El maximortal: El superman del 1945

El Maximortal
Escrito por Toni Boix el día 24 Octubre, 2006

Colección: EL DÍA DESPUÉS nº 10
Autor: Rick Veitch
Norma 192 pág – BN – 15 €

Descripción Editorial

Un niño con superpoderes llegado del espacio exterior, dos judíos que sueñan con escribir cómics de superhéroes, un editor sin escrúpulos y un país atrapado en la Segunda Guerra Mundial dispuesto a lanzar la bomba atómica… Ha llegado la hora de que Maximortal, el mayor superhéroe de la historia, se alce sobre la humanidad.

La deconstrucción del mito del superhombre y del negocio editorial de los cómics sirve a Rick Veitch (SWAMP THING, EL UNO) de columna vertebral para idear con EL MAXIMORTAL un nuevo universo de superhéroes, cargado de humor negro y referencias a la historia del cómic, donde todo es demasiado parecido a la realidad.
Reseña

¿Os imagináis a Superman, de niño, subido a hombros de Jonathan Kent? Sí, eso es fácil. Pero, ¿y si os digo que, en plena rabieta infantil, le destroza el cráneo a porrazos?

Y si ahora os digo que la única debilidad del Hombre de Acero no es la kriptonita, sino las heces diarreicas de Jerry Siegel, el creador argumental de sus cómics, ¿qué pensaríais?

¿Creeríais que el fundador de DC Comics era llamado el “Sin Huevos” porque quedó castrado cuando se topó con Clark Kent por primera vez?

¿Sabíais que en verdad la primera bomba atómica no tuvo nada de atómica?

No entendéis nada, ¿verdad? Y es que Maximortal es un cómic con muchas caras. Detalle que obliga a tener que atenderlas todas si realmente queremos hacernos una idea del interés que pueda tener para nosotros lo que explica. Por este motivo, esto serán unas pinceladas locas de algunos de sus motivos argumentales más que no una reseña propiamente dicha. Conviene también decir aquí que Veitch no utiliza nunca exactamente los nombres reales de las personas y personajes en los que se inspira, a pesar de que estos son fácilmente reconocibles en la mayoría de los casos.

Maximortal cuenta la historia de un mundo de verdad en el cual Superman existe realmente. Es decir, un mundo como el nuestro, casi nuestro mundo. Un mundo en el que, por lo tanto, Superman convive con los creadores de su cómic y el primer protagonista de sus seriales cinematográficos. Pero esa misma existencia de Superman lo altera todo. Y nuestro mundo ya no es tampoco propiamente nuestro mundo. Ni en un mundo como el nuestro Superman sería tampoco el de los tebeos. Mucho menos si la historia la explica Rick Veitch. Porque si este cómic tiene aparentes semejanzas, en cuanto a planteamiento e intenciones, con obras como It’s a Bird y Superman: Secret Identity, el tratamiento que le confiere Veitch lo aleja del todo de ellas.

Tres son los ejes principales de este relato:

Cómo ese Superman llega a existir y cómo se relaciona con el mundo que le rodea.

La historia de los comic-books desde que apareciera el Hombre de Acero como primer personaje publicado originalmente en ellos.

El uso de Superman en la Segunda Guerra Mundial y cómo su aparición afectó a la carrera nuclear.

Es por esos derroteros que Veitch desarrolla su propuesta, con una tosquedad en el dibujo que corre pareja a la aspereza del guión en ciertos momentos.

Superman aparece de niño, incapaz de comprenderse a si mismo y de comprender el mundo que le rodea. Desconocedor de su fuerza. Escatológica resulta esa escena, ya mencionada, en la que se pasea montado sobre un Jonathan Kent con el cráneo destrozado. Por no hablar del granero lleno de cabezas humanas, recolectadas cual mazorcas de maíz, que acaba saltando por los aires provocando una lluvia macabra. Un Superman que, evidentemente, acabará en manos del gobierno estadounidense, sin que el gran público sepa de su existencia.

Jerry Siegel y Joe Shuster extrañamente, no obstante, se verán impelidos a contar las historias de un True-Man que vino del cielo y, con él, inaugurarán la producción de material original para los comic-books. Con ellos, asistiremos a las manipulaciones a las que eran sometidos los artistas por parte de las editoriales en aquellos tiempos. Les veremos conocer a Will Eisner y Lou Fine. A Joe Simon y Jack Kirby. Al mismísimo C.C. Beck, creador gráfico del Capitán Marvel. Con Siegel y Shuster sabremos de la evolución de DC Comics y de los tejemanejes de sus editores para sacar de en medio a William Gaines y a sus EC Comics mediante la creación del Comics Code. Y sentiremos en propia carne todo el descrédito de que te sea negada la potestad sobre un personaje que tú creaste.

Mientras, Superman se halla bajo la potestad de J. Robert Oppenheimer, uno de los principales científicos responsables de la creación de la bomba atómica… pero quizás ya es hora de que me calle, y seáis vosotros quienes escojáis si queréis saber el final de esta extraña, desconcertante e incomoda historia.

Aunque si queréis saber más cosas de ella, no dejéis de consultar esta excelente reseña que le hizo Tebeonauta en La Hora de las Tortas.

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3 Commentsto El maximortal: El superman del 1945

  1. Banned Chipola dice:

    No recuerdo donde vi el video donde mencionana esos dos judios creadores del comic.

    Creo que en la historia de superman, los mencionan.

  2. Ernesto dice:

    definitivamente eran judios, con eso de que todos los nombre kriptonianos terminan en EL Kar-El Jor-El,
    Ejemplo: Daniel, Rafael, Uriel

    Ernesto

  3. Dark Crow dice:

    subforo series