Haz lo que debes hacer
Inicio | Buscar | Quienes Somos | Reglas | Reuniones | Contacto | Aviso Privacidad | Usuarios
Editorial | La Realidad | Las AC | Sobre Proceso | Cambios al 2025


La Licantropía
#1


La creencia de que algunos hombres voluntariamente, por medio de ciertas practicas mágicas, o involuntariamente, por influjos no controlados pueden transformarse en animales feroces, está extendida por todo el mundo.

Cuando se habla de licantropía cabría pensar que hay que limitarse a las transformaciones en lobo (lykos en griego) pero esta interpretación es excesivamente reductiva. En efecto, el conjunto mítico de la metamorfosis también permanece estructuralmente invariado cuando ésta no se refiere a los lobos, por tanto, con este nombre me refiero a la casuística metamórfica en su sentido mas amplio prescindiendo del animal elegido este animal varia de hecho según las zonas geográficas, escogido siempre entre los que tienen una particular importancia simbólica en el ámbito cultural considerado. Así, mientras en la Europa meridional y en buena parte de Asia es el lobo el que encarna los valores de mayor significado, en la Europa del Norte, en cambio a veces, se elige al oso. En el África septentrional encontramos por lo general a la hiena que, si vamos más al sur, cede lugar al león, al leopardo, al cocodrilo e incluso al elefante. En el Asia oriental el animal favorito es la zorra (kitsune), mientras que en el área india goza de cierta popularidad el tigre, en América septentrional encontramos el lobo y el oso, mientras que en la zona meridional el jaguar.

La transformación puede ser inducida, voluntaria o espontánea. La transformación inducida es la obrada por un mago o por un brujo en alguien que puede estar de acuerdo y haberla pedido expresamente, o ser victima inconsciente de la magia (este ultimo caso, por ejemplo, de los compañeros de Ulises transformados en cerdos por Circe).

La transformación voluntaria es la operada por el licántropo mismo, se puede obtener por varios medios : las brujas acudían al aquelarre transformadas en animales, untándose ciertos ungüentos. En muchos casos, en cambio, desempeña un papel fundamental en la transformación el vestido: hay que despojarse de las ropas humanas y revestir la piel del animal elegido para la transformación, recubrirse de la apariencia de un animal significa adoptar sus características y participar de su naturaleza (pensemos en los Berserkr, en Heracles, en los aniotos).

La transformación espontánea en realidad es siempre una transformación inducida, o sea causada por una fuerza agente exterior a la victima y desconocida por ésta, pero en este caso ya no se trata de una voluntad humana que actúa sino de un inflijo natural, generalmente identificable con la luna.

En realidad este papel de la luna en la licantropía se basa en un doble equívoco; en primer lugar, una confusión entre la palabra griega que significa "lobo" y la que significa "luz", que ha hecho conjeturar que durante el periodo nocturno de máxima luz, el plenilunio, pueden producirse estas metamorfosis (mientras que en realidad mas bien habría que pensar que se producen durante la luna nueva, puesto que los animales de presa, como el lobo, mas bien están relacionados con la oscuridad que con la luz ). En segundo lugar, en una identificación entre una enfermedad mental, ya reconocida como tal por Galeno en el s II de nuestra era, que se manifiesta con el vagar de noche bajo la luna gritando y lamentándose y la verdadera y propia transformación en animales.


En las distintas lenguas el fenómeno de la licantropía ha tomado denominaciones multiformes entre cuyas etimologías se pueden descubrir detalles interesantes para ahondar mas en el tema.

El inglés werewolf deriva de wer hombre (véase el latín “vir” y el sánscrito “viras”) y de wolf, que antes de significar lobo significaba "ladrón". Por lo demás, también en el Rigveda ladrón es un epíteto referido al lobo y, por lo demás, antaño, cuando se ahorcaba a un ladrón junto con el se ahorcaba también un lobo. Esta consecuencia de significados entronca con el hecho que el lobo siempre ha sido el símbolo de los fugitivos y de los exiliados. Según las leyes de Eduardo el Confesor, los proscritos tenían que llevar una mascara de lobo.

El francés loup garou no es sino una tautología : deriva en efecto de loup garwolf (werewolf) y significa por consiguiente "lobo hombre-lobo". Hace poco, sin embargo, se ha propuesto una hipótesis de que garou no sea una deformación de werewolf, sino que derive en cambio del céltico garo, cruel. En este caso el loup garou es un lobo malo, hay que observar sin embargo que en esta segunda hipótesis se pierde cualquier referencia a la participación humana en la estructura del monstruo, participación que es fundamental en el mito.

El término hombre lobo desciende del medio latín Lupus Hominarius en latín clásico en cambio, el licántropo se llamaba versipellis, “el que cambia de piel”.

El ruso volkodlak deriva de volk “lobo”, y dlak “pelo” con referencia a una de las características clave de los licántropos: su vellosidad, que se evidenciaba también en su aspecto humano por las gruesas cejas o por los pelos en la palma de la mano. Por lo demás, en el medievo se creía que el licántropo, bajo piel humana, tenía piel de lobo.

Entre los vascos encontramos el nombre giznochoa que es una traducción literal de hombre lobo. En el folclore letón, el nombre se convierte en vilkacis y en lituano vilkatas, los escandinavos lo llaman vargulfr o varulf ; los portugueses lobarras o lobis homem .

El griego burculacas o brucolacas corresponde al eslavo volkodlak o al serbio vulkodlak, por que la beta inicial griega se pronunciaba como la "v". En este nuevo paso del eslavo al griego se produce también un desplazamiento de significado; el que para los eslavos era todavía un licántropo en Grecia se convierte en un vampiro. Por último en Rumania tenemos los pryccolitchs que para transformarse voluntariamente en lobos no deben hacer otra cosa que girar tres veces sobre si mismos.


Muchos pueblos se precian de descender de los lobos y conservan huella de ello en el nombre mismo (no hablo de tribus como los lobos negros etc) los Dacios (del frigio daos, lobo), los Hircanos del mar Caspio (del iránico vehrka, lobo) los Orkas frigios (de la misma raíz) los Licaones de la Arcadia, los Lucanos de la Italia meridional, los Lucenses españoles (todos ellos del griego lycos) los Irpinos itálicos (del samnita hirpus, lobo). Tanta convergencia de significado en los pueblos antiguos tiene que ver con lo que hemos dicho respecto al significado simbólico del lobo como proscrito o fugitivo. Estos pueblos derivaban evidentemente de emigraciones forzadas de otros territorios próximos: muchos pueblos antiguos se precian de orígenes semejantes.

Los proscritos para sobrevivir, se organizaban como bandas de guerreros o como hermandades militares. Sabemos que estas sociedades guerreras requerían una forma de iniciación que, a menudo, consistía en la metamorfosis ritual del iniciado en el animal. Ésta llevaba a un acceso de verdadero furor agresivo y de crueldad animal que hacia invencible al guerrero, típico caso de los Berserkr. Y no hay que olvidar que en África semejantes tipos de iniciación llevan a la constitución de sociedades secretas, basadas en el uso de las mascaras animales y en la agresividad salvaje. Revestirse con pieles de animal servia para que el iniciado participase realmente de la naturaleza de la fiera, hasta el punto de creerse transformado.

Los pueblos con nombre de lobo, por tanto, eran antiguas hermandades de guerreros licántropos inicialmente expulsados de otros territorios. Sabemos luego que también los pueblos cazadores dicen a menudo que descienden de animales de presa, por que existe una estrecha conexión entre el cazador y el animal feroz, también cazador.

De modo que detrás de la caza, de la guerra, de la invasión de un territorio por parte de inmigrados y del comportamiento de los fugitivos, se percibe una estructura mítica idéntica en la que la disgregación de un mundo anterior se opone una reconstitución, mediante la fuerza, de un nuevo orden. El licántropo, por tanto, es un desarraigado, un rechazado; un excluido pero no vencido. Mediante una fuerza interior invencible que, como las fieras, lo convierte en parte integrante de la naturaleza, encuentra su legitimación siempre que haya sabido salir de las trampas del aislamiento.


Bibliografía :

IZZI, MASSIMO. ; Diccionario Ilustrado de los Monstruos, ed. José de Olañeta, Palma de Mallorca/Barcelona, 2000, p. 295.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#2


El hombre lobo

En 1692 en Jürgensburg (Livonia) un anciano de ochenta años llamado Thiess, a quien sus paisanos consideraban un idolatra, confesó que era un licántropo. Confesó que tres veces al año (Santa Lucia, San Juan y Pentecostés) por la noche, los licántropos de Livonia iban al infierno “al final del mar” (más tarde se corrigió y dijo “bajo tierra”) para luchar contra los demonios y los brujos. También las mujeres combatían al lado de los licántropos, provistas de látigos de hierro, contra los brujos armados de mangos de escoba convertidas en colas de caballo. El objetivo de la batalla era la fertilidad de los campos: las brujas robaban los granos germinados, y si no se arriesgaban a quitárselos, vendría la carestía. Según el anciano, cuando los hombres-lobo mueren van al cielo, y si no fuera por su intervención, las brujas asolarían la tierra, ganados y cosechas, explicó Thiess, quien afirmaba que tanto los licántropos livonios, como los alemanes y rusos odiaban al diablo y se consideraban los "perros de Dios". Los jueces intentaron inútilmente inducir al viejo a aceptar que había hecho un pacto con el demonio. Thiess siguió repitiendo que los peores enemigos del diablo y de los brujos eran los licántropos.

Esta confesión también echaba por tierra la teoría defendida por Höfler en “Kultische Geheimbünde” de la existencia de un “ejercito de muertos” (Totenheer), sustancialmente germánico, que probaba la existencia de rituales practicados por grupos de jóvenes disfrazados, objeto de furor extático, convencidos de personificar a ese ejército. Más bien, se trataba de unas batallas por la fertilidad, en la que también combatían las mujeres.



Licántropos contra brujas

Ya en el siglo V a.C. Herodoto habló de hombres capaces de transformarse periódicamente en lobos –los neuri-. Se piensa que los neuri son una población protobáltica, que habitó en la antigua Livonia. También se han hallado testimonios en África y Asia. Tambien eran lobos familias enteras de la Acadia, como los anthi, según cuenta Plinio. Su transformación duraba nueve años. Geraldo Cambrense cuenta que los habitantes de Ossory, una región de Irlanda, también se transformaban temporalmente en lobos.

Se ha supuesto que estos mitos manifiestan un arquetipo agresivo profundamente enraizado en la psique humana, transmitida por vía hereditaria, como sugirió R.Eister en “Man into Wolf”, publicado en Londres en 1951. Pero esta hipótesis está indemostrada. La metamorfosis animal tiene sus raíces en las experiencias chamánicas: la identificación a través de una experiencia extática del chaman con el lobo ha dado lugar a la vinculación de un clan o tribu con este animal. Durante las ceremonias y danzas rituales, los bailarines llevan máscaras y vestidos de lobo y sus movimientos imitan los del animal mítico y las acciones heroicas que dieron lugar al nacimiento del clan. Desde su punto de vista, los miembros de estos clanes son auténticos hombres y mujeres lobo. Como también lo son, desde el suyo, los integrantes de las sociedades secretas de guerreros lobo como los berserkir del mundo antiguo islandés, guerreros terribles, que saltaban al combate semidesnudos, cubiertos de pieles (la palabra berserk significa "camisa de oso") en estado de trance, aullando como bestias, los berserker se lanzaban al combate con la boca espumeante y mordiendo salvajemente sus escudos. Su sola presencia aterrorizaba a sus rivales. Existían diferentes categorías entre ellos: algunos eran guerreros oso; otros, no menos terribles, eran conocidos como ulfhednar ("pellejos de lobo"), es decir, guerreros lobo. Veremos como en ellos reconocemos las apariciones del “ejército furioso”, de “la caza salvaje”…es decir, a la compañía de los difuntos, y a los integrantes de una sociedad que batalla en pos de la fertilidad. La imagen del licántropo como protector de la fertilidad contradice el presunto núcleo agresivo del mito.

En los textos medievales se presenta a los licántropos como víctimas inocentes del destino, y muchas veces como personajes benéficos. Sólo a mediados del siglo XV se les supone un estereotipo feroz: el del licántropo devorador de rebaños y niños. Alrededor del mismo periodo cristalizó la imagen hostil de la bruja. El “Formicarius” de Nieder habla de brujos que se transforman en lobos; en los procesos de Valais (principios del siglo XV) los acusados confesaron haber adoptado la forma de lobo para atacar los rebaños…La tortura y las malas ideas de los torturadores crearon el mito agresivo. Fue en los siglos XVI y XVII cuando la figura del hombre-lobo asociado al mal acaba eclipsando la figura del chamán que se transforma voluntariamente en lobo para combatir deliberadamente a las fuerzas oscuras de la naturaleza. Se dibujan así, definitivamente, las figuras del waerul danés, el volkulaku eslavo, el warulf sueco, el lupo manaro italiano, el bisclavaret bretón, el währ-wölffe germano, el lukokantzari griego y el gerulf o loup-garou francés, tal y como los conocemos en la actualidad.

Restos de antiguas tradiciones se dan también en el caso de los franceses meneurs de loups, los encantadores de lobos, en la que perviven tradiciones celtas. Estos seres, voluntariamente aislados de las sociedad como ermitaños o flautistas itinerantes, iban siempre acompañados de lobos, sus únicos amigos, que les seguían hechizados por la melancólica música de sus flautas.

La misma fascinación parecían sentir los lobos hacia Ana María García, nacida en 1623 en el pueblo asturiano de Posada de Llanes, a quien llamaban "la Lobera", porque iba de un lado para otro y "andaban los lobos con ella". La Lobera afirmaba que el poder sobre los lobos le había sido transmitido por otra bruja asturiana, Catalina González, lo cual podría indicar la pervivencia, en el norte de España, de una cadena iniciática de encantadores de lobos. Desconozco el origen de esta cita, pero la he encontrado en perso.wanadoo.es/avgar/terror3.htm. «Su antiguo oficio era el de encantador de lobos. Podía hacer descender los lobos a los pueblos o alejarlos. Se contaba que cuando era joven vagaba por los pueblos de estas montañas seguido por manadas de lobos feroces» (Carlo Levi en “Cristo se paró en Eboli”).

(...)

En todos los países eslavos se creía que una persona estaba destinada a ser licántropo si nacía con el amnios. Carlo Ginzburg cita a Herman Witekind, quien escribió en 1585 el tratado “Cristlich Bedencken” en el que narra la entrevista del autor con un licántropo encarcelado. Le pareció un ser arrogante e insolente, lo cual nos recuerda la seguridad, mezclada con sarcasmo, con la que los benandanti plantaban cara a los inquisidores. Continúa narrando que el hombre se comportaba como un loco, reía, saltaba. Pero cuando razonaba, se jactaba de mantener alejadas a las brujas y de combatirlas cuando se transformaban en mariposas. Afirmaba que tomaban la forma de lobo sólo durante los doce días de Navidad a Epifanía, inducidos a ello por la aparición de un niño cojo. Eran conducidos a millares por un hombre alto, armado con un látigo de hierro, hacia las riberas de un gran río, el cual podían cruzar porque el hombre había separado las aguas con su látigo.

La transformación en lobo venía precedida por un gesto de tipo ritual. Plinio dice que el licántropo se desnudaba y colgaba sus ropas de las ramas de una encina; Petronio dice que ponían las ropas en el suelo, orinando a su alrededor. Después atravesaban una laguna o un río. En esta travesía se ha visto un rito de paso y, más exactamente, una ceremonia iniciática: el paso del mundo de los vivos al de los muertos.

En el mundo griego, etrusco, romano…el lobo estaba asociado al mundo de los muertos, como se ve en una escultura de Hades, encontrada en una tumba etrusca de Orvieto, en la que aparece el dios tocado con un sombrero de cabeza de lobo. Pero la conexión rebasa a la del mundo mediterráneo, y así vemos que en los países germánicos, bálticos y eslavos el periodo preferido por los licántropos son las doce noches de Navidad a Epifanía, es decir, cuando las animas de los muertos andan vagando por los caminos. En el antiguo derecho germánico a los expulsados de la comunidad, considerados simbólicamente muertos, se les llamaba warg o wargus (lobos).

Olaza Magno en su “Historia de gentibus septentrionalibus” (1555) creía que la transformación de hombre a lobo era real. Afirmaba que los licántropos de Prusia, Livonia y Lituania realizan ataques sangrientos contra hombres y ganados durante la noche de Navidad: “entran en los depósitos de cerveza, vacían las botas de vino o de hidromiel y, a continuación, colocan en medio de la bodega, uno encima del otro, los recipientes vacíos”. Recordemos que los montañeses del Valais, en 1428, se reunían nocturnamente, y cuando regresaban se encerraban en la bodega para beber el mejor vino y después cabalgaban sobre los barriles, que los benandanti se reunían con otros para celebrar bodas, danzas, comer y beber. Cuando regresan a casa, los benandanti impiden que los maliandanti vayan a las bodegas, beban y después orinen en las barricas. La entrada en las bodegas refleja los ecos de un mito, el de la sed inextinguible de los muertos.

Un siglo más tarde, en las disertaciones sobre los licántropos discutidas en las universidades de Leipzig y de Wittemberg, se afirmaba que las metamorfosis eran precedidas por un sueño profundo o éxtasis, y que debía ser considerada una transformación imaginaria. Algunos estudiosos modernos (O Höfler y W.E. Peuckert) afirman que los presuntos licántropos serían en realidad jóvenes adeptos de asociaciones sectarias, formadas por individuos enmascarados de lobo, que se identifican en sus rituales con el “ejército de los muertos”. (...)



Bibliografía :

Carlo Ginzburg "Historia nocturna". Ediciones Península. Barcelona 2003

Fuente: http://club.telepolis.com/meugenia1/viaje_....htm#hombrelobo


El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#3

A lo largo de la historia, se ha tratado de explicar el fenómeno de la licantropía desde una perspectiva racional, o, cuanto menos, despojada en lo posible de vínculos legendarios. En lo posible, porque, como veremos, la temprana medicina está envuelta ella misma de un halo mítico.


I. Afecciones psíquicas


I.a.- La Melancolía.

Una de las primeras explicaciones de este tipo sobre la licantropía, la encontramos en la medicina griega , que la define como una forma de “melancolía” (término en desuso hoy, y entendido como un subtipo de “depresión”).

En la teoría de los humores, originada a partir de la obra de Hipócrates (460-377 a.n.e) y Galeno (129-200 n.e.) la “melancolía”, es la “bilis negra”, uno de los cuatro humores corporales de cuya proporción en la persona determinaba el carácter, y de cuyo equilibrio dependía su salud.

“"Hay en efecto cuatro humores en el hombre, que imitan a los diversas elementos; aumentan en diversas estaciones reinan en diversas edades. La sangre imita al aire, aumenta en la primavera reina en la infancia. La bilis (amarilla) imita al fuego, aumenta en verano reina en la adolescencia. La melancolía (bilis negra) imita a la tierra, aumenta en otoño, reina en la madurez. La flema imita al agua aumenta en invierno, reina en la senectud. Cuando no se apartan ni por mas ni por menos de su justa medida, entonces el hombre está en todo su vigor".[1]

Las enfermedades físicas que se consideraban también provocadas por un desequilibrio de bilis negra (por ejemplo la soriasis, o la epilepsia) eran denominadas en ocasiones melancolía. Así mismo, la palabra melancolía designaba también un carácter propenso a ella, aunque no enfermo. Por último, con el paso del tiempo, se llamó melancolía al estado de tristeza transitorio.

Sin embargo, el significado de melancolía que se relaciona estrechamente con la licantropía, es el de enfermedad mental, que se considera también originada en el desequilibrio de la bilis negra. Esta enfermedad se caracteriza por que el afectado padece miedo, o tristeza prolongados, a los que se añaden otros síntomas, como el insomnio, el tedio... se consideró también que un exceso de bilis negra podía provocar alucinaciones y locura.

Durante el Renacimiento, algunos autores (por ejemplo Johann Weyer, o Reginal Scott) intentan minimizar en sus tratados el daño que sobre las criaturas de Dios puede ocasionar el Diablo, con el fin de contradecir la idea, más o menos popular – vinculada a los procesos inquisitoriales -, que el Diablo podía transformar físicamente a los hombres en bestias. En este momento se afirmará que sólo puede avivar su imaginación, hacerlos presa de terribles alucinaciones, y de este modo vuelve a considerarse la “licantropía melancólica” como explicación al fenómeno de los hombres-lobo, así como a otras metamorfosis zoomorfas.

Los partidarios de esta explicación aumentan, de modo que el término “insania lupina” o “manía lupina” se generaliza para describir a aquellos que se consideran a sí mismos lobos, o bestias en general, y actúan como tales. Fuera del contexto estrictamente médico, también se populariza el término, apareciendo en la literatura de la época.

Las descripciones procedentes de diferentes fuentes acerca de los hábitos de los afectados por la insania lupina repiten ciertos elementos; salen de noche, aúllan, se pasean por los cementerios dónde cazan, o extraen los huesos de los muertos de sus sepulcros, trasladándolos de lugar[2].


I.b.-La Locura.


Hacia el s.XVII se empiezan a establecer diferencias entre la melancolía y la locura. En su “Anatomía de la melancolía” (1621), el fisiólogo Robert Burton[3] escribe:

“(...) la locura (...) mucho más violenta que la melancolía, llena de furia y de estrépito, con miradas, reacciones y gestos horribles que perturban tanto la mente como el cuerpo de los pacientes con enorme vehemencia, sin ningún temor ni tristeza, con fuerza y audacia tan impetuosas que, en oportunidades, tres o cuatro hombres no pueden sujetarlos.”

En cuanto a la licantropía añade:

“ (...) Se produce cuando los hombres corren aullando entre las tumbas y campos durante la noche, estando persuadidos de que son lobos o alguna especie de bestias. Aetius y Paulus consideraron que se trataba de una especie de melancolía, pero yo me referiré más bien a esto como locura, como también otros lo hacen.

En El libro de los hombres lobo, de Sabine Baring-Gould[4] (1865), se presenta el mito del hombre lobo como una “terrible superstición” y perdura la aceptación de la licantropía como una forma de locura:

“(...) En realidad se trata de una forma de locura, como se puede comprobar en la mayoría de los manicomios. Entre los antiguos, esta clase de demencia recibía los nombres de “licantropía”, “kuantropía” o “boantropía”, porque quienes la padecían creían transformarse en lobos, perros o vacas[5]. (...)”

Sin embargo, para Baring-Gould el licántropo es un psicópata, una especie de maníaco que no ha podido superar el reclamo de una crueldad innata, y al que la sed de sangre, de torturar a otras criaturas, enajena. En este sentido citará varios casos que tendrían más relación con un comportamiento “criminal” en términos humanos, que con el reino animal.



I.c.-El Autismo.

El autismo, podría ser también una explicación al comportamiento de algunos “hombres lobo”, aunque más cercano al fenómeno de los “niños salvajes”[6]. Los niños autistas estudiados en Chicago, en 1950, fabricaban madrigueras y preferían la comida cruda, atacaban a sus cuidadores en ocasiones y corrían de noche en pequeños grupos, como hubieran hecho los niños salvajes. Estos niños estarían mejor preparados para sobrevivir en condiciones extremas, ya que soportan hambre, dolor y temperaturas extremas; por lo que es probable que la mayoría de niños salvajes hubieran sido autistas abandonados por este motivo.



I.d.-Alucinógenos

Al igual que sucede con el “vuelo de las brujas” al aquelarre en la imaginería de la inquisición, otra de las explicaciones recurrentes al fenómeno de la licantropía se centra en el consumo voluntario o involuntario de sustancias alucinógenas. Teoría que viene de antiguo, y que, con mayor o menor éxito, también ha llegado a nuestros días[7].

Una intoxicación involuntaria podía darse por el consumo del cereal dañado por el hongo claviceps purpúrea (cornezuelo del centeno)[8]. La intoxicación por este hongo provoca daños en el sistema nervioso central, que se pueden manifestar en convulsiones, y alucinaciones similares a las provocadas por el LSD; también puede ocasionar la gangrena de las extremidades.

El uso de ungüentos con fines mágicos es conocido desde la antigüedad. Pero durante las persecuciones de los tribunales de la Inquisición el tema se recupera, tomando especial relevancia; entonces es el Diablo el que, tras el pacto con el brujo/a, le da el ungüento o la receta del mismo para que pueda volar o transformarse en animal, con el fin de cumplir los servicios que el Diablo solicite, o de acudir al aquelarre a rendir vasallaje.

Para adornar el relato aún más, a las pociones y ungüentos comunes para sanación ( cuya composición se supone a base de hierbas tóxicas como el acónito o la belladona ), ahora se les añaden ingredientes “extra” como “sangre” de varios animales, o humana; o la grasa de niños asesinados con ese fin... Esta explicación formaba parte del compendio inquisitorial, de modo que a las confesiones forzadas se las obligaba a entrar en esta pauta.

Esta teoría resulta lógica - una vez se ha limpiado de estos elementos “demoníacos”- , pues las personas intoxicadas podían creer que veían realmente hombres lobo o considerarse a sí mismas como tales. Pero a la vez resulta realmente pobre a la hora de explicar la generalidad de el fenómeno de la licantropía ( y al mismo tiempo del vuelo de las brujas). Baste con decir que para inducir a voluntad el tipo de estados alterados de conciencia que los defensores de esta teoría defienden, el uso de alucinógenos no es estrictamente necesario.





II. Afecciones Físicas



Al mismo tiempo que encontramos alteraciones psíquicas comunes en los afectados por la licantropía, también se documentan algunos rasgos físicos comunes asociados a la misma. Recuperando el texto de Robert Burton[9]:

“ (...) Los afectados se esconden durante la mayor parte del día y salen de noche, ladrando y aullando por las tumbas y desiertos; según Altomarus, por lo general, tienen ojos hundidos, costras en las piernas y muslos, y se ven resecos y pálidos”.

Hemos visto que enfermedades físicas, como la epilepsia o la soriasis eran atribuidas por la medicina griega a un exceso de “bilis negra”, pero existen aún dos raras enfermedades, desconocidas en aquellos tiempos, que podrían haber contribuido a nutrir la imaginería del mito del hombre lobo.



II.a.-La Hipertricosis.



Se trata de un crecimiento inusual del vello corporal, que no causa dolor, ni alteraciones de la personalidad, aunque por otro lado la reacción del entorno puede causar problemas psicológicos al afectado.

Se pueden diferenciar tres tipos de hipertricosis[10]:

Hiperticosis lanuginosa congénita.- El lanungo es un pelo suave y blanquecino que aparece en los neonatos, y desaparece comúnmente en el primer mes de vida. En el caso de los afectados de hipertricosis este vello no sólo no desaparece, sino que puede crecer durante toda la vida, cubriendo la totalidad del cuerpo, salvo las palmas de manos y pies. Esta variedad de hipertricosis puede desarrollarse de forma tardía, y también puede aclararse el vello hasta desaparecer.

Hipertricosis congénita o “Síndrome de Ambras” - Una forma hipertricosis congénita, en la que el vello es grueso, sobretodo en el área facial, y posee coloración. Este cabello crecerá a lo largo de toda la vida.

Hipertricosis focal lumbosacral, “cola de Fauno” o “cola falsa”.- Se trata de un área de cabello lanugo en la zona lumbosacral; aparece en el neonato y se conserva hasta la edad adulta. El normalmente un signo de un disrafismo de la espina dorsal. Es necesario hacer una investigación neurológica y radiológica en estos casos.



II.b-La Porfiria.



Las porfirias son trastornos hereditarios del metabolismo. La porfiria implica anomalías en la producción de pigmentos de hem, sustancia básica para la producción de la hemoglobina (pigmento de los glóbulos rojos), de la mioglobina (pigmento rojizo de las células musculares) y otras substancias llamadas citocromos[11].

El cuerpo no llega a evacuar las porfirinas (productos intermedios tóxicos) que se depositan en la piel y que son fotosensibles, lo que produce la aparición de enrojecimientos, erupciones y descamación de la piel cuando se expone al sol. Estas lesiones tienden a ulcerarse, lo que puede ocasionar la pérdida progresiva de tejido, implicando una posible mutilación de orejas, nariz, párpados, labios, dedos... además, sobre las zonas sensibilizadas a la luz se altera la pigmentación y se desarrolla una vellosidad anormal. Las porfirinas son también expulsadas a través de la orina y la saliva. La porfiria puede causar malformaciones dentales.

La porfiria puede manifestarse tanto en la niñez, como en la edad adulta. Durante un ataque agudo, que puede llegar a ser mortal, se puede presentar debilidad y dolor muscular; pero también cambios de la personalidad, y cambios sensoriales.

Un enfermo de porfiria podría haber sido visto por sus vecinos como un hombre lobo, rondando de noche, con el rostro mutilado por la úlcera, cubierto por una vellosidad excesiva, los dientes malformados expuestos y teñidos de rojo, etc. Durante el ataque, el pobre afectado podría gemir de dolor, o ver alterada su personalidad , teniendo un comportamiento anormal.



Notas


[1] http://www.herreros.com.ar/melanco/lugares.htm

[2] A parte del aullido, es difícil comprender hoy en día que semejanza con el comportamiento lobuno pueden tener estas acciones. El lobo es un animal resistente, que en tiempos de escasez puede alimentarse de prácticamente cualquier cosa; el lobo no desprecia la carroña, incluyendo los restos humanos. Durante las guerras, los lobos seguían a los ejércitos, y lo cierto es que se producía un crecimiento general en las manadas, al aumentar sus posibles fuentes de alimentación. Después de esto, era más frecuente que los lobos atacaran a las personas vivas, al haberse llegado en ocasiones a especializar en esta presa, como en condiciones naturales pueden especializarse en la caza de otras.

No faltan casos documentados de lobos que entraron en camposantos hasta mediados del s.XIX para desenterrar los cadáveres y devorarlos, a lo cual podemos dar dos explicaciones; o bien se trata de un período de hambre extrema, o el individuo se ha especializado en esta carne, pero ya no la encuentra de otro modo.

[3] Jorge Fondebrider, “Licantropía: historias de hombres lobo en occidente”, ed. Adriana Hidalgo. Buenos Aires, 2004.

[4] Sabine Baring-Gould, “El libro de los hombres lobo. Información sobre una superstición terrible.”, ed.Valdemar, Madrid, 2004.

[5] Entre los niños ferales, también se documentan criados por vacas.

[6] Hay una página exclusivamente dedicada a este tema.

[7] Se puede consultar la conocida obra del antropólogo Marvin Harris. “ Vacas, cerdos, guerras y brujas”. (1974).

[8] http://www.iqb.es/cbasicas/farma/farma06/p...ectos/ergot.htm

[9] “Anatomía de la melancolía” (1621). Jorge Fondebrider, “Licantropía: historias de hombres lobo en occidente”, ed. Adriana Hidalgo. Buenos Aires, 2004.

[10] http://www.adioscalvicie.com/atlhipc.html

http://www.nevertobenext.blogspot.com/2006...icas-ii-el.html

[11] http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish...icle/001208.htm

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#4

Marie de France, escribió entre sus lais, en el s.XII, la historia de un noble licántropo, cuya imagen es positiva en lugar de monstruosa. El lais de Bisclavert fue un modelo a imitar por otros autores (por ejemplo en el "Lais de Melion" o el relato del Alphouns incluido en el "Roman de Guillaume de Palerne").



“ Dado que me propuse cantar lais,

No quiero olvidarme de Bisclavret.

Bisclavret dice el bretón;

Garwfdicen los normandos.

Antaño se podía oír

- y con frecuencia ocurría-

que ciertos hombres se hacían

Lobos y vivían en los bosques.

El hombre lobo es bestia salvaje.

Cuando está rabioso, hombres

Devora, causa grandes males

Yendo y viniendo en el bosque.

Dejemos pues la cuestión;

Quiero contaros del hombre lobo.

En Bretaña vivía un barón

De quien oí maravillas;

Caballero apuesto y bueno,

Siempre actuaba con nobleza.

Era íntimo de su señor

Y todos sus vecinos lo querían.

Tenía esposa muy rica

Y muy agradable de ver.

Él la amaba y ella a él.

Pero había algo que a ella le molestaba:

Cada semana lo perdía

Tres días enteros, no sabía

Qué le pasaba ni adónde iba;

Tampoco lo sabía ninguno de los suyos.

Una vez en que volvía

A su casa, alegre y contento

Lo interrogó.

- Sire -le dijo-, mi bello y dulce amigo,

una cosa preguntaros

yo quisiera, si me atreviese,

Pero temo mucho vuestra ira.

A nada le temo tanto.

Cuando la oyó, la abrazó

Y atrayéndola le dio un beso.

- Señora - dijo-, ¡Preguntad!

No hay cosa que yo no quiera

Deciros, si puedo hacerlo.

- ¡A fe mía – dijo ella- estoy salvada!

¡Sire, tanto miedo tengo yo

Los días que no estáis a mi lado!

El corazón mucho me duele

Y tanto temo perderos

Que si muy pronto no hallo consuelo

Creo morir de inmediato.

¡Decidme adónde vais,

Adónde estáis, dónde os quedáis!

¿A otra amáis?

Si es así, es grave falta.

- Señora, por Dios, piedad!

Grandes males sufriría si os lo digo,

De mi amor te alejarías

Y yo mismo me perdería.

Cuando la dama lo oyó,

No lo tomó como broma.

Tantas veces le pregunta,

Tanto lo elogia y adula

Que su aventura le cuenta

Y cosa alguna le oculta.

- Señora, me convierto en hombre lobo,

En el bosque me introduzco

En la espesura cerrada,

Y allí vivo de las presas y rapiña.

Cuando todo le contó

Ella entonces preguntó

Si iba desnudo o vestido.

- Señora – dijo- , desnudo.

- Dime, por Dios ¿y tus ropas?

- Señora, eso no responderé,

pues si llegara a perderlas

o me vieran al dejarlas

Hombre lobo sería yo para siempre.

No tendría yo socorro

Hasta que me fueran devueltas.

No quiero pues que se sepa.

-Sire – respondió la dama-,

soy quién más te ama en el mundo:

Nada debéis ocultarme, de mí no debéis dudar.

No sería ya amistad.

¿Mal os hice? ¿Por qué pecado

Cometido dudáis de mí?

Bien será que lo digáis.

Tanto lo apremia, le suplica,

Que ya no puede negarse.

-Señora – dice-, entrando al bosque,

junto al camino que tomo,

hay una vieja capilla

Que a menudo me ha servido.

Hay allí una piedra hueca,

Debajo de unos arbustos.

Dejo allí mis pertenencias

Hasta volver a la casa.

La dama oyó esa maravilla

Y enrojeció de pavor.

Se espantó de la aventura

Y ya no pensó en otra cosa

Que en dejar su compañía,

Yacer con él no quería.

A un caballero del condado

Que largamente la había amado

Suplicado y requerido

Y que le ofreció su servicio

- a quien ella no amaba

ni su amor le prometía-

ahora le manda un mensaje

abriendo su corazón:

“Amigo mío – le dice-, alegraos!

Eso por lo que penáis

Os lo doy sin dilación:

No opondré yo resistencia;

Mi amor y cuerpo os ofrezco,

¡Amante vuestra he de ser!”.

Le agradece el caballero

Y le toma la palabra

Jurando que él cumplirá.

Luego ella le contó

Lo que hacía su señor,

Y en el bosque le enseñó

Dónde dejaba sus ropas.

Así fue traicionado el hombre lobo

Y por su mujer vendido.

Ausente muy a menudo,

Como era de esperar, pensaron todos

Que se había marchado para siempre.

Preguntaron y buscaron.

No se lo pudo encontrar.

Terminaron las pesquisas.

Se casó entonces la dama

Con ese que la quería.

Pasó así un año entero,

Hasta que el rey fue a cazar.

Se marchó directo al bosque

Donde estaba el hombre lobo.

Una vez sueltos los canes,

Muy pronto allí lo encontraron.

Todo el día lo siguieron

Los perros y cazadores,

Tanto que al final lo alcanzan

Y ya van a destrozarlo.

Tan pronto como ha visto al rey,

Su misericordia implora.

Pronto se aferra a su estribo

Y le besa pierna y pie.

Lo ve el rey y siente miedo

Y a sus compañeros llama.

- ¡Señores – dice-, venid!

¡Mirad esta maravilla!

¡Ved la bestia que se humilla!

Como un hombre piensa e implora.

¡Que retrocedan los perros

y que ninguno lo hiera!

La bestia piensa y comprende.

¡Apresuraos!, ¡Partamos!

A la bestia la perdono.

No deseo cazar más.

El rey se vuelve a la corte.

El hombre lobo lo sigue

Muy de cerca, no se aparta,

No desea abandonarlo.

El rey lo lleva al castillo

Satisfecho y muy contento

Ya que nunca ha visto igual.

Por maravilla lo tiene

Y gran cariño le guarda.

A los suyos ha ordenado

Que lo cuiden por su amor,

Y que nadie lo maltrate,

No le peguen ni lo hieran,

Que alimento no le falte.

Todos lo cuidan con gusto.

A diario entre caballeros

Y junto al rey él se echa.

No hay nadie que no lo quiera;

Es tan franco y es tan bueno

Que a nadie busca hacer mal.

Allí dónde el rey se fuera

Ni un segundo lo abandona.

Sabe lo que quiere bien.

Oís después que pasó

A una corte ha convocado

El rey a todos sus barones

Que tuvieran feudo propio

Para ayudar en la fiesta

Para servirlo mejor.

Quien casó con la mujer

Del hombre lobo allí fue

Muy ricamente ataviado.

No sabía que tan cerca

Al lobo se iba a encontrar.

A penas llegó al palacio,

Encontrose al hombre lobo,

Que corrió hasta donde estaba él

Y con los dientes lo arrastra.

Mayor daño le habría hecho

Si no lo llamaba el rey

Con una vara en la mano.

Dos veces quiso morderlo.

Asombrados quedan todos

Pues jamás procedió así

Ante la vista de nadie.

Todos en la casa dicen

Que no actúa sin razón,

Que por algo está ofendido

Y desea pues vengarse.

Nada más pasó ese día.

Se marcharon los barones

Y a sus casas retornaron.

Entre aquellos caballeros

Partió muy presto el mordido ,

El que atacó el hombre lobo.

No sorprende si lo odia..

No pasó mucho tiempo

- según creo -

sin que volviese al bosque el rey,

que era tan sabio y cortés,

Donde fuera encontrado el hombre lobo.

Con él marchaba la bestia.

Fue así que al caer la noche

La corte allí se instaló.

Lo supo la pérfida esposa

Y solícitamente vistiose.

A la mañana al rey fue a hablar

Llevándole un rico presente.

Cuando el animal la vio venir

Nadie pudo retenerlo:

Hacia ella corrió rabioso.

¡Oíd lo bien que se ha vendado!

Le arrancó la nariz del rostro.

¿Qué otro daño podía hacerle?

Todos lo han amenazado

Y lo habrían despedazado

Si un sabio no le hablaba al rey:

- Sire –le dijo - ¡escuchadme!

Esta bestia ha vivido a vuestro lado.

Y no hay entre nosotros

Nadie que no la haya visto largamente.

Jamás tocó a hombre alguno

Ni demostró felonía,

Salvo atacar a esta dama.

Por esta fe que yo os debo,

Algún motivo él tendrá

Contra ella y su señor.

Ella fue esposa de aquél

A quien tanto vos queríais

Y se perdió, sin que hasta hoy

Sepamos qué le pasó.

Obligad con tortura a esta mujer

Para hacer que diga algo

Que nos deje saber por qué la odia.

¡Haced que hable si ella sabe!

Muchas maravillas presenciamos

Sucedidas en Bretaña.

El rey siguió su consejo:

Retenido el caballero,

Hizo apresar a la dama

Y la ha puesto en gran tormento.

Por el dolor y por miedo

Todo contó de su señor:

Cómo lo había traicionado,

Cómo lo hubo despojado,

La aventura que él contó, en qué cambiaba, dónde iba

Y cómo luego de quitarle los vestidos

Nunca más fue visto en la región.

Ella bien pensaba ahora

Que esa bestia fuera aquél.

El rey le exigió la ropa

Que a su pesar la dama entrega.

Al verla el hombre lobo,

Ni la mira ni se acerca.

Fue entonces cuando aquel sabio

Que al rey hubo aconsejado

Dijo: - Sire, no lo estáis haciendo bien.

Por nada este hombre lobo

Se vestiría ante vos

No cambiaría de forma.

No sabéis lo que significa:

Sentiría gran vergüenza.

Llevadlo a vuestros aposentos

Y que la ropa le alcancen.

Dejémosle un taro largo.

Veremos si se hace hombre.

El rey mismo lo condujo

Cerrando tras de sí las puertas.

Volvió al cabo de algún tiempo

Con dos barones a verlo.

Los tres entran en la pieza

Y sobre la cama del rey hallan

Que durmiendo está el caballero.

Corrió el rey para abrazarlo,

Más de cien veces lo besa.

A penas éste se repuso,

Le entregó toda su tierra,

Y más, que yo no lo digo.

A la mujer la expulsó

De la región y la corte.

Con ella partió aquel otro

Que había traicionado a su señor.

Ambos tuvieron muchos hijos

Por su aspecto y su rostro conocidos:

Varias mujeres del linaje

Nacieron desnarigadas

Y vivieron sin nariz.

La aventura que habéis oído

Verdad fue, no lo dudéis.

Del hombro lobo es el lais

Que espero siempre recordéis.”





Fuente: Fondebrider, Jorge; Licantropía, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004. pp.67-76.


Notas acerca de simbología en el lais de Bisclavret




“El lais de Bisclavert también recibe el nombre de Garwalf en las leyendas normandas. Garwalf se relaciona con werewolf, es decir el hombre lobo. La creencia en tales criaturas era extensa en la Edad Media. Según las leyendas son propensos a morar en los bosques, lugares que se considerarán como peligrosos y espantosos.

En este lai tenemos el ejemplo de la esposa curiosa que sólo busca desvelar el secreto de su marido para perjudicarle es el modelo bíblico da Sansón y Dalila.

Vemos que el protagonista aunque se convierta en hombre-lobo no ataca a los humanos, vive de la caza, podría ser un intento por parte de la escritora de darle una moral al protagonista y hacernos entender que todo lo que hace es porque es victima de su propia transformación.

En este lais se da tanta importancia al hecho de aparecer desnudo ya que la desnudez como tal es el distanciamiento de la civilización, la ropa es lo que diferencia al ser humano de los animales.

La capilla donde el hombre-lobo realiza la transformación nos transmite la idea de que dicha metamorfosis se hace al amparo de un lugar sagrado.

A causa de la traición de su esposa él perderá la condición de ser humano cuando el amante de esta le robe la ropa. Así pasará un año entero hasta que el rey vaya a cazar y lo encuentre, por avatares del destino el rey se apiadará de él y se lo llevará con él a su castillo.

Aquí encontramos el tema folklórico y recurrente del perro fiel. En la simbología medieval el león que tendría mucho que ver con el perro es el animal heráldico prototipito, es el símbolo de la realeza. También a los pies de las tumbas de los caballeros veremos un león o un perro de caza porque representan la fortaleza y la valentía en el combate. A los pies de las damas podemos ver, aunque sin generalizar, un perro de compañía porque este simboliza las virtudes de lealtad y fidelidad al marido, estas son las virtudes medievales de toda buena dama. Por eso podría ser paradójico que la mujer del hombre-lobo fuese atacada por un “perro” encarnado en la figura de su marido, ya que ella no reúne las características de buena dama..

Bisclavert cuando ataco a su esposa le arranco la nariz y este tipo de mutilaciones eran frecuentes en la Edad Media y se efectuaban a los malhechores. Además, esta mutilación no sólo será una marca física sino que afectará a todo el linaje por la magnitud de la afrenta que hizo la mujer de Bisclavert a este.”

ACERCA DE LA AUTORA:

Maria de Francia es la primera escritora francesa de nombre conocido que aparecerá como autora de tres obras en la segunda mitad del siglo XII. Servirá de modelo a los demás escritores que trataron la Materia de Bretaña y la narrativa en verso.

La producción literaria de Maria de Francia consta de los lais (doce narraciones fantásticas inspiradas en las composiciones musicales de juglares), la traducción de las Fábulas de Esopo del inglés al francés y la traducción del Espurgatoire Saint Piatrice obra que narra las aventuras del apóstol de Irlanda, del latín.

Es característico de la autora dejar traslucir el influjo de obras contemporáneas, aludir a autores de la Antigüedad clásica. La obra de Maria de Francia más llamativa fueron los lais, la colección de doce relatos breves que tiene como tema central el amor y que se desarrollaran en Bretaña. Maria de Francia llamaba lai a las composiciones musicales que los bretones tocaban con arpa y acabo designando con el mismo termino las narraciones breves de tema bretón. Los lais se inspiran en los juglares pero su elaboración se debe al trabajo de Maria de Francia, que fue mujer de gran cultura y sensibilidad para dotar a los personajes de matices psicológicos. Vemos que los lais recogen influencias folklóricas que muchas veces predominan sobre el amor cortés y el influjo de los textos latinos se impone sobre la ingenuidad del cuento.

Fuente:

“María de Francia” publicado por Silvia B, de la Universidad de Alicante en: http://html.rincondelvago.com/maria-de-francia.html



El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#5

SOBRE EL AUTOR

Carlo Ginzburg (Turín 1939) es conocido por sus aportaciones al
campo de la microhistoria. La microhistoria es una rama de la
historia social de desarrollo reciente, que analiza cualquier clase
de acontecimientos, personajes u otros fenómenos del pasado que en
cualquier otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos. La
razón por la que llaman el interés del historiador puede ser muy
diversa: puede ser lo raro pero también lo cotidiano. En todo caso,
demuestra tener posibilidades interpretativas desusadas cuando el
historiador introduce la llamada reducción de escala o el examen con
lupa del pasado, que constituye el instrumento innovador de esta
disciplina.

Su obra más conocida es "El queso y los gusanos" (1980), en la que
analiza el proceso inquisitorial que se hace a un molinero italiano
del s. XVI, acusado de hereje, por manifestar abiertamente su
desconfianza hacia ciertos aspectos de la doctrina católica que
fortalecían a las clases altas en detrimento de las más bajas. La
capacidad del molinero para argumentar su posición y una cultura
infrecuente para su estatus social, prolongarán el proceso.

Ginzburg es especialista en procesos de la Inquisición, sacando a la
luz elementos que hasta su análisis habían pasado desapercibidos, en
relación con la mentalidad y el entorno real de los afectados, en
contraposición con la cultura de la elite, o la académica del
momento. Ginzburg encuentra en algunos de estos procesos (no en el
caso del molinero) la persecución a una serie de prácticas de
orígenes remotos, en relación con el viaje extático, punto a partir
del cual va desenredando una serie de manifestaciones culturales
olvidadas por la "historia oficial". Hablará sobre este tema
en "Las Batallas Nocturnas: Brujería y Cultos Agrarios en los siglos
XVI y XVII" (1983) y, de un modo más profundo y extenso en
la "Historia Nocturna: Las raíces antropológicas del relato" (1990).


Fuentes Biografía:
http://en.wikipedia.org/wiki/Carlo_Ginzburg
http://es.wikipedia.org/wiki/Microhistoria

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#6

Texto que traduje hace ya unos cuantos años. Por el tema, dejo en negrita los fragmentos que hablan de la Cacería Salvaje.


El Fin del Pensamiento Salvaje
Por Robert Fossier[1]

Al evocar el conjunto de ideas que suponía la noción de herencia ya habíamos nombrado el otro aspecto fundamental de la autonomía campesina en las tierras del Norte: aquello que , desde hacia mucho tiempo, se había dado en llamar en lengua vulgar “religio pagana”, la religión campesina. Disponemos aquí de un texto excepcional, que proyecta una viva luz sobre el universo religioso de un grupo de campesinos indóciles : el Correcteur, ou bien Médecin del obispo de Worms Burchard. El texto procede de un clérigo, cierto, pero al que la necesidad ha llevado a ir más allá que sus congéneres. Las indicaciones que él da permiten establecer un vínculo entre la cultura pagana tal como se conservaba aún en el Norte de Europa, y el folklore francés, que aquí se trata, esencialmente, de un folklore franco.

La obra de Burchard, que él insiere en su gran colección canónica, alrededor del Año Mil, es un penitencial, es decir un cuestionario detallad surtido de tarifas de las penitencias que debían ser cumplidas por el pecador reincidente, de este modo “corregido” o “sanado”, o esa era la idea. Este manual, el más completo del género, fue compilado por el obispo de una pequeña diócesis, la de Worms, el país de las “Rojas colinas del Rhin”. Pero el texto desborda, desde el principio, este ambiente cerrado. Burchard se izo ayudar por su amigo y vecino el obispo de Spire. Él mismo había sido antiguo alumno de la abadía de Lobbes, diócesis de Liège, dónde es probable que encontrara uno de sus textos base. Su inmenso trabajo estaba probablemente destinado a todos sus colegas de provincias de Cologne y Mayence, y, a través de ellos, a los sacerdotes de estas regiones, en un tiempo en el que se acababa de instaurar la red de parroquias, y en el que la religión del cura era tan sospechosa como la de sus parroquianos.

La obra de Burchard es la cumbre de un antiguo esfuerzo misionero que se remonta a la evangelización de los bárbaros de Gran Bretaña, Anglos, Jutos y Sajones, por Théodore de Canterbury (669-690), inspirado a su vez por Roma, quien le había enviado, y por la Iglesia monástica irlandesa, en la que se intentaba apoyar. A él se remonta uno de los primeros penitenciales. Un poco más tarde, la llama fue retomada por dos ilustres retoños de la nobleza sajona del país: Eghbert, arzobispo de York (732-767) y Whigfrith, quien por el reino franco , bajo el nombre romano de Bonifacio, se empleó enérgicamente en restaurar allí la religión cristiana, entonces muy comprometida y prácticamente aniquilada, se convertirá en arzobispo de Mayence (746-755). Probablemente bajo su inspiración, Carlomagno edictó en 743-744 un capitular, perdido en gran parte, en Leptimes o tal vez en Estinnes, muy cerca de Lobbes ; la tabla de materias que de él subsiste, por el esmero que pone en detallar las prácticas prohibidas y por las equivalencias vulgares que da -“El sacrilegio de los difuntos, esto es, dad-sidas” (visión de los muertos)- , prueba un serio esfuerzo para la información. La tarea emprendida por Bonifacio fue continuada durante más de un siglo por sus herederos espirituales, los grandes eclesiásticos carolingios, Halitgaire, obispo de Cambrai (823-830), Raban Maur, arzobispo de Mayence (847-856), Régignon, abad de Prüm que trabajó para el arzobispo de Trèves Ratbod entre 899 y 915. Toda esta tradición misionera se retomó y archivó en la obra de Burchard, que recoge, desarrolla, y tal vez innova en un estilo mucho menos cursivo y alusivo que sus predecesores.

La magia de las sabias-mujeres[2] del Rin.


El panorama cultural así parcialmente revelado, una vez que se reúnen los fragmentos dispersos en la colección, es realmente extraordinario. Dejemos de lado las cuestiones que tratan los echadores de suertes, los adivinos o los envenenadores, estos no nos aportan nada original, y son personajes de todos los tiempos en todo lugar. Dejemos de lado igualmente los banquetes y las fiestas licenciosas en los que “ se hace el Ciervo y la Vieja”. Estos “ carnavales” de diciembre, o de Cuaresma - las “cochinadas de febrero” denunciadas por el concilio de Estinnes – son prohibidos sin interrupción por los viejos concilios. Mas o menos cristianizados en el siglo XII, acabarán siendo tolerados por la Iglesia. Otras practicas colectivas nos interesan aquí, igualmente zanjadas por el obispo, y no menos extendidas, tienen algo que decir.

Burchard sabe claramente contra qué lucha: no contra “desviaciones” marginales y fragmentadas del culto cristiano, sino contra un conjunto religioso completo y antagonista al suyo. Para combatir el culto de los astros, y principalmente de la Luna, él retoma, en un largo parágrafo, las disposiciones de un viejo concilio hispánico, que encontró en la obra de Réginon, pero él adapta el texto para precisar: “ Al menos si observas estas tradiciones paganas que los padres han legado junto a la herencia, a sus hijos hasta hoy día”. Esta declaración desengañada precede a la prohibición del rito de ayuda a la Luna que se oscurece esta “Victoria a la Luna”, prohibido en Estinnes, descrito 100 años después por Raban, que vio que muchos lo practicaban en su diócesis, y abiertamente.

Herencia, el término tiene su justo valor; pero cuanto más se atiende a Burchard, uno puede preguntarse si es la de los padres o más bien, la de las madres. En esta “tradición pagana”, en los ritos colectivos que la expresan y manifiestan, las mujeres ocupan el lugar predominante.

Veámoslas en sus actividades cotidianas. En el tejido cuando están reunidas en la penumbra y el calor de las “escrennes”, estos abrigos semi-enterrados, ellas hacen encantamientos para que su tejido sea sólido, o a la inversa, para deshacer el de sus enemigas; en la Octave de Noël[3], cuando ellas deberían descansar para honrar la futura llegada del Salvador, ellas por el contrario empiezan sus trabajos de costura y tejido, para que su obra crezca con el año nuevo.

El pan del hogar es también su trabajo; en casa, la mujer muele el grano en su molinillo. Si quiere desembarazarse de su marido, molerá al revés, a “ contra-sol”, un grano mezclado con miel, con la que previamente se habrá untado el cuerpo. Si ella quiere ser amada, por el contrario, una amiga amasará la pasta sobre las nalgas de la interesada. Cuando en año nuevo la familia pregunta por su futuro, las mujeres observan cómo han subido los panes. Y cuando un niño tiene fiebre las mujeres lo hacen pasar por el horno, como si fuera uno de sus panes.

Para comer, las mujeres preparan la mesa. En ciertos momentos del año, probablemente en otoño, ellas ponen tres cubiertos para las tres Sœurs Fatales[4], con el propósito de ganar sus buenas gracias. No nos será muy difícil reconocer aquí a las Nornas, y se nos dice que son tan poderosas que pueden conferir al recién nacido el don de transformarse más tarde en cualquier otra forma, por ejemplo en lobo, “eso que la ignorancia llama werwolf ”, un humano-lobo. Al oeste del Rin, la palabra pasara a la lengua romana: el garou. Volveremos a encontrar un poco más adelante a estos lobos-brujos. Remarquemos que una parte de esta magia cotidiana debía ser pública; si los panes de muerte o amor podían ser clandestinos, el niño en el horno o la cena de las tres hermanas no pueden disimularse mucho más que los encantamientos del telar.

Después de los sortilegios, los muertos. Se los vela colectivamente, con danzas y cantos “diabólicos y paganos” en el curso de los cuales se bebe mucho. Sobre el ataúd, las mujeres han puesto sus peines de cardar. Cuando llega el momento de llevarse el cuerpo; rápidamente, ellas van al agua, llenan un bote, regresan y asperjan la tapa. Cuando los portadores pasan el umbral, ellas vigilan que el ataúd sea llevado bajo, nunca por encima de las rodillas. Ante la cabaña, se ha desmontado un carro, los portadores deben pasar entre sus dos lados. En la habitación vacía, allí donde el cadáver ha reposado, se quema grano. Sin estos ritos, los vivos serian amenazados por los muertos.

Ciertos fallecidos son más peligrosos que otros, estos son los muertos maléficos[5], por desesperados: el niño nacido muerto, sin nombre, y la madre muerta en el parto. Una mujer los clava en el suelo, dentro de su tumba, con una estaca. Pues los niños que han nacido muertos se convierten, con seguridad, en bebedores de sangre, en garous. Y estos son los garous que se comen la luna[6] cuando ella se oscurece en un eclipse; al menos esto era lo que los diocesanos de Raban de Mayence creían.

Por último, el tiempo que hacia. Son las mujeres de la aldea las que hacen que llueva, sino que haga buen tiempo. Ellas reúnen las niñas, escogen una, que se desnuda. El cortejo se va a los campos llevando la pequeña en procesión hasta encontrar una planta de beleño, “ que llaman bilse ”, apunta Burchard. Así se nos revela un poderoso aliado de las magas[7] francas, una de las temibles solanáceas[8] , junto la belladona, el estramonio y la mandrágora. Los Sajones las llamaban Henbane ( Mata Gallinas), Nightshade ( Sombra de la Noche), Thornapple ( Manzana espinosa), Mandrake ( Hombre-dragón). La Bilse ( Hierba del Tormento) , empleada verde, en pomada mezclada de arcilla y alunita[9], calma los dolores del parto. Puede también provocar el aborto, y Burchard denuncia en otro pasaje las pócimas abortivas. Pero la Bilse puede hacer aún más : a aquella que la domine, le atorgará la visón; a aquella a quien domine, le dará muerte. Poder ambiguo, en el que el Bien y el Mal son indeciblemente mezclados. Volvamos a la ceremonia, el cortejo se detiene ante la hierba santa. Se le acerca la pequeña, y coge la planta con el dedo pequeño de su mano derecha, atándola luego al pequeño dedo de su pie derecho. Se puede imaginar lo que significan estos pequeños dedos femeninos. Las mujeres retoman entonces su viaje, llevando siempre a la pequeña; van al río y la sumergen. Ellas entran también al agua, haciéndola chapotear con sus bastones, ellas asperjan la joven elegida. Se canta, y se encanta. Al final, las portadoras retoman la pequeña, y todas regresan a la aldea, siguiendo paso a paso el mismo itinerario que las vio llegar, para poder continuar fijando el torrente de miradas. Todo esto es patente, es público. Las “païenneries”[10] se desarrollan en pleno día, a algunas decenas de leguas de las catedrales renanas.

Estos cantos estas danzas, estos cortejos, por escandalosos que sean, sólo son la parte manifiesta de la “herencia”. Hay algo aún más terrible: el hueso duro del mal, los maestros, o mejor dicho las maestras de estos ritos y de esta cultura. Son estos poderosos chamanes, estas brujas del Rin, denunciadas por un capitular carolingio usado por Réginon de Prüm, que Burchard retoma adjuntando pasajes más reveladores aún. Escuchémosle: “ Ciertas mujeres afirman deber, por necesidad y por orden, hacer esto : algunas noches, ellas deben cabalgar sobre una bestia, con la tropa de demonios de apariencia femenina, y que la superchería popular llama Holda ( las Bienveillantes[11] ), y ellas forman parte de su compañía... Ciertas mujeres malvadas creen y enseñan que en la noche ellas cabalgan sobre una bestia en compañía de la diosa de los paganos Diana o Herodiana y una multitud innombrable de mujeres, y que ellas cruzan, en el silencio de las noches serenas, inmensos espacios de tierra, y que ellas obedecen sus ordenes como a una ama, y que ellas son llamadas algunas noches a su servicio. Y una multitud innombrable, engañada por estas falsas noticias, cree que todo esto es cierto.” Veremos más adelante que puede esconderse tras esta doble e indecisa latinidad “ Diana o Herodiana” , que los textos posteriores “corregirán” para relacionarla con la bíblica Hérodiade. Desde ahora se establece que la cabalgada nocturna de las mujeres es, sobre el Rin medio, no conducida por el “Diablo”, este malvado que se mete en todo, sino por espíritus femeninos, y por una “diosa”.

Esta compañía voladora se encuentra con otras tropas adversas : “ Ciertas mujeres creen esto : en el silencio de la noche tranquila, tu sales a través de las puertas cerradas con otros miembros de esta compañía diabólica, y te elevas en el aire hasta las nubes, y allí combates con otras mujeres, ya hiriendo, ya siendo herida.” En las nubes nocturnas, las mujeres libran batallas mágicas y sin duda protectoras rechazando las brujas de las aldeas enemigas. Pues el mismo poder que protege puede al mismo tiempo debilitar : “ Muchas mujeres creen esto y afirman que es cierto: que en el silencio de la noche tranquila, cuando estás estirada en tu cama, tu marido acostado a tu lado, tu puedes, mientras tu cuerpo permanece, salir a través de las puertas cerradas, y que puedes cruzar inmensos espacios de tierra con otras mujeres... Que puedes matar sin armas visibles, incluso a gentes bautizadas y redimidas por la sangre de Cristo, y si comes una parte de su carne cocida y seguidamente pones en lugar del corazón una paja o una varilla o algo así, cuando sean comidos ( ¿los corazones?[12] ), los harás ( ¿a las personas?) vivir de nuevo, les permitirás vivir.” Dos siglos antes, los reyes francos, introduciendo manu militari el cristianismo en tierras Frisonas y Sajonas, habían condenado a muerte a “ aquellos o aquellas que comen carne humana”, sin investigar demasiado que era lo que se comía. Aparentemente, es el corazón lo que las magas codician para tener a las víctimas en su poder, como muertos vivientes. El concilio d’Estinnes ya había denunciado a “ aquellos que las mujeres sirven a la luna para robar corazones humanos”, y el redactor del texto emplea para designar el lugar que une a las mujeres a su Señora el mismo término que se refiere a los vasallos vinculados a su señor. Estas ogresas[13] no estás solas : “ Quiera el Cielo, se exclama Burchard -o sus fuentes- que ellas mueran solas en su perfidia y que no hayan atraído, en esta enfermedad, a demasiados hacia su bando.”

“Una muchedumbre innombrable... muchas mujeres... muchas personas...” No nos equivoquemos : el pensamiento que nos muestra el cuestionario de Burchard inicia en el siglo X su largo declive. Ciertamente, aún está vivo entre las poblaciones germanas del Rin medio, los pequeños agricultores libres o semi-libres de Franconia y Palatinado y entre sus vecinos aún más débilmente cristianizados, Frisones y Sajones. Pero para encontrar un paganismo dominante hacia falta ir hasta la Marca de los Daneses, hasta las islas del norte del Mundo, hasta esa vasta Scania “matriz de los pueblos” de dónde habían llegado los ancestros de los campesinos renanos.


Un poco más de dos siglos antes, los paganos eran mayoría al oeste del Rin, incluso en las ciudades; en Metz dónde las princesas rubias eran enterradas con su largo bastón de avellano, en Tournai, dónde los hombres del alcalde de Palais amenazaban al obispo cuando osaba reprenderles, y se burlaban de él. Los concilios del tiempo reconocen el hundimiento de la Iglesia. Después, el imperio restaurado por los Carolingios hace retroceder la salvajería, la acosa en sus plazas fuertes; en las lagunas Frisia dónde se encuentra el Upstalboom “El Árbol de la Alta Sede” ; en el bosque de Teutoburgerwald , de los Sajones, dónde se elevaba Irminsul , “ la Columna del Inmenso” alias el árbol de Odín. Estos lugares santos dónde se quebró el ímpetu romano, serán regidos por la ley cristiana de la nueva Roma, al menos en principio. Burchard, carolingio tardío, es el heredero de este gran esfuerzo civilizador; está en apogeo. Y debemos recordar que la fuente que nos presta esta información, su minucioso cuestionario, es en primer lugar el instrumento de una represión muy eficaz.

Después de él, a causa de él, los ritos aún públicos en algunos lugares devendrán clandestinos; todo un sistema mental se oculta poco a poco, se entierra para sobrevivir[14]. El pensamiento salvaje , perseguido, se degrada y se cubre de niebla.


Geografía de las sombras.

A Herodiana y la tropa de las Holda les sucedió lo que más al sur le sucedió a Melusina, poco a poco fueron relegadas a un inofensivo folklore. Será en este campo dónde deberemos buscarlas ahora.

Sobre las criaturas que cabalgan en la noche, los bellos espíritus de finales del siglo XII sabían un cierto número de cosas. Estos “nuevos filósofos” no salen de los claustros. Su base original, sus viajes, su deseo de complacer a príncipes golosos de “curiosidades” introducen en sus discursos elementos que sus predecesores habrían rechazado. Por lo tanto, sobre esta cuestión precisa, apenas se entretienen, sea por que sus informaciones sean vagas, sea que la cuestión aún es peligrosa. Uno de ellos Guillaume de Paris, una especie de enciclopedista del siglo XII, ávido de ostentar sus conocimientos en todos los dominios, se limita a declarar a su lector : “A propósito de las cabalgadas nocturnas, que en francés popular llaman Hellequini , y en España la Anciana Armada, aún no te responderé. Pues no tengo aún la intención de decir lo que son. Y, a decir verdad, no es cierto que sean malos espíritus.” El Maestro Guillaume no se resignó a diabolizar la cabalgada nocturna, pero evita extenderse sobre el tema. Sus colegas en literatura, Orderic Vital o Pierre de Blois no son menos alusivos cuando hablan de las Helletini o Herletigni.

Las formas germánicas que tapan estos “vulgarismos” son claras : Hellekin o Helle-tegn , es decir la parentela de Helle, la compañía, uno siente la tentación de traducir el vasallaje de Helle. Mas tarde, por una tautología parecida a la que hace hablar del loup-garou, se dirá la mesnie-Hellequin, empleando el mismo término - mesnie - que designa la mansión de un noble[15]. Así se olvidó la gran diosa funeraria de la anciana Germania, Helle, quien regía en el lejano norte, en las lagunas de Nebelheim, el país de la niebla, rodeada de sus perros, de lobos y serpientes. Helle es conocida sobretodo, como prácticamente todo el paganismo germánico, por los compiladores islandeses del siglo XIII, cristianos que la diabolizaron para hacerla entrar en su perspectiva, en la que un Odín tardío, “Padre de Todo”, parece abrir camino a Nuestro Señor. Pero las Sagas cantan siempre las Disir o las Wael-kur , cornejas devoradoras de cadáveres, lobas que persiguen a sus presas humanas, cabalgadas otoñales. A sus lados cabalgan en el cielo los muertos peligrosos, los “Elfos Negros”, envueltos de oscuras nubes, y los trolls, brujas o brujos capaces de todas las apariencias. Esta terrible cabalgada tiene aún amigos, a los que ella protege, como en Worms, combatiendo en su terreno, o concediendo a los recién nacidos los dones que regirán sus vidas.

Helle y los suyos han dominado en muchos países del Norte : en Scania, dentro de Halland, en Jutlandia, en el país de Helle, en las Bouches del Rin, en Holanda, y entre los Anglos de Gran-Bretaña, en el Holland del golfo de Wash. Pero una consulta toponímica detallada, como la que han llevado a cabo los investigadores escandinavos, revelará otras marcas de sus ritos y de sus moradas, por ejemplo en Lorraine e incluso más al oeste del Rin.

Pero las huellas más sorprendentes de Helle se encuentran en el folklore de un cierto numero de regiones del norte de Francia. En Flandre, Lorraine, Normandia, en Anjou , en Maine y en la baja Bretaña, fielmente transmitida a través de deformaciones más o menos benévolas, rondaba aún en el siglo XIX la caza Helquin, Heletchien, Herlequin o Hierlekin, o incluso la humana ( ¿ Helle-men ? ) – que evocan los perros, el terror, el miedo. En Normandia, dónde existe una viva impronta, se sabe, en numerosos territorios, que la caza está dirigida por un personaje femenino, Madre Harpina, alias Cheserquine, alias Proserpine, es decir, probablemente una Asesina de la Armada, una Asesina de la Armada de los Cadáveres, Here-beana, Hraes-Here-beana, el nombre de la cual suena muy próximo al de la Herodiana de Burchard de Worms.

Pero en otros territorios de Normandia, se tiene una opinión diferente : la caza es dirigida por un personaje masculino, Hug-bercht, el “Brillante de Hugi”, perífrasi clástica para designar a Odín. Gracias a un santo obispo de Liège, fallecido en 727, Hubert el cazador pudo haber sido santificado. La misma divergencia se encuentra en el sur del país franco, en Touraine, en Berry, en Borgoña, en Varais, dónde un personaje masculino conduce la caza. En Poitou, en la Marca, en Bourbonnais, en el bajo Maine, regiones en las que ya se habían establecido los suevos, la caza salvaje cambia de nombre. Ella deriva en Gallry, Galeria, Valory, Galière, Gayère, es decir Waelhere, la Armada del Osario ; allí vagan, a menudo bajo la forma de cornejas, inquietantes apariciones, Galopine o Galipote, Wael-beana o Wael-boda, Asesinas, o mensajeras de Odín, el señor del Walhalla. Esta rivalidad por el dominio de la Armada de los Muertos, de la “Anciana Armada”, se reencuentra al este del Rin: cuando en Sajonia la caza esa la de una gran bruja, Werre o Holle, en la Alemania del centro de del sur, es un cazador quien la conduce. Los maestros islandeses, deseosos de tener a todo el mundo en paz en su panteón folklórico, explicaran que el dominio de los muertos era compartido entre Helle o Freya y Odín. Pero en el terreno, sus devotos no se conformaron; la señoría del uno era exclusiva de la del otro.

Con todo, la caza presenta una fisonomía común. Los espíritus cabalgan por los cielos en la noche, acompañados por perros o lobos de ojos rojos. Entre ellos, los espíritus de los muertos y, se insiste a menudo, los espíritus de los niños muertos. A aquel que los saluda, que responde a su llamada - que es la de la caza, Hourvari, Hallali, pero también puede ser clamores populares, Haro o Charivari – ellos le lanzan una presa. Raramente se osa decir su nombre, pues se trata de carne humana. Saludar a la caza, es declararse su amigo; comer la presa que ella ofrece, es unirse a ella. Naturalmente, a partir de este raíz común, los temas folklóricos ofrecen muchas variantes, que habría que estudiar por ellas mismas, teniendo en cuenta las evoluciones probables, masculinización y diabolización de personajes, o moralización del don infernal – bien mal adquirido... Pero lo que subsiste, la Caza Salvaje, cuando emplea un vocabulario germánico, nos permite entrever la mentalidad que subyace tras las formas denunciadas en el manual de Burchard; nos autoriza aquí a generalizar que su práctica tiene se extiende más allá de la diócesis de Worms; a todos los países donde cabalga Hellequin, la caza de mujeres conducida por la gran maga del Norte. Y se puede esbozar una geografía mental de la sociedad de los muertos, reveladora de la de los vivos, feminizada o masculinizada.


El silencio de las regiones meridionales se explica probablemente por el hecho de que la religión campesina fue desde un tiempo muy anterior trabajada por las influencias precristianas, como las religiones mistéricas y el sincretismo solar del Bajo imperio, y después por las diferentes corrientes de la misma religión cristiana. La Iglesia podía ser más conciliadora a la vista de tradiciones paganas que podían asimilarse. La tolerancia hacia una representación casi idólatra de los santos fue, como hemos dicho[16], una característica meridional aún a principios del siglo XI, y es sobre este tipo de cultura que se funda el movimiento de Paz[17]. Se recuerda también la desconfianza que inspiraba a los obispos del Norte. A partir del siglo XII, el Diablo deviene omnipresente; pero se puede aun ver que recubre pasados diferentes, al Norte, Helle o el rey del Wal, en el Midi, un San Joaquín o Juan un poco sospechoso, que miran hacia España. En la misma época la resistencia de los centros dirigentes del Norte a los cultos “populares” cede : la realeza francesa se basa en el culto dionisiaco, el emperador germánico introduce en Colonia el culto de los Reyes magos, venido de Italia, Milán y Pavía.

La elección se hizo a principios del siglo XI. El rey de Francia dudaba entonces entre tres influencias; la de la Iglesia septentrional a la carolingia, encarnada por el obispo de Chartres, Fulbert, la de los cleros ascéticos de Orleáns, adeptos al “maniqueísmo”[18], y la de los cluniacenses[19] exhibidores de ídolos santos. Fulbert se alió con los cluniacenses, y el rey Robert, bajo su doble influencia, envió a la hoguera a sus amigos heréticos. En el seno de la crisis feudal, bajo la presión del vulgo campesino, la elección real en el combate de ideas se limita a dos vías : por un lado un cristianismo poco ortodoxo, que puede ser considerado como un compromiso “ a la meridional” entre una Iglesia monástica y una “paganería” campesina, tibia y doméstica; por otro lado, el “maniqueísmo medieval”, que rechaza a la vez, violentamente, el culto de los muertos y las tumbas, así como todo lo que es carnal, y que, rompiendo con la malvada Tierra, se centra en la esperanza de un mundo sin Mal.

Curiosamente, el impulso del profetismo enraizó también en la población campesina. Los monjes de Chartres o de Borgoña acusaron en principio a estas asambleas nocturnas de ser sabbats, donde uno habría absorbido, para “volar”, mixturas inquietantes, en las que se incluían las cenizas de un recién nacido, y donde se habría fornicado a porfía. Calumnia rápida, a falta de algo mejor, pero que no se podía sostener. Incluso si toma prestado a la anciana cultura “salvaje” ciertos símbolos -como las abejas-, el profetismo maniqueísta fundamentalmente se aleja de ésta. Esta puede ser la razón de su éxito innegable en las aldeas del Midi. Desde este punto de vista, la pretensión de los herejes de ser “los verdaderos cristianos” no parece extraña, incluso si niegan la crucifixión. Ellos serán como la vanguardia de una corriente ascética y racional “depurada” de la que el cristianismo había sido una etapa; no puede ser superficial que la atracción por la herejía de los letrados del siglo XI, o su éxito entre los mercaderes y usureros del siglo XIII, evoquen otros rigorismos cristianos ulteriores difundidos también entre los intelectuales y banqueros. Y ante todo, la oposición dramática entre estas dos corrientes -el “maniqueísmo”, y lo que se podría llamar la “hagiolatría” monástica- no puede hacer que se olvide que ambos se desarrollan por oposición a la “paganería” ; el uno la niega, el otro la entibia y desnaturaliza. A partir del siglo , la religión de las villas deja de estar reducida a las ciudades y a los territorios que la rodean; ella llega a los campos, e incluso a los desiertos. Pero hasta el final del periodo Carolingio -el testimonio de Raban Maur es formal- fracciones notables, y tal vez mayoritarias, del campesinado del Norte se reagruparon aún en derredor de su anciana cultura.

--------------------------------------------------------------------------------

NOTAS:

[1] “La Fin de la Pensée Sauvage” , FOSSIER, R. : Le Moyen Age , ( vol. II, L’éveil d’Europe.)

Ed. Armand Colin, Paris, 1982 pp. 62-69 ISBN 2-200-37047-4

[2] N. T. : En el original “sages-femmes”.

[3] N. T. : “Octava de Navidad” En la liturgia católica, espacio de ocho días siguientes a una gran festividad.

[4] N. T. : Hermanas Fatales, en el texto la raíz “fat” probablemente tiene el sentido de “hado”.

[5] N. T. : En el texto “malfasants” , no tienen porque ser “malos”, sino que hacen mal.

[6] N. T. : Existe aquí otro paralelismo con la mitología teutónica que Fossier omite. Copio al respecto un fragmento de Mackenzie : “Skoll y Hati son gigantes en forma de lobos. (...) el más terrible es Hati, que también se llama Managarm, “el devorador de la luna”. Se alimenta de la sangre de hombres muertos.(...)Una y otra vez, en temidos eclipses, habrían tragado el Sol y la Luna estos lobos gigantes, de no haber sido (...) por los hechizos que han sido forjados contra ellos (...).”

MACKENZIE, D.A.: Teutones, Editorial M. E. Editores, 1996. pp. 16-17 ISBN: 84-495-0187-3

[7] N. T. : “Magiciennes”, los franceses tienen nombre femenino para la palabra “mago”.

[8] N. T. : “(...) plantas herbáceas arbustivas o en forma de liana, de origen tropical. Incluyen a muchas plantas comestibles como la patata, el tomate, la berenjena y los pimientos y guindillas. Hay otras como el tabaco, el beleño, la belladona y el estramonio, que producen sustancias tóxicas, algunas muy venenosas.” http://www.aragonesasi.com/natural/flora/solanace.htm

[9] N. T. : Sulfato de potasio y aluminio.

[10] N. T. : El autor no emplea el término “paganismo”, esto seria algo así como “paganerías”, se va repitiendo a lo largo del texto.

[11] N. T. : Las “Benévolas”.

[12] N. T. : Así está en el original, supongo que son aclaraciones del autor.

[13] N. T. : “ogresses”, también tiene femenino para los ogros.

[14] N. T. : Creo que Fossier está insinuando aquí que el paganismo sobrevivió como religión en pequeños grupos, aparte de la cristianización de prácticas paganas.

[15] N. T. : La cursiva es mía. “loup-garou” se emplea para designar a los licántropos lobo, pero es una repetición, la traducción literal seria lobo-hombre-lobo. El término “garou” se puede emplear aislado. Del mismo modo el término mesnie-Hellequin también seria una “repetición” innecesaria.

[16] N. T. : En otra sección del libro original.

[17] N. T. : Protección a espacios y personas contra las violencias feudales pactada por la Iglesia.

[18] N. T. : Comenzando en el siglo III se extiende a través del oriente y gran parte Imperio Romano. Los maniqueos eran dualistas, creerían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el bien y el mal. Algunos de sus principios fueron recogidos por los cataros o albigenses ( creo que es a ellos a los que podría referirse Fossier).

[19] N. T. : Movimiento monástico de Cluny, que promovió el acercamiento de los fieles al culto cristiano; introdujo en sus iglesias altares y retablos en los que se incluía el sagrario, asimismo los cluniacenses son los impulsores de una liturgia solemne y fastuosa.




El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#7

Extracto de un chat de hace muchos años también; resumen de una visión del "alma" bastante diferente a la cristiana.
Ayuda a entender ciertas cosas de los cambiaformas.

_____________________


Claude Lecoteux se basa en la literatura de los antiguos escandinavos (donde se conservan mejor los mitos, cultura, etc. ), así nos muestra distintos conceptos sobre lo que ha llegado hasta nosotros bajo la denominación de "alma". Hallamos tres vocablos "clave": Fylgjia, Hamr y Hugr

1- Fylgjia, literalmente "la seguidora". Es el doble espiritual, "otro yo", que puede ser amigo o enemigo, la Fylgjia de otro puede interactuar con uno, o con otra Fylgjia. Una persona puede tener una o varias. Este doble espiritual está vinculado al individuo o a una familia (apuntemos Clan), y se le atribuyen funciones tutelares. Cuando "ataca" a otro provoca somnolencia, y puede abandonar a su poseedor cuando duerme. En algunas sociedades se considera que la Fylgjia puede tomar forma, de animal, de un familiar... Otorgando así una corporeidad más propia de Hamr.

2-Hamr, se trata de un doble "físico" ligado como la Fylgja al sueño, el trance y capaz como ella de desplazarse (viajar). El Hamr puede actuar, además, físicamente. Permanece sujeto al cuerpo hasta su total destrucción, cosa que lo emparienta con el "espíritu óseo" del Chamanismo. Anclado en las mentalidades de la época, el Hamr indica la capacidad de un individuo de desdoblarse, de aquí que reciban nombres como Hamrammr "de Doble Poderoso" o Eigi Einhamr "que no tiene solo un Doble".

Cuando el Hamr viaja, corre el peligro de no poder reintegrarse a cuerpo, especialmente si su poseedor es molestado o le hablan (cosa que supondría sacarlo bruscamente del trance). Como prueba de la corporeidad del Hamr, encontramos el hecho de que las señales que lo marquen en sus viajes aparecerán igual en el cuerpo de su "propietario" (heridas, marcas, etc.). El Hamr puede adquirir rasgos zoomorfos, e interactuar también con otros Hamr. Se supone que sólo alguien con el don de la visión los puede percibir, pero, sin embargo, los Hamr pueden dejar marcas en el terreno (pisadas, huellas, etc..). De nuevo esto nos remite al mundo del chamanismo, por ejemplo, a la tradición de los chamanes húngaros de luchar entre ellos tres veces al año, o cada siete años, bajo las formas d caballo, toro o llama.

3- Hugr, sería el "3er componente del alma", algo así como un principio vital, exterior al hombre, que está investido de él. Es Hugr quien anima a Hamr para el viaje, sea por uno mismo o en beneficio de un tercero. Hugr no pertenece al hombre pero se maifiesta directa o indirectamente en éste.

Los paganos nórdicos tendrían, siguiendo al autor, una visión tripartita del alma (en mi opinión más acertada que la de Platón), digamos que hay una parte del alma externa al cuerpo, que no muere con él, otra que muere con él y otra que es el principio vital.


Fuente: LECOTEUX, C. : Hadas, Brujas y Hombres lobo en la Edad Media, Historia del Doble, Editorial José de Olañeta, BCN, 1999.




El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#8

Ciertas mujeres malvadas creen y enseñan que en la noche ellas cabalgan sobre una bestia en compañía de la diosa de los paganos Diana o Herodiana

diana y herodiana no es una referencia a ciertas fases de la luna?

&quot;Ni los muertos estarán seguros si el enemigo gana&quot;<br /><br />W. Benjamin
Responder
#9

Diana es una diosa considerada lunar, Herodiana parece ser una deformación del nombre. Hay muchos nombres de personajes masculinos o femeninos como líderes de la Armada Nocturna, pero la referencia a la influencia lunar parece marginal.

Las salidas de la Hueste Salvaje tienen más relación con momentos clave del ciclo anual, más o menos coinciden con los momentos de los combates de los benandanti estudiados por Ginzburg, y con la declaración de Thiess.

Hay muchas interpretaciones distintas sobre qué es lo que sobrevuela en los cielos en esas noches; el caso es que algo grueso hubo, para que un cúmulo de historias derivadas del fenómeno llegaran prácticamente hasta nuestros días.

De paso, de ahí sacaron la idea los inquisidores de que las brujas iban al aquelarre en formas de animal o montadas sobre animales, a rendir vasallaje a su Señor. Pero también parece ser que hay deformaciones de cariz menos maléfico que tienen que ver, por ejemplo, con la visita de los reyes magos o Santa Claus XD

Según los Farrar[1], el diminutivo de Santa Claus, San Nicolas, es Nick Nick fue empleado como nombre para el diablo, era también uno de los nombres de Odín. San Nicolás no conducía renos, sino un caballo, como Odín. También según los Farrar, en Italia, el lugar de Santa Claus lo ocupa Befana, una bruja que sobrevuela la noche del 5 de enero, en su escoba, para dejar regalos a los niños. Por otro lado, a las Tres Madres (que derivan de las Matres, a las que se relaciona con valquirias y normas) se las llama Perchten, y Frau Holle cumple una misión similar. Hertha está destinada a volver sobre un carro, desde el que repartirá también sus bendiciones.

Odín, Perchta y Holle, son algunos de los nombres que recibe el líder (femenina o masculino, según la región) de la Armada Nocturna, de la Hueste Salvaje, de la que hablábamos ya en Samhain. Decía el obispo Burchard en su Correcteur, ou bien Médecin, hacia el año mil de nuestra era; “Ciertas mujeres afirman deber, por necesidad y por orden, hacer esto: algunas noches, ellas deben cabalgar sobre una bestia, con la tropa de demonios de apariencia femenina, y que la superchería popular llama Holda (las Bienveillantes[2]), y ellas forman parte de su compañía...”[3]

Notas:
1.Los ocho sabbats de las brujas, Janet y Stewart Farrar, Ed. Equipo Difusor del libro, Madrid, 2003, p.148-149
2.Vamos a traducirlo como “las que velan por nuestro bien “, o “las buenas vigias”. Expresan una cualidad de un grupo femenino, como sucedía con los nombres que recibían las Matronae.
3.“La Fin de la Pensée Sauvage” , FOSSIER, R. : Le Moyen Age , ( vol. II, L’éveil d’Europe.)
Ed. Armand Colin, Paris, 1982 pp. 62-69

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
Responder
#10

Algo grueso o quizás simplemente incomprensible.

Sacado de un site sobre la luna: http://www.galeon.com/monograficosnicks/...28766.html

En el hinduismo, la esfera de la luna es el término de la vía de los ancestros (pitri-yana). Éstos no están liberados de la condición individual, pero producen el renovamiento cíclico. Las formas adquiridas se disuelven en ella, las formas no desarrolladas de ella emanan. Esto evoca el papel transformador de Shiva cuyo emblema es una medialuna. La luna es además el regente de los ciclos hebdomadario y mensual. El movimiento cíclico (fase creciente y menguante) puede relacionarse con el simbolismo lunar de Jano: la luna es a la vez la puerta del cielo y la puerta del infierno, Diana y Hécate, y el cielo de que se trata es la cima del edificio cósmico. La salida del cosmos se efectúa únicamente por la puerta solar. Diana sería el aspecto favorable, Hécate el aspecto temible de la luna.

Volar no siempre es volar, animales no siempre son animales, dioses no son siempre dioses...a veces quizás cosas mas sencillas (psicologicamente) que se deformaron para poner ejemplos macabros y alejar a la muchedumbre de conocimientos nobles.
Algo similar a lo que ocurrió con la alquimia.

&quot;Ni los muertos estarán seguros si el enemigo gana&quot;<br /><br />W. Benjamin
Responder


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)