Las 4 caras del heroe

Creatividad
Las cuatro caras del Héroe
Por Paco Peñarrubia

El arte es la redención del hombre de acción,
de aquel que no sólo ve el carácter terrible y enigmático de la existencia,
sino que lo vive y lo quiere vivir; del hombre trágico y guerrero, del héroe.
El arte es la redención del que sufre, como camino hacia estados de ánimo
en que el sufrimiento es querido, transfigurado, divinizado;
en que el sufrimiento es una forma del gran encanto.
(Nietzsche, La voluntad de poder)

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La enseñanza
de la gestalt es que no hay reglas: sólo toma de conciencia. Atención y espontaneidad,
o mejor aún: percatarse y naturalidad

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…los actos verdaderamente creadores están representados como aquellos que derivan de una especie de muerte con respecto al mundo…

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…los cuatro oficios mitológicos: agricultor, navegante, guerrero y guía.

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“Agricultor” (Tierra
sensación),
se basa en el desarrollo de la capacidad de sentir lo obvio, de amplificar la conciencia corporal,

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“Navegante” (agua
emoción) desarrolla la capacidad del gusto , el riesgo de viajar, de explorar nuevas cosas, de navegar hacia dentro de uno mismo y de intercambiar con lo de fuera

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. (fuego / intelecto) desarrolla la conciencia de estar alerta y el sentido de la impecabilidad de nuestros actos.

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“Guía”
(aire / espiritualidad) desarrolla la conciencia trascendente, la desidentificación con el ego como autoconcepto, a través de la superación de los dualismos disociadores

El espíritu dionisíaco de la gestalt se trasluce en su notoria creatividad. Una creatividad que se sustenta en la libertad interior y en la confianza en el impulso. Su “moralidad organísmica” integra el caos y la embriaguez con la deliberación y el control (su aspecto apolíneo) y aquí radica, según Claudio Naranjo, la esencia de la terapia como arte:

Los sistemas subyacentes de la psicoterapia, con sus reglas, técnicas y rituales, están en contra de la psicoterapia como arte… La enseñanza de la gestalt es que no hay reglas: sólo toma de conciencia. Atención y espontaneidad, o mejor aún: percatarse y naturalidad. La naturalidad no es impulsividad, sino algo que Fritz tuvo la intuición de estipular como una síntesis de espontaneidad y deliberación. Una espontaneidad controlada: hay mucho de eso en el arte zen… una importante síntesis y lo más fundamental de la psicoterapia como arte (1989, p. 221).

Desde hace muchos años vengo trabajando en la búsqueda de esta síntesis a través de diversos caminos: integrar la producción creativa (sin reglas, sin censuras) con la evaluación y selectividad posterior (donde prima la deliberación), sistematizar la intuición, despenalizar lo neurótico y rescatar su aspecto artístico… Jung fue el primero en hablar de la liberación de las potencialidades reprimidas. Rank consideraba esto mismo corno una función de la voluntad, a la manera nietzscheana, y hablaba de tres tipos: el normal (que acepta la voluntad mayoritaria), el neurótico (que ni se identifica con la mayoría ni soporta el aislamiento) y el artista creador (que se afirma en su autonomía). El artista representa la más elevada creación de la voluntad y del espíritu combinados”. El objetivo terapéutico sería afirmar la voluntad del neurótico, no tanto para adaptarlo a la “normalidad” sino para aspirar al arte. Esto no lo dice así de claro, pero se sobreentiende en su crítica a Freud, porque no deja lugar para la creación positiva, sólo para la adaptación social (o sublimación de los instintos biológicos). El artista creador no puede ser comprendido a la luz de la teoría freudiana, dice Rank, o como afirma E. Fromm, los actos libres y espontáneos “son siempre fenómenos de abundancia. Y la de Freud es una psicología de la escasez” (El miedo a la libertad). El artista creador de Rank es un sinónimo del héroe de todas las leyendas. Naranjo cuenta la anécdota que le escuchó a Gregory Bateson: narró en una ocasión los comienzos de la cibernética en la Universidad de Illinois. Un equipo de técnicos habían alimentado la máquina con todos los datos necesarios para determinar si las computadoras podían ser humanas, lo que constituía el mayor desafío para la inteligencia artificial. Cuando tuviera toda la información, la computadora sería capaz de decir qué era un hombre. Tras meses de trabajo, la máquina respondió y la clave estaba en las primeras palabras: “Permítanme que les cuente una historia…” En palabras de Claudio: “¿Acaso existe una manera más humana de intentar un acercamiento? ¿Por qué nos olvidamos de la narrativa cuando la sabiduría tradicional de muchas culturas se manifiesta a través de leyendas?”216. Así es, las historias de Gilgameshy de Ulises, los mitos grecolatinos, las leyendas bíblicas, etc., son mapas del proceso interior. Su aspecto metafórico y simbólico me han venido estimulando desde principios de los ochenta y ha tomado forma de taller terapéutico con este nombre de las Cuatro Caras del Héroe, inspirado en Joseph Campbell.

Las cuatro caras del Héroe

Campbell reinterpretó en “El héroe de las mil caras” la figura mitológica del héroe en diferentes culturas, haciendo una lectura metafórica del proceso que podemos llamar terapéutico o de búsqueda, ya que el héroe moderno no es otro que el buscador.

Como veremos, la aventura del héroe, ya sea presentada con las vastas, casi oceánicas imágenes de Oriente, o en las vigorosas narraciones de los griegos, o en las majestuosas leyendas de la Biblia, normalmente sigue el modelo de la unidad nuclear ya descrita: una separación del mundo, la penetración en alguna fuente de poder, y un regreso a la vida para vivirla con más sentido… En todas partes, sin que importe la esfera de los intereses (religión, política o personal), los actos verdaderamente creadores están representados como aquellos que derivan de una especie de muerte con respecto al mundo y lo que sucede en el intervalo de la existencia del héroe, hasta que éste regresa como quien vuelve a nacer, engrandecido y lleno de fuerza creadora, hasta que es aceptado unánimemente por la especie humana 217.

Paul Rebillot nombró de manera similar su esquema de trabajo en los años sesenta, esta vez desde el enfoque de la psicología humanista, denominándolo “El viaje del héroe”, y ha habido otras muchas aportaciones en torno a este “arquetipo”218. Una de las más hermosas es la exégesis de Claudio Naranjo de los cuentos infantiles de nuestro tiempo: El niño divino y el héroe (Sirio, Málaga, 1994). Mi trabajo empezó siendo un enfoque gestáltico de la creatividad, enfatizando lo que tienen de artístico y creativo las técnicas gestálticas, así como una concepción de la creatividad que no tuviera que ver con el “Arte” en mayúsculas ni con el estereotipo de la originalidad a toda costa, sino con la esencia gestáltica de ser uno mismo. Michel Katzeff me inspiró los oficios mitológicos como cuatro expresiones del héroe que me ayudó a completar el círculo y sentirlo simbólicamente coherente y cerrado. Albert Rams fue otro interlocutor impagable en el desarrollo de este esquema, algunas de cuyas variables surgieron de colaboraciones muy fructíferas entre ambos. Por último, Claudio Naranjo me enseñó a

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