Fudo

Cada tipismo tiene las raices clavadas en su paisaje. Lo topico y lo tipico van conjuntamente. Las raices de este lenguaje se hunden en el abismal.
Abismal en donde yacen enterrados abuelos y bisabuelos, arboles, vientos, tormentas, heroes y genios, todo conjuntamente. Fudo!

pag 137 El mexicano, traices de la mexicanidad
Antonio Oriol A
Francisco Vargas A

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2 Commentsto Fudo

  1. Banned Chipola dice:

    La invariantes se fabrica a partir de las constantes y estas a su vez surgen de las condiciones geologicas, geograficas y climaticas, que, como es natural, son especificas para cada pais. A este conjunto de propiedades los japoneses le llaman fudo.

    La palabra fudo los ingleses la han traudico como clima, lo que nos parece inadecuado. Mejor dicho insuficiente. Tampoco creemos que se pueda traducir fudo por geopolitica. Hay algo mas en nuestra circunstancia, ademas de las constantes geograficas que deciden la geopolitica. Y este algo mas (que nos informa y conforma) es lo que nos conducira al concepto de fudo.

  2. Banned Chipola dice:

    En el original japones, la palabra fudo corresponde a dos ideogramas que significan viento y tierra. Alg oasi como el “grito de la tierra” y “lo que nos trae el viento”.

    …Podriamos decir que toda la historia del Japon transparenta de forma enigmatica a traves del fudo, puesto que dentro del concepto de fudo se encuentra: el clima, el relieve, el suelo, el paisaje, usos y costumbres, leyendas…

    La japonesidad.
    …el Prof. Kajiwara se sorprendia al comprobar que el europeo no “siente” el fudo. Nos decia que viviamos instalados sobre un armazon de cemento y asfalto que nos aislaba del ambiente natural.
    En una palabra que no sentiamos el fudo. Cosa que era verdad.
    Sentir el fudo debe ser una deliciosa sensacion de riesgo y de amparo. De temblor y de seguridad, de algo que nos acuna y nos protege como si fuera un manto materno.
    Esta sensacion de fudo llega a conformar a los orientales hasta el punto de que su alma es distinta de la nuestra.
    En aquellos entonces no lo entendiamos. Tal vez -nos deciamos- estos orientales son comparables a nuestros “rastreadores” primitivos, aquellos “baqueanos” que hablaban con las flores y presentian la tormenta que se avecinaba, todo a manera de palpito y presagio. Pero de aqui no pasabamos.

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