APROXIMACIÓN A LA RECTA ESPIRITUALIDAD

APROXIMACIÓN A LA RECTA ESPIRITUALIDAD
La sabiduría indígena y su espiritualidad representan un conocimientoque no se queda en el plano intelectual. Es un conocimiento que va del corazón a la mente y de la mente al corazón. Implica un desarrollo emocional, mental y corporal. Recuerdo en estos momentos la confesión de un cacique indígena del Canadá, a quien su abuelo le había dicho:

QUE EL VIAJE MÁS LARGO DE SU EXISTENCIA

ES EL QUE VA DE LA MENTE AL CORAZÓN.

¿Cómo procesa, cómo siente el corazón todo aquel conocimiento que la mente recoge superficialmente y a veces, la más de las veces, sin digerir? Es que la mente-como apunta Krishnamurti- procesa el conocimiento con simples comparaciones de “esto me gusta – esto no me gusta”, ” esto es bueno – esto es malo”, “esto es alto – esto es bajo”, “esto es blanco – esto es negro”, “esto es exacto – esto es inexacto”, “esto es ciencia – esto es magia”.

Se trata de comprender con todo el ser, comprender viviendo, sintiendo, más allá del dato intelectual. No es el pasado muerto, es el pasado vivo, encarnado en presente, con sus cambios históricos, sociales y culturales; es la semilla que germina en cada temporada, de generación en generación, en cada retoño con todo su verdor bajo el azul celeste y el horizonte abierto al cosmos a la espera de su florecimiento. Es el renacimiento constante, de las plantas, de los animales, del río, de los hombres y de las mujeres, de la cultura en el lecho de la Madre Naturaleza, al pie del paisaje y del ambiente total.

El conocimiento, entonces, no es una moda, que viene y pasa y luego se olvida. Alguien dirá, recordando a los griegos, que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río. Pero se olvidan que el aguapasa y el río sigue su curso. Pasan las aguas, pero el río permanece y de su permanencia depende la vida. En sus galerías selváticas están sus raíces y sus galerías selváticas son parte del tejido de la vida, de ese tejido que a veces se expresa con puntos geométricos, color y movimiento en la artesanía, como lo aprendieron los wayuu de waleker. En ese tejido de araña, del mundo y de mundos donde se conectan los hilos de la vida.

El conocimiento es de estrellas y galaxias, oculto para los ciegos del alma y manifiesto para quienes tienen el atrevimiento de abrir los ojos del espíritu. Para ver más allá de los sentidos, sentir más allá de los ruidos del día. Hasta sentir en carne propia lo que afecta al otro o a la otra, a la Madre Tierra y a todo lo viviente. Retomando en cada instante el sendero de la vida y el equilibrio de los elementos naturales: agua, aire, tierra, fuego y éter. De esta manera encontramos el sendero del conocimiento, el cual se reencuentra con el camino de la vida y donde la muerte es sólo transformación para volver a la vida. Es el encuentro de la eternidad en el tiempo. De un tiempo que tiene sentido distinto en cada cultura; con su espacio y tiempo de cambio y de persistencia.

Cuando la espiritualidad indígena se pone al serviciodel invasor, del enemigo de la cultura, de los enemigos de la naturaleza, allí aparece el camino torcido, enfrentado a la auténtica espiritualidad: esta es la magia “negra”, la que niega la vida en cualquiera de sus vertientes. Y peor ocurre, cuando la espiritualidad recorre un camino contrario a la unidad de su propio pueblo, trabajando directa o indirectamente para el colonialismo interno o externo. Lo que está al servicio de dividir –y de comprar la conciencia de mis hermanos y hermanas indias- ofreciendo dinero, motores fuera de borda, hachas y machetes, harina pan o blanca flor para mitigar el hambre, negando una participación con dignidad y respeto, en condiciones de justicia y de igualdad social.

Por eso el conquistador -de ayer y de hoy- siempre ha tenido “indios mansos” o “guatiaos” de su lado, los eternos renegados de su propia causa, de su idioma y de su cultura. El conquistador siempre establece:

Las condiciones que le permiten dividir y enfrentar al pueblo indígena que pretende someter y explotar. Y para esto necesita un sector de la dirigencia india que se presta a sus pretensiones, hasta convertirlo en verdugos de sus propios pueblos.

Apunta con destruir todo lo que mantiene la unidad y continuidad de un pueblo indígena quebrantado, tergiversado o anulando su espiritualidad:

El idioma materno, que es la lengua propia en que se expresa la espiritualidad, es el código matriz, donde descansa su simbología y visión del mundo.

La religiosidad autóctona: su alianza con la naturaleza, base de su cosmovivencia y espiritualidad.

El calendario autóctono: Trastoca su temporada de cosecha, de pesca, de recolección, sus fiestas de gratificación, cambiando las fechas durante todo el año y propiciando la desorganización social y familiar, algo indesligable de la espiritualidad.
Si es sedentario, lo convierte en itinerante al robarle sus tierras; si es itinerante o semi-itinerante, lo vuelve sedentario a la fuerza mediante las reducciones, empobreciendo o cercando las galerías selváticas de los ríos.

Y por supuesto, busca estrangular sus formas de organización política, sus formas de gobierno, su estrategia de ocupación del territorio.

De esta manera, podemos ver, que la espiritualidad es la brújula estratégica, la que ilumina el camino de la vida.Entonces, ¿es o no es prioritaria para un pueblo que quiere autogobernarse, ser libre, vivir en paz, en democraciay en alianza con la humanidad y con la Madre Tierra? La espiritualidad reside en ese Santuario vivo de la Madre Tierra por la paz del mundo y un nuevo orden planetario. En el cuerpo vivo de los Guaicaipuro como la Hostia Cósmica donde germina toda semilla hasta alcanzar sus frutos en cada florecimiento.

¿QUÉ PASA CON LA ESPIRITUALIDAD INDÍGENA EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN?

Ocurre algo aparentemente contradictorio. Mientras se viene divulgando la idea de que los pueblos indígenas son parte del pasado y han sido superados globalmente por el actual momento histórico, se refuerza una corriente sumamente poderosa que trabaja en forma silenciosa y pone de manifiesto todo lo que ha sido el aporte del pasado y del presente de los pueblos indígenas, desde 1492 hasta hoy. Y como si esto fuera poco, esta corriente intercultural, inter-espiritual, inter-científica, inter-filosófica, inter-artística, señala una serie de aportes que los pueblos indígenas ya están legando al futuro.

La espiritualidad de los pueblos indígenas no es clientelista, proselitista. No hay ningún interés de ningún pueblo indígena para que otros pueblos asuman su religiosidad. No son por tanto espiritualidades extensivas sino intensivas, de convivencia, que pertenecen a cada pueblo para afianzar su modo de vida y a su alianza con la Naturaleza.

La interculturalidad y el diálogo inter-científico plantean hoy que la espiritualidad de los pueblos indígenas no es una especie de oscurantismo que se opone a la luz de la cienciay de las civilizaciones diferentes. Por el contrario, cada día la misma ciencia occidental comprueba que la espiritualidad de los pueblos indígenas enriquece el diálogo de civilizaciones, el diálogo inter-filosófico, el diálogo inter-científico, el diálogo inter-artístico, el diálogo inter-lingüístico, generando un replanteamiento global de todos los fundamentos del conocimiento para una mayor comprensión de los problemas humanos como los relacionados con la paz con justicia, las formas de participación democráticas, la democracia cultural como base de la democracia política, económica y social, el equilibrio ambiental, el equilibrio político del universo y tantos otros.

Reviste especial interés, reconocido por la UNESCO y otros organismos internacionales, el aporte de los pueblos indígenas a la interculturalidad del sistema educativoa nivel local y planetario.

En la medida en que se afirma el proceso de globalización, se afianza el lugar de las localidades y regiones, las etnias-naciones y la pluralidad sociocultural, el pluralismo social jurídico, tomando en consideración que estos pueblos en cuanto portadores de sistemaspolíticos altamente descentralizados, enriquecen el derecho intercultural como base de un derecho internacional distinto, al igual que el derecho transgeneracional el derecho de las nuevas generaciones a perpetuar el equilibrio ambiental y el desarrollo local y regional sostenibles.
La globalización es un proyecto económico y político del neoliberalismo, de las minorías del norte del planeta. No es todavía una realización en redondo. Es verdad que las comunicacionesse han intensificado a nivel planetario, pero las economías locales, regionales y nacionales siguen teniendo cierta fuerza, cierta resistencia a la aplanadora de la globalización. El primero que planteó un gobierno mundial único, en la década del 20 del siglo pasado fue Bertrand Russell y señaló que este gobierno debía actuar bajo la hegemonía de los Estados Unidos y de los ingleses como supuesta raza y cultura “superior”. Nosotros estamos hoy en el deber de reencontrarnos con toda la humanidad, con el respeto a sus idiomas, culturas, visiones del mundo y en esto juega un papel fundamental la familia indígena, la comunidad indígena y la espiritualidad de cada pueblo.

Hace algunos años, un ensayista venezolano, Mariano Picón Salas reconoció que la parte más difícil de reducir en nuestros pueblos de América Latina y el Caribe es la espiritualidad y todo aquello que no se puede someter a cálculo y medida (diríamos nosotros, en el sentido estrictamente occidental). Es lo que más marca nuestras diferencias con el Norte. En ese orden de ideas, las espiritualidades de los pueblos indígenas, afroamericanos, criollos y mestizos múltiples son irreductibles, son la parte más sensible que nos permite ver otros caminos, otros horizontes. El neoliberalismo globalizador y envolvente, representa una amenaza global para todos los pueblos del mundo, una negación de la espiritualidad de cada pueblo y el peligro de exclusión de sus mayorías.

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