Julio Diana y drogas.

Me acaban de informar que se borro de uno de los blogs de Julio Diana una version bastante etsupida, que demuestra que Julio Diana iba drogado, el dia de su detencion:

[url=http://74.125.113.132/search?q=cache:3u1pru3aVhMJ:julio-diana.blogspot.com/+”Alfonso+Orozco”&hl=es&ct=clnk&cd=6&gl=mx]http://74.125.113.132/search?q=cache:3u1pr…;cd=6&gl=mx[/url]

MARTES 18 DE NOVIEMBRE DE 2008

5j08 La Fea, El Gordo y El Monje I
AZULEJOS
El Monje caminó con tranquilidad por la hermosa calle de Madero. Se dirigía al Sanborn´s de los Azulejos, añejo lugar de reuniones y plácemes cafeteros.
La reunión de la AC estaba planeada para las 5 de la tarde, pero decidió llegar más temprano por dos razones: no encontrarse con la reunión encabezada por el Fraude Viviente (El Gordo), y segundo, ir revisando si la mesa estaba dispuesta así como el lugar asignado.
Platicó con uno de los Jefes de Piso, una bella chica que le sorprendió al mostrar su hermoso embarazo. Ella lo acompañó hacia la planta alta del majestuoso edificio y le mostró que todo estaba preparado, esperando la asistencia de más de 30 personas.
El Monje se apoyó en el barandal superior, observando la entrada principal de la parte de abajo para constatar si los invitados comenzaban a llegar. Luego, en un momento, nuevamente habló con la Jefe mencionada para solicitarle que, por radio, le dijera al Jefe de Piso que anotaba a los clientes, que canalizara la gente de la reunión hacia la parte de arriba. Ésta le dijo que no podía comunicarse con el Jefe de abajo, por lo que El Monje decidió bajar y hacerlo él mismo.
Atravesó el restaurante por el centro, puesta su atención en el joven que asignaba las mesas y casi llegando, le dijo con voz normal: “-Por favor, si llega gente preguntando por Julio Diana, Frank Díaz o ´los toltecas´vaya enviándolas hacia la parte de arriba-”
No había terminado de decir esto, cuando de pronto apareció un sujeto gritando como un energúmeno “¡¡deténganlo, deténganlo, policía, policía!! ¡¡está drogado, es peligroso!!”.
El Monje, por una fracción de segundo, no lo pudo reconocer, pero inmediatamente y con un asombro sin límites vio un individuo con una panza obscena y asquerosa por lo enorme, una barba negra por el lado de las patillas, pero cubierta de canas en el mentón, unos ojos desorbitados bailando cada uno por su lado y agitando como arma y bandera, un folder o carpetero de color rojo al tiempo que agregaba, siempre gritando histéricamente “¡¡aquí traigo las pruebas, los papeles!!”. Dirigiéndose al pobre joven que fungía como canalizador de los clientes, le ordenaba “¡¡llamen a las patrullas, que venga la policía a detener a este delincuente!!”.
El Monje, con un aplomo impecable, desvió la mirada y la atención lejos del individuo y dirigiéndose al Jefe de Piso, que estaba petrificado, le reiteró “Por favor, anote estos nombres por si preguntan: Julio Diana y Frank Díaz.” Al mismo tiempo, le pidió de favor que le dijera en dónde estaba el Jefe de Seguridad, y éste le comentó que en la zona de discos. Mientras, El Gordo seguía gritando a voz en cuello “¡¡deténganlo, pónganle esposas, cuídenle las manos!!” sin imaginar siquiera, en su actitud de tortillera o vieja lavandera gritona, que de ser El Monje un tipo sin control, le hubiera sacudido un par de bofetones con dos patadas que lo hubieran dejado callado por largo rato. El Monje no lo hizo porque esta clase de cobardes es precisamente lo que buscan para luego demandar por daños a quien les hizo el favor de tranquilizarlos.
Para esto la gente estaba azorada observando todo el asunto asombrados de la locura insana de El Gordo y la aplastante tranquilidad de El Monje. Éste se dirigió hacia el Jefe de Seguridad y le preguntó “¿Podría usted detenerme de algún modo a solicitud de este sujeto?” y el JS le contestó que no, que era un cliente, que estaba en condiciones normales, que no se había comportado fuera de lo común y que él no tenía atribuciones de detener a nadie en un sitio público.
El Monje, otra vez en un alarde de sagacidad e inteligencia ante la situación, le pidió protección como cliente ante el griterío, el gesto babeante y la locura que manifestaba El Gordo, que seguía gritando y manoteando, mientras la gente lo miraba con horror y precaución.
Entonces, El Monje atravesó triunfal, sereno, sonriente y despreocupado, el restaurante por el centro, escoltado por el JS y por otro de los Jefes de Piso.
Varios clientes le hicieron señas de que se cuidara de aquel energúmeno histérico que seguía gritando como vieja de vecindad y El Monje les dijo que todo estaba bajo control.
Subió al lugar de reunión, pidió una refrescante naranjada y telefoneó al presidente de la AC. Éste justamente ya estaba a las puertas del restaurante y ambos se reunieron a beber sus refrigerios. El amigo le comentó al Monje que se mantuviera sentado allí a ver qué sucedía. De pronto, la fealdad hecha rostro se asomó por entre las macetas y El Gordo hizo un gesto tan horroroso en su cara descompuesta que ahí sí preocupó al Monje, je,je,je.
De pronto, ambos amigos vieron que el sitio era revisado por varios policías patrulleros. También, captaron a El Gordo alegando y manoteando con los policías, agitando el portafolders mencionado y notaron que éstos se negaban a hacerle caso.
Los jefes de piso se asomaron a avisarle que se mantuviera tranquilo, cosa que El Monje agradeció.
De pronto, apareció un policía joven que se acercó y pidió permiso para sentarse con ellos. Les comentó que “la parte (acusadora)” estaba como fuera de sus cabales (literalmente “ese guey está como pinche loco”) y que exigía que ellos detuvieran a El Monje, pero como esto no es posible por ser ilegal, estar en un sitio público, no haber orden de aprehensión de por medio, y principalmente, por no violar la ley de tránsito a la que tiene derecho todo ciudadano mexicano, amablemente “lo invitaba” a acompañarlos al MP a dirimir sus diferencias.
El Monje, amablemente, se negó terminantemente. Se retiró el joven policía y en su lugar llegó un hombre ya maduro, aparentemente de mayor grado, quizá un Comandante. Éste fue menos amable y le dijo que sería bueno que los acompañara, pues El Gordo lo estaba acusando directamente de delitos graves.
El Monje, que ya había previsto lo anterior, decidió que sí iría ante el MP, pero que El Gordo también se presentara como correspondía.
Pagó su cuenta y encargó al Presidente de la AC que avisara a los invitados. También llamó a su abogado.
(Después se enteraría que el Sanborn´s canceló la reservación -le regresaron el dinero que había dado por adelantado- y asignó otro lugar, dentro del mismo Azulejos, para la reunión que se efectuó con gran éxito: fueron más de 40 personas y algunas vinieron desde el extranjero.)
A la salida, sobre la calle 5 de mayo, fue puesto en una patrulla, cosa que aprovechó para pedirle al Presidente de la AC que filmara todo, haciendo gestos de la “V” de la victoria desde dentro.
El Gordo y La Fea también fueron subidos a otra patrulla.
La Fea es una chica que estaba en la reunión que El Gordo había efectuado ANTES de su horario normal, justamente como un medio de provocación contra la organización de El Monje. Una mujer flaca, alta, morena, de mediana edad entre 25 y 35 años, con la cara tosca y curtida por el acné o quizá rastros de una violenta viruela, sin formas femeninas por ningún lado, hombruna más bien dicho. En suma, físicamente del montón por no decir bastante poco agraciada, je,je,je.
Jamás la había visto antes y mucho menos ella al Monje, del cual solamente tenía referencias tergiversadas y fincadas en la montaña de mentiras y falsedades que por años El Gordo había vertido contra éste. Se complotaría con El Gordo y ambos declararían en su contra ante el MP.
Continuará…

4 Commentsto Julio Diana y drogas.

  1. Dark Crow dice:

    Siente pasos en la azotea o va a hacer otro juliodianazo (otra estupidez perplaneada segun el).

  2. admin dice:

    Segun esto fue el 18 de noviembre, y ya esta borrado el blog. O sea que tomo drogas, y luego lo quitó.

    Doy detalles en unos dias, me llegó una noticia de las identidades que le borraron hace dos años. Ese es otro evento penal que sigue activo.

  3. Lux dice:

    mmm… como dice el dicho el hábito no hace al monje… ni las palabras, ¿que congruencia hay, entre el dicho y el hecho?

    …no ninguna.

  4. Banned Chipola dice:

    el agua le llega a los aparejos.

    ya hasta borro el de terapeuta energetico.