Versos lobunos

Normalmente en las fábulas no se da una buena imagen del lobo, que suele simbolizar la naturaleza malvada. Pero también hay excepciones, como “El Cordero y el Lobo” o “El Lobo y el Perro”, de las que presentamos la versión de Samaniego.

EL CORDERO Y EL LOBO

Uno de los corderos mamantones,
Que para los glotones
Se crían, sin salir jamás al prado,
Estando en la cabaña muy cerrado,
Vio por una rendija de la puerta
Que el caballero Lobo estaba alerta,
En silencio esperando astutamente
Una calva ocasión de echarle el diente.
Mas él, que bien seguro se miraba,
Así lo provocaba:
«Sepa usted, señor Lobo, que estoy preso,
Porque sabe el pastor que soy travieso;
Mas si él no fuese bobo,
No habría ya en el mundo ningún Lobo.
Pues yo corriendo libre por los cerros,
Sin pastores ni perros,
Con sólo mi pujanza y valentía
Contigo y con tu raza acabaría.»
«Adiós, exclamó el Lobo, mi esperanza
De regalar a mi vacía panza.
Cuando este miserable me provoca
Es señal de que se halla de mi boca
Tan libre como el cielo de ladrones.»

Así son los cobardes fanfarrones,
Que se hacen en los puestos ventajosos
Más valentones cuanto más medrosos.

EL LOBO Y EL PERRO

En busca de alimento
iba un Lobo muy flaco y muy hambriento.
Encontró con un Perro tan relleno,
tan lucio, sano y bueno,
que le dijo: “Yo extraño
que estés de tan buen año
como se deja ver por tu semblante,
cuando a mí, más pujante,
más osado y sagaz, mi triste suerte
me tiene hecho retrato de la muerte”
El Perro respondió: “Sin duda alguna
lograrás, si tú quieres, mi fortuna.
Deja el bosque y el prado;
retírate a poblado;
servirás de portero
a un rico caballero,
sin otro afán ni más ocupaciones
que defender la casa de ladrones”
“Acepto desde luego tu partido,
que para mucho más estoy curtido.
Así me libraré de la fatiga,
a que el hambre me obliga
de andar por montes sendereando peñas,
trepando riscos y rompiendo breñas,
sufriendo de los tiempos los rigores,
lluvias, nieves, escarchas y calores”
A paso diligente
marchando juntos amigablemente,
varios puntos tratando en confianza,
pertenecientes a llenar la panza.
En esto el Lobo, por algún recelo,
que comenzó a turbarle su consuelo,
mirando al Perro, le dijo: “He reparado
que tienes el pescuezo algo pelado.
Dime: ¿Qué es eso?” “Nada”.
“Dímelo, por tu vida, camarada”.
“No es más que la señal de la cadena;
pero no me da pena,
pues aunque por inquieto
a ella estoy sujeto,
me sueltan cuando comen mis señores,
recíbenme a sus pies con mil amores:
ya me tiran el pan, ya la tajada,
y todo aquello que les desagrada;
éste lo mal asado,
aquél un hueso poco descarnado;
y aún un glotón, que todo se lo traga,
a lo menos me halaga,
pasándome la mano por el lomo;
yo meneo la cola, callo y como”
“Todo eso es bueno, yo te lo confieso;
pero por fin y postre tú estás preso:
jamás sales de casa,
ni puedes ver lo que en el pueblo pasa”
“Es así” “Pues, amigo,
la amada libertad que yo consigo
no he de trocarla de manera alguna
por tu abundante y próspera fortuna.
Marcha, marcha a vivir encarcelado;
no serás envidiado
de quien pasea el campo libremente,
aunque tú comas tan glotonamente
pan, tajadas, y huesos; porque al cabo,
no hay bocado en sazón para un esclavo”

FUENTE: [url=http://es.wikisource.org]http://es.wikisource.org[/url]

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22 Commentsto Versos lobunos

  1. Vaelia dice:

    Fuente (original y traducción) : [url=http://poemaseningles.blogspot.com/2005/06/rudyard-kipling-second-jungle-book-law.html]http://poemaseningles.blogspot.com/2005/06…e-book-law.html[/url]

    The second jungle book

    Rudyard Kipling (1865-1936)

    The law of the jungle

    Now this is the Law of the Jungle — as old and as true as the sky;
    And the Wolf that shall keep it may prosper, but the Wolf that shall break it must die.

    As the creeper that girdles the tree-trunk the Law runneth forward and back —
    For the strength of the Pack is the Wolf, and the strength of the Wolf is the Pack.

    Wash daily from nose-tip to tail-tip; drink deeply, but never too deep;
    And remember the night is for hunting, and forget not the day is for sleep.

    The Jackal may follow the Tiger, but, Cub, when thy whiskers are grown,
    Remember the Wolf is a hunter — go forth and get food of thine own.

    Keep peace with the Lords of the Jungle — the Tiger, the Panther, the Bear;
    And trouble not Hathi the Silent, and mock not the Boar in his lair.

    When Pack meets with Pack in the Jungle, and neither will go from the trail,
    Lie down till the leaders have spoken — it may be fair words shall prevail.

    When ye fight with a Wolf of the Pack, ye must fight him alone and afar,
    Lest others take part in the quarrel, and the Pack be diminished by war.

    The Lair of the Wolf is his refuge, and where he has made him his home,
    Not even the Head Wolf may enter, not even the Council may come.

    The Lair of the Wolf is his refuge, but where he has digged it too plain,
    The Council shall send him a message, and so he shall change it again.

    If ye kill before midnight, be silent, and wake not the woods with your bay,
    Lest ye frighten the deer from the crops, and the brothers go empty away.

    Ye may kill for yourselves, and your mates, and your cubs as they need, and ye can;
    But kill not for pleasure of killing, and seven times never kill Man.

    If ye plunder his Kill from a weaker, devour not all in thy pride;
    Pack-Right is the right of the meanest; so leave him the head and the hide.

    The Kill of the Pack is the meat of the Pack. Ye must eat where it lies;
    And no one may carry away of that meat to his lair, or he dies.

    The Kill of the Wolf is the meat of the Wolf. He may do what he will,
    But, till he has given permission, the Pack may not eat of that Kill.

    Cub-Right is the right of the Yearling. From all of his Pack he may claim
    Full gorge when the killer has eaten; and none may refuse him the same.

    Lair-Right is the right of the Mother. From all of her year she may claim
    One haunch of each kill for her litter, and none may deny her the same.

    Cave-Right is the right of the Father — to hunt by himself for his own:
    He is freed of all calls to the Pack; he is judged by the Council alone.

    Because of his age and his cunning, because of his gripe and his paw,
    In all that the Law leaveth open, the word of the Head Wolf is Law.

    Now these are the Laws of the Jungle, and many and mighty are they;
    But the head and the hoof of the Law and the haunch and the hump is — Obey!

    El segundo libro de la selva

    La ley de la jungla

    Versión de Luis Cremades

    Esta es la Ley de la Jungla -como el cielo vieja y cierta;
    prosperará el Lobo que la cumpla, mas el Lobo que la transgreda habrá de morir.

    Igual que trepa la hiedra alrededor del tronco del árbol avanza la Ley y retrocede…
    pues es el Lobo la fuerza de la Manada. y la fuerza del Lobo está en la Manada.

    Cada día lávate desde el hocico hasta la cola; bebe mucho, pero no muy deprisa nunca;
    y recuerda que la noche para la caza está hecha, y no olvides que el día se debe al sueño.

    Puede el Chacal seguir al Tigre, pero, Cachorro, cuando te hayan crecido los bigotes,
    recuerda que el Lobo es un cazador -sigue adelante y por tu cuenta consigue la comida.

    Mantén la paz con los Señores de la Jungla el Tigre, la Pantera, el Oso;
    y no importunes a Hathi el Silencioso, ni te burles del Jabalí en su guarida.

    Si una Manada con otra Manada se encuentra en la Selva, y no quiere ninguna retroceder,
    descansa hasta que los jefes hayan hablado -tal vez las palabras justas prevalezcan.

    Cuando pelees con un Lobo de la Manada, debes enfrentarte a solas, alejado,
    pues otros tomarían parte en la disputa, y la batalla debilitaría la Manada.

    La Guarida del Lobo es su refugio, donde ha construido su hogar,
    ni siquiera el Jefe de la Manada puede entrar, ni siquiera el Consejo.

    La Guarida del Lobo es su refugio, pero si no es profunda,
    el Consejo enviará una orden y deberá otra vez mudarse.

    Si antes de medianoche matas, hallo en silencio y no despiertes al bosque con tu aullido,
    asustarás a los ciervos que en la maleza se esconden, y regresarán con las manos vacías tus hermanos.

    Para ti puedes matar y para tus compañeros y para tus cachorros tanto como necesiten;
    pero no mates por el placer de matar, y siete veces nunca mates al Hombre.

    Si robas la Presa de uno más débil, no la devores con orgullo;
    el Derecho de la Manada es el del más humilde, cédele pues la cabeza y la piel.

    La Presa de la Manada es la carne de la Manada. Debes comerla allí donde se encuentre;
    y nadie podrá llevar esa carne a su guarida, o morirá.

    La Presa del Lobo es la carne del Lobo. Con ella puede hacer su voluntad,
    y, hasta que dé su permiso, no puede la Manada comer de esa Presa.

    El Derecho del Cachorro es el derecho del Primero. De cualquiera puede exigir en su Manada,
    y hartarse de comer cuando haya comido el Cazador; y nadie podrá negárselo.

    El Derecho de la Guarida es el derecho de la Madre. De cualquiera de su misma edad puede exigir
    una pata de cada presa para su camada; y nadie podrá negárselo.

    El Derecho de la Cueva es el derecho del Padre —(azar a solas para sí:
    libre para no seguir a la Manada; por el Consejo sólo juzgado.

    Por su edad y su astucia, por su fuerza y sus garras,
    en todo aquello que la Ley deja abierto, es Ley la palabra del Jefe de los Lobos.

    Estas son las Leyes de la Jungla. muchas y muy rígidas;
    pero la cabeza y las uñas de la Ley y la patas y el lomo es ¡Obedece!

  2. Vaelia dice:

    Que de vez en cuando me acuerdo de esta canción.
    Por si a alguien no le suena, es para enseñar a los bebes los dedos de la mano, o algo así.

    Cinco lobitos
    tiene la loba,
    blancos y negros,
    detrás de la escoba.
    Cinco parió,
    cinco críó,
    y todos ellos,
    tetita les dió.

  3. Vaelia dice:

    A farkasok dala – Canción de los lobos

    Ruge y retumba la tormenta
    por la enlutada bóveda del cielo,
    y sobre el dorso de impetuosas ráfagas
    cabalgan las deidades del invierno.

    Ni el frígido erial donde vagamos sin acierto
    buscando alguna senda,
    ni un arbusto descubre la mirada
    que el suspirado abrigo nos ofrezca.

    Allí en la cueva el hambre que nos mata,
    y fuera de ella el frío que nos hiela;
    entre ambos, como rudos cazadores;
    sin piedad nos acosan por doquiera.

    Y píntaseles otro en la batida:
    del cargado fusil la saña fiera
    deja sobre la nieve señaladas
    con nuestra roja sangre nuestras huellas…

    Tenemos frío, sí; tenemos hambre
    y el mortífero plomo nos asedia
    pero ¿qué importa?… En cambio somos libres.
    ¡Oh, santa libertad! ¡Bendita seas!

    Sandor Petofi (Hungría, 1823-1849)
    [url=http://www.epdlp.com/escritor.php?id=3053]http://www.epdlp.com/escritor.php?id=3053[/url]

  4. Vaelia dice:

    El lobito bueno, poesia infantil de José Agustín Goytisolo.
    Fuente: [url=http://bibliopoemes.blogspot.com/2007/08/poema-can-infantilel-lobito-bueno.html]http://bibliopoemes.blogspot.com/2007/08/p…bito-bueno.html[/url]

    José Agustín Goytisolo tiene un poema que hace contrapeso a los personajes de los cuentos clásicos. El poema está musicado y cantado por Paco Ibáñez en su disco: Paco Ibañez canta a José Agustín Goytisolo. La editorial Edebé ( colección Tren azul) editó unos libros infantiles, de narrativa, basándose en este poema, ilustrados por Juan Ballesta. Son cuatro lobros: El lobito bueno (…), El príncipe malo, La bruja hermosa, El pirata honrado.

    EL LOBITO BUENO
    (José Agustín Goytisolo)

    Érase una vez
    un lobito bueno
    al que maltrataban
    todos los corderos.

    Y había también
    un príncipe malo,
    una bruja hermosa
    y un pirata honrado.

    Todas estas cosas
    había una vez.
    Cuando yo soñaba
    un mundo al revés.

    Gloria Fuertes, basándose en este poema de Goytisolo, escribió “El lobito malo y el lobito bueno”.

    El lobito malo y el lobito bueno

    «Érase una vez
    un lobito bueno
    al que maltrataban
    todos los corderos»
    J. A. GOYTISOLO

    *
    Y érase también
    un lobito malo,
    al que obedecían
    todos los vasallos.

    *
    El lobito malo
    les metió en la guerra,
    y no quedó pueblo
    ni árbol en la tierra.

    *
    No se conocían
    y se iban matando,
    todo por la culpa
    del lobito malo.

    *
    Y vino otra vez
    un lobito bueno,
    al que respetaban
    los pocos corderos
    -que quedaban-.

    *
    Quemaron las armas
    y no hubo más guerra.
    Lobos y corderos
    jugando en la tierra.

    (…)

  5. Vaelia dice:

    ( Nota: Ninguna relación con el libro de J. Bucay que lleva el mismo título)

    Fuente: [url=http://www.lectivo.com.ar/expresion/cuentos_quintero001.html]http://www.lectivo.com.ar/expresion/cuentos_quintero001.html[/url]

    Un lugar en el bosque, de Armando Quintero

    (*)\”Un lugar en el bosque\”

    En la llamada Literatura Infantil existen varios personajes muy maltratados, en particular, uno: el lobo. Este libro no pretende ser una reivindicación de los lobos, simplemente, los muestra como seres diferentes a como han sido presentados en las numerosas leyendas, fábulas, cuentos o historias que, desde tiempos inmemoriales, hemos inventado de ellos. Compuesto de treinta cuentos breves – casi pinceladas de situaciones y personajes – el libro es de lectura amena para niños, jóvenes o adultos. Y sus mensajes tocarán sensiblemente a cada lector por sus bien apuntadas notas de humor,
    solidaridad y ternura. (…)

    1. Lobo Abuelo cuenta cuentos

    Lobo Abuelo cuenta cuentos.
    Cambia el cuerpo, las patas, los aullidos…
    ¡Cuánto cambia y cómo cambia en cada cuento!
    Todos lo ven hacerse grande y gordo como un oso que roza su cabeza
    con las nubes. Todos lo ven hacerse pequeño e inquieto como una
    pulga que vive en un bosque de árboles pequeños, de hojas y raíces
    pequeñas.
    Lobo Abuelo cuenta cuentos y hace que todos viajen al bosque donde
    cualquier cosa es posible, hasta los gritos del silencio.

    2. Oír el silencio

    —Todos los momentos del día son hermosos. El amanecer, el mediodía,
    la tarde… —dijo Lobo Abuelo.
    —¿Y la noche? —preguntó Loba Pequeña.
    —La noche también. Y no sólo por la luna y las estrellas. Hay un
    momento en que el río se queda mudo. Parece que el agua está quieta,
    como si no quisiera ir a ninguna parte. Ese silencio es tan hermoso
    como las voces del bosque.
    —Tiene que ser hermoso oír el silencio —dijo Lobo Pequeño.

    3. Muchachita del Bosque

    —Escucha —dijo Lobo Grande a Lobo Pequeño—. Y atiende bien. Si por
    ese sendero pasa una niña con una cesta y una caperuza de este
    color —le mostró unas guindas—, ni le hables: ¡Es un ser muy
    peligroso! Esa muchachita tuvo mucho que ver con el triste final de
    tu tatarabuelo.

    4. Por las nubes

    En un claro del bosque, Loba Grande había descubierto a Lobo Pequeño
    boca arriba, con los ojos en el cielo.
    —¿Qué haces?
    —¡Mirar las nubes! Las hay blancas, negras, azules, violetas…
    Nubes con forma de lobo, de oso, de monstruo, de pájaro…. Según
    sople el viento, se quedan paradas o corren veloces. A veces juegan
    a esconderse entre ellas.
    Lobo Pequeño hizo un largo silencio, y concluyó:
    —Quien dice que “no hay nada nuevo bajo el sol” es porque nunca mira
    al cielo.

    5. Regalos

    A Lobo Pequeño le gusta intercambiar sus juguetes. Loba Pequeña
    regala cosas suyas e inventa historias.
    —¿Dónde está la caja de las piedras que recogimos del río?
    —Se la regalé a Osa Gris.
    —¿Y el frasco de gotas de rocío?
    —Lo tiene Ardilla Negra. Se lo cambié por su libro de pétalos.
    —¿Qué haces con ese caballito de corazón de mazorca, con plumas de
    paloma y la punta de un lápiz en la frente.
    Loba Pequeña miró sorprendida:
    —No es un caballito, es el Unicornio Azul. Con su cuerno de oro va
    en busca de paz para el bosque.

    6. Cae la noche

    Lobo Abuelo y Lobo Pequeño paseaban por el bosque cuando cayó la
    noche.
    —¡Qué poca luz! ¡Nos vamos a perder! —dijo Lobo Pequeño.
    —No tengas miedo —lo calmó Lobo Abuelo—. Nos guiaremos por las
    estrellas.
    Camino de la guarida, Lobo Abuelo le fue mostrando el cielo:
    contemplaron el planeta Marte y el luminoso Venus, cómo titilan las
    estrellas y los planetas no, y le enseñó a reconocer algunas
    constelaciones… Lobo Pequeño estaba asombrado.
    Cuando llegaron, Lobo Abuelo le dijo:
    —Una noche te mostraré a Loba Mayor y Loba Menor; son constelaciones
    que sólo los lobos viejos conocemos.

    7. Luz de luna

    —¡Aullad, aullad siempre! —decía Loba Abuela a sus lobeznos—. No es
    que la luna sea terca, es que es viejecita; por eso anda tan
    despacio y tarda en mostrar su cara oscura, y en dejarnos dormir.
    Pero lo consigue. Claro que con los años que tiene, anda
    desmemoriada, y cada poco tiempo vuelve a mostrarse con toda su luz.

    8. Ternura

    Acababa de nacer una nueva camada y todo el bosque estaba de fiesta.
    La manada completa visitaba a Loba Grande y sus hijos recién nacidos.
    Lobo Pequeño y Loba Pequeña, los más consentidos de la camada
    anterior, se mantenían a un lado, silenciosos.
    Loba Grande, que los observaba desde hacía rato, les hizo una seña
    para que se acercasen.
    Ambos se pegaron a su cuerpo, uno a cada lado. Entonces Loba Grande
    les dijo:
    – Ningún lobo en la manada los ha olvidado. Hay tanto que
    agradecerle a la vida cuando nacen otros lobos que para todos parece
    lo más importante. ¡Eso mismo sucedió cuando nacieron ustedes!

    9. Barquitos de papel

    Lobo Grande y Lobo Pequeño hicieron barquitos de papel para que se
    deslizaran río abajo. Desde la ribera seguían sus recorridos, sus
    escalas entre las piedras, sus giros y zozobras por las aguas.
    Si se perdían o no, poco importaba.
    Loba Grande entró en la guarida refunfuñando.
    – ¡Qué manera de perder el tiempo!
    Lobo Abuelo le dijo:
    – No digas eso. Ya sabes que no son los barcos de papel sino Lobo
    Pequeño y Lobo Grande los que viajan.

    10. Boca de Lobo

    Lobo Grande se había dormido.
    En pleno sueño, abrió mucho la boca. Y quedó así un rato.
    Lobo Chiquitito se acercó, como si estuviese calculando.
    – ¿Qué haces ahí? – le preguntó Loba Pequeña.
    – Miraba. Para estar seguro de que la noche no es tan oscura como la
    boca de un lobo.

    11. Temor de lobito

    El sol brillaba en un cielo despejado. Loba Abuela entró en la
    guarida y preguntó:
    – Lobo Chiquitico, ¿has visto cómo está la tarde? Hace muy buen día
    para jugar en el bosque.
    – Sí, ya lo sé.
    – Entonces, ¿qué haces ahí como escondido?
    – Como escondido, no. Escondido. ¿Piensas que voy a salir a jugar en
    una tarde así? ¡Ni loco! ¡Seguro que el bosque está lleno de niños!

    12. Lobo Abuelo y la música

    Lobo Abuelo vive la música. Interpreta. Compone. Baila…
    A los lobeznos les gusta escuchar sus rugidos de madera, sus
    murmullos de viento y sus silencios de nube.
    – Muchas veces, hasta parece el mismísimo bosque sonando –dijo Lobo
    Pequeño.

    13. Primera salida

    – Lobo Chiquitito, pídele permiso a mamá e iremos a dar un paseo –
    propuso Lobo Abuelo.
    Salieron de la guarida y se adentraron en el bosque. Lobo Chiquitito
    se acercaba cada vez más a Lobo Abuelo. Era su primera salida y
    tenía miedo del tamaño gigantesco de los árboles.
    – ¿No nos harán daño, Lobo Abuelo? -preguntó, casi pegado a él.
    Lobo Abuelo le explicó que los árboles alargaban sus ramas para
    sostener los nidos, que nos aliviaban del calor del sol y de la
    lluvia. Le habló también de sus dulces frutos y de cómo el viento
    esparcía el aroma de sus flores.
    – ¡Qué buenos son! -exclamó Lobo Chiquitito-. ¡Suéltame! ¡Quiero
    darles un abrazo y un beso!

    14. Dueño de un universo

    – Descubrí que puedo ser dueño de un universo -dijo Lobo Chiquitito
    a Lobo Pequeño mientras caminaban por el bosque.
    – ¿Eso es posible? -preguntó Lobo Pequeño.
    – Cierra los ojos, aprieta fuerte los párpados con el dorso de las
    patas delanteras y espera. Ya lo verás.
    En efecto, en aquella oscuridad Lobo Pequeño podía ver estrellas
    brillantes dentro de sus asombrados ojos.
    – ¿Ves? Llevamos un universo dentro. Muchos no lo saben.
    Y casi en secreto le confesó:
    – Me lo acaba de enseñar Lobo Abuelo.

    15. Por un amigo

    – ¿Qué haces así? – preguntó Lobo Abuelo a Lobo Pequeño.
    Estaba pintado de blanco de punta a rabo y con la piel toda rizada.
    Además, colgado al cuello con un lazo verde, llevaba un cencerro.
    – Esta tarde quiero jugar en la pradera con mi mejor amigo. Pero su
    padre no deja ni que me aproxime al rebaño. Dice que los lobos no
    pueden jugar con los corderos.

    _________________________________________________

    Armando Quintero nació en 1944 en Olimar (Uruguay). Naturalizado venezolano. Es escritor, narrador, pintor e ilustrador. Ha publicado los libros: Los cuentos de la vaca azul (2000), Un lugar no bosque (Kalandraka, 2003) -traducido al gallego-, Un lugar en el bosque (Kalandraka, 2004). Tiene, además, Mitos y leyendas de Venezuela (Ediciones B, Bogotá) y De tiempos inmemoriales (Editorial La Casa Tomada, Caracas). Aparece en varias publicaciones colectivas como El cuento y los cuentacuentos. Diversas publicaciones digitales, tales como Letras-Uruguay, contienen información o textos de este
    autor.

  6. Vaelia dice:

    LA LOBA

    Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
    figura de muchacha, con tu pelo
    torrencial, y el sonido
    de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
    de la tristeza. El mundo
    se me empezó a morir como un niño en la noche,
    y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
    ciego, terrestre, oscuro,
    con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
    sacándome los ojos por haberte mirado.

    Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,
    segura, perfumada,
    porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
    salía por tu boca como vertiente pura
    de marfil, y bailabas
    con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
    del día, otra muchacha
    que salía de ti, como otra maravilla
    de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
    porque estábamos lejos, y decías
    que me amabas.

    Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelan
    en un vuelo sin fin las tempestades,
    pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
    todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
    solos, definitivos, completamente solos.

    Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
    del baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.
    Quiero seguirte viendo muchos años, venir
    impalpable, profunda,
    girante, así, perfecta, con tu negro vestido
    y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,
    y esa cintura.

    Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
    o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
    con éste que ahora te habla de vivir para siempre
    tú subirás al sol, tú volverás
    con él y no con otro, una tarde de junio,
    cada trescientos años, a la orilla del mar,
    eterna, eternamente con él y no con otro.

    Gonzalo de Rojas, poeta chileno nacido en 1917.
    Fuente: [url=http://amediavoz.com/rojasG.htm]http://amediavoz.com/rojasG.htm[/url]

  7. Vaelia dice:

    La loba

    En fin, que no hay respuestas simples al aullido solitario de una loba.
    Debí nacer en la manada, donde la orfandad no existe.
    Cómo habría de descifrar los signos en las múltiples vestiduras de la soledad,
    la altivez mortal del que comió de tu mano y atrás dejó el amor sin despedida,
    como una choza maloliente.
    Cómo hacer recuento de los nombres incontables del amar que van a morir tan lejos.
    Debí cerrar puertas y entendimiento, la piel desbocada y sin bridas, el corazón maltrecho,
    y hacerme de la idea que no escuché su aullido…auuuuu

    Etnairis Rivera, poetisa nacida en Puerto Rico en 1949.
    Fuente: [url=http://www.redyaccion.com/biograetnairis.htm]http://www.redyaccion.com/biograetnairis.htm[/url]

  8. Vaelia dice:

    La Loba

    A la memoria de mi desdichada amiga J.C.P. porque éste fue su verbo.

    “Yo soy como la loba.
    Quebré con el rebaño
    Y me fui a la montaña
    Fatigada del llano.

    Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,
    que yo no pude ser como las otras, casta de buey
    con yugo al cuello; libre se eleve mi cabeza!
    Yo quiero con mis manos apartar la maleza.

    Mirad cómo se rien y cómo me señalan
    porque lo digo así: (Las ovejitas balan
    porque ven que una loba ha entrado en el corral
    y saben que las lobas vienen del matorral).

    ¡Pobrecitas y mansas ovejas del rebaño!
    ¡No temáis a la loba, ella no os hará daño.
    Pero tampoco riaís, que sus dientes son finos
    y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!

    ¡No os robará; la loba al pastor, no os inquieteís;
    yo sé que alguien lo dijo y vosotros lo creéis
    pero sin fundamento, que no sabe robar
    esa loba; sus dientes son armas de matar!

    Ha entrado en el corral porque sí, porque gusta
    de ver cómo al llegar el rebaño se asusta,
    y cómo disimula con risas su temor
    bosquejando en el gesto un extraño escozor…

    Id si acaso podéis frente a la loba
    ¡Y robadle el cachorro! no vayaís en la boba
    conjunción de un rebaño ni llevéis un pastor…
    ¡Id solas! ¡Fuerza a fuerza oponed el valor!

    Ovejitas mostradme los dientes. ¡Qué pequeños!
    No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños
    por la montaña abrupta, que si el tigre os acecha
    no sabréis defenderos, moriréis en la brecha.

    Yo soy como la loba. Ando sola y me río
    del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
    donde quiera que sea, que yo tengo una mano
    que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

    La que pueda seguirme que se venga conmigo,
    pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,
    la vida, y no temo su arrebato fatal
    porque tengo en el mano siempre pronto un puñal.

    El hijo y después yo y después… ¡lo que sea!
    aquello que me llame más pronto a la pelea.
    A veces la ilusión de un capullo de amor
    que yo sé malograr antes que se haga flor.

    Yo soy como la loba.
    Quebré con el rebaño
    Y me fui a la montaña
    Fatigada de llano”.

    Alfonsina Storni (1892-1938)
    Poetisa argentina, nacida en Suiza.
    Fuente del poema: [url=http://www.nodo50.org/mujerescreativas/la%20loba.htm]http://www.nodo50.org/mujerescreativas/la%20loba.htm[/url]
    Bio de Storni; [url=http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonsina_Storni]http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonsina_Storni[/url]

  9. Vaelia dice:

    Zamira ama los lobos

    Zamira ama los lobos.
    Yo quisiera ir con ella a buscarlos
    a las tierras más altas,
    donde los robledales rojos de Sotillo
    han perdido sus hojas en las fuentes,
    allá donde los caballos
    beben el agua helada de las cascadas
    y se espera la nieve
    como una bendición.

    Tú y yo estamos en este hospital
    esperando a la muerte.
    No la muerte tuya ni la muerte mía,
    sino la de aquellos que nos dieron la vida.
    Y éstos, ¿a quienes pasarán,
    cuando mueran, sus muertes?
    Tú y yo esperando el final,
    El vacío del límite,
    mientras la vida brilla y tiembla entre nosotros
    como un cuchillo inocente.
    Y es que, esperando la muerte de los otros,
    esperamos, un poco, la muerte nuestra.

    Quizá, por ello, Zamira ama los lobos.
    Quizá, por ello, yo deseo también
    salir a buscarlos con ella este mes de diciembre
    a los páramos altos,
    a los prados remotos.
    Y podríamos ver los espinos,
    y las brasas de sangre del sol
    en mimbrales morados.
    Puesta ya en nuestros ojos
    la venda de la nieve,
    que no pensemos más, que ya no nos deslumbre
    el acre resplandor de los quirófanos.

    Zamira ama los lobos,
    quiere escapar del laberinto de piedra y cristal
    del dolor.
    Zamira: partamos y no regresemos.

    Antonio Colinas
    Poeta, novelista, biógrafo, ensayista, traductor y periodista español, nacido en La Bañeza, León, en 1946.

    Fuentes:

    [url=http://personales.ya.com/poesias/ac0014.htm]http://personales.ya.com/poesias/ac0014.htm[/url]
    [url=http://amediavoz.com/colinas.htm]http://amediavoz.com/colinas.htm[/url]

  10. Vaelia dice:

    LOBOS Y OVEJAS

    A Enrique Lihn

    Hay un lobo en mi entraña
    que pugna por nacer
    Mi corazón de oveja, lerda criatura
    se desangra por él

    &&&&

    Por qué si soy oveja
    deploro mi ovina mansedumbre
    Por qué maldigo mi pacífica cabeza
    vuelta hacia el sol
    Por qué deseo ahogarme
    en la sangre de mis brutas hermanas
    apacentadas

    &&&&

    Me parieron de mala manera
    me parieron oveja
    Soy tan desgraciada y temerosa
    No soy más que una oveja pordiosera
    Me desprecio a mí misma
    cuando escucho a los lobos
    que aúllan monte adentro

    &&&&

    Yo, la oveja soñadora,
    pacía entre las nubes
    Pero un día la loba me tragó
    Y yo, la estúpida cordera,
    conocí entonces la noche
    la verdadera noche
    Y allí en la tiniebla
    de su entraña de loba
    me sentí lobo malo de repente

    &&&&

    Si me dieran a optar
    sería lobo
    Pero qué puedo hacer si esta pobre pelleja
    no relumbra como la noche negra
    y estos magros colmillos no muerden ni desgarran

    Si me dieran a optar
    sabría acometer como acometa ahora
    esta mísera alfalfa, famélica, ovejuna

    Si me dieran a optar
    los bosques silenciosos serían mi guarida
    y mi aullido ominoso haría temblar a los rebaños
    Pero qué hacer con mis albos vellones
    Cómo transfigurar mi condición ovina

    &&&&

    Yo, la obtusa oveja,
    huía tropezando con mis hermanastras
    El lobo nos seguía acezando
    y entonces yo, la oveja pródiga,
    me quedé a la zaga
    El lobo bautista me dio alcance
    Se me trepó al lomo derribándome
    y enterró sus colmillos en mi cuello
    Vieja lobo, me dijo
    Vieja loba piel de oveja
    Quiero morir contigo
    esperaré a los perros
    La sangre me manaba a borbotones
    Parecíamos un sol enterrado de cabeza
    en el suelo

    &&&&

    Yo era una oveja mansa
    Siempre miré hacia el suelo
    Yo era sólo una oveja rutinaria
    Yo era un alma ovejuna
    sedienta de aventuras
    Yo era en el fondo
    una oveja aventurera
    Yo deseaba convertirme
    en oveja descarriada
    Expreso aquí mis sinceros agradecimientos
    a la piadosa águila humana
    que me desgarró la yugular de un picotazo

    &&&&

    ¡ No es menester un amo !
    Amor es menester, amor lobuno
    El lobo más feroz ama a su loba
    y escarba y huele y hurga
    y le clava los ojos y la escucha
    y la loba celeste de las constelaciones
    mueve la cola y ríe y lo saluda

    &&&&

    El lobo dio alcance a la loba
    Yo lo estaba viendo
    La cogió de los flancos con el hocico
    lamió su vientre y aulló
    irguiendo la cabeza
    Yo lo estaba viendo
    Yo que no soy más que una oveja asustadiza
    Y puedo afirmarlo nuevamente
    El lobo y la loba lloraban
    restregando sus cuellos
    La oscuridad les caía encima
    Había un gran silencio
    No había más que piedras
    y los astros rodaban por el cielo

    &&&&

    Lobo a penalidad
    Lobo y a ciegas
    Lobo a fatalidad
    Lobo a porfía
    Lobo de natural
    Lobo de ovejas
    Pastor a dentelladas
    Aullador de estrellas

    &&&&

    ¡ A la loba !
    gritaron los hombres ya bebidos
    La bestia alzó las orejas
    y corrió a refugiarse entre mis patas
    Me miró a los ojos
    y no había fiereza en su semblante
    ¡ A la loba !
    volvió a escucharse el grito ya cercano
    Ella agitó la cola
    dio un lengüetazo en el agua
    y vi sus ojos negros
    recortados contra el azul del cielo
    Después huyó hacia el monte
    Entonces yo, la oveja libre de sospecha,
    me vi sola ante los hombres
    y sus negras bocas de escopeta

    &&&&

    Toda la tierra es tierra para el lobo
    Si lluvias, lodo
    Si soles, polvo
    Y de rumbo los montes, las estepas
    y de casa el umbral, la roca viva
    y de pan el más duro de los panes

    &&&&

    Yo, la tonta oveja,
    nadie más ignorante que yo,
    me pregunto
    Quién tendrá piedad del lobo
    y más todavía
    Quién dará sepultura al lobo
    cuando muera de viejo
    miope y lleno de piojos

    &&&&

    Se te extraña
    Se te busca
    Se te indaga
    Se te persigue en vano
    tu oculto nombre en vano
    No levantar falso testimonio
    contra el lobo
    contra el prójimo lobo
    que aúlla por su prójima

    &&&&

    Pasa el rebaño en fila funeraria
    y atraviesa el pueblo con su fuente
    Pasa el rebaño y pasa en seguimiento
    de la oveja mayor, la más borrega
    Pasa el rebaño en procesión sombría
    y tras la huella los lobos cancerberos
    van dejando un reguero de saliva
    un rastro de sangre y poluciones
    Pasa el rebaño y pasa por el puente
    Pasan los vagabundos y los trenes
    Pasa la loba amarga con sus tetas
    Pasa el rebaño y pasa lentamente
    Pasa la loba vieja, la más vieja
    Pasa la oveja negra a guarecerse
    Pasa la noche eterna, nunca aclara
    Pasa el rebaño y bala hasta perderse

    &&&&

    Cayó la noche de bruces sobre el rebaño
    La descastada oveja sintió la crispadura
    Fatalizada se apartó del corral
    No deseó nada más en el mundo
    que la roja vaharada de la loba

    &&&&

    Se declaró la peste en mi familia
    Vi a mis torpes madrastras
    gimiendo con la lengua reseca
    Murieron resignadas
    arrimadas unas contra otras
    Yo resistí la plaga
    Ayuné, no bebí agua
    Rechacé los cuidados
    Y una noche a matarme
    vinieron los pastores armados de palos
    A matar a la loba
    La única en pie
    en medio del rebaño diezmado

    &&&&

    Déjenme a mí, la loba
    Déjenme a mí, la fiera solitaria
    Déjenme a mí, la bestia asoladora
    Déjenme la cordera
    Déjenmela a la puritana
    Yo soy su sacramento
    A mí me espera

    &&&&

    Mi palabra de honor, dijo el lobo
    tan sólo quiero amarte, no te haré ningún daño
    Esta bien, no hay más remedio,
    arrímate a mi lado, contestó la borrega
    El lobo la miró con los ojos ardiendo
    La oveja le devolvió la ardiente mirada
    Se estuvieron largo tiempo mirando
    El lobo y la cordera tuvieron este sueño
    Uno en el monte donde azota el viento
    La otra en el corral
    pisoteada por sus propias hermanas

    &&&&

    No seré nunca más prenda de nadie
    Mucho menos de ti
    pastor dormido contra el árbol
    No debiste confiar en la oveja mendiga
    No debiste confiar
    en mis estúpidas pupilas aguachentas
    Serás víctima de la oveja belicosa
    Ya no habrá paz entre pastor y oveja

    &&&&

    El pastor y la loba buscaban la cordera
    Persiguiendo a la oculta treparon la ladera
    Se encontraron los dos, báculo y zarpa
    El pastor fue más hábil, la loba derrotada
    Y a los pies del zagal, la cordera perdida
    surgió de los despojos de la loba abatida

    &&&&

    Se engaña el pastor
    Se engaña el propio lobo
    No seré más la oveja en cautiverio
    El sol de la llanura
    calentó demasiado mi cabeza
    Me convertí en la fiera milagrosa
    Ya tengo mi lugar entre las fieras
    Ampárate pastor, ampárate de mí
    Lobo en acecho, ampárame

    ______________________

    Manuel Silva Acevedo poeta chileno nacido en 1942, en Santiago de Chile . La crítica chilena lo considera una de las expresiones poéticas más destacadas de la Generación del 60.

    Fuentes: [url=http://lavquen.tripod.com/manuelsilvaacevedo.htm]http://lavquen.tripod.com/manuelsilvaacevedo.htm[/url]
    [url=http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Silva_Acevedo]http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Silva_Acevedo[/url]

  11. Vaelia dice:

    Espejos

    Baja la loba al llano, y muerde las ventanas.
    No con dientes las muerde, sino con sus pupilas
    agrandadas y hambrientas.
    Con envidia las mira, a las ventanas,
    sus lámparas, sus sombras
    ocultas y encendidas.
    Porque ella vaga sola, sin lugar y con frío,
    y allí, tras los cristales,
    se agazapa ese algo
    que aún no sabe qué es,
    pero que late y vive.

    Baja la loba al río y mira arriba,
    y aúlla a las ventanas
    que brillan como soles
    y taladran la noche
    tan triste de la vida.
    ¿Quién ama? ¿Cuántos comen?
    ¿Cómo será la silla?

    Lame la loba el suelo, y lame las ventanas
    encendidas de luz,
    y sus pupilas rojas
    son un livor de frío.

    Juana Castro, Poeta española nacida en Villanueva de Córdoba en 1945.

    Fuentes: [url=http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/60270625543458363269235/p0000001.htm?marca=loba#121]http://www.cervantesvirtual.com/servlet/Si…?marca=loba#121[/url]
    [url=http://amediavoz.com/castrojuana.htm]http://amediavoz.com/castrojuana.htm[/url]

  12. Vaelia dice:

    De la loba negra…

    De la loba negra de la noche
    amamántate.
    Tiene el vientre lleno de constelaciones,
    de amarga dulcedumbre,
    de suave melancolía,
    de leche argentada.
    Sus pezones son Sirio y Aldebarán,
    su ombligo es la Luna.
    ¡Abrévate en áspero jugo de idealidad!
    ¡Golpea con tu frente en el seno de la noche!
    ¡Bebe luz blanca!¡Bebe luz blanca!

    Los perros lanzan sus ladridos irrisorios.
    Los canes te persiguen con fauces crueles.
    ¡Aguarda el Sol!
    ¡Sube a los montes!
    ¡Cruza los mares!
    ¡Reina sobre todo lo creado!…
    Y luego,
    vete a la cabaña en que llores y gustes las propias lágrimas.

    Ramón Pérez de Ayala (1880 -1962), escritor y periodista español.

  13. Vaelia dice:

    Un lobo

    Furtivo y gris en la penumbra última,
    va dejando sus rastros en la margen
    de este río sin nombre que ha saciado
    la sed de su garganta y cuyas aguas
    no repiten estrellas. Esta noche,
    el lobo es una sombra que está sola
    y que busca a la hembra y siente frío.
    Es el último lobo de Inglaterra.
    Odín y Thor lo saben. En su alta
    casa de piedra un rey ha decidido
    acabar con los lobos. Ya forjado
    ha sido el fuerte hierro de tu muerte.
    Lobo sajón, has engendrado en vano.
    No basta ser cruel. Eres el último.
    Mil años pasarán y un hombre viejo
    te soñará en América. De nada
    puede servirte ese futuro sueño.
    Hoy te cercan los hombres que siguieron
    por la selva los rastros que dejaste,
    furtivo y gris en la penumbra última.

    Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 – Ginebra, 14 de junio de 1986), fue un escritor argentino, uno de los autores más destacados de la literatura en español del siglo XX. Sus obras consisten en cuentos, ensayos y poesía.

    [url=http://letrasdelmundo.blogia.com/2007/041401-jorge-luis-borges-buenos-aires-argentina-.php]http://letrasdelmundo.blogia.com/2007/0414…-argentina-.php[/url]
    [url=http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Luis_Borges]http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Luis_Borges[/url]

  14. Vaelia dice:

    El lobo y la oveja

    Te atrapé -dijo el lobo y bostezó. La ovejita lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

    -¿Tienes que comerme? ¿ En verdad es necesario?

    -Desgraciadamente, debo hacerlo. Así reza en todos los cuentos: Una vez una ovejita desobediente se alejó de su mamá. En el bosque encontró a un lobo malo, y éste…

    -Discúlpame, pero aquí no es ningún bosque sino el corral de mi amo. No me alejé de mi mamá, soy huérfana. A mi mamá también se la comió el lobo.

    -No importa. Después de tu muerte van a preocuparse por ti los autores de aleccionadores textos de lectura. Añadirán el fondo, los motivos y la moraleja. No me tengas rencor, tú no sabes qué estúpido es ser un lobo malo. Si no fuera por Esopo, nos sentaríamos en las patas traseras para contemplar la puesta del sol. ¡Cómo me gustaría!

    Así, así es, queridos niños. El lobo se comió a la oveja y después se relamió. No imiten al lobo, queridos niños. No se sacrifiquen por la moraleja.

    Zbigniew Herbert, poeta polaco, (1924-1998)
    Fuente: [url=http://www.jornada.unam.mx/1998/11/22/sem-polacos.html]http://www.jornada.unam.mx/1998/11/22/sem-polacos.html[/url]

  15. Vaelia dice:

    Otros versos que aparecen en El Libro de las Tierras Vírgenes, cuando el enfrentamiento con los perros rojos.

    Fuente: [url=http://asde.scouts-es.net/gs608/Recursos/Biblioteca/El%20Libro%20de%20Las%20tierras%20V%EDrgenes/selva06.html]http://asde.scouts-es.net/gs608/Recursos/B…es/selva06.html[/url]

    ¡Por nuestras claras, límpidas noches,
    por las noches de los rápidos corredores,
    por el hermoso batir la selva, la vista
    de largo alcance, por la buena caza,
    por la astucia de resultados certeros!
    ¡Por el aroma matinal, que humedece
    el rocío aun no evaporado!
    ¡Por el placer de ir tras las piezas
    que con terror incauto locas huyen!
    ¡Por los gritos de nuestros compañeros
    cuando al derrotado sambhur(1) han cercado!
    ¡Por los riesgos de los excesos de la noche!
    ¡Por el grato y dulce dormir de día
    a la entrada del cubil!
    ¡Por todo esto vamos a la lucha!
    ¡Muerte, guerra a muerte juramos!

    ____

    (1) Es un tipo de ciervo del lugar.

  16. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://edimemorias.blogspot.com]http://edimemorias.blogspot.com[/url]

    Fragmentos de la obra “Oráculo de Lobo” (2005) de la venezolana Rosol Botello

    El lobo que yo soy

    Hace tiempo que no veía al lobo
    Que tengo adentro

    Mi lobo está marcando su territorio
    Hay un mensaje cuando paso
    Los otros se quedan sobrecogidos
    Muertos

    Sólo los más perturbados
    No se dan cuenta
    En su desvarío
    Los ignoro

    _______

    Los lobos aúllan cuando se sienten solos.

    Esperaba en una roca
    en el agua veía el mundo al revés

    El lobo es un espíritu amigo
    una vez vino
    me dio un mordisco

    El viejo entiende
    sabe lo que dicen
    toca un tambor y no conoce la impaciencia

    No hay huérfanos entre los lobos

    _____________

    Sin luna llena
    hoy tengo espíritu de lobo
    Quiero salir a buscarte
    para darle una vuelta a la noche
    por esos parajes
    que tú conoces

    Tienes más poder
    más fuerza
    Nunca he visto uno como tú

    Un día de éstos
    desataré mi libertad
    y jugaré contigo

    Confía en tus instintos
    no pondré trampas
    te dejaré morderme

  17. Vaelia dice:

    Fuente: [url=http://unagotalmar.blogspot.com/2007/03/catalina-pastrana-iguala-gro-1926-2003.html]http://unagotalmar.blogspot.com/2007/03/ca…-1926-2003.html[/url]

    Preámbulo de la loba

    Debe quedar grabado en la conciencia.

    que la justicia no es madera que crece en la montaña.

    y mientras no sea semilla que se deposite en la tierra

    para que el campesino la cultive,

    seguirá siendo adorno en la elocuencia.

    privilegio en las mentes cultivadas.

    punto de apoyo en la ambición desmedida;

    porque es la justicia como masa amorfa.

    que cada quien ajusta a su medida.

    La loba

    Está cincelada en mi conciencia,

    una efigie de barro humedecido,

    y no en la sola conciencia de mi cuerpo

    por la inútil protesta enmohecido,

    sino en la recia conciencia de la idea,

    en la fuerza de la razón,

    y en la tibia dignidad que nos rodea.

    En la efigie de una mujer,

    de barro dije,

    porque es la tierra la que nutre sus pesares;

    es la tierra donde finca sus altares,

    donde crece el débil y el más fuerte,

    donde siembran la vida y cosechan la muerte.

    Mientras canta el cenzontle

    se trabaja la tierra;

    mientras toda la flora se cubre de rocío,

    la tierra se trabaja.

    La yunta corta el surco cual filo de navaja

    con la ilusión más santa,

    que el jornal se termina,

    cuando el sol ya declina

    y el cenzontle no canta.

    Ahí entre la huizachera y entre los matorrales,

    muy cerca del encino donde la fronda oculta

    la historia del nagual,

    ahí vivió Nemecia,

    su casita de palma tenía como chinámil

    un cerco de acahual.

    Fue ahí donde sus cantos arrullaron al hijo,

    lo vio crecer sumiso y madurar violento,

    siempre con la mirada perdida bajo el sol.

    Crisanto era rebelde,

    creía que era indigna la vida de su pueblo,

    que era vano el esfuerzo y que era inútil su queja,

    porque en la resolana siempre se confundía

    su pena con la tierra y su cuerpo con las bestias.

    y era peor que la bestia, más que todas las bestias,

    porque dentro de su alma sangraba la protesta.

    Nemecia era tan mansa como una corderita,

    era enjuta y pequeña, olía siempre a campo

    y a la fragancia tenue de las flores marchitas.

    Era como una espiga entre flores de cactus,

    y prodigaba su aroma en el sonido de su voz,

    cual canto de la paloma.

    Anudaba a sus trenzas la cinta de colotes

    cobijando sus sueños bajo del toronjil,

    cuando escuchó muy cerca el angustioso grito,

    un niño la llamaba corriendo entre el calmil.

    -¡Nemecia! -le decía-

    Se llevan a Crisanto porque robó una vaca,

    que’s que’l es abigeo y te lo van a colgar.

    Lo llevaron pal’cerro, -el niño repetía-,

    se fueron por la joya y en el amate prieto

    te lo van a colgar.

    Mientras lloraba el niño. Nemecia se encrespaba

    como animal salvaje a punto de atacar.

    surgiendo el cambio brusco,

    el cardo por el nardo, pantera por cordera.

    de la ovejita mansa a la loba matrera.

    Con la fuerza salvaje y transformada en fiera.

    se levantó la madre,

    ya no miró aquel niño

    que triste suplicaba: ¡Reza Nemecia, reza!

    ¡Reza pa’que la Virgen te oiga, la Virgen es muy buena

    y a ti te quiere mucho, porque le llevas flores

    pa’que adorne su altar!

    -¡No Chamol, ya no hay tiempo pal’rezo!

    Nemecia ya no pensó en la Virgen, no suplicó a los santos

    ni dobló las rodillas. Buscó entre los troncones

    el machete de cinta y bien puesta la razón, .

    y bien medida la calma, se fajó el corazón

    y se fajó bien el alma.

    Ni marañas ni piedras detuvieron sus pasos,

    conocía bien las brechas porque sus pies enjutos

    hicieron los caminos.

    Y cortó esos caminos por los desfiladeros

    como bestia acosada, la loba azuzada,

    la garra afilada de una pantera.

    Rastreando aquel monte no pensaba en nada,

    olfateaba al hijo.

    No pensaba en Dios que a las ciervas mansas

    siempre las bendijo.

    Maldijo las piedras que estorbaban sus pasos,

    el charco lodoso que torció su camino;

    maldijo a la mujer que parió la maldad en los hombres,

    y que amamantó la mente que engendró la codicia.

    Maldijo mil veces, todas las injusticias.

    Olfateando cual perro de caza

    no sintió fatiga ni sintió cansancio,

    olvidó su sed y olvidó su hambre,

    escalando el monte y pensando en su hijo.

    Caminaba y dejaban sus pasos una sombra triste,

    huella de martirio, huella de dolor.

    huella de calvario.

    Caminaba a grandes zancadas

    con todo el impulso de su amor materno.

    La guiaba su instinto, su rabia, su fuerza,

    y el poder que lleva la madre en el alma,

    como escapulario, clavado en el pecho.

    Trasudando llegó hasta la loma .

    frente a aquella turba que arrastraba a su hijo.

    Levantó el machete y les gritó con rabia:

    -¡Suéltenlo!-Y retumbó su voz entre las montañas-

    ¡Suéltenlo! ¡Suéltenlo! –Y golpeó en el instinto de las alimañas.

    Y fue ese grito un impulso, un rugido

    que fue rebotando por todas las rocas,

    por todas las piedras del monte;

    y se hicieron mil voces,

    mil voces rugiendo.

    -¡Suelten a mi hijo, perros del infierno!

    ¡La voz retumbaba por toda la punta del cerro,

    Por todas las grietas, por todas las cuevas!

    -¡Suelten a mi hijo, perros del infierno!

    Por toda la punta del cerro.· La voz retumba,

    por todas las grietas, por todas las cuevas.

    ¡Por esos parajes guaridas de zorras,

    y por las guaridas que reptan las víboras!

    ¡Suéltenlo perros del demonio!

    Con saltos violentos llegó a donde estaba la reata colgada,

    y con el machete la partió en pedazos.

    ¡Malditos, mil veces malditos!

    ¡Malditos de cielo, de tierra y de infierno.

    Poco vale pa’ustedes un hombre,

    vale menos aun que los perros,

    vale menos aun que las vacas.

    y lo iban a’horcar por justicia,

    y la justicia no está en las tinajas,

    y no es nada que puedan guardar en sus arcas.

    Mijo no robó la vaca, le sangró las patas,

    y fue por venganza.

    Ustedes humillan y estafan al peón

    que trabaja por unas migajas.

    Ustedes han robado muchísimo más que una vaca,

    y nadie se atreve a colgados,

    y nadie les sangra las patas.

    Ustedes han matado toda la esperanza…

    Sólo han dejado el hambre en la casa,

    esa hambre que enferma y que cansa.

    ¡Yo soy el pueblo Elías, soy pueblo…

    no me busques pleito,

    no me des motivo pa’que arda la mecha

    que ya está queriendo!

    Guarda bien tu casa… Guarda bien tus vacas…

    Y guárdate las ganas de matar a mi’jo.

    porque muy adentro me punza el coraje,

    y puede que me anime a encender la mecha.

    ¡Algo había en Nemecia…!

    ¡Ese amor de madre que es amor y fuerza!

    Toda aquella turba se quedó muy tensa,

    se quedó en silencio, sintiendo vergiienza,

    frente a la mujer que estrujó sus torcidas conciencias.

    Fue así que aquellos maleantes soltaron su presa

    y se dispersaron…

    Sólo se quedaron Crisanto y Nemecia,

    la madre y el hijo.

    ¡Y es que Dios bendijo a las siervas mansas,

    y a las lobas que llevan la garra en el alma,

    también las bendijo!

    Catalina Pastrana, poeta mexicana, 1926-2003.

  18. Lux dice:

    impresionante

  19. Vaelia dice:

    CABEZA DE LOBO
    A Franz Biberkopf

    Como cabeza de lobo llevas el poema,
    para que te paguen tu labor lo muestras,
    se ríen de ti, y te dicen
    que ya no sirven para nada los poetas,
    que los lobos hace tiempo que desaparecieron…
    Te vas a otra tierra, buscas otro lugar,
    enseñas tu cabeza de lobo, tu poema,
    y te responden con las mismas burlas.

    Vete a tu casa de piedra,
    siéntate junto a la hoguera,
    mira cómo el humo lamenta su ligereza,
    cómo quiere rebelarse contra su propio cuerpo.
    No puede volver atrás
    porque el viento lo aleja del lugar.
    Demasiado tarde.
    El humo no sabe lo que le pasa,
    se toca la frente pero no tiene frente,
    quiere pensar y no tiene cabeza,
    mira y sólo ve abajo una hoguera que se apaga.
    El frío y la noche se apoderan de él…
    Y tú vuelves a encender la hoguera
    con las hojas de este libro.
    En el cielo se verá algún día
    una humareda que cubrirá la tierra.

    Y volverán los lobos milenarios,
    en estos siglos del miedo volverán,
    y buscarán por todos los lugares
    al cazador de lobos, al criminal,
    y él se habrá esfumado,
    como la piel del humo,
    con su cabeza de lobo,
    con su poema.

  20. Vaelia dice:

    La canción está incluida en el CD “El viaje del agua. De Romances. Cantigas e Danzas” (1999), del grupo Odres Mayrat. Aunque en él se recupera en gran medida texto medieval, el fragmento que sigue es de nueva creación, con letra de Alberto Alonso, basada en un relato de Álvaro Cunqueiro.

    No ha habido manera de encontrar la letra, así que es posible que yo cometa algún error de transcripción.


    Nueva Historia de Clemence

    Yo descansaba, mi madre,
    sentada bajo el laurel, laurel,
    peinando los mis cabellos,
    sentada bajo el laurel, laurel,
    iva vestida de oropel.

    Yo descansaba, mi madre,
    sentada bajo el laurel, laurel,
    cantaban los ruiseñores,
    sentada bajo el laurel, laurel,
    tan dulce como la miel.

    Cuernos de caza sonaban,
    que hacían estremecer.

    Vi venir al postillón,
    y cantaba Clemence:
    ¿Divisaste por los montes
    al ciervo de blanco piel?

    Si lo viereis caballero,
    mis nuevas llevad con él,
    decidle que él es mi amado,
    mi señor y mi doncel.

    (…)

    Saliera del romeral el ciervo de blanco piel;

    – Señora, no puedo amaros, pues ciervo siempre seré,
    pues ciervo siempre he de ser.

    – ¿ Cómo romper tal sortilegio, y devolveros el ser ?

    – No podeis, no podeís no, mi Señora,
    pues es fuerte este poder.
    En cierva vos tornaría, si vuestro amor es con fe.

    – Encantadme, pues, mi amado,
    deje yo de ser mujer.
    Encantadme, pues, mi amado,
    junto a vos caminaré.

  21. Lux dice:

    es bello

  22. Vaelia dice:

    [url=http://blogs.20minutos.es/poesia/post/2009/06/27/-mi-lbra-blanca-victoriano-craomer-1907-2009-]http://blogs.20minutos.es/poesia/post/2009…omer-1907-2009-[/url]

    ‘Mi loba blanca’, de Victoriano Crémer (1907 – 2009)

    Me seguían sus ojos y yo era menos que un niño;

    bosques y primaveras me arañaban el pecho

    brotándome en los cauces borbotones calientes

    en los que el alma yergue su furia fundadora.

    Su gran calma de esposa apretaba los círculos

    y me sentía centro de su raudal sangriento;

    con el galope oscuro de la sangre apremiando

    la altiva meta blanca de su dormida carne.

    ¿Fue su voz? De más hondo que el deseo, rompiendo

    su corteza de plomo, me llegó aquel balido

    que estrellaba su espuma, como un ala arrancada

    en mis rubias arenas palpitantes de soles.

    ¡Oh, sequedad del aire, oprimiendo el latido

    con que la luz rehizo su primera llamada

    ¡Fue su voz! Su inefable mensaje acordonado

    por airados cuchillos de escarcha matutina.

    El espanto y la tierra tiraban de mi cuerpo

    y un altivo universo desgarraba mis hombros.

    Sentí que entre los brazos florecían sus pechos

    y que éstos me clavaban contra un aire reciente.

    ¡Huir! ¡Huir! Perderme por bruñidos desiertos.

    Borrar de mis pupilas sus ojos insaciables

    y sepultar su voz, su eterna voz marina

    en mi hondón retorcido de caracola humana.

    Su garra fue primero. Su garra, no su mano,

    que dos fuentes de sangre llenaron mi costado

    desbordándome en ellas como una madre nueva

    a quien los mares dieran un hijo de su carne.

    Y luego, fue su luz. Su inmenso mediodía,

    creciéndose en mis ojos como un bosque incendiado,

    ardiéndose en las llamas mis tigres y mis dudas,

    con sus flancos rotundos y su feroz aullido.

    ¡Oh, irremediable abrazo! ¡Oh, desolado beso!

    ¡Oh, arcángeles pastores de mi sangre en derrota!

    ¡Oh, cuerpo fulgurante apretándome el pecho

    como un mármol o un mundo, y en él Dios empinado!

    Fui pasto de su furia. Su mirada y sus dientes

    implacables hicieron tajadas de mi alma.

    Mis vestidos rodaron como musgos antiguos

    y sentí deshacerme como un barco de niebla.

    Yo veía sus manos sortearme las venas

    y herir con sus cuchillos mi corazón menudo,

    y azuzar mis dormidos afanes como galgos

    llenando de ladridos mi apacible ribera.

    Yo sentía -la siento- abrevar en mi sangre.

    Romper mi dura piel. Darme muerte lentísima…

    ¡Y no eludo sus saltos de terciopelo y sueño!

    Y no huyo! ¡No huyo!… ¡Mi feroz loba blanca!