diciembre, 2007

now browsing by month

 

Paciencia paterna

[url=http://www.zappinternet.com/video/wezVhiSraD/A-fathers-patience-la-paciencia-de-mi-padre]http://www.zappinternet.com/video/wezVhiSr…cia-de-mi-padre[/url]

Me hace recordar a un par de alumnos que acabo de tener de preparatoria.
Lo divertido fue ver sus caras de… Y yo porque reprobe maestro???. Por &%&$$ chamaco. Nadie pone en una pregunta de ecologia que esta es cuidar a los animalitos del bosque y que grupos de contracultura son los nazis y los del kukuxklan…de pura casualidad tu anterior escuela no fue la juvendut hitleriana?.

Solsticio

Que tengan un buen Solsticio

Auto para pobres

Primero fue la pc para pobres. De menos de 100 dlls y ahora el auto para los pobres con un precio de $3000.

Interesante proyecto. yo me comprare uno.

Un saco lleno de verano

He tenido mis reservas, porque la redacción, – vocabulario y estilo – , no me convence del todo (creo que la persona que escribió esto definitivamente no era la más adecuada). Pero como la historia y otros datos son interesantes, ahí va.

UN SACO LLENO DE VERANO

(Leyenda crow)

Mujer de Corazón Fuerte se escondía en la tienda que se levantaba en lo más alto de la cordillera picuda y escarpada que
hería, en los días de nublos y torrentera, los cielos algodonosos y oscuros que encierran la apretada lluvia que ha de caer sobre las praderas y correr desbocada como corcel frenético por los cauces de barrancas y arroyos repletos de cascotes y reptiles que guardaban sus hediondos nidos en las riberas abruptas, jóvenes, de los esteros.

Mujer de Corazón Fuerte era la encargada de aventar, desde sus alturas, sobre el país de los crow el invierno, de modo y manera que este pueblo permanecía eternamente con los rigores de la estación fría, mientras que el verano la ladina mujer lo lanzaba hacia las tierras del Sur, con lo que ellas siempre estaban sufriendo los sofocos de la estación estival.

La mujer afortunada, la poderosa —de seguro una diosa o un hada bajada a la Tierra desde el Mundo Superior—, pero igualmente caprichosa por la forma tan arbitraria que tenía de administrar su excepcional don, escondía en lo más recóndito de su cabaña una serie de sacos de colores que apilaba en la cueva excavada sobre la roca viva de la montaña, dentro de los cuales guardaba escrupulosamente el verano y el invierno. En ello tenía sumo cuidado, porque precisamente en esos sacos es donde residía la fuerza del poder que tenía sobre los humanos. Ellos eran la única herencia y riqueza con que fue dotada antes de ser expulsada del Mundo Superior. Por tanto, su verdadera preocupación era que estuviesen seguros y bien custodiados para que no se perdiera ninguno. Por eso la mujer todos los días, antes de
entregarse al sueño letárgico que necesitaba para subsistir en la Tierra, contaba y recontaba el número de los sacos para cerciorarse de que no había sido robada por nadie. Con ese innoble afán, propio de los avaros, la insidiosa mujer permanecía junto a ellos, donde le sobrevenía la dormición que la hacía pasar toda la velada en el tabuco que los contenía.

En aquel mundo de semioscuridad y frío vivía Coyote Hombre Anciano, un ser legendario y clave en el desarrollo de la vida de los hombres del Mundo Medio. Un héroe descendido de los cielos y enviado para organizar, aunque fuera torpemente, la vida de los pieles rojas.

Coyote había alcanzado el sobrenombre de Hombre Anciano después de vivir una larga vida azarosa y sin control alguno, yendo de un lado para otro sin freno por la vida. Siempre fue considerado como un héroe y una figura cómica y ridícula. “Creó el mundo tal como lo conoció y fue reverenciado, por tanto, como un creador y un transformador, pero también se le consideraba como un embaucador astuto y un tonto glotón. A veces se le echaba la culpa a su estupidez, avaricia, curiosidad y falta de previsión por las dificultades de los hombres, como la caza, los partos, el invierno y la muerte.”

Coyote, en su juventud, fue un embaucador y un creador; era el hermano menor del más responsable Lobo. El Creador lo envió a la Tierra para que preparase el lugar en el que tenía que vivir y desarrollarse el hombre, cuya llegada al Mundo Medio era inminente. “Aunque limpió la tierra heroicamente de monstruos malos, también cometió inadvertidamente muchos errores que eran a la vez divertidos y trágicos, y ordenó el mundo de formas que no siempre eran las más lógicas y justas.”

Coyote, antes de llegar a ser Hombre Anciano en sus aventuras y desventuras más o menos desgraciadas y ridículas murió muchas veces, pero siempre estaba a su lado Zorro para retornarle a la vida, insistiéndole en que cumpliera con sus ineludibles deberes que le habían sido asignados por el Creador.

Las hazañas de Coyote fueron innumerables. Se le contaban numerosas mujeres que desposó según donde se desarrollara su existencia. Entre sus esposas más conocidas se cuenta Topo y Comadreja, y también tuvo otra que era la esposa de Trueno, a quien él se la raptó.

En su juventud Coyote luchó con ahínco y con extrema laboriosidad para poder eludir las malvadas acciones de Anteep, el protervo señor del Mundo Inferior; hazaña de la cual salió triunfante.

De este modo, y tras una larga sarta de aventuras y desventuras, de aciertos, desaciertos y desconciertos, este extraño ser superior, medio astuto y medio lerdo, ridículo y cómico, envejeció lo suficiente para que los hombres, que largamente vivían ya sobre la Tierra, le pudieran nombrar como Coyote Hombre Anciano.

Vivía el héroe viejo en la tierra de los crows azotada e invadida por el extremado helor, el eterno invierno a que la había sometido caprichosamente Mujer de Corazón Fuerte. Estaba desesperado con el intenso frío que pasaba en el ocaso de su existencia. Cubierto por la gran frazada hecha con las cuatro pieles de los osos que venciera y matara en su juventud, tiritaba y maldecía a la mujer deshonesta y cruel. Un joven solía acercarse a él con la intención de calentarse un
poco arrimándose al primitivo edredón que cubría su cuerpo. Coyote Hombre Anciano no pudo aguantar más y dirigiéndose al muchacho le comunicó su decisión:

—Me voy…

El joven le interrumpió asustado por la reacción grave del anciano:

—¿Adonde irás?

—Me voy detrás del verano. No aguanto más este frío que ataca sin consideración a mi artrosis —declaró el héroe de leyenda colérico.

El joven piel roja le rogó:

-¿Es que, Coyote Hombre Anciano, no has corrido bastante durante tu vida? ¿Es que no deseas asentarte
de una vez y regalarnos, regalarme a mí, con tu sabiduría y con el relato de tus hazañas y epopeyas?

El enviado del Creador le dijo serenamente:

—Es que mis aventuras y misión no han acabado aún, aunque tú y gentes como tú me apodéis “Hombre Anciano” —descansó un momento en su perorata, miró desde su silencio a su alrededor, se percató de que el frío agostaba hasta el verdín y el moho que crecía entre las piedras, de que la capa de hielo fina sustituía al agua cristalina y traslúcida que llenaba el lago, luego tornó la cándida luz de sus ojos

hacia el joven amigo y le expresó—: Debo embarcarme en una nueva aventura. He de conseguir para vosotros, los crow, un clima mejor, benigno, aquel que pueda permitir la vida fácil en estas grandes llanuras.

El muchacho piel roja preguntó, abriendo mucho sus ojos:

—¿Y no has de volver más por aquí?

Coyote Hombre Anciano mostró una hueca y lerda sonrisa en su rostro antes de contestar al joven amigo.

—Eso no lo sé. Lo que sí sé es que estas excelentes llanuras que se abren en el gran país crow volverán a ser feraces, a hervir con el aliento de la vida —y añadió tristemente—: El que yo vuelva a este lugar o no carece de importancia. No soy yo quien ha de decidir esto.

El muchacho quedó apenado, callado y pensativo.

Coyote Hombre Anciano observóle estúpida y largamente y de inmediato se acercó a él y le dijo:

—Para ir detrás del verano necesito tu ayuda.

El piel roja, al escuchar estas palabras, salió de su letargo. Sus pupilas le brillaron con una luz de esperanza, con ganas de agradar y, acercándose al anciano aventurero, le preguntó esperanzado:

—¿Qué puedo hacer por ti? Sabes que estoy dispuesto a ayudarte en lo que sea, incluso a seguirte fielmente como un can en tu hazaña.

La ansiedad llenaba el pecho del joven. El otro le calmó y le apaciguó, diciendo:

—No es a ti precisamente a quien necesito para completar mi aventura.

—¿No? —preguntó desilusionado el joven. E inmediatamente añadió—: ¿Qué es lo que necesitas?

Coyote Hombre Anciano le dijo confidencialmente:

—Sé, porque tengo poderes para ello, que debo llevar en la aventura de robar el saco lleno de verano cuatro animales machos que me son imprescindibles para triunfar en este lance que me he propuesto.

El muchacho crow quedó pensativo y en seguida preguntó:

—¿Son indiferentes los animales que debes de llevar contigo?

—Lo son —confirmó el anciano arrebujado en su manta de pelo de oso. Y añadió—: La única condición es que los cuatro sean machos.

—Te los traeré.

Y se perdió en la lejanía gris y helada de las llanuras.Coyote Hombre Anciano aún tuvo tiempo de gritarle:

—¡Aquí estaré esperando a que regreses con las cuatro bestias macho! El muchacho ni se volvió para asentir.

El viejo aventurero y embaucador se emburujó dentro de la frazada, tapó con ella hasta su cabeza y cayó en una especie de letargo invernal en el cual ni comió. Sólo suspiraba de cuando en cuando, sacando un ojo por una de las esquinas de la manta de piel de oso por ver si llegaba el mozalbete.

—¡Ya estoy de regreso, Coyote Hombre Anciano!

El murmullo del jadeo del joven llegó a los oídos del aventurero que, curioso, se desarrebujó y contempló ante sí al piel roja crow.

—¡Mira lo que te he traído! —díjole.

—¡Acércate más para que lo pueda ver mejor!

El indio le obedeció mientras decía en son de disculpa:

—No sé si te van a servir.

Coyote Hombre Anciano, interesado, le preguntó:

—¿Qué me traes?

—Cuatro animales. Son los únicos que he encontrado entre la llanura y el bosque —contestó el muchacho.

Desconfiado, el héroe legendario preguntó:

—¿Son machos?

—Lo son.

—¿De quiénes se trata?

El joven piel roja se los presentó delante, a la vez que los iba nombrando con cierta timidez por si había cometido algún error y no le servían:

—Son un ciervo, un coyote, una liebre y un lobo.

Coyote Hombre Anciano sonrió satisfecho, haciendo una mueca llena de estulticia y estupidez. Y expresó:

—Ésos son precisamente los animales que me van a ser más útiles. Son rápidos en su carrera y más resistentes que yo mismo.

—Entonces ¿son de tu utilidad? —preguntó el crow satisfecho de poder ayudar en algo al viejo héroe.

—Si tenemos que huir a todo correr ellos son los adecuados.

Los dos hombres se despidieron y Coyote Hombre Anciano comenzó su larga caminata que le había de llevar hasta la tienda de Mujer de Corazón Fuerte acompañado de los cuatro animales machos.

“Con el fin de levantar pasiones sexuales Coyote Hombre Anciano se convierte en un alce…”

… acompañado de los cuatro machos comienza a escalar el alto macizo montañoso en una de cuyas cumbres tiene su morada la insidiosa y caprichosa mujer que enviaba hacia las llanuras del Norte el gélido invierno. Tras arduos esfuerzos y sufrimientos Coyote Hombre Anciano consiguió llegar hasta el umbral de la tienda de Mujer de Corazón Fuerte. Astuto y ladino como era el aventurero legendario, urdió una trama para engañar a la dueña de los sacos llenos de verano y se dispuso a llevarla a cabo. Para ello lo primero que hizo fue reconvertirse de nuevo en su propia figura deshaciéndose de su personalidad de alce, que sólo le había servido para escalar mejor los riscos y las cumbres, en su propósito de llegar a
donde estaba.

Coyote Hombre Anciano, de súbito y ante la puerta de la casa de Mujer, comenzó a dar alaridos, gritos, pitidos, ronquidos, toda clase de sonidos estridentes con los que llamar la atención de ella. También conminó a sus cuatro ayudantes machos, el ciervo, el coyote, la liebre y el lobo, a que berrearan y ladraran, que alborotaran lo más posible para que Mujer cayera en la trampa. Luego él mismo, cuando escuchó movimiento dentro de la tienda, se escondió tras una roca que se alzaba junto a la puerta de la misma y ordenó a los cuatro animales machos que no cesasen en su jarana.

Mujer de Corazón Fuerte, intrigada y curiosa, salió de su refugio y demandó por aquel, o aquellos que atronaban con gritos, berridos y aullidos frente a su morada. En el momento en que la mujer, indignada, salía al exterior con
la maldición y la queja en su boca, Coyote Hombre Anciano se libró de su escondite y con gran disimulo y sigilo aprovechó la oportunidad de introducirse dentro de la casa donde Mujer guardaba con tanto celo sus sacos llenos de verano.

Mujer de Corazón Fuerte, percatándose de que todo aquello era una vil y mal organizada añagaza, se dio la vuelta y vio al embaucador héroe que se colaba en su casa y se lanzó tras de él, insultándole y agrediéndole con gran saña.

—¡Toma, sal de ahí, abandona mi casa!

Agarrados en lucha personal los dos seres bajados del Mundo Superior, luchaban con gran ahínco y ferocidad. En la pelea el hombre consiguió sobreponerse ligeramente a la mujer y aprovechó ese instante para pintarle la cara con una pintura medicinal que portaba escondida en sus alforjas. En realidad,

aquello era un hechizo mágico que hizo que Mujer de Corazón Fuerte quedara inmóvil y desposeída de todos sus poderes sobrenaturales.

Coyote Hombre Anciano se introdujo tranquilamente en el interior de la tienda y le robó el saco que contenía el verano, con la mayor alevosía. Luego con él al hombro se alejó del lugar, corriendo, camino de las grandes llanuras de los indios crow.

“Corre con él hasta que se cansa…”

Entonces le pasó el saco a coyote, que enfiló las veredas y los recovecos de las sendas montañosas hiriéndose en las patas hasta caer extenuado. Es entonces la liebre quien le releva en aquella carrera contra reloj del traslado del saco, la cual corre hasta caer reventada por el cansancio. Asimismo el ciervo se hace cargo del pesado saco que contiene el verano y, saltando de peña en peña, desciende a las llanuras hasta que en un traspié resbala y queda tendido, moribundo, junto al tronco de un gran sauce, y muere junto a la preciada carga que tienen que transportar. Es entonces cuando el corpulento y robusto lobo de pelaje negro toma por su cuenta el saco y corre con toda la energía y poder que le confieren sus músculos para llevarlo hasta la región de los crow. Cuando llegó a ella, abrió el saco que apresaba al
verano delante de los pieles rojas que habitaban ese lugar dejándolo libre y…

“… y se llega al acuerdo de que cada país en adelante tendrá verano e invierno.”

HISTORIAS MAGICAS DE LOS INDIOS PIELES ROJAS. Historias que solian contar los ancianos en la hoguera.
Benito Vidal,R. Edimat Libros, 2003.

Nueva reestructuración

Queridos miembros del “Clan” varias cosas.

De nuevo voy a dar un salto al vacio pero creo que voy a hacer lo correcto quizas no se muy bien donde me dirijo, pero tengo claro que es lo que no quiero.

Mi idea es volver de nuevo al Camino de Santiago, cuando este cristalizado os lo hago saber sera como para primeros del 2008.

Tambien me están confeccionando una pagina web que tratará sobre temas de la Orden del Temple. La idea es algo similar a los foros de Rojo Intenso algo para los buscadores sinceros y comprometidos donde en principio tengamos cabida todos luego el tiempo dirá.

Estimado Lobo “Mayor” Te pregunto ¿Seria posible el colgar esta pagina a traves de ti?????.

Solo tendrias que decirme los costes. Y si el dominio esta libre lo querria hacer a mi nombre porque seria una pagina que trataria de gestionar personalmente, también estoy abierto a sugerencias y propuestas por tu parte.

Te adelanto que soy un total analfabeto en estos temas de dominios etc.

La pagina la esta construyendo un conocido pero no me parece lo suficiente “Solido” y va por caminos diferentes a los que voy yo.

Todo esto sin ninguna prisa pero querria hacerlo para primeros de Año. tratare de que me de un CD con lo que el ha hecho.

Seguiremos en contacto.

Un fraternal abrazo para todo el CLAN y Felices Fiestas.

Halcón_Pregrino

Kitsune y Tanuki

Kitsune
De Wikipedia, la enciclopedia libre

[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Kitsune]http://es.wikipedia.org/wiki/Kitsune[/url]

La palabra japonesa Kitsune significa zorro, animal que constituye un elemento de singular importancia en el folklore japonés, hasta el punto en que dicha palabra se utiliza tradicionalmente para nombrar a aquel espíritu del bosque con forma de zorro, cuya función clásica es la de proteger bosques y aldeas. Según la mitología japonesa, el zorro es un ser inteligente que posee habilidades mágicas, las cuales ve incrementadas con la edad y la adquisición de conocimientos. Por lo demás, la edad, la sabiduría y el poder de un kitsune son también mayores a medida que aumenta el número de colas, siendo el más poderoso el kitsune de nueve colas.

Además, el kitsune está estrechamente asociado al dios Shinto (kami) Inari, dios de la fertilidad, de la agricultura, del arroz y de los zorros, tanto como mensajero como sirviente del mismo; estas funciones refuerzan su poder sobrenatural.

Entre sus poderes más sobresalientes se encuentra la capacidad de adoptar la forma humana, concretamente como mujer joven. En algunos cuentos tradicionales, y en general en el folklore, el kitsune se desenvuelve como un ser que aprovecha su metamorfosis para hacer travesuras con las personas; en otras ocasiones, el animal desempeña funciones de fiel guardián, amiga, amante o esposa.

Como consecuencia de todos estos atributos mágicos, al kitsume se le ofrecen ofrendas como si fuera una deidad.

El origen histórico de este papel central del zorro en el folklore japonés está en su convivencia armónica con el ser humano en Antiguo Japón, de la que se derivó un creciente corpus de leyendas al respecto.

Origen

Existe un debate acerca del origen de los mitos del kitsune, algunos destacan en fuentes extranjeras o en ideas indígenas japonesas alrededor del siglo V adC. Es ampliamente conocido que algunos mitos de los zorros pueden ser encontrados en China, Corea o la India. Muchas de estas primeras historias están registradas en el Konjaku Monogatari, una colección del siglo XI de narraciones chinas, indias y japonesas.[1] Las historias folklóricas chinas relatan acerca del huli jing, un espíritu de zorro parecido al kitsune y que posee nueve colas. En Corea existe el kumiho (zorro de nueve colas), una criatura mitológica que llegaba a vivir los mil años. Existen diferencias, como por ejemplo el kumiho es visto como un ser maligno, opuesto a su contraparte japonesa. No obstante, eruditos como Ugo A. Casal sugieren que las similitudes muestran que los mitos de los zorros tuvieron origen de fuentes indias como el Hitopadesha y que estas se esparcieron a China y Corea, y en última instancia a Japón.[2]

En contraste, el folklorista japonés Kiyoshi Nozaki argumenta que el kitsune japonés adquirió atributos positivos alrededor del siglo IV; y que solamente en China y Corea se presentaron atributos negativos.[3] Estima que, en base a una colección de libros del siglo XVI llamado Nihon Ryakki, los zorros y los humanos vivían muy correlacionados en el antiguo Japón, y que dio como resultado la aparición de leyendas indígenas acerca de los kitsune.[4] La investigadora Karen Smyers, una investigadora del dios Inari, menciona que la idea del zorro como un ser seductor ante el ser humano y la conexión de los mitos del zorro en el budismo, fueron introducidos al folklore japonés a través de las historias chinas, pero sostiene que algunas historias de zorros contienen elementos únicos en Japón.[5]

Etimología

Según Nozaki, la palabra kitsune fue originalmente una onomatopeya.[4] Kitsu representaba al aullido del zorro y dio como significado a la palabra zorro. Ne es una expresión afectiva, en la que Nozaki lo toma como evidencia de una tradición establecida y de origen propio de la benevolencia del zorro en el folklore japonés.[3] Kitsu es ahora un arcaísmo, ya que en el japonés moderno el aullido del zorro es representado como kon kon o gon gon.

Una de las historias más antiguas que se conoce acerca de los kitsune explicaba la etimología popular más conocida para la palabra kitsune, no obstante en la actualidad es falsa.[6] A pesar que la mayoría de las historias de los kitsune que se transformaban en humanos y se casaban con varones, esta historia en particular no terminaba de manera trágica:[7] [8]

Ono, un habitante de Mino (tomado de una antigua leyenda japonesa del 545), pasaba las estaciones buscando su ideal de belleza femenina. Una tarde la conoció en un vasto páramo y se casó con ella. Simultáneamente con el nacimiento de su hijo, Ono adquirió un cachorro de perro y a medida que crecía se volvía más y más hostil con la mujer del páramo. Ella suplicó a su esposo a que lo matara, pero él se negó. Un día el perro la atacó con tanta furia que ella perdió el coraje, se convirtió en un zorro, saltó el cerco y huyó.

\”Tu puedes ser un zorro\”, Ono le respondía, \”pero eres la madre de mi hijo y yo te amo. Regresa cuando puedas; tú siempre serás bienvenida\”.

Así cada tarde ella se escabulliría a la casa y dormía en sus brazos.[6]

Como el zorro regresaba a donde su esposo cada noche como una mujer, pero abandonaba en la mañana como un zorro, ella es llamada Kitsune. En japonés clásico, kitsu-ne significa “venir y dormir” y ki-tsune significa “venir siempre”.[8]

Características

Estatua de un kitsune en el santuario de Inari; cercano al templo budista de Todai-ji en Nara, JapónLos kitsune son conocidos por poseer una inteligencia superior, una larga vida y poderes mágicos. Son un tipo de y?kai, o entidad espiritual, y la palabra kitsune es a veces traducido como “espíritu de zorro”. Sin embargo, esto no quiere decir que los kitsune sean fantasmas, ni tampoco que sean fundamentalmente diferentes a los zorros comunes. La palabra “espíritu” es usado para reflejar un estado de conocimiento o iluminación, ya que todos los zorros con larga vida adquieren poderes sobrenaturales.[5]

Existen dos clases comunes de kitsune. Los my?bu son zorros benevolentes y celestiales asociados con el dios Inari; ellos son simplemente llamados como zorros de Inari. En cambio, los nogitsune (literalmente, “zorros de campo”), son salvajes, tienden a ser traviesos e inclusive malvados.[9] Las tradiciones locales añaden otras clases de kitsune.[9] Por ejemplo, un ninko es un espíritu de zorro invisible que los humanos sólo podían percibirlo cuando eran poseídos por ellos. Otra tradición clasifica a los kitsune en trece tipos definidos por la clase de habilidades sobrenaturales que posea el kitsune.[10] [11]

Físicamente, los kitsune sobresalen por su cantidad de colas, que llegan a tener hasta nueve colas.[12] Generalmente, un gran número de colas indica a un zorro más longevo y más poderoso; de hecho, algunas narraciones populares mencionan que un zorro tendrá colas adicionales cuando haya alcanzado los mil años.[13] En las historias son comunes los kitsune de una, cinco, siete y nueve colas.[14] Cuando un kitsune obtiene su novena cola, su pelaje se vuelve blanco o dorado.[12] Los zorros de nueve colas o ky?bi no kitsune tienen la habilidad de ver y oír cualquier suceso que ocurra en el mundo. Otras historias le atribuyen sabiduría infinita, esencialmente omnisciente.[15]

Un kitsune puede tomar la forma humana, una habilidad que se aprende a cierta edad — usualmente a los 100 años, aunque otras historias mencionan que a los 50 años.[13] Como un requisito para la transformación, el zorro se debe poner juncos, una hoja de gran tamaño o una calavera sobre su cabeza.[16] Las formas que puede asumir el kitsune son de mujeres hermosas, chicas jóvenes o de hombres ancianos. Estas formas no estaban limitadas por la edad o por el género del zorro,[5] inclusive un kitsune puede duplicar la apariencia de una persona en específico.[17] Los kitsune son particularmente conocidos por convertirse en bellas mujeres. Había una creencia popular en el Japón medieval en la que si se encontraba una mujer solitaria, especialmente al anochecer o durante la noche, podía ser un zorro.[18]

En algunas historias, los kitsune tienen dificultad en esconder sus colas cuando se transforman en seres humanos; la aparición de la cola, cuando el zorro se emborrachaba o se descuidaba, es una forma habitual de descubrir la verdadera identidad de la criatura.[19] Otras formas de descubrir la identidad de los kitsune eran que como seres humanos aún tenían rasgos parecidos al zorro, también les cubre un pelaje fino, tienen una sombra en forma de zorro, o su propio reflejo revelaba su identidad.[20] El término kitsune-gao (literalmente “cara de zorro”) se refiere a las mujeres humanas que tienen una cara angosta con ojos muy juntos, cejas delgadas y pómulos salientes. Tradicionalmente, esta estructura facial es considerada atractiva, y en algunas historias se le atribuyen a los zorros con forma humana.[21] Los kitsune tienen fobia y desprecio a los perros, inclusive en su forma humana, y algunos se turban ante su presencia al punto que se convierten en zorros y huyen. También una persona devota puede ser capaz de ver la identidad del zorro inmediatamente.[22]

Una historia popular ilustra estas imperfecciones en los kitsune convertidos en humanos; relataba acerca de Koan, un personaje histórico que poseía la sabiduría y los poderes mágicos como vidente. Según esta historia, él estaba en la casa de uno de sus devotos cuando se quemó su pie al entrar al baño debido a que el agua estaba muy caliente. Entonces, “en su angustia, él se escapó del baño desnudo. Cuando la gente de la casa lo vio, ellos estaban pasmados cuando observaron que Koan poseía un pelaje que cubría gran parte de su cuerpo y le sobresalía una cola de zorro. Entonces Koan se transformó en frente de ellos, convirtiéndose en un zorro anciano y huyó.”[23]

Otras habilidades sobrenaturales que se le atribuyen comúnmente al kitsune incluyen la posesión, la aparición de fuego o luz en la boca o en las colas (son conocidos como kitsune-bi; literalmente “zorro de fuego”), la manifestación voluntaria en los sueños de otros, la capacidad de volar, invisibilidad, y creación de ilusiones bien elaborados que son casi indistinguibles de la realidad.[20] [16] En algunas historias se menciona al kitsune con poderes más grandiosos, como curvar el tiempo y el espacio, volver locas a las personas, o tomar formas fantásticas como un árbol de considerable altura o una segunda luna en el cielo.[24] [25] Otros kitsune tienen características similares a los vampiros o los súcubos y se alimentan de la energía vital o del espíritu de los seres humanos, generalmente a través del contacto sexual.[26]

Kitsunetsuki

El kitsunetsuki (??? o ???, ‘kitsunetsuki’?) literalmente significa “el estado de estar poseído por un zorro”. La víctima es principalmente una mujer joven, en la que el zorro entra debajo de sus uñas o a través de sus senos.[27] En algunos casos, la expresión facial de la víctima cambia de una forma que es parecida a la de un zorro. La tradición japonesa menciona que la posesión de un zorro puede hacer que si la víctima es analfabeta tenga la habilidad temporal de leer.[28]

El folklorista Lafcadio Hearn describe la condición de ser poseído por un kitsune en su primer volumen de su libro Glimpses of Unfamiliar Japan:

Es extraña la locura de éstos cuando los zorros demonio se introducen. Algunas veces ellos corren chillando a través de las calles. Algunas veces ellos se acuestan y les sale espuma en la boca, y aúllan como zorros. Y en una parte del cuerpo del poseído aparece sobre la piel una protuberancia que se mueve, y que se nota que tiene vida propia. Si se lo pincha con una aguja, éste se desliza a otro lugar. Si no se puede agarrar, debe ser tomado con firmeza con una mano fuerte y que no se escape entre los dedos. Las historias de posesión indican que hablan y escriben en idiomas que ellos no conocían antes de ser poseídos. Ellos comen sólo lo que les gustan los zorros — tofu, aburagé, azukimeshi, etc. — y ellos comen bastante, alegando que no son ellos, pero los zorros posesionados, son hambrientos.[29]

Cabe anotar, que al liberarse de la posesión, la víctima no será capaz de comer tofu, azukimeshi, u otra comida que le agrade a los zorros.

El exorcismo, a veces realizado en un santuario de Inari, puede inducir a un zorro a abandonar su huésped.[30] En el pasado, cuando no era posible el exorcismo con métodos benevolentes o si no estaba un monje, las víctimas del kitsunetsuki eran golpeados o quemados para forzar el abandono del espíritu. Familias enteras eran condenadas al ostracismo en sus comunidades si tenían a un miembro de la familia poseído por un zorro.[29]

En Japón, el kitsunetsuki era considerado una enfermedad desde la era Heian y permaneció como un diagnóstico común de una enfermedad mental hasta comienzos del siglo XX.[31] [32] La posesión fue la explicación para la conducta anormal mostrada para las aflicciones individuales. A finales del siglo XIX, el doctor Shunichi Shimamura afirmó que las enfermedades físicas que causaban fiebre eran a veces considerados kitsunetsuki.[33] La creencia había perdido apoyo, pero las historias de posesiones por zorro aún aparecían en los periódicos y en los medios de comunicación. Una de las más conocidas involucraba afirmaciones de que los miembros del culto Aum Shinrikyo estaban poseídos.[34]

En la medicina, el kitsunetsuki es una psicosis étnica única en la cultura japonesa. Aquellos que sufren la condición creen que son poseídos por un zorro.[35] Los síntomas incluyen ansias por el arroz o frijoles rojos dulces, apatía, inquietud y aversión al contacto de ojos. El kitsunetsuki es similar pero distinto de la licantropía clínica.[36]

Hoshi no tama

Las descripciones de los kitsune o de sus víctimas poseídas pueden hacer aparecer esferas blancas redondas o de forma similar a la cebolla, llamadas hoshi no tama (esferas de estrella). Las leyendas describen que resplandecen con los kitsune-bi o zorros de fuego.[37] Algunas historias las identifican como joyas o perlas mágicas.[38] Cuando no están en su forma humana o en una posesión con un humano, un kitsune mantiene el hoshi no tama en su boca o lo lleva en su cola.[13] Las joyas son un símbolo que identifica al dios Inari, y las representaciones de los zorros sagrados de Inari sin su hoshi no tama son raros.[39]

Existe una creencia cuando un kitsune cambia de forma, su hoshi no tama toma una porción de su poder mágico. Otra leyenda es que la perla representa el alma del kitsune; el kitsune moriría si se le separa de él por mucho tiempo. Los que obtienen la esfera pueden ser capaces de obtener una promesa al kitsune a cambio de devolver la esfera al zorro.[40] Por ejemplo, una historia del siglo XII describe a un hombre usando un hoshi no tama de un zorro para pedir un favor:

\”¡Maldición!\” deliró el zorro. \”¡Regrésame mi esfera!\” El hombre ignoró su suplica hasta que finalmente el zorro dijo llorosamente: \”Está bien, tu tendrás la esfera, pero tu no sabrás como mantenerlo. No será nada agradable para ti. Para mí, será una perdida terrible. Te diré, que si no me lo das de vuelta, seré tu enemigo por siempre. Si tu me lo das, yo seré para ti como un dios protector.\”

El zorro salva su vida después de encontrarse con un grupo de bandidos armados.[41]

Descripciones

Sirvientes de Inari

Los kitsune son asociados con Inari, el dios Shinto del arroz.[42] Esta asociación refuerza el significado de los poderes especiales del zorro.[43] Originalmente, los kitsune eran mensajeros de Inari, pero la relación entre ambos ahora es tan confusa que Inari a veces es mostrado como un zorro. Asimismo, santuarios enteros son dedicados al kitsune, donde los devotos rinden con ofrendas.[9] Los espíritus de zorro están interesados particularmente con una especie de tofu frito en rebanadas llamado aburaage, que se encuentra en el kitsune udon y kitsune soba. Igualmente el inarizushi es un tipo de sushi que tomó el nombre de Inari y que consiste en sacos de tofu frito rellenado con arroz.[44] Existe una especulación entre los folkloristas de que existió otra deidad zorro Shinto en el pasado. Los zorros han sido adorados como kami.[45]

Los kitsune de Inari son blancos, un color de buen presagio.[9] Poseen el poder de ahuyentar el mal, y a veces sirven como guardianes espirituales. Además de proteger los santuarios de Inari, son invocados para intervenir en nombre de los lugareños y particularmente para ayudar contra los problemáticos nogitsune. Los zorros negros y los zorros de nueve colas también son considerados buenos presagiadores.[19]

Según las creencias derivadas del fusui (feng shui), el poder del kitsune que ejerce sobre el mal puede representarse en una estatua de zorro que puede disipar la energía o kimon maligno que fluye desde el noreste. En muchos santuarios de Inari, como el famoso santuario Fushimi Inari en Kioto, existen dichas estatuas, a veces en gran número.

Los kitsune están conectados con el budismo a través de Dakiniten, una diosa menor que se combina con el aspecto femenino de Inari. Dakiniten es representada como un bodhisattva femenino portando una espada y cabalgando un zorro volador de color blanco.[46]

Embaucadores

Los kitsune en ocasiones se presentan como embaucadores, con variaciones que llevan desde seres traviesos hasta malévolos. Las leyendas cuentan que los kitsune traviesos atacaban a los samurai demasiado orgullosos, comerciantes codiciosos y plebeyos pretenciosos, mientras que los más malvados abusaban de los comerciantes pobres y granjeros o sobre los monjes budistas devotos. Sus víctimas eran usualmente varones; ya que a las mujeres eran poseídas.[18] Por ejemplo, los kitsune idean usar los kitsune-bi para llevar a los viajeros por un camino errado como una forma de fuego fatuo.[47] [48] Otra táctica del kitsune es confundir a su objetivo con ilusiones o visiones.[18] Otro truco usado por los kitsune embaucadores incluyen la seducción, robo de comida, humillación del arrogante o venganza con insultos.

Existe un juego tradicional llamado kitsune-ken (puño del zorro) que da testimonio del poder del kitsune sobre los seres humanos. El juego es similar al piedra, papel o tijeras, pero las tres posiciones de la mano significan un zorro, un cazador y un jefe de la villa. El jefe de la villa gana al cazador porque lo supera en rango; el cazador gana al zorro porque le dispara; el zorro gana al jefe de la villa, pues lo hechiza.[49] [50]

Estas descripciones ambiguas, junto con su reputación para los vengativos, motivaron a las personas a descubrir los motivos de la problemática de los zorros. En un caso, Toyotomi Hideyoshi, quien fue el daimyo que unificó Japón a finales del siglo XVI, escribió una carta al dios Inari:

A Inari Daimyojin,

Mi señor, tengo el honor de informarle que uno de los zorros que está bajo su jurisdicción ha hechizado a una de mis sirvientas, causándola a ella y a otros una serie de problemas. Haga el favor de tomar unos minutos en consultar el tema, y procure encontrar la razón de por qué su súbdito se comporta mal y me haga conocerla.

Si el zorro no tiene un motivo adecuado para su conducta, quedará bajo arresto y se le castigará inmediatamente. Si usted vacila en tomar una acción en este tema, ordenaré la destrucción de cada zorro en el país. Cualquier otro asunto sobre el que se desee informar o en referencia a lo que haya ocurrido, puede consultarlo al sumo sacerdote de Yoshida.[51]

Los kitsune mantienen sus promesas y se esfuerzan por pagar cualquier favor. Ocasionalmente un kitsune se enfoca especialmente a una persona o familia, a la que pueden causar toda clase de travesuras. En una historia del siglo XII, sólo la amenaza de exterminarlos por parte del dueño de una casa consigue persuadirlos a comportarse bien. El patriarca de los kitsune apareció en los sueños del hombre:

\”Mi padre vivió aquí antes que yo, señor, y ahora yo tengo muchos hijos y nietos. Ellos hacen muchas travesuras, estoy asustado, y yo siempre les pido detenerse, pero ellos no prestan atención. Y ahora, señor, usted razonablemente se ha hartado de nosotros. Comprendo que usted nos vaya a matar a todos. Pero solo quiero que sepa, señor, cuanto lamento que esta sea nuestra última noche con vida. ¿No podría perdonarnos, una vez más? Si nosotros creamos problemas otra vez, entonces usted podrá hacer lo que mejor convenga. Pero los jóvenes, señor — estoy seguro que ellos entenderán cuando yo les explique por qué usted está tan alterado. Haremos cualquiera cosa, nosotros podemos protegerlo de ahora en adelante, sólo con que nos perdone, ¡y estaremos seguros de hacerle saber a usted cualquier cosa buena que pueda ocurrir!\”[52]

Otros kitsune usan sus poderes mágicos para el beneficio de su compañero o huéspedes mientras el ser humano lo trate con respeto. Como y?kai, sin embargo, los kitsune no comparten la moralidad humana, y un kitsune está establecido en una casa a su estilo, por ejemplo, se lleva el dinero del huésped o artículos que han sido robados de las casas vecinas. Como consecuencia, las familias comunes pensaban que los kitsune protegidos son tratados con sospecha.[53] Extrañamente, las familias de samurai tenían privilegios de compartir la misma disposición que los kitsune, pero estos zorros eran considerados my?bu y usaban su magia como signo de prestigio.[54] Las casas abandondas eran guaridas comunes para los kitsune.[18] Una historia del siglo XII cuenta que un ministro que se mudó a una vieja mansión descubrió una familia de zorros viviendo en ella. Ellos intentaron asustarlo, reclamando que la casa “había sido nuestra por muchos años, y … nosotros deseamos protestar enérgicamente.” El hombre se negó, y los zorros se resignaron a mudarse a un lote abandonado cercano.[55]

Las historias distinguían los regalos del kitsune con los pagos del kitsune. Si un kitsune ofrecía un pago o recompensa que incluía dinero o bienes materiales, parte o todo el pago consistiría de papel viejo, hojas, ramitas, piedras u objetos similares sin valor que están bajo un hechizo que los hace aparentar como bienes con valor.[56] [57] Los verdaderos regalos del kitsune eran usualmente intangibles, como la protección, conocimiento o larga vida.[57]

Esposas y amantes

Los kitsune son muy conocidos como amantes, usualmente en historias que involucran un joven varón humano y un kitsune que toma la forma de una mujer humana.[58] Los kitsune pueden ser seductores, pero estas historias ofrecen un aspecto más romántico.[59] Típicamente, el hombre joven desconoce que se casa un zorro, quien se muestra como una esposa devota. El hombre eventualmente descubre la verdadera identidad del zorro, y la esposa es forzada a dejarlo. En algunos casos, el esposo despierta de un sueño, con inmundicia, desorientado y lejos del hogar. Él debe entonces regresar a confrontar a su abandonada familia deshonrada.

Muchas historias presentan a las esposas zorro teniendo hijos. Si los hijos son humanos, heredan cualidades físicas especiales o sobrenaturales.[19] El onmy?ji Abe no Seimei era conocido por haber heredado dichos poderes extraordinarios.[60]

Otras historias muestran a los kitsune casándose con otro. Cuando llueve con un cielo despejado, es llamado a veces kitsune no yomeiri o la boda del kitsune, en referencia a una leyenda que describía a una boda entre las criaturas que ocurrió durante dicha lluvia.[61] El evento es considerado un buen augurio, pero los kitsune obtendrán venganza de cualquiera que no fue invitado.[62]

(…)

Notas

? Goff, Janet. “Foxes in Japanese culture: beautiful or beastly?” Japan Quarterly 44:2 (Abril-Junio 1997).
? Johnson, T.W. “Far Eastern Fox Lore”. Asian Folklore Studies 33:1 (1974) 35-68
? a b Nozaki, Kiyoshi. Kitsune — Japan’s Fox of Mystery, Romance, and Humor. Tokyo: The Hokuseidô Press, 1961. 5
? a b Nozaki. Kitsune. 3
? a b c Smyers, Karen Ann. The Fox and the Jewel: Shared and Private Meanings in Contemporary Japanese Inari Worship. Honolulu: University of Hawaii Press, 1999. 127-128
? a b Hamel, Frank. Human Animals: Werewolves & Other Transformations. New Hyde Park, N.Y.: University Books, 1969. 89
? Goff. “Foxes”. Japan Quarterly 44:2
? a b Smyers. The Fox and the Jewel. 72
? a b c d Hearn, Lafcadio. Glimpses of Unfamiliar Japan. Project Gutenberg e-text edition, 2005. 154
? Hall, Jamie. Half Human, Half Animal: Tales of Werewolves and Related Creatures. Bloomington, Indiana: Authorhouse, 2003. 139
? Nozaki. Kitsune. 211-212
? a b Smyers. The Fox and the Jewel. 129
? a b c Hamel. Human Animals. 91
? Kitsune, Kumiho, Huli Jing, Fox (html) (2003-04-28). Consultado el 14 de diciembre de 2006.
? Hearn. Glimpses. 159
? a b Nozaki. Kitsune. 25-26
? Hall. Half Human. 145
? a b c d Tyler xlix.
? a b c Ashkenazy, Michael. Handbook of Japanese Mythology. Santa Barbara, California: ABC-Clio, 2003. 148
? a b Hearn. Glimpses. 155
? Nozaki. Kitsune. 95, 206
? Heine, Steven. Shifting Shape, Shaping Text: Philosophy and Folklore in the Fox Koan. Honolulu: University of Hawai’i Press, 1999. 153
? Hall. Half Human. 144
? Hearn. Glimpses. 156-157
? Nozaki. Kitsune. 36-37
? Nozaki. Kitsune. 26, 221
? Nozaki. Kitsune. 59
? Nozaki. Kitsune. 216
? a b Hearn. Glimpses. 158
? Smyers. The Fox and the Jewel. 90
? Nozaki. Kitsune. 211
? Hearn. Glimpses. 165
? Nozaki. Kitsune. 214-215
? Downey, Jean Miyake. “Ten Thousand Things.” Kyoto Journal 63. Consultado el 13 de diciembre de 2006.
? Haviland, William A. Cultural Anthropology, 10th ed. New York: Wadsworth Publishing Co., 2002. 144-145
? Yonebayashi, T. “Kitsunetsuki (Possession by Foxes)”. Transcultural Psychiatry 1:2 (1964). 95-97
? Nozaki. Kitsune. 183
? Nozaki. Kitsune. 169-170
? Smyers. The Fox and the Jewel. 112-114
? Hall. Half Human. 149
? Tyler 299–300.
? Smyers. The Fox and the Jewel. 76
? Hearn. Glimpses. 153
? Smyers. The Fox and the Jewel. 96
? Smyers. The Fox and the Jewel. 77, 81
? Smyers. The Fox and the Jewel. 82-85
? Addiss, Stephen. Japanese Ghosts & Demons: Art of the Supernatural. New York: G. Braziller, 1985. 137
? Hall. Half Human. 142
? Nozaki. Kitsune. 230
? Smyers. The Fox and the Jewel. 98
? Hall. Half Human. 137
? Tyler 114–5.
? Hearn. Glimpses. 159-161
? Hall. Half Human. 148
? Tyler 122–4.
? Nozaki. Kitsune. 195
? a b Smyers. The Fox and the Jewel. 103-105
? Hamel. Human Animals. 90
? Hearn. Glimpses. 157
? Ashkenazy. Handbook. 150
? Addiss. Ghosts & Demons. 132
? Vaux, Bert. “Sunshower summary”. LINGUIST List 9.1795 (Dic. 1998). Compilación de los orígenes de las lluvias con sol desde varias culturas. Consultado el 13 de diciembre de 2006.

Imágenes varias

De la sección de imágenes de noticiasfrikis.com

[url=http://www.noticiasfrikis.com/images/avisoesparta.jpg]http://www.noticiasfrikis.com/images/avisoesparta.jpg[/url]

[url=http://www.noticiasfrikis.com/images/other_windows.jpg]http://www.noticiasfrikis.com/images/other_windows.jpg[/url]

[url=http://www.motoclubelfogonazo.com/level-one-human.jpg]http://www.motoclubelfogonazo.com/level-one-human.jpg[/url]

Video Interesante

[url=http://video.google(punto)com/videoplay?docid=8883910961351786332]http://video.google(punto)com/videoplay?do…910961351786332[/url]

reunion del dia 22

Por lo que hablamos el dia de azulejos. Les parece bien a las 12: 30 ? sugiero cerca de metro chapultepec o constituyentes para que no nos oigan….

Pinguinos ajedrez y dignidad indigena

EL SUBCOMANDANTE MARCOS, UN CUENTO DE AJEDREZ Y LA LUCHA POR LA DIGNIDAD INDÍGENA

Texto presentado por el Subcomandante insurgente Marcos en el encuentro intercultural “Los caminos de la dignidad: derechos indígenas, memoria y patrimonio cultural” celebrada el día 12 de marzo del 2001 en eldeportivo de la Villa Olímpica, convocada por la ENAH y con la participación de José Saramago, Alain Tourraine, Manuel Vázquez Montalbán, Bernard Cassen, Carlos Monsivaís, Elena Poniatowska, Carlos Montemayor y Pablo González Casanova.

12 de Marzo del 2001
Buenas mediodías tengan todos y todas:

Queremos agradecer a la comunidad de la Escuela Nacional de Antropología e Historia la oportunidad que nos dan de decir nuestra palabra al lado de estas personas que, a su virtud de dar luz a las palabras, suman su ser humanos que acompañan una lucha que sólo se inscribe dentro de la más grande por la humanidad.

Comenzar esta plática no es sencillo.

No sólo porque las luces que nos acompañan deslumbran y dejan muy pocos espacios oscuros, lugar predilecto para las sombras que somos.

También porque un escarabajo impertinente me ha impedido preparar algo reposado y certero, interrumpiéndome con toda clase de cosas absurdas e ininteligibles.

Tal vez hayan oído hablar antes de él, se autodenomina “Don Durito de la Lacandona” y se ha auto asignado la misión de, dice, deshacer entuertos y socorrer al menesteroso y desvalido. Por alguna razón que no alcanzo a comprender, Durito ha decidido que yo entro en la categoría de los menesterosos y desvalidos, y que, dice, mi vida entera es un entuerto.

Así que ya saben que lo que me ha desvelado en todos estos días, no ha sido el caudal de declaraciones contradictorias del Fox, ni las amenazas de muerte que generosamente nos ha prodigado el Partido Acción Nacional. No, ha sido Durito que se ha empeñado en que el autobús no es un autobús sino una embarcación, y que la marcha en realidad no marcha, sino que navega, puesto que la mar le da sustento.

Según lo poco que pude entender, Durito asistirá al concierto de rock que se realizará hoy en el Zócalo de la Ciudad de México y en el que participarán, según nos dicen, Joaquín Sabina, Maldita Vecindad, Santa Sabina y Panteón Rococó, además de un buen tanto de jóvenes y jóvenas.

Pero eso es, como todo en esta marcha, historia por venir.

En la cultura, el zapatismo ha podido encontrar oídos generosos y ecos que hablan su propia dignidad. En la música, particularmente en el rock, en las artes visuales y escénicas, en las letras y en los análisis científicos hemos encontrado gente buena, humana pues, que sigue sus propios caminos de la dignidad. Así que queremos aprovechar este acto para saludarlos a todos y a todas quienes en la cultura luchan por la humanidad.

Para hablar como zapatistas de los caminos de la dignidad, contaremos un cuento que se llama:

EL OTRO JUGADOR

“En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

(…)

Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.

(…)

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?”

AJEDREZ
Jorge Luis Borges

Éste es el cuento:

Un grupo de jugadores se encuentra enfrascado en un importante juego de ajedrez de alta escuela. Un indígena se acerca, observa y pregunta que qué es lo que están jugando. Nadie le responde. El indígena se acerca al tablero y contempla la posición de las piezas, el rostro serio y ceñudo de los jugadores, la actitud expectante de quienes los rodean. Repite su pregunta. Alguno de los jugadores se toma la molestia de responder: “Es algo que no podrías entender, es un juego para gente importante y sabia”. El indígena guarda silencio y continúa observando el tablero y los movimientos de los contrincantes. Después de un tiempo, aventura otra pregunta “¿Y para qué juegan si ya saben quién va a ganar”. El mismo jugador que le respondió antes le dice: “Nunca entenderás, esto es para especialistas, está fuera de tu alcance intelectual”. El indígena no dice nada. Sigue mirando y se va. Al poco tiempo regresa trayendo algo consigo. Sin decir más se acerca a la mesa de juego y pone en medio del tablero una bota vieja y llena de lodo. Los jugadores se desconciertan y lo miran con enojo. El indígena sonríe maliciosamente mientras pregunta: “¿Jaque?”.

FIN del Cuento.

Samuel Taylor Coleridge, poeta inglés de la bisagra de los siglos XVIII y XIX, escribió: “Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?”

En esta Marcha de la Dignidad Indígena, los zapatistas hemos visto una parte del mapa de la tragedia nacional que no tiene horario triple A en los noticieros radiales y televisados. Cualquiera de los presentes puede argumentar que eso no tiene mérito alguno y que no era necesaria una marcha para darse cuenta que el México de abajo es mayoritario en número y en pobreza.

Pero no vengo a hablarles de índices de pobreza, de constantes represivas o de engaños.

En esta marcha los zapatistas también hemos visto parte de los México rebeldes y de su verse a sí mismo y ver a los otros, que eso, y no otra cosa es la dignidad. Los México de abajo, particularmente el indígena, nos hablan una historia lucha y resistencia que viene de lejos y que palpita en el hoy de cada lugar. Sí, pero también es una historia que mira hacia delante.

Desde las montañas del Sureste Mexicano hasta el Zócalo de la Ciudad de México, los zapatistas hemos atravesado un territorio de rebeldía que nos ha dado una flor de dignidad morena como prueba de que estuvimos ahí. Hemos llegado al centro del Poder y encontramos que tenemos esa flor en las manos y la pregunta, como en Coleridge, es “¿entonces, qué?”.

Contra lo que suponen los columnistas de la clase política, la pregunta no se refiere a qué sigue, sino a qué significa esa flor morena. Y, sobre todo, qué significa para adelante.

Yo sé que en estos tiempos de modernidad, donde los coeficientes intelectuales son sustituidos por las cuentas bancarias, la poesía por los spots publicitarios, y la ciencia por la diarrea verbal, hablar de sueños no deja de sonar anacrónico.

Sin embargo, la lucha de los pueblos indios por su dignidad es fundamentalmente un sueño, eso sí, es un sueño muy otro.

La lucha indígena en México es un sueño que no sólo sueña el mañana que incluya el color de la tierra, también, y sobre todo, es un sueño que lucha para apremiar el despertar de ese mañana.

Los pueblos indios resurgimos precisamente cuando lo que nos niega parece más fuerte y sólido. Y es que precisamente nuestro sueño adivina ya que los monumentos que el neoliberalismo se autoerige, no son sino ruinas futuras.

El poder quiere atrapar la lucha indígena actual en la nostalgia, los golpes de pecho y el “boom” de la artesanía. Se quiere acotar la lucha india al marco del pasado, algo así como “el pasado nos alcanza con las deudas pendientes”, para usar el lenguaje mercadológico tan de moda. Como si saldar esas cuentas fuera el disolvente eficaz para borrar ese pasado y pueda así reinar sin problema alguno el “hoy, hoy, hoy” que el Fox usó como plataforma electoral y usa como programa de gobierno. El mismo “hoy” que el neoliberalismo ha convertido en nuevo credo religioso.

Si advertimos que el movimiento indígena quiere ser convertido en moda, no nos referimos sólo a los afanes publicitarios que quieren envolverlo.

Después de todo, la moda no es más que una vuelta al pasado cuyo horizonte final es el presente, el hoy, la actualidad, la fugacidad del instante.

En la lucha por la dignidad, se da una vuelta parecida al pasado, pero, y esto es fundamental, el horizonte final es el futuro.

Para ponerlo en otros términos, el neoliberalismo, que no es otra cosa que una moda, es decir, una vuelta al pasado con el horizonte del presente (por eso el “neo” que le da presente al liberalismo de antaño), concibe el mundo actual como el único posible, como la culminación de los tiempos (por eso el Fox dice y se dice que ya toda lucha progresista terminó con su llegada al Poder) y sus intelectuales y promotores de imagen (si es que hay alguna diferencia) disparan al reloj de la historia para detener la hora, y asegurar así que no hay más mañana que el hoy que ellos presiden.

Los intelectuales neoliberales, a diferencia de sus antecesores, han renunciado a la iniciativa histórica y ya no anuncian el futuro. No porque no alcancen a verlo, sino porque lo temen.

La lucha indígena mexicana no ha venido a retrasar el reloj. No se trata de volver al pasado y declamar, con voz sentida e inspirada que “todo tiempo pasado fue mejor”.Creo que eso lo hubieran tolerado y hasta aplaudido.

No, los pueblos indios hemos venido para darle cuerda al reloj y asegurar así que llegue el mañana incluyente, tolerante y plural que, dicho sea de paso, es el único mañana posible.

Para hacerlo, para con nuestra marcha darle marcha al reloj de la humanidad, los pueblos indios hemos recurrido al arte de leer lo que no se ha escrito todavía. Porque eso es el sueño que nos anima como indígenas, como mexicanos y, sobre todo, como seres humanos. Con nuestra lucha leemos el futuro que ya se había sembrado ayer, que se cultiva hoy y que sólo podrá cosecharse si se lucha, es decir, si se sueña.

Al escepticismo hecho doctrina de Estado, a la indiferencia neoliberal, al realismo cínico de la globalización, los pueblos indios hemos contrapuesto la memoria, la palabra y el sueño.

Al lanzarnos con todo lo que tenemos en esta lucha, los indígenas mexicanos, como individuos y como colectivo, hemos obrado con un impulso universalmente humano, el de la rebeldía. Ella nos ha hecho mil veces mejores que antes y nos ha convertido en una fuerza histórica, no por su trascendencia en libros o monumentos, sino por su capacidad de hacer historia, así, con minúsculas,

La clave del cuento “El Otro Jugador” no está en la vieja bota llena de lodo que interrumpe y subvierte el ajedrez mediático de los señores del poder y del dinero, y el juego que hay entre quienes han hecho de la política el arte de la simulación y el engaño. Lo esencial está en la sonrisa que sonríe el indígena, y es que algo sabe. Sabe que falta ahí el otro jugador que es él y el otro que no es él pero que también es otro y falta. Pero sobre todo, sabe que no es cierto que la lucha ha terminado y que hemos perdido. Sabe que apenas ha comenzado. Y lo sabe no porque sabe, sino porque sueña.

En suma, los indígenas no somos parte del ayer, somos parte del mañana.

Y puesto que botas, cultura y mañanas, recordamos lo que escribimos hace tiempo, mirando hacia atrás y soñando hacia delante:

“Una bota es una bota que se equivocó de camino y que busca ser lo que toda bota anhela, es decir, un pie desnudo”.

Y viene a cuento porque en el mañana que soñamos no habrá botas, ni vaqueras ni militares, sino pies desnudos, que es como se deben tener los pies cuando la mañana apenas comienza.

Gracias.