Iniciación

Iniciación

Febrero del 2005, en algún lugar de Querétaro. Un equipo de filmación se acercó a nosotros para realizar un programa de tradiciones esotéricas mexicanas. He pasado por unas cosas duras, pero me siento mas fuerte, sin embargo aislado y desgastado. En esa ocasión recuerdo que había mucha gente. Como unas 20 personas en total.

Todos estaban asustados, pero yo me sentía confiado, pues ya sabía en que consistía todo el show. Unas cuantas manos espadas, unos golpes del nagual, dos manos escudos y listo. Poco a poco iba pasando la gente, poco a poco se iba cumpliendo mi predicción. Los que estaban por primera vez se encontraban desconcertados, los del programa asustados, y otros creian que era broma. De repente El Nagual me llama, me hace una pregunta que la tomo a la ligera, pero me parece extraña en cierta forma.

Llegue a pensar que iba a tener mis 5 minutos de fama y me iban a entrevistar preguntándome lo mismo. Unos momentos después nos sentamos junto a la hoguera Elrich, Alucard y yo, para que el Nagual nos hiciera, un mano espada triple. Quedé en shock, mi tranquilidad de “ya se de que se trata esto” fue puesta fuera de combate. Estaba nervioso, pero a la vez sereno. Comenzó con Alucard y luego con Elrich, y yo comencé con mi sentimiento de envidia hacia el, me controle, y suprimí tal sensación, pues no había razón para ella. Lo que iba a ser, sería, y ningún poder inferior puede interferir en los designios del poder.

Al trabajar sobre mi, ya estaba más tranquilo, pero presentía que este era un momento relevante. Cuando termino la mano espada, no sentía nada, solo una ligera sensación de pesadez. Voltee a ver a mi alderedor esperando a ver que hacían los demás. Volteé a ver a mis otros dos compañeros y estaban también esperando algo. Decidí levantarme, todos se me quedaban viendo, me sacudí la tierra de la ropa, y me quede viendo a la gente cercana a mi. Parecían más que asustados, llegue a sentirme un poco incómodo por ser el centro de atención. Al poco rato se levantó Elrich y Alucard. Me le quedó viendo a Elrich y le preguntó: ¿Cómo te sientes? A lo cual me responde: Bien, pero siento ganas de aullar. Extrañado le digo: ¿¡Tu también!? Alucard se da cuenta de nuestro diálogo y de que vamos a un lugar alejado del “bullicio”. Tengo unas ganas tremendas de alejarme de todos, tengo que dejar salir algo de mi.

Llego corriendo a una zona de matorrales, dejo que eso salga de mí, de pronto me pongo en 4 patas, comienzo a tratar de aullar, pero sólo salen gruñidos de mi. Me siento reencontrado con algo que dormí hace mucho tiempo, me siento liberado, lleno de júbilo. Dejan de nublarme ideas raras en mi cabeza, camino haciendo patrones raros en la maleza, me siento en mis cuartos anteriores, “soy libre”, me voy a dejar ir… No, momento, hay tareas pendientes, guarda tu energía. Me controlo, escupo algo que traía atorado en la garganta, comienzo a aullar, y luego a marcar mi territorio. Volteo a ver a los otros dos, están iguales, ya no los veo como alguien diferente, los veo como hermanos. Somos lobos de la misma camada, y el Nagual nuestro padre. El trabajo de 5 años por fin ha dado frutos. El primer paso ha sido dado, lo que viene es solo el comienzo.

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