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Versos lobunos
#1

Normalmente en las fábulas no se da una buena imagen del lobo, que suele simbolizar la naturaleza malvada. Pero también hay excepciones, como "El Cordero y el Lobo" o "El Lobo y el Perro", de las que presentamos la versión de Samaniego.



EL CORDERO Y EL LOBO



Uno de los corderos mamantones,
Que para los glotones
Se crían, sin salir jamás al prado,
Estando en la cabaña muy cerrado,
Vio por una rendija de la puerta
Que el caballero Lobo estaba alerta,
En silencio esperando astutamente
Una calva ocasión de echarle el diente.
Mas él, que bien seguro se miraba,
Así lo provocaba:
«Sepa usted, señor Lobo, que estoy preso,
Porque sabe el pastor que soy travieso;
Mas si él no fuese bobo,
No habría ya en el mundo ningún Lobo.
Pues yo corriendo libre por los cerros,
Sin pastores ni perros,
Con sólo mi pujanza y valentía
Contigo y con tu raza acabaría.»
«Adiós, exclamó el Lobo, mi esperanza
De regalar a mi vacía panza.
Cuando este miserable me provoca
Es señal de que se halla de mi boca
Tan libre como el cielo de ladrones.»


Así son los cobardes fanfarrones,
Que se hacen en los puestos ventajosos
Más valentones cuanto más medrosos.



EL LOBO Y EL PERRO


En busca de alimento
iba un Lobo muy flaco y muy hambriento.
Encontró con un Perro tan relleno,
tan lucio, sano y bueno,
que le dijo: "Yo extraño
que estés de tan buen año
como se deja ver por tu semblante,
cuando a mí, más pujante,
más osado y sagaz, mi triste suerte
me tiene hecho retrato de la muerte"
El Perro respondió: "Sin duda alguna
lograrás, si tú quieres, mi fortuna.
Deja el bosque y el prado;
retírate a poblado;
servirás de portero
a un rico caballero,
sin otro afán ni más ocupaciones
que defender la casa de ladrones"
"Acepto desde luego tu partido,
que para mucho más estoy curtido.
Así me libraré de la fatiga,
a que el hambre me obliga
de andar por montes sendereando peñas,
trepando riscos y rompiendo breñas,
sufriendo de los tiempos los rigores,
lluvias, nieves, escarchas y calores"
A paso diligente
marchando juntos amigablemente,
varios puntos tratando en confianza,
pertenecientes a llenar la panza.
En esto el Lobo, por algún recelo,
que comenzó a turbarle su consuelo,
mirando al Perro, le dijo: "He reparado
que tienes el pescuezo algo pelado.
Dime: ¿Qué es eso?" "Nada".
"Dímelo, por tu vida, camarada".
"No es más que la señal de la cadena;
pero no me da pena,
pues aunque por inquieto
a ella estoy sujeto,
me sueltan cuando comen mis señores,
recíbenme a sus pies con mil amores:
ya me tiran el pan, ya la tajada,
y todo aquello que les desagrada;
éste lo mal asado,
aquél un hueso poco descarnado;
y aún un glotón, que todo se lo traga,
a lo menos me halaga,
pasándome la mano por el lomo;
yo meneo la cola, callo y como"
"Todo eso es bueno, yo te lo confieso;
pero por fin y postre tú estás preso:
jamás sales de casa,
ni puedes ver lo que en el pueblo pasa"
"Es así" "Pues, amigo,
la amada libertad que yo consigo
no he de trocarla de manera alguna
por tu abundante y próspera fortuna.
Marcha, marcha a vivir encarcelado;
no serás envidiado
de quien pasea el campo libremente,
aunque tú comas tan glotonamente
pan, tajadas, y huesos; porque al cabo,
no hay bocado en sazón para un esclavo"



FUENTE: http://es.wikisource.org

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#2

Fuente (original y traducción) : http://poemaseningles.blogspot.com/2005/06...e-book-law.html


The second jungle book

Rudyard Kipling (1865-1936)


The law of the jungle

Now this is the Law of the Jungle — as old and as true as the sky;
And the Wolf that shall keep it may prosper, but the Wolf that shall break it must die.

As the creeper that girdles the tree-trunk the Law runneth forward and back —
For the strength of the Pack is the Wolf, and the strength of the Wolf is the Pack.

Wash daily from nose-tip to tail-tip; drink deeply, but never too deep;
And remember the night is for hunting, and forget not the day is for sleep.

The Jackal may follow the Tiger, but, Cub, when thy whiskers are grown,
Remember the Wolf is a hunter — go forth and get food of thine own.

Keep peace with the Lords of the Jungle — the Tiger, the Panther, the Bear;
And trouble not Hathi the Silent, and mock not the Boar in his lair.

When Pack meets with Pack in the Jungle, and neither will go from the trail,
Lie down till the leaders have spoken — it may be fair words shall prevail.

When ye fight with a Wolf of the Pack, ye must fight him alone and afar,
Lest others take part in the quarrel, and the Pack be diminished by war.

The Lair of the Wolf is his refuge, and where he has made him his home,
Not even the Head Wolf may enter, not even the Council may come.

The Lair of the Wolf is his refuge, but where he has digged it too plain,
The Council shall send him a message, and so he shall change it again.

If ye kill before midnight, be silent, and wake not the woods with your bay,
Lest ye frighten the deer from the crops, and the brothers go empty away.

Ye may kill for yourselves, and your mates, and your cubs as they need, and ye can;
But kill not for pleasure of killing, and seven times never kill Man.

If ye plunder his Kill from a weaker, devour not all in thy pride;
Pack-Right is the right of the meanest; so leave him the head and the hide.

The Kill of the Pack is the meat of the Pack. Ye must eat where it lies;
And no one may carry away of that meat to his lair, or he dies.

The Kill of the Wolf is the meat of the Wolf. He may do what he will,
But, till he has given permission, the Pack may not eat of that Kill.

Cub-Right is the right of the Yearling. From all of his Pack he may claim
Full gorge when the killer has eaten; and none may refuse him the same.

Lair-Right is the right of the Mother. From all of her year she may claim
One haunch of each kill for her litter, and none may deny her the same.

Cave-Right is the right of the Father — to hunt by himself for his own:
He is freed of all calls to the Pack; he is judged by the Council alone.

Because of his age and his cunning, because of his gripe and his paw,
In all that the Law leaveth open, the word of the Head Wolf is Law.

Now these are the Laws of the Jungle, and many and mighty are they;
But the head and the hoof of the Law and the haunch and the hump is — Obey!


El segundo libro de la selva

La ley de la jungla

Versión de Luis Cremades


Esta es la Ley de la Jungla -como el cielo vieja y cierta;
prosperará el Lobo que la cumpla, mas el Lobo que la transgreda habrá de morir.

Igual que trepa la hiedra alrededor del tronco del árbol avanza la Ley y retrocede...
pues es el Lobo la fuerza de la Manada. y la fuerza del Lobo está en la Manada.

Cada día lávate desde el hocico hasta la cola; bebe mucho, pero no muy deprisa nunca;
y recuerda que la noche para la caza está hecha, y no olvides que el día se debe al sueño.

Puede el Chacal seguir al Tigre, pero, Cachorro, cuando te hayan crecido los bigotes,
recuerda que el Lobo es un cazador -sigue adelante y por tu cuenta consigue la comida.

Mantén la paz con los Señores de la Jungla el Tigre, la Pantera, el Oso;
y no importunes a Hathi el Silencioso, ni te burles del Jabalí en su guarida.

Si una Manada con otra Manada se encuentra en la Selva, y no quiere ninguna retroceder,
descansa hasta que los jefes hayan hablado -tal vez las palabras justas prevalezcan.

Cuando pelees con un Lobo de la Manada, debes enfrentarte a solas, alejado,
pues otros tomarían parte en la disputa, y la batalla debilitaría la Manada.

La Guarida del Lobo es su refugio, donde ha construido su hogar,
ni siquiera el Jefe de la Manada puede entrar, ni siquiera el Consejo.

La Guarida del Lobo es su refugio, pero si no es profunda,
el Consejo enviará una orden y deberá otra vez mudarse.

Si antes de medianoche matas, hallo en silencio y no despiertes al bosque con tu aullido,
asustarás a los ciervos que en la maleza se esconden, y regresarán con las manos vacías tus hermanos.

Para ti puedes matar y para tus compañeros y para tus cachorros tanto como necesiten;
pero no mates por el placer de matar, y siete veces nunca mates al Hombre.

Si robas la Presa de uno más débil, no la devores con orgullo;
el Derecho de la Manada es el del más humilde, cédele pues la cabeza y la piel.

La Presa de la Manada es la carne de la Manada. Debes comerla allí donde se encuentre;
y nadie podrá llevar esa carne a su guarida, o morirá.

La Presa del Lobo es la carne del Lobo. Con ella puede hacer su voluntad,
y, hasta que dé su permiso, no puede la Manada comer de esa Presa.

El Derecho del Cachorro es el derecho del Primero. De cualquiera puede exigir en su Manada,
y hartarse de comer cuando haya comido el Cazador; y nadie podrá negárselo.

El Derecho de la Guarida es el derecho de la Madre. De cualquiera de su misma edad puede exigir
una pata de cada presa para su camada; y nadie podrá negárselo.

El Derecho de la Cueva es el derecho del Padre ---(azar a solas para sí:
libre para no seguir a la Manada; por el Consejo sólo juzgado.

Por su edad y su astucia, por su fuerza y sus garras,
en todo aquello que la Ley deja abierto, es Ley la palabra del Jefe de los Lobos.

Estas son las Leyes de la Jungla. muchas y muy rígidas;
pero la cabeza y las uñas de la Ley y la patas y el lomo es ¡Obedece!

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#3

Que de vez en cuando me acuerdo de esta canción.
Por si a alguien no le suena, es para enseñar a los bebes los dedos de la mano, o algo así.

Cinco lobitos
tiene la loba,
blancos y negros,
detrás de la escoba.
Cinco parió,
cinco críó,
y todos ellos,
tetita les dió.





El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#4

A farkasok dala - Canción de los lobos

Ruge y retumba la tormenta
por la enlutada bóveda del cielo,
y sobre el dorso de impetuosas ráfagas
cabalgan las deidades del invierno.

Ni el frígido erial donde vagamos sin acierto
buscando alguna senda,
ni un arbusto descubre la mirada
que el suspirado abrigo nos ofrezca.

Allí en la cueva el hambre que nos mata,
y fuera de ella el frío que nos hiela;
entre ambos, como rudos cazadores;
sin piedad nos acosan por doquiera.

Y píntaseles otro en la batida:
del cargado fusil la saña fiera
deja sobre la nieve señaladas
con nuestra roja sangre nuestras huellas...

Tenemos frío, sí; tenemos hambre
y el mortífero plomo nos asedia
pero ¿qué importa?... En cambio somos libres.
¡Oh, santa libertad! ¡Bendita seas!

Sandor Petofi (Hungría, 1823-1849)
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=3053

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#5

El lobito bueno, poesia infantil de José Agustín Goytisolo.
Fuente: http://bibliopoemes.blogspot.com/2007/08/p...bito-bueno.html

José Agustín Goytisolo tiene un poema que hace contrapeso a los personajes de los cuentos clásicos. El poema está musicado y cantado por Paco Ibáñez en su disco: Paco Ibañez canta a José Agustín Goytisolo. La editorial Edebé ( colección Tren azul) editó unos libros infantiles, de narrativa, basándose en este poema, ilustrados por Juan Ballesta. Son cuatro lobros: El lobito bueno (...), El príncipe malo, La bruja hermosa, El pirata honrado.


EL LOBITO BUENO
(José Agustín Goytisolo)


Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.


Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.


Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.


Gloria Fuertes, basándose en este poema de Goytisolo, escribió "El lobito malo y el lobito bueno".


El lobito malo y el lobito bueno

«Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos»
J. A. GOYTISOLO

*
Y érase también
un lobito malo,
al que obedecían
todos los vasallos.

*
El lobito malo
les metió en la guerra,
y no quedó pueblo
ni árbol en la tierra.

*
No se conocían
y se iban matando,
todo por la culpa
del lobito malo.

*
Y vino otra vez
un lobito bueno,
al que respetaban
los pocos corderos
-que quedaban-.

*
Quemaron las armas
y no hubo más guerra.
Lobos y corderos
jugando en la tierra.

(...)

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#6

( Nota: Ninguna relación con el libro de J. Bucay que lleva el mismo título)

Fuente: http://www.lectivo.com.ar/expresion/cuen...ro001.html

Un lugar en el bosque, de Armando Quintero


(*)\"Un lugar en el bosque\"

En la llamada Literatura Infantil existen varios personajes muy maltratados, en particular, uno: el lobo. Este libro no pretende ser una reivindicación de los lobos, simplemente, los muestra como seres diferentes a como han sido presentados en las numerosas leyendas, fábulas, cuentos o historias que, desde tiempos inmemoriales, hemos inventado de ellos. Compuesto de treinta cuentos breves - casi pinceladas de situaciones y personajes - el libro es de lectura amena para niños, jóvenes o adultos. Y sus mensajes tocarán sensiblemente a cada lector por sus bien apuntadas notas de humor,
solidaridad y ternura. (...)



1. Lobo Abuelo cuenta cuentos

Lobo Abuelo cuenta cuentos.
Cambia el cuerpo, las patas, los aullidos...
¡Cuánto cambia y cómo cambia en cada cuento!
Todos lo ven hacerse grande y gordo como un oso que roza su cabeza
con las nubes. Todos lo ven hacerse pequeño e inquieto como una
pulga que vive en un bosque de árboles pequeños, de hojas y raíces
pequeñas.
Lobo Abuelo cuenta cuentos y hace que todos viajen al bosque donde
cualquier cosa es posible, hasta los gritos del silencio.


2. Oír el silencio

—Todos los momentos del día son hermosos. El amanecer, el mediodía,
la tarde... —dijo Lobo Abuelo.
—¿Y la noche? —preguntó Loba Pequeña.
—La noche también. Y no sólo por la luna y las estrellas. Hay un
momento en que el río se queda mudo. Parece que el agua está quieta,
como si no quisiera ir a ninguna parte. Ese silencio es tan hermoso
como las voces del bosque.
—Tiene que ser hermoso oír el silencio —dijo Lobo Pequeño.


3. Muchachita del Bosque

—Escucha —dijo Lobo Grande a Lobo Pequeño—. Y atiende bien. Si por
ese sendero pasa una niña con una cesta y una caperuza de este
color —le mostró unas guindas—, ni le hables: ¡Es un ser muy
peligroso! Esa muchachita tuvo mucho que ver con el triste final de
tu tatarabuelo.


4. Por las nubes

En un claro del bosque, Loba Grande había descubierto a Lobo Pequeño
boca arriba, con los ojos en el cielo.
—¿Qué haces?
—¡Mirar las nubes! Las hay blancas, negras, azules, violetas...
Nubes con forma de lobo, de oso, de monstruo, de pájaro.... Según
sople el viento, se quedan paradas o corren veloces. A veces juegan
a esconderse entre ellas.
Lobo Pequeño hizo un largo silencio, y concluyó:
—Quien dice que "no hay nada nuevo bajo el sol" es porque nunca mira
al cielo.


5. Regalos

A Lobo Pequeño le gusta intercambiar sus juguetes. Loba Pequeña
regala cosas suyas e inventa historias.
—¿Dónde está la caja de las piedras que recogimos del río?
—Se la regalé a Osa Gris.
—¿Y el frasco de gotas de rocío?
—Lo tiene Ardilla Negra. Se lo cambié por su libro de pétalos.
—¿Qué haces con ese caballito de corazón de mazorca, con plumas de
paloma y la punta de un lápiz en la frente.
Loba Pequeña miró sorprendida:
—No es un caballito, es el Unicornio Azul. Con su cuerno de oro va
en busca de paz para el bosque.


6. Cae la noche

Lobo Abuelo y Lobo Pequeño paseaban por el bosque cuando cayó la
noche.
—¡Qué poca luz! ¡Nos vamos a perder! —dijo Lobo Pequeño.
—No tengas miedo —lo calmó Lobo Abuelo—. Nos guiaremos por las
estrellas.
Camino de la guarida, Lobo Abuelo le fue mostrando el cielo:
contemplaron el planeta Marte y el luminoso Venus, cómo titilan las
estrellas y los planetas no, y le enseñó a reconocer algunas
constelaciones... Lobo Pequeño estaba asombrado.
Cuando llegaron, Lobo Abuelo le dijo:
—Una noche te mostraré a Loba Mayor y Loba Menor; son constelaciones
que sólo los lobos viejos conocemos.


7. Luz de luna

—¡Aullad, aullad siempre! —decía Loba Abuela a sus lobeznos—. No es
que la luna sea terca, es que es viejecita; por eso anda tan
despacio y tarda en mostrar su cara oscura, y en dejarnos dormir.
Pero lo consigue. Claro que con los años que tiene, anda
desmemoriada, y cada poco tiempo vuelve a mostrarse con toda su luz.


8. Ternura

Acababa de nacer una nueva camada y todo el bosque estaba de fiesta.
La manada completa visitaba a Loba Grande y sus hijos recién nacidos.
Lobo Pequeño y Loba Pequeña, los más consentidos de la camada
anterior, se mantenían a un lado, silenciosos.
Loba Grande, que los observaba desde hacía rato, les hizo una seña
para que se acercasen.
Ambos se pegaron a su cuerpo, uno a cada lado. Entonces Loba Grande
les dijo:
- Ningún lobo en la manada los ha olvidado. Hay tanto que
agradecerle a la vida cuando nacen otros lobos que para todos parece
lo más importante. ¡Eso mismo sucedió cuando nacieron ustedes!


9. Barquitos de papel

Lobo Grande y Lobo Pequeño hicieron barquitos de papel para que se
deslizaran río abajo. Desde la ribera seguían sus recorridos, sus
escalas entre las piedras, sus giros y zozobras por las aguas.
Si se perdían o no, poco importaba.
Loba Grande entró en la guarida refunfuñando.
- ¡Qué manera de perder el tiempo!
Lobo Abuelo le dijo:
- No digas eso. Ya sabes que no son los barcos de papel sino Lobo
Pequeño y Lobo Grande los que viajan.


10. Boca de Lobo

Lobo Grande se había dormido.
En pleno sueño, abrió mucho la boca. Y quedó así un rato.
Lobo Chiquitito se acercó, como si estuviese calculando.
- ¿Qué haces ahí? – le preguntó Loba Pequeña.
- Miraba. Para estar seguro de que la noche no es tan oscura como la
boca de un lobo.


11. Temor de lobito

El sol brillaba en un cielo despejado. Loba Abuela entró en la
guarida y preguntó:
- Lobo Chiquitico, ¿has visto cómo está la tarde? Hace muy buen día
para jugar en el bosque.
- Sí, ya lo sé.
- Entonces, ¿qué haces ahí como escondido?
- Como escondido, no. Escondido. ¿Piensas que voy a salir a jugar en
una tarde así? ¡Ni loco! ¡Seguro que el bosque está lleno de niños!


12. Lobo Abuelo y la música

Lobo Abuelo vive la música. Interpreta. Compone. Baila...
A los lobeznos les gusta escuchar sus rugidos de madera, sus
murmullos de viento y sus silencios de nube.
- Muchas veces, hasta parece el mismísimo bosque sonando –dijo Lobo
Pequeño.


13. Primera salida

- Lobo Chiquitito, pídele permiso a mamá e iremos a dar un paseo –
propuso Lobo Abuelo.
Salieron de la guarida y se adentraron en el bosque. Lobo Chiquitito
se acercaba cada vez más a Lobo Abuelo. Era su primera salida y
tenía miedo del tamaño gigantesco de los árboles.
- ¿No nos harán daño, Lobo Abuelo? -preguntó, casi pegado a él.
Lobo Abuelo le explicó que los árboles alargaban sus ramas para
sostener los nidos, que nos aliviaban del calor del sol y de la
lluvia. Le habló también de sus dulces frutos y de cómo el viento
esparcía el aroma de sus flores.
- ¡Qué buenos son! -exclamó Lobo Chiquitito-. ¡Suéltame! ¡Quiero
darles un abrazo y un beso!


14. Dueño de un universo

- Descubrí que puedo ser dueño de un universo -dijo Lobo Chiquitito
a Lobo Pequeño mientras caminaban por el bosque.
- ¿Eso es posible? -preguntó Lobo Pequeño.
- Cierra los ojos, aprieta fuerte los párpados con el dorso de las
patas delanteras y espera. Ya lo verás.
En efecto, en aquella oscuridad Lobo Pequeño podía ver estrellas
brillantes dentro de sus asombrados ojos.
- ¿Ves? Llevamos un universo dentro. Muchos no lo saben.
Y casi en secreto le confesó:
- Me lo acaba de enseñar Lobo Abuelo.


15. Por un amigo

- ¿Qué haces así? – preguntó Lobo Abuelo a Lobo Pequeño.
Estaba pintado de blanco de punta a rabo y con la piel toda rizada.
Además, colgado al cuello con un lazo verde, llevaba un cencerro.
- Esta tarde quiero jugar en la pradera con mi mejor amigo. Pero su
padre no deja ni que me aproxime al rebaño. Dice que los lobos no
pueden jugar con los corderos.

_________________________________________________



Armando Quintero nació en 1944 en Olimar (Uruguay). Naturalizado venezolano. Es escritor, narrador, pintor e ilustrador. Ha publicado los libros: Los cuentos de la vaca azul (2000), Un lugar no bosque (Kalandraka, 2003) -traducido al gallego-, Un lugar en el bosque (Kalandraka, 2004). Tiene, además, Mitos y leyendas de Venezuela (Ediciones B, Bogotá) y De tiempos inmemoriales (Editorial La Casa Tomada, Caracas). Aparece en varias publicaciones colectivas como El cuento y los cuentacuentos. Diversas publicaciones digitales, tales como Letras-Uruguay, contienen información o textos de este
autor.

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#7

LA LOBA

Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
figura de muchacha, con tu pelo
torrencial, y el sonido
de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
de la tristeza. El mundo
se me empezó a morir como un niño en la noche,
y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacándome los ojos por haberte mirado.

Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,
segura, perfumada,
porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
salía por tu boca como vertiente pura
de marfil, y bailabas
con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
del día, otra muchacha
que salía de ti, como otra maravilla
de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
porque estábamos lejos, y decías
que me amabas.

Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelan
en un vuelo sin fin las tempestades,
pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
solos, definitivos, completamente solos.

Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
del baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.
Quiero seguirte viendo muchos años, venir
impalpable, profunda,
girante, así, perfecta, con tu negro vestido
y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,
y esa cintura.

Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
con éste que ahora te habla de vivir para siempre
tú subirás al sol, tú volverás
con él y no con otro, una tarde de junio,
cada trescientos años, a la orilla del mar,
eterna, eternamente con él y no con otro.


Gonzalo de Rojas, poeta chileno nacido en 1917.
Fuente: http://amediavoz.com/rojasG.htm

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#8

La loba

En fin, que no hay respuestas simples al aullido solitario de una loba.
Debí nacer en la manada, donde la orfandad no existe.
Cómo habría de descifrar los signos en las múltiples vestiduras de la soledad,
la altivez mortal del que comió de tu mano y atrás dejó el amor sin despedida,
como una choza maloliente.
Cómo hacer recuento de los nombres incontables del amar que van a morir tan lejos.
Debí cerrar puertas y entendimiento, la piel desbocada y sin bridas, el corazón maltrecho,
y hacerme de la idea que no escuché su aullido…auuuuu


Etnairis Rivera, poetisa nacida en Puerto Rico en 1949.
Fuente: http://www.redyaccion.com/biograetnairis.htm

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#9

La Loba

A la memoria de mi desdichada amiga J.C.P. porque éste fue su verbo.

"Yo soy como la loba.
Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.

Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,
que yo no pude ser como las otras, casta de buey
con yugo al cuello; libre se eleve mi cabeza!
Yo quiero con mis manos apartar la maleza.

Mirad cómo se rien y cómo me señalan
porque lo digo así: (Las ovejitas balan
porque ven que una loba ha entrado en el corral
y saben que las lobas vienen del matorral).

¡Pobrecitas y mansas ovejas del rebaño!
¡No temáis a la loba, ella no os hará daño.
Pero tampoco riaís, que sus dientes son finos
y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!

¡No os robará; la loba al pastor, no os inquieteís;
yo sé que alguien lo dijo y vosotros lo creéis
pero sin fundamento, que no sabe robar
esa loba; sus dientes son armas de matar!

Ha entrado en el corral porque sí, porque gusta
de ver cómo al llegar el rebaño se asusta,
y cómo disimula con risas su temor
bosquejando en el gesto un extraño escozor...

Id si acaso podéis frente a la loba
¡Y robadle el cachorro! no vayaís en la boba
conjunción de un rebaño ni llevéis un pastor...
¡Id solas! ¡Fuerza a fuerza oponed el valor!

Ovejitas mostradme los dientes. ¡Qué pequeños!
No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños
por la montaña abrupta, que si el tigre os acecha
no sabréis defenderos, moriréis en la brecha.

Yo soy como la loba. Ando sola y me río
del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
donde quiera que sea, que yo tengo una mano
que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

La que pueda seguirme que se venga conmigo,
pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,
la vida, y no temo su arrebato fatal
porque tengo en el mano siempre pronto un puñal.

El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!
aquello que me llame más pronto a la pelea.
A veces la ilusión de un capullo de amor
que yo sé malograr antes que se haga flor.

Yo soy como la loba.
Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada de llano".


Alfonsina Storni (1892-1938)
Poetisa argentina, nacida en Suiza.
Fuente del poema: http://www.nodo50.org/mujerescreativas/la%20loba.htm
Bio de Storni; http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonsina_Storni

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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#10

Zamira ama los lobos

Zamira ama los lobos.
Yo quisiera ir con ella a buscarlos
a las tierras más altas,
donde los robledales rojos de Sotillo
han perdido sus hojas en las fuentes,
allá donde los caballos
beben el agua helada de las cascadas
y se espera la nieve
como una bendición.

Tú y yo estamos en este hospital
esperando a la muerte.
No la muerte tuya ni la muerte mía,
sino la de aquellos que nos dieron la vida.
Y éstos, ¿a quienes pasarán,
cuando mueran, sus muertes?
Tú y yo esperando el final,
El vacío del límite,
mientras la vida brilla y tiembla entre nosotros
como un cuchillo inocente.
Y es que, esperando la muerte de los otros,
esperamos, un poco, la muerte nuestra.

Quizá, por ello, Zamira ama los lobos.
Quizá, por ello, yo deseo también
salir a buscarlos con ella este mes de diciembre
a los páramos altos,
a los prados remotos.
Y podríamos ver los espinos,
y las brasas de sangre del sol
en mimbrales morados.
Puesta ya en nuestros ojos
la venda de la nieve,
que no pensemos más, que ya no nos deslumbre
el acre resplandor de los quirófanos.

Zamira ama los lobos,
quiere escapar del laberinto de piedra y cristal
del dolor.
Zamira: partamos y no regresemos.

Antonio Colinas
Poeta, novelista, biógrafo, ensayista, traductor y periodista español, nacido en La Bañeza, León, en 1946.

Fuentes:

http://personales.ya.com/poesias/ac0014.htm
http://amediavoz.com/colinas.htm

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)
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