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dioses y ritos en la antigua España
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De: BrinanSaiwala Enviado: 06/01/2005 22:08
Dioses y ritos
Dice Estrabón que para "ciertos autores los galaicos (celtas que se asentaron en
lo que es la actual Galicia) son ateos; más no así los celtíberos y los otros
pueblos que lindan con ellos por el Norte, todos los cuales tienen cierta
divinidad innominada a la que, en las noches de luna llena, las familias rinden
culto danzando, hasta el amanecer, ante las puertas de sus casas". El Dr. Jimeno
Martínez, que es director del Plan Arqueológico de Numancia, nos dice: "Algunas
de estas danzas se han querido ver representadas en las cerámicas de Numancia e,
incluso, Taracena -que fuera director del hoy Museo Numantino- vio en las danzas
de carácter guerrero que se bailan en la zona de San Leonardo, Soria,
reminiscencias de esta costumbre ancestral.
Esta divinidad tradicionalmente identificada con la luna, puede relacionarse,
según Marco y Sopeña, con Dis Pater, dios ctónico o infernal, del que, como dice
César, todos los galos se proclaman descendientes. Por esta razón miden el
tiempo no por días sino por noches, es decir por lunas. La importancia de esta
deidad queda reflejada también en la representación de crecientes lunares en las
cerámicas y otros objetos. Era tan fuerte su influencia -dice el Dr. Jimeno
Martínez- que en alguna ocasión los vacceos (pueblos celtíberos del Duero medio)
detuvieron su ataque contra el romano Lépido al interpretar un eclipse de luna
como signo prohibitorio de tal acción por la divinidad.
Los ciclos de la luna y el sol eran altamente sugerentes de muerte y
resurrección e incluso la idea de que la noche daba luz al día.
El culto al fuego relacionado con el sol, como elemento de purificación, tenía
un lugar destacado. En el solsticio de verano se realizaban fiestas de
purificación con danzas, carreras, luchas y sacrificios fuera de la ciudad. Se
han considerado residuos de estos ancestrales ritos las fiestas del paso del
fuego en San Pedro Manrique, Soria, en la noche de San Juan y los numerosos
festejos en torno al fuego, que coincidiendo con el solsticio de verano siguen
reproduciéndose en esta zona y otras de España.
Los dioses Epona y Lug, que aparecen asimilados al caballo y al toro, ya que las
divinidades y sus cualidades más significativas eran representadas en aquellos
animales que las poseían. Horacio y Silo Itálico destacan la costumbre de los
cántabros (asentados en la cornisa cantábrica del norte de España) de beber
sangre de sus caballos para adquirir sus cualidades, haciendo alusión al
carácter vivificador de la sangre animal; por otro lado, los toros se
representan devorando peces, como mito de fecundación de la tierra.
Epona, Lug o Matres corresponden a las divinidades pancélticas. Epona también es
representado en un relieve procedente de Sigüenza, Guadalajara, montada de lado
sobre un caballo. A las diosas Matres, relacionadas con la idea de la fecundidad
y abundancia, se les dedican dos inscripciones en la provincia de Soria, una en
Ágreda y otra en Yanguas. Conocemos otras representaciones iconográficas de
estos dioses; así Lug aparece en el santuario de Peñalba de Villastar, Teruel,
bien estudiado por Marco, en forma de personaje masculino bifronte con los
brazos en cruz y la frente provista de cuernos o con la corona de hojas (similar
a varias representaciones centroeuropeas).
La dedicación a los Lugoves, que figura en una lápida de Uxama (Osma), mostraría
una manifestación del dios Lug, relacionada con la habilidad manual, lo que
queda demostrado al ser el Colegio Sutorum (colegio de zapateros) el que dedica
el ara.
Otros dioses son conocidos a través de la epigrafía latina o celtibérica y por
referencias iconográficas, a veces discutibles, como la representación, según
Blázquez, en perspectiva cenital, sobre un fragmento de cerámica numantina, de
un supuesto dios Cernunnos.
Otras representaciones iconográficas se han relacionado con Sucellus, divinidad
infernal y funeraria, a la que se asocian algunas cabezas humanas con piel de
lobo (animal asimilado a este dios), de las cerámicas de Numancia, o el hombre
revestido con piel de lobo de la estela cántabra de Zurita, que aparece junto a
un caballo y debajo de ellos una escena ritual de exposición de cadáveres en la
que un guerrero muerto es devorado por un buitre, en sintonía con lo que relatan
las fuentes, cuando indican que los nertobrigenses envían a Marcelo un heraldo
vestido con piel de lobo y que diferentes autores han relacionado con cofradías,
al decir de Almagro y Álvarez, serían los baños iniciáticos de purificación que
tendrían lugar en las saunas (vinculadas al significado ritual del agua),
halladas en los castros del Noroeste, conocidos por los gallegos como pedras
fermosas, o la denominada fragua de Ulaca, Ávila. 
Los celtíberos no encerraban a sus dioses en recintos construidos, ya que como
dice Tácito en relación a los germanos "creen que no es posible encerrar a los
dioses dentro de unas paredes ni que se les pueda representar con aspecto
humano, dada la grandeza de las cosas celestes". Desarrollaban sus cultos al
aire libre; así, el vocablo céltico que designa por antonomasia al santuario es
nemeton, en donde se produce la comunicación entre dioses y hombres, que
presenta modalidades diversas, ya que puede ser un claro en el bosque, la cima
de una montaña o un lugar elevado (Peñalba de Villastar, Panoias y Ulaca), las
fuentes, los ríos o una cueva.
En el santuario de Peñalba de Villastar, Teruel, existen inscripciones rupestres
de tipo votivo, que muestran onomástica céltica, ibérica o romana, lo que se
explica por ser un santuario de frontera, al que acudirían peregrinos tanto
ibéricos como celtíberos, así como de lugares distantes. En Calatayud, Zaragoza,
(antigua Bilbilis de los celtíberos), se habla del "sagrado encinar de Burado"
(se ha relacionado con Beratón), que aún recibía veneración en el siglo I; o del
Mons Caius (sagrada montaña conocida hoy como El Moncayo). También se conocen en
la Celtiberia santuarios en cueva, como La Griega, en la provincia de Segovia,
con un amplio numero de inscripciones, una dedicada a la diosa Nemedus Augustus
y, posiblemente, la cueva de San García, en Santo Domingo de Silos, con
inscripciones también indígenas.
Diversas fuentes hablan, de una manera poco clara, de sacrificios humanos, que
se han vinculado, a veces, a rituales de fundación de ciudades, aunque sobre
bases poco claras. No obstante, Estrabón menciona las hecatombes de hombres y
caballos a una deidad asimilada al Ares griego.
En la Península Ibérica existen evidencias sobre el ritual de las cabezas
cortadas de los vencidos que colgaban de sus caballos y exhibían como trofeos en
sus casas.
Algunos autores, como Taracena y Maluquer, consideran este rito céltico
relacionado con los sacrificios humanos, pero parece más adecuado interpretar
este ritual con un contenido apotopraico, pues se trata de una costumbre
guerrera relacionada con la creencia céltica de que en la cabeza reside el alma
humana; de ahí la importancia simbólica de este elemento, que puede en ocasiones
representar a la misma divinidad. A esto puede responder en gran parte la
omnipresencia de la cabeza en las diferentes manifestaciones artísticas en el
mundo celta (representación de máscaras y cabezas en relieve o pintadas de
Numancia y Uxama).
Otro rito a destacar es la amputación de manos, que aunque no está directamente
documentada entre los celtíberos (se documenta en las estelas del Palau de
Alcañiz y en el monumento de Binéfar, en el ámbito ibérico del valle del Ebro),
sí se alude indirectamente en alguno de los episodios del enfrentamiento entre
romanos y numantinos; así, cuando aquellos les piden a los de Numancia que
entreguen las armas, estos lo consideran como si les ordenasen cortarse las
manos.
Sacerdotes o druidas
No se conocen textos sobre la Celtiberia que hablen de sacerdotes o colegios
sacerdotales, como los referidos por César para la Galia y Britania. Pero si
debió existir un sacerdocio organizado y este sacerdocio tendría las
características del druídico.
Los textos antiguos nos transmiten algunos acontecimientos que pueden
interpretarse en este sentido -asegura el Dr. Jimeno Martínez-; así, el episodio
narrado en los textos antiguos sobre Olíndicos, al que se le cita como viros
veranos, que vaticina (misión de los druidas) la derrota de los romanos al
recibir una lanza del cielo. Por otro lado, la representación iconográfica de un
vaso de Arcobriga, en donde aparece un hombre con un árbol en la cabeza, permite
deducir su naturaleza sacerdotal, por la conocida relación que existe entre el
druida y el árbol. También la interpretación de algunos textos celtíberos, como
la cara B del Bronce de Botorrita, permite deducir de algunos tratamientos
(bintis) aplicados a diferentes personas, que se trata de druidas o sacerdotes
vinculados a diferentes funciones jurídicas o institucionales.
                      un trabajo de  Fernando Arroyo
            (Publicado en Anales 2000 del Instituto Campomanes de Estudios
            Medievales)



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dioses y ritos en la antigua España - por arjuna - 01-26-2009, 11:56 PM
dioses y ritos en la antigua España - por arjuna - 01-26-2009, 11:57 PM

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