Fuente: 
http://multimedia.larazon.es/ficheros/pdf/verde.pdf
"Verde", Domingo, 5 de Octubre de 2008
Pocos animales como el lobo despiertan tanta controversia entre el mundo rural y las asociaciones protectoras. El debate se ha agudizado con la intención
de Castilla y León de matar a cien ejemplares.
Susana Valcárcel ? MADRID
LA CACERÍA DEL LOBO
Las zonas rurales protestan por las pérdidas económicas que provocan los lobos cuando buscan entre el ganado una presa fácil imposible de conseguir
entre una fauna silvestre en ocasiones diezmada. Por contra, los conservacionistas piden la aplicación de medidas preventivas por parte de los ganaderos.
En medio de todas estas fricciones sociales las administraciones públicas deben jugar un papel crucial como garantes y salvaguardas del bienestar entre los intereses del sector primario y los conservacionistas.
Con ese objetivo, Castilla y León aprobó hace unos meses un Plan de Conservación y Gestión del Lobo, que ahora propone la eliminación de entre el 10 y el 30 por ciento de la población para la nueva temporada de caza. Según las estimaciones del Gobierno regional, su territorio cuenta con unas 184 manadas, lo que se traduce en entre 1.500 y 2.000 ejemplares. Los grupos conservacionistas, sin oponerse a acabar con los animales si hay razones lógicas para ello, ponen en cuestion los datos de población.
Pero lo que ha colmado el vaso ha sido que se sienten ignorados después de no ser convocados a tiempo para asistir a la reunión del Comité de Seguimiento del Plan, en la que se decidió autorizar la caza de los cien ejemplares de lobo. «Resulta inadmisible que un tema tan delicado y difícil se
plantee con tanta ligereza y sin margen de tiempo para garantizar una asistencia pública », explica WWF/Adena.
TRANSFERENCIA
Antes de llegar a esta situación de enfrentamientos, la Junta de Castilla y León barajó la posibilidad de transferir lobos de su comunidad a otras, pero finalmente nadie consintió. «Hemos solicitado trasladar algunos lobos a otras comunidades pero no nos han apoyado, ya que no los quieren; por tanto, nos vemos obligados a proponer este número de cupos con el fi n de garantizar su conservación a largo plazo y mantener como Extremadura, Andalucía o la Comunidad de Castilla-la Mancha, que alberga un número muy escaso. Esta negativa se debe a que el lobo ibérico (Canis lupus signatus) es un predador que se cruza en el camino de los intereses del hombre, y esto trae confl ictos que otras comunidades no desean padecer, además de los que pueda acarrear a las demás especies.
Este plan establece tres zonas de control con diferentes cupos de captura en función de la potencialidad del medio para albergar lobos, la disponibilidad de presas silvestres, así como la confl ictividad con la ganadería extensiva.
Este modelo de gestión también incluye medidas orientadas a controlar los casos de furtivismo que acechan la comunidad. Estas disposiciones de vigilancia son bien acogidas por los diferentes colectivos conservacionistas, siempre y cuando se ejecuten, y hacen hincapié en que las administraciones deberían endurecer las penas de estas actividades ilegales, porque evalúan la cantidad de 1.200 euros de multa por matar un lobo de incongruente, frente a los 2.000 euros que cuesta como trofeo en el mercado negro.
Estos colectivos han constatado que la mortalidad por furtivos en Castilla y León se cobra más del 50 por ciento de los lobos que mueren a causa de cebos envenenados, armas de precisión, cepos, lazos o retirada de camada. En total, calculan que cada año mueren así más de 300 lobos, sin desestimar los atropellos que van en aumento. Censar lobos es una tarea difícil y, salvo en algunas comunidades autónomas, se viene haciendo cada diez años. Según el último censo, el número de lobos en España podría oscilar entre 1.500 y 2.000 ejemplares.
Ante la duda de si la población aumenta o disminuye, varios biólogos y expertos coinciden en que existen evidencias de un claro aumento de ejemplares. "Los objetivos de gestión», lamenta el director general de Medio Natural de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz. Según los expertos, las administraciones no están por la labor de repoblar con el excedente de lobos conflictivos zonas «Somos el país de Europa Occidental que más lobos tiene, unos 2.000 ejemplares afirma Juan Carlos Blanco, biólogo y experto en el lobo ibérico. En parte, esto se debe a su gran adaptabilidad al medio y a su tasa de natalidad. A excepción de Sierra Morena, no hay grandes problemas de conservación, pero sí de gestión».
En la actualidad se asientan dos poblaciones diferentes en la península. La principal se extiende por el cuadrante noroccidental, y la otra población, más pequeña, (unos 50 ejemplares), se encuentra en Andalucía, Sierra Morena, separada del resto de las poblaciones ibéricas y en peligro de extinción por los problemas de la falta de diversidad genética (malformaciones esqueléticas, susceptibilidad a enfermedades infecciosas y ceguera).
INDEMNIZACIONES
Los daños al ganado acompañan al lobo en toda su área de distribución, y aún no se ha encontrado ninguna fórmula que los evite en su totalidad. En general, en la Cordillera Cantábrica y en zonas de montaña los daños son más cuantiosos que en el resto del país, porque en estas zonas hay mucho ganado extensivo, que pasa varios meses en el monte sin protección. Por contra, el sector ganadero de las diferentes comunidades no está desamparado
ante estos ataques, ya que las administraciones indemnizan las pérdidas, con un gasto anual de unos 1,8 millones de euros.
Asturias fi gura como la comunidad que más paga (550.000 euros), seguida de Castilla y León (unos 120.000 euros) y Galicia (81.000). Ante estos ataques, varias administraciones organizan batidas en función de los daños, y pueden ordenarse fuera de la época hábil de caza. Por poner un ejemplo, Asturias batió 57 lobos por controles entre diciembre de 2003 y mayo de 2007. Y el País Vasco lleva la última década abatiendo cuatro lobos al año. En esta comunidad, el lobo es objeto de fuertes controles poblacionales por su confl ictividad con la ganadería extensiva, especialmente con la oveja de raza «latxa», productora del queso de denominación Idiazábal.
Además, la caza deportiva del lobo es una práctica que se viene realizando periódicamente en dos comunidades, Castilla y León, que concede unos 120 permisos, y en Cantabria, con 20 cupos durante las batidas de jabalí. Como las administraciones se están dando cuenta de que es mejor prevenir que indemnizar, por la reducción de confl ictos y el abaratamiento de los costes a largo plazo, se están destinando muchas ayudas para que los ganaderos mejoren sus cerramientos con vallados electrifi cados, efi caces por su inofensiva descarga eléctrica. Ante la clara necesidad de proteger el medio ambiente,
las ayudas que recibe este sector son para hacer compatible la conservación de la fauna silvestre y sus actividades.
«Se debe luchar más eficazmente en la adopción de mecanismos de prevención», afi rma Jorge Echegaray, investigador de la especie, quien defi ende la obligación casi ética de convivir con «uno de los elementos de nuestro patrimonio natural que debemos conservar».