Planetary (I): Arqueólogos de lo imposible

Escrito por Zona Negativa el día 19 Mayo, 2007

Edición original: 1999/-; Wildstorm (DC Comics).
Edición España: I Planeta DeAgostini/ II Norma Editorial.
Guión: Warren Ellis.
Dibujo: John Cassaday.
Entintado: John Cassaday.
Portadas: John Cassaday.
Color: Laura DePuy Martin, David Baron, Wildstorm FX.
Precio: 26,00 € (12 números y Preview). Otras ediciones descatalogadas.

Aspectos editoriales

En septiembre de 1998, aparecen en los números #33 y #6 de Gen13 y C-23 respectivamente 8 páginas a modo de preview de lo que será una nueva serie de WildStrom creada por Warren Ellis y John Cassaday: Planetary. Con una duración prevista de 24 números bimensuales (finalmente serán el preview, 26 números regulares, tres especiales y un epílogo), la serie comienza su andadura regular en abril de 1999, tratando de refundar toda la mitología popular del siglo XX en una única macrohistoria de tintes conspiranoicos y superheróicos, relacionándose levemente con los universos WildStorm y DC. Sus personajes se vuelven instantáneamente clásicos del Noveno Arte, y cada número es venerado por la crítica y el público que ha tenido la suerte de descubrirla.

Paralelamente, en marzo de 2000, Planeta DeAgostini comienza a publicar la serie regularmente en nuestro país, respetando el formato de 24 páginas USA, con periodicidad mensual. Pero cuando se llega al #12 en febrero de 2001, la editorial tiene que parar a la espera de más material americano, ya que la serie está en Estados Unidos en un parón desde principios de 2001. A partir de este año, Ellis y Cassaday compaginarán otros compromisos con la publicación irregular y con cuentagotas de cada número de Planetary hasta llegar a diciembre de 2006, fecha en la que se publica el último número regular de la serie (el aún no anunciado número 27 será un epílogo). En medio, queda en USA la publicación de tres crossovers casi totalmente fuera de la continuidad de la serie, la salida al mercado de tres TPB (que abarcan hasta el número 18) y de un número Absolute (recogiendo los 12 primeros números de la serie).

En diciembre de 2004, cuando Planeta DeAgostini ha acumulado ya suficiente material americano, se retoma la publicación en nuestro país de la serie. Tal es el parón (3 años ininterrumpidos) que ha sufrido, que los nuevos números se encuadran dentro de un Planetary vol. 2 totalmente artificial, específicamene creado en España. No obstante, a partir del número 8 (#20 USA) de agosto de 2005 la editorial prefiere volver a parar a la espera de más números.

Sin embargo, en este tiempo los derechos de WildStorm en nuestro país pasan a Norma Editorial, que proporciona su propia edición de Planetary desde el número 1 con un tomo de 304 páginas (recoge el preview y los números 1-12 USA) homólogo al tomo Absolute americano excepto por el tamaño y el guión del #1 USA. A la venta desde abril de 2007, la edición de Planetary se verá finalizada con un segundo tomo que recogerá los números 13-26 más el epílogo en cuanto este último (supuesto número 27 USA) se publique. De momento no se ha descrito por parte la editorial el modo de publicación de los tres especiales (aunque lo más probable es que se decidan por sacar una versión del TPB USA Planetary: Crossing Worlds, de 160 páginas).

Trayectoria de los autores

El de Warren Ellis (Inglaterra, 1968) es un claro ejemplo de rebeldía, de lucha constante contra corrientes preestablecidas dentro una industria poco receptiva a enfoques novedosos y arriesgados, cualidades que precisamente caracterizan buena parte de la bibliografía de este inclasificable autor. Sus guiones, paradigma del lo extraño y bizarro, destacan por la originalidad de sus planteamientos, con curiosos puntos de partida y temática variada cuyo nexo de unión suele ser un interés casi obsesivo por la violencia, el misterio y la ciencia-ficción, así como conspiraciones y paranoias de toda índole. Poseedor de un abultado currículum, ha desarrollado su carrera prestando servicios a multitud de editoriales: desde Marvel a Image, pasando por Avatar Press. Pero sin lugar a dudas, sus obras más conocidas han sido publicadas bajo el auspicio de DC, ya sea dentro de su sello Vertigo o en Wildstorm. De entre todas sus creaciones brillan con luz propia títulos tan dispares como: Stormwatch, Transmetropolitan, The Authority, o Planetary, sin que por ello debamos olvidar trabajos realizados bajo el auspicio de Marvel Comics, como Excalibur, Starjammers, Pryde and Wisdom o Lobezno.

Durante toda su carrera, ha protagonizado multitud de incursiones dentro del campo de las series limitadas y novelas gráficas, práctica que parece servirle como ejercicio de exorcización frente a los encorsetamientos de las grandes editoriales. Como ejemplo de lo comentado, podríamos mencionar Strange Kiss, Mek, Reload, Red, Global Frequency, City of Silence, Ministry of Space, Down, o más recientemente Ocean.

Pero pese a mostrarse ser muy reticente a formar parte del engranaje del cómic mainstream, con el paso de los años ha terminado por convertirse en uno de los escritores de referencia para el fandom, de modo que entre sus últimas obras destacan algunos de los más destacados proyectos de las grandes editoriales. Tal es el caso de Desolation Jones, Fell, la trilogía de miniseries dentro del Universo Ultimate (Ultimate Nightmare, Ultimate Secret y Ultimate Extinction), su etapa al frente de Ultimate Fantastic Four (durante los arcos argumentales Muerte y Zona-N), el accidentado relanzamiento de Iron Man, la truncada Nextwave, la nueva versión de los Thunderbolts, o Newuniversal, donde coincide con el dibujante español Salvador Larroca.

John Cassaday (Texas, EE.UU., 1971) poseedor de un estilo tremendamente realista a la par que espectacular, no tardó en llamar la atención de las grandes editoriales gracias al buen hacer demostrado en sus primeros trabajos: Bill The Bull, Flowers on the Razorwire, Five Years of Pain, Negative Burn, y Ghost, realizados para las editoriales de corte independiente, Boneyard Press, Caliber Press, y Dark Horse Comics.

A continuación, pondría rumbo a editoriales de más renombre, donde realizaría anuales y especiales (Teen Titans, Flash, Flash Secret Files # 1, Hulk Annual 99), miniseries (Desperadores, X-Men / Alpha Flight, Union Jack), y breves estancias al frente del apartado artísticos de series regulares como Batman, Detective Comics, o Excalibur. Pero su carrera daría un significativo giro en febrero de 1999, fecha en la que se publicó la primera entrega de Planetary. Con esta típica colección, que hoy analizamos en profundidad, logró alcanzar un status de privilegio dentro de la industria, compaginando su participación en esta serie, con otros proyectos de renombre, como la etapa de El Capitán América guionizada por John Ray Nieber, la antología Hellboy: Weird Tales, o el best-seller Astonishing X-Men (arcos argumentales El Don y Peligroso, reseñados con anterioridad en Zona Zegativa), colección guionizada por Joss Whedon, con la que lograría un abrumador reconocimiento, tanto de los lectores, como de los medios especializados y los jurados de los más variados galardones (Eisner, Eagle, y Wizard Fan, entre otros). Talento en estado puro.

Argumento

Planetary es una organización clandestina cuyo objetivo es indagar y catalogar los misterios, los mitos, y la historia oculta del planeta, así como encargarse de asuntos relacionados con poderosos seres y fuerzas que escapan a toda lógica y comprensión humana. Para ello se valen de recursos económicos que parecen ser ilimitados, de una infraestructura con sedes en todo el mundo (Tokyo, Hong Kong, Gotham City…), y un equipo de campo formado por Jakita Wagner, Elijah Snow y The Drummer (o El Batería), dirigidos desde la sombra por el misterioso 4º Hombre, del que poco a poco vamos conociendo más datos. Asimismo, cada uno presenta una serie de habilidades: Jakita posee fuerza, velocidad y sentidos superlativos; Snow es capaz de manipular la temperatura y envejece a un ritmo muy lento; y The Drummer tiene el don de comunicarse con las máquinas. Si tuviésemos que decidir un género para Planetary sería triple: ciencia ficción, intriga y acción superheroica (y en este orden de importancia).

La serie comienza en el momento en que Jakita recluta a un amnésico y apático Elijah Snow en un café perdido en medio del desierto. Aunque en un principio podría parecer que la serie se compondrá de números autoconclusivos, cada uno dedicado a la exploración de un mito o un fenómeno extraño, pronto nos daremos cuenta de que hay una subtrama (claramente enfocada desde el punto de vista del nuevo miembro, Snow) que enlaza todos los cabos sueltos y que intentará responder a cuestiones como a qué se dedica realmente Planetary, quién es el 4º Hombre, cuál es el pasado de Elijah Snow, o quién compone el misterioso grupo opuesto a nuestros protagonistas.

Descripción de la obra y aspectos culturales

Una de las más evidentes características de Planetary es el aluvión de referencias a la cultura popular (en sus diversas manifestaciones) que Warren Ellis y John Cassaday plasman en cada entrega de la colección. Moviéndose siempre entre la fina línea que separa el homenaje de la parodia, este equipo creativo propone al lector un inteligente juego de deducción, adivinación y reconocimiento, con la finalidad última de que, sumido en una suerte de placentero dejá vù, colabore en la reinterpretación de algunos de los más grandes personajes de ficción jamás creados, con independencia de que éstos procedan de novelas pulp, cómics, o películas de serie B o ciencia-ficción, trascendiendo la categoría de mero homenaje para convertirse en toda una reivindicación de la cultura “alternativa” del último siglo.

De entre la ingente cantidad de información, que destilan las páginas de esta serie, siempre abierta a múltiples interpretaciones, destacan las continuas alusiones al noveno arte. Unas veces de forma velada, otras más evidente, Ellis disecciona etapas, periodos, géneros, tendencias, editoriales, y personajes con la precisión propia de un cirujano y el cinismo inherente a quien a estas alturas de su carrera ya está de vuelta de todo. Así, podemos encontrarnos con indisimulados guiños a las revistas pulp publicadas por editoriales como Street and Smith Publications, Condé Nast Publications, o Popular Publications, representadas por versiones ligeramente modificadas de algunas de sus más populares creaciones, como pueden ser los casos de Doc Savage, The Shadow o The Spider. Personajes más convencionales, y que dicho sea de paso han logrado mantener niveles de popularidad más constantes, también tienen una presencia significativa en este cómic, pues no resulta difícil atisbar entre las preciosas páginas ilustradas por John Cassaday, emotivas, irónicas y sarcásticas referencias a las llamadas Edad de Plata y Edad de Oro del cómic norteamericano: especial importancia adquieren las versiones bastardas de supergrupos míticos, como puden ser Los 4 Fantásticos (villanos de la serie), Nick Furia o La Liga de la Justicia, sin olvidarnos de algunos de los más célebres personajes de DC Comics: Superman, Green Lantern y Wonder Woman. Incluso tiene tiempo para dar un soberano repaso a las creaciones de sus afamados compatriotas y colegas generacionales, en un desternillante episodio (Planetary #7) centrado en la explosión de producciones británicas que durante la década de los ochenta inundó el mercado editorial norteamericano bajo el sello Vertigo, de DC Comics: John Constantine, La Cosa del Pantano, Muerte, Sandman o Spider Jerusalem son algunos de los personajes que se dan cita en esta, la que con toda probabilidad es una de las más brillantes entregas de la colección.

Pero la orgía referencial de Warren Ellis no se circunscribe al mundo del cómic, pues determinadas situaciones planteadas de forma reiterada en el mundo del cine también tienen su reflejo en la serie, no siendo de extrañar que el lector cómplice disfrute con pasajes propios del cine de acción hongkonés, las sempiternas historias de maldiciones, fantasmas y espectros, tan sobreexplotadas en largometrajes de terror y misterio, las cintas de serie B centradas en ataques e invasiones protagonizadas por los más variopintos monstruos y criaturas procedentes de otros mundos, o revolucionarias epopeyas de ciencia-ficción. Tampoco sería extraño toparse con trasuntos de James Bond, Fu Manchu, Tarzán, El Llanero Solitario…¡incluso Neo, protagonista de The Matrix! todo tiene cabida en este delicioso pastiche.

También abundan las referencias a la literatura: desde Sherlock Holmes, hasta el Dr. Frankenstein, pasando por Drácula, Tarzán o El Hombre invisible (aquí incluso se percibe un homenaje a The League of Extraordinary Gentlemen, de la línea ABC), Ellis juega a su antojo con las creaciones de Edgar Rice Burroughs, Bram Stoker o Mary Shelley, abordando a estos personajes, pertenecientes al imaginario colectivo, desde ópticas tan sorprendentes como inspiradas. Tampoco podemos olvidarnos a las alusiones a diversas novelas encuadrables dentro del género de la ciencia-ficción, con mención especial para Arthur C. Clarke (2001: Una odisea espacial, Cita con Rama), ni del protagonismo que cobran algunos personajes históricos, como Thomas Edison, Julio Verne, H.P. Lovecraft o H.G. Wells, involucrados en esa suerte de puzzle gigante viene siendo Planetary.

Por último, y para finalizar con los referentes encuadrados dentro de las referencias en otros medios culturales, cabe destacar la alusión a series de televisión como Los límites de la realidad, todas las daikaiju eiga (las películas y series de monstruos grandes como Godzilla, en el número 2) y, más concretamente, Expediente X (en el número 14 a través de la introducción de la frase “La verdad está aquí dentro”), serie que marca argumentalmente la subtrama que aúna toda la serie: ese aire conspiratorio, mitad ciencia ficción y mitad serie de espionaje, con un “nada es lo que parece” que recuerda a algunas de las mejores películas basadas en obras de Philip K. Dick (como Desafío Total o Minority Report).

Pero la serie también recoge gran parte del imaginario popular del siglo XX: el área 51, los experimentos nazis y la fuga de los científicos alemanes a EE.UU. tras la guerra, el mito perdido de la Atlántida, la actual hegemonía de macrocorporaciones industriales, los avances científicos y técnicos (el multiverso explicado a través de variaciones cuánticas, las teorías matemáticas de Fischer-Griess), los movimientos New Age (en clave Grant Morrison en el número 21)…

Todo ello junto con lo anterior se justifica en base a dos niveles de lectura: por una parte, la misión de Planetary es (o parece ser), recoger la historia oculta del mundo, cualquier suceso extraño que acontezca y que la humanidad ignore para ilustrar a futuras generaciones. Y por la otra, la voluntad de Ellis para con la serie es mostrar toda esa historia oculta del siglo XX y amalgamarla de forma bizarra para que tenga cierto sentido. Vemos así que la ficción (la elaboración de crónicas históricas), se mezcla con la realidad (la escritura de un cómic como si fuera una crónica falsa), en un juego que atrapa al lector y lo sumerge en cada número deseando saber más acerca de la subtrama y, al tiempo, queriendo ver el próximo mito revisitado.

Análisis conceptual

La inspiración, motivación y razones últimas que llevaron a Warren Ellis a idear Planetary son cuestiones cuyo análisis debe circunscribirse al campo de las especulaciones, suposiciones y teorizaciones varias, pues tan sólo el barbudo guionista inglés sabe a ciencia cierta qué tenía en mente cuando decidió empuñar la pluma, o tal vez aporrear el teclado de su ordenador, en busca de los primeros párrafos de esta colección. En este sentido, las declaraciones del incansable creador de mundos tan improbables como atractivos pueden resultar esclarecedoras, aunque tomadas siempre con cautela y escepticismo, habida cuenta de su acusada personalidad, caracterizada por un cinismo innato, y un sentido del humor inconfundible, no exento de cierto grado de provocación. Pero la red de redes trae a nuestro alcance dos textos realmente esclarecedores a la hora de comprender en toda su extensión el proceso creativo que derivó en la génesis de Planetary: The Old Bastard Manifesto y Planetary Proposal.

El Manifiesto del Viejo Bastardo levantó en su día una intensa polvareda, no en vano en dichas líneas Ellis, publicadas en la web especializada en cómics Comic Books Resources, reconocía pública y abiertamente su animadversión por el género superheróico (“francamente, que jodan a los superhéroes”), motor del cómic norteamericano, pregonando a quien estuviera dispuesto a “escucharle” las poco halagüeñas circunstancias que afectaban a la industria del cómic a principios de esta década, muchas de ellas todavía vigentes. A lo largo de este decálogo, donde saca a relucir su más ácido y socarrón tono, Ellis enuncia muchos de los males que impiden la construcción de un medio adulto, serio y con una esperanza de vida razonable, tales como la publicación masiva de cómics de género superheróico, circunstancia que impide dar salida, o prestar la atención debida a otro tipo de historias y géneros, el paulatino abandono de las tiendas de cómics por parte de los sectores más jóvenes de la población o la sobredimensionada importancia que adquieren los comentarios vertidos por los lectores en Internet, no necesariamente representativos del sentir generalizado. Pero también propone soluciones: la utilización de la novela gráfica, en detrimento de las series regulares, como medio más óptimo para publicar historias en forma de cómic, la incitación a los lectores adultos a hacer caso omiso a prejuicios y estigmatizaciones derivados de concepciones reduccionistas acerca del sector demográfico destinatario de los cómics, la necesidad de que estos mismos lectores reclamen historias acordes con la pluralidad de gustos e intereses inherentes a la condición humana, o la defensa a ultranza de los autores frente a las editoriales, personajes o colecciones, como baremo indicativo de la calidad de los tebeos.

Como no podía ser de otro modo, este manifiesto tiene sus defectos y sus virtudes, pero hay que reconocerle a Ellis el mérito de considerarse parte del problema, eso sí, de una forma tan contundente como provocadora. En sus propias palabras: ”I am part of the problem. Fuck you.” Genio y figura hasta la sepultura.

Por otra parte, resulta de lo más interesante y revelador la Propuesta original de la serie, probablemente ideado como línea de defensa de su nuevo proyecto frente a los editores de turno. El completísimo documento describe con detalles el planteamiento, las características y los derroteros por los que discurrirá la colección, concebida para analizar el Universo Wildstorm de forma más profunda de lo que hasta entonces se había hecho desde otros títulos de la editorial. La intención era la de dotar a esta parcela del Universo DC de su propia continuidad, empleando para ello como recurso argumental la existencia de una organización internacional dedicada a la investigación de maravillas y misterios a escala planetaria, topándose durante el proceso con serios indicios de teorias conspiratorias, invasiones alienígenas, un mundo superheroico oculto, de reminiscencias clásicas, dioses, templos faraónicos, extrañas naves, fantasmas, guerras frías libradas en la oscuridad. En definitiva, 100 años de Historia inexplorada.

Tras leer con cierto detalle la propuesta, saltan a la vista las innatas dotes comerciales de Ellis, pues se antoja casi imposible que el producto expuesto no termine por ver la luz. Pero… ¿Encaja esta propuesta con las máximas enunciadas en El Manifiesto del Viejo Bastardo? En mi opinión, no cabe ninguna duda: Planetary pertenece vocacionalmente y por propio derecho al género superheróico, pero abordado desde la más sana intención de recuperar el Sentido de la Maravilla, el misterio, la diversión, la sorpresa y, por qué no decirlo, la ilusión perdida durante décadas. Sin necesidad de alargar las tramas, sin recurrir a golpes de efecto artificiales, o cruces con otras colecciones. Y contando para ello con los más cualificados profesionales. Precisamente un remedio “frente a”, utilizando herramientas que se antojan arcaicas, no por su falta de validez, sino (lamentablemente) por haber caído en el más absoluto de los desusos.

Abierto el debate, invito a los lectores de este artículo que acudan a los enlaces que encabezan las líneas precedentes, para extraer sus propias conclusiones. Unas conclusiones que, tal vez, contribuyan a un análisis más enriquecedor de una obra ya de por sí sobresaliente: Planetary.

Planetary (II): Un mundo extraño
Escrito por Zona Negativa el día 19 Mayo, 2007

Edición original: 1999/-; Wildstorm (DC Comics).
Edición España: I Planeta DeAgostini/ II Norma Editorial.
Guión: Warren Ellis.
Dibujo: John Cassaday.
Entintado: John Cassaday.
Portadas: John Cassaday.
Color: Laura DePuy Martin, David Baron, Wildstorm FX.
Precio: 26,00 € (12 números y Preview). Otras ediciones descatalogadas.

Personajes principales

Elijah Snow. Poco podemos decir de él sin destripar la serie: es muy viejo (a pesar de que no lo aparenta en absoluto), es amnésico (gran parte de la serie se estructura en base a sus recuerdos), tiene la capacidad de “sustraer el calor” y es increíblemente inteligente y deductivo. Reclutado por Jakita Wagner en el primer número de la serie para sustituir a un miembro del equipo de campo de Planetary, su personalidad se irá haciendo más cínica a medida que avanza la serie, hasta componer un personaje claramente amoral alejado de las habituales características de los superhéroes clásicos. Tal vez por esa ambigüedad moral y por poseer la misma información que el lector, es el miembro de Planetary más idóneo para generar empatía.

Jakita Wagner. Envejecimiento enlentecido, fuerza potenciada, agilidad sobrehumana, resistencia inusitada y sentidos hiperagudizados. Tales características hacen de Jakita Wagner el miembro más físico del equipo de campo. Leal y fiel al misterioso Cuarto Hombre que dirije Planetary, Wagner se muestra especialmente lacónica cuando se le pregunta por el miembro caído al que Snow está sustiyendo (algo que se aclarará más adelante). A pesar de aparentar ser muy dura, es la más sensible y moral de todos los personajes del cómic. No obstante, su motivo para estar en la organización provoca una carcajada de admiración y sorpresa: para no aburrirse.

El Batería. De veintipocos años, los orígenes de El Batería son los últimos en conocerse de la serie. Proporciona un importante apoyo al comunicarse con sistemas de información tecnológicos, mágicos, físicos… todo lo que contenga información jerarquizada, codificada y en uso. Su comportamiento es errático, y a veces su condición de benjamín postadolescente le acarrea broncas con el resto de los miembros del equipo, incomodados por su bromas y su falta de madurez.

The Four (Los Cuatro). Ninguna colección superheroica es tal si no dispone de una galería de villanos adecuados. The Four, la organización compuesta por cuatro integrantes sospechosamente parecidos a los 4 Fantásticos está a la altura, convirtiendo la inquietante aparición de cada miembro en un momento de alta tensión para el lector. Descubrir los poderes de Randall Dowling (Reed Richards), Kim Süskind (Sue Richards), William Leather (Johnny Storm) y Jacob Greene (La Cosa) se convierte en uno de los muchos alicientes de la serie pues aunque guardan relación con sus referentes, las modificaciones pueden llegar a ser sustanciales. Su objetivo: controlar la tecnología, el progreso y el conocimiento de la humanidad.

Aspectos técnicos

La composición de página de Planetary es deudora clara del mejor Jim Steranko y está dedica por completo a dos funciones: satisfacer perfectamente la narratividad y vehiculizar el eclecticismo referencial del tebeo. Con un número de viñetas por página que usualmente suele ser de 4-5, no hay ningún tipo de viñeta que sea preponderante, si bien si podemos decir que todas ellas son cuadrangulares, que no se entregan a experimentos formales y que no se opta por un uso funcional del espacio interviñeta; esto es, que o bien no aparece o bien es un clásico fondo monocromo que enmarca las unidades funcionales del tebeo.

Sin embargo, este análisis es sólo válido cuando hacemos una aproximación muy general. Hemos dicho que Planetary se estructura como una serie de números unitarios (con la notable excepción del #19-20) cada uno de ellos presentando una historia más o menos autoconclusiva, con una subtrama de fondo que se desarrolla paulatinamente. Cada número obedece a su vez a las reglas más clásicas de la narración: planteamiento (se expone el misterio a investigar), nudo (que puede estar destinado a la acción o la explicación del misterio), y desenlace (destinado a la acción o a una serie de conclusiones). El nudo y el desenlace suelen ser alternantes, es decir, si uno desarrolla un pasaje de acción, el otro es el discursivo y viceversa.

El planteamiento generalmente se compone de dos tipos de viñetas: panorámicas, de distinta altura, que permiten enmarcar a los personajes junto a extensas líneas de diálogo en sus respectivos bocadillos; y la clásica viñeta cuadrada o muy proporcionada, compartiendo protagonismo con la anterior. A veces tenemos que Ellis, muy juguetón y cinematográfico, da un golpe de efecto rompiendo el esquema con una página de viñeta única, pero siempre con carácter expositivo y no narrativo (muestra sin estar dedicada a acción alguna), con el fin de sorprender al lector.

El nudo, si está dedicado a la acción, será justo lo contrario: primacía de lo narrativo y espectacular frente a lo expositivo. Las viñetas suelen superponerse entre sí, y sobre una imagen mayor más espectacular; es frecuente que los personajes se salgan de las viñetas, creando ilusiones tridimensionales; segmentación en viñetas verticales; apenas hay líneas de diálogo; zooms sobre acciones muy específicas, etc… Todo ello en pos de una sola palabra: dinamismo. Sin embargo, como veremos más adelante, el nudo también puede usarse con otro tipo de fines.

La conclusión vuelve a los esquemas del planteamiento, aunque suele ser más corta y casi siempre finaliza con una viñeta de planos generales, a modo de final soberbio y épico o para potenciar el efecto cliffhanger. Si se dedica a la acción será muy similar al nudo, pero finalizando abruptamente en una página cuyas viñetas nos enseñan a nuestros héroes después de la batalla, descansando y comentando algo al respecto.

Pero como dijimos al principio, el aspecto formal también busca potenciar la sensación de eclecticismo, de fusión de toda la cultura pulp del siglo XX. Para ello Ellis altera el aspecto del tebeo en algunos números a placer, intentando semejar la estética del mito que se explora en el ejemplar. Así por ejemplo tenemos que las primeras páginas del #3 (dedicadas a la acción en este caso) se componen exclusivamente de viñetas panorámicas en sucesión, refiriendo a las películas hongkonesas (como las que John Woo rodaba con Chow-Yun Fat en su mejor época) que se intentan emular. O las páginas expositivas del #6, cuando empequeñece las viñetas sobre un fondo negro para similar una sesión de briefing de la II Guerra Mundial. O cuando en el #5 elige un formato más propio de la novela ilustrada que del cómic para contar la historia de Doc Brass. O cuando…

El dibujo de Cassaday sigue unas reglas similares. Dejando aparte su sentido de la proporción anatómica, su estilo oscila entre un dibujo ligeramente esquemático o de corte neoclásico, basado en la línea de trazo preciso, cuando deben primar la composiciones estáticas o los diálogos; cierta aproximación al realismo cuando quiere captar matices faciales expresivos (elevando el nivel de complejidad del trazo); y un barroquismo muy profuso en detalles cuando se enfatiza la acción o la epicidad (sólo hay que observar las distintas interpretaciones del personaje de Snow un poco más abajo). Esa capacidad de saltar entre estilos según la situación y su dominio de las sombras gradadas y no gradadas, es la que más lo distingue de otros dibujantes como por ejemplo Phil Jimenez (crossover Planetary/Authority), que mantiene siempre en cualquier situación el mismo nivel de detalle.

Y para terminar, es preciso hablar del magnífico color de Laura DePuy. En manos de otro profesional el dibujo de Cassaday probablemente habría perdido puntos. El uso de una paleta de colores muy variada y luminosa pero casi siempre usando tintas planas proporciona un aire contemporaneo y actual, desenfadado y algo pop, que resulta el tono idóneo para tratar una serie que revisita todos los mitos del siglo XX y su imaginería pulp. Otro tipo de color más gradado o minucioso probablemente habría redundado en una imagen demasiado hiperrealista y estática, que le habría quitado frescura al cómic.

Las Portadas

Como se desprende de la propuesta de la serie redactada por Warren Ellis, las portadas de Planetary desempeñan un papel fundamental a la hora de delimitar el tono, estilo y vocación de la misma. En la mayor parte de los casos, las portadas de los cómics pertenecientes a una misma colección tienden a ser uno de sus principales elementos unificadores: mediante la introducción de logotipos y la creación de un estilo propio se busca proporcionar al lector una seña de identificación comercial clara entre la gran cantidad de números de las estanterías, al tiempo que cohesionar una historia serializada desde la fuerza de la estética.

Esto está tan asentado entre los creadores, editores y consumidores de cómics que, cuando se quiere romper esta regla, se debe dar algún tipo de explicación conceptual al respecto. El caso de Planetary es claro: la ruptura se justifica en primer lugar por la necesidad de explicitar aún más si cabe que cada número es relativamente unitario respecto al misterio que se investiga y al homenaje que se desea hacer. Pero también se entiende desde la lógica interna de la serie ya que se pretende retratar todo un siglo en imágenes, como si se estableciera un juego metaliterario entre la labor de Elijah Snow en el cómic y el propio cómic. Desde este punto de vista “el cómic Planetary” es en sí mismo una “Guía Planetaria” como las que aparecen en la serie, y lo único que Ellis tendría que hacer para redondear la jugada es firmar los guiones como Elijah Snow.

Pero hay otro aspecto importante en la variabilidad de las portadas: la identificación. Vivimos en una época en la que el ser se encuentra indefectiblemente ligado a la imagen que proporcionamos. La imagen, en menor o mayor medida nos define pero, si nuestra imagen fuera mutable ¿cómo nos definirían? A este respecto es interesante pensar que Planetary hace, como ya hemos repetido hasta la saciedad, homenajes y referencias en cada número y que las portadas son un elemento más en ese juego, pero que eso también le impide tener imagen clara, definida y, sobre todo, propia.

¿Cómo podríamos juzgar pues la serie de Ellis a través de sus portadas, de la imagen que ofrece y de su apariencia? ¿Cuál es la verdadera portada de Planetary? Hay tres que la definen totalmente; que trascienden la referencia: la del número 1, la del número 24, y la del número 26. La primera porque todo número uno sienta las bases de la relación con el lector; porque no se puede jugar sin antes haber sentado las reglas. En la portada del #1 se presentan los tres protagonistas de la historia en una postura calmada, con el logo de Planetary y el “Copo de Nieve” al fondo, encuadrando la serie en el género fantástico y parcialmente superheroico. Sin embargo, hay algo enormemente contemporáneo en esa imagen que la hace ser hija de nuestro tiempo. Esta portada es lo que la serie ofrece.

La cubierta del #24 es una guía planetaria; núcleo de la labor del protagonista y punto fundamental en la trama. Esta portada es lo que la serie es. Y para finalizar, la portada del #26, con Snow encajando la última pieza del puzzle de Planetary, indica el final del rompecabezas; ejemplifica, en definitiva, cómo se desarrolla la colección.

Especiales

Planetary/Authority (Gobernar el mundo). (PdA, marzo 2001, 48 pgs.). Guión por Warren Ellis, dibujado por Phil Jimenez, entintado de Andy Lanning y color de Laura DePuy. Cómic bastante flojo en el que se narra la colaboración entre The Authority y Planetary (que se encuentan investigando al supergrupo de WildStorm) a la hora de resolver una amenaza, oponiendo los métodos de fuerza bruta superheroica de los primeros a la opción detectivesca de los segundos (a pesar de que ninguno de los dos llega encontrarse con el otro). Lo más interesante que ofrece para la continuidad son las referencias al encuentro entre Snow y Jenny Sparks, y de Snow con H.P. Lovecraft; y aún así es sólo una mera curiosidad que amplía las ramificaciones de Planetary en la cultura popular. Otro punto a tener en cuenta es que parece diseñado para contentar a todo el mundo en las típicas discusiones de ¿quién es más poderoso? (Authority sin duda) o ¿quién es más inteligente? (aquí gana Planetary). Un último apunte: se echa de menos (y mucho) a Cassaday.

Planetary/JLA (Terra Occulta). (PdA, enero 2004, 48 pgs). Con guión de Warren Ellis, dibujo y entintado de Jerry Ordway y color de David Baron, este crossover es quizás el que, de los tres, menos pueda integrarse en la continuidad de la serie. El número es de hecho un what if en el que Planetary toma el lugar que The Four ocupa en la continuidad normal, y que muestra a la JLA (Superman, Batman, Wonder Woman) asumiendo el papel de los primeros. Así, reunidos por Bruce Wayne, los tres héroes clásicos se encontrarán en un número totalmente autoconclusivo para derrotar a un Elijah Snow de aspecto tenebroso y a sus secuaces. Tal vez lo más destacable del cómic sea que, a diferencia de The Four, que retiene la tecnología para mantener al mundo en un atraso tecnológico, Planetary la comercializa a base de patentes, constituyendo un lobby mucho más directo y efectivo a la hora de sojuzgar a la humanidad. El cómic funciona como entretenimiento pero dista mucho de poseer la calidad que tiene la serie madre, tal vez precisamente por la poca extensión que posee para desarrollarse (no me imagino la historia de Planetary en 48 páginas).

Planetary/Batman (Noche en la tierra). (PdA, mayo 2004, 48 pgs). El tercero de los crossovers de Planetary tiene un invitado de lujo y un escenario incomparable: Batman y Gotham City. Los miembros de Planetary acuden a Gotham siguiendo la pista de un peculiar asesino, quien al parecer crea campos de distorsión que ocasionan el choque de universos paralelos a pequeña escala. Llegado el encuentro con el criminal perseguido, Elijah, Jakita y The Drummer asisten atónitos a la aparición de diversas versiones de un vigilante enmascarado que responde al nombre de Batman. Partiendo de esta base argumental, Ellis, Cassaday y David Baron (quien sustituye a Laura Martin, colorista habitual de la colección) ofrecen al lector un crossover diferente, divertidísimo y sorprendente, destacando especialmente el sobresaliente trabajo de Cassaday, quien haciendo uso de todo su talento, homenajea a algunos de los más grandes artistas que durante su carrera han dibujado al “Caballero Oscuro”: Neal Adams, Frank Miller, Bob Kane y Bill Finger, dejando espacio para una cómica recreación de la versión de la serie de televisión de mediados de los sesenta, interpretada por Adam West. Un cómic imprescindible, que en su alejamiento de la continuidad de la colección, supuso un delicioso paréntesis, ideal para hacer mucho más llevadera la espera entre un número y otro.

Los autores acerca de la obra

La buena sintonía entre Warren Ellis y John Cassaday quedó patente desde un primer momento, pues el dibujante afirma sentirse muy a gusto trabajando junto a Ellis, y éste llegó a decir que Cassaday es “un Dios de la ilustración”. Así, se entiende con mayor facilidad que ambos autores hayan sobrellevado las dificultades atravesadas durante la publicación de la colección, en buena medida propiciadas por la apretada agenda de ambos autores. A continuación recogeremos algunas declaraciones realizadas por este equipo creativo en relación a su trabajo en la colección:

WARREN ELLIS

Preguntado acerca del hecho de escribir comics de género superheroico, sabiendo la opinión que por lo general estos le merecen, Ellis responde lo siguiente: “Bueno…esto no representa ningún problema para mí. Es un trabajo que alguien tiene que hacer. Quiero decir, Planetary es más que un cómic de superhéroes, un cómic sobre el género superheroico, sobre sus antecendetes, de dónde viene y hacia dónde se dirige. Es un libro acerca del género. Ésto se debe a que hubo un tiempo en que los cómics de superhéroes parecían tratar precisamente acerca de los cómics de superhéroes, pero sólo desde la más superficial de las maneras. Mi intención era la de profundizar más en el subgénero, expuestas sus raices y ramificaciones. Ésta fue la razón por la que creamos Planetary.”

En relación al errático calendario de publicación de la colección, argumenta que se debe a un cúmulo de circunstancias: desde una enfermedad que padeció durante una temporada, hasta la compra de Wildstorm por parte de DC Comics, lo cual afectó a la publicación de la serie por razones meramente editoriales, ajenas al equipo creativo.

En cuanto a la fina línea que separa los arquetipos de los estereotipos, puestos en relación a personajes utilizados en Planetary, contrapartida de versiones plasmadas en novelas pulp, seriales o cómics antiguos (Tarzan, Fu Manchu) que contenían un trasfondo político, ideológico o cultural políticamente incorrectos según los cánones contemporáneos, afirma que la intención buscada era la de examinar a dichos personajes, no para “exonerarlos” de sus pasados, o de sus propios creadores. “Es sencillo decir, bueno… Eran tiempos diferentes, y por supuesto, eran racistas. O…si, son arquetipos existentes en todas las culturas. Pero mientras Tarzan es el “niño salvaje” con una larga y legendaria tradición escrita a sus espaldas, Fu Manchu no es un “genio del mal”, sino que representa al Mal procedente de China. Y esto es algo que puede ser explorado desde mútiples perspectivas”.

También comenta Ellis que su concepción de la colección no varió demasiado desde su propuesta inicial, pues desde un primer momento su intención era la de ahondar en lo insinuado someramente por los creadores del Universo Wildstorm, al tiempo que recordarle a la gente porqué un género como el superheroico siempre ha atraído a millones de lectores, hasta que la excesiva proliferación de colecciones terminó por diluir lo que antaño hacía tan atractivos a los superhéroes.

En su momento se comentó que Warner Brothers Television adquirió una opción sobre una hipotética adaptación televisiva de imagen real basada en Planetary. Preguntado sobre si la ingente cantidad de referencias al mundo del cómic presente en la colección supondría un problema para los espectadores menos familiarizados con el medio, el guionista británico responde en primer lugar que la adquisición de esos derechos no significan que el proyecto termine viendo la luz, para posteriormente aclarar que hay numerosísimas referencias que no aluden al mundo del cómic, y llegado el caso, si se considerara oportuno,no sería demasiado difícil sustituir esas referencias al noveno arte por otras relativas a otras parcelas de la ficción. De hecho, en su día redactó un tratamiento para una hipotética adaptación cinematográfica, donde centraría las referencias en lo que viene en llamar “ficción rara” (weird fiction), desde Julio Verne a Mary Shelley, pasando por Arthur Conan Doyle, dotando de un gran protagonismo a la trama centrada en El Cuarto Hombre, cargada de mistrio e intriga.

Por último, Ellis afirma que la materialización de Planetary representó para él “sacar de mi cabeza cinco años de estudio….Nunca fui un gran lector de cómics de superhéroes, de modo que tuve que estudiar a conciencia el género para poder acometer este proyecto. Y ahora tengo la cabeza totalmente llena de todo esto, junto a la certeza de que aquéllo que en su día atrajo a tanta gente hacia este género, se ha perdido por completo”

JOHN CASSADAY

Comienzos en la colección: “Warren y yo intentamos hacer algo para Caliber comics justo después de una Convención de San Diego. Había hablado con alguno de los tipos de Caliber, quienes le pasaron una muestra de mi trabajo. Quería trabajar conmigo en una miniserie de seis números titulada Six Steel Hearts, para la cual hice su primer número, de unas treinta páginas. Pero por aquel entonces comencé a recibir encargos por parte de las grandes editoriales…. Warren vio que se me presentaba una gran oportunidad, de modo que la mencionada miniserie no llegó a ver la luz, pero nos encantó trabajar juntos. Estuve hablando con Wildstorm, en donde estaban interesados en que participara en diferentes proyectos. Entonces me enviaron la propuesta de Planetary, ¡y enloquecí!”

En relación al aumento de los veinticinco números iniciales, Cassaday comentó: “decidimos añadir más números por una mera cuestión de necesidad de espacio para desarrollar todo lo que teníamos en mente. Después de todo el cuidado puesto en la colección, no podíamos apresurarnos”. En la misma entrevista, inquirido acerca de su implicación en el desarrollo argumental de la colección, el talentoso dibujante afirmó “en la mayoría de las ocasiones, me llegan los guiones bastante desarrollados, y lo cierto es que disfruto enormemente leyendo cada nuevo guión que llega a mis manos…. El proceso es muy diferente de una entrega a otra, pero lo mejor es que no me limito a recrear, sino que reimagino lo escrito por Warren. Gozo de bastante libertad, y suelo necesitar de bastante estudio para estar plenamente convencido de cómo abordar cada episodio.”

Para finalizar, en relación a las quejas de los aficionados por la caótica periodicidad de la colección, afirma “me incomoda en los casos en que no tengo yo la culpa…pero ya sabes… los cómics tienen que escribirse y dibujarse, y no todas las colecciones pueden garantizar una periodicidad mensual”

Valoración personal

David Fernández. Pese al transcurrir de los años, aún recuerdo vívidamente el día en que, casi por casualidad, llegó a mis manos la primera entrega de Planetary. Esperando mi ración mensual de La Patrulla-X, me acerqué a mi kiosco habitual (porque, efectivamente, hubo un tiempo en que los tebeos abundaban en dichos establecimientos), pero los tan frecuentes como frustrantes retrasos de las distibuidoras echaron por tierra mis planes. Sin embargo, no estaba dispuesto a irme de vacío, de modo que centré mis miras en la colección protagonizada por los “Arqueólogos de lo imposible”. De su primera entrega, me llamó especialmente la atención el sorprendente grafismo de Cassaday, y el innegable carisma que el mejor Ellis lograba insuflar al trío protagonista. La suerte estaba echada: Planetary contaba con un nuevo incondicional. A partir de ahí, tuve el placer de asistir mes a mes (es un decir…) a un auténtico festival de imaginación, talento, diversión, misterio y emoción, sazonado con alusiones a la cultura popular, tan numerosas como oportunas, sorprendentes e inspiradas. Un cómic como los de antes creado por dos mentes preclaras, dispuestos a reconciliar al lector habitual de cómics con el género superheróico, y obligando al ocasional a replantearse las imágenes preconcebidas y prejuicios que rodean a este medio.

Ignoro si “sonarᔠpretencioso, exagerado, o acaso demasiado entusiasta, pero no tengo la más mínima duda de que, sometido al más minucioso de los exámenes, la calificación que merece Planetary rebasa el sobresaliente, hasta alcanzar la categoría reservada a las obras maestras. Sin más, le cedo el testigo a Jose Torralba para que comparta con nosotros su opinión acerca de este cómic…

José Torralba. Para el que esto escribe Planetary es, de lejos, lo mejor que ha dado toda la producción de WildStorm hasta el momento, seguida de cerca por las dos temporadas de Sleeper, y a años luz de todo lo demás (sin entrar en molestas comparaciones con la línea ABC). En un momento en el que el género superheroico me tenía ya algo hastiado, en el que todo me parecía lo mismo repetido una y otra vez, esta serie me devolvió la ilusión por el medio proporcionándome lo que deseaba: el tipo de personaje e historia que concordaba con la evolución que, como lector, había experimentado. Ambigüedad moral, referencias culturales muy bien introducidas y una trama que funciona como un reloj de alta precisión. Lo único que me preocupaba era la forma en que Ellis encajaría todas las piezas del puzzle que compone número a número pero, una vez leído el 26 (y a falta de un epílogo que será más una curiosidad que otra cosa y que deberá cerrar un último cabo suelto) puedo decir que el final ofrece todo lo que se esperaba de este clásico contemporáneo. Los que habitualmente siguen mis reseñas sabrán que nunca pongo estrellas (no porque lo considere una mala práctica ¡ojo! sino porque se me hace difícil establecer una gradación de los cómics que leo en sólo 5 items). Sin embargo, cuando llegó la hora de hacer este post conjunto con David Fernández (que sí gusta de ponerlas), no tuve ningún problema porque si hay una serie que para mi merezca un 10 absoluto (o 5 estrellas), es esta.

Planetary en la red: páginas de interés y otras reseñas

Sin duda, la página definitiva sobre Planetary. Contiene sumarios de cada número, análisis de los personajes, búsqueda de referencias, fondos de escritorio y un largo etcétera.

Completa web donde se desglosa cada entrega de la colección, al tiempo que ofrece información acerca de los autores y personajes, así como enlaces a otras webs centradas en la serie.

Planetary en Comic Vine, enciclopedia virtual acerca del mundo del cómic.

Línea temporal de todos los acontecimientos acaecidos en la serie. Tened mucho cuidado porque, como es lógico, contiene multitud de SPOILERS.

Ficha de la serie en La Guía del Cómic. Está un poco desactualizada, pero para hacerse una idea de qué va, la serie es óptima, y está en español.

Planetary en la Wikipedia: ficha bastante completa acerca de la colección, disponible en la popular enciclopedia virtual.

Reseña de la colección, anteriormente publicada en Zona Negativa.

Primer número en inglés.

2 Commentsto Planetary (I): Arqueólogos de lo imposible

  1. Banned Chipola dice:

    Se oye de poca.

  2. Dark Crow dice:

    es de poca.
    =)