04-28-2008, 05:40 PM
El título ya lo dice todo, no? :S
http://www.elhispanonews.com/news.php?nid=6056&pag=1
MEXICO, D.F., abril 15 (EL UNIVERSAL).- Cuando era una niña, mi padre siempre me contaba que el dios de los antiguos mexicanos era un barbudo rojo, desde entonces nació mi interés por Quetzalcóatl, recuerda la geógrafa y escritora canadiense Lucie Dufresne, quien se encuentra en México para presentar su más reciente libro Quetzalcóatl, el hombre huracán.
Basada en las cartas de navegación de los vikingos que habitaron Tierra Verde (Groenlandia), encabezados por Erik el Rojo, Lucie recrea su novela, donde postula la hipótesis de que el legendario gobernante de Tollan (Tula) Ce Acatl, emisario de Quetzalcóatl, fue un vikingo que naufragó en las costas de Veracruz.
Los vikingos tenían un establecimiento en Terranova, en Canadá, pero en sus crónicas cuentan que llegaron a islas donde no había animales para cazar, eso concuerda con las islas del Caribe. Entonces no es lejana la posibilidad de que alguno pudiera llegar a las costas mexicanas.
Aunque reconoce que es sólo una hipótesis y que faltan muchos elementos para poder comprobarla, la investigadora canadiense sabe que cada vez se han encontrado más evidencias de la presencia vikinga en Norteamérica.
Para la geógrafa, la presencia de un vikingo, un ser totalmente distinto, en alrededor del año 1000 de nuestra era, dentro de la cultura tolteca, puede explicar la reacción de temor de Moctezuma a la llegada de los españoles a Tenochtitlán o el porqué los nobles de algunas culturas prehispánicas solían ponerse barba.
La presencia vikinga en el México prehispánico, lo veo posible, no digo que sea absolutamente seguro, es sólo una posibilidad, una curiosidad, algo que suscita a la interrogación, pero donde no tengo la verdad absoluta.
Si bien las situaciones y los personajes son en su gran mayoría ficción, luego de siete años de recopilar información tanto en Canadá, Groenlandia y México, Dufresne recrea de manera fidedigna las costumbres, objetos, ceremonias y actividades de los antiguos toltecas y algunos otros pueblos que habitaban el centro del actual territorio mexicano, a principios del segundo milenio de nuestra era.
Incluso la hipótesis de Dufresne, va más allá de la simple presencia vikinga en las costas mexicanas, dado que en su novela, Ari, hijo natural de Erik el Rojo, quien naufraga en las costas de Veracruz, llega acompañado de Melkof, un cristiano irlandés.
Cuando llegaron los conquistadores españoles a México, encontraron muchas cruces en los cenotes mayas de Yucatán, incluso en algunos pueblos había una especie de rito similar al bautizo cristiano. Era una especie de catolicismo primitivo, como el que se tenía en esa época, en países como Irlanda. Por eso la presencia de un cristiano en el naufragio del enviado el Quetzalcóatl.
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http://www.elhispanonews.com/news.php?nid=6056&pag=1
MEXICO, D.F., abril 15 (EL UNIVERSAL).- Cuando era una niña, mi padre siempre me contaba que el dios de los antiguos mexicanos era un barbudo rojo, desde entonces nació mi interés por Quetzalcóatl, recuerda la geógrafa y escritora canadiense Lucie Dufresne, quien se encuentra en México para presentar su más reciente libro Quetzalcóatl, el hombre huracán.
Basada en las cartas de navegación de los vikingos que habitaron Tierra Verde (Groenlandia), encabezados por Erik el Rojo, Lucie recrea su novela, donde postula la hipótesis de que el legendario gobernante de Tollan (Tula) Ce Acatl, emisario de Quetzalcóatl, fue un vikingo que naufragó en las costas de Veracruz.
Los vikingos tenían un establecimiento en Terranova, en Canadá, pero en sus crónicas cuentan que llegaron a islas donde no había animales para cazar, eso concuerda con las islas del Caribe. Entonces no es lejana la posibilidad de que alguno pudiera llegar a las costas mexicanas.
Aunque reconoce que es sólo una hipótesis y que faltan muchos elementos para poder comprobarla, la investigadora canadiense sabe que cada vez se han encontrado más evidencias de la presencia vikinga en Norteamérica.
Para la geógrafa, la presencia de un vikingo, un ser totalmente distinto, en alrededor del año 1000 de nuestra era, dentro de la cultura tolteca, puede explicar la reacción de temor de Moctezuma a la llegada de los españoles a Tenochtitlán o el porqué los nobles de algunas culturas prehispánicas solían ponerse barba.
La presencia vikinga en el México prehispánico, lo veo posible, no digo que sea absolutamente seguro, es sólo una posibilidad, una curiosidad, algo que suscita a la interrogación, pero donde no tengo la verdad absoluta.
Si bien las situaciones y los personajes son en su gran mayoría ficción, luego de siete años de recopilar información tanto en Canadá, Groenlandia y México, Dufresne recrea de manera fidedigna las costumbres, objetos, ceremonias y actividades de los antiguos toltecas y algunos otros pueblos que habitaban el centro del actual territorio mexicano, a principios del segundo milenio de nuestra era.
Incluso la hipótesis de Dufresne, va más allá de la simple presencia vikinga en las costas mexicanas, dado que en su novela, Ari, hijo natural de Erik el Rojo, quien naufraga en las costas de Veracruz, llega acompañado de Melkof, un cristiano irlandés.
Cuando llegaron los conquistadores españoles a México, encontraron muchas cruces en los cenotes mayas de Yucatán, incluso en algunos pueblos había una especie de rito similar al bautizo cristiano. Era una especie de catolicismo primitivo, como el que se tenía en esa época, en países como Irlanda. Por eso la presencia de un cristiano en el naufragio del enviado el Quetzalcóatl.
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El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)

