12-18-2007, 01:15 AM
Éste no fue criado por lobos, pero sí se entendió con ellos.
http://marcianitosverdes.haaan.com/2007/09...os-salvajes-16/
Otro niño que había aprendido a hablar antes de vivir con los lobos fue Marcos Rodríguez Pantoja, el niño salvaje de la Sierra Morena, que tenía cerca de siete años cuando lo abandonaron en los bosques montañosos solitarios del sudoeste de España en 1953. Poco antes lo habían vendido a un anciano pastor, que al morir dejó al ganado y al niño a la buena de dios. El niño vivió por un tiempo en la choza, pero luego se trasladó a una cueva. Pasó los siguientes 12 años sin hablar a otro ser humano. El día que la Guardia Civil le rescató de esa vida, apenas sabía un puñado de palabras y caminaba descalzo. Dicen que cuanto adquirió más vocabulario, le dio por repetir: Yo, con mucho gusto, volvería.
Marcos había nacido el 7 de mayo de 1946 en un pueblo de Jaen. Sus padres lo vendieron al anciano pastor para que le ayudara a cuidar sus cabras. El anciano sólo vivió unos cuantos meses y dejó a Marcos en las montañas.
Una vez al año los vecinos del pueblo subían para llevarse a las cabras más jóvenes. En esa ocasión le llevaban alimento, pero Marcos decía que era tan malo, que pefería seguir comiendo perdices, huevos, frutas y plantas.
En el monte se hizo amigo de los lobos. Cuando la Guardia Civil llegó a rescatarlo, su piel se había tornado morena y estaba cubierta de cicatrices. Sus pies estaban llenos de callos, pues andaba descalzo.
La historia la recogió Gabriel Janer Manila en su tesis doctoral La problemática educativa dels infants selvátics: el cas de Marcos (1979) y posteriormente en su libro LInfant selvàtic de Sierra Morena (1999), y también fue el argumento de Marcos, una obra para niños del dramaturgo británico Kevin Lewis. En la obra Marcos, tras un duro proceso de adaptación, termina siendo camarero, pero vive triste recordando su antigua vida, cuando criaba una manada de ovejas en lo alto de las montañas, y tenía por amigos a un grupo de lobos y pájaros.
Cuando se publicó el libro, el psicólogo mallorquin Gabriel Janer no desveló su paradero, pero afirmaba que llevaba una vida más o menos normal como pastor. (...)
El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa. (W. Blake)

