01-11-2008, 03:24 AM
Atreyu prosigue el viaje. Encuentra dos cosas, el monstruo Ygrámul y el dragón de la suerte atrapado en sus redes. Necesita un medio para desplazarse al Oráculo del Sur y pide el dragón, Ygrámul le responde que está demasiado lejor para llegar sobre el dragón, pero le propone otra opción.
Edito: El dragón es Fújur, y sí acaba salvándose y siendo la montura de Atreyu. A él le sobra lo que le faltó a Ártax.
-Además -siguió diciendo el rostro sin moverse-, el dragón tiene ya en el cuerpo el veneno de Ygrámul. Como mucho, le queda una horita de vida.
-Entonces no hay esperanza -murmuró Atreyu-; ni para él, ni para mí, ni tampoco pata vosotros, Ygrámul.
-Bueno -zumbó la voz-, al menos Ygrámul habrá comido bien otra vez. Pero no es nada seguro que se trate realmente de la última comida de Ygrámul. Él conoce un medio que te llevaría en un santiamén hasta el Oráculo del Sur. Que te guste o no, bípedo Atreyu, es otra cuestión.
-¿Qué quieres decir?
-Es el secreto de Ygrámul. Pero también las criaturas del abismo tienen sus secretos, bípedo Atreyu. Ygrámul no lo ha revelado nunca hasta ahora. Y también tú debes jurar que nunca lo revelarás. Porque le perjudicaría a Ygrámul, le perjudicaría mucho a Ygrámul que se supiera.
-Lo juro. ¡Habla!
El enorme rostro azul acerado se inclinó un poco hacia adelante y zumbó de una forma casi inaudible:
-Debes dejar que Ygrámul te muerda.
Atreyu retrocedió asustado.
-El veneno de Ygrámul -siguió diciendo la voz- mata en el plazo de una hora, pero da también a quien lo recibe la facultad de trasladarse al lugar de Fantasia que desee. ¡Piensa en lo que ocurriría si eso se supiera! ¡A Ygrámul se le escaparían todas sus víctimas!
-¿Una hora? -exclamó Atreyu-. Pero, ¿qué puedo hacer en una hora?
-Bueno... -susurró el enjambre-, en cualquier caso es más que todas las horas que aún te quedan aquí. ¡Decídete!
Atreyu luchaba consigo mismo.
-¿Dejaréis en libertad al dragón de la suerte si os lo pido en nombre de la Emperatriz Infantil? -preguntó por fin.
-No -respondió el rostro-, no tienes ningún derecho a pedirle eso a Ygrámul, aunque lleves a ÁURYN, el Esplendor. La Emperatriz Infantil permite que todos seamos como somos. Por eso también Ygrámul se inclina ante su signo. Y tú lo sabes muy bien.
Atreyu seguía teniendo la cabeza baja. Lo que Ygrámul decía era verdad. Así pues, no podía salvar al dragón de la suerte. Sus propios deseos no contaban.
Edito: El dragón es Fújur, y sí acaba salvándose y siendo la montura de Atreyu. A él le sobra lo que le faltó a Ártax.
El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)

