04-04-2011, 11:36 PM
Sueño:
Estaba de viaje con mi amiga Nieves en Hong Kong, fuimos invitadas a la casa de un pintor local famoso, pero nada atractivo, un poco grueso y mayor.
Tras una charla amena y distendida el pintor se ofrece a dejarme su cuarto y su cama
para pasar la noche.
Le acompaño para que me muestre dónde se haya la habitación y por el camino me abraza y se pega a mi, al principio me dejo abrazar, pero al sentir su erección
y como la restriega en mi muslo por segunda vez, siento repulsión y lo aparto de mi.
Ahora estoy separa de mi amiga, en compañía de un hombre de pelo claro, joven y amable, siento simpatía por él,
este hombre apuesto aparece más tarde sentando en el jardín con el pintor, cuando mi amiga y yo nos disponemos a salir de marcha.
A mi me extraña que estén juntos tomando té y hablando, pues no se conocían.
Acto seguido, mi amiga y yo estábamos en un pub, cuando de pronto vemos pasar a varios hombres con el joven apuesto a hombros.
El joven apuesto lleva la nariz rota y la cara ensangrentada, el pintor va tranquilamente detrás, aunque parece que lo van a llevar al médico yo se que no y aunque diga el pintor que el joven se cayó tampoco es cierto, el pintor lo ha agredido.
En ese momento lo tiran al suelo, el suelo es un barrizal y charcos, vienen caballos y toros y lo pisotean.
Cambia la escena, es la hora de dormir, me tengo que acostar en la cama del pintor y siento miedo,
pido a mi amiga que duerma conmigo y trae un perro blanco con manchas que permanece junto la cama con nosotras, es nuestro guardián.
El pintor aparece de repente sobre la cama, con su cara sobre las sabanas y quiere acostarse entre nosotras, pero lo rechazamos y se va enfadado.
Suena un despertador, son las 8, aparece el pintor nuevamente, a nosotras ni nos mira aunque contemplamos aterradas como de una puerta del dormitorio el pintor saca a una mujer, es la madre que la tiene encerrada, es una mujer muy atractiva lleva pantalón short corto y camisa sin mangas, marrón claro, tipo exploradora, que resaltan su figura, tiene una larga melena que le llega a la cintura, es negra con un buen mechón de canas blancas en su centro; la va a bajar al sótano por ascensor oculto que hay en la habitación, para que cuide del padre, un hombre enfermo (lleva un gotero, bastón y está en silla de ruedas) que además grita como loco y viste oscuro.
A pesar de la belleza del cuerpo de la mujer, su cara es una sombra llena de tristeza que ni siente ni padece ya.
Percibimos la amenaza del pintor, ya desenmascarado totalmente y decidimos huir, antes de que él vuelva de encerrar a la madre.
Estamos otra vez en el pub, hay música y gente bailando, mi amiga se entretiene bailando con una mujer de amarillo y ojos claros, consigo convencerla para salir fuera, quiero pedir ayuda, llamar a emergencias, estoy llena de angustia y encuentro un grupo de jóvenes turistas italianos, son un poco hippies yo le hablo a uno de ellos, están
vendiendo joyas que han hecho con unas gemas que se llaman granadas por su parecido a los granos del fruto, una de las pulseras se les rompe y yo recojo las piedras del suelo embarrado, el mismo suelo donde dejaron tirado al joven para que fuera pisoteado
por las bestias salvajes.
Les hablo en italiano y les pido un teléfono para llamar a emergencias, el teléfono es de concha y no encuentro bien los números,
les pido por favor que me marquen el 112, la policía viene en mi ayuda.
El sueño termina ya de vuelta en Granada, mi amiga en su moto y yo en un seillas en el que puedo sacar mis pies por los bajos y correr si es preciso, circulando las dos por el camino de ronda que se encuentra de obras por el metro.
Victoria
Estaba de viaje con mi amiga Nieves en Hong Kong, fuimos invitadas a la casa de un pintor local famoso, pero nada atractivo, un poco grueso y mayor.
Tras una charla amena y distendida el pintor se ofrece a dejarme su cuarto y su cama
para pasar la noche.
Le acompaño para que me muestre dónde se haya la habitación y por el camino me abraza y se pega a mi, al principio me dejo abrazar, pero al sentir su erección
y como la restriega en mi muslo por segunda vez, siento repulsión y lo aparto de mi.
Ahora estoy separa de mi amiga, en compañía de un hombre de pelo claro, joven y amable, siento simpatía por él,
este hombre apuesto aparece más tarde sentando en el jardín con el pintor, cuando mi amiga y yo nos disponemos a salir de marcha.
A mi me extraña que estén juntos tomando té y hablando, pues no se conocían.
Acto seguido, mi amiga y yo estábamos en un pub, cuando de pronto vemos pasar a varios hombres con el joven apuesto a hombros.
El joven apuesto lleva la nariz rota y la cara ensangrentada, el pintor va tranquilamente detrás, aunque parece que lo van a llevar al médico yo se que no y aunque diga el pintor que el joven se cayó tampoco es cierto, el pintor lo ha agredido.
En ese momento lo tiran al suelo, el suelo es un barrizal y charcos, vienen caballos y toros y lo pisotean.
Cambia la escena, es la hora de dormir, me tengo que acostar en la cama del pintor y siento miedo,
pido a mi amiga que duerma conmigo y trae un perro blanco con manchas que permanece junto la cama con nosotras, es nuestro guardián.
El pintor aparece de repente sobre la cama, con su cara sobre las sabanas y quiere acostarse entre nosotras, pero lo rechazamos y se va enfadado.
Suena un despertador, son las 8, aparece el pintor nuevamente, a nosotras ni nos mira aunque contemplamos aterradas como de una puerta del dormitorio el pintor saca a una mujer, es la madre que la tiene encerrada, es una mujer muy atractiva lleva pantalón short corto y camisa sin mangas, marrón claro, tipo exploradora, que resaltan su figura, tiene una larga melena que le llega a la cintura, es negra con un buen mechón de canas blancas en su centro; la va a bajar al sótano por ascensor oculto que hay en la habitación, para que cuide del padre, un hombre enfermo (lleva un gotero, bastón y está en silla de ruedas) que además grita como loco y viste oscuro.
A pesar de la belleza del cuerpo de la mujer, su cara es una sombra llena de tristeza que ni siente ni padece ya.
Percibimos la amenaza del pintor, ya desenmascarado totalmente y decidimos huir, antes de que él vuelva de encerrar a la madre.
Estamos otra vez en el pub, hay música y gente bailando, mi amiga se entretiene bailando con una mujer de amarillo y ojos claros, consigo convencerla para salir fuera, quiero pedir ayuda, llamar a emergencias, estoy llena de angustia y encuentro un grupo de jóvenes turistas italianos, son un poco hippies yo le hablo a uno de ellos, están
vendiendo joyas que han hecho con unas gemas que se llaman granadas por su parecido a los granos del fruto, una de las pulseras se les rompe y yo recojo las piedras del suelo embarrado, el mismo suelo donde dejaron tirado al joven para que fuera pisoteado
por las bestias salvajes.
Les hablo en italiano y les pido un teléfono para llamar a emergencias, el teléfono es de concha y no encuentro bien los números,
les pido por favor que me marquen el 112, la policía viene en mi ayuda.
El sueño termina ya de vuelta en Granada, mi amiga en su moto y yo en un seillas en el que puedo sacar mis pies por los bajos y correr si es preciso, circulando las dos por el camino de ronda que se encuentra de obras por el metro.
Victoria