algunas poblaciones también permanecieron en los desiertos de Oriente Medio. En Norteamérica, la cifra de lobos más baja corresponde a finales de los años 50. Poblaciones primigenias sobrevivieron en Canadá y Alaska (Mech 1970). En los 48 Estados contiguos de los EEUU solo existían lobos en las partes más salvajes del Norte de Minnesota y en el cercano Parque Nacional de la Isla Real en el Lago Superior.

    Revolución medioambiental

    La revolución medioambiental fue planteada en la primera norma sobre especies en peligro de extinción de los EEUU; se trataba de la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1966. Esta Ley no protegía las especies en peligro sino que únicamente animaba a las agencias federales a darles una especial consideración y a promover su recuperación.

    En este tiempo la información sobre los lobos era anecdótica y basada en rumores. Las primeras notas de Young & Goldman (1944) y los estudios de campo en el Monte McKinley de Murie (1944) fueron prácticamente la única información válida publicada, siguiendo luego unos pocos estudios más. Después del gran impacto producido por la investigación de Durward Allen sobre los lobos y los alces en el Parque Nacional de Isla Real publicado en el National Geographic (Allen & Mech 1963), los estudios sobre los lobos se multiplicaron. En 1967 fue celebrado el primer Symposium sobre el lobo, organizado por la Sociedad Americana de Zoólogos dando lugar al manifiesto de 1967 en el American Zoologist. Para entonces toda la fuerza del movimiento medioambiental se podía notar. Organizaciones privadas sobre el lobo surgen en muchas áreas convirtiéndose la especie rápidamente en popular en los EEUU y en el extranjero.

    En Italia Luigi Boitani y Eric Zimen fueron los pioneros en estudiar al lobo en los Montes Abruzzos, al este de Roma (Zimen 1981; Boitani 1986). El Fondo Mundial para la Vida Salvaje (WWF) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) tomaron gran interés y el lobo fue incluido en el Libro Rojo de las especies en peligro de extinción de la UICN. El Grupo de Especialistas del Lobo de la UICN fue creado en 1973 (Pimlott 1975).

    Mientras tanto el radioseguimiento, técnica especialmente útil para investigaciones sobre el lobo, se desarrolla a partir de los años 60 ( Cochran & Lord 1963). Los lobos eran difíciles de estudiar con los métodos tradicionales ya que estaban restringidos a las áreas más salvajes, son huidizos y sus poblaciones tenían una baja densidad. Kolenosky y Johnston (1967) fueron los primeros que utilizaron la técnica del radioseguimiento con lobos en Ontario. Mech y Frenzel (1971) combinaron esta técnica con el seguimiento aéreo y numerosos estudios usando estas técnicas empezaron a realizarse.

    La segunda Ley de Especies en Peligro de Extinción de EEUU, aprobada en 1973, protege al lobo en 48 Estados contiguos a partir de Agosto de 1974. Equipos de recuperación fueron designados por el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de los EEUU para las tres subespecies de lobo, – el lobo de los bosques, el lobo de las Montañas Rocosas y el lobo mexicano -, además del lobo rojo (U.S. Fish and Wildlife Service 1975, 1982a, 1982b, 1987). Al principio muchos lobos fueron matados ilegalmente (Mech 1977) pero luego sus capturas decayeron y fueron expandiéndose (Fuller et al. 1992), recolonizando primero las áreas mas remotas y sus alrededores, reforzando la idea de “criatura” salvaje.

    La mayoría del público malinterpretó el status del lobo como especie en peligro de extinción en los 48 estados contiguos pensando que esto significaba que no existían lobos en ninguna otra parte del mundo. Los grupos privados empezaron a criar lobos a fin de restaurar sus poblaciones, sin darse cuenta de que Canadá ya por si misma, tenía 50.000 ejemplares. La aparente dependencia del lobo de áreas salvajes fue cuantificada en los años 70 y 80 utilizando la densidad de carreteras como método de medida. Las carreteras fueron las rutas por las cuales tanto el público como el gobierno habían sido capaces de matar lobos. Thiel (1985) encontró que los lobos que recolonizaban Wisconsin solo vivían en aquellas zonas donde la densidad de carreteras era menor a 0.6 km. por km2, valores corroborados para Michigan (Jensen et al. 1986) y para Minnesota (Mech et. Al 1988). El lobo entonces pasó a ser un animal salvaje y el método de densidad de carreteras se convierte para las agencias y los equipos de recuperación en el ideal para reconocer el hábitat mas idóneo para la especie.

    Recuperación del lobo

    Cuanto más se sabia acerca de la especie, el público, cada vez mas urbano, continuó alentando su recuperación. Incluso las capturas ilegales que persisten en ciertas áreas de Norteamérica y Europa no impiden el crecimiento de sus poblaciones. En Minnesota el 75% del público percibe al lobo de una manera favorable (Kellert 1986), porcentaje que puede ser extrapolado a la mayor parte del hemisferio Norte.

    La población de lobos de Minnesota, de unos 2000 ejemplares según estimas de Fuller et al (1992), pasó a los vecinos estados de Wisconsin y Michigan (Thiel 1978; Mech et al. 1995b), donde en la actualidad se estiman unos 100 ejemplares (Mech et al. 1995a). Los lobos de Minnesota también se expanden a las dos Dakotas (Licht & Fritts 1994). Los lobos canadienses que lograron llegar a Montana recolonizaron el Parque Nacional de los Glaciares (Ream & Mattson 1982). Una pareja incluso sacó adelante a sus cachorros entre el ganado doméstico en las praderas del este de Rockie (Diamond 1994). Actualmente se estiman en Montana 70 lobos y desde Canadá se están expandiendo hacia los Estados de Idaho y Washington (Mech et al 1995a).

    Europa ha seguido la misma tendencia. En Italia, a resultas de la protección proveniente de la investigación y de los esfuerzos educativos de Boitani (1986) la población de lobos se ha visto incrementada hasta los 300 individuos que viven incluso en áreas cercanas a Roma. En España el número de lobos llegó hasta los 1500 – 2000 ejemplares (Blanco et al 1990) y en Polonia alrededor de los 850 (Bobek et al 1993). Llegados desde la Unión Soviética se registra una población de 50 lobos en Finlandia (Pulliainen 1993) y una naciente población hacia Noruega y Suecia, cifrada en la actualidad en 20 – 25 individuos (Promberger et al 1993a). Los lobos también están llegando desde el Norte de Italia a Francia y desde Polonia al Este de Alemania (Promberger et al 1993b).

    La mejora de la actitud del público hacia los lobos debido a la publicidad, parejo a un refuerzo de las leyes permitieron su rápido crecimiento en aquellas áreas que no habían sido habitadas por ellos desde hacía décadas demostrando la gran capacidad de adaptación de la especie. Las nuevas áreas loberas incluyen zonas de alta densidad de carreteras (Fuller et al 1992), mucho más abiertas, accesibles y urbanizadas. Grupos reproductores viven en la actualidad a menos de 90 km. de Minneapolis y Saint Paul, Minnesota. Un lobo radiomarcado en una zona abierta fue localizado a 30 km. del centro de Saint Paul en una zona de granjas (Wydeven 1994), vagabundeando durante semanas antes de volver al bosque. Otros ejemplares fueron atropellados al Sur Minneapolis y Saint Paul o cazados confundidos por coyotes (Canis latrans). Los lobos llegados a Dakota del Norte y del Sur lo fueron cruzando grandes extensiones de áreas abiertas ((Licht & Fritts 1994).

    En España los lobos viven como coyotes en campos de trigo y de girasol, viviendo de los desperdicios y de los cadáveres de los animales domésticos y cazando pequeños mamíferos en regiones donde la densidad humana no llega a 200 habitantes por km2 (Vila et al 1993). En Canadá, Alaska, Escandinavia, Oriente Medio y la mayor parte de Asia la población de lobos es estable o está en crecimiento (Ginsberg & Macdonald 1990).

    Dándoles protección, los lobos expanden su área de distribución rápidamente (Fuller et al. 1992). La media de las camadas llega a ser de 5 a 6 (Mech 1970). Los grupos reproductores, que son territoriales, producen jóvenes cada año los cuales se dispersan (Fritts y Mech 1981, Gese y Mech 1991) a distancias que pueden sobrepasar los 800 kilómetros en línea recta (Fritts 1983). Posteriormente se emparejan dando lugar a nuevos grupos reproductores (Rothman y Mech 1979) en nuevas áreas ( Ream et al. 1991).

    Los lobos se dispersan desde las áreas mas salvajes compitiendo con éxito con autopistas, tráfico, áreas residenciales, fragmentación del hábitat y otras molestias causadas por el hombre (Mech et al. datos no publicados). Algunos probablemente fueron incapaces de adaptarse, especialmente las primeras oleadas. Los lobos que se asentaron en áreas semisalvajes probablemente se fueron habituando poco a poco a las molestias, adaptándose finalmente.

    En Italia, España y Portugal donde la mayoría de la dieta de los lobos la componen desperdicios, los lobos acuden desde las montañas donde viven por el día hacia las zonas rurales a vagabundear por las noches (Zimen & Boitani 1979). En Norteamérica existen altas densidades de ungulados muy cercanas a los centros urbanos por lo que los lobos tienen grandes cantidades de presas cuando llegan a estas áreas menos salvajes.

    Los lobos al dejarse ver en nuevas regiones consiguen nuevos apoyos para su recuperación. En Europa, la Red Europea del Lobo, dedicada a la recuperación del lobo en Europa Central (Promberger & Schroeder 1993) llega a ser una rama del Grupo de Especialistas del Lobo de la UICN en 1992. Otras organizaciones han surgido en Norteamérica clamando por la reintroducción de lobos en sitios tales como Arizona, Colorado, noreste de Nueva York y Nueva Inglaterra.

    Problemas de la recuperación del lobo

    Con la llegada del lobo a las áreas agrícolas y ganaderas los conflictos con los humanos se incrementan enormemente. Por ejemplo, cuando en Minnesota los lobos aumentaron a un ritmo de un 15% anual entre 1988 y 1993, el número de lobos matados por el Programa de Control de Daños del Departamento de Agricultura de los EEUU se incrementó desde 59 a 139, es decir un 223% (Paul 1994). En España los daños estimados por los lobos sobrepasa el millón de dólares al año (Vila et al. 1993).

    Con estos conflictos aparece la posibilidad real de un respuesta negativa por parte del público. No sólo los lobos en áreas semiagrícolas aumentan sus daños sobre el ganado, lo que encoleriza a esta industria que además cuenta con fuerte apoyo político, sino que también matan mascotas. En Minnesota los lobos han conseguido un gran rechazo del público por matar mascotas (Fritts & Paul 1989). Debido a que los medios de comunicación empezaron a dar auge a estos temas, el público percibió una exagerada impresión del problema. Una fuerte respuesta al sentimiento antilobo podría resultar de las prácticas de manejo que relegaran de nuevo al lobo a las zonas más salvajes. Polonia ha experimentado ciclos de persecución y protección cada tres años (Okarma 1992). ¿Cómo se pueden evitar estos problemas y que la población de lobos se restaure en tantos lugares como sea posible?. Hasta que un método de control sin muerte sea descubierto, parece que los métodos con muerte seguirán utilizándose para frenar los daños que los lobos ocasionan en ganados y mascotas.

    Varios métodos sin muerte para prevenir pérdidas de ganado han sido intentados, pero abandonados. Por ejemplo, en Italia y en otros países de Europa las técnicas de cría de ganado tradicionales confiaba a perros y pastores el cuidado de los rebaños; tales técnicas son antieconómicas hoy en día. El uso de perros guardianes ha sido intentado en Minnesota solo con éxito limitado (Fritts et al. 1992), aunque el método puede ser útil en casos específicos. Los lobos también han sido transportados a otras áreas volviendo muchos de ellos de donde habían sido capturados o bien empezaban a ser problemáticos allí donde estuvieran (Fritts et al. 1984, 1985). El sistema de aversión condicionada ( Gustavson & Nicolaus 1987) aún no ha resultado ser efectivo con lobos salvajes ( Fritts et al. 1992). Actualmente un sistema de cercas eléctricas utilizado en Suecia parece albergar alguna protección para los ganados del ataque de los lobos, pero aún no ha sido suficientemente probado ( Eles 1986). Además, este tipo de cercas ya probadas para los coyotes, son generalmente caras, de alto mantenimiento y útiles únicamente para áreas pequeñas (Dorrance & Bourne 1980, Nass & Theade 1988).

    La compensación por pérdida de ganado ayuda a minimizar la animadversión del público hacia los lobos especialmente en áreas donde su densidad es baja y cada lobo es importante para la población. En Italia la compensación fue esencial para cambiar la actitud del público en las áreas rurales. Al crecer la población de lobos también se incrementan los pagos, a veces desproporcionadamente. En un determinado momento los pagos se harán políticamente impopulares cuando el público se de cuenta que se está subvencionando a los lobos mediante el pago a los ganaderos de las pérdidas en su ganado doméstico. Es por ello que muchas agencias del gobierno son cautelosos, incluso para el inicio de estos pagos.

    Los Defensores de la Vida Salvaje de EEUU, organización privada sin ánimo de lucro, ha instituido un método de pago alternativo por daños de lobo con el establecimiento de un fondo para los ganaderos del Oeste de EEUU, incentivando incluso con 5.000 dólares por madriguera a que permitan a los lobos sacar adelante sus cachorros en sus propiedades (Fischer et al.1994). El público puede empezar a pedir a estas organizaciones animales que asuman estas cargas del Gobierno a medida que los costes se incrementan. En cualquier caso, sin controles poblacionales, la gente finalmente podría poner objeciones a los pagos o a los daños causados por los lobos.

    Manejo del lobo por zonas

    Con su hábitat natural enormemente fragmentado y los lobos adaptándose a recorrerlo a través de las áreas relativamente pobladas y abiertas, algunas poblaciones de lobos desconexas están desarrollándose sin causar daños al ganado doméstico. Por ejemplo, a unos 90 kilómetros al Noroeste de Minneapolis y Saint Paul en Minnesota, un grupo reproductor vivió y crió durante al menos dos años en un área salvaje rodeada por campos agrícolas sin que hubiera daños en el ganado. Casos similares son conocidos en Montana (Diamond 1994) y otras partes de Minnesota (Fritts & Mech 1981, Fritts et al. 1992). Esto sugiere que la gestión por zonas permitiría a los lobos vivir en áreas donde pueden encontrar presas naturales mientras estén apartados de áreas agrícolas.

    El enfoque sería designar áreas de hábitat potencial para el lobo distinguiéndolas de aquellas que deberían quedar libres de lobos. La zonificación se emplea normalmente en la gestión de la naturaleza y ha sido aplicada a gran escala en los planes de recuperación del lobo (U. S. Fish and Wildlife Service 1975, 1987). Si la actitud del público continúa inclinándose hacia el proteccionismo, se daría paso a una zonificación que se aplicaría a pequeña escala en el sentido de que se mantendrían pequeños santuarios y las medidas de control sólo se aplicarían fuera de esas áreas.

    La escala de la zonificación es importante. Los lobos podrían estar excluidos de grandes territorios o incluidos únicamente en los grandes parques nacionales y reservas. O permitir que vivan en cualquier área que ellos mismos hayan colonizado, siempre y cuando sus únicas presas sean salvajes. Por ejemplo, en un refugio de vida salvaje de solo 100 km2 rodeado de fincas ganaderas los lobos podrían estar protegidos en el refugio pero ser eliminados fuera de él. Esta es la situación del Parque Nacional de Riding Mountain en Manitoba que, aunque con una superficie mucho mayor, es una isla de vida salvaje en un mar de campos agrícolas (Carbyn 1982).

    La principal ventaja de una zonificación a gran escala es la simplificación y eficacia en la gestión. Cualquier lobo en una zona considerada no apta para lobos o fuera de los grandes refugios para los lobos sería objeto de control legal mientras que aquellos del interior estarían protegidos u objeto de manejo. Esta situación permitiría la existencia de las poblaciones de lobos de los terrenos del Lago Superior y de muchas de las regiones montañosas del Oeste de los EEUU, dependiendo de cuan grandes sean las zonas.

    La principal desventaja de la zonificación a gran escala es la necesidad de proteger al ganado que inevitablemente viviría en el interior de estas vastas zonas. Para Minnesota esto supondría el mantenimiento de la situación actual, donde cerca de 150 lobos al año son eliminados por los controladores del gobierno a razón de 1225 dólares cada uno. Una segunda desventaja sería que probablemente los lobos no serían admitidos en muchas áreas donde realmente podrían vivir. Esto significaría que la población mencionada anteriormente de uno o dos grupos reproductores, que vivían en zonas de ganado sin causar daños, no se les permitiría la estancia. Además, en la mayor parte de Europa, donde apenas existen regiones tan amplias esta zonificación sería muy difícil.

    Con respecto a la zonificación a pequeña escala, la principal desventaja para los gestores es su complejidad. Un simple grupo reproductor en áreas sin ganado estaría a salvo, pero inmediatamente eliminado fuera de estas áreas. Esto podría representar algún tipo de problema en la aplicación de las normas, aunque tales problemas no serían diferentes a los que en la actualidad existen para otras especies en refugios para la vida salvaje, parques nacionales u otras áreas protegidas. Una propuesta de zonificación de este tipo a pequeña escala hecha en Italia (Boitani & Fabbri 1983) fue rechazada por los grupos proteccionistas debido a la dificultad de hacer cumplir las leyes y al sentimiento de que los lobos serían relegados a áreas demasiado pequeñas como para mantener viables sus poblaciones.

    Tales enfoques requerirían probablemente la identificación por parte de los gestores de áreas posibles para el lobo que cuando fueran ocupadas por éstos serían reconocidas como zonas santuario. Los sistemas de información geográfica (SIG) simplificarían enormemente esta tarea. Cada santuario además podría ser incorporado a los planes de manejo del ecosistema, estudios de biodiversidad y otras estrategias para así ser desarrollados como tales.

    La principal ventaja de la zonificación a pequeña escala sería el permitir vivir a los lobos a través de la mayor parte de Europa y los EEUU en enclaves, similarmente a lo que actualmente ocurre en Michigan y Wisconsin (Hammill 1993; Wydeven et al. 1994). Por varias razones este enfoque no requeriría la protección del hábitat de las muy vastas áreas del Proyecto Tierras Salvajes (Mann y Plummer 1993). Los lobos que se dispersen a través de áreas no protegidas estarían sujetos a persecución mientras que aquellos que se muevan, sobre todo por la noche o fuera de las épocas de caza, tendrían una probabilidad de sobrevivir. Con un conjunto de pequeños enclaves de lobos tendríamos un gran número de dispersantes para colonizar nuevas áreas, suministrando ejemplares a las poblaciones reducidas, proporcionando suficiente material genético y de este modo conseguir metapoblaciones regionales. Además, la consanguinidad, mientras es un problema de los lobos en cautividad (Laikre & Ryman 1991), no lo es en la mayoría de las poblaciones salvajes a causa de la alta tasa de renovación y la consiguiente selección natural. Los alelos alterados deberían ser rápidamente eliminados de la población.

    La población de lobos en Isla Real es clarificadora. Isla Real es un Parque Nacional de 538 km2, situado en el Lago Superior a 25 kilómetros de Ontario. La isla fue recolonizada por los lobos hacia 1949 (Mech 1966) probablemente por dos ejemplares no relacionados entre sí (Rothman & Mech 1979). Estudios genéticos realizados 40 años después nos indican que hubo una sola hembra fundadora (Wayne et al. 1991). La población se estabilizó en 23 ejemplares durante un largo período, incrementándose hasta los 50 en el año 1980, la más alta densidad de lobo conocida (Peterson & Page 1988). A pesar del hundimiento de la población a causa de la consanguinidad y las enfermedades (Peterson & Krumenaker 1989), los lobos sobrevivieron. 8 lobeznos nacidos en el año 1993 estaban vivos al año siguiente (Peterson 1994). De este modo, con solo dos fundadores y el 50% de pérdida de variabilidad genética (Wayne et al. 1991), esta población ha sobrevivido 45 años. Si esto hubiera sucedido en el continente, las posibilidades de aporte genético habrían sido mayores.

    Biológicamente hablando, los lobos podrían vivir en casi todas las regiones de EEUU y en muchos de los países europeos. Desde su protección han sido citados en 9 estados de la Unión, quizás en 10. Si la biología fuera el único factor los lobos nunca habrían sido declarados en peligro de extinción. En toda su área de distribución han sido perseguidos debido a su tendencia a predar sobre ganado doméstico y mascotas. Aunque actualmente está incluido en la lista de especies en peligro de extinción de los EEUU, controles han sido llevados a efecto en Minnesota, Wisconsin y Montana. Es por ello que hay razones para creer que el control de los lobos será paralelo a su recuperación allí donde tenga lugar. (Mech 1979, Fritts 1993).

    El dilema del manejo del lobo

    El inevitable control del lobo, sin embargo, introduce un elemento nuevo y complejo en la ecuación que gobierna su futuro en todas las áreas del mundo: el proteccionismo del lobo. Las mismas actitudes culturales que permitieron su recuperación alientan también un grado extremo de proteccionismo. Quienes nos hemos dedicado profesionalmente a la recuperación del lobo hemos sido tradicionalmente ultrajados por los colectivos antilobo (Haubner 1990). Ahora, son los amantes de la especie quienes nos vejan y nos presentan como enemigos del lobo porque reconocemos que los lobos a menudo requieren control.

    Los lobos son vanagloriados por varias razones. Porque solo matan a presas viejas, enfermas o débiles (Murie 1944; Mech 1970) y mucha gente cree equivocadamente que sin lobos estas presas morirían víctimas de enfermedades. Los lobos son también queridos por el hombre porque son monógamos y tienen lazos familiares leales. Un libro incluso lleva por título El Alma del Lobo (Fox 1980). Otras falsas ideas acerca de los lobos alientan su ultraproteccionismo. Debido al libro Never Cry Wolf de Farley Mowat (1963) y la popular película basada en el, mucha gente cree que los lobos sobreviven primariamente a base de ratones más que de ungulados. Ambos son ficción (Banfield 1964, Pimlott 1966), pero ambos pretenden ser verdad y son vendidos y mostrados por los museos y otras inocentes organizaciones educativas. Existen otras falsas concepciones y anticuados puntos de vista, mitad verdad, a las que muchos proteccionistas se aferran, como son: que los lobos solo predan sobre ganado doméstico cuando no existen presas salvajes, que la pérdida de miembros del grupo familiar causará un caos social en su población, que los lobos socialmente limitan su propia población, que porque el lobo está en la lista de los EEUU de especies en peligro significa que existen muy pocos en cualquier otra parte del mundo, que los lobos son tan tímidos que saldrán de las áreas actividad humana o evitarán asentarse en ellas y que tendrán sus cachorros y madrigueras sólo a muchos kilómetros de éstas.

    A causa de estas falsas interpretaciones y del poder de los grupos de defensa de los derechos de los animales, el control del lobo es rechazado por la mayoría del público (cf. Garrott et al. 1993). Esta actitud tiene mayormente tres implicaciones negativas para la recuperación de la especie. La primera, que hay gente que venera tanto a los lobos que ante la perspectiva del control que conllevaría la restauración de las poblaciones de lobo en ciertas áreas, prefieren que no se reintroduzca. Debido a que los lobos probablemente tendrán que ser controlados casi en cualquier lugar que hayan colonizado, este sentimiento se traduce en presión política en contra de la recuperación del lobo. Segundo, el sector antilobo, como los propietarios de ganado y organizaciones, intensifican sus actitudes de rechazo en reacción al extremismo de la otra parte. Este sector antilobo teme también la posibilidad del cierre de carreteras u otras restricciones, fomentadas desde los ambientes proteccionistas que utilizan al lobo para frenar o detener diversos usos del territorio como la construcción de áreas residenciales, minas, recorridos en nieve y otras actividades humanas ligadas a la naturaleza. Tercero, algunos defensores del lobo recurren al terrorismo (Hayes, com. pers.) y a los anuncios engañosos (Anónimo 1992). Este fanatismo intimida a los funcionarios públicos que frenan los programas de recuperecuperación pero que estarían bien dispuestos a su aplicación.

    Por supuesto que el sector prolobo sostiene un amplio abanico de actitudes. Algunos aceptarán controles en el caso de daños al ganado pero se oponen a ellos si la finalidad es incrementar las piezas de caza. Otros aceptarán controles llevados a cabo por las agencias del gobierno pero no por el público. Mucha gente aceptará métodos indirectos de control como el cercado, los perros guardianes o la aversión condicionada. Estos métodos indirectos son más aceptados porque no implican directamente a los humanos matando los lobos. Algunos precursores de estos métodos parecen darse cuenta que impidiendo a los lobos llegar a la presa se reduce a largo plazo la capacidad de carga del área de distribución de los lobos fomentando la muerte por inanición y el aumento de muertes por causa de disputas intraespecíficas (Mech 1994). Esto es especialmente cierto en países como Italia, España e Israel donde un alto porcentaje de la capacidad de carga total está comprendida por ganado doméstico; esto es válido para Norteamérica a pequeña escala. Siempre y cuando las muertes de los lobos sean indirectas (por lo tanto no tan obvias) o naturales, la gente las aceptaría; pero no las toleraría si fuera el hombre el causante directo.

    Los controles con muerte son todavía la práctica habitual en la mayoría de las condiciones. Son varios los sistemas que se utilizan. El control llevado a cabo por una agencia gubernamental, el Departamento de Agricultura de los EEUU, que es el más aceptado por el sector prolobo, pero, con diferencia es el mas caro y en el que más tiempo se invierte. El que tiene más adeptos entre los propietarios de tierras es el control que ejercen ellos mismos o sus guardas en sus propios terrenos, pero lleva demasiado tiempo, es difícil de supervisar y no existen expertos suficientes que lo lleven a cabo, excepto para labores de envenenamiento. Operaciones anuales de captura de lobos con participación pública en los alrededores de áreas no loberas, similar a la captura de coyotes que se realiza en la mayor parte de EEUU, podrían ser aplicadas en áreas no loberas o en las zonas santuario para mantener baja su población tal y como se hace para el Ciervo de Cola Blanca (Odocoileus virginianus), Gansos ( Anser sp) y castores en muchas zonas suburbanas. Una modificación de este tipo de control podría hacerse para el público con un permiso especial.

    Los sistemas no gubernamentales para operaciones de control son mucho mas baratos pero también son más imprecisos en cuanto al área o los lobos específicos a capturar y generalmente son los que tienen más detractores por parte del sector prolobo. Una excepción sería el control de lobos que el gobierno lleva a cabo para incrementar las especies de caza en zonas de Alaska y Canadá. La captura por parte del público de 1200 – 1500 lobos al año en Alaska apenas conlleva protestas pero los controles que realiza el estado de 150 lobos para incrementar las especies de caza es fuertemente contestado (Anónimo 1993). Esto parece ilógico desde el punto de vista de la biología pero políticamente cada control estatal permite a los grupos defensores de los derechos de los animales mostrar este control como un programa gubernamental dañino que debe de ser parado.

    La alta tasa reproductiva del lobo y su tendencia a dispersarse cientos de kilómetros asegura que son muy pocos los lugares donde los lobos podrían ser reintroducidos sin que exista ninguna forma de control. La gente más entusiasta para la recuperación del lobo son aquellos que no quieren controles lo que lleva a los funcionarios públicos a no promocionar la recuperación.

    La alta tasa reproductiva del lobo y su tendencia a dispersarse cientos de kilómetros asegura que son muy pocos los lugares donde los lobos podrían ser reintroducidos sin que exista ninguna forma de control. La gente más entusiasta para la recuperación del lobo son aquellos que no quieren controles lo que lleva a los funcionarios públicos a no promocionar la recuperación.

    La necesidad de educar al público

    Parece claro que la mejor manera de promocionar la recuperación del lobo es fomentando la educación del público acerca del manejo de la especie y de este modo una proporción significativa de este público apoyaría la recuperación del lobo y toleraría alguna forma de control. Los programas educativos deben de incluir el mensaje que cualquier restauración de una población de lobos implicará a largo plazo la necesidad de controlarlos (Fritts et al. 1994). Por supuesto que siempre existirán los defensores de los derechos de los animales que nunca aceptarán ningún tipo de control. Si sus puntos de vista fueran percibidos por la mayoría del público como contraproducentes a la recuperación del lobo, los funcionarios públicos pueden ser convencidos para que permitan a los lobos vivir en zonas más amplias que sus primitivas áreas de distribución.

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  2. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://www.nrdc.org/naturesvoice/espanol/feature1.asp]http://www.nrdc.org/naturesvoice/espanol/feature1.asp[/url]

    Un plan para matar a los lobos avanza por la vía rápida

    Mientras la Administración Bush sigue con su plan de quitar la protección federal a los lobos del Greater Yellowstone el próximo año, también han anunciado una propuesta por separado que permitiría la matanza masiva de lobos aún cuando sigan formando parte de la lista de especies en peligro. Durante un período de comentarios públicos que finalizó el 6 de agosto, el Fondo de Acción de NRDC, nuestra organización asociada, movilizó a más de 100,000 estadounidenses para oponerse al plan, el cual autorizaría el exterminio de unos 700 lobos, más de la mitad de la población actual en el norte de las Rocosas. “El gobierno quiere tratar a los lobos como si fueran una plaga, en lugar de una especie en peligro”, dijo Louisa Wilcox del Fondo de Acción. “Está tratando de revertir uno de los programas de recuperación de fauna silvestre más exitosos en la historia de EE.UU.” Wyoming y Idaho ya compraron aviones con la capacidad para dispararle a manadas completas de lobos en minutos.

    Durante un período de comentarios públicos en la primavera pasada, el Fondo de Acción generó 137,000 de aproximadamente 200,000 comentarios en contra del plan de la Administración Bush de remover a los lobos del Greater Yellowstone de la lista de especies en peligro y entregar su manejo a los estados circundantes. Esa enérgica protesta fue reafirmada con una carta de protesta de más de 200 científicos, declarando que la propuesta de la administración “aumentaría dramáticamente las amenazas de extinción” de los lobos en el norte de las Rocosas. Si los sacan de la lista, Wyoming planea matar hasta dos tercios de sus casi 300 lobos y permitir que les disparen al ser vistos en tres cuartas partes del estado.

    Por su parte, Idaho pretende masacrar al 75% o más de sus 675 lobos. El Fondo de Acción también dirigió a ciudadanos preocupados a audiencias públicas en el norte de las Rocosas el mes de julio para protestar por las propuestas de la administración en contra de los lobos. Si cualquiera de esos planes es aprobado, NRDC está preparado para responder con demandas legales inmediatas.

  3. Vaelia dice:

    [url=http://lta.reuters.com/article/topNews/idLTAN2150510420080221]http://lta.reuters.com/article/topNews/idL…150510420080221[/url]

    EEUU pone fin a protección lobos en Montañas Rocosas del norte
    jueves 21 de febrero de 2008

    Por Deborah Zabarenko

    WASHINGTON (Reuters) – Los lobos grises en las Montañas Rocosas del norte, que han figurado como amenazados por más de tres décadas, ya no necesitan la protección del Acta de Especies en Peligro de Extinción, dijo el jueves el Gobierno de Estados Unidos.

    Grupos medioambientales discreparon diciendo que la especie aún no se recupera completamente y se comprometieron a realizar una demanda para continuar protegiendo a los lobos de la cacería y de otros métodos de muerte.

    “La población de lobos en las Rocosas del Norte ya ha excedido su objetivo de recuperación y continúa expandiendo su tamaño y rango,” explicó la subsecretaria de Interior, Lynn Scarlett, en una declaración en la que anunció la decisión de remover al grupo de lobos grises de la lista de vida silvestre protegida por el Acta de Especies en Peligro de Extinción.

    Los lobos grises, que una vez fueron abundantes en Estados Unidos, fueron erradicados de la región norteña de las Montañas Rocosas y del suroeste de Canadá para la década de 1930. La especie fue registrada en peligro de extinción en 1973; 66 lobos fueron reintroducidos en el área en 1995.

    Actualmente hay 1.513 lobos en Montana, Wyoming e Idaho, incluyendo 107 parejas que pueden tener crías, de acuerdo a Edward Bangs, coordinador de recuperación de lobos del Servicio de Fauna y Fauna Marina.

    La población de lobos de esos tres estados ha crecido un 24 por ciento anualmente desde que fueron reintroducidos, explicó Bangs por teléfono.

    La cantidad mínima de recuperación de los lobos grises en las Rocosas del norte era de 30 parejas con crías y un mínimo de 300 lobos separados por al menos tres años consecutivos. Este objetivo fue alcanzado en el 2002, dijo el Departamento de Interior.

    “Trescientos animales no bastan para que los lobos sobrevivan a largo plazo,” dijo Louisa Willcox del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales. “Se necesitan muchos más lobos para que pueda considerarse que la especie está realmente recuperada,” agregó.

    (Editado en español por Silene Ramírez)

    ________

    Edito a fecha de hoy porque se recuperó la protección.

  4. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://www.univision.com/contentroot/wirefeeds/world/7469273.html]http://www.univision.com/contentroot/wiref…ld/7469273.html[/url]

    Demanda por retiro de los lobos de la lista de especies en peligro de EEUU

    28 de Abril de 2008, 04:07pm ET
    LOS ANGELES, 28 Abr 2008 (AFP) –

    Una docena de grupos defensores del ambiente presentaron el lunes una demanda ante un tribunal federal de Montana (noroeste de Estados Unidos) para que se anule el retiro de los lobos de la lista de especies amenazadas, informaron las organizaciones el lunes.

    Desde principios de 2007, las autoridades de Washington retiraron a los lobos de la lista de especies amenazadas en 10 estados del país, una medida que según los grupos ecologistas revivió la comunidad de estos animales que estuvo a punto de extinción.

    Pero de acuerdo a los 12 grupos defensores del ambiente que el lunes presentaron su demanda en Missoula (Montana), la anulación de la protección federal en estados como Idaho, Wyoming y Montana vuelve a poner en peligro a los lobos.

    “Los lobos del norte de las montañas rocosas no deberían ser retirados de la lista porque siguen amenazados por un gestión inadecuada por parte de esos Estados”, afirmaron los demandantes.

    En un comunicado el grupo “Defenders of wildlife” (Defensores de la Fauna Salvaje) afirmó que las autoridades locales dieron luz verde a sus habitantes para matar de forma indiscriminada a los lobos.

    “El mismo día que el retiro de la lista se puso en efecto, el 28 de marzo de 2008, el gobernador de Idaho Butch Otter promulgó una ley que autoriza a los habitantes del Estado a matar a los lobos sin permiso, cuando los lobos molesten o ‘interrumpan’ el ganado o los animales domésticos”, según sostuvieron las organizaciones.

    De su lado, “Wyoming aplicó una ley sobre lo lobos, llamada ‘matar al verlos’, en 90% del Estado. Sin sorpresa alguna, estas leyes tuvieron como resultado una ola de matanzas de lobos”, suscribió el grupo “Defenders of wildlife”.

    En 1974, los lobos prácticamente desaparecieron de 48 estados del país y quedaron algunas comunidades en Minnesota y Michigan (norte). En 1995, el gobierno soltó a 66 de estos animales en Idaho y cerca del Parque Nacional de Yellowstone, con la esperanza de que se reprodujeran.

    La operación resultó exitosa. Hoy en día, unos 1.200 lobos deambulan en Idaho, Montana y Wyoming, una atracción maravillosa para los turistas del parque Yellowstone, pero una pesadilla para los agricultores de esta región agrícola y ganadera.

  5. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_7372000/7372501.stm]http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/n…000/7372501.stm[/url]

    Martes, 29 de abril de 2008

    Después de que decenas de lobos grises murieran recientemente en Estados Unidos, organizaciones de defensa de los animales entablaron una demanda contra el gobierno por haber declarado dos meses atrás que la especie ya no corre peligro de extinción.

    “Los lobos no se han recobrado aún”, explicó Louisa Willcox del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.

    La demanda -presentada en una corte federal de Montana- reclama que se reincorpore al lobo gris en la categoría de especie en peligro de extinción en los estados de Idaho, Montana y Wyoming.

    El gobierno de Estados Unidos anunció el 21 de febrero que finalizaba la protección para este grupo de lobos grises, decisión que se hizo efectiva el 28 de marzo.

    Desde entonces, según dice la demanda, han sido cazados decenas de lobos grises en los tres estados.

    “Biológicamente, se necesitan miles de lobos en poblaciones conectadas entre Yellowstone (parque nacional que abarca Wyoming, Idaho y Montana) y Canadá para lograr lo que los científicos y los genetistas creen que es una verdadera recuperación”, dijo Willcox según la agencia de noticias Reuters.

    Y agregó que “para este plan una buena recuperación es de 300 animales”.

    Posición oficial

    El gobierno defendió su postura sin dar mayores detalles.

    “Creemos que era tiempo de sacar de la lista a la población de lobo gris de las Montañas Rocosas”, expresó Sharon Rose de la oficina de Denver del Servicio de Vida Silvestre y Pesca de Estados Unidos.

    El lobo gris era una especie abundante en todo el territorio continental de Estados Unidos hasta que fue erradicado de la región de las Montañas Rocosas y del suroeste de Canadá en la década del 30.

    La especie fue declarada en peligro de extinción en 1973; en 1995 se reintrodujeron en el área 66 lobos.

    La Ley de Especies en Peligro de Extinción busca prevenir y proteger las especies y sus hábitats.

    En febrero de 2008 había 1.513 lobos en Montana, Idaho y Wyoming y la población estaba creciendo un 24% anual desde que fue reintroducida, según dijo el Servicio de Vida Salvaje y Pesca cuando se anunció que el lobo gris ya no estaba en la lista.

    Desde entonces, los tres estados han asumido la responsabilidad de las poblaciones de lobo gris.

    La demanda fue entablada por Earthjustice a nombre de otras 12 organizaciones.

  6. Vaelia dice:

    [url=http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/post/2008/07/22/el-gobierno-bush-mata-106-lobos-110-daaas]http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/pos…lobos-110-daaas[/url]
    22 Julio 2008

    Desde que la Administración presidida por Bush retirara en marzo pasado la protección al lobo (Canis lupus), más de un centenar de estos ejemplares han sido asesinados en las cercanías de los Parques Nacionales de Grand Teton y Yellowstone. Exactamente 106 en tan sólo 110 días. Y otros cientos de lobos más caerán bajo las balas en los próximos meses.

    Para una inmensa región montañosa que abarca seis Estados (Montana, Wyoming, Idaho, Utah, Oregon y Washington), los gestores medioambientales norteamericanos calculan un censo de 1.500 lobos, que pretenden reducir a tiro limpio hasta un máximo de 300, apenas una quinta parte.

    Se pone fin así a muchos años y muchos millones de dólares invertidos en la recuperación de esta especie, iniciada en 1990 con la reintroducción del lobo en Yellowstone a partir de ejemplares traídos de Canadá.

    Tras conseguirlo con muchos esfuerzos, pero no todavía como para lograr la viabilidad de estas poblaciones, los políticos descubren ahora que los lobos son molestos, matan ganado y enfadan a los ganaderos. Como han denunciado los grupos conservacionistas norteamericanos, la decisión de su exterminio, el segundo en un siglo, se ha tomado por intereses políticos y no científicos.

    La carta de protesta que podéis firmar y enviar al Departamento de Interior de los Estados Unidos dice así:

    Me parece inexcusable que más de 100 lobos grises en las Montañas Rocosas del Norte hayan sido asesinados desde que su Agencia les despojó de la protección de las especies en peligro de extinción en marzo pasado, y que más del 80 por ciento de la población de lobos puedan ser sacrificados con arreglo a las actuales leyes estatales.

    El regreso de los lobos grises a las Rocosas del Norte es uno de los mayores éxitos de la vida silvestre. En el Parque Nacional de Yellowstone, en particular, es evidente comprobar cómo el regreso del lobo ha reavivado el ecosistema, permitiendo la recuperación de halcones, águilas, pequeños animales y árboles. La reducción de la población de lobos prevista por el gobierno federal, poniendo como meta conservar tan sólo 300 animales, pondrá de nuevo a esta emblemática especie al borde de la extinción.

    Su organismo está encargado de proteger la vida silvestre, no de entregarla para asesinatos en masa. Por favor, garantizar un futuro saludable para los lobos de Yellowstone y el del norte de las Rocosas es garantizar la plena recuperación de los ecosistemas relacionados con ellos.

    Todos los ciudadanos deben poder disfrutar de estos magníficos iconos del Oeste americano, los de ahora y los de las generaciones venideras.

    Vergonzosa matanza, absolutamente injustificable. No sé si me tomará muy en serio George Bush, pero por si acaso ya he firmado.
    ¿Y tú qué piensas? ¿Se equivocan los norteamericanos ahora matando los lobos, o se equivocaron hace 20 años soltándolos?

  7. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://www.univision.com/contentroot/wirefeeds/noticias/7625564.html]http://www.univision.com/contentroot/wiref…as/7625564.html[/url]

    Juez de EEUU reinstaura la protección de los lobos en la Rocosas

    14 de Octubre de 2008, 06:43pm ET
    LOS ANGELES, 14 Oct 2008 (AFP) –
    Un juez estadounidense reinstauró el martes la protección de los lobos en el norte de las montañas Rocosas, lo que significó una victoria para 12 grupos ecologistas que apelaron una decisión gubernamental que había sacado a estos animales de la lista de extinción.

    “El lobo gris del norte de las montañas Rocosas vuelve a integrar la lista de las especies en peligro y protegidas”, indicó el juez federal Donald Molloy, en el tribunal de Missoula (Montana, noroeste) en una orden escrita divulgada el martes.

    Doce grupos de defensa del medioambiente habían apelado en abril la decisión del gobierno de retirar a los lobos de la lista de especies amenazadas en tres estados del país: Idaho, Montana y Wyoming.

    “Los lobos del norte de las montañas Rocosas no deberían ser retirados de la lista porque siguen amenazados por una gestión inadecuada por parte de esos estados”, afirmaron los demandantes.

    En un comunicado, el grupo “Defenders of wildlife” (Defensores de la fauna salvaje) afirmó que las autoridades locales dieron luz verde a sus habitantes para matar de forma indiscriminada a los lobos.

    En 1974, los lobos prácticamente desaparecieron de 48 estados del país y sólo quedaron algunas comunidades en Minnesota y Michigan (norte). En 1995, el gobierno soltó a 66 de estos animales en Idaho y cerca del Parque Nacional de Yellowstone, con la esperanza de que se reprodujeran.

    La operación resultó exitosa. Hoy en día, unos 1.200 lobos deambulan en Idaho, Montana y Wyoming, una atracción maravillosa para los turistas del parque de Yellowstone, pero una pesadilla para los agricultores de esa región agrícola y ganadera.

  8. Vaelia dice:

    [url=http://www.jaimenavarueda.com/?p=714#more-714]http://www.jaimenavarueda.com/?p=714#more-714[/url]
    29/Dec/08
    El Lobo Gris en las Montañas Rocosas

    Este año 2008 vio cómo el 21 de febrero el gobierno de los EE.UU sacaba al lobo gris de la lista de especies en vías de extinción, dejando la gestión en manos de los Estados. El 28 de marzo se hacía efectiva esta disposición legal, que ha sido recurrida en los tribunales.
    En Montana la población de lobos grises se había recuperado después de muchas décadas de intentar reintroducir la especie en la zona.
    El lobo gris ha protagonizado una de las historias de recuperación más asombrosas de los animales considerados en vías de extinción. Su regreso a las Rocosas ha fortalecido el ecosistema de la zona, permitiendo la recuperación de otras especies, como águilas y halcones, y ha traído de nuevo el equilibrio natural.
    En la década de los 30 ya habían sido reducidas sus poblaciones a números testimoniales en las Montañas Rocosas. Esto llevó a que el gobierno federal los declarara en peligro de extinción en 1973. En 1995 empezó el programa federal de repoblación, fecha en la que se reintrodujeron en el área de Yellowstone y Idaho 66 ejemplares, que fueron soltados en libertad.
    El US Fish & Wildlife Service (Servicio de Pesca y Vida Salvaje de EE.UU) tenía contabilizados en febrero de este año 1.513 ejemplares, incluidas 107 parejas con crías, en los Estados de Montana, Idaho y Wyoming, una de las áreas de las Rocosas que constituyen un enclave privilegiado para los lobos por sus características únicas.
    El crecimiento de la población desde 1995 ha alcanzado la cifra del 24% anual. Un éxito indudable del programa de recuperación, que establecía el mínimo de 30 pares de crías y 300 individuos adultos durante al menos tres años consecutivos; una meta conseguida en 2002.

    No han faltado las voces de grupos ecologistas que han señalado durante este año, lo prematuro de sacar al lobo gris de la lista de animales en vías de extinción. Para ellos el número de ejemplares debería estar entre 2.500 y 5.000 en los tres Estados citados, antes de considerar que están fuera de peligro, ya que biológicamente se necesitan miles de ejemplares conectados en Yellowstone para lograr una auténtica y sólida recuperación.
    Como consecuencia de sacarlo de la lista, 245 lobos fueron abatidos este año; lo que ha llevado a que 12 organizaciones defensoras de este animal, representadas por Earthjustice, pusieran una demanda contra el gobierno, en una corte federal de Montana, por declararlo fuera de peligro y reclamando que se reincorpore a la lista de especies en vías de extinción.
    El debate sigue abierto y su caza está suspendida por ahora. Es indudable que la Ley sobre Especies en Peligro de Extinción contribuyó esencialmente a recuperar las poblaciones de lobos grises en EE.UU. Ahora está en juego la correcta gestión de esa recuperación y cómo el lobo cohabita con los núcleos humanos en su entorno. La nueva Administración Obama también tendrá en el lobo gris un reto que afrontar.
    Una situación nada fácil que, como siempre, tiene posturas encontradas en el corazón de las montañas Rocosas.

  9. admin dice:

    Para Google, este es el tema mas importante del foro. Lo visita 5 veces al dia.

  10. Tlahuica dice:

    “Los lobos no son protegido en la region norte de las rocallosas”

    “Los lobos de la region norte de las rocallosas y la region de los grandes lagos salen de la lista de de especies en peligro el Lunes, descubriendolos a cazerias publicas en algunos estados por primera vez en decadas”

    [url=http://news.yahoo.com/s/ap/20090504/ap_on_re_us/us_wolves_recovered;_ylt=AlSHcoMrcTK76HalKP968WkPLBIF]http://news.yahoo.com/s/ap/20090504/ap_on_…HalKP968WkPLBIF[/url]

  11. Vaelia dice:

    [url=http://www.informarn.nl/news/international/6286306/El-lobo-gris-no-es-ms-especie-protegida-en-EEUU]http://www.informarn.nl/news/international…otegida-en-EEUU[/url]

    El lobo gris no es más especie protegida en EEUU
    Publicado: martes 05 mayo 2009 02:45 UTC

    Washington – Desde este lunes el lobo gris no está más en la lista de especies protegidas en Estados Unidos. Hace 35 años que el animal la integró, porque en ese entonces casi todos los ejemplares fueron exterminados por los cazadores. Entretanto, nuevamente hay una buena población de los lobos grises en EEUU. En el estado de Alaska, al norte del país, pasean entre 8 mil y 11 mil lobos; en la región de los Grandes Lagos, hay unos 4 mil y en las Montañas Rocosas superan los 1.300. A partir de ahora el lobo gris podrá ser cazado, pero siguiendo las reglas estrictas de cuotas, para evitar que nuevamente se vea amenazada la supervivencia de los animales.

  12. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/1217999/05/09/El-lobo-gris-retirado-de-la-lista-de-especies-protegidas-en-Estados-Unidos.html]http://ecodiario.eleconomista.es/internaci…dos-Unidos.html[/url]

    El lobo gris retirado de la lista de especies protegidas en Estados Unidos
    4/05/2009 – 19:37

    El lobo gris fue retirado este lunes de la lista de especies protegidas en Estados Unidos que integró desde 1974, cuando casi desapareció, indicaron los servicios federales de vida salvaje.

    Excepto en Wyoming (noroeste), donde se mantiene como especie protegida, el lobo gris podrá ser cazado a partir de ahora siguiendo reglas estrictas dependientes de los estados, en la región de los Grandes Lagos (Michigan, Minnesota, Wisconsin) donde la población es de 4.000 lobos y en las Montañas Rocosas (estados de Idaho y Montana) donde superan los 1.300.

    A estas cifras se suman entre 8.000 y 11.000 lobos en Alaska y 300 en Wyoming.

    “Las poblaciones de lobos son ahora viables, están en muy buena forma y son de gran diversidad genética, a pesar de que los hemos perseguido y casi exterminado”, indicó Ed Bangs, principal responsable de la gestión de los lobos ante los Servicios de Pesca y Vida Silvestre estadounidenses.

    “La ley sobre las especies amenazadas fue un éxito y permitió el regreso de los lobos”, añadió Bangs.

    Dentro de cinco años se hará un balance y en algunas regiones los lobos podrían ser designados nuevamente como especie en peligro si sus poblaciones llegasen a disminuir.

  13. Vaelia dice:

    Aviso: El artículo es de 2005, pero de todos modos me pareció interesante.
    Fuente: [url=http://dionisa.lacoctelera.net/post/2009/07/22/los-habitos-caza-los-lobos-cambian-equilibrio-ecologico]http://dionisa.lacoctelera.net/post/2009/0…ibrio-ecologico[/url]

    Los hábitos de caza de los lobos cambian el equilibrio ecológico en Yellowstone

    YELLOWSTONE NATIONAL PARK, Wyo. – Incursionando a lo largo del pequeño, Blacktail Deer Creek, Douglas Smith, biólogo de lobos, avanza a través de una cortina exuberante de sauces. Casi ausente por décadas, los sauces han resurgido a la vida en Yellowstone, y la razón, cree Smith, es que fué 10 años después que los lobos agrupados a través de 13 jaurías que fueron introducidos en Yellowstone, provocara que el parque esté ahora repleto de ellos.

    El dice que los lobos han cambiado la ecología del parque en muchos sentidos; una razón es que han logrado la renovación de los sauces y el beneficio para los ríos y las corrientes. “Los lobos han causado una cascada trófica,” dijo.” Dominan todo aquí. Ellos cambian incluso, las condiciones para otros, hasta para los sauces. Los últimos 10 años en Yellowstone han reordenando el libro de la biología de lobo. Tanto los biólogos de la fauna como los ecólogos están aturdidos por los cambios que ellos han visto. Es una rara oportunidad para entender en detalle cómo los efectos de “un animal de rapiña” ondea a través de un ecosistema. Mucho de lo que ha sucedido está desarrollado en el libro recientemente publicado “Decade of the Wolf: Returning the Wild to Yellowstone, ” por Smith y Gary Ferguson.

    En 1995, 14 lobos fueron traídos desde Canadá hasta el parque por camión y trineo a finales del invierno, y mantenidos en una jaula por 10 semanas y luego liberados. Fueron agregados diecisiete en 1996. Ahora, hay cerca de 130 lobos en 13 jaurías, todos ellos, vagando por el parque.

    Yellowstone, dice Smith, está repleto.

    Durante los pasados 10 años, el número de alces se ha visto caer considerablemente. Uno de los alces más grandes del mundo que subsisten en manadas, y se alimentan de ricos céspedes en la gama septentrional del parque, ha caído de 19.000 en 1994 a cerca de 11.000. La reintroducció n del lobo ha sido citada por los cazadores como el culpable, pero Smith dice que la causa es más compleja.

    Los datos dados a conocer recientemente después de tres años de estudio por el Servicio de Parques, la United States Geological Survey y la Universidad de Minnesota encontraron que el 53 por ciento de las muertes de los alces era causado por los osos pardos que les comen las pantorrillas. Apenas el 13 por ciento fue vinculada a los lobos y el 11 por ciento a los coyotes. La sequía ha jugado también un papel. El estudio continúa.

    Los científicos dicen que esa predación de los lobos ha sido suficiente significativa para redistribuir el alce. Esto ha afectado la vegetación y la variedad de la fauna.

    El alce no había visto lobos desde 1920, año en que desaparecieron del parque. Durante los últimos 10 años, como han sido cazados por jaurías de lobos, ellos han crecido más atentos al medio ambiente.

    Ellos se mueven más de lo que estilaban hacerlo, y gastan la mayor parte de su tiempo en los lugares que proporcionan una visión completa de 360 grados, dijo Smith. Ellos no pierden el tiempo en los lugares donde no se sientan seguros – cerca de una elevación, o lugares que podrían ocultar lobos.

    En esos lugares han rebrotado matorrales, sauces, y álamos. Los álamos también han rejuvenecido. Hasta épocas recientes los único álamos en el parque tenían de 70 a 100 años de edad. Ahora brotan muchos árboles jóvenes.

    William Ripple, profesor de botánica en Oregon State University, llama al proceso “la ecología del temor,” que ha permitido prosperar la vegetación como resultado de cambios conductistas en el nervioso y patético nuevo alce.

    Aunque los cambios ahora están produciéndose a escala bastante pequeña, los efectos sobre los lobos se verán ampliados, y en 30 años, según Smith, Yellowstone lucirá muy diferente.

    No todos están convencidos. “Los lobos tienen un papel para desempañar,” dijo Robert Crabtre, un biólogo de cánidos que ha investigado a lobos y coyotes en el parque desde 1980. “Pero la investigación ha ignorado el cambio climático y las inundaciones, que han afectado también a la vegetación. Su trabajo no es erróneo, pero está incompleto.”

    Donde han vuelto a crecer sauces y álamos, se han estabilizado las corrientes de agua y proporcionan a su vez, sombra, lo que baja la temperatura del agua y hace un mejor hábitat para la trucha, teniendo como resultado que haya peces más grandes. Los pájaros cantores como el gorrión amarillo de Lincoln ha aumentado en número, donde prosperan nuevos de ámbitos de vegetación.

    El sauce y el álamo a su vez, son alimento para el castor, y los ha traído a las corrientes y a los ríos en la gama septentrional. En 1996, había un solo dique de castor en la gama septentrional; ahora hay 10. El número de lobos también ha aumentado mucho la cantidad de carne en el suelo para beneficio de otra especie.

    Los osos pardos y los coyotes raramente matan al alce adulto, pero cada jauría de lobos mata un alce cada dos o tres días. Después que ellos comen, otros carnívoros continúan con la res muerta. Los animales oportunistas que se alimentan de carroña como urracas y cuervos se mantienen vivos con las reses muertas.

    El número de coyotes, por otro lado, ha caído a la mitad. El número de sus presas – campañoles, ratones y otros roedores – ha crecido. Y eso, refuerza el cambio de las poblaciones de zorros rojos y las aves de rapiña.

    Los lobos no se cazan en Yellowstone, pero enfrentan peligros. Ellos se matan el uno al otro en violentos encuentros entre diferentes jaurías. Catorce lobos han sido matados a causa de ser atropellados por vehículos en los últimos 10 años, ocho de ellos en Mile Marker 30, en EE.UU; 191 en la zona occidental del parque.

    Pero la amenaza más inquietante está dada por los perros que la gente trae al parque. Los perros pueden trasladar el parvovirus, que es la causa principal de la muerte en los lobos durante el año pasado, y ha estado matando del 60 al 70 por ciento de los cachorros.

    La población de lobos disminuyó a 130 de un número de 170 durante el último año, a causa de múltiples razones. Los biólogos planifican el conteo de los mismos nuevamente durante este invierno, y hacer más pruebas técnicas, esperando aprender más acerca de los efectos del virus. “Estoy un poco preocupado,” dijo Smith.

    Queda mucho más para ser descubierto en el laboratorio natural de Yellowstone. “Diez años no es tiempo suficiente para medir los efectos de los lobos,” agregó Smith. “Sus efectos recién están llegando ahora y los cambios toman mucho tiempo para que surjan.”

    Por JIM ROBBINS, 18 de octubre de 2005

  14. Vaelia dice:

    [url=http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=9$3403000000$4204206&f=20091207]http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp?cx=9…&f=20091207[/url]

    El futuro del lobo mexicano, a debate
    Fracasa en EE.UU. un programa federal para su protección

    07/12/2009

    ALBUQUERQUE, Nuevo México, EE.UU. (AP).— Ha pasado una década desde que el gobierno federal comenzó a reintroducir a los lobos mexicanos para que vivan en estado silvestre en su hábitat del suroeste de Estados Unidos, donde se habían extinguido en la década de 1930.

    Sin embargo, el programa no ha funcionado ni para los lobos, ni para los rancheros, ni los conservacionistas ni para los biólogos federales. Ante esto, la situación será abordada en los próximos días en una cita en Albuquerque, a fin de decidir el futuro de los lobos mexicanos. El resentimiento y la frustración que ha generado el programa en muchos de los participantes se ha dejado sentir en la frontera entre Arizona y Nuevo México, que abarca un terreno bordeado por pinos y arbustos, lagos y riachuelos.

    Entre las partes afectadas figuran los ganaderos, cuatro de los cuales quebraron en la década reciente desde que se reintrodujo a los lobos mexicanos en el área, explicó Ed Wehrheim, quien preside la comisión del condado de Catron.

    La región, que ha sido afectada por la sequía y los precios del ganado, ha perdido su valor, pero Wehrheim dijo que la presión de los ambientalistas y el hecho de que los lobos mexicanos han matado a cientos de cabezas de ganado en los últimos años sólo han empeorado la situación.

    “Algunas esposas de ganaderos han venido a verme vociferando porque están a punto de perder todo aquello que heredaron de sus padres”, señaló ayer Ed Wehrheim. Los ambientalistas, por su parte, alegan que las prácticas de pastoreo son parte del problema y que el programa de protección de los lobos ha fallado por el mal manejo del gobierno federal.

    En medio de todo esto está Bud Fazio, coordinador del programa que reintroduce a los lobos mexicanos en su antiguo hábitat. El lobo mexicano, que es una variedad del lobo común, fue exterminado en la década de los 30. El gobierno comenzó a reintroducir esa especie en 1998 a lo largo de 1.7 millones de hectáreas entre Arizona y Nuevo México, la cual abarca bosques, propiedades privadas y pueblos.

    Actualmente, unos 50 lobos merodean por las áreas silvestres de Arizona y Nuevo México, pero ese número es sólo la mitad de lo que los biólogos se habían propuesto.

    Los funcionarios federales estatales y de otros sectores que participan en la protección de esa especie tratarán estos problemas en la cita de Albuquerque, para decidir el futuro del programa.

    Especialistas señalan que el muro fronterizo pone en riesgo especies naturales de México, como el jaguar, ocelote, oso negro, zorra del desierto, perrito llanero, borrego cimarrón y puercoespín, entre otros.