10-20-2007, 03:32 AM
Interesante parce:
Como diria un amigo filosofo es como vivir en la inmanencia.
Enokado
o (341 a.C. - 270 a.C.)
Epicuro no es un filósofo ateniense pero funda en Atenas El Jardín, su escuela filosófica.
En Atenas ya había desaparecido la democracia y había dejado de ser una polis (ciudad-estado independiente) para convertirse en un municipio del inmenso imperio romano de Alejandro Magno y sus sucesores.
Epicuro fundó su escuela filosófica a las afueras de Atenas para apartarse de la vida pública y política, ya que, a diferencia de Platón, recomendaba al filósofo mantenerse alejado de la política porque ésta es un ámbito en que las pasiones humanas se exacerbaban (multiplicaban) y dedicado a la políticaun sabio perdería la mas preciado que tiene: la serenidad (paz interior).
La filosofía de Epicuro tiene como señas de identidad el materialismo y el hedonismo.
Materialismo
Epicuro es un filósofo materialista porque afirma que todo lo que existe es de naturaleza corpórea dado que lo espiritual (inmaterial) no existe. En esto se opone a Platón, quién había defendido que al menos existe un ser incorpóreo e inmaterial llamado alma.
Según Epicuro todo el material, incluida el alma, ya que ésta es un cuerpo y como tal, está formado por átomos. Por lo tanto: todo lo que existe está formado por átomos, incluida el alma.
¿Qué son los átomos?
Los átomos son los elementos últimos de los que están constituidas las cosas. Son partículas muy sutiles (diminutas) que no son percibidas, ya que se escapan a la visión. Se diferencian entre sí por su tamaño (no todos lo átomos son del mismo tamaño), por su forma y por su peso. En resumen, los átomos se diferencian cuantitativamente (forma tamaño y peso) pero no cualitativamente (todos están hechos de la misma sustancia.)
El alma está formada por los más diminutos de todos los átomos y al morir el cuerpo, ésta muere con él porque sus átomos se disuelven. En resumen podemos decir que el alma es mortal para Epicuro porque es cuerpo y como todo cuerpo, es mortal. Por lo tanto no existe un alma más allá, ni hay un premio o castigo de ultratumba ya que ésta no sobrevive al cuerpo.
Epicuro es antiplatónico porque se opone a Platón, puesto éste defendía la inmortalidad e inmaterialidad del alma y el juicio, premio o castigo en el más allá.
Hedonismo
Hedonismo es un término que procede de la palabra griega hedone (placer).
Para Epicuro el fin supremo de la existencia humana es el placer, afirmación ha sido censurada por el cristianismo, que lo ha considerado un pensador maldito cuyas obras no deben ser leídas puesto que son peligrosas.
Epicuro no es un vulgar hedonista. En sus dos obras que se han conservado: Carta a Meneceo y Máximas capitales desarrolla una reflexión sobre el placer compleja, ya que distingue entre dos tipos de placeres:
Hedonecinético o cinemática:
Consiste en el placer sensible, es decir, en la sensación agradable. Es el placer positivo (placer de la carne) al que Epicuro consideraba un placer en movimiento (cinético). Es el concepto habitual que se tiene del placer, sin embargo Epicuro sostiene que hay una segunda clase de placer.
Hedone catastemática:
Se define como la ausencia de dolor. Es el placer estático y negativo. Equivale a la experimentación de alivio cuando desaparece el dolor de nuestra vida.
Epicuro divide este placer en dos tipos:
Aponia: Ausencia de dolor n el cuerpo.
Ataraxia: Ausencia de dolor en el alma. Es el placer supremo para Epicuro y se caracteriza por un estado de profunda paz interior, sosiego, equilibrio y tranquilidad.
¿Cómo se alcanza la ataraxia?
Para Epicuro hay dos caminos para alcanzar la ataraxia: la práctica de la autarquía y la práctica de la virtud.
La práctica de la Autarquía: significa autosuficiencia, es decir, reducir al máximo nuestra dependencia del exterior y no depositar en nada exterior a mí, ya sea un bien o una persona, la fuente de MI felicidad. Por lo tanto la autarquía consiste en un vivir sobriamente privándonos de todos los deseos artificiales que la sociedad inculca en nosotros (entre los deseos Epicuro distingue entre los que son naturales de los que son artificiales). Para este filósofo la sociedad es una fábrica de superfluas opiniones que crean necesidades artificiales al ser humano y lo que hemos de hacer nosotros es rechazar toda necesidad innecesaria aún cuando la sociedad nos haga creer que se trata de un deseo natural.
La práctica de la virtud: Epicuro da una enorme importancia a un virtud en particular que es la prudencia, ya que nos enseña a calcular qué placeres han de ser satisfechos o rechazados porque no todo placer es bueno dado que hay algunos que, al satisfacerlos, comportan a medio o largo plazo el dolor, la tragedia o el drama.
La prudencia, anticipándonos a las consecuencias de ciertos placeres, nos ayuda a rechazar aquellos que nos traen sufrimiento. Por lo tanto podemos decir que no es la sensación el criterio o norma de elección o rechazo de los placeres sino que es la prudencia.
La frónesis nos enseña, en segundo lugar, que vivir virtuosamente (practicar las virtudes) es útil, ya que de esta forma alejamos el dolor de nuestra vida.
Finalmente Epicuro admite que los dioses sí existen pero sostiene que éstos no intervienen, ni en el curso de la naturaleza, ni en el de la historia: Los dioses son indiferentes a los asuntos humanos (Epicuro, Carta a Meneceo) Por lo tanto el hombre no debe temer a los dioses puesto que éstos no enviarán ninguna tragedia, ni nos juzgarán en un más allá porque el alma muere con el cuerpo y no existe juicio alguno en un más allá. En definitiva, para Epicuro, los dioses no son providentes (providencia: capacidad de Dios de modificar, según su voluntad, el curso de los acontecimientos omnipotencia)
Su pensamiento nos ha llegado a través de un discípulo suyo llamado Lucrecio, quien vivió entre el 96 a.C. y el 55 a.C. y escribió una obra fundamental titulada: De Rerum Natura (acerca de la naturaleza de las cosas) que es el mejor resumen del epicureismo que se ha conservado desde la antigüedad.
Como diria un amigo filosofo es como vivir en la inmanencia.
Enokado
o (341 a.C. - 270 a.C.)
Epicuro no es un filósofo ateniense pero funda en Atenas El Jardín, su escuela filosófica.
En Atenas ya había desaparecido la democracia y había dejado de ser una polis (ciudad-estado independiente) para convertirse en un municipio del inmenso imperio romano de Alejandro Magno y sus sucesores.
Epicuro fundó su escuela filosófica a las afueras de Atenas para apartarse de la vida pública y política, ya que, a diferencia de Platón, recomendaba al filósofo mantenerse alejado de la política porque ésta es un ámbito en que las pasiones humanas se exacerbaban (multiplicaban) y dedicado a la políticaun sabio perdería la mas preciado que tiene: la serenidad (paz interior).
La filosofía de Epicuro tiene como señas de identidad el materialismo y el hedonismo.
Materialismo
Epicuro es un filósofo materialista porque afirma que todo lo que existe es de naturaleza corpórea dado que lo espiritual (inmaterial) no existe. En esto se opone a Platón, quién había defendido que al menos existe un ser incorpóreo e inmaterial llamado alma.
Según Epicuro todo el material, incluida el alma, ya que ésta es un cuerpo y como tal, está formado por átomos. Por lo tanto: todo lo que existe está formado por átomos, incluida el alma.
¿Qué son los átomos?
Los átomos son los elementos últimos de los que están constituidas las cosas. Son partículas muy sutiles (diminutas) que no son percibidas, ya que se escapan a la visión. Se diferencian entre sí por su tamaño (no todos lo átomos son del mismo tamaño), por su forma y por su peso. En resumen, los átomos se diferencian cuantitativamente (forma tamaño y peso) pero no cualitativamente (todos están hechos de la misma sustancia.)
El alma está formada por los más diminutos de todos los átomos y al morir el cuerpo, ésta muere con él porque sus átomos se disuelven. En resumen podemos decir que el alma es mortal para Epicuro porque es cuerpo y como todo cuerpo, es mortal. Por lo tanto no existe un alma más allá, ni hay un premio o castigo de ultratumba ya que ésta no sobrevive al cuerpo.
Epicuro es antiplatónico porque se opone a Platón, puesto éste defendía la inmortalidad e inmaterialidad del alma y el juicio, premio o castigo en el más allá.
Hedonismo
Hedonismo es un término que procede de la palabra griega hedone (placer).
Para Epicuro el fin supremo de la existencia humana es el placer, afirmación ha sido censurada por el cristianismo, que lo ha considerado un pensador maldito cuyas obras no deben ser leídas puesto que son peligrosas.
Epicuro no es un vulgar hedonista. En sus dos obras que se han conservado: Carta a Meneceo y Máximas capitales desarrolla una reflexión sobre el placer compleja, ya que distingue entre dos tipos de placeres:
Hedonecinético o cinemática:
Consiste en el placer sensible, es decir, en la sensación agradable. Es el placer positivo (placer de la carne) al que Epicuro consideraba un placer en movimiento (cinético). Es el concepto habitual que se tiene del placer, sin embargo Epicuro sostiene que hay una segunda clase de placer.
Hedone catastemática:
Se define como la ausencia de dolor. Es el placer estático y negativo. Equivale a la experimentación de alivio cuando desaparece el dolor de nuestra vida.
Epicuro divide este placer en dos tipos:
Aponia: Ausencia de dolor n el cuerpo.
Ataraxia: Ausencia de dolor en el alma. Es el placer supremo para Epicuro y se caracteriza por un estado de profunda paz interior, sosiego, equilibrio y tranquilidad.
¿Cómo se alcanza la ataraxia?
Para Epicuro hay dos caminos para alcanzar la ataraxia: la práctica de la autarquía y la práctica de la virtud.
La práctica de la Autarquía: significa autosuficiencia, es decir, reducir al máximo nuestra dependencia del exterior y no depositar en nada exterior a mí, ya sea un bien o una persona, la fuente de MI felicidad. Por lo tanto la autarquía consiste en un vivir sobriamente privándonos de todos los deseos artificiales que la sociedad inculca en nosotros (entre los deseos Epicuro distingue entre los que son naturales de los que son artificiales). Para este filósofo la sociedad es una fábrica de superfluas opiniones que crean necesidades artificiales al ser humano y lo que hemos de hacer nosotros es rechazar toda necesidad innecesaria aún cuando la sociedad nos haga creer que se trata de un deseo natural.
La práctica de la virtud: Epicuro da una enorme importancia a un virtud en particular que es la prudencia, ya que nos enseña a calcular qué placeres han de ser satisfechos o rechazados porque no todo placer es bueno dado que hay algunos que, al satisfacerlos, comportan a medio o largo plazo el dolor, la tragedia o el drama.
La prudencia, anticipándonos a las consecuencias de ciertos placeres, nos ayuda a rechazar aquellos que nos traen sufrimiento. Por lo tanto podemos decir que no es la sensación el criterio o norma de elección o rechazo de los placeres sino que es la prudencia.
La frónesis nos enseña, en segundo lugar, que vivir virtuosamente (practicar las virtudes) es útil, ya que de esta forma alejamos el dolor de nuestra vida.
Finalmente Epicuro admite que los dioses sí existen pero sostiene que éstos no intervienen, ni en el curso de la naturaleza, ni en el de la historia: Los dioses son indiferentes a los asuntos humanos (Epicuro, Carta a Meneceo) Por lo tanto el hombre no debe temer a los dioses puesto que éstos no enviarán ninguna tragedia, ni nos juzgarán en un más allá porque el alma muere con el cuerpo y no existe juicio alguno en un más allá. En definitiva, para Epicuro, los dioses no son providentes (providencia: capacidad de Dios de modificar, según su voluntad, el curso de los acontecimientos omnipotencia)
Su pensamiento nos ha llegado a través de un discípulo suyo llamado Lucrecio, quien vivió entre el 96 a.C. y el 55 a.C. y escribió una obra fundamental titulada: De Rerum Natura (acerca de la naturaleza de las cosas) que es el mejor resumen del epicureismo que se ha conservado desde la antigüedad.

