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	Registro en: Jul 2007
	
		
	
 
	
	
		Hace más de 6 años, tuve una experiencia extraña en ese momento para mí. Yo no tenía idea de la existencia de los libros de Carlos Castaneda, ni mucho menos de Don Juan.
   Es una experiencia que me llevaría mucho tiempo de narrar, pero por esa época un amigo mío me decía que una señora me estaba buscando. Siempre me decía eso, que Ella le comentaba que estuvo buscando durante mucho tiempo a una persona a quien compartirle sus conocimientos, pero que era difícil para Ella dar con la persona correcta. 
   Sinceramente en algún momento llegué a pensar que mi amigo estaba jugándome alguna broma, pero conociéndolo sabía que él era incapaz de algo así. Yo tenía muy arraigados mis conceptos religiosos y pensar en un suceso de esa naturaleza no solo se me hacía extraño, sino imposible. Sin embargo era como una especie de aventura el saber que una persona a quien yo no podía "ver" estaba interesada en mí.
    No quiero que piensen que me sentí arrogante por ese hecho, al contrario, siempre me había considerado una persona débil, sin carácter, sin algo importante y no comprendía yo el porqué esa persona me "buscaba". Para mi punto de vista, el que tenía una personalidad que siempre admiraba yo, era mi amigo. Pero las cosas se dieron así y yo no podía ni entenderlas ni cambiarlas.
   Como comentaba al principio, no sabía de la existencia de Castaneda ni de Don Juan. Mi experiencia la trataba de comprender con lo poco que tenía de cordura. Mi amigo me insistía que una persona me buscaba, que ellos sí se podían comunicar pero que yo era el que debía encontrar la manera de dar con Ella. Me pasaba días, noches, meses buscando, y tratando de comprender qué era "buscar" para una persona como Ella. 
   Sincéramente me confundía, por un lado mi razón que me decía que eso no era posible y por el otro la emocion de vivir una aventura de ese tipo me hacía creer que sí era posible. Nadie lo sabía y nadie lo sabe, hasta éste momento en que escribo éstas líneas, así que vivir algo semejante para obtener algun tipo de reconocimiento sería lo más absurdo de suponer, pero me animo a compartirlo porque la vida me llevó por un laberinto de sucesos y quiero encontrar el sendero que me indiquie cuál es el siguiente paso. Quizá contando ésto lo logre.
    Muchas cosas me sucedieron, a veces creía y a veces no y aunque había lapsos enormes de tiempo en los que no sucedía nada extraordinario, sin embargo todo iba avanzando y avanzando.
    Pero el Infinito es sabio y no por casualidad una persona sin saber y sin conocer lo que me estaba sucediento me regaló el libro de LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN .  Me quedé perplejo cuando comencé a leer el libro y me di cuenta que a alguien en otro tiempo le había sucedido algo no igual, pero muy similar. Comprendí sus "topes" de Castaneda para comprender conceptos, ideas, tareas, sugerencias que se salían de su razonamiento ordinario. pero más que comprenderlo a él me comprendía mi mismo, mis confusiones, mis dudas, en general muchas cosas que desconocía de mí.
   Leí todo y aunque en cada libro comprendía muy poco, sabía que algo así me estaba sucediendo a mí y que eso era posible.
   Me han costado años de entender algunas cosas, muchos años de esfuerzo sincero, de silencio, de encontrar dentro de mí cosas que no veía, que no sabía siquiera que existían. En algún momento le pregunté a la Señora por medio de mi amigo si Ella tenía algo que ver con Don Juan Matus, o con su enseñanza y Ella se limitó simplemente a decirme "piensalo, piensalo".
   Así que puedo asegurar sin que nadie lo dude, que los libros de Carlos Castaneda no influyeron en mí para que comenzara a vivir un suceso de esa naturaleza,  porque primero comencé a vivirla y luego algunos años despúés los llegué a leer. 
   Y para quienes puedan pensar que el conocimiento es un delite, me permito decirles que sí lo es, pero para saborearlo se tiene que pasar por muchas situaciones fuertes, a veces mucho dolor, en ocasiones una infinita soledad y  vencerse cada día.  Pero vale la pena sinceramente. No se sabe que busca uno, pero hay una seguridad de que lo que uno busca existe, y se siente en el interior y en el cuerpo que la vida sólo tiene sentido para ésa búsqueda y aunque es algo que no se encuentra mientras está uno "vivo" es seguro que lo poquito que se puede saborear de eso que se busca es suficiente para seguir buscando. Yo le doy el nombre de Infinito, pero es eso sólo por referencia, pero en sí lo que está ahí llamándonos es algo que no se puede definir.