Zanoni
-Según parece, Señor Zanoni, no sois partidario de la revolución. ¿Quizá Detestáis á ese hombre porque no participáis de sus ideas ?
– ¿Qué ideas?
Glyndon se vio bastante embarazado al quererlas definir, hasta que al fin dijo:
– No quisiera ofenderos; pero vos, entre todos los hombres, sois el único que no podéis estar en contra de una doctrina que predica el mejoramiento indefinido de la especie humana.
-Tenéis razón; los pocos, en cada siglo, mejoran a los muchos; y ahora, los muchos deben saber tanto como supieron los pocos; pero ¿cuando se conseguirá esta mejora?
– Ya os comprendo, ¡no queréis convenir en la ley de igualdad universal¡
-¡La ley¡ Aun cuando todo el mundo se esforzase en entronizar la mentira, no conseguirían que fuese una ley. Nivelad todas las condiciones de hoy, y no haréis más que preparar el camino para la tiranía del mañana. Una nación que aspira á la igualdad, es incapaz de ser libre. En toda la creación, desde el arcángel al más humilde gusano, desde el olimpo al guijarro, desde el radiante planeta hasta la nube que cruza por nuestro horizonte, la primera ley de la naturaleza es la desigualdad.
-¿ las desigualdades de la vida física? Observo Zanoni.- En cuanto a estas debemos esperar que sí. ¡Pero las desigualdades de la vida moral é intelectual, nunca¡ ¡igualdad universal de inteligencia, de imaginación, de genio y virtud¡ . ¡Dejar el mundo sin un maestro, sin un hombre que sea mas sabio y mas bueno que los demás¡ Si esto no fuese una cosa imposible, ¡que perspectiva tan desgarradora para la humanidad¡ No mientras exista el mundo, el sol iluminara antes la cumbre de las montañas que la llanura. Difundid todos los conocimientos que contiene la tierra entre la humanidad de hoy, y mañana ya habrá hombres que aventajaran á los demás. Y esto no es una cosa dura, sino una ley benéfica: La verdadera ley del perfeccionamiento.¡Cuantos menos sabios cuente una generación tanto mas ilustrada será la multitud venidera¡
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Zanoni.
De Bulwer Lytton
Berbera Editores
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