Principios

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Principios
Un principio es “una verdad fundamental, primaria o general, de la que otras verdades dependen”.

Así, un principio es una abstracción que engloba un gran número de casos concretos. Sólo a través de principios puede alguien establecer sus objetivos a largo plazo y evaluar las alternativas concretas de cada momento en particular. Sólo los principios le permiten a un hombre planificar su futuro y alcanzarlo.

El estado actual de nuestra cultura puede medirse por el grado en que los principios se han esfumado del debate público, reduciendo nuestra atmósfera cultural a la indecente y mezquina incoherencia de una familia peleándose por detalles triviales mientras traiciona todos sus valores esenciales, vendiéndole su futuro al diablo a cambio de alguna ventaja ficticia del presente.

Para hacerlo más grotesco todavía, esa pelea está acompañada de un aura histérica de querer tener razón, en forma de declaraciones beligerantes de que uno debe ceder en todo y con todos (excepto en el principio de que uno debe ceder) y en apelaciones apavoradas a “ser prácticos”.

Pero no hay nada tan impráctico como el llamado “hombre práctico”. Su actitud hacia la practicidad puede ilustrarse muy bien así: si quieres ir en coche desde Nueva York a Los Angeles, es “impráctico” e “idealista” consultar un mapa y decidir la mejor forma de llegar allí; llegarás mucho más rápido si te vas ya y empiezas a conducir al azar, girando (o atajando) cuando te parezca, tomando cualquier camino en cualquier dirección, guiándote sólo por el estado de ánimo y el clima del momento.

El hecho es, por supuesto, que por este método nunca llegarás a tu destino. Pero mientras la mayoría de la gente aceptan este hecho en lo que respecta al curso de un viaje, no son tan perspicaces en lo que respecta al curso de su vida y el de su país.

Problemas concretos no pueden ni siquiera ser comprendidos, y menos aún juzgados o resueltos, sin referencia a principios abstractos.

No tienes opción en cuanto a la necesidad de integrar tus observaciones, tus experiencias y tu conocimiento en ideas abstractas, es decir, en principios. Tu única opción es si estos principios son verdaderos o falsos, si reflejan tus convicciones conscientes y racionales – o si son un revoltijo de ideas capturadas al azar, cuyas fuentes, validez, contexto y consecuencias no conoces; ideas que, en la mayoría de los casos, rápidamente tirarías por la ventana si los conocieras. . . .

Podrías decir, como hace mucha gente, que no siempre es fácil actuar basado en principios abstractos. No, no es fácil. Pero, ¿cuánto más difícil es tener que actuar basado en ellos sin saber lo que son?

Considerad algunas reglas sobre el funcionamiento de los principios en la práctica, y sobre la relación entre principios y objetivos. . . .

En cualquier conflicto entre dos hombres (o dos grupos) que tienen los mismos principios básicos, es el más consistente (coherente) el que gana.

En cualquier colaboración entre dos hombres (o dos grupos) que tienen diferentes principios básicos, es el más malvado o irracional el que gana.

Cuando principios básicos opuestos están clara y abiertamente definidos, eso funciona en beneficio de la parte racional; cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o están siendo evadidos, eso funciona en beneficio de la parte irracional.

Cuando los hombres abandonan principios (es decir, su facultad conceptual), dos de los principales resultados son: individualmente, la incapacidad de proyectar el futuro; socialmente, la imposibilidad de la comunicación.

Sólo unos principios fundamentales validados racionalmente, entendidos claramente y aceptados voluntariamente pueden crear una forma deseable de unión entre los hombres.

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