La rebelión de Atlas

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Principios

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Principios
Un principio es “una verdad fundamental, primaria o general, de la que otras verdades dependen”.

Así, un principio es una abstracción que engloba un gran número de casos concretos. Sólo a través de principios puede alguien establecer sus objetivos a largo plazo y evaluar las alternativas concretas de cada momento en particular. Sólo los principios le permiten a un hombre planificar su futuro y alcanzarlo.

El estado actual de nuestra cultura puede medirse por el grado en que los principios se han esfumado del debate público, reduciendo nuestra atmósfera cultural a la indecente y mezquina incoherencia de una familia peleándose por detalles triviales mientras traiciona todos sus valores esenciales, vendiéndole su futuro al diablo a cambio de alguna ventaja ficticia del presente.

Para hacerlo más grotesco todavía, esa pelea está acompañada de un aura histérica de querer tener razón, en forma de declaraciones beligerantes de que uno debe ceder en todo y con todos (excepto en el principio de que uno debe ceder) y en apelaciones apavoradas a “ser prácticos”.

Pero no hay nada tan impráctico como el llamado “hombre práctico”. Su actitud hacia la practicidad puede ilustrarse muy bien así: si quieres ir en coche desde Nueva York a Los Angeles, es “impráctico” e “idealista” consultar un mapa y decidir la mejor forma de llegar allí; llegarás mucho más rápido si te vas ya y empiezas a conducir al azar, girando (o atajando) cuando te parezca, tomando cualquier camino en cualquier dirección, guiándote sólo por el estado de ánimo y el clima del momento.

El hecho es, por supuesto, que por este método nunca llegarás a tu destino. Pero mientras la mayoría de la gente aceptan este hecho en lo que respecta al curso de un viaje, no son tan perspicaces en lo que respecta al curso de su vida y el de su país.

Problemas concretos no pueden ni siquiera ser comprendidos, y menos aún juzgados o resueltos, sin referencia a principios abstractos.

No tienes opción en cuanto a la necesidad de integrar tus observaciones, tus experiencias y tu conocimiento en ideas abstractas, es decir, en principios. Tu única opción es si estos principios son verdaderos o falsos, si reflejan tus convicciones conscientes y racionales – o si son un revoltijo de ideas capturadas al azar, cuyas fuentes, validez, contexto y consecuencias no conoces; ideas que, en la mayoría de los casos, rápidamente tirarías por la ventana si los conocieras. . . .

Podrías decir, como hace mucha gente, que no siempre es fácil actuar basado en principios abstractos. No, no es fácil. Pero, ¿cuánto más difícil es tener que actuar basado en ellos sin saber lo que son?

Considerad algunas reglas sobre el funcionamiento de los principios en la práctica, y sobre la relación entre principios y objetivos. . . .

En cualquier conflicto entre dos hombres (o dos grupos) que tienen los mismos principios básicos, es el más consistente (coherente) el que gana.

En cualquier colaboración entre dos hombres (o dos grupos) que tienen diferentes principios básicos, es el más malvado o irracional el que gana.

Cuando principios básicos opuestos están clara y abiertamente definidos, eso funciona en beneficio de la parte racional; cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o están siendo evadidos, eso funciona en beneficio de la parte irracional.

Cuando los hombres abandonan principios (es decir, su facultad conceptual), dos de los principales resultados son: individualmente, la incapacidad de proyectar el futuro; socialmente, la imposibilidad de la comunicación.

Sólo unos principios fundamentales validados racionalmente, entendidos claramente y aceptados voluntariamente pueden crear una forma deseable de unión entre los hombres.

El mundo de Ayn Rand

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Si aún no lo has hecho, verás que entrar en el mundo de ficción de Ayn Rand es una experiencia intelectual y emocional inigualable.
Su primera novela, Los que Vivimos (We the living) (1936), tiene lugar en el país del que Ayn Rand escapó, la Unión Soviética. Más tarde escribió otras novelas, Anthem (Himno) (1938), y The Fountainhead (El Manantial) (1943), su primera novela americana y su primer gran éxito literario (y también un éxito cinematográfico, con Gary Cooper y Patricia Neal). Su última novela – y su obra maestra – Atlas Shrugged (La Rebelión de Atlas) (1957), se sitúa en el país en el que vivió la mayor parte de su vida, los Estados Unidos de América. El interés reciente en ese libro (por causa de la creciente y abusiva regulación del gobierno de Obama), ha hecho que una película esté siendo producida: “Atlas Shrugged – Primera Parte” se estrenará el 15 de abril del 2011 (coincidiendo con el día del impuesto individual sobre la renta en USA).
Más de 25 millones de copias de las obras de Ayn Rand han sido vendidas en el mundo; y, en un fenómeno nunca visto antes, novelas que fueron publicadas hace 50 años o más siguen vendiendo casi un millón de copias anuales. Las ventas de Atlas Shrugged en lo que va de 2009 ya se han cuadruplicado con relación a 2008, año en que las ventas ya habían alcanzado un récord histórico. ¿Por qué?

La popularidad que sigue teniendo Ayn Rand no es difícil de entender. Sus novelas de ficción contienen valores que no se encuentran hoy en día. Sus héroes son únicos: hombres y mujeres como Howard Roark en El Manantial y Dagny Taggart en La Rebelión de Atlas, personas ambiciosas, determinadas, independientes, fuertes, honestas – y a la vez racionalmente egoístas, generosas y llenas de vida, totalmente morales y eminentemente prácticas. Sus historias, inspiradoras y nada convencionales, presentan una visión original y exaltada del hombre y de la vida.

No es sorprendente que las ideas que encuentras en las novelas de Ayn Rand desafíen las creencias más profundas que la gente mantiene actualmente, y por eso continúan siendo debatidas y discutidas en universidades y en las páginas editoriales de periódicos en Estados Unidos y en el mundo.

Su filosofía “para vivir en la tierra”, que ella formalmente denominó Objetivismo, ha cambiado las mentes de miles de lectores y ha creado una importante nueva escuela de pensamiento que está teniendo un impacto creciente en la cultura mundial.

Ayn Rand es cada vez más popular entre personas de habla hispana, y como prueba ofrecemos la riqueza de información disponible en Objetivismo.org.

Ayn Rand, el genio del siglo XX

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Ayn Rand, el genio del siglo XX
Sus temas , profundos, y expresados en tramas lógicas y dramáticas, han influenciado la vida de millones de personas.

Pero Ayn Rand es también un genio de la filosofía universal, y por eso será recordada dentro de mil años: quienes vivan entonces le agradecerán su contribución, igual que hoy hacemos con Aristóteles. Ella, sola, como los héroes de sus novelas, desafió la cultura prevalente de los últimos dos milenios, exaltando el individualismo, la razón, el egoísmo y el capitalismo. Ayn Rand revolucionó el pensamiento mundial, resolviendo brillantemente dilemas en cada una de las ramas de la filosofía.

Gracias a su mente privilegiada, por primera vez en la historia de la humanidad existe un sistema filosófico completo, lógico, integrado, basado en la realidad, y por lo tanto, práctico. Sus ideas son originales, incuestionables y eternas – hoy tan necesarias como siempre y más necesarias que nunca.
(Editorial en Los Angeles Times, 6 de marzo de 1982, día del fallecimiento de Ayn Rand).

Ayn Rand es un genio de la literatura universal, a la par con Victor Hugo y Dostoievski. Sus novelas han vendido más de 25 millones de copias y han sido traducidas a más de veinte idiomas. Su obra maestra, Atlas Shrugged (traducida al español como “La Rebelión de Atlas”), fue publicada en 1957, ha vendido más de 7 millones de copias y es más popular hoy que nunca. Si aún no lo has hecho, verás que entrar en el mundo de ficción de Ayn Rand es una experiencia intelectual y emocional inigualable.

¿Quién le teme a Ayn Rand?

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“Los CEO argentinos más inteligentes recién están empezando a descubrir ahora a Ayn Rand; varios la leyeron y se entusiasmaron, aunque no sé a cuántos les gustaría hacerlo público”, informa Eduardo Marty, reconocido como el hombre que introdujo la filosofía randiana en Argentina, a mediados de los ochenta. Fue Marty, actual presidente de Junior Achievement –una ONG dedicada a despertar el espíritu emprendedor en los chicos– quien le recomendó y le dio en mano a Mauricio Macri una de las obras emblemáticas de la escritora rusa, La Virtud del Egoísmo.

Claro que en nuestro país no hay nada comparable con la influencia decisiva que tuvo y tiene Rand en EE.UU., donde –según una encuesta realizada en la prestigiosa Biblioteca del Congreso de aquel país– La rebelión de Atlas fue la obra que más impacto produjo después de la Biblia, no sólo entre los hombres de negocios sino en la formación ideológica del americano medio. En Argentina, por diversas razones, la recepción de su pensamiento es muy distinta. Hay “círculos randianos” sueltos, por así decirlo, o think tanks liberales que, sin definirse tajantemente como randianos, estudian los textos de Rand, entre ellos, además de la ONG de Marty, las fundaciones Atlas y Hayek, el Foro Liberal de Recrear, el partido que fundó Ricardo López Murhpy –quien, al igual que su socio en Pro, también ha leído a Rand–, el Centro de Investigación sobre Instituciones y Mercados (CIIMA) y algunos posgrados ligados al management .

Aunque, como señala Martín Krausse, profesor en Eseade, “el management argentino no fue influenciado por La rebelión de Atlas, y muchos no conocen a Rand”, lo que plantea Marty es igualmente cierto. Algunos CEO empiezan a interesarse ahora y, de hecho, La rebelión y La Virtud, reeditadas en Argentina, figuran en las bibliotecas de importantes hombres de negocios, como los CEO Armando Silberman (Iplan); Claudio Muruzábal (Neoris); Guillermo Yeatts, ex directivo de Sol Petróleo y presidente de la Fundación Atlas ; Jorge Sojo (QBE ART) y el fundador de Apple Argentina, Enrique Duhau.

Tal como ocurrió con el revival del randianismo en España –impulsado por el gobierno de José María Aznar, que se nutrió de jóvenes provenientes del management –, aquí también, el compañero de fórmula presidencial de López Murphy, Esteban Bullrich, es uno de los pocos políticos que han estudiado a Rand, aunque no comparte totalmente sus postulados. Es que Bullrich pertenecía al mundo empresarial cuando conoció al jefe de Recrear, en 2002, cuando aquél organizaba debates con jóvenes que tenían posgrados en el exterior. “Acuerdo con Rand en que no me gusta la idea de Estado como Gran Hermano –explica Bullrich–, pero en países emergentes como el nuestro, el Estado no puede estar ausente en lo social.”

Para el pionero Marty, una de las razones por las cuales la filosofía randiana no terminó de anclar en estas tierras es que los liberales argentinos clásicos están, por lo general, cerca del catolicismo. “Y Rand es una capitalista atea, no encaja en ningún lado”, explica.

Sin embargo, nunca deja de estar en el candelero. La reciente reedición de sus textos en el país, la circulación de su obra entre empresarios y políticos jóvenes –Mauricio Macri es uno de los admiradores locales de la escritora–, el aniversario de los cincuenta años de la La rebelión de Atlas y la noticia de que el año que viene empezará a rodarse la versión cinematográfica –con Angelina Jolie como heroína– son todos signos de un interés que no decae.

Donde no tiene repercusión es en el mundo académico. Muchos a los que podríamos considerar “popes” de la intelectualidad argentina ni siquiera la conocen (lo que resulta un dato en sí mismo) y quienes la conocen comparan la profundidad de su obra con la de un manual de autoayuda. “Pero a mí me gustaría saber cuántos intelectuales argentinos han vendido 20 millones de ejemplares, y creo que me quedo corto con la cifra de lo que ha vendido históricamente La rebelión –dice el consultor Enrique Zuleta Puceiro–. Digo, yo no soy leninista, pero he leído a Lenin y no puedo negarlo”, provoca.
Odios y amores

Claro que las explicaciones maniqueas siempre son tentadoras. Primero, porque son fáciles de creer y, segundo, porque son igualmente fáciles de difundir. Pero la realidad suele ser siempre más compleja. Para los más críticos, su obra alienta el capitalismo salvaje y el egoísmo. Para sus defensores, es una cumbre contra los abusos del colectivismo y una defensa radical de la libertad del individuo ante cualquier totalitarismo.

“A mí el libro me provoca una doble reacción, una de ellas muy visceral –dice Gabriela Michetti, vicejefa porteña electa–. Por un lado, lo empezás a leer y te pega muy fuerte la exaltación de la construcción personal, el heroísmo y la creatividad en el armado de la propia vida, pero a medida que avanzaba en la lectura empecé a sentir náuseas por la crueldad que tiene con el desamparado o con los pobres. Para ella, la solidaridad es un disvalor y, desde ese lugar, creo que a su obra le falta amor”, cuestiona la líder de Pro, que está más cerca del socialcristianisno que de cualquier otra corriente.

El futuro ministro de Educación de Macri, Mariano Narodowski –que dio sus primeros pasos en la vida política en la Federación Juvenil Comunista– confiesa que tiene La Rebelión en su biblioteca pero, según revela, no pudo pasar de la página 25. “Es que el individualismo posesivo me aburre”, explica.

Quienes conocen al futuro jefe porteño aseguran que él odia la queja y el reclamo. “A Mauricio no le gusta esa gente que espera que le caiga el maná del cielo. Valora la superación personal”, cuentan algunos legisladores, que comparten reuniones políticas con el presidente de Boca. “Si todos pusieran su granito de arena, otra sería la Argentina”, machaca el ingeniero en los retiros espirituales de Pro. Y por ese lado, dicen, se enganchó con Rand, cuya máxima vital es que el triunfo es el resultado de la lucha y que el trofeo se mide en función del reto superado.

Por Laura Di Marco
Para LA NACION

Ayn Rad

[url=http://www.ilustracionliberal.com/5/ayn-rand-jose-maria-marco.html]http://www.ilustracionliberal.com/5/ayn-ra…aria-marco.html[/url]

Ayn Rand -de nombre de pila,Alissa Rosenbaum- nació en San Petersburgo el 2 de febrero de 1905. Pronto decidió ser escritora, aunque, instintivamente ajena al misticismo y al colectivismo característicos de la cultura rusa, siempre tuvo como modelos los escritores europeos occidentales. Durante sus estudios en el instituto fue testigo del paso por el poder de Kerensky, al que apoyó, y de la Revolución bolchevique de 1917, que denunció como un golpe de Estado desde el primer momento. La familia huyó de los desórdenes y de la guerra civil a Crimea, donde Alissa terminó la enseñanza secundaria. Tras el triunfo bolchevique, la farmacia de los Rosenbaum fue confiscada y la familia sufrió privaciones.

En 1921 Alissa se matriculó en la Universidad de San Petersburgo para estudiar Filosofía e Historia. Allí tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la degradación de la Universidad y del saber impuesta por los comisarios políticos y descrita, como la expropiación del negocio familiar, en su primera novela, la autobiográfica We, the Living (Los que vivimos, Barcelona, Plaza y Janés, 1992). La protagonista, Kira Argounova, estudia ingeniería pero tiene que asistir a cursos sobre “Mujeres proletarias y analfabetismo”, “Electrificación proletaria” y “El camarada Lenin y el camarada Marx”. Kira Argounova, enfrentada a una vida sin perspectivas, intenta salir de la Unión Soviética pero es muerta a tiros por la policía fronteriza.

Alissa Rosenbaum tuvo más suerte y a finales de 1925 consiguió un permiso para visitar a unos familiares en Estados Unidos. El permiso era temporal, pero Alissa estaba decidida a no volver a pisar la Unión Soviética. A los 21 años está en Berlín y tras una breve estancia en París, llega a Chicago, donde pasa seis meses: los suficientes para que le amplíen el visado. Decidida a seguir su vocación de escritora, y fascinada por el cine, Ayn Rand -todavía Alissa Rosenbaum-, se muda a Los Ángeles con la intención de trabajar de guionista. Cecil B. De Mille le ofrece un trabajo como extra y más tarde como lectora de guiones.

En Hollywood conoce a Frank O’Connor, un joven actor con el que se casa pronto. El matrimonio duró hasta la muerte de Frank 50 años más tarde, a pesar de la larga relación que Ayn Rand mantuvo con un colaborador y discípulo suyo casado con Barbara Felden, autora de la excelente biografía The Passion of Ayn Rand. Como Frank pasa largas temporadas sin trabajar, Ayn Rand acepta cualquier trabajo, incluido uno en el departamento de vestuario de RKO, aunque por fin logra vender un primer guión a Universal. Termina Los que vivimos, un estremecedor retrato de los primeros años de socialismo real en San Petersburgo, pero no se lo publican hasta tres años después, en 1933, con un recibimiento reticente por parte de una crítica infestada de progresismo. Ayn Rand dirá más tarde, cuando preste testimonio ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas en 1947: “Es casi imposible dar a entender a personas libres lo que es la vida bajo una dictadura totalitaria… (El pueblo ruso) intenta vivir una vida humana, pero es una vida completamente inhumana. Intenten ustedes imaginar lo que es vivir bajo un terror permanente desde la mañana hasta la noche, y por la noche seguir esperando a que suene el timbre en cualquier momento, un país en el que se tiene miedo de todo y de todos, donde la vida no cuenta nada, menos aún que nada…”.

En 1935 empezó a escribir The Fountainhead (El manantial, Barcelona, Orbis, 1988), para lo que se documentó en el estudio del arquitecto de origen estonio Louis Isadore Kahn. Howard Roark, el arquitecto protagonista de El manantial, es el primer gran protagonista épico de la obra de Ayn Rand, un hombre como “puede y ha de ser un hombre”, que consigue triunfar imponiendo su propia concepción de la arquitectura. Rechazada por doce editoriales, este canto al individualismo y a la independencia fue publicado por fin en 1943 y se convirtió, sin apenas publicidad, en uno de los grandes best-sellers del siglo XX. Cinco años después se estrenó la versión cinematográfica, también titulada El manantial, con Gary Cooper como protagonista. Trabajando a tiempo completo de guionista, Ayn Rand empezó a escribir Atlas Shrugged (La rebelión de Atlas, en Obras Completas, Barcelona, Luis de Caralt, 1961) que se publicó en 1957, y tiene por protagonistas a dos empresarios, Dagny Taggart y Hank Rearden, que intentan sacar adelante sus respectivos negocios en una Norteamérica arrasada por la intervención gubernamental masiva y el caos social subsiguiente. A medida que se intensifica la devastadora intrusión del Estado, algunos eminentes empresarios, intelectuales y profesionales liberales empiezan a desaparecer. Negándose a colaborar con el totalitarismo, fundan en el Estado de Colorado una utopía capitalista con un símbolo: el signo del dólar. Además de ficción menor (entre la que se cuenta el relato Anthem, protagonizado por Equality 7-2521, un ser que ha de aprender a decir yo en un mundo dominado por la colectividad), Ayn Rand escribió numerosas colaboraciones periodísticas, conferencias y ensayos de muy diversa índole, entre los que están For the New Intellectual (1961), Capitalism: The Unknown Ideal (1966), The Romantic Manifesto (1970) y The New Left: The Anti-Industrial Revolution (1971). En ellos, como en su obra de ficción, fue elaborando un pensamiento que llamó Objetivismo, basado en la afirmación de la razón como principio de conocimiento. Su defensa radical del “egoísmo racional”, opuesto a la irracionalidad de cualquier altruismo, y la del capitalismo libertario como único medio de lograr el solo objetivo posible de la vida humana, que es la felicidad individual, le llevaron a distanciarse de los grandes grupos políticos y de las corrientes contraculturales e irracionalistas, presuntamente libertarias, de los años 60 y 70.

Fumadora impenitente, como muchos de sus personajes, falleció de una enfermedad pulmonar en Nueva York, el 6 de marzo de 1982 a los 77 años de edad. Su legado, de gran influencia en el pensamiento liberal norteamericano, ha venido siendo difundido y reivindicado por varias organizaciones, entre ellas el Ayn Rand Institute. Su obra se sigue reeditando con éxito, hasta tal punto que figura todavía en las listas de libros más vendidos. En las librerías españolas se encuentra aún alguna edición de Los que vivimos y de El manantial. El resto de la obra de Ayn Rand está agotado, o no ha sido publicado en España. Entre las muchas páginas web que le están dedicadas, destaca [url=http://www.aynrand.org]http://www.aynrand.org[/url].

“Civilización es el proceso por el que el hombre se libera de los hombres.”

“La pobreza no es una hipoteca sobre el trabajo de los demás; la desventura no es una hipoteca sobre la felicidad: el fracaso no es una hipoteca sobre el éxito; el sufrimiento no es un cheque en blanco, y su alivio no es el fin de la existencia; el hombre no es un animal que haya de ser sacrificado en el altar de los demás; la vida no es un inmenso hospital.”

“Cuando el ‘bienestar común’ de una sociedad se contempla como algo aparte y superior al bienestar individual de sus miembros, el bienestar de algunos hombres prevalece sobre el bienestar de otros, y esos otros son destinados al sacrificio.”

Capitalism: The Unknown Ideal

“El principio básico del altruismo es que el hombre no tiene derecho a vivir por su propio bien, que el servicio a los demás es la única justificación de su existencia, y que el sacrificio es el más alto deber moral, la más alta virtud, el valor más alto. No debemos confundir altruismo con generosidad, buena voluntad o respeto por los derechos de los demás. Estos no son valores primeros, sino consecuencias que el altruismo, de hecho, hace imposibles. El valor irreductible, primero y básico del altruismo es el sacrificio propio, que quiere decir: inmolación de uno mismo, abnegación, negación de uno mismo, autodestruccción, es decir: el yo es el mal y los demás el bien.”

Philosophy: Who Needs It

“Si algunos hombres disfrutan de algún derecho sobre el producto del trabajo de los demás, entonces estos están despojados de sus derechos y condenados al esclavismo.”

“La mayor virtud: la capacidad de hacer dinero.”

“La riqueza es producto de la capacidad del hombre para pensar.”

“Cualquier compromiso entre el alimento y el veneno conduce a la victoria de la

muerte. Cualquier compromiso entre el bien y el mal lleva a la victoria del mal.”

Capitalism: The Unknown Ideal

“La racionalidad es el reconocimiento de que la existencia es un hecho en sí, que nada puede alterar la verdad y que nada puede prevalecer sobre el hecho de comprenderla, que es en lo que consiste el pensamiento.”

La rebelión de Atlas

“El único propósito del gobierno es proteger los derechos del hombre, es decir, protegerlo de la violencia física. Un auténtico gobierno no es más que un policía, que actúa en nombre del derecho a la autodefensa del ser humano y, como tal, sólo puede recurrir a la violencia contra aquellos que han hecho uso de ella.”

La rebelión de Atlas

“Quien quiere a todos los hombres odia a la humanidad. No espera nada de ella.”

“No hay que decirle a nadie que sea orgulloso; te odiarán. No lo dirán, pero te odiarán.

Dirán que los odias a ellos.”

El manantial

“El socialismo es la doctrina según la cual el hombre no tiene derecho a vivir por su propio bien, que su vida y su trabajo no le pertenecen a él, sino a la sociedad, que la única justificación de su existencia es el servicio a la sociedad, y que la sociedad puede disponer de él según le plazca, con tal de conseguir su propio bienestar colectivo, tribal.”

The New Intellectual

“No hay diferencia entre comunismo y socialismo, salvo en los medios para conseguir un mismo objetivo final: el comunismo se propone esclavizar a los hombres por la fuerza; el socialismo, por el voto. Es la misma diferencia que existe entre el asesinato y el suicidio.”

Foreign Policy Drains U.S. of Main Weapons

“El país que ha alcanzado los mayores logros, la mayor prosperidad, la mayor libertad, se construyó sobre el derecho del hombre a perseguir su felicidad. Su propia felicidad, no la de los demás.”

El manantial

Frases de Ayn Rad

El argumento de la intimidación es una confesión de impotencia intelectual.

Confesión

El hombre que produce mientras los demás disponen de su producto es un esclavo.

Esclavo

Ningún hombre puede tener el derecho de imponer a otro hombre una obligación no escogida, un deber no recompensado o un servicio involuntario.

Obligación

Cuando el bien común de una sociedad es considerado como algo aparte y superior al bien individual de sus miembros quiere decir que el bien de algunos hombres tiene prioridad sobre el bien de otros hombres, aquellos consignados en el estatus de animales sacrificados.

Sociedad

La justificación moral del capitalismo yace en es el único sistema consonante con la naturaleza racional del hombre, que protege la superviviencia del hombre como hombre y que su principio gobernante es la justicia.

Capitalismo

La menor minoría en la tierra es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales, no pueden llamarse defensores de las minorías.

Derechos humanos

Si quisiera hablar con vuestro vocabulario, diría que el único mandamiento moral que tiene el hombre es: Pensarás. Pero un “mandamiento moral” es una contradicción en los términos. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la Razón no acepta mandamientos.

Moral

Puesto que no existe tal entidad conocida como “el público”, ya que el público es meramente una cantidad de individuos, la idea de que “el interés público” va por encima de los intereses y derechos privados solo tiene un significado: que los intereses y derechos de algunos individuos tienen prioridad sobre los intereses y derechos de los demás.

Público

¡Dios salve al capitalismo de los defensores del capitalismo!

Capitalismo

Precisamente quería prevenirle contra el pecado del perdón.

Pecado

Me pregunta usted: “Exactamente, ¿por qué no cree usted en Dios?” Porque no he encontrado argumento racional que apoye dicha creencia.

Creencia

Tan sólo existe una forma de depravación humana: carecer de metas.

prende a valorarte, lo que significa luchar por tu felicidad.

Felicidad

Quien lucha por el futuro ya lo vive en el presente.

Presente

Cuando digo “Capitalismo”, quiero decir Capitalismo completo, puro, incontrolado, no regulado, laissez-faire. Con una completa separación del Estado y de la economía del mismo modo y por las mismas razones por las que existe separación entre el Estado y la Iglesia.

Laissez faire

No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un hombre debe ser libre de sus hermanos.

Libre

Es fácil ver cómo donde hay sacrificios, alguien los está recogiendo. Donde hay servicio, alguien está siendo servido. El hombre que te habla de sacrificios está hablando de esclavos y amos, e intenta ser el amo.

Esclavo

No puede haber semejante cosa, en las leyes o en la moralidad: Acciones prohibidas a un individuo y permitidas a una muchedumbre.

Individuo

Los Derechos Individuales son los medios de subordinación de la sociedad a la ley moral.

Moral

El anarquismo, como concepto político, es una ingenua abstracción flotante: Por todas las razones citadas, una sociedad sin un gobierno organizado estaría a los pies del primer criminal que se presentase, que la precipitaría en el caos de las guerras de bandas. Pero la posibilidad de la inmoralidad humana no es la única objeción a la anarquía: Incluso una sociedad en la cual todos sus miembros fuesen completamente racionales e impecablemente morales, no podría funcionar en una situación de anarquía; es la necesidad de leyes objetivas y el arbitrio de desacuerdos honestos entre los hombres el que necesita del establecimiento de un gobierno.

Anarquía

Dios… Un ser cuya única definición es que está más allá de de la capacidad de la mente humana para ser comprendido.

Dios

Elegiré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Elegiré sólo a los que me plazcan, y a ellos amaré y respetaré, pero no obedeceré ni daré órdenes. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solos cuando lo deseemos.

Amigo

La fuerza y la mente son opuestas. La moralidad termina donde empieza la pistola.

Mente

El capitalismo no meramente “práctico”, sino que es el único sistema moral de la historia.

Capitalismo

La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía.

Ambición

Los hombres sólo pueden tratar entre sí de dos formas: Armas o Lógica. Fuerza o Persuasión. Aquellos que saben que no pueden ganar utilizando la lógica, siempre han acabado por recurrir a las armas.

Armas

Toda interferencia gubernamental en la economía consiste en conceder un beneficio no ganado, extraído por la fuerza, a algunos hombres a expensas de otros.

Economía

¿Cuál es el principio básico, el esencial, el crucial, que diferencia libertad de esclavitud? Es el principio de acción voluntaria frente a la coerción física u obligatoriedad.

Esclavitud

Felicidad es ese estado de consciencia que procede del logro de los propios valores.

Felicidad

Incluso si la contaminación fuese un riesgo para la vida humana, debemos recordar que la vida en la Naturaleza, sin tecnología, es un matadero al por mayor.

Tecnología

Piedad por el culpable es traición al inocente.

Inocente

No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio.

Comunismo

Mantener una juventud que no se marchita es alcanzar al final de la vida la visión con la que empezó.

Juventud

Un inventor es un hombre que pregunta “¿Por qué?” al Universo y no permite que nada se interponga entre la respuesta y su mente.

Respuesta

Conocer los propios deseos, su significado y sus costes, requiere la más alta virtud humana: Racionalidad.

Virtud

Es el mercado libre el que hace imposibles los monopolios.

Monopolio

Por tu gran culpa

Por tu gran culpa
[url=http://www.liberalismo.org/articulo/311/62/gran/culpa/]http://www.liberalismo.org/articulo/311/62/gran/culpa/[/url]
Por Ayn Rand
Traducido por John Leo Keenan

La muerte de Marilyn Monroe conmocionó a la gente, con un impacto diferente a lo que sería su reacción ante la muerte de cualquier otra estrella del cine o figura pública. En todo el mundo la gente sintió una extraña convicción de estar personalmente involucrada, y de protesta, como la exclamación universal de un “Oh, ¡no!”

Sintieron que su muerte tenía algún significado especial, casi como una advertencia que ellos no podían descifrar, y sintieron una aprehensión inexpresable, la sensación de que algo terriblemente malo estaba involucrado.

Tenían razón de sentir eso.

Marilyn Monroe, en la pantalla, fue un reflejo del júbilo –puro, inocente, como el de una niña– de vivir la vida. Ella proyectaba la imagen de una persona nacida y criada en alguna Utopía radiante, no afectada por el sufrimiento, incapaz de concebir la fealdad o la maldad, encarando la vida con la confianza, la benevolencia y la exultante ostentación de un niño o de un gatito que está feliz de exhibir su atractivo como el mejor regalo que puede ofrecer al mundo y que espera ser admirado por ello, no lastimado.

En la vida real, el suicidio de Marilyn Monroe –o peor, un suicidio que pudo haber sido un accidente, sugiriendo que para ella la diferencia no importaba– fue una declaración de que vivimos en un mundo que hizo imposible para su tipo de espíritu y para las cosas que ella representaba poder sobrevivir.

Si alguna vez hubo una victima de la sociedad, Marilyn Monroe fue esa victima, de una sociedad que profesa dedicación al alivio de los que sufren pero que mata a los que están llenos de entusiasmo.

Ninguno de los que reciben las solicitudes tiernas de los humanitarios, los delincuentes juveniles, pudo haber tenido una niñez tan sórdida y horripilante como la tuvo Marilyn Monroe.

Sobrevivirla y preservar la clase de espíritu que ella proyectó en la pantalla, el sentido radiantemente benevolente de la vida, que no puede ser fingido, fue un logro psicológico casi inconcebible, que requirió un heroísmo del orden más elevado. Cualesquiera cicatrices que su pasado hubiese dejado, fueron insignificantes en comparación.

Ella preservó su visión de la vida a través de una pugna de pesadilla, luchando para abrirse camino hasta la cima. Lo que la rompió fue el descubrimiento, en la cumbre, de un mal tan sórdido como el que había dejado atrás; peor, quizás, por incomprensible. Ella había esperado alcanzar la luz del sol; encontró, en su lugar, una ilimitada ciénaga de malicia.

Era una malicia de un tipo muy especial. Si quieres presenciar su lucha dubitativa por comprenderla, lee el magnifico artículo en un reciente número de la revista Life. No es en realidad un artículo, es una transcripción literal de sus propias palabras y el documento más trágicamente revelador publicado en muchos años. Es un grito de ayuda que llegó muy tarde para ser respondido.

“Cuando eres famosa, es como que te chocas con la naturaleza humana de una manera más o menos cruda”, ella dijo. “Provoca envidia, la fama hace eso. La gente con la que te encuentras opinan que, bueno, ¿quién es ella? ¿Quién se cree que es ella, Marilyn Monroe? Sienten que la fama les da a ellos algún tipo de privilegio de acercarse a ti y de decirte cualquier cosa, tú sabes, de cualquier tipo de naturaleza y que no lastimará tus sentimientos, como si le estuviera pasando a tu ropa…Yo no comprendo porqué las personas no son un poco más generosas entre si. No me gusta decir esto pero temo que hay mucha envidia en este negocio.”

“Envidia” era el único nombre que ella podía encontrar para la cosa monstruosa que confrontaba, pero era mucho peor que la envidia: era el profundo odio a la vida, al éxito y a todos los valores humanos, sentido por un cierto tipo de mediocridad, el tipo que siente placer al escuchar de la mala fortuna de un extraño. Era odio al bien por ser el bien, odio a la habilidad, a la belleza, a la honestidad, a la determinación, a los logros y, por encima de todo, al júbilo de las personas.

Lea el artículo de Life para ver como operaba y qué le hizo a ella.

Una niña entusiasta, que fue reprendida por su entusiasmo: “A veces las familias de acogida se preocupaban porque yo acostumbraba a reír tan fuerte y con tanta alegría; yo supongo que pensaban que era algo histérica.”

Una estrella espectacularmente exitosa, cuyos patronos seguían repitiendo: “Recuerda que no eres una estrella,” en un esfuerzo determinado, aparentemente, de no dejarla descubrir su propia importancia.

Una actriz brillantemente talentosa, que escuchó de las supuestas autoridades, de Hollywood, de la prensa, que ella no podía actuar.

Una actriz, dedicada a su arte con seriedad apasionada: “Cuando yo tenía 5 años, creo que fue entonces cuando yo empecé a querer ser una actriz, adoraba jugar, no me gustaba el mundo a mi alrededor porque era bastante deprimente pero me encantaba jugar al ‘hogar’ y era como que podías fijarte tus propias fronteras”, que pasó por un infierno para fijar sus propias fronteras, para ofrecer a la gente el universo iluminado por el sol de su propia visión. “Es casi tener ciertos tipos de secretos por un momento, cuando estás actuando”, pero quien fuera ridiculizada por su deseo de interpretar papeles serios.

Una mujer, la única, que fue capaz de proyectar la inocente sexualidad radiante de un ser de algún planeta no corrompido por la culpa, que se encontró a si misma considerada y promocionada como un vulgar símbolo de obscenidad y quien todavía tuvo el coraje de declarar: “Todos nacemos criaturas sexuales, gracias a Dios, pero es una pena que tanta gente desprecie y aplaste este regalo natural.”

Una niña feliz, que estaba ofreciendo su logro al mundo con el orgullo de una grandeza autentica y del gatito que deposita un trofeo de caza a tus pies; que se encontró a si misma respondida por esfuerzos concertados de negar, de degradar, de ridiculizar, de insultar, de destruir sus logros; que fue incapaz de concebir que era castigada por lo mejor de ella, no por lo peor; que sólo podía presentir, con terror impotente, que estaba confrontando algún indecible tipo de mal.

¿Cuanto tiempo cree que un ser humano puede soportarlo?

Tal odio a los valores siempre ha existido en alguna gente, en cualquier era o cultura. Pero hace cien años, se hubiera esperado de ellos que lo escondan. Hoy está en todo nuestro alrededor; es el estilo y la moda de nuestro siglo.

¿Donde encontraría alivio de tal odio un espíritu hundiéndose?

El mal de una atmósfera cultural está hecho por todos aquellos que lo comparten. Cualquiera que haya una vez sentido resentimiento contra el bien por ser el bien y haya dado voz a éste, es el asesino de Marilyn Monroe.

¡Vivir! (fragmento)

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Fragmento
¡Vivir!
Ayn Rand
Luis de Caralt, Barcelona, 1949
169 páginas
¡Vivir! (fragmento)

Por Ayn Rand
Traducido por Antonio Mascaró Rotger

Capítulo 11 de la novela “¡Vivir!”

N. del T.: Tras una vida entera sumido en la ignorancia colectivista, el protagonista descubre la palabra y el concepto de la individualidad.

Yo soy. Yo pienso. Yo quiero.

Mis manos… mi espíritu… mi cielo… mi bosque… esta tierra mía… ¿Qué debo añadir? Estas son las palabras. Esta es la respuesta.

Estoy aquí de pie, en la cumbre de la montaña. Levanto mi cabeza y extiendo mis brazos. He aquí mi cuerpo y mi espíritu, he aquí el fin de la búsqueda. Deseaba conocer el sentido de las cosas. Yo soy el sentido. Deseaba encontrar un permiso para existir. No necesito permiso alguno para existir; ni que me den el visto bueno para vivir. Yo soy el permiso y el visto bueno.

Son mis ojos los que ven, y la mirada de mis ojos confiere belleza a la tierra. Son mis oídos los que oyen, y la audición de mis oídos da su canción al mundo. Es mi mente la que piensa, y el juicio de mi mente es la única linterna que puede hallar la verdad. Es mi voluntad la que elige, y la elección de mi voluntad es el único edicto que debo respetar.

He conocido muchas palabras, algunas resultaron sabias y otras resultaron falsas, pero sólo tres son sagradas: “¡lo deseo así!”

Cualquiera que sea el camino que yo tome, la estrella que me guía está en mi interior; la estrella que me guía y la brújula que señala el camino. Señalan en una única dirección. Señalan hacía mí.

No sé si esta tierra en la que estoy es el corazón del universo o si no es más que una mota de polvo perdida en la eternidad. Ni lo sé ni me importa. Pues sé qué felicidad puedo alcanzar en esta tierra. Y mi felicidad no requiere un propósito más elevado para ser vindicada. Mi felicidad no es el medio para fin alguno. Ella es el fin. Es su propio objetivo. Es su propia razón de ser.

Tampoco soy yo el medio para que otros lleguen a los fines que anhelan conseguir. No soy una herramienta para que me usen. No son un sirviente de sus necesidades. No soy un vendaje para sus heridas. No soy un cordero a sacrificar en sus altares.

Soy un hombre. Este milagro de mi ser está para que lo posea yo y lo vele yo, y lo guarde yo, y lo use yo, y sea yo quien se arrodille ante él.

No cedo mis tesoros ni los comparto. La fortuna de mi espíritu no está para ser convertida en monedas de cobre y ser esparcida al viento cual limosna para los pobre de espíritu. Yo guardo mis tesoros: mi pensamiento, mi voluntad, mi libertad. Y el mayor de ellos es la libertad.

Nada debo a mis hermanos, ni voy buscando que estén en deuda conmigo. A nadie le pido que viva por mí, ni me ofrezco para vivir por los demás. No anhelo el alma de ningún hombre, ni está mi alma para que la anhelen los demás.

No soy ni amigo ni enemigo de mis hermanos, sino tan sólo lo que cada uno de ellos se merezca. Y para ganarse mi amor, mis hermanos han de hacer más que haber nacido. No otorgo mi amor sin razón alguna, ni al primero que se cruce en mi camino y me lo pida. Honro a los hombres con mi amor. Pero el honor es algo que cada cual ha de ganarse.

Escogeré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Y escogeré sólo a los que me satisfagan, y a ellos les amaré y respetaré, pero no les mandaré ni les obedeceré. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solo cuando así nos parezca preferible. Pues en el templo de su espíritu, cada hombre está solo. Que cada hombre guarde su templo intacto e inmaculado. Y entonces, que una sus manos con otros si lo desea, pero sólo más allá de su sagrado umbral.

Pues la palabra “Nosotros” jamás debe pronunciarse, salvo por propia elección y como segundo pensamiento. Esta palabra jamás debe ocupar el primer lugar en el alma del hombre; que sino se convierte en un monstruo, la raíz de todos los males sobe la faz de la tierra, la raíz de la tortura del hombre por parte de los hombres, y de una mentira indecible.

La palabra “nosotros” es como cal que se vierte sobre los hombres, se va depositando y se endurece como una piedra aplastándolo todo bajo su peso. Y lo blanco y lo negro se pierden en su color grisáceo. Es la palabra con la que los depravados roban la virtud a los hombres rectos, con la que los débiles roban el poderío a los fuertes, con la que los necios roban el conocimiento a los sabios.

¿En qué se queda mi alegría si todas las manos, incluso las más inmundas, pueden manosearla? ¿En qué se queda mi sabiduría si hasta los necios pueden mandarme? ¿En qué se queda mi libertad, si todas las criaturas, incluso las más viles e impotentes, son mis amos? ¿En qué se queda mi vida, si he de inclinarme, aceptar y obedecer?

Pero ya no tolero más este credo de corrupción.

He acabado con el monstruo “Nosotros”, la palabra de la servidumbre, el saqueo, la miseria, la falsedad y la infamia.

Y ahora veo el rostro del dios, y alzo este dios sobre la tierra, este dios que los hombres han buscado desde que existen, este dios que les dará la alegría, la paz y el orgullo.

Este dios, esta sola palabra:

“Yo”.

OBJETIVISMO

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OBJETIVISMO
La filosofía de Ayn Rand
Ayn Rand, llamó a su filosofía, “Objetivismo”, describiéndola como la filosofía para vivir en la tierra. El objetivismo es un sistema integrado de pensamientos, que define principios abstractos en los que el hombre debe pensar y actuar si es que quiere vivir la vida propia de un hombre. En primer lugar, Ayn Rand, presentó su filosofía a través de las novelas, ambas best-sellers, “The Fountainhead” (1943), traducida al castellano como “El Manantial”, y “Atlas Shrugged” (1957), como “La Rebelión de Atlas”. En estas se presenta al hombre como un ser heróico, un individuo racional digno de vivir en la tierra, ya que puede lograr lo mejor de sí mísmo. Posteriormente, presentó su filosofía en forma de no-ficción.

Principios básicos del objetivismo

METAFISICA:

La realidad, el mundo exterior, la existencia independiente de la conciencia del hombre; independiente de cualquier conocimiento, creencias, sentimientos, deseos o temores. Esto significa que A es A, los hechos son hechos, las cosas son lo que son; y la tarea de la conciencia del hombre es percibir la realidad, no crearla o inventarla. Así, el objetivismo, rachaza toda creencia en lo supernatural, y cualquier aclamación de individuales o grupos que dicen crear su propia realidad.

EPISTEMOLOGIA:

La razón del hombre es completamente competente de conocer los hechos de la realidad. La razón, facultad conceptual, es la facultad que identifica e integra el material provisto por los sentidos del hombre. La razón es el único medio del hombre para adquirir conocimientos. Así, el objetivismo, rechaza al misticismo (no acepta a la fe y a los sentimientos, como medios de conocimiento); y al escepticismo (que proclama la imposibilidad del conocimiento y/o estar seguro de algo).
La naturaleza humana:
El hombre es un ser racional. La razón, único medio de conocimiento del hombre, es su medio de supervivencia. El hombre es un ser de conciencia volitiva, por eso el ejercicio de la razón depende de la elección de cada individuo. Tu conciencia es lo que solés llamar alma o espíritu; y a lo que llamás ‘libre albedrío’, es a la libertad que tiene tu mente de pensar o no. Esta es la única elección que tienes. Es la elección que controla tadas las otras elecciones que hacés; y determina tu vida y tu caracter . Así, el objetivismo, rechaza toda forma de determinismo; la creencia de que el hombre es víctima de fuerzas que escapan a su control (como ser: dios, el destino, los genes, condiciones de nacimiento o económicas).

ETICA:

La razón del hombre es la única fuente que le permite juzgar valores y guiarlo hacia la acción. Un estándar de ética correcto es: la supervivencia del hombre como hombre, es decir, lo requerido por su naturaleza para sobrevivir como un ser racional (y, no una momentánea supervivencia física como un bruto sin mente). La virtud básica del hombre es su racionalidad, y sus tres valores fundamentales son: razón, propósito, auto-estima. El hombre es un fin en sí mísmo, y no un medio para los fines de los demás; debe vivir por su propio propósito, sin sacrificarse para otros o sacrificar a otros para sí; debe trabajar por su propio interés racional y lograr su propia felicidad como el propósito moral más alto de su vida. Así, el objetivismo, rechaza cualquier forma de altruismo (que dice que la moralidad consiste en vivir para otros o para la sociedad).

POLITICA:

El principio social básico de la ética objetivista es que ningún hombre tiene el derecho de buscar valores ajenos por medio de la fuerza física. Ningún hombre o grupo tiene el derecho de usar la fuerza física contra otros; con exepción de cuando actúa en propia defensa y solo contra quienes inicien su uso. Los hombres deben tratar unos con otros como comerciantes, dando valor por valor, por medio de un libre y mutuo consentimiento y mutuo beneficio. El único sistema social que erradica de las relaciones humanas, la fuerza física, es el capitalismo de laissez-faire (libre comercio). El capitalismo es un sistema basado en el reconocimiento de los derechos individuales, y protege a los hombres de aquellos que inician el uso de la fuerza física. Así, el objetivismo, rechaza cualquier forma de colectivismo, como lo son, el fasismo y el socialismo. También rechaza la actual ‘economía mixta’, noción de que el gobierno debería regular la economía y redistribuir la riqueza.

ESTETICA:

El arte es una re-creación selectiva de la realidad, acorde al juicio metafísico del artista; es concretizar su visión fundamental de la existencia. Ayn Rand, describe su aproximación al arte como: “Realismo Romántico”: “Yo soy Romántica en el sentido de que presento a los hombres como deberían ser. Soy Realista en el sentido de que los ubico aquí, ahora y en esta tierra”. El propósito de las novelas de Ayn Rand no es didáctico; es artístico: la proyección de un hombre ideal: “Mi propósito, primera causa y desencadenante, es el retrato de Howard Roark o John Galt o Hank Rearden o Francisco d’Anconia como un fin en sí mísmo, y no como un propósito para un fin posterior”.

Dijo uno de los presentes:
– Convénceme de que la lógica es útil.
– ¿Quiéres que te lo demuestre?
– Sí.
– Entonces….es necesario que recurra a una demostración.
Y al ver que el otro asentía le dijo:
– Si te engaño con sofismas, ¿cómo harás, pues, para darte cuenta?
El otro guardó silencio.
– Ya ves como te das cuenta de que la lógica es necesaria y que, apartándote de ella, ni siquiera puedes llegar a saber si es necesaria o no.
Epicteto, Conversaciones, II, 25.

La democracia es dos lobos y una oveja votando sobre que se va a comer.
La Libertad es la oveja, armada, impugnando el resultado.
Benjamin Franklin

Iron Man y Ayn Rand

[url=http://www.cracked.com/article_18967_6-famous-movies-with-mind-blowing-hidden-meanings.html]http://www.cracked.com/article_18967_6-fam…n-meanings.html[/url]

Iron Man 2: Tony Stark and Ayn Rand

What You Think You’re Watching

A superhero movie based on the comic book character Iron Man. In this sequel, Tony Stark faces an enemy who has built his own version of the Iron Man suit, as well as a douchey rival weapons manufacturer.

The Subtext

Iron Man is the ultimate objectivist hero, fighting for private property rights against the vulturelike thieves known as “the government.” In other words, Ayn Rand’s wet dream.

We’re legitimately sorry for that mental image.

In Rand’s 1,200-page love letter to capitalism, Atlas Shrugged, you have a protagonist named Francisco d’Anconia, a brilliant businessman who runs his inherited family business. D’Anconia deliberately maintains an image as a worthless playboy in order to avoid the growing culture of government theft depicted in Rand’s novel.

The protagonist of the Iron Man series is Tony Stark, a brilliant businessman who has also inherited his father’s business. Until the end of the first Iron Man film, Stark deliberately maintains an image as a worthless playboy in order to hide his superhero identity.

Man, no one could have called that.

Then in Rand’s novel we have Hank Rearden, another protagonist who got super-rich by inventing a valuable metal alloy whose formula he continues to keep secret. The government, sensing the metal’s usefulness, tries to forcibly take the rights to Rearden’s alloy away from him.

Stark also gains massive amounts power by inventing, among other things, a gold-titanium alloy for use in the Iron Man suit, whose design he continues to keep a secret. The government, sensing its usefulness, tries to take the rights to Stark’s suit.

“My God, Stevens. Think of how many rednecks we could trick into believing in aliens with that thing.”

In Atlas Shrugged, Rearden is hauled into court for breaking government regulations relating to his steel company. He gives a wildly popular speech in court about his property rights, telling his accusers: “I am fighting for my property!” He humiliates his opponents by winning over the crowd and concludes by telling them: “I work for nothing but my own profit.”

In Iron Man 2, Stark is hauled into a Senate hearing, during which a senator demands he hand over his designs.

Stark responds by giving a wildly popular speech about his property rights, telling his accusers: “You want my property? You can’t have it!” He humiliates his opponents by winning over the crowd and concludes by telling them: “I will serve this great nation at the pleasure of myself.”

The bad guys, too, are uncannily similar. Atlas Shrugged’s government lobbyist cozies up to the government in lieu of actual talent. Iron Man 2’s main antagonist keeps trying to steal Stark’s work with the help of substantial government contracts. There’s also Iron Man’s other nemesis in the film, Ivan Vanko, who is Russian. You know what else comes from Russia? Communism, that’s what.

Plus, in a documentary on the DVD for the first film, Iron Man co-creator Stan Lee flat out says that he created a capitalist, commie-fighting, industrialist, weapon-manufacturing superhero as a way to deliberately antagonize hippie-leaning comic book fans. Anti-military sentiment was high back in the 60s, and Lee wanted to challenge himself by creating a character he could force them to like.

So many good things have come from fucking with comic book nerds.

The result is that Iron Man 2 would be identical to Atlas Shrugged, if only it contained no humor and concluded with the bad guys unanimously standing down after Stark gave a 25 minute speech.