04-29-2008, 12:01 AM
http://www.hoy.es/20080420/regional/vuelto...o-20080420.html
¿Ha vuelto el lobo?
Se le perdió la pista en la región a inicios de los 90, pero en Castilla y León hay ya 1.500 ejemplares y varios expertos consideran factible su presencia en Cáceres
ANTONIO JOSÉ ARMERO
EL LOBO ha desaparecido de los cuentos infantiles. La amenaza ya no vale, no resulta creíble. Principalmente porque no hay. ¿O sí? ¿Ha vuelto el lobo a Extremadura? O quizás la pregunta no procede, porque no llegó a desaparecer.
La huella del lobo en la comunidad autónoma se perdió a principios de los años noventa. La huella oficial, la de los datos, la de los registros de la administración o los informes privados que detallan cuántos ejemplares hay y por dónde andan. Sin embargo, algo ha pasado en los últimos tiempos que invita a replantearse la existencia de un mamífero ligado a la historia de España, especialmente del ámbito rural, de los montes, las sierras, las peñas y los pueblos durante décadas. Una especie mítica con cierto halo de misterio, rodeada su existencia de certezas y falsedades, protagonista de tantos relatos verídicos como fabulados.
El día 4 de este mes, el periódico El Norte de Castilla explicaba cuál era la situación de la especie en Castilla y León, e informaba sobre una iniciativa del gobierno vecino para controlar la población de lobos. Allí es lo suficientemente numerosa como para preocupar a los ganaderos de las provincias más cercanas al río Duero. «El proyecto -contaba el diario de Vocento- pretende mantener la población en sus números actuales, o que, en todo caso, crezca con manadas que se dirijan hacia áreas ahora despobladas de esta especie tanto en comunidades autónomas vecinas como en Portugal». Por ejemplo, Guadalajara.
En plena expansión
«Medio Ambiente asegura que la población de lobos no es estable», titulaba hace unos días Guadalajara Dos Mil, que recogía unas declaraciones del consejero de Medio Ambiente. «Son lobos centinelas que se han salido de las manadas que hay al norte, en Castilla y León, para otear nuevos territorios. Los ataques son esporádicos», comentaba el responsable político.
¿Y Extremadura? ¿Llegarán a la comunidad autónoma lobos procedentes de Castilla y León? Las estimaciones en la región limítrofe hablan de unos mil quinientos ejemplares, distribuidos por una región extensa, con un punto de referencia: el río Duero. «La población de lobo ha aumentado en distintos puntos de España en los últimos años, y en cuanto a Extremadura, se lleva años hablando del asunto, y sí que me han llegado rumores últimamente».
Lo dice Juan Carranza, catedrático de Zoología e integrante del equipo de la facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura que, por encargo de la Junta, hizo el último estudio sobre la presencia del canis lupus en la región. El fruto de ese trabajo es un informe que en su último capítulo, en el primer párrafo, aclara el panorama. «Los resultados de los seguimientos no confirman la presencia de grupos reproductores durante estos años en ninguno de los sectores prospectados (Sierra de San Pedro, en torno al límite entre las dos provincias, y Sierra de Gata, en el norte de la región). Estos métodos de muestreo, sin embargo, no son excluyentes respecto a la posible supervivencia de algún individuo no reproductor de la especie».
Fue la conclusión del equipo de al Uex tras patearse 1.467 kilómetros buscando rascaduras, excrementos o cualquier indicio sobre la presencia del lobo, durante el verano y el otoño de 1997 y 1998. Desde entonces, poco o nada se ha documentado sobre la existencia en territorio extremeño de esta especie, capaz de matar a un rebaño entero de ovejas aunque sólo se coma a un ejemplar.
«Mi respuesta a la pregunta de si hay lobos en Extremadura es que creo que sí, aunque no nos vale para nada porque no hay parejas reproductoras, o sea, que no se garantiza la supervivencia de la especie», dice Juancho Viola, empresario y cazador. «Hace dos o tres años -recuerda- se vieron lobos en la sierra de San Pedro, en las proximidades del torrico de San Pedro, una zona alta cerca de Salorino». Según el relato que le llegó, los ejemplares fueron vistos por personas distintas durante unos aguardos de perdiz.
Lo de los testimonios sobre el lobo es de lo más común en el día a día de Javier Caldera, director del Centro de recuperación de la fauna y educación ambiental Los Hornos, en Sierra de Fuentes (a un veinte minutos en coche desde Cáceres), más conocido como el hospital de la fauna extremeño. «Desde hace diez o doce años -cuenta-, son frecuentes las denuncias de ataques de lobos de particulares, y hace dos años vieron lobos unos cazadores, en una montería en Granadilla».
En todo este asunto, a los técnicos les toca lidiar con algo tan español como la picaresca. Su ejemplificación más repetida es la de quien asegura tener animales a los que el lobo ha atacado y lo dice con el objetivo de que la administración le indemnice. Por eso, son unas cuantas las veces que personal del hospital de la fauna de Sierra de Fuentes ha tenido que ir a certificar si las huellas de la dentellada sobre el animal muerto eran o no de lobo. «Hay que afinar mucho, fijarse en la hendidura, en la separación y la profundidad de los incisivos, peor al final, la muela carnicera del lobo es inconfundible -certifica Javier Caldera-, y cada vez que se ha hecho alguna peritación tras una denuncia de ataque, se ha comprobado que eran de perros».
Lobos 'extremeños'
Precisamente por las instalaciones a las que el acude a diario corretearon lobos en su día. En 1991, la Junta se trajo de Asturias ocho ejemplares, que hasta el año 2005 estuvieron en un centro para animales en Monroy. Cuando cerró, los trasladaron a Sierra de Fuentes, de donde este mismo año salieron con destino a Málaga.
Según sus datos, se ha certificado la presencia del mítico animal en las cercanías de Robleda, municipio salmantino próximo al límite provincial con Cáceres por la sierra de Gata. «De noche, un lobo se hace cincuenta o sesenta kilómetros sin pestañear -explica Caldera-. En Robleda los hay, es factible que ya haya pasado a Extremadura, y si no, es muy posible lo haga». Del centro que él dirige también partió el último intento de la Junta por certificar la presencia del lobo en Extremadura. Entre los meses de febrero y marzo del año 2002, un técnico estuvo realizando escuchas, tratando de captar algún aullido. Y el resultado fue negativo, o sea, igual que le pasó a Juan Carranza y sus compañeros de Veterinaria.
Según cuenta Carranza, el rastro del lobo en Extremadura se perdió a principios de los noventa, con la muerte de un ejemplar atropellado en la EX-100, la carretera que une Cáceres y Badajoz. «Si no ha entrado en Extremadura, entrará, antes o después -anticipa el catedrático de la Uex-. El lobo y el hombre pueden coexistir. Que el lobo se quede en Extremadura o no ya es una cuestión de mentalidad, de no considerarle un enemigo público».
¿Ha vuelto el lobo?
Se le perdió la pista en la región a inicios de los 90, pero en Castilla y León hay ya 1.500 ejemplares y varios expertos consideran factible su presencia en Cáceres
ANTONIO JOSÉ ARMERO
EL LOBO ha desaparecido de los cuentos infantiles. La amenaza ya no vale, no resulta creíble. Principalmente porque no hay. ¿O sí? ¿Ha vuelto el lobo a Extremadura? O quizás la pregunta no procede, porque no llegó a desaparecer.
La huella del lobo en la comunidad autónoma se perdió a principios de los años noventa. La huella oficial, la de los datos, la de los registros de la administración o los informes privados que detallan cuántos ejemplares hay y por dónde andan. Sin embargo, algo ha pasado en los últimos tiempos que invita a replantearse la existencia de un mamífero ligado a la historia de España, especialmente del ámbito rural, de los montes, las sierras, las peñas y los pueblos durante décadas. Una especie mítica con cierto halo de misterio, rodeada su existencia de certezas y falsedades, protagonista de tantos relatos verídicos como fabulados.
El día 4 de este mes, el periódico El Norte de Castilla explicaba cuál era la situación de la especie en Castilla y León, e informaba sobre una iniciativa del gobierno vecino para controlar la población de lobos. Allí es lo suficientemente numerosa como para preocupar a los ganaderos de las provincias más cercanas al río Duero. «El proyecto -contaba el diario de Vocento- pretende mantener la población en sus números actuales, o que, en todo caso, crezca con manadas que se dirijan hacia áreas ahora despobladas de esta especie tanto en comunidades autónomas vecinas como en Portugal». Por ejemplo, Guadalajara.
En plena expansión
«Medio Ambiente asegura que la población de lobos no es estable», titulaba hace unos días Guadalajara Dos Mil, que recogía unas declaraciones del consejero de Medio Ambiente. «Son lobos centinelas que se han salido de las manadas que hay al norte, en Castilla y León, para otear nuevos territorios. Los ataques son esporádicos», comentaba el responsable político.
¿Y Extremadura? ¿Llegarán a la comunidad autónoma lobos procedentes de Castilla y León? Las estimaciones en la región limítrofe hablan de unos mil quinientos ejemplares, distribuidos por una región extensa, con un punto de referencia: el río Duero. «La población de lobo ha aumentado en distintos puntos de España en los últimos años, y en cuanto a Extremadura, se lleva años hablando del asunto, y sí que me han llegado rumores últimamente».
Lo dice Juan Carranza, catedrático de Zoología e integrante del equipo de la facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura que, por encargo de la Junta, hizo el último estudio sobre la presencia del canis lupus en la región. El fruto de ese trabajo es un informe que en su último capítulo, en el primer párrafo, aclara el panorama. «Los resultados de los seguimientos no confirman la presencia de grupos reproductores durante estos años en ninguno de los sectores prospectados (Sierra de San Pedro, en torno al límite entre las dos provincias, y Sierra de Gata, en el norte de la región). Estos métodos de muestreo, sin embargo, no son excluyentes respecto a la posible supervivencia de algún individuo no reproductor de la especie».
Fue la conclusión del equipo de al Uex tras patearse 1.467 kilómetros buscando rascaduras, excrementos o cualquier indicio sobre la presencia del lobo, durante el verano y el otoño de 1997 y 1998. Desde entonces, poco o nada se ha documentado sobre la existencia en territorio extremeño de esta especie, capaz de matar a un rebaño entero de ovejas aunque sólo se coma a un ejemplar.
«Mi respuesta a la pregunta de si hay lobos en Extremadura es que creo que sí, aunque no nos vale para nada porque no hay parejas reproductoras, o sea, que no se garantiza la supervivencia de la especie», dice Juancho Viola, empresario y cazador. «Hace dos o tres años -recuerda- se vieron lobos en la sierra de San Pedro, en las proximidades del torrico de San Pedro, una zona alta cerca de Salorino». Según el relato que le llegó, los ejemplares fueron vistos por personas distintas durante unos aguardos de perdiz.
Lo de los testimonios sobre el lobo es de lo más común en el día a día de Javier Caldera, director del Centro de recuperación de la fauna y educación ambiental Los Hornos, en Sierra de Fuentes (a un veinte minutos en coche desde Cáceres), más conocido como el hospital de la fauna extremeño. «Desde hace diez o doce años -cuenta-, son frecuentes las denuncias de ataques de lobos de particulares, y hace dos años vieron lobos unos cazadores, en una montería en Granadilla».
En todo este asunto, a los técnicos les toca lidiar con algo tan español como la picaresca. Su ejemplificación más repetida es la de quien asegura tener animales a los que el lobo ha atacado y lo dice con el objetivo de que la administración le indemnice. Por eso, son unas cuantas las veces que personal del hospital de la fauna de Sierra de Fuentes ha tenido que ir a certificar si las huellas de la dentellada sobre el animal muerto eran o no de lobo. «Hay que afinar mucho, fijarse en la hendidura, en la separación y la profundidad de los incisivos, peor al final, la muela carnicera del lobo es inconfundible -certifica Javier Caldera-, y cada vez que se ha hecho alguna peritación tras una denuncia de ataque, se ha comprobado que eran de perros».
Lobos 'extremeños'
Precisamente por las instalaciones a las que el acude a diario corretearon lobos en su día. En 1991, la Junta se trajo de Asturias ocho ejemplares, que hasta el año 2005 estuvieron en un centro para animales en Monroy. Cuando cerró, los trasladaron a Sierra de Fuentes, de donde este mismo año salieron con destino a Málaga.
Según sus datos, se ha certificado la presencia del mítico animal en las cercanías de Robleda, municipio salmantino próximo al límite provincial con Cáceres por la sierra de Gata. «De noche, un lobo se hace cincuenta o sesenta kilómetros sin pestañear -explica Caldera-. En Robleda los hay, es factible que ya haya pasado a Extremadura, y si no, es muy posible lo haga». Del centro que él dirige también partió el último intento de la Junta por certificar la presencia del lobo en Extremadura. Entre los meses de febrero y marzo del año 2002, un técnico estuvo realizando escuchas, tratando de captar algún aullido. Y el resultado fue negativo, o sea, igual que le pasó a Juan Carranza y sus compañeros de Veterinaria.
Según cuenta Carranza, el rastro del lobo en Extremadura se perdió a principios de los noventa, con la muerte de un ejemplar atropellado en la EX-100, la carretera que une Cáceres y Badajoz. «Si no ha entrado en Extremadura, entrará, antes o después -anticipa el catedrático de la Uex-. El lobo y el hombre pueden coexistir. Que el lobo se quede en Extremadura o no ya es una cuestión de mentalidad, de no considerarle un enemigo público».
El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)

