01-06-2008, 10:45 PM
Cierta vez había leído que en el siglo X dos rebeldes llamados Taira-no-Masakado y Fujiwara-no-Sumitomo, ambos ambiciosos en extremo, se unieron y tomaron la decisión de que si salían victoriosos de las guerras, se repartirían Japón entre ellos. De entrada la historia era probablemente apócrifa, pero Musashi recordó que al leerla pensó en lo estúpido y poco realista por parte de aquellos hombres que habría sido creer en que podrían llevar a cabo un plan tan grandioso. Ahora, sin embargo, ya no le parecía ridículo. Aunque su propio sueño era de una clase diferente, existían ciertas similitudes. Si los jóvenes no pueden abrigar grandes sueños en sus almas, ¿quién puede hacerlo? En aquellos momentos Musashi imaginaba cómo podría crearse un lugar propio en el mundo.
Pensó en Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi, en sus visiones de la unificación del país y en las numerosas batallas que habían librado con ese fin. Pero era evidente que el camino hacia la grandeza ya no consistía en ganar batallas. Ahora el pueblo sólo quería la paz que había ansiado durante tanto tiempo. Y mientras Musashi consideraba la larguísima lucha que hubo de librar Tokugawa Ieyasu para convertir su deseo en realidad, comprendió una vez más lo difícil que era aferrarse al propio ideal.
«Ésta es una nueva era se dijo. Tengo toda la vida por delante. He nacido demasiado tarde para seguir los pasos de Nobunaga o Hideyoshi, pero aún puedo soñar en la conquista de mi propio mundo. Nadie puede impedírmelo. Incluso ese porteador de palanquín debe de tener alguna clase de sueño.»
Pág. 216.
Pensó en Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi, en sus visiones de la unificación del país y en las numerosas batallas que habían librado con ese fin. Pero era evidente que el camino hacia la grandeza ya no consistía en ganar batallas. Ahora el pueblo sólo quería la paz que había ansiado durante tanto tiempo. Y mientras Musashi consideraba la larguísima lucha que hubo de librar Tokugawa Ieyasu para convertir su deseo en realidad, comprendió una vez más lo difícil que era aferrarse al propio ideal.
«Ésta es una nueva era se dijo. Tengo toda la vida por delante. He nacido demasiado tarde para seguir los pasos de Nobunaga o Hideyoshi, pero aún puedo soñar en la conquista de mi propio mundo. Nadie puede impedírmelo. Incluso ese porteador de palanquín debe de tener alguna clase de sueño.»
Pág. 216.
Marco Antonio Arenas Chipola fue expulsado por insultar a mujeres y reclutador para sectas. Se confirma en el año 2009 que ha sido reclutado por la secta templo de la serpiente emplumada, y que realizó robo de un perro con pedigree hacia nuestra AC, además de despojo a su maestro de artes Marciales, Hoffner Long.
