Jedi y Coaches, un fin noble

Jedi y Coaches, un fin noble
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A Carmen Giménez-Cuenca

Hay muchas diferencias entre los coaches y los jedi, pero teniendo en cuenta lo famosas y queridas que son las películas de La guerra de las galaxias, el poner en relación ambas cosas puede ser muy estimulante.
Primero hay que recordar quiénes son los jedi, los protagonistas de la saga. Son caballeros, como los que existieron en la Edad Media, aunque seguramente más nobles, con un código ético más fuerte y una espiritualidad superior. Su fin es el de servir a la Fuerza, a la paz, a la democracia, todos los instintos nobles que pueda tener el ser humano.
Los jedi, y aquí entramos en el tema de este artículo, suelen hacerse cargo de un discípulo, un padawan, al que van enseñando a medida que llevan a cabo arriesgadas misiones. Buscan potenciar sus capacidades y les adiestran en el control de la Fuerza que, sin embargo, como le dice Oby Wan a Luke en el Episodio IV, “en parte la controlas y en parte te controla a ti”.
La relación de jedi-padawan tiene puntos en contacto notables con los coaches y sus pupilos, y puntos en los que se distancian más. Oby Wan va potenciando poco a poco las cualidades de Luke Skywalker, mientras viajan hacia la Estrella de la Muerte. En realidad le da unas pautas generales que después Luke desarrollará, y esto es algo similar a la forma de actuación de un coach con su pupilo, aunque en el coaching ortodoxo el coach procura que las pautas salgan del mismo pupilo, evitando condicionarlo.
Un coach no ordena, no manda, ni siquiera sugiere… El coach, como el jedi, disfruta de una condición superior, que en parte se la da su trayectoria y en parte la consideración, muy alta, que le da su pupilo. Si es coach, al igual que si es jedi, es porque ha hecho méritos para serlo. Una realidad indiscutible. Esto supone ver las cosas desde un punto superior, pero sereno, tranquilo, y pronunciar sus palabras también desde ese punto superior; esto es así aunque la intención del coach es ser un mero acompañante en el proceso de crecimiento personal del pupilo. Lo cierto es que para el pupilo su coach es un faro, un referente.
Aquí también hay que diferenciar, si miramos a La guerra de las galaxias, entre la trilogía nueva y la antigua. Los jedi que aparecen en los episodios IV, V y VI están más alejados de la acción; no en vano su orden ha sido exterminada, y tanto Yoda como Oby Wan Kennoby viven apartados de la acción, esperando el momento oportuno. Los consejos de Yoda están llenos de distanciamiento, hasta de desapego, muy propios de los jedi.
Los coaches actúan con desapego, pero con mucho acercamiento. Están involucrados en el proceso y las acciones de sus pupilos, pero no son ellos los que propiamente las realizan. En esto se parecen al Yoda de El imperio contraataca, por ejemplo, que entrena a Luke en el planeta Dagobah, cuerpo y mente, al igual que lo hace el coach, con ejercicios de integración cuerpo-mente, pero Yoda no va a acompañar a Luke en la acción, en la batalla, en el duelo con Darth Vader. Su misión es preparar a Luke para cuando todo eso se produzca.
El coach marca unos objetivos con el pupilo, que pueden ir desde potenciar unas capacidades a ascender en la carrera profesional, aunque el verdadero objetivo es mejorar, ser mejor. El coaching es holístico y mejora de manera integral la vida de la persona. Los coaches entrenan a sus pupilos para ser la mejor versión de sí mismos, la versión que pueda materializar el objetivo que atrajo al pupilo al coaching.
Los jedi adiestran a los padawan para convertirlos en caballeros jedi, y luego en maestros jedi. Ése es el objetivo. Pero todo este proceso, que se nos cuenta muy bien en las películas en los primeros episodios, I, II y III, con Anakin Skywalker y un joven Oby Wan Kennoby, todo este proceso está encaminado al enriquecimiento espiritual, intelectual e incluso físico de los padawan o discípulos. Creo que hasta el término que se suele dar a los discípulos de los coaches encaja perfectamente con el rol de los discípulos jedi, es decir, pupilos. Hay que insistir en la palabra “pupilos”, pues a menudo se utiliza “clientes”, para indicar el carácter práctico y efectivo y la distancia con las terapias que atienden a pacientes. De estas terapias el coaching quiere distinguirse, y tampoco los maestros jedi se verían reflejados en ellas, aunque el aprendizaje y el progreso interior y exterior puedan tener algo de terapéutico.
El aprendizaje de Anakin con Oby Wan en El ataque de los clones y La venganza de los Sith acaba de forma negativa, porque Anakin se pasa al Lado Oscuro, y de gran esperanza de la Orden Jedi se convierte en un Lord Sith. Pero todos sabemos que la historia es más larga. En el caso de los coaches y los pupilos es difícil que esto ocurra, porque siempre hay un progreso positivo, o por lo menos un acabar como empezó todo. Los objetivos que se marcan coach y pupilo son muy claros, y si hubiera una mínima marcha atrás se abandonaría ese proceso. Además, en ningún caso un coach accedería a entrenar un objetivo relacionado con el lado oscuro porque se lo prohíbe el código ético de la profesión del coaching.
Pero lo que es claro es que tanto en el adiestramiento jedi-padawan como coach-pupilo hay una historia de enriquecimiento constante. Si hay distanciamiento entre ellos, en el caso del coach, es porque estamos ante un profesional que conoce bien su trabajo y, como se ha dicho antes, ve las cosas desde arriba. Sus palabras son órdenes sin ser órdenes. Indaga en la vida, en la trayectoria del pupilo, en lo que puede hacer y no hacer, y pide continuamente respuestas e ideas que partan del propio pupilo. De una sesión a otra se fijan unos objetivos, esta vez parciales o metas de desempeño, siempre relacionadas con el objetivo final, y se asiste a un crecimiento paulatino.
El coach no es un maestro, o no es un maestro normal; el jedi se parece mucho más a un maestro convencional, como puede ser un maestro académico o literario o artístico. El coach y el pupilo marcan unas líneas de actuación como podría hacerlo un arquitecto, y luego es el pupilo el que realiza su propio camino, digamos, intensificado a la luz de la consciencia, pues el coaching es el arte de crear consciencia y donde hay consciencia se dispara la responsabilidad que nos hace cambiar de comportamientos, y cuando cambia nuestro comportamiento cambia nuestro destino.
Hay un reconocimiento de las virtudes, del trabajo del pupilo, por parte del coach, como lo suele reconocer el maestro jedi con su padawan. En las películas Qui Gon Jin le dice a su padawan Oby Wán que va a ser un jedi excepcional, y asimismo Oby Wan, cuando sea maestro de Anakin, alabará su sabiduría y le dirá que se ha convertido en un jedi mucho mayor que él. El coach dice siempre la verdad; alaba lo que cree que es alabable y verdadero. Los coaches actúan como espejos, pero están siempre alertas y preparados para incentivar todo lo que es mejorable en el pupilo. El coach sabe que este proceso es algo costoso para su pupilo, y por eso está siempre atento ante cualquier mejora, por pequeña que sea, para reconocer su mérito.
Los jedi también hacen esto, y muchas veces son espejos correctores. Los coaches lo son cuando dan feedback negativo, cuando las circunstancias del pupilo lo requieren, es decir, cuando éstos hacen algo que va en contra de su proceso. De este modo se puede decir que los maestros jedi están construyendo lo que serán sus padawan más adelante, aunque un jedi ya hecho es completamente distinto a todos sus compañeros; tiene su propia personalidad, como vemos perfectamente en las películas. ¿En qué se parece Yoda a Qui Gon Jin, o éste a Oby Wan, u Oby Wan al propio Luke? ¿En qué se parece Anakin a todos estos jedi? Se parecen en un espíritu, su control de la Fuerza, que hoy podríamos llamar sabiduría o un saber conducirse por la vida… pero son muy diferentes.
El coach, sin embargo, se encuentra con una persona que ya ha hecho mucho, acertado o erróneo. No se trata de construir una persona, ni de enderezarla, sino de potenciarla y ayudarla a lograr lo que tanto ansía o, mejor todavía, a iluminar sus virtudes y capacidades para que esto ocurra.

Autor: Eduardo Martínez-Rico
Escritor y profesor de la Facultad de Comunicación de IE Universidad.
Autor del libro La guerra de las galaxias, el mito renovado (Ed. Alberto Santos)

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