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Entrevista en México por Javier Molina, periódico UnomasUno, 1984

Entrevista

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Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 25/08/2005 1:06

Entrevista en México por Javier Molina, periódico UnomasUno, 1984,

Carlos Castaneda, el autor de Las enseñanzas de don Juan, se encuentra en México. El jueves, a las 19:30 horas, conversará con el público en la librería del Fondo de Cultura Económica. Comenzamos por plantearle una duda de muchos lectores: ¿Existe don Juan o es un invento (una creación literaria) de Carlos Castaneda?

“Es el conflicto del lector de Carlos Castaneda, afirma. Hace referencia a su propio conocimiento: ¿Cómo es posible que escriba cosas que no tienen sentido en el mundo cotidiano? La clave de esa reacción es la referencia que uno hace a sí mismo, a lo que uno sabe”.

Luego dice: “Don Juan no es un personaje literario, es una persona, que no vive ahora, pero que vivió en el mundo, como tu y yo conocemos el mundo. No habría podido crear un personaje como don Juan, porque no tengo la preparación. Lo que don Juan me dice no es algo que yo pueda improvisar, o extraerlo como una síntesis de mis lecturas. No se puede, es algo diferente”.

– Si usted quisiera resumir las enseñanzas de don Juan, o tal vez, destacar su enseñanza más importante ¿cuál sería?

– Lo más importante para mí, en lo que yo podría invertir todo lo que tengo si don Juan estuviera vendiendo algo, es esa premisa que consiste en perder la importancia personal, ese sentimiento de amor propio, el pundonor que nos legaron los antecesores nuestros: la idea de que el yo personal vale tanto.

“Alguna vez yo le pregunté por qué sería tan importante perder el sentimiento de la importancia personal. Don Juan dice que es una cosa muy sencilla: el 90% de nuestra energía está consumida en defender nuestras personas. La idea de él es que no hay razón para tanto esfuerzo. Defender la persona cuesta demasiado y no reporta nada”.

Esto es, para Carlos Castaneda, “el punto de articulación de las enseñanzas de don Juan. El quiere crear un ahorro de energía, a fin de que la misma se emplee en algo novedoso”.

Este algo novedoso se encuentra en las mismas enseñanzas de Juan Matus. “El está interesado en percibir conjuntos que no tienen ninguna historia en el mundo cotidiano. Por ejemplo, un conjunto nuevo sería ver al hombre como un “huevo luminoso”, una masa de energía y no solamente un cuerpo sólido. Esto le da al indio brujo una ventaja extraordinaria, que está vedada para nosotros. ¿Por qué – dice – es que nosotros no estamos interesados en la percepción?”

“Cuando me preguntó eso – relata Castaneda – yo le aseguré que estaba interesadísimo en la percepción, lo cual no era cierto, desde luego, porque el único interés que tengo yo, como hombre occidental, es en el significado, en la epistemología, de un modo u otro. De ahí que buscaba yo nuevos significados, y yo les llamo nuevos rumbos”.

– ¿Tienen que ver los nuevos rumbos con la realidad aparte de don Juan?

– La realidad aparte es en la realidad total de don Juan, porque él no está interesado en los nuevos rumbos o significados, que es un manejo intelectual. El está interesado en una búsqueda de unidades de percepción nuevas, que no tienen historia, como por ejemplo el ver a la muerte, a la muerte que nos deshace inexorablemente. Como occidentales intuimos pero no vemos ala muerte. Y al fin de cuentas, no nos interesa, porque (decía don Juan) no nos interesa la vida.

En el prólogo a la primera edición en español de Las enseñanzas de don Juan (Colección Popular del FCE, 1974) Octavio Paz escribe: ” …las creencias de don Juan han alimentado y enriquecido la sensibilidad y la imaginación de los indios desde hace varios miles de años”. Acerca de las culturas indígenas de México, Carlos Castaneda nos dice que “por supuesto, es la herencia del país. Don Juan es México, el México puro, el México antiguo”.

“En este momento – añade – hay en el país cantidad de gente que está envuelta en la misma búsqueda de don Juan. El me dejó explicar su conocimiento en mis libros. En este momento yo trabajo en el norte de México, con gente que son sus estudiantes, que son sus herederos”.

“Lo que es importantísimo – subraya Castaneda – es que cuando llega el español le quita al indígena las libertades visibles. El español deja al indígena sin nada, un paria total”.

“Lo que le queda a don Juan, y a los indígenas como él, es encararse con la libertad total, que no tiene nada que ver con las libertades políticas, ideológicas, o con el derecho a la felicidad y al bienestar”.
Castaneda explica que la libertad total “tiene que ver con el encararse con la realidad ineluctable, la muerte, la disolución del ser, de la conciencia. Don Juan quiere ser libre, una libertad completa. No quiere morirse como se muere el hombre cotidiano. Dice que él quiere convertirse en conciencia total”.
Hay dos palabras, en el habla de Juan Matus, que vale la pena explicar – le decimos a Castaneda -: ver y poder.

“Don Juan dice que toda la energía con la que nosotros podemos contar ya está distribuida. De ahí que no podamos romper la hegemonía de la percepción, y cuando nos encontramos con un brujo creemos habernos topado con un hombre incoherente, porque no está usando la energía disponible como nosotros lo hacemos”.

“Entonces para poder disponer de energía, ya que toda está distribuida, tenemos que ahorrarla, y para él hay un único modo de hacerlo: deshacernos de aquello que no reporta nada. Y ese aquello es la importancia del yo personal”. El planteamiento es que “si se pudiera ahorrar esa energía, habría suficiente capacidad para percibir esa otra realidad, esa realidad aparte y, sobre todo, habría suficiente energía para percibir el regalo del conocimiento total”.

Castaneda explica entonces el poder. “Es haber ahorrado esa energía que le permite a uno entrar en áreas de percepción inconcebibles. El hombre de poder es el que puede entrar en mundos de percepción inconcebibles para el que no ha podido ahorrar energía, para aquellos que han empleado toda su energía en defender sus personas”.

“Si tu dejaras de sentirte tan importante – comenta, para dejar clara la idea – serías invulnerable. ¿Qué te podrían hacer? Lo que nos hiere es que nos acusen, o nos ataquen en el amor propio. Uno hace lo mejor que puede, eso es indiscutible, pero jamás se puede uno tomar tan en serio. Ese es el secreto, ahí está, a lo mejor lo agarramos muy bien”.

Castaneda define su actitud cuando dice: “No quiero la fama o la riqueza, sino expresar, de la manera más simple, lo que don Juan me enseñó”.

Nos habla de su libro más reciente, el séptimo, que ya circula en los Estados Unidos con un título que podría traducirse como El fuego interno. Su autor cuenta que a la editora estadounidense no le gustó el título original, con el que, muy probablemente, aparecerá en español: Los guerreros de la libertad total. “Lo que quiero hacer es presentar un bosquejo, una especie de introducción a las tres maestrías que constituyen el conocimiento ancestral del indígena mexicano: la maestría de la percepción, la del Intento y la de lo que llaman el acecho”.

“Esta última maestría es el arte de vivir en el mundo cotidiano de la mejor manera posible. La maestría del Intento es el arte de Intentar relacionarnos con la fuerza que nos sustenta, porque hay algo que nos sustenta, que nos da energía y, por supuesto, la maestría de la percepción es el arte de la conciencia”.
En cuanto a la afirmación de que toda nuestra energía la usamos para destacar la importancia del yo personal, le comentamos la existencia de personas muy apartadas de esta idea: las que se entregan a una causa popular, social. “Me imagino que sí, dice, por lo que sé de la historia”. A propósito, afirma que “cada uno de los grandes líderes contemporáneos son unos maniáticos desesperantes. Napoleón, por ejemplo, que contribuyó enormidades a nuestro modo de pensar, Hitler… y lee las memorias de Freud, es una cosa desesperante…”

No estamos conformes, insistimos que hablamos de personas entregadas a una causa popular, social, como Miguel Hidalgo o Emiliano Zapata. Carlos Castaneda se pone de pie sin hacerlo.
“Esa es otra cosa, tienen el pellejo diferente. Hay allí otro tenor ancestral, otro gene. Esa gente está más cercana a don Juan que los líderes europeos. Es otra sentimentalidad”.

Javier Molina
Periódico Uno Más Uno Junio 1984

Entrevista 25/08/2005

Entrevista

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Mensaje 1 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 25/08/2005 0:42

Hacía varios meses que le había escrito cuando Carlos Castaneda llamó por teléfono. Eso fue a mediados de julio. Su llamada me tomó totalmente por sorpresa. Castaneda habló largamente, y sin que yo se lo pidiera se ofreció a darme información. Castaneda tenía interés en encontrarse y hablar conmigo. Procuró hacerme comprender que la tarea que estaba realizando era de gran importancia. “No soy ni un gurú ni un charlatán”, -insistió haciendo referencia a algunos críticos y periodistas. Castaneda es un investigador serio que tenía interés en hablar acerca de los trabajos que está realizando en México y sobre su labor epistemológica. Según él, el hombre europeo no concibe que haya otro que piense ni que haya otra descripción de la realidad que la suya.
Estando ya en Los Angeles, CC llamó por teléfono. No encontrándome, dejó suMensaje y las indicaciones acerca de la hora y el lugar del encuentro: “Salga de la Freeway en tal calle y doble a la derecha en tal otra. Pase, luego, cuatro luces. Allí, a la izquierda está la Iglesia de la Inmaculada pero a Ud. eso no le importe y doble a la derecha. Ahí, encontrará Ud. el campus de UCLA. Entre al parking lot. Como es domingo no va a haber nadie. y Ud. podrá entrar sin problemas. Generalmente hay poca gente durante los fines de semana. Entonces, a las 4 de la tarde; junto a la garita”. Castaneda esperaba que llegásemos en un Volkswagen marrón.
Esa noche y la mañana siguiente trabajé febrilmente en mis notas. Había dormido poco pero no estaba cansada. A eso de la una de la tarde, mis amigos y yo salimos rumbo al campus de UCLA. Teníamos algo más de dos horas de viaje. Siguiendo las indicaciones de Castaneda, llegamos sin dificultad a la garita de la entrada del parking lot de UCLA.(Universidad de California en Los Angeles). Faltaban aún unos 15 minutos para las 4 de la tarde. Estacionamos en un lugar más o menos sombrío. A las cuatro en punto, levanté la vista y los vi venir hacia el auto: mi amiga junto a un señor moreno y algo más bajo que ella. Castaneda vestía “jeans” azules y remera de cuello abierto (sin bolsillos) color crema pálido. Bajé del auto y me apresuré a encontrarlos. Después de los saludos y fórmulas de cortesía convencionales, le pregunté si me permitiría usar un grabador. En el auto teníamos uno para el caso de que él lo permitiera. “No, es mejor que no”, contestó con un gesto de hombros. Nos encaminamos, de cualquier manera, al auto a buscar las notas, cuadernos y libros. Cargados de libros y papeles; nos dejamos guiar por Castaneda. El conocía bien el camino. “Por ahí-decía señalando con la mano- hay unos bancos lindísimos”. Desde el principio Castaneda fijó el tono de la conversación y los temas que habríamos de tratar. La misma se llevó a cabo en español, lengua que maneja con fluidez y gran sentido del humor. Castaneda es un maestro en el arte de la conversación. Hablamos por espacio de siete horas. El tiempo pasó sin que su entusiasmo ni nuestra atención decayeran. Toda esa tarde Castaneda procuró mantener la conversación en un nivel que no fuera intelectual. Aunque sin duda ha leído mucho y conoce las distintas corrientes de pensamiento, en ningún momento estableció comparaciones con otras tradiciones del pasado o del presente.
La “enseñanza tolteca” nos la transmitió por medio de imágenes materiales que, precisamente por eso; impiden que se las interprete especulativamente. De este modo Castaneda no solamente fue obediente a sus maestros sino totalmente fiel al camino que ha elegido, no quiso contaminar su enseñanza con nada ajeno a ella.
A poco de encontrarnos quiso saber las razones de nuestro interés en conocerlo. El ya sabía de mi posible reseña y del proyectado libro de entrevistas. Más allá de todo profesionalismo insistimos en la importancia de sus libros, que tanto habían influido en nosotros y en muchos más. Teníamos un profundo interés por conocer la fuente de esa enseñanza.
Entretanto, habíamos llegado a los bancos, y a la sombra de los árboles nos sentamos. “Don Juan a mí me lo dio todo -comenzó diciendo-. Cuando lo encontré no tenía otro interés, que la antropología, pero a partir de ese encuentro cambié. ¡Y esto que me ha pasado a mí no lo cambiaría por nada!” Don Juan estaba presente allí con nosotros. Cada vez que Castaneda lo mencionaba o lo recordaba percibíamos su emoción. De don Juan nos dijo que era una totalidad de exquisita intensidad capaz de darse todo en cada ahora. “Darse todo en cada momento es su principio, su regla”, dijo. El que don Juan sea así no puede ser explicado y es rara vez comprendido, “simplemente es”. En el segundo anillo de poder Castaneda recuerda una característica especial de don Juan y de don Genaro, de la cual todos los demás carecen. Allí escribe: “Ninguno de nosotros está dispuesto a prestarle al otro una atención indivisa, de la manera que don Juan y don Genaro lo hacían”.Estas palabras apuntan a ese ser todo en cada instante, a esa presencia que es don Juan. En muchas oportunidades Castaneda se ha de referir a eso de tener “un gesto”, a ese acto totalmente gratuito y libre del ser. El segundo anillo de poder me había dejado llena de preguntas. El libro me interesó mucho, sobre todo después de su segunda lectura, pero había escuchado comentarios desfavorables. Yo misma tenía ciertas dudas. Le dije que creía que Viaje a Ixtlán era el que más me había gustado sin que supiera bien por qué. Castaneda me escuchaba y contestó mis palabras con un gesto que parecía decir: Y yo, ¿qué tengo que ver con el gusto de todos ellos? Yo seguí hablando, buscando razones y explicaciones. “Tal vez esa preferencia se deba a que en Viaje a Ixtlán se percibe mucho amor”, dije. Castaneda puso cara fea. La palabra amor no le gustó. Es posible que el término tenga para él connotaciones de “amor romántico”, “sentimentalismo” o “debilidad”. Tratando de explicarme, insistí en que la última escena de Viaje a Ixtlán está preñada de intensidad. Ahí Castaneda asintió. Sí, con esto último estaría de acuerdo. “Intensidad, sí -dijo- , ésa es la palabra”. Insistiendo en el mismo libro, le manifesté que algunas escenas me habían resultado definitivamente “grotescas”. No les encontraba justificación. Castaneda estuvo de acuerdo conmigo. “Sí, el comportamiento de esas mujeres es monstruoso y grotesco pero esa visión me era necesaria para poder entrar en acción”, dijo. Castaneda necesitaba ese “shock”.
“Sin adversario no somos nada-continuó. El ser adversario es propio de la `forma’ humana. La vida es guerra, es lucha. La paz es una anomalía”: Refiriéndose al pacifismo lo calificó de “monstruosidad” porque, según él, los hombres “somos seres de logros y de luchas”. Sin poder contenerme le dije que no podía aceptar que calificara el pacifismo de monstruosidad. “¿Y Ghandi ¿Cómo ve Ud. a Ghandi, por ejemplo?” “¿Ghandi?-me respondió Ghandi no es un pacifista. Ghandi es uno de los más tremendos luchadores que han existido: ¡Y qué luchador!” Comprendí entonces que Castaneda da valores muy especiales a las palabras. El “pacifismo” al cual él había hecho referencia no podía sino ser el pacifismo del débil, el de quien no tiene agallas suficientes como para ser y hacer otra cosa, el de quien nada hace porque no tiene objetivos ni energía en la vida; en una palabra, ese pacifismo refleja toda un actitud autocomplaciente y hedonista. Con un amplio gesto que quería incluir a toda una sociedad ya sin valores, voluntad y energía, replicó: “Todos drogados… Sí, ¡hedonistas!” Castaneda no aclaró estos conceptos, ni nosotros se lo pedimos. Yo tenía entendido que parte de la ascesis del guerrero era liberarse de la “forma” humana pero los inusitados comentarios de Castaneda me habían llenado de confusión.
Poco a poco, sin embargo, me fui dando cuenta de que eso de ser “seres de logros y de luchas” es un primer nivel de la relación. Esa es la materia prima de donde se parte. Don Juan, en los libros, se refiere siempre al buen “tonal” da una persona. Ahí comienza el aprendizaje y se pasa a otro nivel. “No se puede pasar al otro lado sin perder la `forma’ humana” -dijo Castaneda. Insistiendo sobre otros aspectos de su libro que no me habían quedado claros, le pregunté acerca de los “huecos” que le quedan a las personas por el simple hecho de haberse reproducido. “Sí -dijo Castaneda-. Hay diferencias entre las personas que han tenido hijos y las que no. Para pasar de puntillas frente al águila hay que estar entero. Una persona con huecos no pasa”. La metáfora del “águila” nos la explicaría más adelante. Por el momento pasó casi inadvertida ya que el foco de nuestra atención estaba en otro tema. “¿Cómo explica Ud. la actitud de doña Soledad con Pablito así como la de la Gorda con sus hijas?”, -quise saber con insistencia. Eso de quitarles a los hijos ese “filo” que al nacer ellos nos toman era, en gran medida, algo inconcebible para mí. Castaneda convino en que aún no tiene bien sistematizado todo eso. Insistió, sin embargo, en las diferencias que, existen entre las personas que se han reproducido y las que no. “Don Genaro es ¡loquito!, ¡loquito! Don Juan, en cambio, es un loco serio. Don Juan va despacio pero llega lejos. Al final, los dos llegan… “Yo, como Don Juan-continuo- tengo huecos; es decir, tengo que seguir su camino. Los Genaros, en cambio, tienen otro modelo. “Los Genaros, por ejemplo, tienen un `filo’ especial que nosotros no tenemos. Son más nerviosos y de marcha rápida… Son muy livianos; nada los detiene. “Los que como la Gorda y yo hemos tenido hijos, tenemos otras características que compensan esa pérdida. Se es más reposado y, aunque el camino sea largo y arduo, también se llega. En general, los que han tenido hijos saben cómo cuidar a otros. No significa que las personas sin hijos no sepan hacerlo, pero es distinto…
“En general uno no sabe lo que hace; se es inconsciente de las acciones y después se paga. ¡Yo no supe lo que hacía! exclamó refiriéndose, sin duda, a su propia vida personal. “AI nacer, a mi padre y a mi madre les quité todo -dijo. ¡Quedaron todos magullados! A ellos les tuve que devolver ese `filo’ que les había quitado. Ahora tengo que recuperar el ‘filo’ que yo perdí.” Pareciera que esto de los “huecos” que hay que cerrar, tiene que ver con los atavismos biológicos. Quisimos saber si el tener “huecos” es algo irreparable. “No-nos respondió-. Uno se puede curar. Nada es irrevocable en la vida. Siempre es posible devolver lo que no nos pertenece y recuperar lo que es de uno”. Esta idea de la recuperación es coherente con todo un “camino de aprendizaje”; camino en el cual no basta conocer o practicar una o más técnicas sino que requiere la transformación individual y profunda del ser. Se trataría de todo un sistema coherente de vida con objetivos concretos y precisos. En Argentina sus dos primeros libros habían sido prohibidos. Parece que la razón que se dio fue el asunto de las drogas. Castaneda no lo sabía. “¿Por qué?-nos preguntó para concluir sin esperar nuestra respuesta-. Me imagino que es obra de la Madre Iglesia”.
Al principio de nuestra conversación, Castaneda mencionó algo acerca de la “enseñanza tolteca”. También en The Second Ring of Power se insiste en “los toltecas” y en “ser un tolteca”. “¿Qué significa ser un tolteca?” -le preguntamos. Según Castaneda, la palabra “tolteca” constituye una unidad de significación muy amplia. Se dice de alguien que es un tolteca de la misma manera que se puede decir que es un demócrata o un filósofo. Tal como él la usa, esta palabra nada tiene que ver con su significado antropológico.”Tolteca es el que sabe los misterios del acecho y del sueño”. Todos ellos son toltecas. Se trata de un pequeño grupo que ha sabido mantener viva una tradición de más de 3.000 años antes de J.C. Como yo estaba trabajando en el pensamiento místico y tenía particular interés en establecer la fuente y el lugar de origen de las distintas tradiciones, insistí: “¿Cree Ud. entonces que la tradición tolteca ofrece una enseñanza que sería propia de América?” La “nación tolteca” mantiene viva una tradición que es, sin duda, propia de América. Castaneda adujo que es posible que los pueblos de América hubieran traído algo de Asia al cruzar el estrecho de Bering, pero que hace tantos miles de años de todo eso que por el momento no hay más que teorías. En Relatos de Poder, don Juan le habla a Castaneda de “los brujos”, de “esos hombres de conocimiento” que la conquista y colonización del hombre blanco no pudieron destruir porque ni supieron de su existencia ni notaron todo lo incomprensible de su mundo.
“¿Quiénes forman la nación tolteca? ¿Trabajan juntos? ¿Dónde lo hacen? -preguntamos.
Castaneda contestó todos nuestros interrogantes. El está ahora a cargo de un grupo de jóvenes que vive en la zona de Chiapas, al sur de México. Todos se trasladaron a esa zona debido a que la señora que ahora les enseña estaba radicada allí.
Entonces… ¿Ud. volvió? -me sentí impelida a preguntarle al recordar la última conversación entre Castaneda y las hermanitas al final de The Second Ring of Power.
“¿Volvió Ud. pronto, tal como la Gorda se lo pedía?” “No, no volví pronto pero volví”, -me contestó riendo. “Volví para llevar a cabo una tarea a la cual no puedo renunciar”.
El grupo consta de unos 14 miembros. Si bien el núcleo básico es de 8 ó 9 personas, todos son indispensables en la tarea que se realiza. Si cada uno es suficientemente impecable, se puede ayudar a un mayor número de seres.
“Ocho es un número mágico”, -dijo en algún momento. También insistió en que el tolteca no se salva solo sino que se va con el núcleo básico. Los otros quedan y son indispensables para continuar y mantener viva la tradición. No es necesario que el grupo sea grande, pero cada uno de los que está envuelto en la tarea es definitivamente necesario para el todo.
Nos habló después de los miembros del grupo que conocíamos por sus libros. Nos dijo que don Juan era indio Yaqui, del estado de Sonora. Pablito, en cambio, era indio mixteco, y Néstor era mazateco (de Mazatlán, en la provincia de Sinaloa). Benigno era Zotsil (Sotzil). Recalcó varias veces que Josefina no era india sino que era mexicana y que uno de sus abuelos era de origen francés. La Gorda, como Néstor y don Genaro, era mazateca. “Cuando la conocí, la Gorda era una mujer inmensa, pesada y toda golpeada por la vida, -dijo-. Ninguno de los que la conoció puede hoy imaginar que la de ahora es la misma de antes”.
Aprovechando una pausa suya le preguntamos si la tarea que ellos están realizando es accesible a todos los hombres o si se trata de algo para unos pocos.

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Mensaje 2 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 25/08/2005 0:43

Como nuestras preguntas apuntaban a descubrir la relevancia de la enseñanza tolteca y el valor de la experiencia del grupo para el resto de la humanidad, Castaneda nos explicó que cada uno de los miembros del grupo tiene tareas específicas que cumplir, sea en la zona de Yucatán, en otras áreas de México o en otros lugares.
“Cumpliendo tareas, uno descubre una gran cantidad de cosas que son directamente aplicables a las situaciones concretas de la vida diaria. Haciendo tareas se aprende mucho.
“Los Genaros, por ejemplo, tienen una banda de música con la que recorren todos los lugares de la frontera. Se imaginarán Uds. que ellos ven y están en contacto con mucha gente. Siempre se tiene posibilidades de transmitir el conocimiento. Siempre se ayuda. Se ayuda con una palabra, con una pequeña insinuación… Cada uno, cumpliendo fielmente su tarea, lo hace. Todos los seres pueden aprender. Todos tienen la posibilidad de vivir como guerreros.
“Cualquier persona puede emprender la tarea del guerrero. El único requisito es querer hacerlo con un deseo inconmovible; es decir, se ha de ser inconmovible en el deseo de ser libre. El camino no es fácil. Constantemente buscamos excusas y tratamos de escapar. Es posible que la mente lo logre, pero el cuerpo lo siente todo… El cuerpo aprende rápida y fácilmente.
“El tolteca no puede gastar energía en tonterías, -continuó. Yo era una de esas personas que no pueden estar sin amigos… ¡Ni al cine podía ir solo!”. Don Juan en un determinado momento le dijo que debía abandonar todo y, particularmente, separarse de todos aquellos amigos con los cuales no tenía nada en común. Por largo tiempo resistió la idea hasta que por último lo fue envolviendo.
“Cierta vez, volviendo a Los Angeles, bajé del auto una cuadra antes de Ilegar a casa y llamé por teléfono. Por supuesto que ese día, como todos, mi casa estaba llena de gente. Me atendió uno de mis amigos a quien le pedí que preparara una valija con algunas cosas y que me la trajera adonde me encontraba. También le dije que el resto de las cosas -libros, discos, etc: podían repartírselas entre ellos. Claro es que mis amigos no me creyeron y tomaron todas las cosas como en préstamo” -aclaró Castaneda.
Este acto de deshacerse de la biblioteca y los discos es como cortar con todo el pasado, con todo un mundo de ideas y emociones.
Hablamos entonces del amor, “del tan mentado amor”. Nos contó varias anécdotas de su abuelo italiano, “siempre tan enamoradizo”, y de su padre “tan bohemio él”. “¡Oh! ¡L’amore! ¡L’amore!”, -repitió varias veces. Todos sus comentarios tendían a destruir las ideas que comúnmente se tienen acerca del amor.
“A mí me costó mucho aprender, -siguió. Yo era también muy enamoradizo… A don Juan le costó trabajo hacerme entender que debía cortar con ciertas relaciones. El modo como finalmente corté con ella fue el siguiente. La invité a cenar y nos encontramos en un restaurante. Durante la cena pasó lo que siempre pasaba. Hubo una gran pelea y ella me gritó e insultó. Por último le pregunté si tenía dinero. Me respondió que sí. Aproveché para decirle que debía ir hasta el auto a buscar mi billetera o algo así. Me levanté y no volví más. Antes de dejarla quise estar seguro de que tenía suficiente dinero como para tomar un taxi y volver a casa. Desde ese entonces no la he vuelto a ver”.
“No me van a creer Uds., pero los toltecas son muy ascéticos” -insistió.
Para Castaneda, vivimos en una sociedad muy “lujuriosa”.
Castaneda nos había dicho antes que cuando una persona se reproduce pierde un “filo” especial. Parece que ese “filo” es una fuerza que los hijos toman de los padres por el mero hecho de nacer. Este “hueco” que a la persona le queda es el que hay que llenar o recuperar. Hay que recuperar la fuerza que se ha perdido. Nos dio también a entender que la relación sexual prolongada de una pareja termina por desgastarlos.
Castaneda nos venía describiendo un grupo cuyas exigencias, para el común de las personas, eran extremas. Estábamos muy interesados en saber adónde conducía todo ese esfuerzo. “¿Cuál es el objetivo único del `tolteca’?” Queríamos saber el sentido de todo eso que Castaneda nos venía diciendo. “¿Cuál es el objetivo que Ud. persigue?”-insistimos llevando la pregunta a un nivel personal.
“El objetivo es salirse del mundo vivo; salirse con todo lo que uno es pero con nada más que con lo que uno es. La cuestión es no llevarse nada ni dejar nada. Don Juan se salió enterito -¡vivito! del mundo. Don Juan no muere porque los toltecas no mueren”
Según Castaneda, la idea de que somos libres es una ilusión y un absurdo. Se esforzó por hacernos comprender que el sentido común nos engaña porque la percepción ordinaria sólo nos dice una parte de la verdad.
“La percepción ordinaria no nos dice toda la verdad. Debe haber algo más que el mero paso por la tierra, que eso de sólo comer y reproducirnos, -dijo con vehemencia.
El sentido común sería ese acuerdo al que hemos llegado tras un largo proceso educativo que nos impone la percepción ordinaria como la única verdad. “Precisamente, el arte del brujo -dijo- consiste en llevar al aprendiz a descubrir y a destruir ese prejuicio perceptivo”.
Según Castaneda, Edmundo Husserl es el primero en Occidente que concibe la posibilidad de “suspender el juicio”. El método fenomenológico no niega sino que simplemente “pone entre paréntesis” aquellos elementos que sustentan nuestra percepción ordinaria.
Castaneda considera que la fenomenología le ofrece el marco teórico-metodológico más útil para comprender la enseñanza de don Juan. Para la fenomenología el acto del conocimiento depende de la intención y no de la percepción. La regla más importante del método fenomenológico es eso de “hacia las cosas mismas”.
“La tarea que don Juan realizó conmigo -insistió- fue la de romper poco a poco los prejuicios perceptivos hasta llegar a la ruptura total”. La fenomenología “suspende” el juicio y se limita a la “descripción” de los puros actos intencionales. “Así, por ejemplo, el objeto `casa’ yo lo construyo. El referente fenomenológico es mínimo. La transforma al referente en algo concreto y singular”.
La fenomenología, sin embargo, tiene para Castaneda un simple valor metodológico. Husserl no trascendió nunca el nivel teórico y, en consecuencia, no tocó al ser humano en su vida de todos los días.
Para Castaneda, el hombre occidental -el hombre europeo- a lo más que ha llegado es al hombre político. Este hombre político sería el epítome de nuestra civilización. “Don Juan, -dijo- con su enseñanza, está abriendo la puerta para otro hombre mucho más interesante: un hombre que vive ya en un mundo o universo mágico”.
El hombre político es el hombre de dominio cuyo poder controla tanto la realidad concreta del mundo como los seres que la habitan.
El mundo de don Juan, en cambio, es un mundo mágico poblado de entidades y de fuerzas.
“Lo admirable de don Juan -dijo Castaneda- es que aunque en el mundo de todos los días él parece estar loco (¡loquito! ¡loquito!), nadie es capaz de percibirlo. Al mundo, don Juan le ofrece una fachada que es necesariamente temporal… una hora, un mes, sesenta años. ¡Nadie lo podría agarrar descuidado! En este mundo don Juan es impecable porque él siempre supo que lo de aquí es sólo un momentito y que lo que viene después… Bueno… ¡Una belleza! don Juan y don Genaro amaban intensamente la belleza”.
La percepción y concepción que don Juan tiene de la realidad y el tiempo son indudablemente muy distintas a la cotidianeidad don Juan es siempre impecable, esto no ,impide que sepa que “de este lado” todo es definitivamente pasajero.
Castaneda continuó describiendo un universo polarizado hacia dos extremos: el lado derecho y el lado izquierdo. El lado derecho correspondería al tonal y el lado izquierdo al nagual.
En Relatos de Poder don Juan le explica largamente a Castaneda acerca de esas dos mitades de la “burbuja de la percepción”. Le dice que la tarea del maestro consiste en limpiar prolijamente una parte de la “burbuja”, para luego reordenar “todo lo que hay” en el otro lado. “El maestro se ocupa de esto martillándoselo al aprendiz sin piedad hasta que toda su visión del mundo queda en una mitad de la burbuja. La otra mitad, la que ha quedado limpia, puede entonces ser reclamada por algo que los brujos llaman voluntad “.
Explicar todo esto es muy difícil porque a este nivel las palabras son totalmente inadecuadas. Precisamente, la parte izquierda del universo “implica la ausencia de palabras”, y sin palabras no podemos pensar. Allí sólo caben las acciones. “En ese otro mundo -dijo Castaneda- el cuerpo actúa. El cuerpo, para entender, no necesita palabras”.
En el universo mágico-por así llamarlo- de don Juan, existen ciertas entidades que llaman “aliados” o “sombras fugaces”. Estas, se pueden captar un sinnúmero de veces. Para este tipo de captaciones se ha buscado una gran cantidad de explicaciones pero, según Castaneda, no hay duda de que estos fenómenos dependen principalmente de la anatomía humana. Lo importante es llegar a comprender que hay toda una gama de explicaciones que pueden dar cuenta de estas “sombras fugaces”.
Le pregunté, entonces, acerca de ese conocer con el cuerpo del que habla en sus libros. “¿Es que para Ud. el cuerpo entero es un órgano del conocer?” -inquirí.
“¡Claro! El cuerpo conoce” -me respondió. A modo de ejemplo, Castaneda nos habló de las muchas posibilidades de esa parte de la pierna que va de la rodilla al tobillo, donde se asentaría un centro de la memoria. Pareciera que se puede aprender a usar el cuerpo para captar esas “sombras fugaces”. “La enseñanza de don Juan va transformando el cuerpo en un electronic scanner” -dijo, buscando la palabra adecuada en español al comparar el cuerpo a un telescopio electrónico a distintos niveles. El cuerpo tendría la posibilidad de percibir la realidad que a su vez, revelaría configuraciones de la materia también distintas. Era evidente que para Castaneda el cuerpo tenía posibilidades de movimiento y percepción a las que la mayoría de nosotros no estamos acostumbrados. Levantándose y señalando el pie y el tobillo, nos habló de las posibilidades de esa parte del cuerpo y de lo poco que conocemos de todo esto. “En la tradición tolteca -afirmo- se entrena al aprendiz en el desarrollo de estas posibilidades. A este nivel comienza don Juan a construir”.
Meditando sobre estas palabras de Castaneda, pensé en el paralelismo con la Yoga Tántrica y los distintos centros o “chakras” que el oficiante va despertando mediante ciertas prácticas rituales. En el libro El círculo hermético de Miguel Serrano se lee que los “chakras” son “centros de conciencia”. En el mismo libro, Carl Jung le refiere a Serrano una conversación que tuvo con un cacique de los indios Pueblo llamado Ochwián Biano o Lago de la Montaña. “Me explicaba su impresión de los blancos, siempre tan agitados, siempre buscando algo, aspirando a algo… Según Ochwián Biano, los blancos estaban locos, pues afirmaban pensar con la cabeza, y sólo los locos lo hacen así. Esta afirmación del jefe indio me produjo gran sorpresa y le pregunté que con qué pensaba él. Me respondió que con el corazón”.
El camino del conocimiento del guerrero es largo, y requiere total dedicación. Todos ellos tienen un objetivo concreto y un incentivo muy puro.
“¿Cuál es el objetivo?” -insistimos. Parece que el objetivo consiste en pasar conscientemente al otro lado por el costado izquierdo del universo. “Hay que tratar de aproximarse lo más posible al águila y procurar escapársele sin que ella nos devore. “El objetivo -dijo- es salirse `de puntillas’ por el lado izquierdo del águila. “No sé si Uds. saben-continuó buscando el modo de aclararnos la imagen- que hay una entidad que los toltecas llaman el águila. El visionario la ve como una inmensa negrura que se extiende al infinito; es una inmensa negrura que un relámpago cruza. Por eso es que la llaman el águila: tiene alas y lomo negros, y su pecho es luminoso.
“El ojo de esa entidad no es un ojo humano. El águila no tiene piedad. Todo lo que es vivo está representado en el águila. Esa entidad encierra toda la belleza que el hombre es capaz de crear así como también toda la bestialidad que no es el ser humano propiamente dicho. Lo que es propiamente humano en el águila es inmensamente pequeño en comparación a todo el resto. El águila es demasiada masa, bulto, negrura..: frente a lo poquito que es lo propio del ser humano.
“El águila atrae a toda fuerza viva que está pronta a desaparecer porque se alimenta de esa energía. El águila es como un imán inmenso que va recogiendo todos esos haces de luz que son la energía vital de lo que está muriendo”.
Mientras Castaneda nos decía todo esto, sus manos y dedos como martillos imitaban la cabeza de un águila picoteando el espacio con insaciable apetito.
“Yo sólo les digo lo que don Juan y los otros dicen. ¡Son todos unos brujos y brujas! exclamó-. Todos ellos están envueltos en una metáfora que es incomprensible para mí”:
“¿Cuál es el dueño del hombre? ¿Qué es lo que nos reclama? -se preguntó. Nosotros escuchábamos atentamente y lo dejábamos hablar porque él había entrado en un terreno en el cual ya no cabían las preguntas.
“El dueño de nosotros no puede ser un hombre” -dijo. Parece que los toltecas llaman “dueño” al “molde del hombre”. Todas las cosas -plantas, animales y seres humanos- tienen un “molde”. El “molde del hombre” es el mismo para todos los seres humanos. Mi molde y el suyo-continuó explicando- es el mismo, pero en cada uno se manifiesta y actúa en forma distinta según sea el desenvolvimiento de la persona”.
A partir de las palabras de Castaneda, interpretamos que el “molde humano” es lo que nos reúne, lo que unifica la fuerza de la vida. La “forma humana”, en cambio, sería aquello que impide que veamos el molde. Parece que mientras no se pierda la “forma humana” sólo somos capaces de ver los reflejos de esa forma en todo lo que percibimos. A esa “forma humana” no la vemos pero la sentimos en nuestro cuerpo. Esa “forma” es la que nos hace ser lo que somos y nos impide cambiar.
En The Second Ring of Power la Gorda lo instruye a Castaneda acerca del “molde humano” y la “forma humana”. En ese libro, el “molde” se describe como una entidad luminosa y Castaneda recuerda que don Juan, lo describió como “la fuente y el origen del hombre “. La Gorda, pensando en don Juan recuerda que éste le dijo que “si llegamos a tener suficiente poder personal podremos vislumbrar el molde aunque no seamos brujos; y que cuando esto ocurra diremos que hemos visto a Dios. Me dijo que si lo llamamos Dios, sería acertado porque el molde es Dios”.
“Videntes-continuó Castaneda- son aquellos seres capaces de ver al ser humano como un huevo luminoso. Dentro de esa esfera de luz está la vela encendida. Si el vidente ve que la vela está chiquitita, por más fuerte que la persona parezca, significa que ya está terminada”.
Castaneda nos había dicho antes que los toltecas nunca mueren porque ser tolteca implica haber perdido la forma humana. Sólo en ese momento lo comprendimos: si el tolteca ha perdido la forma humana, no hay nada que el águila pueda devorar. No nos quedaba duda tampoco de que los conceptos “dueño” del hombre y “molde” del hombre, así como la imagen del águila se referían a una misma entidad o estaban íntimamente relacionados.
Varias horas más tarde, sentados ante unas hamburguesas, en una cafetería del boulevard Westwood y otra calle cuyo nombre no recuerdo, Castaneda nos refirió su experiencia al perder la “forma humana”. Según dijo, su experiencia no fue tan fuerte como la de la Gorda, quien tuvo síntomas similares a los de un ataque cardíaco. “En mi caso, -dijo Castaneda- se produjo un simple fenómeno de hiperventilación. En ese preciso momento sentí una gran presión: una corriente de energía entró por la cabeza, atravesó el pecho y el estómago y siguió por las piernas hasta desaparecer por el pie izquierdo. Eso fue todo.
“Para asegurarme -continuo- fui al médico, pero no me encontró nada. Solamente me sugirió que respirara en una bolsa de papel para disminuir la cantidad de oxígeno y contrarrestar el fenómeno de hiperventilación”. “Pero a esta recapitulación -agregó Castaneda cambiando de tono y postura- hay que ponerle `salsa’. La característica de don Juan y sus `compinches’ es que son livianos. Don Juan me curó a mí de ser pesado. El no es solemne, nada ceremonioso.” Dentro de la seriedad de la tarea que todos ellos realizan hay siempre cabida para el humor.
Quedamos en silencio un rato; finalmente lo rompí para preguntarle acerca de doña soledad. Le dije que ella me había impresionado como una figura grotesca; como una bruja, verdaderamente.
“Doña Soledad es india -me contestó. La historia de su transformación es algo increíble. Puso tal voluntad en su transformación que al final lo logró. En este esfuerzo desarrolló su voluntad a tal extremo que como consecuencia desarrolló también demasiado orgullo personal. Precisamente por esto es que no creo que ella pueda pasar de puntillas por el costado izquierdo del águila. De cualquier modo, ¡es fantástico lo que fue capaz de hacer consigo misma! No sé si Uds. recuerdan quién era ella..: Ella era la `Manuelita’, la `mamacita’ de Pablito. Siempre lavando, planchando y fregando…; ofreciendo `comidita’ a unos y otros.”
Al referirnos esto, Castaneda imitaba en gestos y movimientos a una viejecita muy pobrecita. “Hay que verla ahora -siguió-. Doña Soledad es una mujer fuerte y joven. ¡Ahora hay que temerle!
“La `recapitulación’ le llevó a doña Soledad siete años de su vida. Se metió en un hueco y de allí no salió. Se quedó ahí metida hasta que terminó con todo. En siete años no hizo más que eso. Aunque no pueda pasar junto al águila -dijo Castaneda Ileno de admiración-, nunca más volverá a ser la pobrecita de antes.”
Tras una pausa, Castaneda nos recordó que don Juan y don Genaro ya no estaban con ellos.
“Ahora ya todo es distinto” -expresó Castaneda nostálgico.
Don Juan y don Genaro no están. La señora Tolteca está con nosotros. Ella nos pide tareas. La Gorda y yo hacemos la tarea juntos. También los otros tienen tareas que cumplir; tareas distintas, en lugares también distintos.
“Según don Juan, las mujeres tienen más talento que los hombres. Las mujeres son más susceptibles. En la vida, además, ellas se gastan menos y se cansan menos que los hombres.

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Mensaje 3 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 25/08/2005 0:44

“Por esto es que don Juan me ha dejado ahora en manos de una mujer. Me ha dejado en las manos del otro lado de la unidad hombre-mujer. Más aun, me ha dejado en manos de las mujeres: de las hermanitas y la Gorda ‘.

La mujer que ahora le enseña no tiene nombre. Ella es, simplemente, la mujer Tolteca.

“La Sra. Tolteca es la que ahora me enseña. Ella es responsable de todo. Todos los otros, la Gorda y yo somos nada”.

Quisimos saber si ella sabía que iba a encontrarse con nosotros así como de sus otros planes. “La Sra. Tolteca lo sabe todo. Ella me mandó a Los Angeles para que conversara con Ud. -nos respondió dirigiéndose a mi-. Ella sabe de mis proyectos, y que voy a Nueva York”.

Quisimos también saber cómo era ella. “¿Es joven? ¿Es vieja?” -le preguntamos.

“La Sra. Tolteca es una mujer muy fuerte. Sus músculos se mueven de una manera muy peculiar. Es vieja, pero una de esas viejas que lucen así a fuerza de maquillaje”.
Nada de lo que Castaneda dijo esa tarde fue casual. Los distintos trozos de información que él proporcionó apuntaron a crear una determinada impresión en nosotros. En esta intención de Castaneda no había nada equívoco; al contrario, su interés fue transmitir la verdad esencial de la enseñanza en que están envueltos.
“Yo no tengo más libertad -siguió- que la de ser impecable porque sólo si soy impecable cambio mi destino; es decir, me voy de puntillas por el costado izquierdo del águila. Si no soy impecable, no cambio mi destino y el águila me devora.
“El Nagual Juan Matus es un hombre libre. El es libre cumpliendo con su destino. ¿Me comprenden Uds.? No sé si entienden lo que quiero decir” -preguntó preocupado.
“¡Claro que lo entendemos! -replicamos con vehemencia. Tanto en esto último como en muchas otras cosas que Ud. nos ha referido hasta ahora encontramos gran similitud con que sentimos y vivimos diariamente”.
“Don Juan es un hombre libre -continuó-. EI busca la libertad, su espíritu la busca.

Don Juan está libre de ese prejuicio básico; el prejuicio perceptivo que no nos deja ver la realidad”.

Lo importante de todo eso que veníamos hablando reside en la posibilidad de desbaratar el círculo de las rutinas. Don Juan le hacía hacer numerosos ejercicios para que tomara conciencia de sus rutinas. Entre ellos está el de “caminar en la oscuridad” y la “marcha de poder”.
¿Cómo romper ese círculo de las rutinas? ¿Cómo quebrar ese arco perceptivo que nos une a esa visión ordinaria de la realidad? Esa visión ordinaria que nuestras rutinas contribuyen a fijar es, precisamente; lo que Castaneda denomina “la atención del tonal” o “el primer anillo de la atención”.
“Romper ese arco perceptivo no es tarea fácil; puede demorar años. La dificultad conmigo -afirmó riendo- es que soy muy testarudo. A las malas fui haciendo las cosas. Por esto es que, en mi caso, don Juan tuvo que usar drogas… y así es como quedé… ¡Con el hígado en la acequia!
“En la línea del no-hacer se logra desbaratar las rutinas y tomar conciencia” -explicó Castaneda. Al decir esto se levantó y comenzó a caminar hacia atrás mientras nos recordaba una técnica que don Juan le había enseñado: la de caminar hacia atrás con la ayuda de un espejo. Castaneda siguió refiriéndonos que para facilitarse la tarea ideó un artefacto de metal (como un aro que a modo de corona se sostenía en la cabeza) en el cual había fijado el espejo. De esa manera, pudo practicar el ejercicio y tener libres las manos. Otros ejemplos de técnicas del no-hacer serían la de ponerse el cinturón al revés y la de llevar los zapatos cambiados. Todas estas técnicas. tienen como objetivo hacerlo a uno consciente de lo que en cada momento se está haciendo. “Desbaratar las rutinas -dijo- es el modo que tenemos de darle al cuerpo sensaciones nuevas. El cuerpo conoce…’ .
Seguidamente Castaneda nos refirió algunos de los juegos que los jóvenes toltecas practican durante horas. “Son juegos de no-hacer -explico-. Juegos en los que no hay reglas fijas sino que éstas se van creando a medida que se juega”.
Las técnicas y juegos de no hacer desarrollan la atención. Se puede decir que son ejercicios de concentración puesto que obligan a los que los practican a estar plenamente conscientes de lo que hacen. Castaneda comentó que la senectud consistiría en haber quedado encerrado en el círculo perfecto de las rutinas.
Una manera de enseñar de la señora Tolteca es ponernos en situaciones. Creo que es la mejor manera porque al ponernos en situaciones descubrimos que no somos nada. El otro camino es el del amor propio, el del orgullo personal. Por este último camino nos vamos transformando en detectives, siempre atentos a todo lo que nos puede pasar y ofender. ¿Detectives? ¡Sí! Nos lo pasamos buscando evidencias de si nos quieren o no nos quieren. Así centrados en nuestro ego no hacemos otra cosa que fortalecerlo. Según la mujer Tolteca, lo mejor es empezar considerando que nadie nos quiere”.
Castaneda nos dijo que para don Juan, el orgullo personal semeja a un monstruo de 3.000 cabezas. “Uno destruye y abate cabezas pero siempre otras se levantan… ¡Es que uno tiene todos los trucos!” exclamó. Con los trucos parece que nos auto engañamos creyendo que somos alguien.
Le recordé, entonces, la imagen de cazar las debilidades “como se recogen los conejos de una trampa”, que aparece en su libro. “Sí -me respondió-, hay que estar constantemente en acecho”.
Cambiando de posición, Castaneda comenzó a hacernos la historia de los tres últimos años.

“Una de las tantas tareas fue la de cocinero en esas cafeterías de rutas. La Gorda me acompañó ese año como mesera. ¡¡Más de un año anduvimos por allí como Joe Córdoba y su Sra.!!
“Mi nombre completo era José Luis Córdoba, para servirlos-dijo haciendo una profunda reverencia-. Sin embargo, todos me conocían como Joe Córdoba.”
Por mucho tiempo buscaron trabajo, hasta que al final lo encontraron en una cafetería de ruta. “En ese tipo de establecimiento se empieza muy temprano en la mañana. A las cinco hay que estar ya trabajando”. Castaneda nos contó,.riendo, que en esos lugares lo primero que le preguntaría uno es: “¿Sabe Ud. hacer huevos?” ¿Qué podía ser eso de hacer huevos? Parece que él demoró bastante tiempo en darse cuenta de lo que querían decirle, hasta que finalmente descubrió que se trataba de los diversos modos de preparar los huevos para los desayunos. En los restaurantes o cafeterías para camioneros, esto de “hacer huevos” es muy importante.
Durante ese año tuvieron un encuentro significativo. Se trata de la historia de una muchacha llamada Terry, que llegó a la cafetería en que ellos estaban; pidiendo trabajo como mesera. Para ese entonces, Joe Córdoba había ganado la confianza del dueño del establecimiento y era el encargado de contratar y vigilar a todo el personal. Según Terry les dijo, ella estaba buscando a Carlos Castaneda. ¿Cómo pudo saber ella que ellos estaban por allí? Castaneda no lo sabía.
“Esta muchacha Terry -continuó Castaneda con tristeza y dando a entender que lucía sucia y desarreglada-, es una de esas “hippies” que toman drogas… Una vida espantosa. ,Pobrecita!”
Más adelante, Castaneda nos diría que, aunque nunca pudo decirle a Terry quién era él, Joe Córdoba y su Sra. la ayudaron mucho durante los meses que pasó con ellos. Nos contó que un día vino muy excitada desde la calle diciendo que acababa de ver a Castaneda en un Cadillac estacionado frente a la cafetería. “¡Está allí -nos dijo ella gritando-; está en el auto, escribiendo! ¿Estás segura de que es Castaneda? ¿Cómo puedes estar tan convencida? le dije. Pero ella siguió: ¡Que sí, que es él, que estoy segura…! Yo, entonces, le sugerí que fuera hasta el auto y se lo preguntara. Tenia que quitarse esa duda inmensa. ¡Anda! ¡Anda! -insistí. No se animaba a hablarle porque decía que estaba muy gorda y muy fea. Yo la animé: Pero si estás divina, ¡anda! Al final fue, pero volvió en seguida hecha un mar de lágrimas”. Parece que el hombre del Cadillac no la había mirado, y la había echado diciéndole que no lo molestara. “Se imaginan que traté de consolarla -nos dijo Castaneda. -Me dio tanta pena que casi le dije quien era. ‘La Gorda no me dejó; ella me protegió”. Realmente no podía decirle nada porque estaba cumpliendo una tarea en la cual era Joe Córdoba y no Carlos Castaneda. El no podía desobedecer.
Según Castaneda contó, cuando Terry llegó no era buena mesera. Con los meses; sin embargo, la sacaron buena: limpia y cuidadosa. “La Gorda le dio muchos consejos a Terry. La cuidamos mucho… Nunca ella se imaginó con quienes estuvo todo ese tiempo”.
Estos últimos años han pasado momentos de gran privación durante los cuales se los maltrató y ultrajó. Más de una vez estuvo a punto de decir quién era, pero… “¡Quién me hubiera creído! -dijo ¡Además, la mujer Tolteca es la que decide”.”Ese año continuó hubo . momentos en que estuvimos reducidos al mínimo: dormíamos en el suelo y comíamos de una sola cosa”.
Al escuchar esto, quisimos que nos explicara el modo de comer que tienen. Castaneda nos dijo que los toltecas comen un sólo tipo de alimento por vez, pero que lo hacen más seguido. “Los toltecas comen todo el día”- comentó en tono casual.
Según Castaneda, la mezcla de alimentos-por ejemplo, comer carne con papas y verduras-es muy mala para la salud. “Esta mezcla es muy reciente en la vida de la humanidad -afirmó-. Comer un sólo alimento ayuda a hacer la digestión y es mejor para el organismo. ”
“Recuerdo -siguió diciendo Castaneda- que en cierta oportunidad estábamos en casa de un amigo cuando llegaron los periodistas buscando a Carlos Castaneda. Eran unos periodistas del New York Times. Cosa de pasar inadvertidos, la Gorda y yo nos pusimos plantar árboles en el jardín de mi amigo. A la distancia los vimos entrar y salir de la casa. Entonces fue cuando mi amigo nos gritó y maltrató muchísimo delante de los periodistas. Parece que a Joe Córdoba y a su Sra. se los podía gritar sin consecuencias. Ninguno de los que allí estaba presente salió en nuestra defensa. ¿Quiénes éramos nosotros? ¡Allí, sólo los pobres y los perros trabajan al sol!. “Así fue como entre mi amigo y nosotros engañamos a los periodistas.
Por todo lo que Castaneda nos venía diciendo, parece que la tarea de esos años tuvo que ver con “aprender a sobrevivir en circunstancias adversas”, y con “la experiencia de la discriminación”. Esto último, “algo muy difícil de soportar pero muy informativo” -concluyó con gran calma.
El objetivo de la tarea consiste en aprender a sustraerse al impacto emocional que la discriminación provoca. Lo importante es no reaccionar, no enojarse. Si uno reacciona, se está perdido. “Uno no se ofende con el tigre cuando ataca explicó-; uno se hace a un lado y lo deja pasar”.
“Ese año, la Gorda y yo lo pasamos trabajando muy duro y sufriendo grandes privaciones. Muchas veces no teníamos nada para comer. Lo peor fue que no podíamos quejarnos ni teníamos el apoyo del grupo. En esa tarea estuvimos solos y no pudimos escapar. De cualquier modo, aunque hubiésemos podido decir quiénes éramos nadie nos habría creído. La tarea es siempre total.
“Verdaderamente, yo soy Joe Córdoba -continuó Castaneda acompañando sus palabras con todo su cuerpo-; y esto es muy lindo porque ya no se puede caer más. Ya he llegado a todo lo bajo que se puede llegar. Eso es todo lo que soy”. Con estas últimas palabras tocó el suelo con las manos.
“Como les dije antes, cada uno de nosotros tiene tareas distintas que cumplir. Los Genaros son muy listos; Benigno está ahora en Chiapas y le va muy bien. Tiene un grupo de música. Benigno posee a maravillas el don de imitar; imita a Tom Jones y a muchos más. Pablito es el mismo de siempre; es muy flojo. Benigno es el que hace los ruidos y Pablito los festeja. Benigno es el que trabaja y Pablito recoge los aplausos.
“Ahora -dijo a modo de conclusión- todos hemos terminado las tareas que veníamos haciendo y estamos preparándonos para tareas nuevas. La señora Tolteca es la que nos manda”.
La historia de Joe Córdoba y su Sra. nos había impresionado mucho. Se trataba de una experiencia muy distinta a las de sus libros. Teníamos interés en saber si había escrito o estaba escribiendo algo acerca de Joe Córdoba.
“Acabo de entregar un nuevo manuscrito a mi agente, -nos respondió Castaneda-. En este manuscrito, la señora Tolteca es la que enseña. No podía ser de otra manera… Su título es posible que sea El acecho y el arte de estar en el mundo. Allí está toda su enseñanza. Ella es la responsable de este manuscrito. Una mujer tenía que ser la que enseñase acerca del arte del acecho. Las mujeres lo conocen bien porque han vivido siempre con el enemigo; es decir, siempre han andado ¡de puntillas! en un mundo masculino. Precisamente por eso, porque las mujeres tienen una larga experiencia en este arte, la señora Tolteca es la que tiene que dar los principios del acecho.
Volviendo a la señora Tolteca y a su modalidad, Castaneda nos dijo que ella era muy diferente a don Juan. “Ella a mí no me quiere -insistió-; a la Gorda, en cambio, ¡sí que la quiere! A la mujer Tolteca no se le puede preguntar nada. Antes de que uno le hable, ella ya sabe lo que tiene que decir. Además, hay que temerle; cuando se enoja, pega” concluyó haciendo muchos gestos que indicaban su temor.
Quedamos un rato en silencio. El sol había bajado y sus rayos nos llegaban por entre los troncos de los árboles. Sentí un poco de fresco. Calculo que serían alrededor de las siete de la tarde.
Castaneda pareció también tomar conciencia de la hora. “Es tarde ya -nos dijo- ¿Qué les parece si vamos a comer algo? ¿Los invito?”
Nos levantamos y comenzamos a caminar. Por una de esas ironías Castaneda cargó por un trecho con mis notas y sus libros. Lo mejor era dejar todo en el auto. Así lo hicimos. Libres de bultos, caminamos unas cuantas cuadras en animada conversación.
Todo lo que ellos han logrado requiere años de preparación y práctica. Un ejemplo es el ejercicio del sueño, “Eso que parece una tontería -afirmó Castaneda enfático-, es muy difícil de lograr”.
El ejercicio consiste en aprender a soñar a voluntad y en forma sistemática. Se empieza por soñar con una mano que entra al campo visual del soñador. Luego, se ve todo el brazo. Se continúa en forma progresiva hasta poder verse a uno mismo en el sueño. La otra etapa consiste en aprender a usar los sueños. Es decir, una vez que se’ ha logrado controlarlos, hay que aprender a actuar en ellos. “Así, por ejemplo -dijo Castaneda-, se sueña con uno mismo que se sale del cuerpo y que abre la puerta y sale a la calle. La calle es, entonces, ¡algo inaudito! Algo en uno se sale de uno; algo que se logra a voluntad”.
Según Castaneda, el soñar no toma tiempo. Es decir, el soñar no ocurre en el tiempo de nuestros relojes. El tiempo del sueño es algo muy compacto. La mujer Tolteca -continuó Castaneda- dice que el soñar ocurre en el tiempo de P.
¿Por qué? Yo no lo sé. Así es como ella dice”.

Castaneda nos dio a entender que en sueños se produce un inmenso desgaste físico. “En sueños, se puede vivir mucho -dijo-, pero el cuerpo se resiente. Mi cuerpo lo siente mucho… Después queda como una torpeza de años”.
Varias veces, al tocar este tema del sueño, Castaneda diría que lo que ellos hacen en sueños tiene un valor pragmático. En Relatos de poder, se lee que las experiencias de los sueños y las de la vigilia “adquirían la misma valencia pragmática”, y que para los brujos “los criterios para diferenciar entre sueño y vigilia se hacían inoperantes “.
Eso de las salidas o viajes fuera del cuerpo físico despertó agudamente nuestro interés, y quisimos saber más sobre esas experiencias.
Nos respondió aclarando que cada uno de ellos ha logrado experiencias distintas. “La Gorda y yo, por ejemplo, nos vamos juntos. Ella me toma del antebrazo y… nos vamos”.
Nos explicó también que el grupo tiene viajes comunales. Todos están en constante entrenamiento cuyo objetivo sería ¡Ilegar a ser testigos! “Llegar a ser testigos significa-afirmó Castaneda- que ya no se puede juzgar nada: Es decir, se trata de un ver eterno que equivale a no tener más prejuicios”.
Josefina parece tener grandes habilidades para estos viajes en el cuerpo de sueño. Ella se lo quiere llevar y lo tienta contándole maravillas. La Gorda es la que siempre lo salva.
“Josefina tiene gran facilidad para romper ese arco de la reflexibilidad. Ella es loca, ¡loquita! -exclamó-. Josefina vuela muy lejos, pero no quiere irse sola y siempre vuelve. Vuelve y me busca… ¡Me da reportajes que son de maravilla!”
Según Castaneda, Josefina es un ser que en este mundo no puede funcionar. “Aquí -dijo habría terminado internada en alguna institución”.
josefina es un ser “sin ataduras” a lo concreto; ella es etérea. “En cualquier momento puede irse definitivamente”. La Gorda y él son, en cambio, mucho más cautelosos en sus vuelos. La Gorda, particularmente, representa la estabilidad y el equilibrio que en alguna medida a él le falta.
Después de una pausa, le recordé esa visión del domo inmenso que en The Second Ring of Power se presenta como el Jugar del encuentro y donde don Juan y don Genaro estarían esperándolos.
“La Gorda también tiene esa visión -comentó pensativo-. Eso que vemos no es un horizonte terrestre. Es algo muy llano y árido en cuyo horizonte vemos levantarse como un arco inmenso que todo lo cubre y que avanza hasta Ilegar al cenit. En ese punto del cenit, se ve una gran luminosidad. Diría que es algo así como una cúpula que emite una luz de color ámbar”.
Procuramos presionarlo con preguntas para que nos diera más información sobre esa cúpula.”¿Qué es? ¿Dónde está?” -inquirimos.
Castaneda nos respondió que por el tamaño de lo que ven, puede ser un planeta. En el cenit -agrego- hay como un gran viento”.
“Según la mujer Tolteca -nos confió Castaneda-, esas visiones son aberraciones mías. ElIa piensa que ése es mi modo inconsciente de paralizar las acciones; es decir, la manera que tengo de decir que no quiero irme del mundo. La mujer Tolteca dice también que con mi actitud estoy deteniéndola a la Gorda en sus posibilidades de un vuelo más fecundo o más productivo”.
Don Juan y don Genaro eran grandes soñadores. Tenían un control absoluto del arte. “Me asusta -exclamó de pronto Castaneda llevándose la mana hacia la frente- el hecho de que nadie note que don Juan es un soñador inaudito. Lo mismo se puede decir de don Genaro. Don Genaro, por ejemplo, es capaz de llevar su cuerpo de sueño a la vida de todos los días”.
El gran control de don Juan y don Genaro se evidencia en ese no ser notados o pasa inadvertidos. “Todo lo que ellos hacen -continuó con entusiasmo- es digno de elogio. De don Juan, admiro intensamente su gran control, como postura y serenidad.
“De don Juan, jamás se podrá decir que es un viejo senil.

En la entrevista con Sam Keen, Castaneda dice que cierta vez don Juan le preguntó si pensaba que los dos eran iguales. Aunque él realmente no pensaba que lo fueran, en un tono condescendiente le dijo que sí. Don Juan lo escuchó pero no aceptó su veredicto. “No creo que lo seamos -le dijo-, porque yo soy cazador y un guerrero y tú no eres más. que un `pimp’. Yo estoy dispuesto en cualquier momento a ofrecer la recapitulación de mi vida. Tu pequeño mundo lleno de tristezas e indecisiones no puede ser nunca igual al mío.
En todo lo que Castaneda nos había contado se pueden encontrar paralelismos con otras corrientes y tradiciones del pensamiento místico. En sus mismos libros se citan autores y obras de la antigüedad y del presente. Le recordé que, entre otros, se hace referencia a El libro egipcio de los muertos, al Tractatus de Wittgenstein, a poetas españoles como San Juan de la Cruz y Juan Ramón Jiménez, y a escritores latinoamericanos como el peruano César Vallejo.
“Sí -respondió-, en mi auto siempre hay libros, muchos libros. Cosas que me mandan unos y otros. Le solía leer trozos de esos libros a don Juan… A él le gusta la poesía. ¡Claro es que sólo le gustan las cuatro primeras líneas! Según él, lo que sigue es una idiotez. Dice que después de la primera estrofa se pierde la fuerza, que es pura repetición”.
Uno de nosotros le preguntó si había leído o si conocía las técnicas yogas y las descripciones de los distintos planos de la realidad que ofrecen los libros sagrados de la India.
“Todo eso es maravilloso -dijo-. He tenido, además, relaciones bastante estrechas con gente que trabaja en la Hatha Yoga”.
Muchas veces durante esa tarde había Castaneda de insistir en que él no era más que un “simple puente con el mundo”. Todo el conocimiento de los libros le pertenece a la nación tolteca.
Ante su insistencia, no pude menos que reaccionar y decirle que la labor de compaginar el material de las notas en libros coherentes y bien organizados no dejaba de ser inmensa y difícil.
“No -respondió Castaneda-. Yo no tengo ningún trabajo. Mi tarea consiste, simplemente, en copiar la página que se me da en sueños”.
Según Castaneda no se puede crear nada de la nada. Pretender crear así es un absurdo. Para explicarnos esto, trajo a colación un episodio de la vida de su padre. “Mi padre -dijo- decidió que iba a ser un gran escritor. Con ese propósito, resolvió arreglar su escritorio. El necesitaba tener un escritorio que fuera perfecto. Había que tener en cuenta hasta el mínimo detalle, desde la decoración de las paredes al tipo de luz de su mesa de trabajo. Una vez que la habitación estuvo lista, pasó mucho tiempo buscando el escritorio adecuado a su empresa. El escritorio tenía que ser de determinada medida, madera, color, etc. Otro tanto ocurrió con la elección de la silla sobre la que se sentaría. Después tuvo que seleccionar la cubierta adecuada para no arruinar la madera de su escritorio. La cubierta podía ser de plástico, de vidrio, de cuero, de cartón… Sobre esa cubierta mi padre iba a apoyar el papel en el que escribiría su obra maestra. Así, sentado en su silla frente al papel en blanco no supo qué escribir. Ese es mi papá. El quiere empezar escribiendo la frase perfecta. Claro…, así no se puede escribir. Uno es siempre un instrumento, un intermediario. Yo veo cada página en sueños, y el éxito de cada una de esas páginas depende del grado de fidelidad con que yo soy capaz de copiar ese modelo del sueño.
Quedé muy sorprendida al conocer todos los inconvenientes que había tenido hasta dar conmigo. Parece que una vez que tuvo mi carta en la mano, él debía tratar de agotar todos los medios. En su universo mágico se da mucha importancia a las señales.
“Aquí en Los Angeles -continuó Castaneda casualmente tengo un amigo que me escribe mucho. Cada vez que vengo leo todas sus cartas, una tras otra como si se tratara de un diario: Cierta vez, entre esas cartas me topé con otra que sin darme cuenta abrí. Aunque inmediatamente me di cuenta de que no era de mi amigo, la leí. El hecho de que estuviera en la pila fue para mí una señal”.
Esa carta lo puso en contacto con dos personas que le refirieron una experiencia muy interesante. Era de noche y tenían que entrar a la “San Bernardino Freeway”. Sabían que para encontrarla debían continuar por donde iban hasta el final de la calle. Después tenían que tomar a la izquierda y continuar hasta dar con la carretera. Así lo hicieron, pero después de unos 20 minutos se dieron cuenta de que se encontraban en un lugar extraño. Esa no era la “San Bernardino Freeway”. Resolvieron bajar y preguntar; pero nadie los ayudó. En una de las casas que golpearon se los echó a gritos.
Castaneda continuó contándonos que los dos amigos desandaron el camino hasta llegar a una estación de servicio donde pidieron indicaciones. Allí se les dijo lo mismo que ya sabían. Volvieron, así, a repetir los mismos pasos y sin inconveniente alguno llegaron a la carretera Castaneda se encontró con ellos. De los dos, parece que sólo uno está interesado verdaderamente por entender el misterio.
“En la tierra -dijo a modo de explicación- hay lugares, sitios especiales o aperturas, por los que se entra y se pasa a otra cosa”. Aquí se detuvo y se ofreció a llevarnos. “Es aquí cerca… En Los Angeles… ¿Si quieren los llevo” -dijo.
“La tierra es algo vivo. Esos lugares son las entradas por donde la tierra periódicamente recibe fuerza o energía del cosmos. Esa energía es la que el guerrero debe almacenar. Tal vez, si, soy rigurosamente impecable, pueda llegar junto al águila. ¡Siquiera!
“Cada 18 días cae una ola de energía sobre la tierra. Cuenten Uds. -nos sugirió- a partir del tres de agosto próximo. Podrán percibirla. Esta ola de energía tiende ser o no ser fuerte; depende. Cuando la tierra recibe olas muy grandes de energía, no importa dónde uno esté, ella siempre nos alcanza”. Frente a la magnitud de esa fuerza, la tierra es pequeña y la energía llega a todos lados.”
Estábamos aún conversando animadamente cuando se aproximó la camarera y en tono cortante nos preguntó si nos íbamos a servir algo más. Como nadie quería postre ni café, no tuvimos más remedio que levantarnos. Ni bien la camarera se alejó, Castaneda comentó: “Parece que nos están echando…’ .
Sí, nos estaban echando y, tal vez, con razón. Era tarde… Con sorpresa comprobamos lo avanzado de la hora. Nos levantamos y salimos a la avenida.
Era de noche, la calle y la gente tenía aspecto de feria.

Mientras caminábamos de vuelta rumbo al “campus’ Castaneda habló de un proyectado viaje a la Argentina. “Allí se cierra un ciclo-nos dijo-. Volver a la Argentina ~ muy importante para mí. No se aún cuándo pueda hacerlo, pero iré. Por ahora tengo cosas que hacer aquí. Recién en agosto se cumplen tres años de tareas, y es posible que entonces pueda ir”.
Esa tarde, Castaneda no habló bastante de Buenos Aires, de sus calles, barrios y clubes deportivos. Recordó con nostalgia la calle Florida con sus tiendas elegantes y la multitud ambulante. Se acordaba aún con precisión de la famosa; calle de los cines. “La calle Lavalle” -dijo haciendo memoria.
Castaneda vivió en Buenos Aires durante su infancia. Parece que estuvo internado en un colegio céntrico. De esa época recordó con tristeza que le habían dicho que él e “más ancho que alto”; palabras que cuando se es niño duelen mucho. “Siempre miraba con envidia-comentó esos argentinos tan altos buenos mozos.”
“Uds. saben que en Buen Aires siempre hay que ser de algún club-continuó Castaneda-. Yo era de Chacarita. Ser de River Plate no tiene gracia ¿Verdad? Chacarita, en cambio, siempre es uno de los últimos”.
En esos tiempos, Chacarita siempre salía último. Fue conmovedor verlo identificado con los que pierden, con los “de abajo”..
Castaneda nos dio a entender que no ha viajado mucho’ por América latina, si se excluye México. “Últimamente sólo he estado en Venezuela -dijo-. Como ya les dije, tengo que ir a Argentina pronto. Allí se cierra un ciclo. Después me puedo ir. Bueno…, la verdad es que no sé si me quiero ir todavía”. Sus últimas palabras las dijo sonriendo. ¿Quién no tiene ataduras?
Por Europa ha viajado varias veces por asuntos relacionados a sus libros. “En 1973, sin embargo, don Juan me mandó a Italia-afirmó-: Mi tarea consistía en ir a Roma y obtener una audiencia con el Papa. No pretendía que obtuviese una audiencia privada sino una de esas audiencias que se otorgan a grupos de personas. Todo lo que tenía que hacer en la entrevista era besarle la mano al Sumo Pontífice”.
Castaneda hizo todo tal cual don Juan se lo había pedido. Fue a Italia, llegó a Roma y pidió la audiencia. “Era una de esas audiencias de los miércoles, después de que el Papa oficia una misa pública en la Plaza de San Pedro. Hasta que me otorgaron la audiencia pero… no pude ir-dijo-. No llegué ni a la puerta”.
Esa tarde, Castaneda se refirió varias veces a su familia y a su educación y formación típicamente liberales y francamente anticlerical. En The Second Ring of Power, Castaneda también hace referencia a la herencia anticlerical que recibió. Don Juan, que no parece justificar todos sus prejuicios y luchas contra la Iglesia Católica, le dice: “Vencer las tonterías de nosotros mismos requiere todo nuestro tiempo y energía. Esto es lo único que importa. Lo demás carece de consecuencias. Nada de lo que tu abuelo y tu padre han dicho de la Iglesia, los ha hecho felices. Ser un guerrero impecable, por otro lado, te dará fuerza, juventud y poder. Es así que lo apropiado para ti es saber elegir.
Castaneda no teorizó sobre estos temas. Con respecto a la disyuntiva “clericalismo-anticlericalismo” sólo quiso transmitirnos una enseñanza con el ejemplo de su experiencia. Es decir, nos dio a entender que es muy difícil romper los esquemas que se han formado en la juventud.
“Entonces -le pregunté pensando en la tarea que le había encargado don Juan-, ¿tendrá Ud. que volver a Italia?”.
“¡Oh! ¡No! Ya no hace falta -me respondió-. De todo eso ha pasado mucho tiempo”.

Con respecto a Europa, la impresión de Castaneda fue terminante. “Allí no hay nada -insistió-. Europa está terminada; todo está muerto. Uno puede notar eso hasta en el paisaje. ¡Los Alpes no tienen nada que ver con Colorado! A Europa le falta la fuerza que a América le sobra”.
Con respecto a Italia, fue particularmente contundente. “El paisaje es de miniatura. Allí todo está arregladito y muy civilizado. Una lomita por aquí, una casita por allá. ¡No hay fuerza! En Italia, o se es comunista o se es católico. No hay otra cosa”.
Sus palabras nos hicieron comprender que en Europa no hay sino ideologías viejas, dicotomías de otras épocas. Castaneda, en cambio, se mueve en un plano muy diferente al de la política o las religiones. En su universo, los modos tradicionales de ver y juzgar no tienen cabida.
Justo antes de entrar al “campus”, Castaneda se volvió, y tomándome el antebrazo y las manos me dijo, “Señora, no sabe cuánto le agradezco qué Ud. me haya presentado a sus amigos”. Sus palabras fueron muy intensas y me emocionaron. Cabe indicar que me agradeció el hecho de que me hubiera portado bien como intermediaria, como puente entre mis amigos y él.
Cuando llegamos al “parking lot”, nos saludamos amablemente y nos separamos. Castaneda caminó hacia la esquina y desapareció tras los altos arbustos de la calle. Serían cerca de las once de la noche. Subimos al coche y emprendimos el viaje de regreso. Las dos horas resultaron cortas. Habíamos quedado muy impresionados y nos faltó tiempo para decirnos todo lo, que el encuentro de esa tarde había suscitado en nosotros.
La memoria de esa tarde, ha quedado como un cuadro claramente delineado en el cual la fascinante figura de Castaneda ocupa todo el espacio. Todas las fantasmagorías y prodigios -al decir de Octavio Paz-, sus libros que yo tantas veces había puesto en duda y que con cierto disgusto había considerado como un innecesario despliegue de lo fenoménico, después de conocerlo a Castaneda se hicieron perfectamente creíbles y posibles.
Más allá de la facticidad de los hechos que narró, se descubre la verdad esencial de sus afirmaciones. Después de todo… ¿Qué hay más difícil que freír hamburguesas todo el día como Joe Córdoba con los ojos llenos de humo?

Entrevista sobre chamanismo

Entrevista sobre chamanismo

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Mensaje 1 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 14/08/2005 0:42

Muy intensa y productiva resultó la visita de Josep María Fericgla –Txema– a Bogotá en agosto del 2003. En la semana que permaneció entre nosotros, el antropólogo catalán compareció en TV respondiendo una entrevista de la psicóloga Liliana Montaña, dictó una conferencia sobre “La utilización terapéutica de los Estados Modificados de Conciencia” en la Universidad Santo Tomás, realizó una edición más de su taller catártico “Integración Vivencial de la Propia Muerte”, respondió la presente entrevista para la revista Visión Chamánica, y aún tuvo tiempo para las visitas turísticas de rigor y para atender invitaciones de sus amigos en esta ciudad.

El evento central de su visita fue la realización, por segunda vez en Bogotá, de su taller catártico, al que acudieron 18 personas, con un promedio de edad de 39 años, entre las que predominaban profesionales de la psicología. El taller, que Fericgla realiza hace ya 7 años, tiene las características de los antiguos rituales iniciáticos, aunque en un marco actual, laico y sin exotismos, en el que se rebasan los objetivos puramente terapéuticos de la catarsis y en el que las personas pueden obtener la apertura de una dimensión de conocimiento personal profundo.

Dicho objetivo se obtiene a través de una técnica de respiraciones holorénicas –término acuñado por Fericgla–, así como de manipulaciones corporales sobre los participantes, que producen la descarga emocional catártica. Se llega a este momento culminante luego de un intenso trabajo de preparación física y de la creación de una atmósfera y de un estado de ánimo propicios para entrar en esta experiencia que puede ser muy reveladora para cada participante, y en las que juegan papel decisivo el liderazgo y carisma de Txema. Él insiste en que el mayor provecho que se puede obtener es el de reconocerse y aceptarse, sin fantasías ni muletas de ningún tipo, para de acuerdo con eso asumir la tarea permanente –para toda la vida– de autoconstruirse, de crecer y recrearse al ritmo cambiante de la vida, sin autocomplacencias ni autocompasiones.

La experiencia acumulada por Fericgla en este tipo de talleres , a los que denomina Experiencias Activadoras de Estructuras, es descrita y analizada en su más reciente libro Epopteya, avanzar sin olvidar, un texto útil no solo –aunque principalmente– para quienes han pasado por la experiencia del taller IVPM, sino para quienes trabajan este tipo de experiencias como recurso terapéutico. Tuvimos Epopteya, como llamaban en la Grecia antigua la visión trascendente y transformadora de sí mismo, de quienes accedían a los ritos mistéricos de los templos de Eleusis y de Delfos. Un nuevo grupo de epoptes –iniciados que han abierto la puerta de su crecimiento personal– colombianos transitan la senda de su autoconstrucción.

Conociendo a Fericgla por los resultados de sus investigaciones, por sus artículos y sus libros, –como que ha sido colaborador de las tres ediciones físicas de la Visión Chamánica–, así como por la organización de dos ediciones de su taller iniciático, desde hace tiempo teníamos la aspiración de entrevistarlo, para preguntarle sobre esos dos grandes componentes de su producción científica: la investigación del chamanismo y la práctica psicoterapéutica, y claro, la correlación entre estos dos temas. Hemos adicionado un par de preguntas sobre su apreciación de nuestro país: esta Colombia que ni sus propios hijos acabamos de comprender.

Ricardo Díaz: De acuerdo con tu trayectoria en investigación del chamanismo ¿Por qué puede ser importante hoy en día estudiar este fenómeno?

Josep Fericgla: Primero que todo, no hay un chamanismo sino chamanismos, y en un amplio plural. La idea de una forma única de chamanismo, con unos atributos propios del individuo chamán, fue una simplificación que elaboró Mircea Eliade. En su época, primera mitad del siglo XX, era tendencia de los grandes estudiosos, unificar los distintos fenómenos de cualquier ámbito de la realidad para poderlos estudiar y sacar leyes generales. Después se ha visto que la realidad es mucho más compleja que esto.

No hay un chamanismo sino multitud de chamanismos, y es tan diversa la forma que adquieren que podemos encontrar chamanes en todo el sur de la India, chamanes indígenas norteamericanos, o chamanes africanos expertos en trances de posesión. Probablemente ni entre ellos se reconocerían como formando parte de esta única categoría que los occidentales, etiquetamos de chamanismo.

De otra parte, hasta donde la antropología, la etnohistoria, la arqueología y la etnobotánica han puesto de relieve, probablemente los chamanismos fueron las formas más arcaicas que elaboró el ser humano para enfrentarse a los grandes interrogantes de nuestra propia existencia: de dónde venimos, hacia dónde vamos, el sentido del dolor, la muerte, la trascendencia, el origen del orden social. Todas esas cuestiones universales e inherentes a la existencia humana recibieron su primera respuesta de los chamanismos.

De ahí que en esta época nuestra, caracterizada por el derrumbe absoluto de la dimensión espiritual y existencial del ser humano occidental, que se dio a comienzos del siglo XX y que se disparó con la Primera Guerra Mundial, estamos buscando desesperadamente en todas las fuentes posibles –algunas tradicionales, otras novedosas– alguna pista que nos permita reencontrarnos con nuestra espiritualidad. Y no lo digo en un sentido eclesiástico, ni teísta. Espiritual en el sentido laico, de la dimensión trascendente del ser humano, en la dimensión de la alteridad –el anhelo de todo ser humano de poder salir de la propia cárcel de los sentidos, del cuerpo, incluso de la cronología propia de una vida humana–.

También en el momento actual los occidentales estamos muy necesitados de ideas para la unificación de los distintos conocimientos prácticos dentro de una cosmovisión, para que las tecnologías no tengan el fin en sí mismas sino encuadradas en su utilidad al ser humano.

De allí la importancia que tiene estudiar los chamanismos, lo mismo que investigar todos los movimientos místicos que han existido o las religiones mistéricas que todavía existen en India, en el próximo y lejano Oriente. De la misma forma que están resurgiendo los estudios sobre los chamanismos, están resurgiendo los estudios sobre tantrismo, sobre sufismo, sobre las distintas escuelas y tradiciones místicas que han existido a lo largo de la historia y que han dejado algún tipo de rastro. En mi opinión, ésta es la justificación de investigar actualmente los chamanismos.

RD:¿Es inevitable que quienes estudian el chamanismo terminen haciendo chamanismo? Por ejemplo, los casos de Michael Harner o de Castaneda –el más conocido–. ¿Sientes que se desarrolle una propensión a “ejercer” en las personas que lo estudian, que terminen haciendo chamanismo?

JF: Obviamente no es inevitable que alguien que ejerza como investigador científico del ámbito del chamanismo acabe practicando algún tipo de neochamanismo, o de pseudochamanismo o de chamanismo alternativo, no se bien como llamarlo. Por supuesto que las personas que se orientan a ésta investigación es porque tienen alguna predisposición individual hacia esto: hacia la espiritualidad, hacia la investigación de los límites cognitivos, existenciales y culturales del ser humano.

Hay muchos más investigadores que centran su labor científica en el ámbito del chamanismo además de Michael Harner o Castaneda. Incluso Harner es un antropólogo bastante desprestigiado como científico, y no porque se haya dedicado a crear su escuela de neochamanismo, que desde mi punto de vista es algo banal, sino por sus defectuosos estudios de antropología, desde el punto de vista del rigor metodológico. El libro que lo hizo más famoso, El pueblo de las cascadas sagradas, un estudio sobre el pueblo shuar –justamente un grupo étnico sobre el que estoy investigando hace una década–, es una descripción bastante superficial, incluso con datos etnográficos cuestionables.

Respecto a Castaneda no hace falta ni comentarlo. Ya se sabe que es ‘mentira’ prácticamente todo lo que cuenta. A Castaneda siempre lo he considerado un gran literato, muy sugerente, y esto tiene un gran valor. Una obra que sea sugerente puede aportar tanto a la humanidad como un gran ensayo científico. Don Quijote de la Mancha es una novela, pero habla con una sutilidad del espíritu humano que ya la quisieran muchos libros de sicología contemporánea. Castaneda es algo así para mí. Incluso, la parte más densa o sugerente de sus presuntas entrevistas o correrías con el indio don Juan, ha sido inspirada, en mi entender, en obras sufis y en las obras del Cuarto Camino, de Gurdjieff y sus seguidores. Uno estudia el sufismo y la obra de Gurdjieff y luego lee a Castaneda y se da cuenta de que es un abaratamiento, un cambio de escenografía o de bambalinas de la acción, pero que el tipo de consejos profundos, de observaciones sobre el espíritu humano son casi los mismos. No soy especialista en Castaneda pero, para mi, son novelas muy sugerentes, con algunas afirmaciones sobre aspectos espirituales, sicológicos y existenciales del ser humano muy válidas, y de ahí el éxito que ha tenido con casi cuatro décadas de best seller. En este sentido, si hubiese sido una obra rigurosamente científica, ni de lejos hubiera tenido el éxito popular que ha tenido porque las obras científicas, así sean de temas amenos como pueden ser temas sicológicos o antropológicos, generalmente están muy lejos de la comprensión de la masa promedio de lectores. Se usa una terminología específica, los argumentos tanto en defensa como en contra de cualquier hipótesis tienen que ser desgranados meticulosamente, etcétera y ese tipo de literatura casi siempre es buscada sólo por especialistas en estos temas.
Hay muchos mas investigadores de chamanismo, por ejemplo Hultkrantz, Míhaly Hoppal, Piers Vitebsky, grandes investigadores contemporáneos del tema que, hasta donde yo se, ninguno de ellos actúa como neochamán. Otra cuestión, como antes he comentado, es que haya una predisposición personal para estudiar estos temas. Es más que razonable que alguien que tenga una expectativa individual, de desarrollo espiritual o psicológico, aproveche cosas que está investigando también objetivamente, cual sería mi caso por ejemplo. Pero no hay que mezclar las cosas.

RD: Como has mencionado, el derrumbe de la espiritualidad en Occidente ha abierto espacio a todo tipo de búsquedas. Hay auge en la investigación y en las búsquedas Al lado de los resultados de estudios rigurosos se presentan también reciclamientos de tendencias chamánicas que devienen neochamanismos. ¿Cómo se ve desde la academia en Europa todo este auge de investigación y reciclamiento del fenómeno chamánico?

JF: Lo más ortodoxo de la academia científica en Europa no está nada interesada en temas de chamanismo. Incluso hay profesores universitarios que niegan en sus clases la existencia del chamanismo y la actividad del chamán. Lo sitúan como un juego simbólico que ocurría en sociedades primitivas, como espacio para pactar roles sociales de distintos actores de éstas comunidades chamánicas, no como un fenómeno con un contenido intrínseco.
Esta postura que niega la existencia del chamanismo argumenta su diversa e inasible manifestación, y no hay que despreciar tales argumentos. Afirman que, por un lado, son brujos que hablan de espíritus malignos, por otro pueden ser especialistas en estados modificados de conciencia, por otro lado son curanderos que saben mucho de plantas medicinales, por otro son meros charlatanes que pretenden tener visiones oraculares sobre el futuro de la comunidad. No hay que despreciar estas posturas que afirman que no existe el fenómeno chamánico como tal, aunque, en mi opinión, están completamente equivocados. ¿Cómo que no existe? hay que demostrar que existe para poder rebatir su actitud.

Pero también están investigadores notables como Piers Vitebsky, por ejemplo, uno de los grandes investigadores contemporáneos sobre el chamanismo, quien es profesor en una universidad inglesa y ha estado años investigando chamanismo hindú y siberiano. Para él es un fenómeno con un contenido propio en el que se puede distinguir una psicología, un lenguaje, unas relaciones sociales, unos mecanismos de transmisión del conocimiento chamánico y todo lo demás. Esos elementos ponen de relieve que es un ámbito propio del ser humano, y que merece una investigación específica por parte de especialistas.

Respecto de la investigación están los dos extremos, aunque predomina un cierto desprecio y una actitud de ignorar a estos neochamanismos difundidos sobre todo en Norte y Sudamérica. Todo esto se ve desde Europa como una moda de individuos con problemas personales, que andan buscando como refrendar su falta de límites existenciales: límites personales, emocionales, sicológicos, sociales, que con esta moda del chamanismo han encontrado un filón que les mal justifique su consumo de sustancias psicoactivas y pensar de forma ‘débil’, con pensamiento blando, para mantener supersticiones personales sobre formas mágicas de curación.
Pienso que, aunque no del todo, en parte esto es verdad. Este ámbito que se ha puesto de moda parece que justifica contradicciones y formas de pensar y de actuar que serían propias de individuos poco responsables, poco maduros, con mucha fantasía en su concepto de la realidad. Pienso, por ejemplo, en los seminarios de Michael Harner, algo vago y completamente lleno de fantasía, que exige una gran predisposición y blandura de pensamiento en los individuos que asisten, quienes creen que tocando el tambor un ratito entran en estados trascendentes del alma, y que son capaces de visualizar animales o energías de animales que llevan dentro suyo. Entre esto y poner un cirio a la Virgen del Carmen, esperando que así el hijo encuentre trabajo no hay diferencia o la hay solo de forma.

Y ese tipo de neochamanismos hacen un mal favor a la investigación dura, a la investigación científica porque implica, por lo menos en Europa, que cuando se habla de una investigación sobre algún tema que incluya la palabra chamanismo o derivados, automáticamente se apartan las subvenciones para investigarlo, porque se consideran temas de moda poco rigurosos desde el punto de vista de objeto de estudio científico.

Es más, en EE UU ya hace dos décadas que existe un gran negocio que es el turismo chamánico, el turismo enteogénico. Hay agencias de viajes que organizan tours pagando una buena cantidad de dólares, por dos o tres semanas en la selva amazónica, con pretendidos chamanes que son en su mayoría meros charlatanes que han visto el buen negocio del turismo, y han aprendido cómo tienen que vestirse y qué rol adoptar para sacar los dólares a estos ingenuos norteamericanos que pretenden encontrar sentido a su vida llegando a la selva amazónica, tomando un par de veces yagé y escuchando los consejos de algún pobre fantasioso o algún buen negociante indígena que ha entendido el juego para sacarles dólares. Por supuesto que para un científico todo esto es supremamente dudoso.

También ahora en Europa comienza a extenderse éste fenómeno chamánico. Cada vez hay más agencias que ofrecen viajes turísticos a tomar yagé u otros enteógenos, a hacerse curas con chamanes latinoamericanos. Es interesante observar como estas modas siguen las demás corrientes de moda que hay en el mundo porque, en Europa, geográficamente están mucho más cerca los curanderos africanos que los chamanes americanos. A sólo mil kilómetros de Madrid se pueden encontrar curanderos árabes, de Marruecos, Argelia o Túnez, y si vas un poco más abajo pues está Mauritania, y un poquito más abajo está Senegal o Kenia, cunas de curanderos especialistas en posesión, los famosos brujos yoruba. Pero como África no está de moda a nadie se le ocurre ofrecer viajes de turismo chamánico para ir a África. En cambio Latinoamérica sí está de moda, por lo que los viajes de aventura chamánica se venden para ir a la Amazonía. Con lo cual, mal favor están haciendo estas modas. Bueno, tal vez sí hagan el favor a personas que espiritual o existencialmente están perdidas, pues tienen una posibilidad de encontrar individuos como ellos para compartir un tipo de intereses personales.

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Mensaje 2 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 14/08/2005 0:42

RD: Distinguiendo el chamanismo sobreviviente de la charlatanería turística, creo que sí hay una medicina tradicional indígena, chamanes indígenas auténticos, que incluso ahora han sido vistos de una manera nueva por la OMS, que impulsa su reconocimiento e iniciativas de complementación con la medicina occidental. Aquí en Colombia, por ejemplo, en los rituales con yagé de los chamanes indígenas participan muchos colonos blancos y mestizos, o sea, para ellos también es una alternativa de medicina ante la baja cobertura de la medicina occidental.

JF: Lo cual no significa que siempre sea eficaz desde el punto de vista médico. Hay tantos enfermos dentro de la selva como fuera de ella. Los chamanismos actúan básicamente a través del contexto, no a través del texto individual –digamos del contenido de su trastorno, del carácter que sea. Para un chamán da igual lo que el individuo le explique sobre una llaga en una pierna, o que pierda el sentido y se desmaye. Para el chamán, sea un místico tibetano o un curandero indio, un tántrico o un lama budista experto en curaciones, la causa primera del trastorno está en la relación del individuo con su contexto. O sea, el individuo ha roto algún tabú o ha irrespetado alguna norma divina y su acción la dirigen siempre a que el individuo repare sus faltas con la divinidad, o que repare los tabúes que ha roto, y muy pocas veces contemplan al individuo como tal, en el sentido que lo hacemos nosotros los occidentales.

Partiendo de esto, que es como una premisa básica de casi todos los chamanismos, lo que se infiere es que alguien que no participe en éste contexto cultural, mal puede ser curado por el chamán. También se sabe que la propia fe, o la creencia del individuo en un tratamiento que está recibiendo, es buena parte del efecto curativo A partir de estudios clínicos sobre el efecto placebo, se sabe cada vez más que la expectativa de curación del paciente representa la mitad o más del éxito terapéutico. Hace poco revisé un trabajo de la Universidad de Harvard sobre el peso de la expectativa en el resultado de unos medicamentos para regular la hipertensión en ancianos. Se observó que tanto se curaban los que tomaban el medicamento como los que tomaban el placebo, con uno o dos puntos de diferencia. Y el medicamento se expende en el mercado. No es que sea una estafa, sino que una expectativa subjetiva positiva es altamente saludable, algo que se sabe de siempre. Es lo que Levy Strauss denominó ‘la eficacia de lo simbólico’. Si una persona va a un chamán o un curandero creyendo que éste hombre es quien le va a curar, hay mucho a favor para que el curandero cure al paciente, haga lo que haga. Pero si el individuo no está socializado en éste contexto simbóli-co y cultural, seriamente hablando, poco le va a afectar. Por ejemplo, entre los shuar ecuatorianos, si uno no está socializado en su cultura de poco le va a servir lo que diga el chamán, por que hablan en su clave cultural, en su idioma, usando sus metáforas y sus símbolos, que entre ellos todos entienden.
Muchos chamanes tienen un entrenamiento intuitivo especial, pueden incluso percibir lo que pasa en una persona que no sea tan sólo de su contexto cultural. Pero esto está un poco más allá de lo que es el núcleo de los chamanismos como forma de sanación. Otro tema es el consumo de yagé. En sí mismo no es terapéutico aunque está muy cerca. En cambio es altamente curativo dentro de un mínimo contexto adecuado.

RD: ¿Tu crees que de algún modo puede ser posible una relación entre médicos formados en la ciencia occidental, y estos médicos indígenas tradicionales, en pro de una especie de complementación de medicinas?

JF: Sí, en poblaciones indígenas por supuesto. Entre los shuar, por ejemplo, hay una discriminación clarísima, incluso se discrimina entre las enfermedades que los shuar llaman ‘de Dios’, son las enfermedades que han traído los blancos, y sus propias enfermedades tradicionales. Cuando un shuar se siente enfermo, en cualquier sentido que podamos entender que es distinto de nuestro sentido de la enfermedad, va a lo que tienen más cerca: al brujo, al chamán o al médico alópata occidental. Y los médicos que tratan a los indígenas, por lo menos en esta zona fronteriza del Ecuador, se lo dicen: ‘No, esta es una enfermedad vuestra, ve tu al chamán de tu comunidad a que te cure’. Y lo mismo hacen los chamanes, cuando se dan cuenta que son enfermedades que ellos no van a poder tratar: ‘A no, esto que te lo trate un médico de los blancos, que es una enfermedad de Dios’. Los misioneros se encargaron de que las enfermedades epidemiológicas transmitidas por los blancos a los indígenas las entendieran como enfermedades que les había mandado Dios. La manipulación del dolor y la enfermedad es algo muy significativo en el proceso de evangelización.

Entonces no hay contradicción, las enfermedades de carácter mas psicosomático, de carácter más existencial las curan los chamanes. Las enfermedades de carácter vírico o bacteriológico las curan los médicos occidentales. Para esas poblaciones sería fantástica la complementación de los dos sistemas médicos. Las propias poblaciones de las que estamos hablando están a caballo entre dos culturas, los indígenas de vez en cuando miran televisión, montan en carro, necesitan de dinero para poderse mover cuando salen de sus comunidades selváticas. Es razonable que necesiten de los dos sistemas para mantener este complicado equilibrio que llamamos salud.

RD: Esta es una pregunta muy desde mi óptica personal, y desde el trabajo que yo hago y de la manera como lo hago: ¿Tu crees que es posible resignificar la terminología sobre el chamanismo y sobre las prácticas chamánicas, para impulsar movimientos culturales alternativos actuales inspirados en los chamanismos históricos que no sean neochamanismos comerciales?

JF: Los occidentales hemos hinchado con nuestras fantasías la imagen de los chamanes. Si no hubiera habido todo un movimiento ecologista mundial previo no habría interés en los chamanes, ya que ellos fueron reconocidos como figuras ecologistas, que mantienen el equilibrio en la comunidad.

Para mí, lo más importante de los chamanismos es el dominio de diversos estados modificados de consciencia, estados que los occidentales debemos recuperar con suma urgencia porque dan profundidad a la existencia humana. A través de ello, el individuo puede encontrar su lugar en este mundo y ocuparlo. Pero hemos de recuperarlos a nuestra manera, como mecanismo de ampliación de la consciencia, por ejemplo, con estos talleres catárticos en los que usamos la respiración holorénica o de otra manera. En la resignificación que tu apuntas del chamanismo, me parece importante que se centre en el contexto y no en el texto de las enfermedades, en el tipo de relaciones que ha tenido el individuo con su familia y sus congéneres, con la naturaleza o con los espíritus que habitan la naturaleza de acuerdo con su cosmovisión.

En Occidente hemos sufrido un proceso creciente de especialización en todos los campos, necesitamos como el aire que respiramos algún aporte a nuestra cosmovisión que nos permita de nuevo situarnos en un contexto amplio para recrear nuestra identidad, no a partir de mis valores y elementos individuales, porque esto tiene poco sentido, sino para unirlas en un contexto humano con una ecología natural, aunque sea una ecología urbana.

Esta idea de que todo está interrelacionado en la naturaleza es propia de los chamanismos. Que una enfermedad o un trastorno, sea climático o sea somático, tiene que ver con toda esta red que enlaza cualquier elemento del cosmos, es algo que debemos recuperar. La ciencia lo está recuperando. De hecho la teoría general de sistemas, que ahora es uno de los marcos teóricos que más se están utilizando en el ámbito de la ciencia, es una vanguardia de pensamiento que pone de relieve que todo está interrelacionado, no se puede pensar un fenómeno aislado del contexto que lo genera y lo sostiene.

Hace falta que esa idea vaya derivando desde el pensamiento científico de vanguardia a niveles más populares del pensamiento. Eso es algo que, como tu dices, podemos resignificar del chamanismo si lo entendemos como una red interconectada de dinámicas, de procesos y de factores que afectan cualquier individuo que acuse un trastorno. También la psicología va siendo cada vez más sistémica y ya se reconoce que el enfermo con un trastorno mental sólo es la punta del iceberg de toda una red anómala que es su propia familia y talvez su propia comunidad. Esto si es algo que podemos aprender del chamanismo.

RD: Algo más sobre esa inspiración en el chamanismo ¿Qué hechos o qué objetos de estudio específico justifican en este momento hablar de etnopsicología? ¿Cuál es el grupo de hechos, de fenómenos que permiten verificar un objeto de estudio específico, al que le aplicamos la palabra etnopsicología?

JF: Hay varios factores que fundamentan la existencia de una etnopsicología. El primero de ellos es el proceso de mundialización que se está dando. Uno encuentra en las ciudades europeas individuos de todos los rincones del mundo, herederos de tradiciones culturales distintas, con cosmovisiones distintas, con ideas diversas de lo que es la salud, la psique, la enfermedad.
En segundo lugar, porque las psicologías actualmente han llegado a sus límites. Desde Freud que fue el padre fundador de la moderna psicología, hasta las tendencias más recientes, casi siempre entienden al individuo como tal, dejando completamente de lado la dimensión cultural del ser humano, pero es una dimensión fundamental. No existe ni puede existir un ser humano puro, que no se haya socializado en una cultura u otra. De ahí que toda la psicología experimental de los años setenta que se dedicó al estudio de la inteligencia como tal o de las emociones como tales fracasó, porque no se manifiestan estas capacidades sino dentro de un proceso cultural. No se puede calcular por igual la inteligencia de un navajo en Norteamérica, de un bereber marroquí o la de un catalán europeo porque provienen de distintos los marcos culturales que dan inteligencias distintas y sus formas de aplicación, que es como se puede observar la inteligencia.

No hace demasiado, en varios estudios sobre porqué unos psicoterapeutas son más eficaces que otros, utilizando las mismas técnicas disciplinarias, se llegó a la conclusión de que es casi indiferente que el psicoterapeuta sea gestáltico, psicoanalítico, sistémico o conductista. Lo que realmente hace que un psicoterapeuta sea más eficaz que otro es la empatía que se genera entre él y el paciente, con lo cual la técnica usada es secundaria.

A partir de estas observaciones y a partir del acceso que tenemos ya a mucha literatura especializada sobre pueblos no occidentales, está mas que justificado el intento de hacer una etnopsicología, que es el intento de estudiar la realidad psíquica del ser humano en relación a la forma cultural en que se ha desarrollado, y cómo esto condiciona que se produzcan determinados trastornos y no otros.

Yo diría que la etnopsicología permite elevar el punto de vista más allá de lo que es el individuo como tal, considerando cómo la cultura construye al individuo, cómo lo condiciona, pero sin obviar al individuo. Talvez permita recuperar recursos terapéuticos de otras sociedades e incorporarlos al avance de las técnicas terapéuticas de la psicología occidental contemporánea…. y viceversa.

RD: ¿Se puede considerar que tu trabajo psicoterapéutico y tus propuestas de talleres son en cierta forma derivados o inspirados de tus conocimientos e investigación del chamanismo?

JF: Si, pero no solo han salido de este ámbito. Mi trabajo con el inconsciente está bastante inspiración en ideas chamánicas diversas después de la traducción cultural correspondiente. También surge de mis investigaciones sobre la necesidad que tenemos en Occidente de construir nuevos rituales iniciáticos, que permitan al individuo ubicarse en el mundo desde su propio desarrollo humano. Asimismo me apoyo en aportaciones de la psicología contemporánea de corte junguiano y de aportaciones de la musicoterapia. Yo mismo he hecho aportaciones a la musicoterapia.

Pero vuelvo a lo mismo: no se puede hablar del chamanismo, hay chamanismos. Entre los pueblos indígenas que habitaron la costa de Alaska, en lo que hoy es Canadá, los chamanes para nada buscaban estados modificados de conciencia ni sustancias psicoactivas. Para ellos el elemento evocador principal era el silencio. Los chamanes marchaban días enteros por los bosques, haciendo ayunos, en busca de inspiración en el silencio y rechazaban cualquier tendencia o técnica que indicara el uso de sustancias psicoactivas. Cosa contraria con el chamanismo amazónico, donde los chamanes son expertísimos en el uso de esas sustancias.

Por eso, hablar de incorporaciones del chamanismo es siempre relativo aunque real. Mi deuda con ellos es obvia y nunca la escondo. Me gusta respetar a mis padres intelectuales. En mis talleres, por ejemplo, no hay nada de silencio, con lo cual, si se compara con esta tradición chamánica canadiense, pues nada que ver, pero si lo comparamos con los chamanismos griegos arcaicos pues sí tiene que ver, porque allí se desarrollaron una serie de técnicas para lograr la catarsis de las que yo he adaptado algunos elementos.

RD: Dijiste en el taller que acaba de pasar que nadie cambia, que sólo hay que aceptarse ¿esto no significa ya un cambio, el aceptarse?

JF: ¡Claro! Es un cambio pero en un sentido muy distinto del que buscan la mayor parte de psicólogos, psicoterapeutas, gurús, maestros espirituales y personas insatisfechas con su propia vida. La mayoría de ellos buscan cambiar. Cuando uno quiere cambiar algo de sí mismo ya está negando justo esa parte que quiere cambiar, o la está menospreciando. Por tanto, ya hay una imposibilidad de trasformación porque uno está negando aquello que le molesta en su vida, y entonces casi siempre lo relega a esa parte que Jung llamaba ‘la sombra’, a esta parte del inconsciente donde cada uno va almacenando aquello que no quiere o no puede aceptar en sí mismo.

Casi todos los hombres anhelan ser distintos de su papá, y todas las mujeres distintas de su mamá, provocando una guerra generacional que parece ser universal en el ser humano. Y todos queremos ser distintos, pero sabemos que los hombres llevamos a nuestro padre dentro de nosotros, y las mujeres su mamá. Lo del cambio es una fantasía. En realidad nunca se cambia ni hay nada a cambiar: un niño de siete, ocho años y aun antes ya lleva una estructura de la personalidad.

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Mensaje 3 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 14/08/2005 0:43

El cambio, en todo caso, es aceptarse uno mismo como es ¡Esto es lo que cuesta! Nuestra mente tiene infinidad de estrategias para no aceptarnos como somos, en nuestras debilidades, en nuestras limitaciones. En los talleres digo a los participantes que esta experiencia activadora de estructuras, realmente ayuda es a que se encuentren a sí mismos y se acepten, no a que cambien nada. No hay que buscar el cambio, cuanto uno quiere cambiar y el propósito terapéutico espiritual es cambiar, ya está tirando al mar la pequeña posibilidad que hay de la trasformación, pues todas las terapias y procesos de desarrollo humano, si no pasan en primer y en último lugar por la aceptación total de sí mismo, no conducen a nada.

RD: Por ejemplo ¿no es posible que la gente cambie ciertos hábitos?

JF: Claro que es posible cambiar pequeñas cosas aunque mucho más difícil de lo que la mayoría piensa. Simplemente, que un fumador trate de no fumar durante dos días, o piensa en lo que a alguien obeso le cuesta hacer un régimen hipocalórico para adelgazar o lo difícil que es que una madre dé de comer a su hijo distinto de cómo lo hace. Pero esto no es cambiar en sí. Muy poca gente consigue cambiar sus hábitos cotidianos. De ahí el gran negocio que son los métodos de psicomaquillaje, que hacen creer que se puede adelgazar o dejar el tabaco.

Un amigo mío tenía una clínica para adelgazar cerca de Barcelona. Una vez le pregunté por qué cambiaba tan frecuentemente los métodos para adelgazar: ¿no hay un método bueno? No es eso -me respondió– . Todos los métodos son buenos, el problema no es ese. Es que la gente que quiere adelgazar siempre es la misma, entonces hay que irles vendiendo cosas nuevas cada ocho ó diez meses cuando ya se han desengañado del método anterior. Simplemente no lo siguen pero acusan al método de ser malo. Quedé asombrado del realismo de esa observación. Si es tan difícil cambiar pequeños hábitos cotidianos es casi impensable que uno cambie su estructura emocional o algo de su esencia individual sin muchísimo esfuerzo y sufrimiento. En la mayoría de los casos es una fantasía más.

RD: Hoy día se habla bastante del “sentido de vida”. Es algo que tu trabajas en tus talleres y que también se menciona en la llamada psicología transpersonal. ¿Es posible fijar un sentido de vida y actuar en consecuencia en un medio que exige las “buenas maneras”, la doblez, la hipocresía y el fingimiento? ¿Adoptar un sentido enfrentado a los sentidos estandarizados del sistema no implica colocarse en cierta forma en una alternativa antisistema?

JF: Sí, pero hallar sentido a la propia existencia es la única labor completamente humana y que dura toda la vida, aunque sea antisistema mercantilista. Es decir, el sentido de la vida hay que buscarlo dentro del propio ser humano, no fuera. La cultura puede dar pautas para buscar el sentido de la propia existencia pero, en todo caso, está adentro no afuera.

Yo he propuesto diferentes formas de clasificación de las culturas dependiendo del tipo de emociones predominantes, las que se valoran positiva o negativamente, o de cómo se socializan las emociones. Una de esas clasificaciones útil para algún tipo de estudios, no para todos, es dividirlas en culturas que tienen procesos de socialización que endocentran a los individuo y las que los exocentran. Con estos dos neologismos me refiero precisamente al núcleo desde el que se desarrolla el sentido de la existencia. Hay sociedades –como prácticamente todas las orientales, la gran sociedad hindú, la mayor parte de pueblos indígenas americanos– cuyas culturas generan individuos endocentrados, o sea que fijan el centro de su existencia dentro de ellos mismos. En cambio, las culturas occidentales generan individuos exocentrados, que ponen el centro de su vida fuera de ellos, en el consumismo, en la marca del carro que tiene y todo caso. La cultura nos lo está recordando constantemente: la chispa de la vida está en la coca-cola, la seguridad consiste en tener un buen apartamento con los electrodomésticos de última generación y un buen carro o dos carros…

Las culturas que generan individuos endocentrados disponen de métodos para buscar el sentido de la vida humana orientando a los individuos a conocer su propio interior, por ejemplo tomando yagé o meditando y rezando. En estos rituales sagrados, los individuos profundizan en el inconsciente facilitando un encuentro consigo mismos.

Las sociedades o culturas que generan individuos exocentrados son óptimas para gentes que andan perdidas y buscan fuera de sí mismas el sentido de la vida. Así es más fácil controlarlos desde el Estado y desde las grandes corporaciones, cuyos dirigentes suelen estar detrás de los gobernantes. Esa actitud es el terreno abonado para todo tipo de sectas, absolutismos políticos, mercantilismos disfrazados de trascendencia o de valores existenciales y, en definitiva, para disparar los índices de trastornos psicóticos.

Cuando la coca-cola anuncia que es la chispa o la alegría de la vida, más allá de lo publicitario está asociando un valor intrínseco del ser humano, como es la alegría de la existencia, con un elemento externo como es tomar un refresco. Esto es solo un minúsculo ejemplo de un proceso cultural gigantesco que exocentra los individuos prácticamente desde que nacen. Los papás en las sociedades occidentales actuales, en lugar de dar cariño a los niños les regalan juguetes o les compran zapatos deportivos de marcas de moda, con lo cual sustituyen el afecto que ayudaría a establecer una sólida comunicación interpersonal –que es lo que luego ayuda a cada uno a encontrar el propio sentido de la existencia humana– por unos zapatos importados. Triste y peligroso. El sentido de la existencia, a mi modo de ver, se resume en ayudarnos unos a otros a ser más humanos y ello, desde luego, no se consigue con la coca-cola.

De ahí que haya tantas personas hoy día con insatisfacción existencial quienes, para tapar su angustia de su falta de sentido de la vida, van a ayudar a otros, forman ONG’s de misioneros u otras organizaciones salvavidas. Sobre todo la situación que hay aquí, en Sudamérica, es como pasto de cultivo para todas estas organizaciones. Si se hace un análisis objetivo de la ayuda que realmente llevan a los receptores de su acción, se ve que a menudo prácticamente es nada. Hace años hice un estudio de la economía de algunas ONGs españolas. ¡Cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que entre el 60% y el 80% de los ingresos que recibían estas ONGs los gastaban en sí mismas , sus miembros, sueldos, alojamientos, promoción de la propia entidad… es decir, que llegaba poco más de 20% en forma de ayuda a los que eran presuntos destinatarios del presupuesto de la ONG. No siempre es así y todo hay que decirlo, pero la conclusión es que bastantes de estas organizaciones sirven más para satisfacer las necesidades morales y económicas de sus propios miembros que para realizar un auténtico servicio social. Mientras se “ayuda” a los demás se disimula la propia angustia por llevar una vida carente de sentido. Repito que no todas las ONGs tienen este esquema de distribución de sus ingresos.

Así pues, en sociedades exocentradas como la nuestra, un individuo mal va a encontrar sentido a la vida pues lo busca afuera.

RD: ¿Pueden utilizarse las técnicas chamánicas como recurso terapéutico para despertar dentro de las personas su creatividad, sus habilidades artísticas?

JF: En parte sí, pero el proceso suele ir al revés. La creatividad no es una ‘herramienta para’, si no que la creatividad es ‘resultado de’ buscarse a sí mismo y de resolver los problemas a mi modo. Es lo que suelen hacer todos los chamanes en su proceso iniciático: buscarse a sí mismos, buscar los recursos para atravesar las crisis que se les van poniendo durante el proceso de iniciación, pero buscarlo dentro de sí mismos. Los procesos iniciáticos, casi todos tienen una estructura similar, de poner al individuo en ciertas dificultades existenciales, en ciertos estados modificados de conciencia límites, esperando que el sujeto encuentre dentro de sí las herramientas para atravesar este portal.

Pero el maestro o instructor pocas veces le da las herramientas, espera que sea el propio neófito el que encuentre dentro suyo aquellas capacidades que le van a permitir salir de la crisis en que le ha puesto a propósito. Cuando uno trata de reconocerse, de aceptarse, de resolver los problemas que implica ese proceso, uno se hace creativo. Pero no al revés
.
Las técnicas para aprender creatividad que están a la venta son bastante de pacotilla, tal vez útiles para ayudar a dirigentes atascados, para pensar de forma distinta sobre un conflicto con el personal de la empresa, pero no sirven para más que eso.

La creatividad es una consecuencia, no es una causa. Lo mismo que la felicidad: no se encuentra, no debe ser un objetivo porque el fracaso está garantizado. La felicidad es algo que viene de regalo cuando uno ocupa su lugar en el mundo, cuando uno atiende a sus obligaciones y derechos. Si lo hace, la felicidad le viene de regalo, pero buscarla es absurdo, es ponerse a atrapar el aire con las manos. Los chamanes, no son chamanes porque son creativos, sino que se hacen creativos después de todo su proceso iniciático, por tener que buscar constantemente soluciones a problemas que se les plantean, soluciones específicas a problemas precisos, ¡esto estimula precisamente la creatividad!.

RD: Poner terapéuticamente en la ruta de las personas esta búsqueda de su expresión propia, de su danza, de su “musicar” –atendiendo a la precisión que hacías en tu conferencia sobre la música como sustantivo y verbo– ¿Ayuda a que encuentren su sentido, su lugar en el mundo?

JF: Indudablemente. Casi cualquier cosa que redirija la atención hacia adentro del sujeto ya es un método que puede servir. Pero estas actitudes tampoco se improvisan, para tocar bien el violonchelo hay que gastar muchas horas en ejercicios, requiere mucha técnica. Los chamanes son individuos inspirados, pero detrás de un buen especialista hay mucha técnica, muchas horas de estar atendiendo y discriminando entre percepciones, sensaciones, imaginario, estados de consciencia y demás. Entre los chamanes muiscas, por ejemplo, un neófito pasaba más de doce años en su proceso iniciático comprometido con la práctica de la técnica chamánica para poderla usar.

¿Cómo se hace un genio? Picasso una vez respondió así a esta pregunta: con cinco partes de inspiración y noventa y cinco de sudoración, o sea de trabajar. Nadie se pone a tocar el violonchelo ni la armónica por una situación vivida en un momento de inspiración chamánica, con yagé, por ejemplo.

RD: Cerrando esta parte de la psicoterapia ¿Puedes precisar los conceptos de psicología y psicoterapia transpersonal?. También las líneas y tendencias actuales que tu ves en esta corriente.

JF: Yo no soy especialista en psicología transpersonal. En mi opinión el término mismo es sugerente y profundo, pero la aplicación metodológica actual me parece dudosa. Por ejemplo, me resulta sospechoso que ningún autonombrado psicólogo transpersonal, por lo menos que yo sepa, reconozca la paternidad de Carl Gustav Jung sobre esa expresión. Fue él quien acuñó en término en un escrito, si no recuerdo mal, del año mil novecientos treinta y nueve. Esta negación del padre y de la amplitud de su óptica personal me parece sospechosa.

Los libros que he leído de psicología transpersonal, que no son muchos he de reconocerlo, me parecen mas bien faltos de límites contrastantes, faltos de rigor. Sé poco de eso y tampoco me he interesado más, precisamente por la falta de rigor que he observado en sus afirmaciones y elaboraciones teóricas. Mezclar budismo tibetano con estados de trance de posesión africanos, con misticismo europeo, con estados visionarios producidos por la LSD en una misma olla, sin hacer unas discriminaciones estrictísimas de la historia que tiene cada uno de estos términos o posibilidades de experiencia humana, a mi me pone los pelos de punta. Los antropólogos sabemos bastante de los errores que conlleva comparar factores culturales de diferentes pueblos sin un cuidado extremadísimo. El resultado suele ser que es el propio investigador quien se proyecta en el resultado, no el objeto de estudio que acaba desapareciendo. Pero esto no significa que no sea un campo a desarrollar. En España, –no me quiero extender más allá de esta frontera ya que es lo único que conozco–, hay tres o cuatro institutos de psicología transpersonal, y cuatro o cinco personas con cierto nombre que trabajan en este campo, sin ninguna excepción, se les puede acusar de falta de rigor y de método científico. Para empezar no se debe aceptar la carencia de una terminología clara y de una taxonomía bien definida para saber de que hablamos. Empezando por aquí y terminando por las prácticas que se ofrecen, como viajes a México para ir a ver a la hija de Maria Sabina o sesiones de respiración catártica sin mayor dirección o diagnóstico, son cosas que, sinceramente, tal vez sean interesantes desde el punto de vista comercial o tal vez sirvan a alguien para curarse su estado neurótico, pero no me parecen elaboraciones serias desde el punto de vista clínico.

RD: Por último, tus apreciaciones sobre Colombia. Aprovechando que llevas viniendo a Colombia cerca de diez años, que viniendo desde fuera tienes una perspectiva desde otra cultura,¿Cómo nos percibes a los colombianos, qué notas en nosotros como generalidad abstrayendo los comportamientos individuales?

JF: Mira, no me gusta hacer generalizaciones en ese sentido. Los colombianos son los kamsá, los mestizos, los indígenas de Sierra Nevada… Hay una gran variedad de estilos humanos y mal se puede hablar del ‘hombre colombiano’ o la ‘mujer colombiana’. No existen más que en la mente de los políticos que quieren dominarlo todo. Lo mismo que el ‘hombre español’ o la ‘mujer española’ simplemente no existen más que en papeles. En la península Ibérica conviven como pueden catalanes, vascos, gallegos, andaluces, castellanos… este idioma que ahora usamos no es español sino castellano, el idioma de los castellanos. Los catalanes y vascos tenemos otra lengua materna, y cada uno tiene unas generalizaciones bien distintas. Entre un vaso y un andaluz, todo dentro del territorio español, hay casi tantas diferencias como entre un colombiano y un canadiense.

Si quieres, puedo darte mi simple opinión sobre los colombianos mestizos, dejando de lado los negros, los indígenas y otros grupos humanos que hay en Colombia. Y además es una generalización que va a pecar de ello. Lo primero que me despierta el ser humano colombiano mestizo es desasosiego. Respiro mucho desasosiego en Colombia. Luego me da la sensación también de que hay un gravísimo problema de identidad, de búsqueda de identidad. El mismo hecho de que tu me hagas esta pregunta, para mi es indicativo de esta necesidad de referentes externos para crear vuestra propia identidad. Talvez ese sea el origen del desasosiego que percibo en cada rincón de Colombia.

Hay una búsqueda, yo diría que casi desesperada, de identidad, de tradiciones propias, de estilo de vida –por identidad me refiero al conjunto del estilo de vida–. Creo que el interés renovado por los grupos indígenas colombianos es una manifestación más de tales problemas de identidad: como no saben donde buscar sus raíces, su origen, primero se dirigen a lo español y ahora algunas minorías de jóvenes y de académicos, entre los cuales te encuentras tu, están dirigiendo su atención a lo indígena como posible fuente inspiradora de la propia identidad. Esto es frecuente también en otros países latinos como Ecuador, Venezuela, incluso Brasil. Debo acotar que esta aceptación de lo indígena, aquí en Colombia, no tiene tanto que ver con un respeto interétnico real como con una resolución de la propia identidad. Hay una deformación grande por parte del mestizo sobre qué es lo indígena, sobre su realidad, sobre su cosmos cultural. Puede llegar el yagé hasta las ciudades y de mano de algunos taitas indígenas que lo suben del Putumayo, pero pocas personas de aquí bajan a visitar a los indígenas, a convivir con ellos respetando su realidad y sin querer convertirlos, ni idealizarlos, ni comercializar sus artesanías.

Luego, me da la sensación que otra cosa que caracteriza a los mestizos colombianos es que se abandonan en la última parte de las cosas. Es chistoso y no sabría como decirlo de otra forma. He observado en distintos lugares de Colombia que cuando una persona, un equipo o una empresa empiezan algo –un proyecto, un negocio, una relación, una investigación–, se arranca con tremenda creatividad y vitalidad, con muchos y buenos ánimos, incluso con recursos suficientes –técnicos, económicos, humanos–. Hay mucho empuje al principio, pero no se qué sucede que finalmente, en el último tercio del proceso de realización de lo que sea, se estropea la cosa. Se interrumpe el proceso, se abandona y las cosas quedan faltando un poquito para acabarlas bien.

Luego, lo tremendo en Colombia, el gran desorden social que hay, está generado por EE. UU., sea de forma más explícita, como el triste y homicida Plan Colombia, o de forma más soterrada como los grupos protestantes que van ganando territorio al catolicismo gracias a los dólares frescos que les llegan. Estoy más que seguro que si los norteamericanos no estuvieran manoseando la vida política colombiana, el conflicto armado ya se hubiera resuelto hace años. Colombia es como un pastel que a los norteamericanos les interesa, por un lado está el petróleo y por otro por las fuentes de agua y la biodiversidad. Las próximas guerras de la humanidad serán por agua no por petróleo y Colombia es un país riquísimo en manantiales de agua. La otra gran parte del pastel, como digo, es la biodiversidad de los diferentes nichos ecológicos que hay en Colombia, de donde se pueden extraer recursos biomédicos de interés industrial.

Por último, creo que lo que le falta a Colombia para hallar un estado de paz más o menos duradero es una reforma agraria. Y eso depende de ustedes. En casi todos los demás países latinoamericanos ha habido una reforma agraria, las tierras se han distribuido en una forma más justa, no existen latifundistas propietarios de miles de hectáreas que tienen esclavizados a campesinos e indígenas. En Colombia, esta reforma agraria y hasta donde yo sé, todavía no se ha hecho, y esta es una de las razones de fondo de que haya este estado de violencia y de miseria que causa tanto desasosiego en la atmósfera colombiana. Por otro lado, creo que ustedes mismos no se dan cuentan del gigantesco potencial humano de los colombianos mestizos. Sin la menor duda, es uno de los pueblos más creativos, valientes y trabajadores que he podido conocer. Me impresiona que, a pesar de esta guerra civil no declarada que hace varias décadas que dura, los colombianos sean una de las primeras potencias industriales del continente sudamericano. Tal vez por ello, a los norteamericanos les conviene tenerlos entretenidos en una guerra fraticida y por ello la alimentan, para impedir así que Colombia se una a otros gigantes y les planten cara. Me gustaría ver un gobierno de izquierdas en la Colombia actual, al lado de Brasil, Cuba e incluso Venezuela a pesar de todo. Sería una muralla difícil de pasar al colonialismo de sus vecinos del norte. Sería una ayuda a la libertad mundial.

RD: ¿Cómo percibes la huella de la guerra que estamos viviendo, aunque esta guerra viene desde por lo menos los años cincuenta del siglo pasado, en la manera como es la gente, en sus comportamientos?

JF: De entrada es un tema de conversación permanente con cualquier colombiano. Más que la guerra en sí es la situación de cerca de dos millones de desplazados, o sea un 5% de la población. Ninguna sociedad se salva de un trastorno colectivo como este, pues esto genera pobreza, marginación, delincuencia.

Hay poblaciones enteras completamente desarraigadas y esto crea como una atmósfera colectiva de crispación, es obvio. La mayor parte de impuestos que se cobran aquí en Colombia no son para mejorar las vías de trasporte o el sistema sanitario, todo es para la guerra, con todo lo que eso implica de desastre.

Yo trato de evitar hablar de esto con amigos colombianos, por que me es extremadamente difícil entender las posturas que cada uno adopta, a favor o en contra de las FARC, o de los paramilitares, o del presidente actual. Es una amalgama tan compleja de opiniones, de resentimientos que hace que cualquier opinión sea tremendamente subjetiva. Muchas veces son posturas que me sorprenden o no las entiendo. Puedo entender que hay toda una historia personal detrás, de pago de impuestos para los actores militares, más la cuota de corrupción que hay en Colombia que es fantástica.

El problema que veo mas grave en ese sentido, es esta generación que está acostumbrada a vivir de la corrupción o del narcotráfico. Cuando una persona se ha acostumbrado a vivir prácticamente sin hacer nada, o sólo de la corrupción, es muy difícil que se reacostumbre a trabajar. Es el típico problema de reintegración. Esto se debe resolver con educación, no hay otro camino.

Los especialistas en prospectiva lo saben: un colectivo humano puede dirigirse casi a cualquier escenario futuro, pero tiene que haber una educación precisa para conducir la población adecuadamente.

Este es un país lleno de contradicciones y contrasentidos. Yo creo que es el país mas rico de Sudamérica, ustedes deben tener uno de los subsuelos más rico de todo el mundo por los todos los dólares y la cocaína que hay enterrados aquí, además del oro y otras materias primas, con lo cual es un contrasentido que en un país que hay fortunas enterradas también haya un 5 % de la población desplazada, y el nivel de pobreza dramático que hay en el campo.

A la vez, es el país de Sudamérica que genera más personalidades de renombre mundial: científicos, artistas, literatos, médicos, actores… Hay una cantidad sorprendente de colombianos de renombre, para ser un país que está en guerra civil. Creo que ningún otro país de la tierra en una situación social como ésta pueda generar fronteras culturales en tantos ámbitos de la actividad humana.

Por eso, y pese a sus problemas, pienso que Colombia es un país de gran potencialidad, probablemente de los más ricos de la tierra y con una población sorprendentemente trabajadora, activa y creativa. Por otro lado, la situación de tensión, de depredación económica con la excusa de la guerra civil, no da más de sí y cuando las cosas han tocado fondo inevitablemente el péndulo empezará a ir en la otra dirección. Tampoco conozco mucho toda la realidad colombiana, pero en algunos sectores me he dado cuenta de que hay muchas personas comprometidas consigo mismas, que están comprometidas con apartarse del escenario guerrero sea el que sea, y en crear minúsculas islas de paz, de respeto y de comprensión, que trabajan día a día para esto. Tengo amigos colombianos que hubieran podido salir de Colombia como profesionales libres y bien calificados, y al poco tiempo hubieran conseguido trabajo en Europa, probablemente mejor pagados que aquí. Pero lo que me dicen es ‘nos quedamos aquí porque alguien tiene que quedarse que no esté guerreando, que no esté comprometido con alguno de los bandos, que lleve una vida normal a pesar de todo’. Este maravilloso compromiso con el ahora y el aquí, con la vida en el país, con la paz… es muy raro encontrarlo en otras naciones, por esto les admiro tanto.

Transcripción de la entrevista: Jacobo Díaz Arana.
Edición: Ricardo Díaz Mayorga

Entrevista en mexico

Entrevista en mexico

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Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 25/08/2005 1:10

Entrevista en México
por Javier Molina, periódico UnomasUno, 1984,

Carlos Castaneda, el autor de Las enseñanzas de don Juan, se encuentra en México. El jueves, a las 19:30 horas, conversará con el público en la librería del Fondo de Cultura Económica. Comenzamos por plantearle una duda de muchos lectores: ¿Existe don Juan o es un invento (una creación literaria) de Carlos Castaneda?

“Es el conflicto del lector de Carlos Castaneda, afirma. Hace referencia a su propio conocimiento: ¿Cómo es posible que escriba cosas que no tienen sentido en el mundo cotidiano? La clave de esa reacción es la referencia que uno hace a sí mismo, a lo que uno sabe”.

Luego dice: “Don Juan no es un personaje literario, es una persona, que no vive ahora, pero que vivió en el mundo, como tu y yo conocemos el mundo. No habría podido crear un personaje como don Juan, porque no tengo la preparación. Lo que don Juan me dice no es algo que yo pueda improvisar, o extraerlo como una síntesis de mis lecturas. No se puede, es algo diferente”.

– Si usted quisiera resumir las enseñanzas de don Juan, o tal vez, destacar su enseñanza más importante ¿cuál sería?

– Lo más importante para mí, en lo que yo podría invertir todo lo que tengo si don Juan estuviera vendiendo algo, es esa premisa que consiste en perder la importancia personal, ese sentimiento de amor propio, el pundonor que nos legaron los antecesores nuestros: la idea de que el yo personal vale tanto.

“Alguna vez yo le pregunté por qué sería tan importante perder el sentimiento de la importancia personal. Don Juan dice que es una cosa muy sencilla: el 90% de nuestra energía está consumida en defender nuestras personas. La idea de él es que no hay razón para tanto esfuerzo. Defender la persona cuesta demasiado y no reporta nada”.

Esto es, para Carlos Castaneda, “el punto de articulación de las enseñanzas de don Juan. El quiere crear un ahorro de energía, a fin de que la misma se emplee en algo novedoso”.

Este algo novedoso se encuentra en las mismas enseñanzas de Juan Matus. “El está interesado en percibir conjuntos que no tienen ninguna historia en el mundo cotidiano. Por ejemplo, un conjunto nuevo sería ver al hombre como un “huevo luminoso”, una masa de energía y no solamente un cuerpo sólido. Esto le da al indio brujo una ventaja extraordinaria, que está vedada para nosotros. ¿Por qué – dice – es que nosotros no estamos interesados en la percepción?”

“Cuando me preguntó eso – relata Castaneda – yo le aseguré que estaba interesadísimo en la percepción, lo cual no era cierto, desde luego, porque el único interés que tengo yo, como hombre occidental, es en el significado, en la epistemología, de un modo u otro. De ahí que buscaba yo nuevos significados, y yo les llamo nuevos rumbos”.

– ¿Tienen que ver los nuevos rumbos con la realidad aparte de don Juan?

– La realidad aparte es en la realidad total de don Juan, porque él no está interesado en los nuevos rumbos o significados, que es un manejo intelectual. El está interesado en una búsqueda de unidades de percepción nuevas, que no tienen historia, como por ejemplo el ver a la muerte, a la muerte que nos deshace inexorablemente. Como occidentales intuimos pero no vemos ala muerte. Y al fin de cuentas, no nos interesa, porque (decía don Juan) no nos interesa la vida.

En el prólogo a la primera edición en español de Las enseñanzas de don Juan (Colección Popular del FCE, 1974) Octavio Paz escribe: ” …las creencias de don Juan han alimentado y enriquecido la sensibilidad y la imaginación de los indios desde hace varios miles de años”. Acerca de las culturas indígenas de México, Carlos Castaneda nos dice que “por supuesto, es la herencia del país. Don Juan es México, el México puro, el México antiguo”.

“En este momento – añade – hay en el país cantidad de gente que está envuelta en la misma búsqueda de don Juan. El me dejó explicar su conocimiento en mis libros. En este momento yo trabajo en el norte de México, con gente que son sus estudiantes, que son sus herederos”.

“Lo que es importantísimo – subraya Castaneda – es que cuando llega el español le quita al indígena las libertades visibles. El español deja al indígena sin nada, un paria total”.

“Lo que le queda a don Juan, y a los indígenas como él, es encararse con la libertad total, que no tiene nada que ver con las libertades políticas, ideológicas, o con el derecho a la felicidad y al bienestar”.
Castaneda explica que la libertad total “tiene que ver con el encararse con la realidad ineluctable, la muerte, la disolución del ser, de la conciencia. Don Juan quiere ser libre, una libertad completa. No quiere morirse como se muere el hombre cotidiano. Dice que él quiere convertirse en conciencia total”.
Hay dos palabras, en el habla de Juan Matus, que vale la pena explicar – le decimos a Castaneda -: ver y poder.

“Don Juan dice que toda la energía con la que nosotros podemos contar ya está distribuida. De ahí que no podamos romper la hegemonía de la percepción, y cuando nos encontramos con un brujo creemos habernos topado con un hombre incoherente, porque no está usando la energía disponible como nosotros lo hacemos”.

“Entonces para poder disponer de energía, ya que toda está distribuida, tenemos que ahorrarla, y para él hay un único modo de hacerlo: deshacernos de aquello que no reporta nada. Y ese aquello es la importancia del yo personal”. El planteamiento es que “si se pudiera ahorrar esa energía, habría suficiente capacidad para percibir esa otra realidad, esa realidad aparte y, sobre todo, habría suficiente energía para percibir el regalo del conocimiento total”.

Castaneda explica entonces el poder. “Es haber ahorrado esa energía que le permite a uno entrar en áreas de percepción inconcebibles. El hombre de poder es el que puede entrar en mundos de percepción inconcebibles para el que no ha podido ahorrar energía, para aquellos que han empleado toda su energía en defender sus personas”.

“Si tu dejaras de sentirte tan importante – comenta, para dejar clara la idea – serías invulnerable. ¿Qué te podrían hacer? Lo que nos hiere es que nos acusen, o nos ataquen en el amor propio. Uno hace lo mejor que puede, eso es indiscutible, pero jamás se puede uno tomar tan en serio. Ese es el secreto, ahí está, a lo mejor lo agarramos muy bien”.

Castaneda define su actitud cuando dice: “No quiero la fama o la riqueza, sino expresar, de la manera más simple, lo que don Juan me enseñó”.

Nos habla de su libro más reciente, el séptimo, que ya circula en los Estados Unidos con un título que podría traducirse como El fuego interno. Su autor cuenta que a la editora estadounidense no le gustó el título original, con el que, muy probablemente, aparecerá en español: Los guerreros de la libertad total. “Lo que quiero hacer es presentar un bosquejo, una especie de introducción a las tres maestrías que constituyen el conocimiento ancestral del indígena mexicano: la maestría de la percepción, la del Intento y la de lo que llaman el acecho”.

“Esta última maestría es el arte de vivir en el mundo cotidiano de la mejor manera posible. La maestría del Intento es el arte de Intentar relacionarnos con la fuerza que nos sustenta, porque hay algo que nos sustenta, que nos da energía y, por supuesto, la maestría de la percepción es el arte de la conciencia”.
En cuanto a la afirmación de que toda nuestra energía la usamos para destacar la importancia del yo personal, le comentamos la existencia de personas muy apartadas de esta idea: las que se entregan a una causa popular, social. “Me imagino que sí, dice, por lo que sé de la historia”. A propósito, afirma que “cada uno de los grandes líderes contemporáneos son unos maniáticos desesperantes. Napoleón, por ejemplo, que contribuyó enormidades a nuestro modo de pensar, Hitler… y lee las memorias de Freud, es una cosa desesperante…”

No estamos conformes, insistimos que hablamos de personas entregadas a una causa popular, social, como Miguel Hidalgo o Emiliano Zapata. Carlos Castaneda se pone de pie sin hacerlo.
“Esa es otra cosa, tienen el pellejo diferente. Hay allí otro tenor ancestral, otro gene. Esa gente está más cercana a don Juan que los líderes europeos. Es otra sentimentalidad”.

Javier Molina
Periódico Uno Más Uno Junio 1984

Entrevista a Miles Reid

Entrevista a Miles Reid

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Mensaje 1 de 5 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 18/07/2005 9:09

Entrevista a Miles Reid

En la década de los sesenta el antropólogo norteamericano Carlos Castaneda aterrizó en México para hacer su tesis doctoral. Allí conoció al último brujo de un linaje de chamanes, Don Juan, que le transfirió todos sus conocimientos y que Castaneda plasmó en sus libros, guías para toda una generación. A su vez, Castaneda formó un grupo de discípulos, entre ellos Miles, un médico californiano que ahora recorre el mundo revelando la sabiduría de los antiguos chamanes. Para ellos el mundo es sólo una versión de la realidad, un conjunto de acuerdos y descripciones asumidas culturalmente. Hay otras realidades pero para verlas hay que ser liviano y fluido: “Ocuparse demasiado de uno mismo produce una terrible fatiga. En esa posición se está ciego y sordo a todo lo demás”.

Quién era Carlos Castaneda?

-Un antropólogo que en 1960 se instaló en México para realizar trabajos de campo. Allí conoció al
brujo Juan Matus, “Don Juan”, y comenzó con él un aprendizaje que duró 13 años en el cual le fueron
transmitidos todos los secretos de los antiguos chamanes de México.

-¿Y quién era Don Juan?

-La 27 generación del linaje de brujos que dedicaron su vida a desarrollar un sistema de conocimiento
poderoso y diferente del que rige nuestras sociedades.

-¿Cómo?

-Dentro de nosotros está la energía que nos permite trascender los parámetros de la percepción
normal, esa que nos ha inculcado nuestra cultura y nuestro entorno social.

-¿Y para qué quiero trascender los parámetros de mi percepción?

-Porque ese es el fin del hombre: es como si me preguntara para qué una semilla quiere ser árbol.

-¿Qué debemos entender?

-Que el mundo que vemos todos los días es sólo una interpretación de las muchas que hay. Si
podemos suspender nuestro juicio, accedemos a esas otras incontables interpretaciones que abren
posibilidades de percepción y de acción inauditas.

-Castaneda se inició a través de drogas alucinógenas…

-Sus discípulos no utilizamos drogas. Los antiguos chamanes sabían que nuestra energía está
centrada en la autorreflexión y que hay que sacarla de ahí. Para lograr eso con Castaneda, para
quebrar su racionalidad y su rigidez, Don Juan utilizó las drogas, pero en su caso particular y en aquel
tiempo.

-Las prácticas chamánicas eran secretas. ¿Por qué las divulgan ahora?

-Don Juan percibió que su linaje se acababa y que tras él algo nuevo se abriría. Por eso encomendó a
Castaneda y a sus otras tres discípulas la tarea de decidir de qué forma cerrar el linaje: “Hazlo con un
broche de oro” le dijo.

-¿Y qué hizo Castaneda?

-Decidió ser coherente con su tiempo, el de la comunicación, y difundir las enseñanzas de Don Juan a
través de sus libros. El último secreto, los pases mágicos, lo desveló a su grupo de iniciados.

-¿Qué son los pases mágicos?

-Son respiraciones y movimientos del cuerpo que los antiguos chamanes encontraron en estado de
ensueño y que tienen la capacidad de reestructurar nuestra energía, lo que nos otorga bienestar y
vitalidad física y mental. Castaneda decía que con ellos conquistas el silencio interior, aquietas las
turbulencias internas.

-¿Movimientos energéticos?

-Las personas somos unidades energéticas definidas, pero los efectos de nuestra vida cotidiana
hacen que nuestra energía se disperse fuera de nuestros centros de vitalidad. Los pases mágicos
relocalizan esa energía y con ella podemos acceder a otras posibilidades de percepción y de acción.

-¿Y cuál es el resultado?

-Le pondré un ejemplo: si usted tiene conflictos con otra persona o problemas, toda su energía se
consume en esa preocupación y termina agotada. Estancamos nuestra energía en ese punto de la
autorreflexión, de la importancia personal.

-¿Y qué propone en esas circunstancias?

-Hay que ser capaz en todo momento de tener la visión del otro, dar espacio en nuestro interior a otra
manera de comprensión. Si entendemos que cada persona que interactúa con nosotros tiene algo
que mostrarnos, tendremos fluidez y la energía transitará por nosotros.

-¿Somos energía y vamos a la energía?

-Sí, nuestra vida es un viaje para incrementar nuestra conciencia, que luego retorna al origen. Pero los
chamanes eran extremadamente pragmáticos.

-¿A qué se refiere?

-Cuando la energía fluye estás en el buen camino; pero cuando se estanca no hay que forzarla en
una dirección, hay que cambiar de dirección. Los pases mágicos relocalizan tu energía, que debes
utilizar para cambiar, para salir de ese estancamiento, reflejo de la preocupación constante por uno
mismo, que no es más que autocompasión disfrazada.

-¿Y puedes comenzar en cualquier punto de tu vida?

-Sí, porque dentro de los pases mágicos hay una disciplina que se llama recapitulación y que consiste
en la revisión sistemática de nuestra vida para ver en qué hemos empleado nuestra energía y así
poder cambiar.

-¿Hacia dónde?

-Todos tenemos una voz interior que nos puede decir cuál es la dirección en cada momento, pero
nuestra atención está puesta en reforzar nuestro ego y, mientras sintamos que lo más importante del
mundo somos nosotros mismos, no podremos apreciar el mundo. Sentirse importante lo hace a uno
pesado, torpe y banal.

-¿Y esa energía puede utilizarse mal?

-Estamos educados para interpretar las cosas como opuestos: bueno y malo. Pero para los chamanes
lo único que existía era la energía. Las cosas funcionan naturalmente cuando dejas fluir la energía,
sólo si se estanca nos hacemos daño. Sus enseñanzas estaban encaminadas a ese dejarse fluir, a la
comprensión de los pasos básicos para lograr la proeza de ver.

-¿Ver que todo es posible?

-Sí, darnos cuenta de que disponemos de innumerables posibilidades que no están vinculadas a la
idea que tenemos de nosotros mismos, pero la libertad nos da vértigo.

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Mensaje 2 de 5 en la discusión
De: ThunderReceptor
Enviado: 19/07/2005 12:27

-Decidió ser coherente con su tiempo
Lo que si lo que dice no tiene nada que ver con chamanismo, se ve que aunque conoce a Castaneda, es discipulo de la segunda epoca, porque no tiene nada que ver Pases Magicos con chamanismo….
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Por la ley y para siempre
For the Rule and forever

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Mensaje 3 de 5 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 19/07/2005 16:05

Estuve buscando textos o entrevistas sobre castaneda y la mayoria son de la segunda epoca y giran en torno a tensegridad. Lo cual no le tengo mucha importancia.
A diferencia de castaneda creo que el ritual si es importante pues en una ocasion comento que la tensegridad fue desprovista del ritual “basura” con el cual fueron ocultados los movimientos “magicos”. para mi gusto el ritual cobra vital importancia dentro del chamanismo, en cambio movimientos como los de tensegridad son inexistentes, y los que hay son mas parecidos a los Tekh que nada tienen que ver con movimientos energeticos pero si con algo asi como bioenergetica a la mexicana.
En el caso de los movimientos rituales son mas los significados lo que importa en muchos casos pues trasportan informacion.

Puse el articulo como una especie de breviario cultural.
estoy preparando otros materiales aunque necesito ver como pasar a texto word material en PDF.

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Mensaje 4 de 5 en la discusión
De: ThunderReceptor
Enviado: 19/07/2005 18:59

Lo que pasa es que el rito puede ser interno, y eso es lo que se le espcapa al segundo Castaneda.

Yo tengo licencia del adobe acrobat writer, y ademas un programa gratuito para hacer pdf desde word, pero soilo jala en w95, w98 y windows me. Mide 200 kb

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Mensaje 5 de 5 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 20/07/2005 1:34

Tambien se le escapa el hecho de que el rito es la preparacion para diversas cosas.
En varias ocasiones he comentado que la danza y los ritos son medios eficaces de trasmitir informacion cuando no hay escritura. En ese sentido en el chamanismo cobran importancia pues portan ciertas cosas que no pueden ser expresadas en palabra.

Tengo tambien convertidores de word a pdf pero necesito hacer el proceso inverso.
Y tengo XP.
Chale.

Entrevista 1993

Entrevista 1993

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Mensaje 1 de 1 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 31/07/2005 5:40

“Alguna vez yo apuntaba todos los movimientos de todo lo que hacía don Juan y un día me dijo que todo era cuestión de energía, que si no tienes energía la vida no vale un pepino; esa es nuestra tragedia, no tenemos energía. El azúcar que consumimos como ‘Coca Cola’ es una forma de quitarnos energía, porque cuando aparentemente nos sube un escalón y nos da un levantón, la realidad es que nos baja dos.
Nuestra falta de energía se nota inclusive en el oído. Don Juan era un hombre viejo de edad pero muy fluido y que no tenía vejez y doña Florinda era una mujer sensual aunque era una viejecita y era abuelita cuando no era abuelita de nadie. Lo que pasa es que era por naturaleza tan maternal que durante nueve meses se ponía almohadones y a los nueve meses encontraba una niña que necesitaba mamá y ella la criaba.
Nosotros adoptamos posiciones nefastas para nosotros y por eso tenemos que buscar la energía.
La energía sexual es la única que tenemos, esa energía está envuelta en un comando biológico para reproducirnos, pero don Juan Matus me propuso otro mandato: la evolución. Hay algo que pueden hacer, miren, así, así… (En ese momento ejecuta, demuestra y explica un pase mágico ligado al mandato de la evolución.) … Para esos brujos toda la energía sexual está encaminada a evolucionar y si nosotros pudiéramos ver como fluctúa la energía evolucionaríamos, pero sin energía todos los conocimientos que tenemos no son más que una masturbación intelectual.
El problema es que desde niños nos transforman en personas ocupadísimas en el mundo social cuando esto es un sistema muy ineficaz porque para tratar con el mundo cotidiano no se necesita tanto esfuerzo, el mundo cotidiano no necesita tanta energía de nuestra parte y lo que realmente necesitamos es acabar con el ego y entonces cuando acabamos con él no nos toma tanta energía enfrentar el mundo. Lo que nos roba la energía es que no podemos desligarnos del yo, tenemos que defender el yo, defender a la patria y nuestra cueva es el ego… ¡qué tremenda pasión tenemos por nosotros! Si dicen algo malo de mi hasta los ojos se me tuercen, nos ponemos bizcos y sólo para defender el único territorio posible para nosotros en este momento. En cambio la idea de don Juan era romper con ese territorio: ‘el yo’ y entonces podríamos llegar a romper el poder de lo concreto.
A mi don Juan me dejó con una serie de aprendices de los que yo he escrito, me dejó con la carga de jalarlos hasta que llegamos a la conclusión de que no podíamos llevarlos a cuestas. No podemos cargar con eso porque son demasiado concretos. Aquí en Casa Tíbet hay una capacidad extraordinaria de entendimiento.”

¿Es usted Gurú, Carlos?
“Yo no tengo de gurú nada, ni la pinta.”

¿Cómo le hace uno para romper el ‘yo’?
“Con el Intento y ese Intento no puede disminuir, cada uno tiene que hacer un trato y si de verdad tienen empeño lo logran y lo encuentran. Yo estoy empeñadísimo en lo que hago pero no tengo doble vida. He escrito esos libros por traer una oportunidad mínima para conseguir algo máximo.”
“El impulso de llegar no se puede revisar y mi trato es con eso no con don Juan, quien era tan impecable que no me transformó en su esclavo. Yo lo amaba tanto que yo hubiera sido su sirvientito encantado y le besaría las patas, pero que el Nahual tenga sirvientes es inconcebible.
Don Juan creía que ser impecable es hacer lo máximo de ti y un poquito más sin moralidad ni inmoralidad.
Nosotros somos capaces de empujes incalculables que nunca salen de nosotros, están escondidos y salen a través de actos impecables. El guerrero impecable es el que cavila, induce y se lanza sin importarle lo que le puede suceder.
El deseo es suficiente, uno tiene que tener la osadía de formalizarlo, de fortalecerlo, de hacer un llamado final, pero como estamos tan repletos de ideologías nunca llegamos. Yo no quiero que nadie me dicte lo que tengo que hacer, yo lo encuentro porque mi impulso es impecable. Don Juan era más coercivo que yo y nos daba volteretas y cuando nos despertábamos estábamos en la olla cociéndonos y no había como salirnos.
Necesito yo un ápice de desesperación para emerger porque el mundo cotidiano no se va a componer, se va a empeorar y nosotros nos ponemos más viejos, más estúpidos, más seniles…
Don Juan no escogió lo más elitista, yo soy proletario, mi mamá era comunista, hacía panfletos; mi primer recuerdo fue el olor de la tinta. Todos nosotros nos vamos a morir y por eso no podemos ser elitistas y todos tenemos la opción a la libertad.
Lo que quisiera es que lo que aquí les digo no sea vocabulario sino una opción transformativa para que los lleve más allá de lo que es permisible.”

¿Qué es la brujería?
“Para don Juan es percibir la energía sin necesidad de algo interpretativo, desde el punto de vista de la interpretación un edificio de oficinas es ese rectángulo duro, desde la percepción directa son fibras luminosas y se ven nubes de energía.
Nuestra existencia son saltos mágicos de los cuales no nos damos cuenta porque lo tomamos como algo natural. Si tuviéramos la disciplina el salto no es tan grande. Nosotros podemos conversar y dialogar de algo como es el universo, esa cosa inmensurable y lo reducimos a un universo de puro miedo. La gente se sacude de miedo con el universo de don Juan.
El cuerpo humano es una máquina increíble, sofisticadísima, el cuerpo nos puede llevar hasta los confines del universo mismo, se pueden hacer viajes que desafían toda explicación, viajes hechos en cuestión de segundos. En México aún quedan piezas que hablan de esos viajes. El cuerpo humano es una máquina increíble que cotidianamente sólo usamos para barrer… ” (Momentos después habla de una escultura de un museo y ejecuta un movimiento asociado a la misma y que define como ‘Mirando lo Infinito’.)

¿Y cómo le hace uno para ir con usted a ese universo?
“Apenas podemos llevarnos a nosotros mismos. ¿Cómo crees que podemos llevarte a ti? Cualquiera de aquí para sus amigos es increíble, para el espíritu es un idiota. Esa es nuestra tragedia, somos changuitos sin cola y nos falta esa cola para el equilibrio… pero ¿quién le puede hacer creer al príncipe Charles que es un changuito? ¡Nos mata! Porque ciertamente no es un mineral ni un crustáceo, pero si aceptas que eres un chango puedes cambiar, en cambio si según tu eres un ángel, si te lo crees, entonces te llevó la chingada porque un ángel es perfecto…
Una vez cuando visité a don Juan le dije: -Pero si estoy hecho a semejanza de Dios- Y él me respondió: -Sí, a semejanza de dios chango no hay problema.-”

¿Cómo adquiere uno la energía para cambiar?
“Se empieza por recapitular la vida para ver donde nos aprieta el zapato y luego sin gritos ni siquiatra uno entra naturalmente en estado de ahorro energético porque hay cargas que nos desgastan al máximo sin reportarnos beneficio y hay que deshacerse de ellas ya, el único modo es dándose cuenta de que tan aburrido es el mundo cotidiano nuestro y que tan aburridos somos cada unos de nosotros. Seguro que todos están pensando que estoy hablando de otro y piensan: -Yo no-. Pero hablo de ustedes.
La recapitulación es una manera de hacer un cambio total. En la psicología moderna se pone el parche para tratar de adaptarnos al mundo y ser más empedernidos en el yo personal. Hay cursos enteros de como ser agresivo en los negocios, como ser triunfador, como hacer lo que ustedes digan, como convencer a los otros y así no hay salida, así jamás podemos percibir nada, porque esos sólo son tremendos vuelos de la imaginación, no hay nada real hasta que la realidad los golpea y decimos: -He llegado a cierta edad-, se retiran, tienen un ataque al corazón, se mueren y se acabó y entonces ustedes tienen dichos como: ‘Life is a bitch and then you die.’ ”

¿Qué es el ensueño?
“Ensueño es un estado de ánimo, es un estado de ser parecido a un sueño pero no lo es porque los elementos propios de esa situación generan energía, todo lo que uno ve en sus sueños son sólo visiones mientras que el ensueño no es una visión. Ensoñar para un brujo es vivir otra vida.”
“Nosotros no podemos ensoñar porque la energía de todos nosotros está invertida en mantener los parámetros del mundo cotidiano. No me da vergüenza por que hago lo mejor porque doy todo a lo mismo.
Don Juan creía que si en el momento en que una pareja cogía había una gran intensidad sexual los hijos nacían con una gran intensidad y sino, si lo hacen aburridos como lo hacemos el 90 por ciento de las personas, casi siempre sale uno muy cuchito, precisamente por eso tienes que hacer un recuento de todo, de como nos crearon para no derrochar energía.
Uno de los derroches más intensos es el cortejo, gastamos una cantidad inconcebible en cortejar… ¿Qué pasa si lo disminuimos al 5 por ciento? Pero cuando nos resulta es cuando le damos el 100 por ciento, cuando estamos pendientes todo el tiempo de un compañero o una compañerita. ¿Qué pasaría si cortamos ese impulso? En ese momento nos vendría un saldo enorme de energía, se empiezan a clarificar los sueños y de un sueño lúcido a ensoñar hay un paso, siempre y cuando dejemos a un lado la defensa del yo personal, porque si no, ¿de dónde sacamos la energía? El cerebro, ese pobre órgano está cansadísimo porque no tenemos impulso, está atrapado en estupideces.
La teoría de los brujos es que en el huevo luminoso del ser humano existe un punto que nos permite percibir y el arte de ellos es mover ese punto para que vean que la percepción del mundo no es final ya que sí el punto se mueve otro punto de encaje prevalece.”

¿Cómo se mueve el punto de encaje?
“Lo mueven con el Intento que es la disciplina, la fortaleza y eso no puede revisarse, no puede decaer, decae cuando es un ejercicio intelectual.”
“Con el deseo de llegar a la libertad uno tiene que dejar las rutinas, como por ejemplo el idealizar cosas.
Hay billones de posibilidades para cambiar el punto de encaje, don Juan pensaba que había 600 mundos idénticos a este en su realidad pero con diferente configuración y cuando uno entra a este tipo de conocimientos nos sacuden pero muy sanamente porque nos hace chiquitos sino estamos tan llenos de nosotros que no llegamos a nada.
¡Qué estúpidos! Nosotros estamos en un planeta prisión y si nos salimos tenemos que ser prófugos, se sale uno de la celda sin nada, no puedes decir: -es que en mi celda había un muñequito tan lindo que no puedo dejar-.
Para tener energía hay que recapitular y eso te da energía para sentirlo.
Don Juan me decía que esperaba que no fuera yo el clásico suertudo de que pudo haber sido pero no fue. La suerte del chango es que ve semillas en una trampa y cuando agarra las semillas lo matan y cuando le cortan la mano suelta las semillas y se quedan ahí para el siguiente chango. (Entonces el Nahual hizo una actuación de verdadero deleite al interpretar al chango que toma las semillas, cuando le cortan la mano a ese chango y cuando llega el siguiente chango haciendo exactamente lo mismo… una y otra vez)
Nosotros no estamos bien, nadie está bien ¡ya nos llevó la chingada! (Lo dice prácticamente en un grito) Ya no hay tiempo para eso de que el niño incomprendido que vive dentro de nosotros, ¡que se vaya al demonio el niño incomprendido! No hay tiempo para eso, la recapitulación es que tu te oyes diciendo babas y después diciendo las mismas babas y esa es la desesperación bruja que te hace tener el Intento para cambiar.
Si te encanta que te sirvan, ¿entonces para que quieres oír a Carlos Castaneda?
La energía te viene de restaurar esas unidades que no se pueden sostener más porque no las aislamos, las examinamos y cuando las analizamos las tiramos a la basura.
Don Juan me ponía emplastos en la barriga para no tener frío y me dormía sin nada, sin cobija ni ropa en temperaturas bajo cero, yo anote todos los nombres de cada hojita y luego seguía mis notas al pie de la letra y se me congelan las patas en el hotel. Él me decía que me prestaba de su energía y ahora yo presto energía para otras cosas no para calentar las patas de nadie.
¡Tienes que persistir…!
El arte de ensoñar es mover el punto de encaje, durante el sueño el punto de encaje se mueve y mientras más lejos más intensa la diferencia. El arte de acechar es mantener el punto de encaje fijo en esa nueva posición y entonces uno pude mover paredes y para lograrlo lo único que necesitamos es el vestido de la confianza.
Uno puede hacer lo que quiere cuando realiza todo lo que es uno en ese momento y lo que necesita para ensoñar es decidir moverte tu a donde se movió tu punto de encaje. El acecho es el que planta el punto de encaje ahí, el brujo no duda. ¿Cómo pueden dudar? ¡Se están jugando la vida!
Los brujos no son suplicativos, no suplican, empujan fuerte y el acecho es una actitud de confianza total y se afecta a todo el mundo en el mundo de todos los días.
Pero como la importancia personal tiene mil cabezas le cortas una y le salen dos, tienes que estar atento las 24 horas, te vas a morir luchando contra ella porque la importancia personal mata.
La energía se dispara cuando matas tu importancia personal. Yo era huérfano y me crió mi abuelo que era el cielo y el infierno y además nací chaparro y prieto y yo era capaz de hacer todo para defender eso.
El cielo en México es como un ocho y eso es maravilloso para un brujo, hay oleadas de sentimiento en el valle de México. Mi crisis es que ya no tengo diálogo interno, ahora necesito algo que me tenga a flote y hay que emprender ese viaje para el cual hay que tener cojones de acero, nada de quejarse: -es que a mi de chiquito me hicieron esto.- ¡Antes era antes y ahora es ahora! ¡Nadie va a vivir para siempre! ¿Cuál es el miedo?
Para nosotros la muerte empiezan cuando te entierran, para un brujo morir es dar toda la conciencia de su ser, en cambio cuando tu regresas lo que se te dio prestado, al nacer-morir es tenebroso, bestial, por eso el brujo se trata de salir del mundo estando vivo. (Aquí el Nahual hizo otra actuación que ninguna palabra podría terminar de explicar por lo intenso y fuerte de la sugerencia y a la vez por la gran oleada de carcajadas nerviosas que desato: hizo la mímica de alguien que está recostado a punto de morir, ese alguien se ha estado despidiendo de todos, les da un beso, una parte de sus pertenencias y un consejo a cada uno, ese alguien lloriquea y se prepara para morir cuando repentinamente y en un instante una ola de asombro e intensidad llena de fulgor a ese alguien que mira hacia arriba, como deslumbrado, lleno de energía comienza e exclamar para sí: ‘Oh, oh, oh, mira nada más… ¿qué es esto?… Oooooh, mira cuánta maravilla… ¿qué es esto?… me he perdido de esto toda la vida y… y….y…. y…. …y como queriendo asir esa maravilla se desploma muerto, bien bien muerto.)
Recapitular es la vivencia, una recapitulación hace que te mueras pero no como tu abuelita, te mueres diferente.
Don Juan quería ir más allá de lo humano, donde se percibe más allá del huevo luminoso, el viaje definitivo para ellos era en ese campo, no en las posibilidades del mundo actual”

¿Nahual, da clases?
“No tengo paciencia para tomar discípulos, voy demasiado rápido. Quiero decirles que no tengo discípulos favoritos, ni siquiera conozco a los que se dicen mis discípulos. A los que dan clases sobre Carlos Castaneda no les interesa lo que don Juan quiso decir… además si en mi casa me limpian todo y me dan mi comidita tres veces al día, ¿para qué quieren a Carlos Castaneda? Yo solo puedo ayudar a quien quiera dar un salto mortal y que diga: “No pienso que voy a vivir para siempre… ¡y suéltenme los toros!…”
“Hay gente que dan clases de Carlos Castaneda, del camino del guerrero y hay pendejos que pagan por oírlas y cuando yo lo oigo se me paran los pelos. Sé que hay una señora a r g e n t i n a que comienza todas sus clases diciendo: ‘Carlos Castaneda como persona es taaaan insignificante’. (Al decir esto alarga las palabras y añade el clásico tono argentino.) Pero si va a dar clases que diga algo más contundente, lo que yo hago es muy serio porque pongo mi vida en esto.
Cada uno de nosotros tenemos un afán de a través de no hacer algo encontrar el refuerzo negativo.
Cuando quieres hacer un voto total de hacer la recapitulación lo haces y no le dices a nadie.
Yo tomaba notas de todo y don Juan un día me dijo: -Escribe un libro- y le dije: -pero yo no soy escritor-. Don Juan me dijo: -No puedes escribir un libro pero si puedes escribir un librito de mierda. ¡Escríbelo!- En mis libros yo no invento nada, mi yo no esta envuelto, escribo lo que me dijo don Juan y lo que me pasa a mi con lo que me dijo: he adoptado una actitud fenomenológica. Don Juan era un filósofo indio pero su filosofía no era europea, estaba encaminada a la búsqueda y eso me hizo a mi a describir los fenómenos, mi interés era tomar nota pero nada me satisfacía… Yo siempre le decía: -Sí, pero fíjese que no.- Porque lo que a mí me decía don Juan era inadmisible hasta que llegó un día en el que me cansé ¡porque llega un día en que uno se cansa de ser tan pendejo! Un día dejé de ser el pendejo que siempre he sido, yo les doy toda la información posible en esos libros y si los leen algo pasa y no puedo editar porque las brujerías no se enojan.
Si tú de verdad dejaras la presentación del yo personal tienes suficiente energía para llegar a un lugar donde la compasión no existe y ahí te salen a esperar y esto no es una metáfora. ¡Y ojo, hay que hacerlo ya. Nosotros no vamos a ser eternos!
Fellini quería hacer una película de mi libro y mando un periodista a la ciudad de Los Ángeles para invitarme a hacer la película con él y el periodista le dijo a Fellini: ‘Carlos Castaneda a veces es muy malcriado y a veces muy simpático, hice una cita con Castaneda en su palacete en el que había una rubia impresionante y me hizo esperar una hora y por fin salió un vejete que no podía ni andar, me miró 15 minutos y se paró y se fue, ¡Castaneda ya está muy viejo Federico!’
Un día fui a Roma y conociendo esta historia fui a ver a Fellini que con la que más impresionado estaba era con Florinda con la que quería tener tratos sexuales… pero nosotros no tenemos encuentros sexuales con nadie, ¡estamos muy idos! Ese fue mi encuentro con Fellini. El tipo es un babosísimo, ¡ahí lo dejé perdido en su yo personal! Quería hacer una película de mi libro pero lo que él quería hacer era una bacanal, que yo lo llevara al desierto a tomar drogas con los indios. Yo no tomo drogas ni con indios ni conmigo mismo. Don Juan me dio plantas alucinogenas para mover mi punto de encaje que estaba fijo rotundamente y luego se me movió tanto el punto de encaje que no lo podía parar.
Yo a un guerrero impecable no lo tiro jamás. Tengo una hija que es de otro mundo, es espantosa, una flaca insoportable pero es una luchadora que en un segundo cambió de dirección, es una contundente feroz, viene de otro mundo y de otra energía. ¿Cómo tirarla si es una luchadora impresionante? Pero ¿para qué quieres un baboso? ¡Todos podemos cambiar pero no queremos!
Para cambiar se necesita energía y resolución, si llegamos a cierta edad sabemos que hay más que esto y aunque decimos: -No sé como-. ¡Y si sabemos! Hagan la recapitulación, no sean intelectuales…”

¿Cómo se recapitula?
“Recapitulas: haciendo una lista de todas las personas que haz conocido y comienzas de hoy para atrás a examinar esa relación, te vez actuando con ella y empiezas con la otra, hasta que llegas con tus papás y tus hermanitos y los vez como son, no como tu quieres verlos ni como ellos quieren sino que los ves como son y eso hace que te muevas en este mundo y en cualquiera. ¡Yo recapitulo a diario!
No estoy interesado en la parte social sino en la parte personal. El único modo de entrar en ese mundo es percibiéndolo no intelectualizándolo, don Juan me decía: ‘No me tomes la palabra, ¡percíbelo! Y cuando lo percibas habla…’
El camino de impecabilidad es que yo no les puedo decir nada que yo no hago y no dependen de lo que yo digo sino de lo que ustedes hacen. Cuando se abre esa puerta tendrás tanta energía que no te pasa nada, nadie te puede herir, pero antes hay que quitar el cortejo y la defensa del yo personal.
El Nahual no tiene continuidad psicológica, me tiré al abismo y lo experimente y en el momento siguiente estoy en mi cama. No hay nada que yo pueda hacer para hacer ese puente. Alguien se tiene que decidir sin dar explicaciones, sería extraordinario si nos pudiéramos liberar de eso, de tratar de convencer a los demás de que yo tengo la razón liberarnos así como de decir: ¿Y si no tengo la razón? porque ya está ahí la derrota…
Hay que recapitular y acabar con las cosas que no nos sirven y eso te da energía y te lleva a percibir que no es ni bueno ni malo. La energía fluctúa y se te viene encima pero la egomanía no permite el paso de nada. El cambio sólo llega cuando decides que no hay salida pero que hay otras opciones y cuando no estás tan egomaniático como para enojarte el mundo se arregla con el dedo chico de la mano y podemos dar un salto mortal al percibir y ahí si hay ayuda. El espíritu no se puede sentir pero si se puede usar, uno juzga que hizo el vínculo con el espíritu porque se abren puertas que no existían.
El viento no es amigo, se cuela adentro y te puede matar…”

(En ese momento el Nahual dejó la sala de conferencias para
dar paso a un receso de descanso).

Entre Comillas :)

Entre Comillas

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Mensaje 1 de 3 en la discusión
De: Cenzontle_Mx (Mensaje original)
Enviado: 18/07/2005 13:25

Esos entre comillados me parecen una forma genial de acercarse a lo que contienen los libros de Castañeda: sin historias largas, ni personalismos, ni historia personal, ni menos importancia personal. Se parece mucho a un resumen del Libro del Viaje a Ixtlán que hize mientras lo leía (me salió más de la mitád del libro), lo titulé: Don Juanismo de CC. Ahorita se les pego unas partes, también entrecomilladas.

Sirve saber qué es lo que más nos gustó de esos libros, tal vez más que lo que le gustaba a su autor.

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Mensaje 2 de 3 en la discusión
De: ThunderReceptor
Enviado: 18/07/2005 13:35

Lo malo es que buscas lo suficiente, te encuentras citas contrarias =)

Por eso pongo tanto hincapie en construir; los resultados que salen
del conocimiento del mundo magico, no necesitan estar avalados por
cleargreen, sino por resultados.


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Por la ley y para siempre
For the Rule and forever

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Mensaje 3 de 3 en la discusión
De: Cenzontle_Mx
Enviado: 18/07/2005 13:55

No, eso si, estoy convencido de que sos libros no son no sirven para aprender. Solo llegan a ser un pequeño acercamiento de lo que manejó Don Juan.

Los fragmentos que elegí en el resumen del Viaje a Ixtán, fueron con la finalidad de asomarnos a la personalidad de Don Juan, más que a los problemas de comprensión de C.C.

…lo de las citas contrarias, pues voy a tener que chutármelos todos o al menos la mayoría, pero en mi caso yo prefiero tomarme todos esos relatos como tales, y no para construir realidades.

Advertencia: Microsoft no se hace responsable del contenido de este grupo. Haz clic aquí para obtener más información.

Dos intentos americanos de percibir el mundo

Dos intentos americanos de percibir el mundo

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Mensaje 1 de 4 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 18/07/2005 9:02

CARLOS CASTANEDA Y ENRIQUE PICHON RIVIÈRE,
DOS INTENTOS AMERICANOS DE PERCIBIR EL MUNDO

Alejandro Simonetti

Alejandro Simonetti es docente de Psicología Social, capacitador en áreas del Estado y el trabajo, consultor de la Internacional de la Educación. E-mail: alepsiso@ssdnet.com.ar

1. ¿Porqué relaciono a Carlos Castaneda con la psicología social?
Mi intención es mostrar cómo la lectura de los libros de Carlos Castaneda, acerca de su aprendizaje de un conocimiento americano precolombino, incide en mi aprendizaje y docencia de la Psicología Social postulada por Enrique Pichon Rivière y desarrollada en las Escuelas de Psicología Social.

El esquema de conceptos al que nos referimos para operar los que continuamos construyendo la Psicología Social propuesta por Pichon es un esquema viviente; si sus definiciones de la realidad se desestructuran y reestructuran a medida que la realidad se desestructura y reestructura o van apareciendo ante nosotros sectores de la realidad que no tenían nombre y definición en nuestro esquema de representaciones.

Y es un esquema muerto, si pretende seguir nombrando y definiendo la realidad al margen de sus cambios en el tiempo y de las nuevas informaciones que nos van llegando de distintos lugares y tiempos históricos.

“No te preocupes, Clarisa -le dijo Pichon a Clarisa Voloschin, una socióloga discípula suya-, yo voy a estar vivo hasta que se muera la última persona que me amó”. De un modo similar, podríamos decir que el esquema de conceptos que Pichon empezó a construir con sus colaboradores en Buenos Aires, Rosario, Tucumán y otros lugares del país, estará vivo hasta que se muera la última persona que asuma la tarea de rectificar sus elementos desactualizados, ratificar los que aún mantienen su carácter explicativo de la realidad y añadir y articular los nuevos elementos que hagan falta para nombrar lo no nombrado.

2. Las ciencias occidentales y el “conocimiento silencioso”
Y aquí aparece la primera objección para esta aproximación de dos esquemas de conocimiento.

Los conceptos y desarrollos teóricos del ECRO (esquema conceptual al que nos referimos para operar, en el lenguaje de la Psicología Social de Pichon) son construcciones racionales realizadas a partir de datos tomados de la experiencia sensible, con la metodología de la llamada “ciencia occidental”.

Usamos el concepto de “grupo”, por ejemplo, y desarrollamos su definición a partir de innumerables grupos de distintas características, de los cuales dejamos de lado las peculiaridades propias de este grupo singular y de este tipo particular de grupo, para abstraer las características universales que no pueden faltar en un conjunto de personas para que podamos aplicarles la definición de grupo, según un convenio o pacto por el que acordamos utilizar este concepto, y la palabra que lo expresa, con este límite de extensión convenido.

“Las enseñanzas de Don Juan”, como las llama Carlos Castaneda en el título del primero de sus libros, parecen no responder a la metodología científica de inducción de conceptos a partir de experiencias sensibles y deducción de consecuencias desde esos núcleos básicos.
Al menos no utiliza, en su método de enseñanza, los pasos habituales de la búsqueda occidental del saber: transmisión de conceptos básicos y sus definiciones, articulación de los conceptos en desarrollos teóricos que los estructuran en esquema conceptual coherente, observación de la realidad utilizando esas herramientas interpretativas y ratificación o rectificación del esquema conceptual como resultado de su comparación con la realidad observada.

El camino de conocimiento que andan los “toltecas”, como a veces se llaman a sí mismos sus seguidores, es profundamente distinto.

3. La diferencia no está en el origen americano del conocimiento silencioso
Y no me parece que esta diferencia se deba solamente al “lugar en el mundo” o a la época en que se empieza a desarrollar el “conocimiento silencioso” de los toltecas.

Porque en la misma América y en esos mismos tiempos anteriores al “encuentro” (o “reencuentro”, como prefieren verlo los historiadores que presumen “descubrimientos” de América por el estrecho de Bering y por el Pacífico) de las culturas de “aquí” y de “allá”, investigadores americanos precolombinos desarrollaban investigaciones científicas, utilizando metodologías similares a las europeas, aventajándolas en muchos casos.

El cineasta antropológico Pedro Parodi nos contó una tarde, a los espectadores de su película sobre el Kalasasalla, templo-observatorio astronómico precolombino, la sorpresa y la incredulidad de los astrónomos reunidos en un congreso internacional de Astronomía, al escuchar el relato sobre la increíble precisión con que los 365 pilares del recinto miden el tiempo, acompañando, pilar a pilar, día a día, los distintos ángulos de entrada de los rayos solares. Hubo, en el posterior verano del hemisferio norte, un éxodo de astrónomos europeos a Bolivia, los cuales verificaron, con escándalo, la mayor precisión de las investigaciones astronómicas americanas sobre las europeas de la misma época.

En el libro “A los quinientos años del choque de dos mundos”, Ediciones del Sol, CEHASS, 1989, el antropólogo Adolfo Colombres enumera, en el prólogo, una interesante serie de datos comparativos sobre el desarrollo de algunas civilizaciones americanas precolombinas y el de las civilizaciones europeas de la misma época, que dan cuenta de un desarrollo americano de las distintas ciencias, necesarias para esas realizaciones, similar o superior al europeo.

“El Mundo Nuevo fue edificado sobre las ruinas de Tenochtitlán, Cuzco y otros grandes centros urbanos, junto con su arte y su ciencia. Pero en el siglo XVI no había en Europa ciudad más poblada (casi 300 mil habitantes, contra 120 mil de Sevilla, 100 mil de Lisboa y 60 mil de Madrid) y hermosa que Tenochtitlán ni templo más monumental que la Pirámide del Sol de Teotihuacan, levantada unos mil 300 años atrás, cuyos 900 metros de perímetro en la base representan una superficie cubierta algo mayor que la de la Pirámide de Keops, por más que no la supere en altura. Según un cálculo, su casi un millón de metros cúbicos de tierra y materiales calcáreos debieron exigir la movilización de más de 10 mil personas durante más de 20 años. Se ha estimado también, en base a datos fehacientes, que Teotihuacan tenía en el siglo VI una población de 200 mil habitantes, o sea, un nivel de urbanismo 10 veces mayor a la Europa de entonces, donde no había ciudad de más de 20 mil habitantes. Londres y París rondaban esa cifra. Teotihuacan se disputaba en ese tiempo el primer puesto mundial con Changán, la orgullosa capital del reino de Tang, en China.

También Tikal, en el siglo IV, con sus 6 grandes templos pirámides (uno de ellos alcanzaba 69 metros de altura), podía eclipsar a cualquier ciudad de Europa, pero más asombraban los conocimientos matemáticos y astronómicos que adquirieron los mayas en el Clásico Temprano (del 300 al 600 de nuestra era), en base a una pura observación, pues sus instrumentos eran rudimentarios.

El calendario maya habría sido concebido en el año 353 antes de Cristo y llevado a su máxima expresión por los astrónomos de Copán. En el siglo VI, y aún antes, había alcanzado un grado de exactitud que ni siquiera logró conseguir Occidente con el calendario gregoriano de 1582 y que guardaba sólo un error de 1/10,000 (un día cada diez mil) con relación al actual año gregoriano. Asombra pensar que tal calendario era capaz de proyectarse unos 63 millones de años hacia adelante.

También que calcularan tan tempranamente la revolución de la Luna, la Tierra y Venus. En el códice de Dresde hay una tabla de predicción de los eclipses solares que cubre 33 años y comprende 69 fechas. Los códices (que también, aunque en una época posterior, tuvieron los mixtecos y los aztecas) pueden ser vistos como libros muy rudimentarios, pero hay que recordar que el papel recién empezó a fabricarse en Samarcanda en el año 751 de nuestra era y que llegó a España en el 950 y que la primera biblioteca monástica de libros escritos en pergamino se funda en Europa en el año 590.

La llegada de Colón inauguró el proceso de cubrimiento al que nos referimos. Obras de arte, quipus, códices, estelas, tabletas y otros registros históricos fueron quemados, enterrados, destrozados, convertidos en lingotes, so pretexto de erradicar “idolatrías”, nombre que pasó a designar toda religión, incluso monoteísta, que no fuera la cristiana. Se demolieron muchas grandes obras de arquitectura, para borrar esos escandalosos baluartes de identidad y aprovechar los materiales para la construcción de la nueva ciudad, como en el caso paradigmático del Cuzco.

Se ignoraron los descubrimientos astronómicos y matemáticos, las redes camineras, los sofisticados sistemas de regadío y andenería, así como muchas valiosas técnicas agrícolas. De acuerdo a estos datos, no podemos decir que es su origen americano y precolombino lo que parece hacer incompatible el conocimiento tolteca del hombre, la sociedad y el mundo, con un conocimiento
construido a partir de líneas de pensamiento europeo como el psicoanálisis y el materialismo dialéctico, ya que las ciencias de la América precolombina estaban en condiciones de entrar en diálogo de igual a igual con las de la Europa de entonces y aún actualmente existen desarrollos precolombinos, por ejemplo en el terreno de la agricultura biológica, que pueden entrar en convergencia epistemológica con sus disciplinas pares de occidente.

4. El objeto del conocimiento
Se trata del objeto mismo del conocimiento que propone el saber tolteca lo que parece ser irreductible a su convergencia con una metodología científica moderna. Don Juan, en nombre de su grupo y su corriente de pensamiento, le propone a Carlos Castaneda intentar un proceso de aprendizaje destinado a disponer al aprendiz a la percepción directa de la energía. No le propone observar los objetos de la naturaleza y la cultura o las conductas de las personas, grupos, organizaciones o comunidades humanas, para deducir de lo observado las leyes que los regulan e insertarse de alguna manera en la modificación de la naturaleza y la cultura en función de la satisfacción de las necesidades humanas.

Nos hubiéramos encontrado, en ese caso, con una elaboración científica americana capaz de entrar en síntesis con otras similares de origen europeo, dentro de la propuesta pichoniana de superación de la fragmentación de las ciencias del hombre. Pero en la propuesta de Don Juan Matus se produce un corte con el “mundo de los objetos” que estudian nuestras ciencias. Nuestro límite perceptivo, en las ciencias occidentales, es la experiencia sensible de los objetos materiales a los que acceden nuestros sentidos en sus condiciones naturales o amplificados por la tecnología.

Los modelos conceptuales que dan cuenta, desde las diversas ciencias, del comportamiento de los objetos materiales, inertes o vivientes, psíquicos o sociales, no agregan nuevos datos a los que nos proporcionan los sentidos: sólo organizan y explican coherentemente los datos sensoriales e incrementan el conocimiento solamente a través de las inferencias que deducen de éstos.

Don Juan propone a sus aprendices una tarea que desborda el materialismo metodológico de nuestras ciencias: se trata de aprender a percibir energía directamente, no de postular la energía como una realidad que se infiere a partir de sus efectos en los objetos materiales.

Las teorías científicas utilizan el concepto “energía” como categoría interpretativa del comportamiento de la materia. Todo el saber tolteca es un intento de disponer el aparato perceptivo para el experimento de “ver” energía directamente.

5. El aprendizaje tolteca como experimento
Podríamos comparar la propuesta de aprendizaje que hace Don Juan, en nombre del pensamiento tolteca, a la de las ciencias modernas. Estas nos dicen: “si se ponen tales y cuales elementos en tales y cuales condiciones, se producirá tal resultado, dentro de tal gama de probabilidades, y esto se producirá necesariamente, cualquiera sea el experimentador, la época y el lugar en que se haga el experimento”.

Don Juan no pide que el aprendiz crea lo que él afirma: sólo exige que cumpla estrictamente los procedimientos para producir las condiciones requeridas y observe atentamente el resultado. La “hipótesis” es que, si cumple correctamente los pasos del proceso, en determinado momento, el aprendiz, sin perder su capacidad de “mirar”, por la que percibe el mundo de los objetos, accederá al “ver”. El “ver” sería una capacidad perceptiva por la que el mundo aparecería como una red de hilos luminosos de energía, las líneas del mundo”, que cruzarían los “capullos luminosos” de los seres vivientes.

Pienso que la actitud científica implica una disposición de apertura a todo experimento que pueda acrecentar el conocimiento. Cuando el antropólogo Castaneda se acerca por primera vez al indio yaqui que le recomendaron como experto en “plantas de poder”, lo hace con una actitud de receptividad a cualquier dato nuevo que pudiera acrecentar su saber. El indio le propone un experimento, el antropólogo acepta someterse a sus condiciones y, a través de estas, accede a un conocimiento que no tenía. Hasta aquí habría cierta coincidencia con la propuesta de la investigación científica.

6. Carácter iniciático del “conocimiento silencioso”
Pero la similitud con las ciencias se debilita si se tiene en cuenta que no cualquiera puede acceder a los experimentos del saber tolteca. En los libros de Castaneda se explica detalladamente el proceso por el cual un maestro selecciona a sus aprendices. De acuerdo a la “Regla del Nagual”, el Nagual, conductor y maestro del grupo de aprendizaje al que llaman “la Partida”, no puede aceptar como integrante del grupo a cualquiera que se ofrezca, ni puede guiarse por sus preferencias personales. Cuenta Don Juan que los “brujos” de la antigüedad elegían como aprendices a sus hijos o allegados, convirtiéndose la búsqueda de conocimiento en un feudo familiar, en que el saber era buscado en función del poder, el status social y las ventajas económicas que daba.

Para corregir esos abusos, los “brujos modernos”, como se autodenominan en esta etapa histórica, que abarca un período que comienza antes de la conquista española, han renunciado a la libre elección de sus aprendices. La “Regla” determina el modo en que se ha de ir formando la Partida del Nagual, el grupo de aprendizaje. Cada incorporación ha de ser precedida por una secuencia clara de “signos”, anomalías de la naturaleza u ocurrencia de eventos improbables que señalen inequívocamente en dirección a la persona que ha de ser elegida.

Con su capacidad de ver directamente la energía, el Nagual examinará el cuerpo energético del candidato, para determinar si es compatible con las características energéticas de los anteriores integrantes de la Partida. Las mujeres deben ser elegidas, en múltiplos de cuatro, de acuerdo a los puntos cardinales, una “mujer del sur”, una “mujer del norte”, etcétera, de acuerdo a los “cuatro vientos”, que implican complementariedades energéticas y de temperamento. Del mismo modo, los varones serán elegidos si reúnen las características energéticas correspondientes al “hombre de acción”, al “erudito”, al “hombre de la oscuridad” y al “propio” o asistente.

Los aprendices serán elegidos en partes iguales entre personas con características de “ensoñadoras”, con una disposición especial para cierto tipo de percepción ultrasensorial que se da en un estado similar al sueño y “acechadoras”, con cierta base temperamental para obtener resultados positivos en el trato con las personas.

En base a estos criterios de heterogeneidad y complementariedad en función de una tarea compartida, el Nagual o maestro va haciendo su propuesta a determinadas personas. La búsqueda es lenta porque, dado el grado de compromiso vivencial que implica la opción por este aprendizaje, es difícil encontrar a alguien que, al mismo tiempo, reúna las características requeridas y esté dispuesto a introducir en su vida los cambios profundos que exige este camino. Don Juan cuenta que hubo veces en que se encontró con personas que “daban el perfil” para formar parte de su grupo de aprendizaje pero que, “lamentablemente” eran gerentes de Banco u ocupaban otros puestos que los hacían sentir satisfechos y no tenían ningún interés en cambiar su régimen de vida.

En base a estos criterios, cuando cuenta con signos suficientes, el Nagual hace su propuesta de enseñanza a determinadas personas. Para entrar a formar parte de la Partida, la propuesta debe ser explícitamente aceptada por el candidato, quien debe dirigirse libremente al encuentro de su maestro. Este carácter iniciático del aprendizaje tolteca lo diferenciaría cualitativamente del camino de la formación en las ciencias occidentales, abierto, de derecho, a todos.

7. Tendencia iniciática de las ciencias occidentales
La distancia se acorta si pensamos que dedicarse a las ciencias implica disponer de un excedente de tiempo, disposición anímica, posibilidades económicas y, habitualmente, condiciones educativas favorables para hacer esa elección y mantenerla en la práctica. Con lo que, de hecho, se aminora el número de los que están en condiciones de ser aceptados como aprendices de las ciencias occidentales.

Y hay otro factor que podría acercar aún más el modo de selección de aprendices de las ciencias al modelo iniciático. Según el futurólogo Alvin Toffler, se incrementa cada vez más la incidencia del conocimiento en la fórmula de los elementos del poder.

De acuerdo a su prospectiva , de los tres elementos que, tradicionalmente fundamentaron el poder social: la violencia, el dinero y el conocimiento, este último tiende a ocupar un porcentaje cada vez mayor de la fórmula. Empresas que, en otro tiempo, hubieran sido arrebatadas a sus dueños por procedimientos gangsteriles (violencia) o vaciadas y adquiridas por maniobras económicas (dinero), hoy son penetradas informáticamente y dominadas “sin sangre ni gastos” (conocimiento).

Esto lleva a los poseedores de saberes nuevos, que dan poderes distintos, a ocultarlos celosamente a las mayorías, limitándoles el acceso, en favor de los sectores con los que están dispuestos a compartir el poder.

8. El “saber feudal”
Se trataría, de hecho, de un retorno al “saber feudal”, al saber en función del provecho personal que, según Don Juan, habrían ejercido los brujos de la antigüedad. Este saber ambicioso los habría llevado a su ruina, ya que el poder que da el saber dominador es ambicionado por otros sectores, desatando la guerra del conocimiento.

De este modo, el saber feudal de los brujos antiguos habría sido derrotado, como parte de un sistema de poder, por los saberes modernos que integran, junto con los poderes militar y económico, los nuevos sistemas de poder que hoy dominan al mundo.

El aprendizaje tolteca traza una línea divisoria tajante entre el objetivo de los brujos antiguos que, según él, buscaban el saber para obtener poder y el poder para su provecho económico y social y el objetivo de los brujos modernos, los actuales “hombres de conocimiento”, que afirman que aprenden para “acceder a la libertad”.

9. El tipo de poder que busca el conocimiento silencioso
El hombre de conocimiento también buscaría el poder que se obtiene a través del saber. Pero el poder específico que intentaría hallar en su aprendizaje, no sería la “capacidad de hacer” que da ventajas en el reparto de los bienes del mundo, para obtener una tajada mayor de la torta de lo producido por el trabajo de todos.

El poder específico que busca el hombre de conocimiento es el poder atravesar crecientemente sus condicionamientos y alcanzar un grado mayor de libertad, como objetivo en sí mismo, independientemente de cualquier otro provecho personal.

10. Conocimiento silencioso y dualismo
A primera vista, esta rotunda separación entre libertad y provecho parecería coincidir con una visión platónica de la realidad: un “cuerpo” que busca su provecho y un “alma” que busca su libertad.

Los grupos de hombres (varones y mujeres) de conocimiento, que describen Carlos Castaneda y sus dos compañeras de Partida, Florinda Donner y Taisha Abelar, proveen a su mantenimiento con gran solvencia, a través de distintas maneras de obtener ingresos y administrar su utilización en forma cooperativa.

Inclusive explican que, formarse para ocupar lugares productivos, de acuerdo a las pautas de la sociedad en que se vive y maniobrar para mantenerse económicamente, son tareas que forman parte de su adiestramiento en el “acecho”, el arte de obtener respuestas positivas del medio en que se vive.

Las increíbles hazañas perceptivas que obtendrían por la vía del “ensueño”, no podrían alcanzarse si sus “acechos”, sus maniobras prácticas para ganarse la vida, no les dieran la infraestructura material que les asegurara los lugares y los tiempos libres necesarios para la aventura de aprender.

El “cuidador”, uno de los integrantes de la Partida de Don Juan Matus, le enseña a Florinda Donner a preparar una monografía para una cátedra de la carrera de Antropología, como un campo concreto donde poner en práctica su aprendizaje.

Don Juan, viejo indio yaqui, aparentemente pobre y solitario, se presenta un día a Carlos vestido con un elegante terno hecho a medida y afirma que se dedica a negociar con acciones. La casa donde se desarrolla el comienzo del aprendizaje de Taisha Abelar es descrita por ella como cuidadosamente mantenida.

Una de sus instructoras le habla a Taischa sobre lo caro que les ha resultado el viaje de todo el grupo a la India. El grupo parece combinar una extrema frugalidad, en su intento de administrar estrictamente la energía y la valoración de la habilidad para conducirse en el mundo de la economía.

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Mensaje 2 de 4 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 18/07/2005 9:02

11. ¿Dualismo o pluralidad de perspectivas?
Esta reflexión sobre la articulación entre el saber (símbolo del mundo de la cultura y el espíritu) y el poder (símbolo del mundo de la economía y la política) en el pensamiento tolteca, me lleva a la revisión de esta articulación en la propuesta epistemológica y vital de la corriente pichoniana de la Psicología Social.

Don Juan Matus afirma que su corriente de pensamiento no afirma la dualidad “cuerpo-alma”. Considera que este tipo de categorías no aportan nada al conocimiento. Serían parte de un modo de razonamiento que lleva a su aprendiz, de formación universitaria, a perderse en especulaciones que su maestro suele cortar con un seco “ya estás tonteando”.

Afirma que existe un cuerpo material, que vemos con los sentidos cuando miramos el mundo de los objetos y un cuerpo energético, que sería el mismo cuerpo humano cuando se lo ve, es decir, cuando se percibe directamente el fluir de su energía, articulado con la de las líneas del mundo, que emanarían de cierta fuente inconcebible que sólo describe metafóricamente, pero cuya existencia parece constarle.
De acuerdo a esto, parecería que el dualismo, en este pensamiento, estaría sólo en el modo de mirar, no en la realidad misma. Un mismo ser es “mirado” como material y “visto” como energético. Y, como el hacer sigue al ser, diríamos que todo lo que hacemos respecto al mundo de los objetos, percibido de otra manera es un hacer en el mundo de la energía. Cuando, desde la Psicología Social, intentamos acceder al conocimiento del ser humano individual y de sus interacciones en grupos, organizaciones y comunidades, también afirmamos la existencia de un solo “hombre en situación” que, analizado desde una multiplicidad de miradas distintas, puede ser percibido fisico-químicamente, biológicamente, psicológicamente, sociológica o antropológicamente, económica o históricamente, etcétera. Pero la mirada divide a la cosa en su “ser conocida”, no en su “ser en sí”. A lo sumo podemos decir, con Kant, que su ser en sí nos es inaccesible, dado que no lo podemos conocer al margen de las condiciones en que conocemos, como, dicen, los protones y electrones no pueden ser vistos sin haber sido previamente bombardeados con fotones, que los iluminan haciéndolos visibles, pero irremediablemente los modifican, al sacarlos de su estado “natural”.
Lo que no implica una renuncia relativista a toda posibilidad de conocer. Sino una renuncia a la pretensión del conocimiento directo de la cosa como es en sí misma.

12. La ciencia como dialéctica
La ciencia es una dialéctica entre esta renuncia a conocer las cosas tal como son en sí mismas y la infatigable búsqueda de una creciente precisión en nuestras representaciones de las cosas.

Esa aproximación cada vez mayor de las representaciones de las cosas en nuestra mente y las cosas mismas, no la obtendremos por comparación con cierto momento privilegiado en que viéramos las cosas como son en sí mismas, para poder medir el ángulo de desviación de nuestro conocimiento.

El único criterio a nuestra disposición para medir la objetividad de nuestro conocimiento es la respuesta de la cosa ante la acción que llevamos a cabo en la línea de un determinado conocimiento.

He tenido ocasión, en el chaco santafesino, de cortar con hacha trozos de quebracho. Mi conocimiento previo, adquirido por información recibida de otros, me decía que el filo del hacha debía golpear en forma paralela a la fibra del árbol. Es decir, si se trataba, como en ese caso, de una rodaja del tronco, debía golpear como si cortara el árbol de arriba a abajo, no perpendicularmente. Yo golpeaba en la línea de ese conocimiento y la madera respondía dejando entrar el hacha como un pan de manteca deja entrar el cuchillo. Pero si, involuntariamente, dejaba que el trozo de quebracho se acostara y el filo golpeaba perpendicularmente en él, el hacha rebotaba violentamente con un ruido metálico, como si hubiera querido hachar un pedazo de hierro.
La cosa misma, la madera, contestaba a lo que yo le decía con mi acción. La primera percepción (“se golpea según la fibra”) era ratificada: el quebracho respondía “así sí”. A la segunda, de haberla habido (“se golpea perpendicularmente a la fibra”), el quebracho respondía “así no”. En el primer caso, el experimento ratificaba el conocimiento, la hipótesis. En el segundo, lo desmentía e invitaba a rectificarlo.

Don Juan Matus no niega esta manera de conocer. Dice que, en este tipo de conocimiento, “el punto de encaje de la percepción” se ubica en un lugar que llama “el punto de la razón”.

Y que no podría emprender la aventura de la búsqueda del conocimiento directo, del “conocimiento silencioso”, aquel que no hubiera accedido al punto de la razón, al conocimiento por correcta inferencia a partir de los datos de los sentidos, indispensable para moverse adecuadamente en la vida cotidiana que transcurre en el mundo de los objetos. Pero afirma al mismo tiempo que, cuando uno llega al punto de la razón, sólo descubre que nuestra razón es solamente un punto luminoso en una galaxia de infinitas estrellas. Nos dice la verdad, pero sólo una parte de la verdad.

13. No se trata de ver las cosas como son
La afirmación tolteca de que es posible ver energía directamente, ¿implicaría la presunción de que podemos conocer las cosas como son en sí mismas?… Es decir, ¿Don Juan afirma que ellos llegan adonde Kant decía que el hombre no puede llegar?. Creo que no. El que “ve” , accede a la percepción de “campos de energía” que no se perciben habitualmente. Conoce lo que, en determinada cultura, en determinada “modalidad de la época”, no se conoce.

Nuestra madre, nuestro padre, nuestros maestros, nos han delimitado lo que podemos percibir y nos han recortado el mundo, dando nombre a todo lo que en nuestra cultura tiene nombre y por lo tanto está incluido entre las cosas que todos perciben. También nos han nombrado entidades que no vemos con nuestros sentidos pero que nuestra cultura declara existentes.

La energía, los virus, el inconsciente, la presión social, los duendes, los ángeles, Dios, son palabras que nombran objetos de conocimiento que, en distintas culturas, se toman como causas explicativas, que no pueden ser percibidas en sí mismas, de hechos observables que serían sus efectos.

Y, más allá de las entidades perceptibles por los sentidos y de las entidades presupuestas pero aceptadas como no perceptibles, se extiende el páramo de todo lo que ni se percibe ni se supone existente, la inmensidad de la nada.

El aprendizaje tolteca intenta el desplazamiento del foco de la atención más allá de lo límites de lo percibido, establecidos por la cultura.

Ilumina otras realidades: “Una realidad aparte”, se llama el segundo libro de Carlos Castaneda, con el que obtuvo su Máster en Antropología. No declara inexistentes e ilusorias a las realidades del mundo de los objetos. No se trata, como en ciertas doctrinas orientales, de pasar de “la ilusión” de lo que vemos a “la verdad” de lo que es.

En Occidente, Parménides coincidía con esta visión cuando repudiaba la multiplicidad y el movimiento, que nos muestran los sentidos, para afirmar únicamente el Uno Inmóvil que revelaría la Razón. En el pensamiento tolteca no se desprecia al mundo ni a la mirada del hombre común y corriente.

Don Juan le explica a Carlos que no le hace ver el mundo de los brujos porque este sea una gran cosa, sino porque quiere enseñarle que, además del mundo que aprendió a mirar, existen otros mundos, tal vez infinitos mundos. Esa es la revelación tolteca: no hay un solo mundo: cada manera de mirar abre un mundo de realidades nuevas.

Esta frase puede tomarse en un sentido puramente literario, como cuando decimos “darme cuenta de eso me abrió un mundo nuevo”, en el sentido de que, al tener una información nueva, pueden abrirse puntos de vista distintos para comprender el resto de la realidad. Pero las realidades aparte de las que habla Don Juan son mucho más que eso: llega a afirmar que cuando se pasa de la primera atención, por la que miramos el mundo de los objetos, a la segunda atención, en la que vemos el fluir de la energía, accedemos a mundos o, si se prefiere, a dimensiones del mundo, en las que existe una multiplicidad de entidades que parecen no existir en el mundo de los objetos.

Del mismo modo que, en este momento, yo no percibo la multiplicidad de ondas radiofónicas que seguramente estarán cruzando la habitación en que estoy y sólo podría decodificar si dispusiera de un radiorreceptor, el pensamiento tolteca afirma que estoy rodeado de presencias activas, de orden energético, que yo no veo porque no sé mirarlas. Y en esto coincide con lo que se ha dado en llamar el “pensamiento primitivo”, por oposición al pensamiento científico, toda la tradición animista y religiosa de la humanidad que, tal vez con excesiva ligereza, se ha dejado de lado en los ámbitos universitarios, dividiendo dilemáticamente una manera de conocer que llegaría a la realidad y una manera de conocer que sólo sería proyección de deseos, miedos y ambiciones de poder.

En la línea de los relatos sobre paraísos y caídas, Don Juan le cuenta a Carlos la creencia tolteca de un tiempo en que convivían pacíficamente el conocimiento silencioso, por el que se accedía a los mundos actualmente ocultos a nuestra percepción y el conocimiento por la palabra, que permitía a los hombres convivir en la vida cotidiana y organizar sus tareas. Habría habido una pérdida de equilibrio en la humanidad, por la que los hombres, entusiasmados por la practicidad del conocimiento por las palabras, útil para comunicarse en función de hacer cosas, quisieron extenderlo al intento de comprender el mundo.

Y, como el conocimiento por las palabras no es adecuado para comprender el mundo, se fueron hundiendo cada vez más en una situación de inevitable frustración, perdiendo progresivamente el “conocimiento silencioso”, que sí era adecuado para intentar comprender el mundo. Don Juan explica, por este pecado original, la actual situación angustiosa del ser humano, que siente que le falta algo y no sabe qué.

14. El punto de encaje de la percepción
El Nagual recibe a su aprendiz aprisionado por los límites perceptivos de la condición humana de la época actual, en la que sólo se acepta el conocimiento que se puede expresar con palabras. Le enseña a acumular la energía necesaria para acometer la aventura de atravesar esos límites.

Le dice que tiene que “parar el mundo”. Esto quiere decir dejar de lado, al menos momentáneamente, los condicionamientos culturales que, a través del diálogo externo e interno, nos dicen lo que se ve y lo que no se ve.

En la descripción que hacen del mundo que ven cuando disponen su percepción para acceder directamente a la energía, los toltecas dicen que ven a los seres humanos como huevos, bolas o rectángulos compuestos por hebras luminosas, atravesados por infinitas otras líneas de luz que constituirían la red de la energía del universo.

Dicen que el huevo, bola o rectángulo luminoso se extiende alrededor del cuerpo humano más o menos hasta un brazo extendido hacia arriba y alrededor.

Aclaran que es sólo una descripción metafórica, ya que no se trataría estrictamente de una luz que se vea con los ojos, porque se seguiría percibiendo con los ojos cerrados. Pero de algún modo tienen que nombrar su percepción, sin esperanza de que las palabras correspondientes al mundo de los objetos puedan dar cuenta de ella.

Dicen que, en cada globo luminoso humano, se percibe un punto del tamaño de una pelota de tenis, de una brillantez mayor que la del resto del globo, ubicado, con referencia al cuerpo, a unos sesenta centímetros atrás del omóplato derecho. Llaman, a este punto, el “punto de encaje de la percepción” o simplemente el “punto de encaje” . De las modificaciones que se producen en la conducta de las personas cuando se producen modificaciones en ese punto, deducen que está íntimamente relacionado con el proceso de la percepción: al “ver distinto, nos comportaríamos distinto”… Cada ser humano, entonces, visto como un globo luminoso, estaría atravesado por los infinitos filamentos luminosos de las “líneas del mundo”.

Estas líneas del mundo serían las infinitas realidades del universo que podrían ser percibidas. De ellas, solamente son percibidas por cada sujeto aquellas que pasan por su punto de encaje de la percepción. Las restantes, pasan por nosotros sin que seamos conscientes de ellas. Según lo que afirman los que “ven”, cuando alguien toma conciencia de algo, el filamento correspondiente a aquello que percibe adquiere un especial resplandor al pasar por el punto de encaje.

A lo largo de siglos de observaciones de los seres humanos en esas con-diciones alteradas de percepción, los que “ven” descubrieron que “el punto de encaje de la percepción puede ser desalojado del lugar en que está habitualmente” (“El arte de ensoñar”, Carlos Castaneda, página 19).

Advirtieron que “cuando el punto de encaje está en su posición habitual, a juzgar por el normal comportamiento de los sujetos observados, la percepción y la conciencia de ser son usuales. Pero cuando el punto de encaje y la esfera de resplandor que lo rodea están en una posición diferente a la habitual, el insólito comportamiento de los sujetos observados es prueba de que su conciencia de ser es diferente y que están percibiendo de una manera que no les es familiar. La conclusión que sacaron de todo esto es que, cuanto mayor es el desplazamiento del punto de encaje, más insólito es el consecuente comportamiento y la consiguiente percepción del mundo y la conciencia de ser” (ibídem).

Hablan de “cambio del punto de encaje”, cuando el desplazamiento ocurre dentro de la bola luminosa, haciendo resplandecer filamentos correspondientes a realidades, habitualmente no percibidas, pero proporcionadas al conocimiento humano y de “movimiento del punto de encaje” cuando este sale al exterior de la bola luminosa, dando lugar a percepciones desmesuradamente inhabituales, iluminando líneas del mundo más allá de las posibilidades humanas.

Soy consciente de que estoy transcribiendo formulaciones insólitas y fantasmagóricas, inadmisibles para los que intentamos formarnos en la actitud científica, que implica no aceptar proposiciones que no puedan fundamentarse en observables de la experiencia sensible.

Sólo expongo lo que el antropólogo Carlos Castaneda afirma que le fue explicado por su maestro tolteca Don Juan Matus y posteriormente testimonia haber experimentado personalmente, como resultado de un aprendizaje sistemático del arte de percibir directamente energía.

Cuando, en los grupos operativos de aprendizaje, se nos propone, como actitud de apertura al otro, aceptar la heterogeneidad de puntos de vista, perspectivas culturales, posiciones ideológicas y características personales, no se nos está pidiendo que compartamos todo lo que oímos de los otros, que sumemos todas las posiciones acríticamente en una especie de sincretismo epistemológico a la manera del “cambalache”.

La propuesta es escuchar todas las campanas, sin prejuzgar que algo que se afirma es necesariamente falso, por la persona que lo dice o por el aspecto estrafalario de la proposición. La actitud científica sólo nos impone someter toda afirmación al criterio de la confrontación con la experiencia sensible.

Estas proposiciones acerca del “más allá” de la experiencia sensible están, por definición, fuera de los linderos de la ciencia. Una actitud científica estricta nos obliga a no formular sobre ellas ninguna afirmación desde el campo de las ciencias, ni afirmativa ni negativa.

Sólo podemos verificar que un autor publica estas proposiciones y eventualmente verificar, si es posible una investigación de campo, que un determinado sector de la población manifiesta compartirlas como su visión del mundo y de la percepción humana. Para aquellos que dicen haberlas verificado por experiencias personales, pasarían a ser certezas subjetivas, válidas exclusivamente para aquel que las experimentó. Pero sería ajeno al espíritu de las ciencias, que consiste fundamentalmente en la intención de expandir continuamente las fronteras del saber humano, combatir y condenar las búsquedas de saber que se realizan más allá de sus linderos.

El mismo Carlos Castaneda, hombre del saber universitario, aferrado a las metodologías de fundamentación académica del conocimiento, manifiesta que opuso tenaz resistencia al aprendizaje y le dijo repetidamente a su maestro que la descripción de la percepción humana que le enseñaba era tan rebuscada y tan inadmisible que no sabía qué hacer con ella. “Hay algo que puedes hacer -le dijo una vez Don Juan-: ¡ve el punto de encaje! No es tan difícil verlo. La dificultad está en romper el paredón que mantiene fija en nuestra mente la idea de que no podemos hacerlo. Para romperlo, necesitamos energía. Una vez que la tenemos, “ver” sucede de por sí. El truco está en abandonar el fortín en que nos resguardamos: la falsa seguridad del sentido común” (“El arte de ensoñar”, página 22).

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Mensaje 3 de 4 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 18/07/2005 9:02

15. El aprender cómo o hacer
Para romper el paredón que mantiene fija nuestra mente, necesitamos energía.

Y aquí llegamos al punto del aprendizaje tolteca en el que descubrí, por primera vez, cierta aplicabilidad de algunos de sus enunciados al proceso de aprendizaje de la Psicología Social y al de cualquier otra disciplina.

Don Juan le enseña a Carlos el “no hacer”.

El aprendizaje, en su concepción, sería más un no hacer que un hacer. De cada 10 personas a las que interroguemos, nueve describirán el conocer como el simple darse cuenta de lo que está ahí, como un acto receptivo, más bien pasivo… La cosa está ahí, nosotros la vemos: la cosa entra en nosotros por los sentidos, como el agua en el balde… Don Juan describe el conocer como un fenómeno intensamente activo. Como Berger y Luckman, sociólogos del conocimiento de la vida cotidiana, diría que conocer es una construcción social de la realidad, un hacer el mundo. No un hacerlo de una vez y para siempre, sino una construcción constante, un tener juntas sus partes para impedir que se disperse y deje de ser lo que es.

También esto parece descabellado, en Don Juan y en Berger y Luckman. El mundo se nos aparece como lo sólido, lo que es, lo que está ahí. En nuestro pensar aprendido, lo activo, lo artificial, lo construido es lo mental, la fantasía, la creatividad: allí estaría el riesgo, el peligro de afirmar lo que no existe como existente o no ver lo que está ahí. Esa actividad mental sería el hacer. Percibir, conocer, en cambio, serían un no hacer.

Para el saber tolteca y para la sociología del conocimiento, percibir es un hacer, un construir con los materiales de las sensaciones. La misma oftalmología enseña que lo que reconocemos como nuestras imágenes visuales de las cosas no son estrictamente lo que ve el ojo, sino una construcción del cerebro, que compone una estructura en base a los múltiples movimientos
de los globos oculares. Cuesta aceptarlo. Hay un antes y un después del darse cuenta de la artificialidad de lo que conocemos como el mundo. Artificial quiere decir hecho por arte, construido.

Hay personas que dan indicios de haber cruzado esa frontera entre la creencia ingenua de que el mundo es tal cual lo vemos y el reconocimiento de cierta artificialidad. Otros escuchan todo esto como una metáfora, como un ejercicio literario propio de poetas, que cuando dejan de soñar y vuelven al mundo de la vida real, reconocen que las cosas son como son… Tal vez es más fácil darse cuenta de la artificialidad del mundo en el campo de las morales y las costumbres culturales.

Comprendemos que, en el siglo pasado, fuera considerada inmoral una mujer que mostrara las piernas, que un esquimal preste su esposa al varón que visita su iglú, que la esclavitud fue un progreso cuando, en un pasado remoto, los vencedores dejaron de matar masivamente a los vencidos, que no se puede juzgar con la misma vara al que comete un delito consciente y fríamente que al que lo hace perturbado por una pasión violenta o disminuido en su comprensión por su ignorancia o su enfermedad mental.

Pero, por debajo de esa tolerancia a la situacionalidad de lo bueno y lo malo, seguimos pensando que las cosas son como son, que la necesidad de sobrevivir en el Ártico lleva a los esquimales a desviarse, comprensiblemente, de la regla “natural” de la monogamia, como se desvía de ella, también comprensiblemente, el que delinque con su percepción alterada por la pasión, la ignorancia o la locura.

Tal vez damos un paso más en la comprensión de la “artificialidad” del mundo si descubrimos que la democracia como la monarquía, la monogamia como la poligamia o la poliandria, la propiedad privada como la propiedad comunal, son distintas maneras que fueron inventando las sociedades, a través del tiempo y del espacio, para convivir lo más satisfactoriamente posible en los distintos climas, situaciones económicas, características étnicas y tiempos históricos, sin que exista una “naturaleza humana” que marque lo correcto y lo incorrecto para todo tiempo y lugar. Artificial quiere decir “hecho por arte”, es decir “hecho por seres humanos”.

Pero hay un tercer paso, que cuesta dar. Implicaría aceptar que lo que vemos del mundo, en esta cultura y en esta época, es sólo un recorte, hecho artificialmente, de una realidad infinitamente más grande. No se trata de decir que las cosas no son como las vemos. Se trata de aceptar que lo que vemos es sólo un pedacito de la realidad. Tal vez lo que nos repugna cuando nos dicen que no vemos “la” realidad, es que pensamos que nos dicen que nuestro conocimiento no vale nada, que somos unos estúpidos y que todos nuestros aprendizajes fueron inútiles. Nadie tiene derecho a decirnos eso.

Don Juan Matus describe la tarea de los padres y maestros que, al educar al niño, le van nombrando el mundo, le van enseñando a recortar, de la multiplicidad inabarcable que inunda sus sentidos, el sector de realidad que todos perciben en el lugar del mundo en que le tocará vivir. A ese sector le llamará, durante toda su vida, “la realidad” y al resto le llamará la fantasía, lo subjetivo…

Conseguir que el niño pueda hacer y estabilizar ese recorte perceptivo es calificado por Don Juan como una maravillosa obra de arte, un acto de poder mágico que salva al niño del caos que lo enloquecería, si nadie lo rescatara del mar de la multiplicidad inabarcable. Por ese acto de poder, la cultura recorta nuestra percepción de la multiplicidad hasta hacerla abarcable. Y, en base a ese “pacto perceptivo”, a ese acuerdo social sobre lo que es real y lo que no lo es, sobrevivimos y convivimos.

Y ese acuerdo es ratificado día a día, momento a momento, por el diálogo externo, en el que verificamos que, con cierto espacio libre para la discusión, vemos como ven los otros. Y por el diálogo interno, por el que nos decimos a nosotros mismos cómo son las cosas. Ambos diálogos son un inmenso y continuo hacer, que mantiene estables los límites acordados de la realidad. Y si, por ejemplo, en nuestra cultura hemos acordado que los fantasmas no existen, nos reiremos, con los otros o internamente, de cualquiera que interprete como causado por fantasmas un hecho aparentemente inexplicable y nos tranquilizaremos a nosotros mismos, y eventualmente a los otros, repitiendo en todos los tonos “los fantasmas no existen, los fantasmas no existen…”

En ese hacer continuo, social y personal, mantenemos unidas las partes del mundo conocido. Y ese hacer nos da continuidad en el tiempo, articulación con los otros, identidad cultural e integración interna. Ese recorte encuadra nuestro aprender, acotando, de acuerdo a ciertas constantes, el campo de la investigación.

Y, al mismo tiempo, ese saber es un obstáculo al aprender. Porque la energía humana es limitada. Y la enorme cantidad de ella que invertimos en mantener intacto nuestro recorte perceptivo del mundo, no nos deja un resto para volar fuera de él. “Tendemos a no significar lo que contradice nuestras hipótesis”; dice Piaget: nuestros recorte del mundo, nuestra cosmovisión, es una inmensa hipótesis recibida de nuestros padres y maestros y creída por nuestra mente de niños como verdad revelada que debe mantenerse intacta por los rituales del diálogo interno y externo.

Los maestros toltecas nos invitan a asumir nuestra concepción del mundo como una hipótesis de trabajo y a someterla valientemente al experimento de “parar el mundo”, deteniendo el diálogo interno y externo, para retirar nuestra energía de la defensa acrítica del mundo aprendido y liberarla para nuevas percepciones del otro lado de la frontera del recorte de nuestra construcción social de la realidad. Nos invitan a un aprender que es un no hacer, un dejar de tener juntas las partes del mundo y dejar que ese “mundo” se desestructure.

16. La “impecabilidad”
Don Juan llama “impecabilidad” a la administración estricta de la energía, para ponerla al servicio de la percepción.
Suelo proponerlo a mis alumnos, que se entrenan en la función de observación, como una hipótesis de trabajo: “la amplitud y profundidad de la percepción están en proporción directa con el monto de energía disponible.
A mayor cantidad de energía acumulada, mayor probabilidad de percibir algo. Una persona embotada por un gasto excesivo de energía percibirá, en grandes números, menos que otra que ha descansado en proporción a su actividad y que trata de descartar de su vida los gastos inútiles de energía. Propongo que se ponga a prueba esta hipótesis cuando se esté desarrollando una actividad de observación o investigación y que se verifique si la capacidad perceptiva mejora cuando se administra estrictamente la energía o se deteriora cuando se despilfarra en gastos desproporcionados con las posibilidades de descanso y recuperación.

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Mensaje 4 de 4 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 18/07/2005 9:03

17. ¿Cómo ahorrar energía para percibir más?
Los maestros toltecas proponen a sus aprendices hacer un “inventario” de todo lo que hacen en un día de su vida cotidiana, para reducir, actividad por actividad, el gasto inútil de energía y suprimir aquellas actividades que no valen la energía que consumen. Les proponen también una “recapitulación”, para examinar detalladamente cada día y cada momento de su vida pasada y recuperar, a través de un ejercicio respiratorio y de un intenso “intento”, las “hebras luminosas” de energía que se quedaron enredadas allá y entonces, desenergizando el “aquí y ahora”.

Revisemos nuestro día. ¿En qué gastamos inútilmente energía?… Esa larga discusión en que tenía la sensación de que estábamos hiriéndonos gratuitamente; esa reunión que no me interesaba, a la que concurrí por decir que sí sin reflexionar; esta tensión muscular por no contarle una angustia a quien me podía comprender; ese correr por la calle por no haber salido un rato antes para llegar con tiempo; ese cavilar obsesivo sobre algo que sé que no tiene remedio; esa digestión pesada por comer lo que sé que me hace mal; ese acostarme tarde sin motivo; ese ofenderme mortalmente por algo que latimó mi amor propio, mi “importancia personal”; ese regodearme en hablar de mis penas autocompadeciéndome y reclamando una compasión desproporcionada con mis reales padecimientos…
Todas esas actividades y, según Don Juan, especialmente la “importancia personal” y la autocompasión, consumen grandes cantidades de nuestro quantum energético, dejando muy poco energía para ampliar el campo de nuestro percepción. Por eso, piensan los toltecas, la gente no “ve”, no accede a otros mundos que estarían al alcance de su percepción: porque sus preocupaciones cotidianas le absorben la totalidad de su energía. Y por eso, para ellos, la tarea esencial del maestro es disponer al aprendiz a la percepción, enseñándole a vivir de una manera más frugal, menos activa y más receptiva.
Un maestro es alguien que enseña a no hacer. Si el aprendiz “no hace”, acumula energía. Y la misma energía, por la presión de su propio peso, lo dispara hacia la percepción de mundos nuevos. Durante meses y años, Carlos Castaneda tuvo que hacer largas caminatas por el desierto o la montaña, concentrando la atención en los dedos de sus manos flexionados hacia atrás, tratando de no pensar en nada, intentando detener su diálogo interior, retirando su energía del hacer que le impedía aprender que había realidad más allá del recorte aprendido en su casa, su escuela, su universidad…

Durante años su mente universitaria intentó reconstruir ese recorte sometido a prueba, reformulando las cosas increíbles que veía mediante interpretaciones racionales que volvieran a poner todo en su lugar…Hasta que pudo sumar, a su saber universitario, el saber de mundos nuevos.

18. Bibliografía de Carlos Castaneda y discípulos
1. LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN (1968). Fondo de Cultura Económica. México. Primera Edición en Español en 1974.
2. UNA REALIDAD APARTE (1971). Fondo de Cultura Económica. México. Primera Edición en Español en 1974.3.
3. VIAJE A IXTLÁN (1972). Fondo de Cultura Económica. Primera Edición en Español en 1974.
4. RELATOS DE PODER (1974). Fondo de Cultura Económica. México. Primera Edición en Español en 1976.
5. EL SEGUNDO ANILLO DE PODER (1974). Editorial Pomaire. Barcelona. Primera Edición en Español. en 1979.
6. EL DON DEL ÁGUILA (1981). Edivisión. México. Primera Edición en Español en 1982.
7. EL FUEGO INTERNO (1984). Edivisión. México. Primera Edición en Español en 1984.
8. EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO (1987). Emecé Editores. México. Primera Edición en español en 1988.
9. EL ARTE DE ENSOÑAR (1993). Emecé Editores. Buenos Aires. 1994.

FLORINDA DONNER (APRENDIZ DE LA PARTIDA DE CARLOS CASTANEDA)
“SER EN EL ENSUEÑO” (1991). Emecé Editores. Buenos Aires. 1993.
TAISHA ABELAR (APRENDIZ DE LA PARTIDA DE CARLOS CASTANEDA)
“DONDE CRUZAN LOS BRUJOS” (1992). Editorial Emecé. Buenos Aires.

CARMINA FORT
“CONVERSACIONES CON CARLOS CASTANEDA”. 1991. Héptada Ediciones. Madrid.
LAS ENSEÑANZAS DE DON CARLOS. Víctor Sánchez. 1987. Hoja Casa Editorial. México.

19. Frases sueltas
“Don Juan sostenía que nuestro mundo, que creemos ser único y absoluto, es sólo un mundo dentro de un grupo de mundos consecutivos, los cuales están ordenados como las capas de una cebolla” (“El arte de ensoñar” p. 8).
Don Juan: ¨Yo digo que los brujos de ahora están en busca de lo abstracto, porque buscan la libertad y no tienen ningún interés en ganancias concretas ni tampoco en funciones sociales, como los brujos del pasado. De modo que nunca los encontrarás actuando como videntes oficiales o como brujos con título” (“El arte de ensoñar” p. 14).
“Don Juan me dijo que yo estaba muy cansado sentado en el suelo y que lo adecuado era hallar un “sitio” en el suelo donde pudiera sentarme sin fatiga… recalcó claramente que un sitio significaba un lugar donde uno podía sentirse feliz y fuerte de manera natural. Palmeó el lugar donde se hallaba sentado y dijo que ése era su sitio, añadiendo que me había puesto una adivinanza: yo debía resolverla solo y sin más deliberación… El me sugirió caminar por el zaguán, buscando el sitio… que, dentro de los confines del zaguán, había un único sitio donde yo podía estar en las mejores condiciones. Mi tarea consistía en distinguirlo entre todos los demás lugares. La norma general era ¨ sentir ¨ todos los sitios posibles a mi alcance hasta determinar sin lugar a dudas cuál era el sitio correspondiente…me advirtió que resolver el problema tal vez requiriera días, pero, de no resolverlo, daba igual que me marchara, porque él no tendría nada que decirme” (“Las enseñanzas de Don Juan” p. 48).

-Podrás ver a los hombres como fibras de luz.
-¿Fibras de luz?.
– Sí. Fibras. Como telarañas blancas. Hebras muy finas que circulan de la cabeza al ombligo. De ese modo, un hombre se ve como un huevo de fibras que circulan. Y sus brazos y piernas son como cerdas luminosas que brotan para todos lados.
-¿Se ven así todos?
– Todos. Además, cada hombre está en contacto con todo lo que lo rodea, pero no a través de sus manos sino a través de un montón de fibras largas que salen del centro de su abdomen. Esas fibras juntan al hombre con lo que lo rodea: conservan su equilibrio, le dan estabilidad. De modo que, como quizás “veas” algún día, un hombre es un huevo luminoso, ya sea un limosnero o un rey y no hay manera de cambiar nada. ¿Qué podría cambiarse en ese huevo luminoso? ¿Qué?” (“Una realidad aparte”, p. 28).
-¿Qué es lo que estamos haciendo, Don Juan? ¿Es posible que los guerreros se preparen solamente para la muerte?
-De ninguna manera -me dijo Don Juan tocándome suavemente el hombro-; los guerreros se preparan para tener conciencia. Y la conciencia total sólo les llega cuando ya no queda en ellos nada de importancia personal. Sólo cuando son nada se convierten en todo” (“El fuego interior”, p. 146).

-Cuando estés impaciente -prosiguió Don Juan- lo que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Una inmensa cantidad de mezquindad se pierde con sólo que tu muerte te haga un gesto o alcances a echarle un vistazo o nada más con que tengas la sensación de que tu compañera está allí vigilándote” (“Viaje a Ixtlán”, p. 62).

“Don Juan me recordó que, desde el día en que nos conocimos, me explicó que detener el diálogo interno es lo que articula todo lo que hacen los videntes. Subrayó una y otra vez que el diálogo interno es lo que mantiene fijo el punto de encaje en su posición original. “Una vez que se logra el silencio, todo es posible”, dijo. Le conté que yo estaba muy consciente de que, en general, había dejado de hablar conmigo mismo, pero que no sabía cómo lo logré. (“El fuego interior”, p. 148).

“Don Juan expresó su admiración, una y otra vez, por lo que llamó el mayor logro de nuestra socialización básica como seres humanos: inmovilizar el punto de encaje en su posición habitual. Explicó que, una vez que su posición es fija, nuestra percepción puede ser entrenada y dirigida a interpretar lo que percibimos. Nuestro proceso de socialización empieza entonces a guiarnos a percibir más en términos de nuestro sistema que en términos de nuestro sentidos. Don Juan aseguraba que la percepción humana es universalmente homogénea debido a que el punto de encaje de toda la raza humana está fijo en el mismo sitio” (“El arte de ensoñar”, p. 8).

20. Epílogo provisorio
Escribí las reflexiones anteriores con posterioridad a 1993, fecha del último libro de Castaneda enumerado en mi resumen bibliográfico. Con posterioridad a esa publicación aparecieron los siguientes libros:

EL SUEÑO DE UNA BRUJA. Florinda Donner, Emecé, 1998.
PASES MÁGICOS. Carlos Castaneda. Atlántida. 1998.
EL LADO ACTIVO DEL INFINITO. Carlos Castaneda. Ediciones B. 1999.
LA RUEDA DEL TIEMPO. Carlos Castaneda. Plaza Janés. 1999.
En 1998, los diarios publicaron, con varios meses de posterioridad al hecho, una declaración de la abogada de Carlos Castaneda anunciando la muerte de éste a causa de un cáncer hepático y la dispersión de sus cenizas en el desierto de Arizona. Con lo que sus libros publicados serían 12.
En 1999, año posterior a su desaparición, en que se publicaron “El lado activo del infinito” y “La rueda del tiempo”, una mujer que firma Margaret Runyan Castaneda, que dice haber estado casada seis meses con él, publica “Un viaje mágico con Carlos Castaneda”, de Ediciones Obelisco, en el que, entre elogios y recuerdos emocionados, sugiere la tesis tantas veces sostenida por muchos críticos, del carácter de ficción de la obra de Castaneda.

Carlos Castaneda ya no está entre nosotros.
Queda la hipótesis de un maestro hipotético.
Como toda hipótesis, no vale por el autor que la presenta, sino por su verificación o no en hechos experimentales.

Es una hipótesis de trabajo. He pasado mucho tiempo de mi vida trabajando en esto. La hipótesis tolteca no nos pide que creamos en ella, sino solamente que trabajemos en ella y nos atengamos a los resultados de los experimentos. Siento muy poca simpatía por los entusiasmos místicos. Y menos simpatía por los dogmatismos religiosos, políticos o científicos.

Si creo en algo, creo en la apertura perceptiva. Y aceptaré lo que perciba, sean cuerpos materiales, ondas luminosas, duendes, ángeles, diablos o dioses. Nada perceptible será rechazado por mí en nombre de la religión, la ciencia o el patriotismo de país o especie. Para eso, me preparo tratando de administrar bien mi energía, sin avaricia ni derroche. Tratando de centrarme en cada tarea. Mi performance es muy irregular. No es brillante la periodicidad de mis ejercicios enérgéticos o mis recapitulaciones ni importante mi práctica del silencio interno, el no hacer lo habitual o la postergación de la importancia personal.
Sé que lo que importa no es ser perfecto sino insistir. Y desapegarse de la esperanza del resultado. Todos los esfuerzos, por más que se repitan cada día, son desatinos controlados, destinados a preparar el campo del experimento que, en la hipótesis tolteca, se da en un nivel inaccesible al esfuerzo, con la simplicidad y la gracia de la circunferencia, que nunca se obtendrá multiplicando la cantidad de lados de un polígono.
Alejandro Simonetti. Enero de 2001.

En: página de “Investigación en Sexualidad e interacción Social”
[url=http://isis.scriptmania.com/castaneda.htm]http://isis.scriptmania.com/castaneda.htm[/url]

Diferencias entre chamanes y naguales

Diferencias entre chamanes y naguales

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Mensaje 1 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 02/07/2005 9:54

Estaba leyendo hace un momento un cuadro el lobo guardian sobre las
diferencias entre chamanes, naguales, cristianos, jedis, harry potter, ender
y el bushido.
Me quede pensando y yo estaria escribiendo>
Reglas especiificas
Si
Mantener el orden entre el hombre y los espiritus
Ayudar a sostener el equilibrio entre mundos
Servir y sanar
Proteger y equilibrar
Enraizar y ser digno
Ser faro y guia
mantener la esperanza, la dignidad y la fe
No matar buscar por todos los medios otra alternativa
Ser un canal o intermediario entre mundos
La fuerza de un hombre son sus ancestros, los actos puros y desinteresados
mantienen la conexion con ellos. Su ejemplo se muestra atraves del
comportamiento del aprendiz, entre mas digno y humano sea con los demas
mas puede ser apoyado.
La palabra es tu fuerza.

Escuela de conocimientos
No hay nombres como escuelas de conocimiento, comportarme como grupo
familiar. Los maestros fungen como padres, los aprendices actuan como
hijos. La autoridad te la da la experiencia, la edad y los actos dignos.

Numero de alumnos
Demasiado reducido, a lo mucho 5 durante el trascurso de toda una vida
pues el aprendizaje dura decadas. Lo mas comun es que sean 2 o 3 siendo
uno el principal, el que herede las responsabilidades del maestro.

Autoridad suprema
la fuerza que represente a lo divino
Los espiritus y los ancestros
El consejo de ancianos

Ambito de influencia
Mundial aunque con regionalismos

Intento o ensue;o
Ensue;o

Grupos aislados
No
la funcion es estar al frente y servir como guia
El aislarte y no actuar te coarta la posibilidad de relacionarte con los
espiritus, es necesario estar permanentemente en servicio con momentos de
descanso para recargar.

Competencias internas
Solo contigo mismo, forma de actuar familiar. Si compites con miembros de
tu propio grupo puedes ponerlos en riesgo. Es necesario demostrar siempre
ser digno de confianza.

Quien es el enemigo
Los que rompen el equilibrio entre mundos> Espiritus malignos, demonios,
brujos negros, naguales negros, hombres de corazon negro, las enfermedades y
aquello que destruya la naturaleza.
Uno mismo

Buscar obtener y conservar
Respeto
El poder representar dignamente a aquellas fuerzas a las que sirve
La conexion con los antepasados y los espiritus
La guia de los espiritus
la mirada interior
La voz interna

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Mensaje 2 de 3 en la discusión
De: Nagual
Enviado: 02/07/2005 11:23

CLaro. Auqnue es un poco fuera del tema del foro, hay dos tipos de viajeros basicos, unos que estan como barrera para proteger y dar avisos, curar, etc, enfocando a defensa y curacion. Camino Verde.

El segundo grupo es el que esta de la barrera para afuera, para mantener afuera ciertas cosas. Ortientado a ataque y destrucciòn. Camino Rojo.

Nagual

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Mensaje 3 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 02/07/2005 13:54

Me estaba acordando de que luego se dificulta poder diferenciar quien es quien para quien ha leido solo Castaneda, luego en Nasdat o en persona me lo preguntan seguido.
Creo que se me olvido mencionar ese cuadro.
Lo pego mas tardecito.

Detalle curioso, los hijos en el nagualismo

Detalle curioso, los hijos en el nagualismo

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Mensaje 1 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301 (Mensaje original)
Enviado: 01/06/2005 17:19

Me llama la atencion que el departamento nagualico que he conocido todos han tenido o tuvieron hijos con los que convivieron o conviven. Pero en el departamento chamanico ninguno ha podido tener hijos o en los pocos casos estar con ellos. Leyendo Castaneda cuando se habla de los capullos luminosos y sus hoyos Matus le habla sobre su hijo a Castaneda, y Matus habla tambien de familia. Tambien se habla de esposas. pero en el departamento chamanico eso es casi inexistente. Me decia Demetrio de los compromisos y un o de ellos era que se sacrificaban parte de la vida de uno por servir a los demas. Los compromisos del chaman los veo distintos a los del nagual, de entrada esta el servir a una comunidad como guia y sanador. En el caso del nagual que compromisos tendrian ante la comunidad. Leyendo Castaneda recuerdo la referencia de Matus como sanador .

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Mensaje 2 de 3 en la discusión
De: Nagual
Enviado: 03/09/2007 22:23

Sobre lo que te esta pasando por estas fechas Fabricio, te da eso una indicación.

Ademas ya viste lo que le pasó al Nagual Zen y a mi.

Crear y no criar … Tarea !! =)

Nagual

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Mensaje 3 de 3 en la discusión
De: The_dark_crow_v301
Enviado: 04/09/2007 15:21

=P
Creo que es obvio que estoy mas ahora en el camino rojo que en el verde.