Samhain por Janet & Stewart Farrar

De: Sânziana  (Mensaje original) Enviado: 26/10/2005 16:04
Samhain, 31 de Octubre

La víspera del primero de noviembre, cuando comienza el invierno celta, es la contrapartida oscura de la víspera del primero de mayo que saluda el verano. Para los celtas significaba aun más, pues el primero de noviembre era el comienzo del a?o mismo, y la fiesta de Samhain celebraba la víspera del A?o Nuevo, el misterioso momento que no pertenecía ni al pasado ni al presente, ni a este mundo ni al Otro. Samhain (pronunciado ‘sau-in’) es la palabra del gaélico escocés, Samhain (pronunciado ‘sav-en’) designa la fiesta de All Hollows (Todos los Santos), el primero de noviembre.

A la incertidumbre económica de los antiguos pastores se añadía un sentido de misterio, pues durante el cambio de año -el viejo moribundo y el nuevo todavía sin nacer- el Velo era muy fino. Las puertas de los sidh-túmulos se abrían y durante la noche ni los humanos ni los seres mágicos necesitaban palabras mágicas para acudir. En esa noche, también los espíritus de los amigos muertos buscaban el calor del fuego del Samhain y la comunión con sus parientes vivos.

Así pues Samhain era, por una parte, un tiempo de propiciaron, de adivinación y comunión con los muertos, y por otra parte, una alegre fiesta para comer, beber, sin olvidar la desafiante afirmación de la vida y la fertilidad en la misma cara de la oscuridad final.

La propriciación, en los días remotos en que la supervivencia parecía depender de ella, era un asunto sombrío y serio. Indudablemente se celebraba con sacrificios humanos, o bien de criminales mantenidos vivos con este propósito o bien, al otro lado de la escala, de un rey anciano; pocas dudas caben, en cualquier caso, de que estos rituales funerarios se oficiaban con fuego, pues en la mitología celta (como en la escandinava) muchos reyes y héroes mueren en Samhain, con frecuencia en la casa en llamas, atrapados allí por la astucia de mujeres sobrenaturales. La anegación podía seguir a la quema, como ocurrió con los Reyes de Tara del siglo VI, Muirchertach mac Erca y Diarmait mac Cerbaill.

Más adelante, por supuesto, el sacrificio propiciado se convirtió en simbólico. (…) Es posible que los ecos del sacrificio real de Samhain hayan persistido en los de animales sustitutos. El final de la costumbre del verdadero sacrificio real quizá se conmemore en la leyenda de la destrucción de Aillen mac Midgna, del sidhe Finnachad, de quien se cuenta que quemaba el Tara real cada Samhain hasta que Fionn mac Cumhal finalmente se mato. ( Fionn mac Cumhal es un héroe del tipo Robin Hood, cuyas leyendas se recuerdan en toda Irlanda)

La noche irlandesa de las fogatas y los fuegos artificiales sigue siendo Halloween, y todavía se conservan algunas costumbres notables.

En Escocia y Gales, las familias solían encender fogatas de Samhain; se llamaban Samhnagan en Escocia y Coel Coeth en Gales, y se preparaban días antes en el terreno mas alto cercano a sus casas. Hasta hace relativamente poco tiempo era todavía una costumbre floreciente en algunos distritos, aunque después se convertió (como las noches de las fogatas inglesas) en una celebración infantil.

También había un cierto aspecto adivinatorio en Samhain. Este aspecto adivinatorio de Samhain es comprensible por dos razones. En primer lugar, porque el clima psíquico de la estación lo favorecía(los pastores antiguos habrán elegido bien el ganado?, ¿eran bastantes los alimentos? etc.); y en segundo lugar, porque la ansiedad hacia el incipiente invierno lo demandaba. Originalmente, los druidas eran “saciados con carne y sangre fresca hasta que entraban en trance y profetizaban” vaticinando el futuro de la tribu para el a?o próximo (Cottie Burland, The magical Arts), pero en el folclore que sobrevivió la adivinación se hizo más personal. En especial, las jóvenes que querían identificar a su futuro marido echaban nueces al fuego para que saltasen o conjurando la imagen en un espejo. Otro método muy extendido entre las jóvenes consistía en preparar una tentadora comida para el ‘el fantasma’ de su futuro marido acudiese y, al comérsela, quedara ligado a ella. (El ‘fantasma’ es, por supuesto, el cuerpo astral, dando a entender que en Samhain no solo el velo entre la materia y el espíritu es muy sutil, sino que además el cuerpo astral puede independizares con mayor facilidad del físico.)

Las nueces y las manzanas de Halloween conservan aun su aspecto adivinatorio en la tradición popular, pero si la recolección de nueces de Bealtaine tuvo un significado original referido a la fertilidad, Samhain también era una época de libertad sexual deliberada (por razones tribales). Ese aspecto de fertilidad ritual se refleja, lógicamente, en las leyendas de los dioses y los héroes. En Samhain tanto el dios Angus man Ã?g como el héroe Cu Chulainn tuvieron aventuras amorosas con mujeres que podían transformarse en pájaros, y el Dagda (el ‘Buen Dios’) se apareaba con Morigan (el aspecto oscuro de la Diosa) mientras esta cabalgaba el río Unius, así como con Boann, diosa del río Boyne.

En cuanto al festín, en su origen, la comida del banquete consistía, por supuesto, en una parte del recién sacrificado ganado, asado en el fuego purificador de Samhain y que sin duda tenia la naturaleza de los ‘primeros frutos’ ritualmente ofrecidos; y el hecho de que el clero tuviera prioridad por razones adivinatorias y de que no solían proveer a la tribu de un festín se?ala en esa dirección.

En siglos posteriores, se consumía una comida ritual conocida como ‘sowens’. El Oxford English Dictionary define Sowens como ‘alimento antiguamente común en Escocia (y en algunas partes de Irlanda), consiste en una sustancia harinosa extraída del salvado o de las cascaras de avena remojándolas en agua, dejadas fermentar lentamente y que se preparan cociéndose”, y se?ala que, probablemente, la palabra deriva de sugh o subh, ‘sabia’. Podría ser, pero resulta interesante de observar que la pronunciación de ‘sowen’ se parece mucho a la de ‘Samhain’.

Para los espíritus de los amigos muertos que pudieran acudir de visita, las familias irlandesas solían dejar cerca del fuego algo de tabaco y un plato de gachas, además de poner algunas sillas vacías.

Paul Huson, en su interesante, Mastering Witchcraft, aunque en lo que respecta a la magia resulta un libro aséptico, dice: “La Cena Muda puede celebrarse en honor de los muertos queridos, ofreciéndoles vino y pan, este ultimo en forma de un pastel confeccionado en nueve porciones similares a las secciones cuadradas de la Tierra.” Probablemente se refiere al Cuadrado de Saturno, que tiene nueve segmentos como el juego de tres en raya.

Aunque con un trasfondo serio, Samhain siempre fue y siempre será una fiesta sincera y vitalista: una Noche de Travesuras, el comienzo del reinado del Se?or de Mal Gobierno, que tradicionalmente dura hasta la Candelaria. No se trata de una rendición al desorden sino al comienzo del invierno nos encontramos directamente ante el ‘caos primordial’ en el que debemos discernir las semillas de un nuevo orden. Desafiándolo, e incluso riéndonos por él, proclamamos nuestra fe en que la diosa y el dios no dejaran, por su propia naturaleza, que nos arrastre.

El texto esta extraído del libro “Los ocho sabbats de las Brujas” escrito por Janet and Stewart Farrar. Llevo adjuntado el texto completo dedicado a Samhain, menos “La preparación” y “El ritual” .  Espero que os sirva de algo ^^

Bendiciones

Samhain.doc 

De: VaeliaBjalfi Enviado: 01/11/2005 21:10
Gracias Sânziana , y perdón por no agregar el comentario antes… entre una cosa y otra no había reparado en este mensaje, lo cual seria triste porque hay mucho tecleo ahí 🙂

Lapis me va a matar… pero creo que sería bueno poderlo pasar a LDS de Blue, junto a la documentación sobre Samhain, para tener la info reunida.

Besos,
Vaelia.

One Commentto Samhain por Janet & Stewart Farrar

  1. arjuna dice:

    Samhain, 31 de Octubre

    La víspera del primero de noviembre, cuando comienza el invierno celta, es la contrapartida oscura de la víspera del primero de mayo que saluda el verano. Para los celtas significaba aun mas, pues el primero de noviembre era el comienzo del a?o mismo, y la fiesta de Samhain celebraba la víspera del A?o Nuevo, el misterioso momento que no pertenecía ni al pasado ni al presente, ni a este mundo ni al Otro. Samhain (pronunciado “sau-in”) es la palabra del gaélico escocés, Samhain (pronunciado “sav-en”) designa la fiesta de All Hollows (Todos los Santos), el primero de noviembre.
    Para los antiguos pastores, cuya cría de rebaños solo iba acompa?ada por una primitiva agricultura o ni siquiera eso, mantener alimentados a rebaños enteros durante el invierno resultaba sencillamente imposible, de manera mantenían con vida el mínimo suficiente sacrificando y salando el resto, única manera, en aquella época, de conservar la carne (de ahí, sin duda, el uso tradicional de la sal en los rituales mágicos como “desinfectante” contra el mal físico o espiritual). Samhain era la época en que se realizaba la matanza y la conserva, y no es difícil imaginar los nervios que despertaba. ¿Habían seleccionado bien el ganado, y seria suficiente? ¿Seria el próximo invierno largo y difícil? Y si era así, ¿sobrevivirá el ganado de cría, o la tribu gracias a la carne almacenada?
    Las cosechas tenían que estar totalmente almacenadas para el 31 de octubre, y nada que no hubiera sido recolectado se abandona ante la creencia de que Pooka (Púca), un duende nocturno capaz de cambiar de aspecto y que se divertía atormentando a los seres humanos, se pasaba la noche de Samhain destruyendo o contaminando todo lo que quedaba sin recolectar. Al parecer, el disfraz favorito de Pooka adoptaba la forma de un feo caballo negro.
    Así, a la incertidumbre económica se añadía un sentido de misterio, pues durante el cambio de a?o -el viejo moribundo y el nuevo todavía sin nacer- el velo era muy fino. Las puertas de los sidh-túmulos se abrían y durante la noche ni los humanos ni los seres mágicos necesitaban palabras mágicas para acudir. En esa noche, también los espíritus de los amigos muertos buscaban el calor del fuego del Samhain y la comunión con sus parientes vivos. Era la Fe”ile na Marbh (pronunciado “fayluh mong-innuh”) la Fiesta de la Diosa de la Nieve, la de los Cabellos Blancos. Era una “vuelta parcial al caos primordial… la disolución del orden establecido como preludio a su recreación en el nuevo periodo de tiempoâ?, como escribe Proinsiac mac Cana en Celtic Mythology.
    Así pues Samhain era, por una parte, un tiempo de propiciaron, de adivinación y comunión con los muertos, y por otra parte, una alegre fiesta para comer, beber, sin olvidar la desafiante afirmación de la vida y la fertilidad en la misma cara de la oscuridad final.
    La propriciación, en los días remotos en que la supervivencia parecía depender de ella, era un asunto sombrío y serio. Indudablemente se celebraba con sacrificios  humanos, o bien de criminales mantenidos vivos con este propósito o bien, al otro lado de la escala, de un rey anciano; pocas dudas caben, en cualquier caso, de que estos rituales funerarios se oficiaban con fuego, pues en la mitología celta (como en la escandinava) muchos reyes y héroes mueren en Samhain, con frecuencia en la casa en llamas, atrapados allí por la astucia de mujeres sobrenaturales. La anegación podía seguir a la quema, como ocurrió con los Reyes de Tara del siglo VI, Muirchertach mac Erca y Diarmait mac Cerbaill.
    Mas adelante, por supuesto, el sacrificio propiciado se convirtió en simbólico. Los ni?os ingleses todavía representan este simbolismo, sin ser conscientes de ello, en la Noche de Guy Fawkes, que a sustituido la fogata de Samhain. Resulta interesante observar que, como el fallido asesino de un rey, el quemado Guy es de alguna manera el sustituto del rey.
    Es posible que los ecos del sacrificio real de Samhain hayan persistido en los de animales sustitutos.  Nuestro Garda (policía) del pueblo, nos contó que hasta hace poco tiempo se rociaba con la sangre de un gallo los rincones y esquinas de las casas, por fuera y por dentro, en la víspera del día de San Martín como encantamiento protector. En la actualidad, el día de San Martín se celebra el 11 de noviembre, que es el primero de noviembre según el antiguo calendario juliano, un desplazamiento que a menudo se?ala la supervivencia de una costumbre particularmente no oficial. Por lo que a su origen bien pudo ser una practica de Samhain.
    El final de la costumbre del verdadero sacrificio real quizá se conmemore en la leyenda de  la destrucción de Aillen mac Midgna, del sidhe Finnachad, de quien se cuenta que quemaba el Tara real cada Samhain hasta que Fionn mac Cumhal finalmente se mato. ( Fionn mac Cumhal es un héroe del tipo Robin Hood, cuyas leyendas se recuerdan en toda Irlanda)
    La noche irlandesa de las fogatas y los fuegos artificiales sigue siendo Halloween, y todavía se conservan algunas costumbres notables. Cuando vivíamos en Ferns, en el condado de Wexford, entre muchos ni?os que nos acechaban en el Halloween esperando manzanas, nueces o “dinero para el Rey, dinero para la Reinaâ? había uno que iba enmascarado como el “Hombre de Negro”. Nos retaba con “Soy el Hombre de Negro, ¿me conocéis?â?, y nosotros debíamos contestar “Se quien eres. Eres el Hombre de Negro.â? Nos preguntábamos si se daba cuenta de que en la época de las persecuciones una de las pruebas recurrentes en los juicios de brujería recaía en que “el Hombre de Negro” era el sumo sacerdote del conventículo, cuyo anonimato debía protegerse a toda costa.
    En Escocia y Gales, las familias solían encender fogatas de Samhain; se llamaban Samhnagan en Escocia y Coel Coeth en Gales, y se preparaban días antes en el terreno mas alto cercano a sus casas. Hasta hace relativamente poco tiempo era todavía una costumbre floreciente en algunos distritos, aunque después se convertió (como las noches de las fogatas inglesas) en una celebración infantil. La costumbre de los fuegos de Halloween también sobrevivió en la isla de Man.
    El La Rama Dorada (pp. 831-3), Frazer describe varias tradiciones escocesas, galesas y de la isla de Man que aun se conservan, y resulta muy significativo que tanto en estas como en las costumbres del fuego de Bealtaine que recoge (pp. 808-14) hay muchas huellas de una selección a suertes de una víctima para el sacrificio, a veces distribuyendo trozos de un pastel recién hecho. En Gales, al extinguirse la ultima chispa del fuego de Halloween, todos deben “salir corriendo repentinamente gritando todo lo que  pueden “¡La cerda negra cogerá al ultimo!” (Frazer podría haber a?adido que en la mitología galesa la cerda negra representaba a la diosa Ceridwen en su aspecto oscuro.) Todos estos rituales de selección de víctimas acabaron por transformarse en meros juegos, pero Frazer no dudo de su siniestro propósito original. Lo que una vez fue un serio y mortal ritual ante el gran fuego de la tribu se convertió en una diversión festiva familiar.
    [Hablando de esto, en Callander (conocido por los televidentes británicos de hace poco a?os como el “Tannochbrae” del Dr Finlay”s Casebook) prevaleció un método algo diferente durante la fogata de Halloween. “Cuando el fuego se apagaba,â? dice Frazer, “se recogían cuidadosamente las cenizas en forma de circulo y se colocaba una piedra dentro, cerca de la circunferencia, por cada persona de las diversas familias interesadas en la fogata. A la ma?ana siguiente, si alguna de aquellas piedras era encontrada desplazada o da?ada, todos creían que la persona a quien la piedra representaba era fey, o condenada, y que no viviría doce meses a partir de ese día.â? ¿Se trata de un grado intermedio entre el antiguo rito de la víctima del sacrificio y la costumbre actual en la fiesta de Halloween de la alegre adivinación mediante las nueces quemadas que saltan del fuego?]
    Este aspecto adivinatorio de Samhain es comprensible por dos razones. En primer lugar, porque el clima psíquico de la estación lo favorecía; y en segundo lugar, porque la ansiedad hacia el incipiente invierno lo demandaba. Originalmente, los druidas eran “saciados con carne y sangre fresca hasta que entraban en trance y profetizabanâ? vaticinando el futuro de la tribu para el a?o próximo (Cottie Burland, The magical Arts), pero en el folclore que sobrevivió la adivinación se hizo mas personal. En especial, las jóvenes que querían identificar a su futuro marido echaban nueces al fuego para que saltasen o conjurando la imagen en un espejo. [En el condado de Donegal, las jóvenes lavaban tres veces su camisón de dormir en las aguas de un río o un arroyo y lo colgaban junto al fuego de la cocina para que se secase a medianoche en la víspera de Samhain, dejando la puerta abierta. Su futuro marido se vería impelido a entrar y a dar la vuelta al camisón. Una formula alternativa aseguraba que el agua de lavar debía cogerse “de un pozo por el pasaran las novias y los entierrosâ?. Otro método muy extendido entre las jóvenes consistía en preparar una tentadora comida para el “el fantasma” de su futuro marido acudiese y, al comérsela, quedara ligado a ella. (El “fantasma” es, por supuesto, el cuerpo astral, dando a entender que en Samhain no solo el velo entre la materia y el espíritu es muy sutil, sino que además el cuerpo astral puede independizares con mayor facilidad del físico.)
    Las nueces y las manzanas de Halloween conservan aun su aspecto adivinatorio en la tradición popular, pero si la recolección de nueces de Bealtaine tuvo un significado original referido a la fertilidad, Samhain también era una época de libertad sexual deliberada (por razones tribales). Ese aspecto de fertilidad ritual se refleja, lógicamente, en las leyendas de los dioses y los héroes. En Samhain tanto el dios Angus man Ã?g como el héroe Cu Chulainn tuvieron aventuras amorosas con mujeres que podían transformarse en pájaros, y el Dagda (el “Buen Dios”) se apareaba con Morigan (el aspecto oscuro de la Diosa) mientras esta cabalgaba el río Unius, así como con Boann, diosa del río Boyne.
    Samhain, como otras festivales paganos, estaban profundamente enraizado en la tradición popular que el cristianismo hizo todo lo posible por asimilarlo. El aspecto de la comunión de los muertos y con otros espíritus fue cristianizado como la festividad de All Hallows, transladándose de su fecha original, el 13 de mayo, al primero de noviembre e instituyéndose oficialmente para toda la Iglesia en el a?o 834 por el papa Gregorio IV. No obstante, sus vestigios paganos permanecieron incómodamente vivos y la Inglaterra de la Reforma abolió All Hallows (Todos los Santos). No fue formalmente restaurada hasta 1928 por la Iglesia anglicana, “en la suposición de que las antiguas asociaciones paganas de Halloween estaban finalmente muertas y olvidadas; una suposición que ciertamente demostró ser prematuraâ? (Doreen Valiente, An ABC of Witchcraft).
    En cuanto al festín, en su origen, la comida del banquete consistía, por supuesto, en una parte del recién sacrificado ganado, asado en el fuego purificador de Samhain y que sin duda tenia la naturaleza de los “primeros frutos” ritualmente ofrecidos; y el hecho de que el clero tuviera prioridad por razones adivinatorias y de que no solían proveer a la tribu de un festín se?ala en esa dirección.
    En siglos posteriores, se consumía una comida ritual conocida como “sowens”. Robert Burns se refiere a ella en su poema Hallowe”en:
    “Till butter”d sowens, wi” fragant lunt,
    Set a” their gabs a-steerin . . . ”
    y en sus propias notas al poema, el poeta dice “Sowens, con mantequilla en lugar de leche, es siempre la cena de Halloween.â? El Oxford English Dictionary define Sowens como “alimento antiguamente  común en Escocia (y en algunas partes de Irlanda), consiste en una sustancia harinosa extraída del salvado o de las cascaras de avena remojándolas en agua, dejadas fermentar lentamente y que se preparan cociéndoseâ?, y se?ala que, probablemente, la palabra deriva de sugh o subh, “sabia”. Podría ser, pero resulta interesante de observar que la pronunciación de “sowen” se parece mucho a la de “Samhain”.
    El “barm brack” irlandés, una torta o pastel de color marrón oscuro elaborado con frutos secos, es tan de Halloween como el pudding de Navidad y mantiene su función adivinatoria estacional al incorporar en su interior “habasâ? que el afortunado o desafortunado comedor encontrara en su porción. En el papel de envolver de una tienda de “barm brack” que tenemos enfrente de nuestra casa aparece un dibujo de una bruja y su escoba y la siguiente información: “Si contiene: anillo, matrimonio en doce meses; guisante, pobreza; alubia, riqueza; bastón, con esto pegaras a tu amante; trapo, soltero o solterona.â? Las tiendas que lo venden están llenas desde mediados de octubre. En los “barm brack” casero lo esencial es el anillo. El pastel debe ser cortado y untado por una persona casada, fuera de la vista de los que se lo comerán.
    Para los espíritus de los amigos muertos que pudieran acudir de visita, las familias irlandesas solían dejar cerca del fuego algo de tabaco y un plato de gachas, además de poner algunas sillas vacías.
    Paul Huson, en su interesante, Mastering Witchcraft, aunque en lo que respecta a la magia resulta un libro aséptico, dice: “La Cena Muda puede celebrarse en honor de los muertos queridos, ofreciéndoles vino y pan, este ultimo en forma de un pastel confeccionado en nueve porciones similares a las secciones cuadradas de la Tierra.â? Probablemente se refiere al Cuadrado de Saturno, que tiene nueve segmentos como el juego de tres en raya (y que Huson mismo proporciona en la p. 140 de su libro.) Existen, además, cuadrados mágicos para Jupiter (dieciséis segmentos), Marte (veinticinco), el sol (treinta y seis), Venus (cuarenta y nueve), Mercurio (sesenta y cuatro) y la luna (ochenta y uno), pero ninguna para la Tierra. En cualquier caso, el mas apropiado para la estación seria Saturno ya que mantiene fuertes vínculos tanto con el rey del acebo como con el Se?or del Mal Gobierno. En realidad los tres se superponen y se combinan en muchos aspectos.
    Aunque con un trasfondo serio, Samhain siempre fue y siempre será una fiesta sincera y vitalista: una Noche de Travesuras, el comienzo del reinado del Se?or de Mal Gobierno, que tradicionalmente dura hasta la Candelaria. No se trata de una rendición al desorden sino al comienzo del invierno nos encontramos directamente ante el “caos primordial” en el que debemos discernir las semillas de un nuevo orden. Desafiándolo, e incluso riéndonos por el, proclamamos nuestra fe en que la diosa y el dios no dejaran, por su propia naturaleza, que nos arrastre.
    Así pues…? ¿Cómo hemos de celebrar Samhain los adeptos a la brujería de este siglo?
    La primera sugerencia que tenemos que hacer y que muchos podrán encontrar útil es tener dos celebraciones, algo que ya se ha convertido en nuestra costumbre: una para que el conventículo celebre el ritual de Samhain, y otra para festejar Halloween el conventículo, los niños y los amigos. A los niños les encanta esta noche y esperan pasárselo bien, pero también hemos descubierto que los amigos y vecinos esperan algo especial de los adeptos a la brujería. Así pues, lo mejor es invitarles a todos a la fiesta con calabazas, mascaras, disfraces, tomaduras de pelo, música, juegos de prendas y tradiciones locales. Y una noche distinta celebrar el ritual de Samhain exclusivamente con el conventículo.
    Aquí surge una cuestión general: ¿Es importante celebrar los sabbats exactamente en las noches tradicionales? Nosotros diríamos que es preferible, pero no esencial. El hecho que debe afrontarse es que tanto para los sabbats como para los esbats, muchos conventículos tienen que reunirse en noches especiales, normalmente los fines de semana, por razones de trabajo, viajes, cuidado de los niños y todo esto. El mismo texto de la Carga lo admite diciendo “lo mejor es en plenilunioâ? y no “debe serâ?. Y en cuanto a los sabbats, la mayoría de las brujas y los brujos piensan que no se pierde nada celebrándolos el sábado más cercano a la fecha en cuestión.
    En la revista Quest de marzo de 1978, “Diana Demlike” da en el clavo al hablar del tema de celebrar los festivales antes o después de su verdadera  fecha. “Siempre es mejor tarde que antes,â? dice, “pues se sepa o no, se esta trabajando con poderes de las corrientes mágicas de la tierra, y estas empiezan en el momento solar real, por lo que hacerlo antes significa que es el momento mas bajo de la marea menguante anterior, lo cual no ayuda mucho.â?
    En Samhain, para ser prácticos, hay que tener en cuenta una consideración adicional: en muchos lugares (incluyendo América, Irlanda y zonas de Inglaterra) no esta garantizado el necesario aislamiento. Celebrar con seriedad un ritual de Samhain incordiados por los niños que piden “trick or treatâ? o “dinero para el Rey, dinero para la Reinaâ?, o por los vecinos que hacen senas con sus calabazas iluminadas desde el jardín a la espera de ser invitados a beber algo, no es, desde luego, una buena predisposición. Así pues, “mejor seráâ? aplazar el sabbat del Samhain una noche o dos, y afrontar la Noche de Halloween misma con sus nueces, manzanas, Dinero suelto y botellas preparadas para compartir y entregar, o incluso mejor dar una fiesta. No es propio de las brujas hacer nada que pueda desanimar estas celebraciones tradicionales ni fomentar su propia exclusión.
    En realidad, la tradición local debería ser siempre respetada, tanto mas si se trata de las que siguen vivas. Por eso, aquí en el condado de Mayo, encendemos nuestra fogata de solsticio estival en la víspera del día de San Juan, el 23 de junio, como una mas de las muchas que puntean en toda la extensión del paisaje  como estrellas anaranjadas en el crepúsculo. La fogata de Lughnasadh la encendemos en Domhnach Chrom Duhb, el ultimo domingo de julio, que todavía conserva el nombre de uno de los antiguos dioses y es el día en que se celebran muchas costumbres del mismo festival que sobreviven en el oeste de Irlanda. Nuestra fiesta de Samhain la celebramos fuera de casa, si el tiempo lo permite, pues Halloween es la noche de la fogata familiar en toda Irlanda.
    Pero volvamos al ritual de Samhain, que es de lo que nos trata aquí. ¿Que elementos antiguos deben incluirse?
    Propiciación, no. La propiciación rebaja a los dioses a un nivel de mezquindad humana para sobornarlos o engatusarlos en sus caprichosos humores de malicia y mal genio. Pertenece a una etapa muy primitiva de la Antigua Religión, y sobrevivió, creemos, mas por “demanda popular” que por criterio sacerdotal. Los brujos modernos no temen a los dioses, ni las expresiones de poder y armonía cósmicos. Los respetan y les rinden culto y se esfuerzan por entenderlos para estar en armonía con ellos. Además rechazan la propiación como si de una superstición se tratase, aunque comprensible hoy desfasada, no significa traicionar la antigua sabiduría, sino antes de lo contrario cumplirla. Muchos sacerdotes y sacerdotisas antiguos (que tenían un conocimiento bastante más profundo que algunos de sus más sencillos seguidores) no dudarían en sonreír confirmándolo. (Aunque para ser justos con esos “sencillos seguidores” añadiremos que muchos de los ritos que a los estudiantes actuales les parecen propiciaciones, de hecho no tenían nada que ver con eso, sino que se trataba de magia simpática; véase La Rama Dorada, p.541.)
    De lo que sí se trata es de la comunión con los muertos queridos, la adivinación, el festejo, el humos y la afirmación de la vida. Todo ello encaja en el momento del Samhain dentro de los ritmos del año natural humano y psíquico.
    Sobre la cuestión de la comunión con los muertos, debe tenerse siempre presente que ellos son invitados, no convocados. El retiro y el descanso entre las encarnaciones es un proceso por etapas. El tiempo que dura cada etapa y las experiencias necesarias (voluntarias o no) que se viven en ella es una historia muy personal que nunca puede ser conocida en su totalidad ni por el más íntimo de los amigos que aún vive su encarnación. Por eso, forzar la comunicación con él o con ella puede resultar inútil o incluso perjudicial. Es un error que, a nuestro entender, cometen muchos espiritistas, por muy sinceros que sean  y dotados que estén algunos mediums. Así, como afirma Raymond Buckland (The Tree, The Complete Book Of Saxon Witchcraft, p.61): “Los adeptos a la brujería no “llaman a los muertos para que vuelvan”. No celebran séances, que es algo que pertenece al espiritismo. Lo que creen es que si los mismos muertos lo desean, acudirán al sabbat para participar en el amor y la celebración de la ocasión.
    Cualquier invitación a los muertos queridos, en Samhain o en cualquier otro momento, deberá hacerse con esta actitud.
    Como señala Stewart en What Witches Do: “De los ocho festivales, este es el que con mayor insistencia se exige el Gran Rito en el libro de las Sombras. Si no es posible llevarlo a cabo en su momento, el Libro dice que el sumo sacerdote y la suma sacerdotisa deberán celebrarlo tan pronto como puedan, ya sea simbólica o, si es posible, realmente”. Lo más probable es que la clave se encuentre en que al ser Halloween un ritual íntimamente vinculado a la muerte y a los muertos, deberá concluir con una solemne e intensa reafirmación de la vida.â?
    En este libro hemos asumido que el Gran Rito siempre es posible en los sabbats, al menos en su forma simbólica. Con todo, creemos que la insistencia del Libro de las Sombras sobre su particular significación en Samhain resulta pertinente, y probablemente sea una genuina tradición del Arte. Por esa razón hemos querido dar a nuestro ritual ese especial énfasis, y de ahí el recurso al corro del conventículo, que para nosotros logra el efecto deseado.
    Si se lleva a cabo el Gran Rito “real”, por supuesto, los miembros del conventículo deberán salir fuera de la habitación, y todos los recursos enfáticos han de dejarse en manos de una suma sacerdotisa y el sumo sacerdote. No obstante, esta especial significación puede transmitirse al conventículo cuando regresa, a través de la inmediata bendición  del vino y las pasas, administrándose personalmente por la suma sacerdotisa a cada hombre y por el sumo sacerdote a cada mujer en lugar del reparto en círculo habitual. En nuestra opinión, esta forma de compartir el vino y las pasas también debe hacerse cuando el Gran Ritual es simbólico.