05-27-2006, 03:41 AM 
		
	
	
		- Tengo que aclararte que el ensueño tiene un terrible inconveniente - continuó -. Pertenece a los antiguos videntes. Está viciado con su estado de ánimo. He sido muy prudente contigo al enseñarte a ensoñar, pero aun así el peligro es inminente.
- ¿ De qué me está usted previniendo, Don Juan ?- pregunté.
- Te estoy previniendo de los impresionantes peligros que existen en el ensueño - contestó-. Al ensoñar realmente no hay manera de dirigir el movimiento del punto de encaje: lo único que afecta a ese movimiento es la fuerza o la debilidad interna de los ensoñadores. Y ahí tenemos el primer peligro inminente.
Dijo que al principio los nuevos videntes tuvieron profundos escrúpulos en usar el ensueño. Estaban seguros de que, en lugar de fortificar, el ensueño debilitaba y volvía compulsivos y caprichosos a los guerreros. Todos los antiguos videntes fueron así.
El fuego Interno, página 212.
	
	
	
	
	
- ¿ De qué me está usted previniendo, Don Juan ?- pregunté.
- Te estoy previniendo de los impresionantes peligros que existen en el ensueño - contestó-. Al ensoñar realmente no hay manera de dirigir el movimiento del punto de encaje: lo único que afecta a ese movimiento es la fuerza o la debilidad interna de los ensoñadores. Y ahí tenemos el primer peligro inminente.
Dijo que al principio los nuevos videntes tuvieron profundos escrúpulos en usar el ensueño. Estaban seguros de que, en lugar de fortificar, el ensueño debilitaba y volvía compulsivos y caprichosos a los guerreros. Todos los antiguos videntes fueron así.
El fuego Interno, página 212.

     