febrero, 2009
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La Diosa Blanca y la bruja
© Erica Jong
Trad.: Laura Celani
(No. 25, agosto 2001)
El deseo de la Diosa Madre asume muchas formas, y los arquetipos de la bruja buena y mala son sólo dos de ellas. La más famosa evocación de la Diosa Madre en la literatura reciente es probablemente la descripción que hace de ella Robert Graves en La Diosa Blanca. Graves asocia la Diosa Madre a la musa y a la luna, y llega a afirmar que ninguna composición poética es verdadera poesía si no la invoca:
La prueba decisiva de la inspiración de un poeta, podría decirse, es el esmero con el que pinta la Diosa Blanca y la isla sobre la que reina. La razón por la que un poema nos hace poner los pelos de punta, lagrimear los ojos, cerrar la garganta, enchinar la piel y sentir un escalofrío en la espina dorsal es que se trata de un verdadero poema, y un verdadero poema es necesariamente una invocación a la Diosa Blanca o Musa, a la Madre de Todos los Vivientes, al antiguo poder del miedo, y de la sexualidad… la araña hembra, o la abeja reina, cuyo abrazo significa muerte.
¿Quién es la Diosa Blanca de Graves y qué tiene que ver con las brujas? Es “una mujer bellísima, delgada, con nariz aguileña, el rostro de una palidez mortal, los labios rojos como serbas salvajes, los ojos de un azul increíble y largos cabellos rubios; se transformará de repente en cerda, yegua, perra, asna, comadreja, serpiente, lechuza, loba, tigresa, sirena u horrible arpía”.
Nos ocupamos de la Diosa Blanca de Graves porque existen pruebas convincentes del hecho que, sea ella como el moderno arquetipo de la bruja a la Walt Disney (la vieja fea y mala con la nariz y el mentón curvados y cercanos), tengan la misma progenitora divina, la antigua, pagana Diosa Madre, la Reina del Cielo, conocida también con el nombre de Ísis por los egipcios, de Ishtar por los asirios, de Inanna por los sumerios y de Astarte por los fenicios… Posee muchos nombres. Corresponde también a Venus/Afrodita, que era, en los tiempos antiguos, más que una simple diosa del amor, una poderosa creadora de vida y de muerte.
El acreditado libro de Graves que, por admisión del autor mismo, tiene origen en una visión poética, expone esta tesis: que toda la verdadera poesía es en realidad una evocación a la antigua diosa adorada en el Cercano Oriente y en Europa; que su culto sobrevive en el lenguaje de la poesía, aunque sea oficialmente proscrito desde hace siglos; que todos los verdaderos poetas la honoran, conciente o inconcientemente; que el lenguaje mítico usado por los poetas es en realidad lo que queda de su liturgia. Estas son ideas fascinantes y provocativas, que arrojan luz sobre tanta poesía que de otra manera quedaría oscura. Además es interesante notar que la Diosa Blanca de Graves, la bella mujer pálida de labios de serbas salvajes, se acerca a muchas descripciones de la bruja bella.
Una vez que Graves nos la ha descrito, empezamos a detectar su presencia por doquier. Por cierto es ella “La Belle Dame Sans Merci” de Keats, la encantadora que representa el amor, la muerte y la inspiración poética, la moderna encarnación del tríplice aspecto de la diosa.
Si se buscan las huellas de esta diosa en la literatura poética, se hallan invocaciones dirigidas a ella por doquier, de Shakespeare a Spenser, a Donne, a John Clare, a Coleridge, a Keats, a Yeats y otros. Dice Graves que la presencia de la diosa se reconoce no sólo por su aparición en un poema, sino también por sus manifestaciones invisibles.
…por ejemplo, cuando las lechuzas gritan, la luna navega entre las nubes huidizas, los árboles ondean lentamente, todos juntos, sobre una cascada fragorosa, y se oye un lejano ladrido de perros; o cuando el sonido de las campanas en el aire gélido anuncia al improviso el nacimiento del Año Nuevo.
Todos los poetas saben que algunos lugares, los brezales, los bosques, el mar, son más que otros fuente de inspiración, y esto pasa porque están habitados por la diosa, mientras que ha sido ya desterrada de ciudades y autopistas, o, más probablemente, se fue por su propia iniciativa.
La teoría de Graves es innegablemente sugestiva; mas es verdadera en sentido poético, no literal. Graves, que seguramente no es feminista (a pesar de su apasionada fidelidad a la musa) se sirve otra vez de su teoría, en La Diosa Blanca, para racionalizar la relativa escasez de poetisas en la historia de la literatura. Puesto que él concibe la relación entre la musa y el poeta en sentido sexual, y puesto que su imaginación no llega a concebir mujeres que hagan el amor con otras mujeres, no logra hipotizar mas que rivalidad, entre la poetisa y la musa. Una teoría no sólo ingenua, sino también cómoda. La musa puede ser muchas cosas para la poetisa: madre, amante, doppelgänger. Frecuentemente, cuando la poetisa se dirige a su musa, se dirige al lado hechiceresco de su propia alma… a la diosa de la muerte y de la destrucción que está dentro de ella. “Como ella”, de Anne Sexton, es perfecto ejemplo de lo que hemos apenas dicho.
Descubriremos muchos otros puntos de contacto entre diosa y bruja, bruja y poetisa, siguiendo en la lectura. Por el momento, de todos modos, para analizar la relación poeta-musa y la relación poetisa-musa, intentaremos establecer con qué frecuencia, en los poemas escritos por mujeres, la poetisa se identifica con la bruja, la arpía, el principio de la destrucción. El poeta varón manifiesta este principio con “La Belle Dame Sans Merci”. La muerte está afuera, en vez que dentro de la conciencia. La muerte es la tentadora, la seductora, la musa. Para la poetisa, la muerte está frecuentemente dentro de la conciencia, se identifica frecuentemente dentro de la creatividad poética… un arte peligroso para las mujeres. Puede ser que las mujeres, en una cultura patriarcal que les provee poquísimas imágenes positivas de ellas mismas, poquísimas imágenes positivas de la feminidad, hayan terminado con identificar su propia creatividad (la cosa que las diferencia de las otras personas, de las otras mujeres) con la destructividad. Frecuentemente, en realidad, han realizado su misma profecía de destrucción suicidándose. Se han matado en la esperanza de poner fin a su trágica diversidad. Mas, desgraciadamente, haciendo así no han matado a esta diversidad, mas sólo a los poemas que habrían podido escribir. Es ésta la primera de muchas conjeturas provocativas acerca de las mujeres reveladas por el estudio de la bruja. Creo que se pueda tranquilamente decir que, empezando a comprender la figura de la bruja en el mito, en la poesía y en la religión, hemos dado un paso importante hacia la comrpensión de la situación de las mujeres en la sociedad patriarcal y de las extrañas adaptaciones psicológicas que han sido obligadas a hacer… en la vida, en la religión y en el arte.
Tras Los Pasos De La Diosa
Robert Graves
Por César Fuentes Rodríguez
Todos los santos la vilipendian, y todos los hombres sobrios
que se rigen por el justo medio del dios Apolo,
despreciando a los cuales navegué para buscarla
en lejanas regiones, donde era más probable hallar a aquélla
a la que deseaba conocer más que todas las cosas,
la hermana del espejismo y del eco.
“La Diosa Blanca” (1948)
No pocos conocieron a Robert Graves gracias a la serie de trece capítulos producida por la BBC en 1975 y titulada “Yo, Claudio”, con la participación de grandes actores del teatro inglés como Derek Jacobi (en el papel de Claudio), Sian Phillips, John Hurt (la primera víctima de “Alien, El Octavo Pasajero”), o Patrick Stewart (el capitán Picard de la nueva generación de Star Trek). Hoy es ya una leyenda, no sólo por las brillantes interpretaciones y la más que adecuada puesta del director Herbert Wise, sino principalmente por la extraordinaria novela histórica en que se basó y dio a conocer al gran público de todo el globo.
En efecto, “Yo, Claudio” (y su continuación, “Claudio El Dios Y Su Esposa Mesalina”) narra la visión del cojo, tartamudo y enfermo vástago de la familia real que haciéndose pasar por idiota llegó por casualidad a Emperador en la Roma del siglo I. Como testigo privilegiado, relata las intrigas palaciegas, los entretelones, la miseria y la locura del mayor Imperio de la Tierra, y la trama de sexo, poder y asesinatos no tiene nada que envidiarle a los modernos culebrones televisivos a la manera de Los Soprano o Falcon Crest.
Muchos descubrieron a través del libro y la serie la riqueza inusual de este escritor que se destacó también como poeta y ensayista. En cambio, no todo el mundo está al tanto de que Robert Graves, nacido en Wimbledon e hijo de un reconocido poeta irlandés, vivió gran parte de su vida en Mallorca, donde él mismo ubicaba las míticas Islas de Las Hespérides hacia las que Hércules se dirigió para recoger las manzanas de oro. Sólo que, como nos describe en esa curiosa mezcla entre novela y ensayo mitográfico que es “El Vellocino De Oro”, las tales manzanas eran en realidad doradas naranjas, y las ninfas, soberanas y sacerdotisas de las civilizaciones matriarcales del Mediterráneo anteriores a los tiempos en que los pueblos del norte bajaron con armas de bronce y hierro a imponer sus dioses masculinos.
Esta información no es ociosa. La crítica afirma que puede enfocarse la vida y la obra de Graves a la luz de la búsqueda de un ideal poético anterior a nuestros postulados clásicos del arte y la literatura. Su tesis apuntaba a que la poesía era un lenguaje mágico vinculado con ceremonias populares en honor de la Diosa Luna, Madre Tierra, Dadora De Vida (o algún otro de sus mil nombres), y que ese lenguaje fue corrompido por los invasores patriarcales. Luego vinieron los filósofos griegos, los cuales abominaron de los mitos y la magia porque no eran compatibles con su racionalismo a ultranza, y bajo su influencia se incubó una poesía de naturaleza eminentemente lógica, con el dios Apolo como patrono, que ha predominado desde entonces en las escuelas y universidades de Occidente. Graves llega a acusar a Sócrates de “homosexualidad intelectual”, pues al volverle la espalda a los mitos poéticos a través de la filosofía, la volvía también a la Diosa que los inspiraba y que exigía que el hombre rindiese a la mujer su homenaje espiritual y sexual en todo acto creativo; el intelecto masculino tratando de hacerse autosuficiente comportaría así un extravío deshonroso y estéril.
Esta teoría aparece en todo su esplendor y complejidad con un libro titulado “La Diosa Blanca”, escrito entre 1920 y 1935, mezcla de ensayo mitográfico y compendio poético-antropológico. Los primitivos dependían de La Tierra para todas sus cosas: alimento, protección, abrigo… tanto así que la identificaban con la vida misma. Habían notado que toda la vida era creada a partir de los cuerpos de las hembras (tanto mujeres como animales), de modo que encontraron natural la idea de que existiera una Todopoderosa Creadora Femenina. Ésta fue desde tiempos remotos representada en sus tres facetas emblemáticas: como doncella, como matrona y como anciana. Y las hembras eran cabezas de sus sociedades, mientras que los hombres cumplían ciclos rituales como consortes o reyezuelos y eran sacrificados (más o menos simbólicamente) al término del año solar, pues como el Sol morían para renovarse a la manera del mito egipcio de Osiris e Isis. La Diosa es para el poeta no sólo patrona, sino ama y señora que rige su inspiración y su acción, y Graves decía que el verdadero bardo era aquel que se entregaba en cuerpo y alma, las veinticuatro horas del día, a adorarla, de manera insobornable. Hasta qué punto el propio autor creía en esta teoría y cuál fue el efecto real que tuvo en su trabajo y en su vida, son las dos grandes preguntas que definen los modernos estudios sobre Robert Graves.
“La Diosa Blanca” se inscribe en la tradición de antropología antirracional de grandes autores como Joseph Campbell y James Frazer; trata de explicar los mitos (de una sorprendente variedad de mitologías) a la luz de las relaciones entre los antiguos clanes y sus tótems o personificaciones animales. Puede resultar un tratado excesivamente farragoso para el lector no especializado, pero ocurre que este compendio de religiones comparadas parece haberse convertido en la clave para estudiar y entender una gran mayoría de los trabajos posteriores de Robert Graves y representó sin dudas el punto de inflexión en su carrera como poeta y escritor. Así, su monumental diccionario titulado “Los Mitos Griegos”, donde alterna el relato del mito con la correspondiente elucidación de su propia cosecha, y las novelas “El Vellocino De Oro” y “Siete Días En Nueva Creta”, que están inspirados directamente en esos postulados. Incluso el volumen de “Los Mitos Hebreos”, escrito en colaboración con Raphael Patai, apunta a detectar los indicios de una antigua cultura matriarcal en los textos bíblicos y no bíblicos del judaísmo.
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Provenía el autor de “Yo, Claudio” de una familia conservadora de clase alta, que todavía creía ciegamente en la consigna de “por el rey y el país”, de patriotismo exacerbado y rígida moral victoriana. El joven estudiante de letras clásicas marchó al frente con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Fue herido, dejado por muerto y reportado erróneamente como caído en acción. De la guerra no reflejó ni conservó imágenes de virilidad y gloria, sino de terror y locura; a pesar de ello, cuando fue apartado del servicio, la culpa por dejar solos a sus compañeros y subalternos le hizo rogar e insistir para volver al frente. Más tarde se interpuso para evitarle la corte marcial a un camarada que denunció la ruindad de aquella guerra en un panfleto.
Por cierto que su biografía abunda en sucesos llamativos, tanto así que algunos de ellos inspiraron sendas novelas y versiones cinematográficas. Abandonó a su dominante esposa y a sus hijos para liarse con una poetisa no menos dominante y, para colmo, inestable; es de rigor en el recuento de sus andanzas el incidente al mejor estilo “Atracción Fatal” en el cual su amante Laura Riding se arrojó desde la ventana de un cuarto piso y se rompió en tres partes el hueso de la cadera. Sobrevivió, y Graves también para seducir a otras mujeres, en las cuales creyó ver a aquella “Diosa Blanca” de los orígenes matriarcales que tanto admiraba. Bajo la forma carnal, podía hallarla en cualquier mujer que tuviese el carácter y los atributos para ser la Musa de un poeta, y en efecto él, ante todo poeta, se declaraba Adorador de la Diosa. Esto no se reflejaba necesariamente en sus relaciones sentimentales, como a menudo señalan sus biógrafos; su actitud no era sumisa ni arrebatada, sino más bien desconcertante. Todo indica que no se trataba de un adorador fetichista a la manera de Swinburne, sino que su devoción hacia las mujeres era, en todo caso, de tipo intelectual.
Por de pronto, aquel primer desprendimiento familiar representó también una ruptura con toda su vida anterior (incluido el traslado a Mallorca y el repudio al modelo británico de vida) y generó la autobiografía titulada elocuentemente “Adios A Todo Aquello”, que le valió su primera fama literaria, aunque también lo enemistó con mucha gente.
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“¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad” es una pregunta no menos difícil porque la hagan desafiantemente tantas personas estúpidas o la respondan apologéticamente tantas personas tontas. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la experiencia de exaltación y de horror mezclados que su presencia excita. ¿Pero “en la actualidad”? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Ésta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y ha traído la ruina a sí mismo y a su familia. La “actual” es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. […] En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como “personal auxiliar del Estado”. En que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad.
(La Diosa Blanca)
Robert Graves se consideraba, ante todo, poeta, y declaraba que el propósito de su oficio novelístico era apenas ganarse la vida. Parece increíble porque, de su vastísima producción (estamos hablando de unas 140 obras que se expanden en varias disciplinas de intereses literalmente inabarcables), son sus novelas históricas las piezas más vívidas en el espíritu de sus lectores, y es como prosista que la inmensa mayoría de ellos lo conocen.
De modo que la pregunta sería, “¿cómo se manifiesta la Diosa en su novelística?”. Resulta lógico suponer que una teoría capital para él y de semejante peso debería manifestarse más o menos obsesivamente en todos sus trabajos. Nos haríamos entonces el siguiente interrogante: ¿está retratada la mujer o la problemática de la mujer en sus novelas de una forma peculiar? Es decir,¿ podemos ir un paso más allá de la aplicación de un supuesto ideal poético y enfocarnos en las criaturas literarias que salieron de su pluma para investigar el grado de penetración de esas ideas? Para este fin tendríamos que dejar atrás su producción anterior a la elaboración de “La Diosa Blanca”, por más que en ella puedan encontrarse los gérmenes aislados de esta concepción.
El caso es que, a simple vista, las mujeres que nos muestra Graves rara vez se comportan como diosas o musas, y su narrativa no explora con frecuencia la tensión sexual o la guerra de los sexos. A menudo nos presenta pequeñas heroínas que se desenvuelven de manera cautelosa en un mundo de hombres, sin romper tabúes, acomodándose a las situaciones al tiempo que las modifican sutilmente. Hay excepciones, desde luego.
Algunos consideran el mundo de la Roma augusta con sus intrigas, grandezas y flaquezas confeccionado en “Yo, Claudio” (1934) y su continuación “Claudio El Dios Y Su Esposa Mesalina” como uno de los relatos más perfectos que se hayan escrito en el siglo XX sobre la Antigüedad Clásica. La figura de Livia, segunda esposa de Augusto, se extiende como un cáncer en las sombras de toda intriga durante la primera parte, mientras que en la segunda es Mesalina, una engañadora infinitamente más torpe y lasciva, la que concentra el papel femenino. Rasgos capitales de la Diosa pueden adivinarse en ambas, y también en los demás personajes femeninos, pero la estampa de Livia en particular es capaz de inspirarnos una especie de terror y exaltación muy similar a la que Graves mencionaba en el párrafo transcripto arriba. No son sólo sus actos abominables, sino los ojos y oídos que tiene en todas partes, el dominio absoluto de la realidad de su familia y del Imperio, y también su tono, aristocrático como se espera de una reina, pero ante todo despiadado, como corresponde a una diosa. Su propósito está guiado por dos consignas claras: despejar el camino de la sucesión para su hijo Tiberio y desvanecer el que ella considera sueño absurdo de que Roma vuelva a convertirse en una república, para lo cual no duda en manipular, engañar y envenenar a todo el que le estorbe, pertenezca o no a su casa. De hecho, Livia nunca muestra el más mínimo remordimiento, salvo cuando ya es tan anciana que accede a ver a su nieto Claudio para pedirle un favor muy especial. Entonces no muestra arrepentimiento alguno, sólo el temor a la otra vida; y ¿cuál es el único deseo y la obsesión de Livia?: ¡convertirse en diosa! En efecto, su nieto la deificará por decreto cuando llegue a Emperador.
“El Conde Belisario” (1938), que narra las aventuras del formidable general del decadente Imperio, también aborda tema romano, y aquí es la emperatriz Teodora la que ejerce el poder sutil y controlador que se muestra como contrapartida de la honorable frontalidad del protagonista. Como una especie de tercero en discordia, y un magnífico ejemplo de lo que arriba señala el autor con respecto al hombre que “ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos”, aparece el Emperador Justiniano, inepto, celoso, injusto y la perfecta antítesis de Belisario, su némesis, una especie de hermano oscuro (el Seth de la alegoría de Isis y Osiris) que también tiene mucho peso en la visión mítica de Graves.
En “La Esposa De Mr. Milton” (1943), la perspectiva cambia dramáticamente poniendo en cuadro el sojuzgamiento de una mujer. El autor resalta la tiranía masculina con una amarga descripción del matrimonio del maduro poeta puritano John Milton (el autor de “El Paraíso Perdido”) y una adolescente de dieciséis años llamada Marie Powell, cuyos padres acceden a casar para saldar una deuda y él luego humilla hasta niveles insospechados. Muchos sostienen que la imagen mezquina e insufrible que presenta Graves de John Milton obedece a odios personales hacia un viejo rival (el nuevo esposo de su ex amante Laura Riding), retratado aquí indirectamente. Pero los motivos que aduce el propio autor para haber escogido este conflicto como núcleo de otra de sus novelas históricas, resultan bien diferentes:
Tuve la repentina inspiración de que lo sabía todo acerca de Milton y su esposa, con la que estaba viviendo cuando escribió acerca del divorcio. Históricamente sé poco y tendré que reunir todos los libros relevantes. […] El pelo era la obsesión de Milton, y estaba ligado estrechamente con su complejo de Sansón. (de “In Broken Images: Selected Letters of Robert Graves 1914-1946” -la presente carta es de noviembre de 1941-)
El complejo o síndrome de Sansón se manifiesta en los varones que temen ser convertidos en peleles por una hembra, también en los que se sienten atraídos por una mujer que saben que les hará daño (real o imaginario) y en aquellos que buscan que los maltraten y terminan ellos mismos abusando y maltratando a su pareja como forma de reafirmar una supuesta autoridad perdida. En la novela, Milton decide casarse con Marie Powell en parte “por la gloria de su pelo”, tan abundante que representa para él la perfecta femineidad, y en parte porque cree que sólo la castidad del matrimonio beneficiará sus dotes como gran poeta épico. Su arrogancia provoca tantos malentendidos y desencuentros que las relaciones carnales no llegan a consumarse, Marie es enviada con sus padres y él clama por el divorcio. Tres años después, sabiendo que Milton planea casarse de nuevo, ella se presenta de rodillas y descorre su capucha para mostrarle “la gloria de su pelo”. El matrimonio finalmente se consuma, aunque Milton es demasiado egoísta como para notar que su oficio de amante no le proporciona a su esposa ningún placer, a pesar de que ella tiene tres hijos de él antes de morir en el parto en 1651. La figura de Milton está trabajada por Graves no ya con desprecio, sino con denodada antipatía. Es sabido que detestaba al poeta puritano, y que veía en “El Paraíso Perdido”, su obra cumbre, una traición a su obra más temprana, ya que para el autor de “Yo, Claudio” representaba lo opuesto a su ideal de poesía como relación entre el poeta y su Musa.
“La Hija De Homero” (1955) puede resultar una novela engañosa. Desde el título uno supone establecido el tema mítico, el despliegue epopéyico, y una presencia femenina reveladora. Sin embargo… Es bastante obvio cuáles fueron los atractivos que encontró Graves para escribirla y también su sello personal en el tratamiento de las leyendas homéricas (como siempre, algunas de sus afirmaciones eruditas rayan el esoterismo), pero a diferencia de “El Vellocino De Oro”, no parece tratarse de una trasposición directa de sus conclusiones acerca de la Diosa Blanca. El autor se inspiró en una teoría decimonónica que sostenía que “La Odisea” (en todo o en parte) no era obra de Homero sino de una princesa siciliana que, además, se había retratado a sí misma en el personaje de Nausícaa. A diferencia de “La Ilíada”, cuya homogeneidad hace presumir la creación de una sola mano o cuando menos el origen de una misma tradición, “La Odisea” en efecto muestra tres cantos iniciales casi divorciados -aun en estilo- del resto. El periplo de Telémaco se contrapone al largo y accidentado exilio de su padre, y éste es contado en el recuerdo del propio Odiseo hallándose refugiado en la corte de los feacios, de los que su salvadora Nausícaa es princesa casadera. Como si las aventuras del caudillo itacense estuviesen contenidas por un marco narrativo. Ahora bien, Robert Graves construye la novela a partir de un personaje de ficción que adapta las toscas peripecias de Odiseo (cantadas en algún punto por un bardo de nombre Femio) a su propia experiencia y en el contrapunto entre ambas realidades se desarrolla la gracia narrativa y la sustancia del relato. Por ejemplo, Femio dice que Penélope, la esposa de Odiseo, vivía en amores promiscuos y escandalosos con no menos de cincuenta de sus propios súbditos y “cada uno esperaba que lo llamasen a su lecho, sentados todos en círculo, como los perros cuando una perra está en celo”. La protagonista de la novela también está asediada por pretendientes, éstos tanto más indeseables, así que en la transformación final de los eventos para el poema épico la doncella hace lugar a la vacilación: “A la vez que alteraba la saga de ‘El Regreso de Odiseo’ para hacer que mis pretendientes elimanos pasaran como amantes de Penélope, tuve que protegerme contra el escándalo. ¿Y si alguien reconocía la historia y suponía que yo, Nausícaa, la irreprochable, había hecho el papel de ramera promiscua en ausencia de mi padre? Por lo tanto, según mi poema, Penélope tiene que haberse mantenido fiel a Odiseo durante esos veinte años”. Difícilmente encontremos aquí otros indicios de la personalidad de la Diosa, puesto que la propia Nausícaa está retratada como una doncella demasiado prudente, demasiado casta, demasiado seria, y su principal rasgo activo es el de una audacia que en todo momento parece superior a sus fuerzas.
Desde luego, uno no espera toparse con revelaciones insólitas (en cuanto a manifestaciones femeninas emanadas de un pathos religioso) en las dinámicas aventuras de “El Sargento Lamb Del Noveno” durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, más próximas a las experiencias de Graves en el cuerpo de fusileros de la Primera Guerra. Tampoco en la policial “Colgaron A Mi Pobre Billy”. Sí acaso en “Rey Jesús” (novela basada en otra de las excéntricas teorías de Graves, la de que Cristo era legítimo heredero al trono de Israel), aunque deberíamos hilar muy fino más allá de la declaración de que Jehovah era un hijo de la Triple Diosa.
En cambio, “Las Islas De La Imprudencia” (1949) nos depara la duda. El libro trata sobre una poco conocida expedición marítima española que zarpa con la intención de colonizar tierras en Australia y los Mares Del Sur en las postrimerías del siglo XVI y en cuyo transcurso se descubrieron las islas Marquesas y las Salomón del Sur. El dato de interés lo aporta el hecho de que cuando el comandante Álvaro de Mendaña perece, su joven viuda, doña Ysabel Barreto, asume el mando absoluto de la flotilla y que Graves describe como “episodio único en la historia naval moderna”. Si bien esto ocurre en los últimos capítulos de la novela, el personaje se presenta como una mezcla neurótica entre mano de hierro y corazón frágil, a la manera de las heroínas románticas. Fuera de eso, no hay otro indicio.
A mí, por lo menos, me resultó sorprendente llegar a estas conclusiones. Se trata de un tema interesante para profundizar, y con este fin recomiendo la bibliografía.
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Robert Graves falleció el 7 de noviembre de 1985, luego de una larga decadencia de sus facultades físicas y mentales devenida por enfermedad. Está enterrado en Deià, Mallorca, donde vivió desde el comienzo de su retiro (con el intervalo de la Guerra Civil) y donde lo visitaron asiduamente decenas de aspirantes a poetas y admiradores de una obra siempre fascinante. Su tumba es una simple lápida con la inscripción “Robert Graves, Poeta, 1895-1985”.
Bibliografía de consulta:
Robert Graves and the White Goddess, por Richard Perceval Graves
Robert Graves, A Life On The Edge, por Miranda Seymour
Graves and the Goddess, por Ian Firla (editor)
New Perspectives On Robert Graves, por Patrick J. Quinn (editor)
Robert Graves
Robert Graves
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(Gran Bretaña, 1895-1985)
Poeta, novelista y erudito inglés. Nació en Londres y estudió en la universidad de Oxford. Graves, que se consideraba más que nada poeta, escribió una poesía vigorosa, ingeniosa y, a veces, intelectual. Su primer libro de poesía, Hadas y fusileros (1917), narra sus experiencias en la I Guerra Mundial. Al principio de su carrera fue considerado como un poeta moderno (grupo que a comienzos del siglo XX en el mundo anglonorteamericano escribía una poesía lírica convencional dentro de un estilo posromántico), pero conforme avanzaba su carrera evitó identificarse con cualquier escuela o poeta y escribió de un modo intenso, claro y ordenado. Publicó varias ediciones de versos, entre los que se encuentran Poemas completos (1959, 1975). Sus poesías amorosas en las que combina la pasión con el cinismo, el amor con el erotismo, y lo personal con lo universal son muy conocidos. En 1968, en colaboración con el poeta sufi Omar Ali-Shah, editaron Los Rubaiyat originales de Omar Khayyam. Como prosista escribió una amplia colección de libros, desde Adiós a todo eso (1929, revisado 1957), una memoria militar satírica, hasta ficciones históricas como Yo, Claudio y Claudio el dios (ambos en 1934), Rey Jesús (1946) y La hija de Homero (1955). Sus investigaciones mitológicas sobre El vellocino de oro (1944) le llevaron a escribir otros libros de ensayo como La diosa blanca (1947) y Mitos y leyendas griegas (1968). En La diosa blanca, Graves busca el origen de la que denominó -la Gran diosa de muchos nombres- a través de la poesía galesa y el simbolismo arbóreo, la mitología griega y los cultos mistéricos, y las religiones del antiguo Egipto e Israel. Graves ejerció varias cátedras universitarias y a partir de 1929 vivió en la isla española de Mallorca, dónde murió en 1985. © eMe
Textos:
Canción: Sólo ayer, de Poemas completos
La diosa blanca (fragmento)
Risco y ola, de Poemas completos
Yo, Claudio (fragmento)
Las cuatro verdades nobles y el noble camino octuple.
Las cuatro verdades nobles y el noble camino octuple.
Tradicionalmente el Noble Camino Octuple se corresponde con la cuarta de las nobles verdades señaladas por el Buda Shakyamuni en su deseo de comunicar cual había sido su experiencia de despertar.
La vida contiene sufrimiento La verdad del sufrimiento primera verdad noble. Esta afirmación no niega en absoluto lo bueno y gozoso de la vida pero señala con contundencia que nacer en el reino humano lleva implícito sufrimiento.
Este sufrimiento tiene causa La verdad de la causa del sufrimiento segunda verdad. Siendo esta causa básicamente el deseo neurótico. Esto significa que llevados por la ignorancia rechazamos fuertemente cualquier experiencia de insatisfacción, dolor, contrariedad etc. y buscamos de forma neurótica experimentar tan solo aquello que queremos experimentar.
Todo lo que tiene una causa tiene un cese La verdad del cese del sufrimiento. Tercera verdad noble. Este es el estado de ser que realizo el Buda y que tradicionalmente es conocido como ILUMINACIÖN.
Habiendo una causa, hay un camino que aparta del sufrimiento. La cuarta noble verdad. Este camino puede formularse de muchas maneras una de ellas, reconocida y practicada por budistas de todas las épocas y de todas las distintas escuelas se corresponde con una enseñanza atribuida al propio Buda Shakyamuni El Noble Camino Octuple.
Todo lo que en este escrito encontréis de bueno, cierto y bello es debido a la experiencia de Iluminación del Buda Shakyamuni y a sus enseñanzas, así como al modo tan sabio y adecuado con que Bhante Sangharakshita ha sabido exponer y dar relevancia, a esta enseñanza milenaria, para las personas de hoy en día. Nada hubiera escrito yo sin la sabia influencia de mi maestro Sangharakshita. Del mismo modo si encontráis errores o inexactitudes es debido a mi torpeza y espero me disculpéis, ya que me guía el deseo de ser útil.
El Noble Sendero Octuple
Seria bueno comenzar por interpretar el sentido de este camino, no como un camino que recorremos dejando atrás etapa tras etapa y llegando finalmente, tal y como partimos si acaso un poco mas viejos, a alguna meta en donde recogeremos los frutos o recompensas del esfuerzo.
Mas bien hemos de tomar esta enseñanza como el mito del viaje, en donde el viajero parte con la intención de llegar a cierto puerto, podríamos decir Itaca, y es con la experiencia del viaje mismo que nos trasformamos y enriquecemos y al llegar no es necesario obtener ningún premio. La isla hacia la que partimos fue la excusa, pero fue realizando el viaje que comprendimos, cambiamos, abrimos el corazón y la mente y la trasformación experimentada es la verdadera meta.
Usaré como base para esta exposición la forma en que Sangharakshita ha traducido y explorado la enseñanza y que podéis encontrar en castellano bajo el titulo Budismo para principiantes y maestros.
Dice Sangharakshita, así lo he leído, que este camino tiene dos partes: La primera es de Visión y se corresponde con la primera de las ocho etapas, la segunda es de transformación y abarca las otras siete etapas restantes.
Las ocho etapas de la liberación
1º Etapa: La Visión Perfecta.-
Esta primera etapa y primera parte del camino tiene que ver con intuición espiritual. Al referirnos a ella como visión estamos marcando que se trata de una experiencia y no de un mero acercamiento intelectual.
Es a través de esta visión, de esta intuición o experiencia sobre como son las cosas que comenzamos o decidimos comenzar el viaje.
Sin esta intuición inicial nada ocurriría y es en la medida que esta experiencia es mas o menos fuerte y penetrante que permea todo nuestro ser, transformando la emoción, el habla y cada una de las cosas que nos configuran como seres; hasta que finalmente emergemos renovados y con una conciencia luminosa, compasiva y libre. Entonces la visión de la existencia es perfecta, completa, sin tacha.
La intuición inicial transforma, en alguna medida, las distintas partes de nuestro ser, esta trasformación hace que la visión sea mas clara y profunda y esto aumenta la transformación
Vemos pues que el camino espiritual no es un mero camino de buenas intenciones, o un mero ejercicio de seguir reglas y disciplinas, ni consiste en adoptar creencias. Sino que parte de un vislumbre que nos da impulso.
Este vislumbre puede surgir de muchas maneras, tal vez un acontecimiento triste y doloroso como la perdida de un ser querido; tal vez al encontrar alguna enseñanza que especialmente nos impacta y aclara nuestra mente; puede que sea la madurez que la vida nos va proporcionando o una dedicación profunda de nuestro tiempo y de nuestra vida al altruismo; tal vez el cansancio de ver tanta belleza y energía dilapidada en pos de nada.
El Buda tuvo un vislumbre inicial que le llevó a dejar sus palacios, su comodidad y su poder para emprender una búsqueda profunda que respondiera a las preguntas que su vislumbre habían suscitado.
El vivía cómodo y en la abundancia pero empezó a ver la enfermedad, la vejez, la inevitable muerte ¿Todos estamos sujetos a esto? Se preguntó. De qué sirve pues rodearme de seguridad y embriagarme de placer, no habrá una respuesta para esta aflicción, no habrá más luz que esta penumbra que nos envuelve. Y si yo sujeto como estoy a lo insatisfactorio, a lo impermanente a lo insustancial buscara lo satisfactorio, lo permanente, lo verdadero.
Tras varios años de búsqueda su intuición inicial iluminó toda su conciencia.
Su experiencia de iluminación le reveló que cada ser humano podía a su vez intuir, trasformarse, iluminarse, pero también se dio cuenta de lo difícil que esto era y tomó la decisión de señalar el camino. Pero siempre lo dejó muy claro: Él solo podía señalar el camino, no salvarnos, cada ser debía emprender su viaje, realizar la visión, permitir que la visión permeara todo el ser y de este viaje una nueva conciencia surgiría.
El Buda señaló el camino de muchas maneras: enseñó métodos para el desarrollo de la conciencia humana, usó conceptos para acercarnos la visión de la existencia que Él había realizado, usó metáforas, mitos, símbolos y por supuesto dejó su ejemplo.
Miraremos algunas de sus enseñanzas para abrir nuestra visión, pero mientras leéis, recordad que es necesario que nosotros mismos tengamos una intuición, cierta experiencia, cierta visión. No basta con comprender intelectualmente lo que leemos, aunque es cierto que una apertura de nuestro intelecto también puede ser un vislumbre que trasforme nuestro ser.
Un acercamiento a través de los símbolos: La rueda, el Buda y el camino.
La rueda de la vida:
Este símbolo muestra la vida, que podríamos llamar ordinaria, funcionando como lo hace una rueda: gira y gira. Es cierto que las cosas pueden ir bien y estar arriba, pero no es menos cierto que la propia naturaleza de la rueda y su continuo girar nos llevara a caer hacia las profundidades.
En el eje de la rueda hay representados tres animales un cerdo, un gallo y una víbora. Nuestra ceguera sobre la existencia (el cerdo que tiene las orejas cubriendo sus ojos y el morro clavado en su comida, es decir no ve más allá de sus narices) nos impone dos actitudes que son dos caras de la misma moneda. Avidez (el gallo picoteando sin tregua) ciegamente creemos que si conseguimos esto, o aquello o aquello otro, entonces todo estará bien. Y el Odio (representado por la víbora) ¡Si esto desapareciera, si esta persona cambiara! ¡No puedo soportar que me pase esto! etc.
Este gran símbolo nos está diciendo que no es en la vida mundana en donde podremos satisfacer las necesidades de nuestro corazón o espíritu y que es impulsados por nuestra ceguera, por nuestros deseos neuróticos y por nuestros rechazos u odios que damos lugar a un nivel de existencia que solo gira y gira en donde nos sentimos atrapados.
El Buda:
El Buda sentado en la posición del loto, bajo un hermoso árbol. El Buda que irradia luz, que tiene una expresión de profunda serenidad y que dibuja en sus labios una sutil sonrisa
Este símbolo también puede aparecer de forma más esotérica y compleja como el Mandala de los cinco Budas que muestra con sorprendente despliegue de simbología, belleza, amplitud y profundidad la dimensión de la mente iluminada. Lo importante es que está simbolizando nuestro potencial, lo importante es que hay algo en este ser de profunda serenidad que conecta con algo en nosotros. Desde luego este algo que intuyes en tu interior no tiene mucho que ver con el anterior símbolo de girar y girar. Aquí hay algo profundo, espiral, luminoso, limpio.
El camino:
El símbolo del camino de desarrollo espiritual que nos lleva desde la rueda al Buda.
La visión perfecta es ante todo, una visión de nuestro estado real actual de encadenamiento a la existencia mundana, tal y como queda representada en la rueda de la vida. Luego está la visión de nuestro potencial de iluminación representado por el Buda. Finalmente, está la visión del camino que lleva de uno a otro, una visión de todo el curso futuro de la evolución de un ser humano (Sangharakshita).
Un acercamiento conceptual.
Las tres características de la existencia mundana.
1 Insatisfactoria en lo último. 2 Sujeta a impermanencia o cambio. 3 desprovista de identidad sustancial propia.
(1) La existencia mundana es insatisfactoria:
La vida ordinaria con sus múltiples ofertas de placer, abundancia, riqueza, lujo, deseos satisfechos, éxito, poder etc. Encierra siempre un tipo de dolor o insatisfacción por sutil que esta sea ¿Acaso aún no te has dado cuenta? Seguro que sí, sino, no estarías leyendo esto.
(2) La existencia mundana está sujeta a la impermanencia:
Nada permanece igual, instante tras instante todo cambia. Todo es un continuo fluir. Ciegos a esta verdad, la rechazamos y nos aferramos a las cosas, a las personas, a los afectos; impidiendo que la vida transcurra. Atados al pasado, ensoñando el futuro nunca presentes en la realidad cambiante del ahora. Este es un aspecto muy importante de la visión perfecta: si no abrimos los ojos a esta verdad de la vida no podremos abrir los ojos a nada.
(3) La existencia mundana esta desprovista de identidad sustancial propia:
Este es un aspecto de la visión difícil y profundo en palabras de Sangharakshita: En ningún lugar de la existencia mundana, ni tampoco en nosotros mismos como seres condicionados, podemos encontrar un verdadero ser, una verdadera individualidad, o una realidad de algún tipo.
Otros aspectos importantes de la visión del Buda que el mismo enseñó y que pueden arrojar luz sobre nuestra visión de la existencia son:
Las cuatro nobles verdades que ya expuse al principio de este escrito y el concepto de Karma y renacimiento del que por razones de espacio no diré nada.
2º Etapa La emoción perfecta.-
Solo cuando lo que sabemos o lo que intuimos respecto a la verdad de las cosas, penetra en nuestro yo emocional podemos pensar en transformación. Para alguien cuya visión de la existencia se ha abierto totalmente (un Buda) la transformación también es perfecta, eliminando todo rastro de deseo neurótico, de odio y crueldad; mientras que por otro lado despliega amor, compasión, alegría por la felicidad ajena, profunda tranquilidad y generosidad sin límite.
Para nosotros, que seguiremos este camino como un camino de entrenamiento y que probablemente nuestra visión es apenas un vislumbre, esta etapa representa el intento de bajar al corazón aquello que sabemos mentalmente, asunto este nada sencillo.
Los mismos aspectos que he descrito respecto de la emoción perfecta son en los que tenemos que entrenarnos.
Generosidad (Dana): Se dice que esta es la cualidad básica de un budista, este sentimiento de querer dar y compartir es una buena señal de que el apego y el deseo hasta cierto punto han disminuido. En los textos budistas esta cualidad de generosidad está muy desarrollada y se especifican diferentes tipos de ella.
(1º) Dar cosas materiales.
(2º) Dar tiempo, energía y atención.
(3º) Dar conocimiento, cultura, saber.
(4º) Dar, o, mejor decir, infundir valor.
(5º) Darnos a nosotros mismos.
(6º) Dar el Dharma (También podríamos decir transmitir las herramientas que ayudan a un ser humano a desarrollarse y mejorar)
Amor (Metta): Podemos hablar de amor o podemos ampliar el vocablo y pensar en emoción positiva y creativa (en vez de reactiva). Entonces tendremos dos cosas: una que dejamos de ser victimas de las circunstancias y de nuestras reacciones habituales, y dos, que tendremos un efecto sosegador en las agitadas aguas del mundo.
En Budismo no dejamos la emoción de amor y bondad para que surja sola sino que la cultivamos y este tipo de práctica es una herramienta de transformación espiritual en si misma. Existe una practica de meditación para este fin Metta Bhavana.
Compasión (Karuna): Compasión no es un sentimiento de lastima por la desgracia ajena. La compasión es, en lo que el amor se convierte cuando está frente al sufrimiento. Pero no solo ante el sufrimiento que nos conmueve, un niño con hambre por ejemplo, sino también el sufrimiento de una mente ofuscada por la ira. Cuando vemos alguien que no está en paz, que está acosado por la envidia o los celos, que sufre de cólera o ignorancia en vez de, a nuestra vez, odiarlo o menos- preciarlo o desearle mal alguno; el amor, que hay en nuestro corazón se torna compasión. Si hay compasión en nosotros todas las demás cualidades espirituales irán surgiendo.
Alegría empática (Mudita): Es la alegría que sentimos por la felicidad de los demás. En esta vida todos nosotros buscamos la felicidad, muchas veces pienso que si de verdad pudiera ser feliz con los éxitos y alegrías de otros mi fuente de felicidad no se agotaría nunca.
Tranquilidad (Upeka): A veces se habla de ecuanimidad, es importante saber que no es equidistancia, tampoco es un estado De que te dejen en paz sino que es un estado positivo y lleno de vitalidad
En el que se va suavizando nuestro sentido egoísta y nuestras preferencias, quedando mucho mas abiertos, dichosos y en paz ya sea frente a lo mío, yo, propio y familiar, frente a lo que no conozco, incluso frente a lo hostil, quedamos tranquilos, en paz, ecuánimes.
Hay varias preguntas que son claves dentro de esta etapa de la emoción perfecta: Desde que comencé con mi camino espiritual ¿He dejado alguna cosa atrás? ¿He podido abandonar alguna cosa o hábito? ¿Soy un poco más amistoso y tranquilo? ¿Ha mejorado al menos un poco mi estado de ánimo? ¿Hay en mis actos menos crueldad?
De no ser así, seria mejor detenernos y aplicarnos un poco mas, para que las teorías, que tanto nos gustan, tengan su efecto en nuestro corazón y seria bueno empezar a tomar estas prácticas de generosidad, metta, karuna y mudita como parte integral del desarrollo de nuestra mente.
3º Etapa: El Habla perfecta.-
Ah! El habla esa maravilla que usamos de forma tan tonta.
En los textos budistas el habla perfecta se describe como un habla que es: verdadera, afectuosa, útil, que fomenta la concordia la armonía y la unión.
Si trabajamos con nuestra habla o comunicación pronto nos daremos cuenta que nos lleva directamente a trabajar con:
Atención consciente y claridad mental: sin el desarrollo de esto es imposible acercarnos a un habla veraz, pues ¿que sabremos de lo que es cierto o no?
Autoconocimiento: Si no nos conocemos aunque solo sea un poco ¿cómo vamos a saber qué es lo que nos mueve? y si no sabemos nada de nosotros mismos ¿qué sabremos acerca de nada?
Con nuestros sentimientos: preferencias y prejuicios.
Con proyecciones: Diría mejor con proyección e introyección.
Con nuestros hábitos y los hábitos sociales: el habla superficial, el habla crítica, el cotilleo, la murmuración.
El cultivo de un habla veraz y positiva nos abre todas las puertas hacia dentro y hacia fuera; a veces pienso que bastaría trabajar en este aspecto del sendero y profundizando en él poco a poco cubriríamos todas las otras etapas.
Me doy cuenta que hay tanta energía atrapada en nuestra habla y que el habla puede condicionar de forma creativa o de forma negativa la conciencia.
Os contare un cuento que puede servir de guía: Un discípulo se acerca a su maestro y le dice.
– Maestro, ¿sabes lo que dicen de ti?
-Un momento dice el maestro. ¿Ya has pasado por las tres puertas lo que vas a contarme?
-¿Por las tres puertas? Responde el joven. No, ni siquiera sé qué son las tres puertas.
– El maestro continúa.
-¿Estás seguro de lo que vas a decirme es la verdad?
-Bueno no, yo he oído
.
-Pues esta es la primera puerta.
-¿Lo que vas a decirme es bueno?
-No, no, en realidad es un tanto desagradable.
-Esta es la segunda puerta.
-¿Lo que vas a decirme es útil para alguien?
-No de hecho
.Balbucea confundido el discípulo.
-Esta es la tercera puerta.
-Y dime: Si lo que vas a decirme no sabes si es verdad, no es bueno y no es útil ¿Por qué quieres contármelo, no seria mejor olvidarlo para siempre?.
4º Etapa: La Acción perfecta.-
¿Qué es lo que hace que las acciones sean correctas o no? ¿Existe algún criterio Universal?
La cuestión de cómo actuar de la mejor manera, de cual debe ser el criterio, o el principio orientativo de nuestra acción, surge de forma inevitable.
Según la tradición budista lo que hace que una acción hecha a voluntad sea ética o no es el estado de mente con el que se realiza. Si nuestro estado de mente está basado en
Odio: entendiendo como odio, tanto el odio mismo, como estados mentales negativos tales como enfado, rabia, frustración, resentimiento, etc.
Avidez: Entendiendo como avidez no solo la avaricia sino también estados de deseo neurótico, ansiedad, descontento con todo, envidia
Ignorancia: Desde luego esta ignorancia no esta referida a la ignorancia digamos académica o a la falta de conocimiento intelectual, sino mas bien al no querer saber cómo son las cosas, al meter la cabeza debajo del ala, al egoísmo separador, a la ignorancia espiritual.
Si nuestras acciones están basadas de algún modo en estos estados entonces son, tal y como dice el Dharma TORPES -.
Por el contrario si el estado de mente que sustenta nuestros actos están basados en:
Metta: Es decir en estados mentales creativos, amables, bondadosos y claros.
Generosidad: Tener en cuenta a otros (Que no significa no tenerte en cuenta a ti), ser desprendido, tranquilo con las posesiones, y dispuesto a dar y darte.
Sabiduría: Que en ultimo termino es igual a la iluminación pero que para nosotros tiene que ver con no ofuscación, con cierta apertura mental, con perspectiva amplia, con claridad de mente en vez de confusión etc.
Entonces nuestros actos son HABILES o creativos, o sabios.
Es muy interesante que en la tradición Budista no se utilicen los términos bueno y malo que denotan moral. Sino los términos Kusala (Hábil) y Akusala (Torpe) que indican Sabiduría o ausencia de esta; reseñando así que la ética dentro del budismo está mas relacionada con la inteligencia y la compresión de la existencia que con la moralina.
La ética que son las leyes que gobiernan los actos humanos hechos a voluntad (Y que no necesita de ningún legislador que la aplique, ya que se aplica sola como cualquier otra ley natural) no nos viene dada desde el poder de un ser superior (Dios) ni como un fin en si misma, ni con el propósito de recibir algún premio.
Es una herramienta para el desarrollo humano y un filtro de nuestras energías, motivaciones, estados de mente, relación con los demás etc. que actúa como purificador o refinería convirtiendo nuestro ser en mas claro, ligero, limpio, y delicado.
Un Buda por el hecho de que es libre, sabio, de bondad infalible y con toda su energía disponible nunca haría ciertas cosas:
· Dañar seres sintientes.
· Tomar lo que no le es dado
· Tener una practica sexual que cause dolor
· Hablar sin veracidad y sin amabilidad.
· Intoxicar, de cualquier modo, su mente.
Nosotros en nuestro intento de seguir desarrollándonos como seres humanos seguimos estos principios como principios de entrenamientos y no como reglas. Al hacerlo así, ejercitamos la mente y purificamos nuestro corazón y ambas cosas son transformadoras.
Pero no solo es una actitud de dejar de hacer esto o aquello también es una respuesta más creativa y lúcida ante la vida y así nos entrenamos desarrollando
· Acciones de amor y bondad.
· Generosidad sin límite.
· Tranquilidad, sencillez y contentamiento.
· Comunicación veraz y positiva.
· Conciencia clara y lúcida.
5º Etapa: Subsistencia perfecta.-
Al Buda le interesaba el mundo, era un hombre de su tiempo y nunca volvió la espalda a lo que pasaba en su sociedad.
En términos de política su sociedad tenía una estructura bastante simple, no era tan compleja como la de hoy en día, por eso no dijo mucho. Pero habló de los temas mas relevantes para el mundo en que vivía: El sistema de casta: Nadie es un noble por razón de su cuna si no por sus actos. Discutió también los aspecto filosóficos en boga, tales como la existencia de una alma (dentro de cada ser) que no estaba sujeta al cambio, y la creencia de un principio o un dios creador.
También habló y bastante de algo que atañía y aun hoy atañe a todo el mundo: la subsistencia.
Yo creo que para el budista actual, respecto a la organización social la mejor opción es la democracia, la separación de estado e institución religiosa, una libertad que permita que cada individuo tenga sus propias creencias religiosas, una educación publica laica que respete esta pluralidad de creencias, una sociedad diversa en lo cultural, preocupada por un desarrollo sostenible y ecología.
Aunque aparentemente el Buda nada dijo de esto me parece a mí que en su enseñanza sobre todo La co-producción condicionada y en su desarrollo de la subsistencia perfecta nos da pista suficiente, y ni que decir en sus enseñanzas completa.
Alguien que sigue un camino de desarrollo espiritual debería abstenerse de ganarse la vida de ciertas maneras:
· Traficando con personas o animales.
· La matanza y crianza de animales para el consumo.
· La venta o fabricación de armas.
· La venta o fabricación de drogas y venenos.
· La farándula.
· Ganarse la vida prediciendo el futuro
Para las personas de hoy en día esto implicaría además tomar conciencia sobre donde invertimos nuestro dinero, tal vez tu no estés trabajando en la fabricación de armas pero tu banco si que invierta en esto, tal vez la marca de deportivas que tanto te gustan practiquen, para abaratar costes, un cierto tipo de esclavismo. No basta con no trabajar tu mismo en algo que te degrade o degrade a otros o al planeta, también es importante tener conciencia de nuestra posible colaboración pasiva y tratar de paliarla.
Otro aspecto igual de importante está relacionado con cual central, absorbente y estresante es nuestra dedicación a este asunto de ganarnos la vida.
También aquí cabrían unas reflexiones o preguntas ¿Tu trabajo te desgasta tanto que ya no puedes hacer nada mas salvo ver televisión? ¿Tienes tiempo para la cultura? ¿Y el altruismo? ¿Dónde han quedado tus sueños de juventud?
6º Etapa: El esfuerzo perfecto.-
En demasiadas ocasiones cuando pensamos en esfuerzo, lo relacionamos con un tipo de actitud que hemos de adoptar para poder hacer aquello que no queremos. Esta asociación y otras similares nos llevan a tener una relación desagradable con el esfuerzo.
En el contexto del noble camino octuple el vocablo que se utiliza es vyama (sánscrito) y su significado estricto es ejercicio físico y está muy relacionado con la gimnasia.
Según las reflexiones de Sangharakshita: la connotación de esta palabra nos indica que la vida espiritual es una vida activa, incluso dinámica, pero esto no significa que uno tenga que estar haciendo cosas constantemente o ir deprisa de aquí para allá; significa que uno debe estar mental, espiritualmente, incluso estéticamente activo.
La vida espiritual no consiste en estar cómodamente tendido en el sofá leyendo la vida, esfuerzos y austeridades de Milarepa y pensando ¡que estupendo! El Budismo es un camino que requiere esfuerzo y vigor espiritual sea cual sea la edad que tengamos o el estado del cuerpo.
Este esfuerzo al que estamos refiriéndonos tiene dos aspectos: uno general que tiene que ver con el esfuerzo que hemos de realizar en cada una de las etapas y otro especifico.
El esfuerzo perfecto especifico, es decir esta sexta etapa del camino consiste en una serie de cuatro ejercicios:
1º Prevenir
2º Erradicar
3º Desarrollar
4º Mantener
(1º) Prevenir el surgimiento de estados mentales torpes.
Como ya vimos, en el budismo, torpe (Akusala) está relacionado con un estado de mente en donde predomina el deseo egoísta, odios o enfados y la confusión el aturdimiento o la ignorancia.
En este ejercicio de prevenir, hemos de darnos cuenta que no se trata de nada especialmente filosófico sino más bien de algo muy práctico. Estamos todo el tiempo en contacto con las cosas, los otros y la vida y este contacto lo establecemos a través de los sentidos. Vemos algo agradable y lo deseamos, o vemos algo que nos incomoda y nos enfadamos, el recuerdo de cosas del pasado nos puede poner tristes o iracundos. Vemos, oímos, sentimos a través de la piel, gustamos, olemos, pensamos y antes de que nos demos cuenta podemos estar enredados en miedos, enfados y deseos irracionales.
De tal modo que para realizar este ejercicio hemos de poner un guardián a la puerta de los sentidos.
Dicho de otra manera hemos de ejercitar nuestra atención consciente en relación con los objetos de los sentidos y con la mente inferior. Hemos de darnos cuenta de lo que vemos, oímos, pensamos etc. y el efecto que esto tiene en nuestros estados mentales y hemos de intentar darnos cuenta antes de que estos estados estén ya instalados en nosotros.
(2º) Erradicar los estados mentales torpes que ya tenemos.
Podríamos decir que cualquier cosa que nos impide tener una mente lúcida y serena la podríamos clasificar dentro de esta lista de 5 obstáculos: Deseo; Odio/rechazo; Ansiedad/Desasosiego; Pereza/Letargo; Duda/indecisión.
Imagina, por ejemplo que estás tranquilamente sentado en tu casa reflexionando, incluso puede que estés meditando, entonces comienza un fuerte ruido sobre ti, una vez mas los vecinos de arriba tienen la música muy alta y se dedican a mover muebles de un lado a otro. Desde luego no es agradable y tú comienzas a enfadarte, recuerdas todas las noches que no te dejaron dormir bien y las veces que has subido a hablar con ellos sin que nada cambie y cada vez te enfadas mas, haciendo que te sea imposible seguir con tu reflexión. Probablemente este enfado traiga a tu mente otras muchas causas de enojo en tu vida. ¿Cuál es el verdadero obstáculo para tu tranquilidad? ¿El ruido? yo diría que no, el ruido es desagradable pero es tu sentimiento de enfado es el que te impide relajarte y seguir meditando.
· El Obstáculo del deseo: Con frecuencia queremos mas cosas de las que realmente necesitamos, tal vez las usemos para paliar carencias emocionales. De cualquier forma, al actuar así el deseo se vuelve un tanto neurótico y además terminamos ciegos a lo que en verdad nos está pasando, por no hablar del desgaste de recursos en el mundo. Las necesidades, del tipo que sean, pasan de ser algo adecuado para vivir y funcionar en el mundo a ser un obstáculo para nuestro desarrollo.
· El obstáculo del odio. A nadie nos gusta aceptar que sentimos odio así que lo desglosaré: es esta una emoción de rechazo, de enfado de agresividad, de disgusto, de actuar usando poder y también incluye lo que podríamos llamar indignación justa. Puede ser frío o pasional, el hecho de decir las cosas en voz baja y con buena educación no significa que sean hábiles.
· El obstáculo de la ansiedad. Parece que lo que queremos siempre, está en otro sitio, en otro instante, nunca en el momento presente. La ansiedad puede estar disfrazada de eficacia Tengo que hacer esta lista mental de tareas para mañana pero la mayoría de veces solo es intranquilidad. Cuando estamos trabajando pensamos en el ocio, cuando es nuestro tiempo de descanso pensamos en el trabajo, si no tienes pareja quieres una, si la tienes piensa que mejor solo
. A veces nos resulta imposible sentarnos solos con tranquilidad siquiera unos minutos.
· El obstáculo de la pereza. Este obstáculo puede tener que ver con un bloqueo de energía o emocional que nos impide actuar; el obstáculo de la pereza es inercia, es cuando sentimos que nada nos importa, es una actitud de rigidez y estancamiento y aunque pueda pareceos fuerte, a veces toma forma de desanimo y de desilusión.
· El obstáculo de la duda. Esta duda no es la duda sana que nos impulsa a investigar, preguntar y aclarar ideas, sino más bien la duda corrosiva que nos quita la iniciativa y nos incapacita. Tiene que ver con falta de confianza, tiene que ver con indecisión y con no querer comprometernos.
Estos son el tipo de estados mentales torpes que en una medida u otra están ya en nuestra mente y hemos de erradicar. Y por supuesto existe los antídotos.
(3º) El desarrollo de estados mentales hábiles no surgido. Estos estados hábiles no son meros buenos pensamientos sino estados más refinados o superiores de conciencia a los que podemos tener acceso con la práctica de la meditación, situada esta en un contexto de práctica espiritual.
Con la práctica regular de meditación vamos teniendo acceso a experiencias de mayor sosiego e integración psíquica. Experiencias en donde el pensamiento discursivo no entorpece nuestra concentración. Experiencias de profundo silencio interior; de inspiración y claridad mental; Incluso experiencias en donde quedamos protegidos de esos estímulos externos que normalmente nos afectan o lastiman (por ejemplo el ruido).
Estas experiencias de absorción meditativa suelen ser muy cortas en duración pero acumulativas y van teniendo un efecto general y duradero en nuestra mente. También es importante señalar que no son un fin en si mismas, ni es bueno que las pongamos como objetivo de nuestra meditación (probablemente si lo hacemos nos cerraremos la posibilidad de tenerlas). Simplemente hemos de tener en cuenta que la practica de meditación es la herramienta para el desarrollo de estados mentales positivos.
(4º) mantener estados mentales hábiles ya surgidos. Si prevenimos o impedimos el surgimiento de estados torpes, si trabajamos con los estados torpes que ya tenemos en la mente y cultivamos estados mentales hábiles solo nos queda el mantener los pensamientos y estados mentales positivos que hemos desarrollado. Y yo diría que esto consiste en seguir adelante, seguir practicando, seguir desarrollando conciencia y atención. En este ejercicio la regularidad y la continuidad de propósito son esenciales y es muy aconsejable practicar de una forma paciente y amable con nosotros mismos.
7º Etapa: La atención Perfecta.
Smrti (sánscrito) es la palabra que se suele traducir como atención, o atención consciente, y su significado literal es recuerdo o memoria.
Podemos empezar diciendo que la no atención consciente es un estado de falta de memoria, de distracción, de pobre concentración, de falta de continuidad de propósito, de andar sin rumbo, de ausencia de verdadera individualidad.
Atención consciente tiene las características opuestas: Nos damos cuenta de las cosas, recordamos en vez de olvidar, no hay tanta dispersión, la concentración es buena, hay continuidad, constancia, somos individuos que vemos por nosotros mismos, y perseguimos el desarrollo
Podemos examinar la atención consciente y sus niveles y aspectos más de cerca para mejor comprenderlo y poder practicarlo:
1Atención consciente en las cosas. 2 Atención consciente en uno mismo
3 Atención consciente en los demás. 4 Atención consciente en la realidad.
· (1ª) Atención consciente en las cosas: En referencia al entorno tanto material como a la naturaleza. La mayoría de las veces solo somos vagamente consciente de las cosas que nos rodean. Y esto no ocurre solo por la falta de tiempo en nuestra agitada vida, también tenemos falta de interés, o creemos saber que es la cosa que hay delante nuestra, solamente por que sabemos nombrarla y de este modo no la miramos de verdad. Lo más que hacemos es proyectar nuestra propia subjetividad o aferrarnos a un concepto.
Debemos aprender a ver, aprender a mirar, a ser conscientes, ser receptivos
De este modo entraremos en una comunicación mas profunda con la vida y de este ejercicio de atención en las cosas surgirá una experiencia de vida más creativa y rica.
· (2ª) Atención consciente en uno mismo: Como somos seres complejos la forma más adecuada de mantener atención consciente en nosotros mismo es atendiendo distintos niveles del ser.
(a)Atención consciente en el cuerpo. ( Atención consciente en los sentimientos.
EMPEZAMOS
Primero quisiera agradeceros a tod@s de corazón este nuevo comienzo, sin vosotr@s no hubiera sido posible, Luz, Vae, Alfonso y el resto del equipo
MUCHAS GRACIAS¡¡ de corazón
Espero que no os desespereis conmigo porque entre que me va a costar aprender a manejar el nuevo sistema y que carezco del tiempo necesario para dedicarle la atención que necesita puede que esté ausente o “desconectada” pero espero ponerme pronto con ello.
Bueno y ahora me ha surgido un problema ¡¡no me tiempo a avisar¡¡¡
asi que si por favor alguién tiene contacto con los participantes de Blue y puede decirles nuestra nueva ubicación le estaría muy agradecida.
De todas maneras he abierto un grupo en multiply por si alguien nos busca que nos pueda encontrar (aunque el nombre es diferente pq el mismo estaba cogido >:()
Y creo que eso todo por ahora.
GRACIAS Y BIENVENIDOS DE NUEVO¡¡¡¡
Anotaciones sobre el codigo de Guttmann.
1: Hay un archivo de espacies en blanco en formato html
2: Incluye un logo porno. Si, literal.
3: snapshot actualizado ??? Algo raro ahi
4; Muchos archivos duplicados.
5: mexican.php es un ejemplo de archivo. Que lenguaje es ese ?
6: DOS sql para cada modulo.
7: El sql principal usa 78 tablas y ni una sola Integridad foranea ??? xomol_base.sql
alter tables sin integridades foraneas ??????
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