Entrevista a Curt Paul Janz

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Músico de profesión, destacado investigador de la vida y obra de Richard Wagner, Curt Paul Janz es autor del famoso catálogo de las obras musicales de Nietzsche. Fue uno de los primeros autores que aclararon el rol que jugó la música en el pensamiento del filósofo alemán. Curt Paul Janz es el autor de una biografía monumental sobre Nietzsche, aparecida en 1978 en Alemania (la edición francesa se publicó abreviada en tres volúmenes), biografía que hoy puede parecer definitiva. Ya ha tenido varias ediciones alemanas y traducciones al italiano, al español y al francés. Solamente los ingleses rechazan la importancia de esta obra. Curt Paul Janz se basó especialmente en la abundante correspondencia de Nietzsche. Esta metodología además le ha permitido seguir con gran precisión los diferentes momentos de la vida de Nietzsche y las influencias que esta ha ejercido sobre su pensamiento. Curt Paul Janz, con más de ochenta años, vive actualmente en Muttenz, en las afueras de la ciudad de Basilea. Entrevistador: ¿Qué razón lo llevó a comprometerse con ese enorme trabajo?

Curt Paul Janz: “Esto puede sonar sorprendente, yo no soy filósofo de profesión. Originalmente soy músico y durante cuarenta años fui miembro de la orquesta sinfónica de Basilea. Pero mi hobby es la filosofía y la filología griega.
“Descubrí a Nietzsche por medio de Wagner. Cuando hacía mis estudios en el conservatorio descubrí un texto donde se hacía mención de un horrible autor que había escrito un libro horrible sobre Wagner: se trataba del Caso Wagner. Fui entonces a buscarlo a la biblioteca y lo encontré junto con El crepúsculo de los ídolos. Mi profundo conocimiento de Wagner y de sus obras musicales, sus escritos y su correspondencia, me ayudaron mucho en mi trabajo sobre Nietzsche. Nietzsche, efectivamente, nunca dejó de luchar contra Wagner. Eso tampoco se detuvo con su separación. Cuando se leen los fragmentos póstumos uno constata que siempre y de un modo totalmente imprevisto – pero insistente- Nietzsche vuelve a Wagner. Esa es una discusión que no ha terminado nunca.
“Pero tengo otras afinidades con Nietzsche: la ciudad de Basilea donde he vivido siempre y donde participé de ese mismo seminario de griego que Nietzsche dictó durante diez años y que desde entonces no se ha interrumpido.”Pero siempre lo que más me acercó a Nietzsche fue la música. Tuve la ocasión de trabajar sobre la importancia de las formas musicales en el Zaratustra. Sobretodo me ocupé de una edición de la obra musical póstuma de Nietzsche. Eso fue durante los años cincuenta. En esa época un tal Richard Blunck trabajaba en una biografía de Nietzsche cuyo primer tomo, que se extendía hasta los comienzos de su vida profesional, apareció en 1953. El segundo volumen, siempre anunciado, no se pudo editar ya que Richard Blunck murió repentinamente en 1962 de una crisis cardíaca.
“Fue en ese momento cuando el profesor Karl Schlechta, que había realizado una edición de las obras de Nietzsche -y que yo conocía- buscaba a alguien que pudiera seguir el trabajo comenzado por Blunck. Lo que pudo hacer primero fue rescatar los manuscritos que había dejado Blunck pero no encontró a nadie que los retomara. A mi me prometió que esos manuscritos de Blunck no demandarían más que un trabajo de redacción. Pero cuando me llegaron los documentos constaté que no había una sola frase escrita: encontré solamente una enorme cantidad de citas y notas. Tuve entonces que controlar todo, revisar todo y verificar las fuentes. Se había equivocado bastante. Además Blunck no tenía ningún conocimiento de la música de Nietzsche. Por eso tuve que revisar el primer volumen. Con Montinari (otro editor de las obras de Nietzsche) también trabajamos juntos: nos ayudábamos mutuamente; yo le daba las indicaciones musicales que él necesitaba y él me ayudaba a leer los manuscritos que yo no alcanzaba a comprender”.

E. : Se dice que la música de Nietzsche no era muy buena.

Curt Paul Janz: “Es la reputación que le hizo Hanz von Bülow en 1872 en una carta donde le responde a Nietzsche que le había enviado su meditación de Manfredo: “Entre todos los bosquejos musicales que observo, hace mucho tiempo que no veía algo con un estilo tan extravagante, tan desagradabe y tan antimusical”. Y a continuación se preguntaba si no se estaría tratando de una broma. Esa crítica no dejó de tener sus efectos: rompió todas las pretensiones musicales de Nietzsche y eso justo en el mismo momento en que Nietzsche publicaba su primer gran trabajo filosófico -El nacimiento de la tragedia- violentamente condenado por Wilamowitz.
“Pero esa crítica es muy injusta. Nietzsche era un buen músico, tocaba muy bien el piano y es autor de buenas piezas musicales. Después de su hundimiento en 1889 continuó tocando el piano. En Jena, por ejemplo, asistía a un restaurante donde lo dejaban tocar el piano y allí improvisaba durante horas todos los días. Siempre tocó el piano, especialmente obras de Wagner. Nietzsche empezó a componer desde muy chico, en sus años de liceo: bosquejos de un requiem (sin duda inspirado en Mozart), una misa, un oratorio de navidad, un muy hermoso miserere que debió componer bajo la influencia de Palestrina. Escribió además hermosísimas piezas para piano, una quincena de lieders y bosquejos de sinfonías, que -más allá de lo que se hacía en su tiempo- anunciaban la música de Richard Strauss.
“Nietzsche reelaboraba las impresiones que recogía escuchando a otros, como si estuviera discutiendo con aquellos que podían sentir como él: por ejemplo con Beethoven o Chopin. Después hizo lo mismo en filosofía, con Kant o con Platón.
“En 1874 Brahms estaba en Basilea para dirigir la primera de sus “triomphlied” para coro y orquesta que había compuesto para la victoria (alemana) de 1871. Obviamente Nietzsche siguió a Brahms a Zurich donde iba a brindar el mismo concierto. Nietzsche hizo una transcripción para piano de ese concierto y luego se la dio a Wagner, haciéndole los más grandes elogios. Pero éste parece que lo tomó a mal. Ese fue sin duda uno de los motivos de la separación.
“En la misma época Nietzsche estaba ensayando grandes composiciones que ya no estaban influidas por Wagner. Hay una divertida pieza para piano que se desarrolla repentinamente transformándose en una sonata de Beethoven, que Nietzsche apreciaba especialmente y que la interpretaba como Chopin”.

E. : ¿Es posible entender la filosofía de Nietzsche sin la música?

Carl Paul Janz: “La mayor parte de sus composiciones musicales datan de sus años de estudio, antes de sus años de filósofo. Sus primeras composiciones reflejan el estilo romántico de su tiempo y son testimonio de la influencia de Schumann. Luego, en esa gran composición que es la fantasía para piano, Nietzsche menciona explícitamente el Sigfrido de Wagner. Si Nietzsche es un músico romántico, como filósofo, en cambio, busca superar el romanticismo. Haberse quedado en el romanticismo es uno de los reproches que le dirige a Wagner. Prefería las piezas más cinseladas, perfectas, cerradas en sí mismas y bien identificadas, como se las encuentra en las óperas de Mozart, en el Carmen de Bizet o en Liszt”.

E. : ¿Cómo fue recibida la filosofía de Nietzsche durante su vida?

Curt Paul Janz: “Durante su vida Nietzsche fue practicamente un desconocido. Después de la publicación de El nacimiento de la tragedia por ejemplo, tuvo que enfrentar al “establishment” filológico, representado en ese momento por la pluma de Wilamowitz. Al año siguiente no tuvo ningún estudiante en sus clases. Hay que recordar que en aquella época – en toda la universidad de Basilea – no había más de doscientos estudiantes y al seminario de Nietzsche asistían normalmente tres estudiantes. En el final de su carrera llegó a tener hasta diez estudiantes.
“Su reconocimiento comenzó después de su hundimiento, en los años 90. Su derrumbamiento físico y mental tuvo una importancia positiva para aumentar su popularidad, así como la tuvo la muerte de Sócrates o la muerte de Cristo. Casi sonó como un milagro. Fue su fin trágico lo que hizo que Nietzsche resultara interesante para el público, primero entre sus amigos, después en el círculo de los wagnerianos y hasta en la universidad. También tuvo importancia el trabajo realizado por su hermana Elizabeth, la creación del Archivo Nietzsche en Weimar (en oposición explícita al Archivo Goethe) y toda la mitología que ella construyó alrededor de su hermano, transformándolo en un autor absolutamente original, que había pensado todo por sí mismo y que había sido independiente de toda influencia”.

E. : ¿Qué piensa ud. de Nietzsche como persona, con la que tuvo que convivir durante tanto tiempo?

Curt Paul Janz: “Yo viví quince años con Nietzsche, recorriendo en un año lo que él vivía en dos. Guardó la imagen de una figura trágica, seguramente a causa de sus terribles enfermedades, sus terribles sufrimientos – que lo acompañaron durante toda la vida – y contra las cuales debió luchar constantemente. Pensaba que sus dolencias eran consecuencia del clima: por eso buscaba permanentemente el lugar donde pudiera encontrarse mejor. Su vida fue especialmente penosa. Su filosofía está hecha de pasiones. No se trata de una filosofía cerebral, racional, una filosofía del conocimiento desligada y desencarnada. En él todo proviene de la experiencia y de las emociones. Su filosofía es una lucha contra él mismo, contra el cristianismo y contra los intérpretes del cristianismo. Tengo una gran admiración por su vida. Nietzsche pensaba que tenía una misión. Creo que no nos corresponde a nosotros juzgar si realmente ha vivido totalmente para ella.
“Era una compañía muy agradable: hablaba suavemente, era muy tranquilo, muy amistoso, en especial con las mujeres. Estaba siempre muy bien dispuesto, muy arreglado y se perfumaba. Pero no era un hombre alegre. Fue muy querido por la sociedad de Basilea y por los estudiantes. Prácticamente vivió en una absoluta soledad hasta convertirse en un extraño entre los hombres – es la otra dimensión de esta figura trágica – aunque buscó contante e infructuosamente la compañía de amigos y ocasiones para conversar. También buscó contactos epistolares.
“Pero, aunque tenga que dar conferencias sobre algún aspecto de la vida o de la obra de Nietzsche y aunque siga trabajando en su correspondencia, siempre trato de tomar cierta distancia de ella.

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