11-27-2007, 03:05 AM
http://www.temakel.com/simbololobo.htm
Esteban Ierardo
El lobo persigue a su presa a través de grandes distancias. Puede confundir y agotar a su víctima. Durante la cacería junto a la manada, evidencia una astucia y eficacia capaz de competir con el cazador humano. Este hecho quizá motivó la tendencia arcaica universal a vislumbrar en el lobo una encarnación del mal. Pero el temor ante los poderes depredatorios del animal de los aullidos también suscitó fascinación y promovió la creencia de que en él bullen fuerzas extrañas, misteriosas. Así, en la costa noroeste de América del Norte, el lobo era venerado como poderoso espíritu animal que concede al chamán potencia sobrenatural. Se obtenía de esta manera una vivaz medicina con la que curar a los enfermos. Al cubrir su rostro con una máscara de lobo, el chamán, hombre de lo sagrado, se vinculaba con violentos espíritus de la caza. Los chamanes lapones se creían lobos y los chamanes tunguses invocaban al lobo para ser poseídos por su espíritu. En diversas culturas de raigambre chamánica, se relataban las visitas que los hechiceros recibían de una mujer disfrazada de lobo. En la mitología nórdica, las valquirias, mujeres guerreras, cabalgaban montadas en lobos para atravesar el cielo. En el contexto también de la imaginación germánica, Odin muere durante la Ragnarok, la batalla final donde se destruye el mundo. Entonces, Fenrir, el lobo cósmico-hijo monstruoso de Loki- devora los restos del antiguo dios tuerto de la sabiduría. En la mitología celta, un lobo celeste despedaza el sol cada atardecer para que la noche no extienda su oscuro reino.
Rómulo y Remo fueron fruto de un lazo clandestino entre Marte, dios de la guerra, y una vestal. A causa de esta penumbra en su origen, los gemelos fueron arrojados al Tíber para que allí encontraran una líquida tumba. Pero las aguas los llevaron hasta la gruta del Lupercal, donde una gran loba, los acogió y amamantó. Cuando luego, los dos hermanos fundaron Roma, su madre adoptiva resplandeció como símbolo de la ciudad y expresión simbólica del valor y las garras destructoras del imperio romano. En la Lupercal, fiesta romana de la fertilidad, se honraba a la maternal loba mítica.
En la Europa medieval, los lobos suscitaron un profundo temor. Sus ataques sobre ovejas y demás ganado doméstico, motivó, junto al miedo, la repulsa del animal cazador. Esta presencia cercana y amenazante del lobo se combinó con la ancestral creencia en hombres animales, humanos que, generalmente en la noche y al amparo de los opalinos rayos lunares, se transformaban en letales bestias depredadoras. Esta mágica transformación acontecía en el caso de los hombres leopardo y los hombres hiena de África, y el hombre jaguar del Amazonas. Y era el caso también de los hombres lobos en la tradición occidental. La leyenda del hombre lobo nació en Arcadia, montañoso territorio de la Grecia antigua, atiborrado de lobos. Esta creencia se entroncó con el culto del Zeus Licio (Zeus Lobo), y con Licaón. En muchas leyendas, Licaón y sus hijos eran presentados como una familia proclive a los excesos. Intrigado por estas anomalías, Zeus lo visitó una vez, disfrazado de campesino. Licaón mandó servirle carne de un niño. Encolerizado, Zeus volcó la mesa y, según algunas variantes de la leyenda, luego, como castigo, transformó a Licaón en lobo. De esta leyenda procedería después la expresión licantropía para aludir al hombre que se muta en animal y que aúlla y ataca el ganado de los campesinos.
Y el lobo es el señor del aullido. Autor de entrecortadas canciones en el bosque nocturno.
Lois Crisler, una científica norteamericana especialista en lobos, describe el coro de aullidos de sus animales favoritos como un placer musical y escalofriante: Fuimos despertados, en plena noche canadiense, por los aullidos de los lobos. Probablemente, su canto figura entre las más hermosas composiciones animales del mundo. Las dos voces cambiaban de continuo. Se elevaban y descendían siempre en forma de acordes, nunca en unísono ni en disonancia. Los intervalos alternaban entre terceras menores y quintas. A veces se oía una nota larga de un lobo, mientras que la voz del otro tejía curiosos acompañamientos alrededor de la del compañero. Sus sonidos, extraordinariamente puros, recordaban los de un cuerno de caza. Los lobos se interrumpían intempestivamente y entonces reinaba un silencio impresionante, como si escucharan. La inquietante impetuosidad de aquel dúo nos envolvió en un miedo oprimente¨. La científica recrea el canto de los lobos con admiración. Desde una respetuosa distancia. ¿Pero qué podría ocurrir si los misteriosos animales del bosque cantaran cerca, tan cerca que ?
Edito (Vae); para incluir fuente y autor.
Esteban Ierardo
El lobo persigue a su presa a través de grandes distancias. Puede confundir y agotar a su víctima. Durante la cacería junto a la manada, evidencia una astucia y eficacia capaz de competir con el cazador humano. Este hecho quizá motivó la tendencia arcaica universal a vislumbrar en el lobo una encarnación del mal. Pero el temor ante los poderes depredatorios del animal de los aullidos también suscitó fascinación y promovió la creencia de que en él bullen fuerzas extrañas, misteriosas. Así, en la costa noroeste de América del Norte, el lobo era venerado como poderoso espíritu animal que concede al chamán potencia sobrenatural. Se obtenía de esta manera una vivaz medicina con la que curar a los enfermos. Al cubrir su rostro con una máscara de lobo, el chamán, hombre de lo sagrado, se vinculaba con violentos espíritus de la caza. Los chamanes lapones se creían lobos y los chamanes tunguses invocaban al lobo para ser poseídos por su espíritu. En diversas culturas de raigambre chamánica, se relataban las visitas que los hechiceros recibían de una mujer disfrazada de lobo. En la mitología nórdica, las valquirias, mujeres guerreras, cabalgaban montadas en lobos para atravesar el cielo. En el contexto también de la imaginación germánica, Odin muere durante la Ragnarok, la batalla final donde se destruye el mundo. Entonces, Fenrir, el lobo cósmico-hijo monstruoso de Loki- devora los restos del antiguo dios tuerto de la sabiduría. En la mitología celta, un lobo celeste despedaza el sol cada atardecer para que la noche no extienda su oscuro reino.
Rómulo y Remo fueron fruto de un lazo clandestino entre Marte, dios de la guerra, y una vestal. A causa de esta penumbra en su origen, los gemelos fueron arrojados al Tíber para que allí encontraran una líquida tumba. Pero las aguas los llevaron hasta la gruta del Lupercal, donde una gran loba, los acogió y amamantó. Cuando luego, los dos hermanos fundaron Roma, su madre adoptiva resplandeció como símbolo de la ciudad y expresión simbólica del valor y las garras destructoras del imperio romano. En la Lupercal, fiesta romana de la fertilidad, se honraba a la maternal loba mítica.
En la Europa medieval, los lobos suscitaron un profundo temor. Sus ataques sobre ovejas y demás ganado doméstico, motivó, junto al miedo, la repulsa del animal cazador. Esta presencia cercana y amenazante del lobo se combinó con la ancestral creencia en hombres animales, humanos que, generalmente en la noche y al amparo de los opalinos rayos lunares, se transformaban en letales bestias depredadoras. Esta mágica transformación acontecía en el caso de los hombres leopardo y los hombres hiena de África, y el hombre jaguar del Amazonas. Y era el caso también de los hombres lobos en la tradición occidental. La leyenda del hombre lobo nació en Arcadia, montañoso territorio de la Grecia antigua, atiborrado de lobos. Esta creencia se entroncó con el culto del Zeus Licio (Zeus Lobo), y con Licaón. En muchas leyendas, Licaón y sus hijos eran presentados como una familia proclive a los excesos. Intrigado por estas anomalías, Zeus lo visitó una vez, disfrazado de campesino. Licaón mandó servirle carne de un niño. Encolerizado, Zeus volcó la mesa y, según algunas variantes de la leyenda, luego, como castigo, transformó a Licaón en lobo. De esta leyenda procedería después la expresión licantropía para aludir al hombre que se muta en animal y que aúlla y ataca el ganado de los campesinos.
Y el lobo es el señor del aullido. Autor de entrecortadas canciones en el bosque nocturno.
Lois Crisler, una científica norteamericana especialista en lobos, describe el coro de aullidos de sus animales favoritos como un placer musical y escalofriante: Fuimos despertados, en plena noche canadiense, por los aullidos de los lobos. Probablemente, su canto figura entre las más hermosas composiciones animales del mundo. Las dos voces cambiaban de continuo. Se elevaban y descendían siempre en forma de acordes, nunca en unísono ni en disonancia. Los intervalos alternaban entre terceras menores y quintas. A veces se oía una nota larga de un lobo, mientras que la voz del otro tejía curiosos acompañamientos alrededor de la del compañero. Sus sonidos, extraordinariamente puros, recordaban los de un cuerno de caza. Los lobos se interrumpían intempestivamente y entonces reinaba un silencio impresionante, como si escucharan. La inquietante impetuosidad de aquel dúo nos envolvió en un miedo oprimente¨. La científica recrea el canto de los lobos con admiración. Desde una respetuosa distancia. ¿Pero qué podría ocurrir si los misteriosos animales del bosque cantaran cerca, tan cerca que ?
Edito (Vae); para incluir fuente y autor.
La consigna:<br />Mantener la Dignidad, la Fe, la Esperanza, el Respeto y el Honor. A traves de la Sabiduria, la Serenidad, la Sensibilidad y la Sencillez. regresar al Origen. <br /><br />Los seres humanos son libres excepto cuando la humanidad los necesita.<br />ORSON SCOTT CARD

