V de Vigilantes: Una declaración de intenciones

Escrito por Diego Matos el día 13 Mayo, 2009 =

“Suelen afirmar los hombres prudentes, y no por capricho ni sin motivo, que quien desee saber lo que ha de venir, considere lo que ha pasado, ya que todas las cosas de este mundo, en todos los tiempos, se asemejan a las que han ocurrido antes”.
Nicolás Maquiavelo, El Príncipe.

El planeta Krypton fue destruido en mil pedazos, su antaño gloriosa civilización había sido diezmada y sólo unos pocos sobrevivieron; uno de ellos llegó a la Tierra. Eran tecnológicamente más avanzados, físicamente superiores, y aún así les fue imposible luchar contra la desintegración. Desconocían lo que iba a ocurrir, estaban desinformados. Kal-El, el último hijo de Kripton, fue encontrado por una pareja de granjeros que lo cuidaron y criaron como su propio retoño.

Bajo estos pilares crearon Joel Shuster y Jerry Siegel en 1938 un personaje que ya ha trascendido del mundo del cómic. Él fue el primero, el más poderoso de todos, el único que en lugar de disfrazarse para realizar sus heroicidades, se ocultaba bajo una apariencia normalizada y humana (ése era su verdadero disfraz). Era Superman, un superhéroe; pero también era Clark Kent, un periodista.

Que se eligiera esta profesión no es casual: el periodista es un observador, un mediador de la realidad que acerca los hechos al resto de la sociedad. También es una especie de guardián de la verdad que utiliza las palabras y las ideas para informar, en una primera instancia al menos, aunque también pueden servir, en algunos casos, para adoctrinar o convencer. En los medios de comunicación reside el poder (algunos lo llaman, incluso, “el cuarto poder”); y en la actualidad, con las nuevas tecnologías y la globalización, ese poder es un superpoder.

Pero los poderes del periodismo en España están regulados. El derecho a informar y a estar informado forma parte de los derechos fundamentales. La Constitución Española estipula en el artículo 20.1.a) que “se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”; además, la información tiene carácter preferente si es veraz y de interés general. Con frecuencia este derecho de la información roza con otros derechos fundamentales, como el del honor, la intimidad y la propia imagen, entre otros. Entonces, ¿dónde están los límites de la libertad de expresión?

Esta pregunta es parecida a la clásica “Quis custodes ipsos custodes”, que muchos conocemos mejor en su versión reformulada por Alan Moore: “¿Quién vigila a los vigilantes?”. De esta conocida frase y de sus connotaciones surge esta nueva sección, que llevará por nombre V de Vigilantes, haciendo un doble guiño a dos de las obras que más han influido en el mundo del cómic (y que más me han influido a mí, a título personal) y jugando también con esa labor de “vigilancia” que es una de las funciones que debe cumplir la prensa (y que a veces parece estar olvidada).

El general chino Sun Tzu escribió en una de sus meditaciones compiladas bajo el título de su obra El Arte de la Guerra (un libro que tiene más de dos mil años de antigüedad) que “si eres capaz de ver lo sutil y de darte cuenta de lo oculto, irrumpiendo antes del orden de batalla, la victoria así obtenida es una victoria fácil”. Desde esta tribuna libre, se intentará seguir esa máxima; y mediante la observación, la deducción y el análisis, se pretenderá animar a todos los lectores a la reflexión, dándoles algunas pistas para que sean capaces de darse cuenta de lo oculto y de ver las sutilezas de muchas situaciones de la actualidad del tebeo.

Hablando de esa actualidad, no se puede olvidar que los personajes que antes solamente se encontraban poblando cientos de páginas, y que se comunicaban con los lectores mediante sus bocadillos, han dado el salto a múltiples formatos. Muchos han trascendido, incluso, a la categoría de iconos culturales. Uno de esos formatos, y quizá el de mayor importancia, es el cine. Prácticamente cada mes aparece en la cartelera una película adaptada de una obra del noveno arte. Pero no sólo la industria cinematográfica se ha dado cuenta de la importancia del tebeo, el arte, la moda, la publicidad e incluso la investigación científica y universitaria ven en las novelas gráficas materiales sensibles de utilizar en sus distintos ámbitos.

Guillermo Altares, periodista y responsable del suplemento Babelia de El País, escribía hace poco un artículo titulado Necesitamos a los superhéroes (16-04-2009), en el que hablaba de esta situación actual, y del que me gustaría resaltar únicamente alguna de sus primeras frases (concretamente dos, las que hacen las veces de subtítulos). Comenzaba diciendo que “personajes nacidos en un mundo de totalitarismos y guerra arrasan hoy en el cine y la televisión” y continuaba, “la cultura occidental sigue fascinada por quienes reflejan sus sueños”.

Hemos pasado de los héroes a los superhéroes, pero aún se mantienen en nuestro acervo cultural puntos comunes con los ciudadanos de las polis griegas o los legionarios romanos que paseaban a ritmo marcial por sus impresionantes calzadas. Hay algo que nos iguala a quienes leyeron por primera vez las historias de Las mil y una noches o Los Tres Mosqueteros, y es el hecho de que nos siguen encantando las historias seriadas. Esas historias que van apareciendo por capítulos y que nos mantienen en vilo, semana a semana o mes a mes. Y compartimos con todos ellos un poder, algo que nos viene dado por el mero hecho de ser hombres.

Sí, habéis acertado, estoy hablando del poder de soñar, de soñar con lo imposible. “De que sirven los sueños, Charles… contra la dura bofetada de la realidad”, solía decir Magneto, el mayor enemigo de la Patrulla X. A veces las bofetadas sirven para despertar de la ensoñación; otras, en cambio, son muy útiles para ayudarnos a cruzar la laguna Estigia. Y en muchas ocasiones la realidad supera con creces a la ficción.

Aquí hablaremos de ambos estadios del ser, de la realidad y de la ficción. Y lo haremos todos juntos, porque esta columna nunca estará cerrada del todo hasta que los lectores participen con sus opiniones. Se suele decir en el mundo del periodismo que el redactor comienza una noticia que termina con el acto de la lectura. La función de estos pequeños aportes, o susurros si se prefiere, es implicar a todo el mundo dentro del proceso sin fin en el que se convierte toda buena investigación. Respuestas que generan nuevas preguntas, preguntas que a nadie antes se le habían ocurrido. Eso sería lo ideal.

Volviendo a una pregunta que antes se quedaba sin respuesta; entonces, ¿dónde están los límites de la libertad de expresión?

Esta cuestión tiene fácil solución: en conflictos entre el derecho de la información y el resto de los derechos fundamentales trazar la línea divisoria resulta complicado. El poder del periodismo nunca justifica el acoso y el asedio, su función básica es distinto. La clave de los límites será la responsabilidad de los propios periodistas, porque de sus informaciones depende la configuración de una sociedad plural y democrática. A ello se unirá otra palabra, un valor que será uno de los pilares básicos de esta sección: el respeto. Un respeto en el sentido más amplio, se opinará sobre todo, pero se hará de la manera correcta, sin llegar a la polémica fácil ni a rozar los límites del sensacionalismo o el amarillismo por los que tan famosos se hicieron Randolph Hearst o Joseph Pulitzer.

Peter Parker alias Spider-Man, otro famoso personaje salido de los tebeos, tenía una frase que era la máxima que regía todas sus acciones: “Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Y él, también era periodista.

“Suelen afirmar los hombres prudentes, y no por capricho ni sin motivo, que quien desee saber lo que ha de venir, considere lo que ha pasado, ya que todas las cosas de este mundo, en todos los tiempos, se asemejan a las que han ocurrido antes”. No sabemos lo que irá viniendo, por ahora sólo conocemos un poquito de lo que ha ocurrido antes; no es difícil, esto es lo primero que consideraremos, es lo primero que ocurre en esta columna, es la primera página de V de Vigilantes. Y lo que ha de venir, lo iremos descubriendo, juntos, cada semana. Por Fortuna.

“Si algún alma pasa algún día por aquí… en cualquier momento futuro… que nuestras voces le susurren desde las antiguas piedras…”
Frank Miller, 300

Nos leemos.

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One Commentto V de Vigilantes: Una declaración de intenciones

  1. Lux dice:

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