Película malí pone en jaque el rol occidental en Africa –

Película malí pone en jaque el rol occidental en Africa –

sábado 20 de enero, 04:32 AM

Por Nick Tattersall

DAKAR (Reuters) – Parte de la población más pobre de Africa se encuentra peor de los que estaba hace un cuarto de siglo y pese a los años de ayuda humanitaria y los actos de caridad realizados por estrellas del rock, las naciones occidentales siguen señaladas como responsables de sus males.

Así dicen los testigos que hacen fila para declarar contra instituciones financieras occidentales en “Bamako,” un audaz film del director Abderrahmane Sissako, que será estrenado el próximo mes en Gran Bretaña y en Estados Unidos.

El argumento es simple. La mayoría de los pobres en Africa, quienes no han opinado sobre el manejo de su economía, defiende su caso contra el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), acusándolos de imponer reglas que han mantenido a sus países en la miseria.

Creado en el sucio patio del sitio de la familia de su padre en la capital malí, Bamako, el juicio de la fantasía de Sissako otorga una voz a los sin voz, aquellos que han sentido los efectos de las medidas impuestas por economistas occidentales, pero que no han podido responder a ellas.

“No se trata mucho de identificar quien es el culpable al denunciar el hecho de que el destino de cientos de millones de personas ha sido reprimido por políticas que se deciden fuera de su universo,” dice Sissako, originario de Mauritania, en el sitio en Internet www.bamako-film.com.

Sería fácil desestimar el filme como una expresión teatral de un intelectual que culpa a extranjeros de los problemas de su continente.

Pero lo que hace convincente a la película de Sissako es que los llamados testigos son personas que realmente viven en el lugar, incluyendo a uno que podría ser un inmigrante ilegal, un anciano y un ex ministro.

Uno de los testigos, Madou Keita, está dentro de los miles de jóvenes africanos que han emprendido viajes cruzando el desierto y el mar tratando de entrar a la “fortaleza europea” y encontrar trabajo. El intento de Keita fracasa cuando es muerto a tiros por guardias argelinos en el Sahara.

La ex ministra de Cultura de Mali Aminata Traore también participa como una héroe local en Bamako luego de emplear a un artesano malí para renovar uno de los vecindarios más sucios de la ciudad, en un intento por demostrar que Africa se puede ayudar a sí misma.

“El mundo está en verdad abierto a los blancos, pero no a los negros,” dice Traore en su apasionado testimonio en el filme.

¿A QUIEN CULPAR?

La película, que fue presentada este mes en Africa después de su estreno en el Festival de Canes del 2006, da su golpe más fuerte a los “programas de ajuste estructural” instaurados por el Banco Mundial y el FMI durante la recesión a fines de los años ’70 y principios de los ’80.

Los programas fijan condiciones tales como reducir el gasto social y privatizar las empresas estatales para conceder más préstamos.

Los críticos dicen que estas medidas redujeron el número de importantes puestos de trabajos, beneficiaron sólo a compañías occidentales y quitaron financiamiento al sector educacional y de salud.

Podrá sólo ser un juicio ficticio, pero los argumentos destacan un sentimiento fatalista de varios africanos que consideran a su continente una víctima perpetua, primero de la esclavitud y la colonización, luego de la Guerra Fría y ahora de la globalización.

Robert Calderisi, un experto en desarrollo que trabajó en el Banco Mundial y profesa una pasión por Africa, escribe en su libro publicado el 2006 “El problema con Africa: ¿Por qué la ayuda internacional no está resultando?” que el continente ha construido su propia historia desde la independencia y ha estado libre de dominación extranjera por mucho tiempo.

“(…) Africa estaba sangrando a muerte, pero en vez de preocuparse por la hemorragia, los líderes africanos se quejaban acerca del dolor del torniquete,” escribió Calderisi.

“Bamako” evade el sentimiento de lástima y la crítica es a menudo con humor. El juicio es interrumpido con ironías de la vida diaria en Mali, por ejemplo en una escena, un abogado francés que defiende a Occidente es estafado cuando compra un par de lentes de sol Gucci falsos a un vendedor callejero.

El FMI no ha tenido problemas con la crítica, incluso invitó a varias personas involucradas en el filme a una recepción en Bamako cuando su subdirector, John Lipsky, estuvo en la ciudad.

Los colaboradores del filme no esperan que “Bamako” produzca un cambio inmediato, pero creen que la audiencia se dará cuenta que la parte más pobre del mundo no está ciega a lo que ve como la mano maligna de occidente que la ha defraudado.

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