Amuletos, Talismanes y Pantáculos

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De: VaeliaBjalfi  (Mensaje original)
Enviado: 13/05/2006 19:30

Otro doc rescatado de los años de Mª Castaña, que publiqué esta semana en los foros Rojo Intenso. Por cierto existió una edición en castellano del libro, lo que pasa es que en la biblioteca de la facultad sólo estaba en francés, y tocó hacerlo uno mismo.

Saludos,
Vae.

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FUENTE : Jean Marquès-Rivière; Amulettes, Talismans et Pantacles dans les traditions orientales et occidentales. Ed. Payot, Paris, 1972.
En una obra sobre la historia de la Brujería, aparecida recientemente, se podía leer: “Los dioses han muerto, pero los talismanes han permanecido. Han sobrevivido a todas las formas de incredulidad y, por ello, han demostrado que su vitalidad es eterna. Aquel que en la velocidad de su auto o de su avión cree que marcha hacia la muerte como ante un negro abismo en el que será absorbido y perderá así cualquier retazo de su personalidad cuelga una muñeca en su vehículo, tal como los patriarcas de Israel o de Asur colgaban los téraphim en las pieles de sus tiendasâ?¦  la humanidad muestra así su debilidad, y el talismán su fuerza, y la virtud oculta de este último se manifiesta en el hecho de que los hombres no han podido liberarse de él.[1]â?

Extraño destino, en efecto, el de estos pequeños objetos, estos signos, estas formulas, estas palabras sagradas, estas piedras gravadas que cruzan las edades, conservando un poder misterioso que resiste a las excomunicaciones religiosas y a las burlas de la incredulidadâ?¦

(…) El amuleto y la técnica de su fabricación ofrecen un curioso ejemplo de estos complejos mentales que, surgidos de las civilizaciones primitivas, de esas épocas lejanas en las que el fenómeno mágico jugaba un rol primordial, han permanecido intactos y vivos en los subconscientes para reaparecer bruscamente entre los seres pertenecientes a civilizaciones muy evolucionadas. Es suficiente un hecho importante: una guerra, peligro de muerte en coche o en avión, competición deportiva, apuestas de lotería y de juego, para que el viejo fondo mágico se imponga mucho más brutalmente de lo que se sospecha.

De todas formas, el estudio de las diversas tradiciones sobre amuletos y talismanes entra ahora en los cuadros de conocimiento del hombre. Ante un fenómeno tan universal, se toca, en realidad, uno de los resortes más profundos del ser humano (â?¦) el amuleto, el talismán se hallan en todas partes, siempre, en todos los lugares, en todos los tiempos; ninguna forma religiosa, ninguna civilización, ninguna sociedad está exenta de ellos.

EL AMULETO

El amuleto viene del latín amuletum que Plinio emplea para designar un objeto que preserva a las personas de las enfermedades, que es una sustancia médica y que actúa directa o indirectamente. Hay siempre un sentido profiláctico en esta palabra, profilaxis médica  y profilaxis mágica, puesto que durante largo tiempo maleficio significa enfermedad.

El amuleto a menudo toma su sustancia del mundo animal o vegetal: elefante, escarabajo, hoja, etcâ?¦ En este mismo sentido, pero de valor inferior, entrarían los fetiches[2] (…) cuyo rol de protección es análogo. El fetiche negro, australiano o indio, se compone bien de polvo, hierbas secas, partes de cuerpos de animales a los que se atribuye una virtud de protección por tradición o encantamiento, bien por una grosera figuración en madera, tierra o metal de un dios protector de la tribu o de la región. (…)

Es ciertamente imposible separar la magia de la profilaxis médica en la mentalidad primitiva. La suerte, la enfermedad, la medicina, el brujo, pertenecen a un mismo plano; la muerte es un maleficio que ha triunfado. Los Bassoutos emplean una misma palabra para expresar la enfermedad y la muerte; para decir que les duele la cabeza, ellos dicen que son devorados por la cabeza; la idea expresa algo malvado que los roe. La enfermedad, la muerte, son encantamientos.

(…) Tal vez parezca útil, de cara a la claridad de exposición,  separar los amuletos propiamente dichos, cuya función es proteger contra la desgracia o descartar una influencia maligna, de los hechizos (medicinas) que procuran una cierta ventaja, o de manera general suerte y dicha. De hecho, esta distinción es difícil de mantener. Los observadores cuyos escritos son nuestra única fuente de información a menudo no han pensado en ello, o no lo observan rigurosamente. La mayoría dan a la palabra amuleto un sentido muy elástico, tan pronto muy estrecho, designando propiamente una protección, como muy amplio expresando indiferentemente ya una defensa, ya una ayuda positiva para lograr un objetivo determinado, o para ser feliz, de una manera generalâ?¦.

Y L.Lévy-Bruhl añade que “el primitivo está inclinado a no distinguir entre la gracia y la ausencia de desgracia, desde lo cual el tema a tratar no está estrictamente definidoâ?.

Mediante el amuleto, el doctor, el hombre medicina, opone la fuerza mística de este rito figurado a la fuerza mística del otro rito maléfico conocido o desconocido. “Los amuletos, al menos en su origen, son vehículos de fuerzas místicas que provienen del mundo sobrenaturalâ?.     

EL TALISMÁN

(…)  tomaremos el amuleto en su estado de evolución más elevado: el talismán.

Esta palabra tiene un origen incierto: lo encontramos entre los árabes bajo la forma de tilasm y tillasm (plural: talâsim, tilâsmat y tilassamât). Los árabes lo toman de los griegos : Telesma, que significa “objeto consagradoâ?. El origen común parece ser hebraico, de tselem, “imagenâ?.

El talismán, por definición, tiene un objetivo determinado, preciso, y sobretodo hace intervenir un elemento que no tiene el fetiche. Este último es, ante todo, natural: cabeza humana, espinas de pez, huesos animales, piedras, muñecas totémicas, dientes, plumas, piel, escamas, conchas, etc. El fetiche neutraliza los fluidos nocivos por medio de su presencia, eso es todo. ¿Por qué? ¿Cómo? Nadie lo sabe, ni siquiera el hombre medicina; causas tal vez médicas, tal vez simbólicas, tal vez totémicas, ellas han sido olvidadas en el transcurso del tiempo.

El talismán es, desde este punto de vista, artificial. Incluso si es un objeto natural, la influencia que se le atribuye es en función de un razonamiento tal vez lógico, siempre simbólico y analógico; el girasol será una planta de sol porque gira hacia él; el rubí  será una piedra de Marte porque es rojo como la sangre y el fuego. La analogía es, tal vez, pueril, ridícula, poco importa; proviene de fuentes profundas, justamente pre-lógicas, en las que las relaciones entre las cosas no son exactamente las mismas que en las sociedades más evolucionadas.

El talismán es por tanto un objeto “científicoâ?; está sujeto a leyes, a correspondencias, a una fabricación. Por esto mismo se especializa; no protege ya, como el fetiche, contra todo lo que es malo, sino contra tal o cual influencia, en tal o cual caso. El amuleto defiende simplemente la cabaña; el talismán protegerá bien contra los insectos, bien contra los brujos, bien contra los malos genios, bien contra tal o cual enemigo. Siendo una técnica más evolucionada, se especializa.

El PANTACLO

El talismán toca en esto al pantaclo[3], la forma más evolucionada de talismán, verdadera “obra de arteâ? que ha creado la ciencia talismánica, o pantacular. El árabe que escribe tal o cual fragmento del Corán para protegerse en un viaje, fabrica un talismán, el doctor musulmán que parte del valor numérico de las letras árabes para construir cuadrados mágicos, que los reproduce en sobre sustancias en concordancia astrológica, que los santifica en los días y horas planetarias favorables, realiza un pantaclo.

Interviene en efecto un elemento, perceptible ya en el talismán, que es la astrología o ciencia de las influencias de las fuerzas celestes. El pantaclo se convierte en un “emisor fluídicoâ?, un “cielo radianteâ?; no se contenta con proteger como el amuleto, él irradia la “cosa santaâ?. Como el talismán. Pero a la vez que este último actúa per se porque contiene una sustancia sagrada (textos, letras, objetos) o analógicamente favorable, el pantaclo actúa de acuerdo con los poderes del Cosmos. Es esencialmente activo; es un emisor de energía fluídica que va de la simple “Mano de Gloriaâ?, muy utilizada en la Magia Ceremonial de la Edad Media, hasta el Gran Pantaclo Dinamizador, microcosmos lapidario o metálico, verdadero cielo planetario radiante por él mismo de acuerdo con las vibraciones misteriosas del Universo.

El amuleto, y a menudo el talismán, no son más que pantaclos pasivos, ante todo polarizadores fluídicos, acumuladores secundarios, atractivos que actúan según el principio de las similitudes y la analogía, son pantaclos de las “firmasâ?, las “plegarias materializadasâ? de las medallas cristianas, las filacterias hebreas.

Un pantaclo tal requiere condiciones materiales de fabricación y también condiciones morales. Stanislas de Guaita cita[4] Etteila quien escribe sobre los talismanes: “Para que un talismán sea eficaz, es decir, para que conduzca a o proteja de aquello para lo que se ha hecho, es necesario que los deseos del demandante estén en su esfera, y que estos deseos sean legítimos, y que no tengan nada contra la ciencia y la sabiduría. Un talismán es un hueco que recibe las puras influencias de los astros, como el molde recibe la cera que el figurista retira; que estas influencias se vuelven hacia aquel para el que está hecho el talismánâ?… Esto pertenece más a la teurgia que a la magia operativa, y así se comprende el interés que llevó a los doctores Gnósticos, a los rabinos Cabalistas, a formulas, imágenes, figuras que se convirtieron en verdaderas formulas simbólicas, verdaderas ecuaciones metafísicas.   

Si sabemos que el amuleto o fetiche primitivos se encuentran siempre y en cualquier lugar en las sociedades primitivas, el talismán, aunque más especializado, es igualmente universal.

NOTAS

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[1] Grillot de Givry, Le Musée des Sorciers, Mages et Alchimistes, Paris,1929.

[2] Esta palabra viene del portugués fetiço, hecho a mano, o faticeira, bruja. [ N.T. : Comparable en cualquier caso con hechizo y hechicera en español, y fetilleria y fetillera del catalán ].

[3] Y no pentaclo, como indica el Larousse. Que cree que esta palabra deriva de penta, cinco, en identificación con el pentagrama o estrella de cinco puntas, muy frecuente en los pantaclos. Esta palabra deriva del griego “panâ?, todo, y proviene de la idea de un objeto que contiene “todoâ?, y encierra la Totalidad, síntesis del macrocosmos.

[4] Clé de la Magie Noire.

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Mensaje 2 de 2 en la discusión 
De: Áuryn-
Enviado: 15/05/2006 13:23

Muy interesante, Vae.
Me ha sorprendido especialemente eso de los pantaclos. Los había leído nombrar como “pantáculos”, y efectivamente se referían a ellos como derivados de la palabra pentáculo (en algunos lugares, de hecho, he leído que un pantáculo es una estrella de 5 puntas que no está inscrita dentro de un círculo, y eso es lo que la diferencia del pentáculo)… Una cosa nueva que aprender.

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