01-14-2008, 10:44 AM
a veces pasa =P
Bibliografía: Robert Graves, La Diosa Blanca, vol. Iº Gramática Histórica del Mito Poético, Ed. Alianza Editorial. pag. 54-55
El relato más completo e inspirado acerca de la diosa en toda la literatura antigua aparece en El asno de oro de Apuleyo, donde Lucio la invoca en medio de su miseria y degradación espiritual y ella aparece respondiendo a su súplica; incidentalmente indica que la diosa era adorada antaño en Moeltre en su triple calidad de cultivadora blanca, segadora roja y aventadora negra del grano. La traducción castellana es la atribuida a Diego López de Cortegana (1500), revisada y corregida por C.:
[color=#FFFACD][size=]El asno de oro [/size]
(fragmento) De Apuleyo
-Heme aquí do vengo conmovida por tus ruegos, ¡oh Lucio! Sepas que yo soy madre y natura de todas las cosas, señora de todos los elementos, principio y generación de los siglos, la mayor de los dioses y reina de todos los difuntos, primera y única sola de todos los dioses y diosas del cielo, que dispenso con mi poder y mando las alturas resplandecientes del cielo, y las aguas saludables de la mar, y los secretos lloros del infierno. A mí, sola y una diosa, honra y sacrifica todo el mundo en muchas maneras de nombres. De aquí los troyanos, que fueron los primeros que nacieron en el mundo, me llaman Pesinuntica, madre de los dioses. De aquí asimismo los atenienses, naturales y allí nacidos, me llaman Minerva cecrópea, y también los de Chipre, que moran cerca de la mar, me nombran Venus Pafia. Los arqueros y sagitarios de Creta, Diana. Los sicilianos de tres lenguas me llaman Proserpina. Los eleusinos, la diosa Ceres antigua Otros me llaman Juno, otros Bellona, otros Hecates, otros Ranusia. Los etíopes, ilustrados de los hirvientes rayos del sol, cuando nace, y los atrios y egipcios, poderosos y sabios, donde nació toda la doctrina, cuando me honran y sacrifican con mis propios ritos y ceremonias, me llaman mi verdadero nombre, que es la reina Isis. Habiendo merced de tu desastrado caso y desdicha, vengo en persona a favorecerte y ayudarte; por eso deja ya estos lloros y lamentaciones; aparta de ti toda tristeza y fatiga, que ya por mi providencia es llegado el día saludable para ti.
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Bibliografía: Robert Graves, La Diosa Blanca, vol. Iº Gramática Histórica del Mito Poético, Ed. Alianza Editorial. pag. 54-55
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