El maestro de la sobrevivencia y luchador humano

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Cuando era muy joven e impresionable encontré en una feria del libro un libro feo de la editorial Martínez Roca titulado ‘Sobrevivamos’. Lo había escrito un pastelero de Bielefeld (Alemania) llamado Rüdiger Nehberg. ‘Sobrevivamos’ era un libro sobre supervivencia, el arte antiguo de comer del campo (las ortigas hervidas saben como las espinacas), dormir al raso, cazar pájaros con trampas, saber orientarse sin brújula, hacer fuego con las manos, hacer arcos, pescar bajo el hielo, hacer balsas de troncos, plantar un camping, purificar agua y saber que conejos tienen mixomatosis y cuáles no mirándoles a los ojos (a causa de la infección, los conejos sufren una especie de conjuntivitis, el pus se concentra en los parpados y se quedan ciegos.)

Sobrevivamos era el segundo libro de Nehberg, que se hizo famoso por cruzar Alemania de Norte a sur en 1981 sin equipo y comiendo solo lo que la naturaleza le proporcionase. Mucho más importante que ser el principal divulgador de la supervivencia deportiva en Europa (se le apodaba Sir Vival), Nehberg era un ecologista furibundo y amable, defensor de los derechos humanos y de las tribus indígenas del amazonas (especialmente de los Yanomami) por los que cruzo el Atlántico primero en un barco de pedales y luego en un tronco para pedir su protección (y lo consiguió en forma de una reserva en el Amazonas).

Después de ayudar a los Yanomami, Nehberg fundo TARGET (http://www.target-human-rights.com), una organización que lucha contra la mutilación genital femenina en África, quizá la manifestación más repugnante de la ignorancia humana, una bestialidad que cada día afecta a 8,000 niñas. Gracias a su trabajo, una comisión de estudiosos del Islam encabezada por el Gran Mufti de Egipto publicó una Fatwa contra la mutilación genital que puede ser el principio del fin de la ablación femenina. Y sigue dándole y dándole.

Nehberg fue y es una inspiración, un amigo que te contaba sus trucos y paseaba contigo por entre los arboles de El Zancón de Melide. Tipo admirable, influencia imprescindible. Y por eso es un favorito mío. Ah, y es hoy el día que tengo el equipo preparado en la mesilla por si pasa algo.

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