Hola, mi nombre es Pablo, soy de Argentina. Tengo 34 años y me formé en una familia de seno católica practicante.
Pensando en cómo fue que llegué aquí, tuve que retroceder bastante en el tiempo.
Siempre puse todo en duda, y mis inquietudes me han llevado por muchos caminos. Al abandonar las enseñanzas cristianas las cosas se complicaron aún más.
¿Quién me iba a decir que hacer?
Me encontré como en un restaurant con una carta muy extensa de platos y no saber qué elegir.
Mi motor se centraba en el aborrecimiento del sistema occidental actual y una pequeña luz interior que me decía:
¿Cómo puede ser que esta vida sea tan simple y aburrida?
La búsqueda comenzó. Di con los libros de Castaneda y le busqué la vuelta una y otra vez. Pero no mi interesa la discusión de ver si su obra es verdad o ficción, si Don Juan fue real o no. Con ese criterio, la Biblia bien podría ser un libro de cuentos para chicos con cosas que se deben hacer y cosas que no.
Lo importante es lo que enciende la obra en el lector; por supuesto que suena ridículo que alguien se quede con un único libro convirtiéndolo en su propio dogma fundamentalista. Ya sea la Biblia, el Corán o Castaneda.
Finalmente un día me decidí. Empezar a tomar acciones, dejar tanta charlatanería y comprobar las cosas en carne propia. Pero para ello tenía que ordenar mis cosas, tenía que “comprar tiempo” para tal emprendimiento. Al día de hoy sigo ordenando cosas. Dejé mi trabajo y construí una empresa personal para tener mayor “libertad”. Compré una casa a la cual me mudé con mi novia. Las cosas se iban acomodando pero no terminaba nunca, siempre faltaba algo más… entendí que nada tenía que ver el ordenar las cosas previamente, solo había que tomar la decisión. Y aquí estoy, buscando la punta del ovillo como lo hice toda mi vida.
Espero no morir sin encontrarla…
Saludos