01-26-2009, 11:01 AM 
		
	
	
		Mensaje 1 de 9 en la discusión 
De: Alias de MSNBrinanSaiwala (Mensaje original) Enviado: 23/12/2004 12:32
Igual os suenan estos textos,pero por si acaso,aqui van:
LABERINTO__________
De Luca Mariange / Quintero Franklin / Quintero Susana
 
Según Cirlot (1991/p.265) el laberinto es una "construcción arquitectónica, sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida". Hay dos tipos de configuración, en planta, del laberinto: circular y cuadrangular. Siempre hay en el dibujo una entrada y una salida en el centro de la figura. La forma de la construcción es siempre la misma: partiendo de una cruz con cuatro segmentos curvos en el medio de los ángulos formados por los brazos, y con cuatro puntos en la parte interna de estos segmentos. El tipo cuadrado o rectangular es el más antiguo; la primera representación conocida está en una tablilla de Pilo. Algunas adoptan forma de esvástica. El tipo redondo está atestiguado a fines del siglo VII a.C. en un ambiente etrusco itálico y luego en monedas de Cnosa a finales del siglo III. El laberinto circular es común también en otras zonas de Europa desde finales de la Edad de Bronce. Cirlot (1991/p.265) señala que:
"â?¦ el laberinto posee un actualidad atrayente como el abismo, el remolino de las aguas y todo lo similar. Sin embargo, según Waldemar Fenn, ciertas representaciones de laberintos circulares o elípticos, de grabados prehistóricos, cual los de Peña de Mogor (Pontevedra), han sido interpretados como diagramas del cielo, es decir, como imágenes del movimiento aparente de los astros. Esta noción no contradice la anterior, es independiente de ella y hasta cierto punto puede ser complementaria, pues el laberinto de la tierra, como construcción o diseño puede reproducir el laberinto celeste, aludiendo los dos a la misma idea (pérdida del espíritu en la creación, "la caída" de los neoplatónicos y la consiguiente necesidad de encontrar "el centro" para retornar a él)"
El laberinto es el símbolo de gran fuerza en todo el mundo. Los primeros ejemplos se encuentran en la cuenca del mediterráneo. Los laberintos simbólicos más antiguos suelen adoptar la forma de piedras talladas cuya datación resulta difícil, las de Pontevedra (España) pueden remontarse al período del 900 al 500 a.C.C., y las de Vl Camonica (Italia), al del 750 al 550 a.C. Un laberinto tallado a la entrada de una tumba en Luzzanas, Cerdeña, puede quizás remontarse al 2500 o 2000 a.C., si es realmente contemporáneo a su tumba y no tallado con posterioridad.
 
Los textos antiguos hacen a referencia cuatro grandes laberintos: el de Egipto ubicado en el lago Moeris, el cretence, el griego de la isla de Lemnos y el etrusco de Clusis.
Según algunos escritores la gran proeza de los egipcios no fue la construcción de las pirámides, como generalmente se opina, sino su imponente laberinto. Lo construyeron cerca del lago Moeris, conocido actualmente con el nombre de Birkat Qarun (el estanque de Coré), al oeste del río Nilo y a 80 kilómetros al sur de la ciudad del Cairo. El nombre egipcio del monumento era de lapi ro hunt, que significa " templo a la entrada del lago", y de aquí viene el nombre griego de labyrinthos. También se llamó laberinto de Arsinoe, cuando Cocodrilopolis recibió este nombre, y por último, Casa de Carón.
Este laberinto se construyó en una época muy temprana de la historia egipcia, durante la dinastía XI. Fue el faraón Amenemhat III quien levantó este gran conjunto que además de residencia real comprendía las oficinas de gobierno y la sepultura del rey. Heródoto, historiador griego, que en el siglo V a. C vio este conjunto de monumentos lo describe así: "si se reunieran bajo un solo aspecto todas las fortificaciones y construcciones de Grecia, tal conjunto parecería haber costado menos trabajo y gasto que el laberintoâ?¦ se compone de 12 palacios cubiertos, sus puertas se abren unas frente a las otras; seis por el lado norte y seis por el sur; un muro exterior único reúne todas la s construcciones. Las cámaras son dobles, unas subterráneas y otras al nivel del suelo; hay tres mil: mil quinientas por piso. Hemos visto y atravesado las cámaras altasâ?¦; sólo conocemos las inferiores de oídasâ?¦el paseo a través de las cámaras y los circuitos en torno a los palacios nos causaron mil sorpresas por su variedad, pasábamos de un patio a las salas, de estas a las galerías, de las galerías a otros espacios cubiertos y de las salas a otros patios, los techos de todas las salas son de la misma piedra que los muros; muros y techos están adornados con multitud de figuras esculpidas. Cada palacio tiene un peristilo interior de piedra blanca, admirablemente aparejada. A cada ángulo del laberinto hay una pirámide de unas cuarenta brazas sobre las que se hayan esculpidas figuras divinas; se penetra en ellas por un camino subterráneo". Cuatro siglos después, Estragón otro historiador griego, describe el santuario funerario del rey levantado sobre una meseta. Al fondo del recinto se erguía una pirámide de ciento diez metros de altura. Delante, en dos filas, se extendía una serie de palacios agrupados de dos en dos, precedidos cada uno de un peristilo que se abría a un patio rodeado de pórtico poco elevados. Estos palacios eran tan numerosos como los nomos, y los sacerdotes de cada nomo tenían su palacio en el que se reunían para celebrar el culto del rey.
Gran parte de él se encontraba en total oscuridad, y se dice que algunas de las puertas, cuando se abrían, hacían un ruido espeluznante. Tras el declive de la potencia mundial egipcia, el laberinto fue despojado de las impresionantes columnas de granito rojo, las enormes losas y la piedra caliza, y todo esto se volvió a utilizar en otros lugares.
Aunque servía, como ya hemos dicho, como centro administrativo para los reyes de Egipto, su verdadera función era de carácter religioso. Era un templo donde se ofrecían sacrificios a todos los dioses de Egipto. Las cámaras subterráneas donde se encontraban tumbas de reyes y de cocodrilos sagrados, no estaban abiertas al público.
La importancia de este laberinto se comprende mejor cundo se analizan los ritos relacionados con el dios Osiris, quien, según los egipcios, había sido el pasado rey de Egipto. Osiris se casó con Isis que le aportó en dote el nomo de Sebennitos; luego, con ayuda de sus aliados, Upuat (dios de Buto) y Anubis (Dios de Behdet), marcha a la conquista de todo Egipto. En el alto Egipto descubre las minas de oro. Su ministro Thot (Dios de Hermópolis), inventa la escritura y las artes. Pero en el año 28 de su reinado, Osiris es atraído a una celada por su hermano Seth, quien lo arroja al Nilo ayudado por setenta y dos conjurados. Su cuerpo, encerrado en un cofre, desciende por el río y alcanza el mediterráneo siendo llevado a Biblos. Su esposa, Isis, que había partido en su busca, lo hallará allí y lo vuelve a llevar al Buto. Seth lo descubre, mutila su cuerpo y lo distribuye en catorce pedazos a sus cómplices. Isis, después de haber conseguido reunirlos, a excepción del sexo, reconstruye su cuerpo y fecundada milagrosamente por Osiris , por obra exclusiva del amor, sin intervención de la carne, da a luz a Horus, que se impone como rey en el Delta antes de vencer a Seth y conquistar todo Egipto.
Osiris vuelve a tomar todo su significado religioso, integrado en la cosmogonía en formación, en calidad de hijos de los dioses Tierra y Cielo, inclusive, introduce a la religión oficial el problema moral. A las ideas de la preexistencia de la materia y de la creación del mundo por la aparición de los elementos, en un principio confundidos en el caos, se añade esta concepción esencial: en el universo apenas formado entran en lucha el bien y el mal bajo las formas de los dioses Osiris y Seth, ambos hijos de Nut. Desde entonces la religión egipcia se orientará por la vía de la moral que ya no abandonará y hará de ella uno de los mayores estímulos de civilización del mundo antiguo.
En Osiris muerto y resucitado debe distinguir por una parte su cuerpo, que permanece en la tumba, y por otra, su espíritu, que era recibido entre los dioses. En ello está la explicación de que las ideas religiosas de ultratumba presenten un doble aspecto: la creencia en una supervivencia subterránea asociada a la conservación del cuerpo del muerto y la creencia en una supervivencia puramente espiritual del espíritu del difunto en el reino de los dioses. El culto de Osiris hizo de la supervivencia en el otro mundo la resurrección del muerto, con su personalidad propia ligada a su propio cuerpo. Osiris era el dios de los Muertos o del mundo de ultratumba.
Los egipcios recreaban anualmente la muerte de Osiris en el Drama del Misterio. Entre gemidos y llantos, sacrificaban ceremoniosamente a Apis, un toro sagrado, en representación de Osiris. Los llantos se tornaban en alegría cuando el sacerdote anunciaba que Osiris había resucitado. Para los egipcios, su esperanza de vida se centraba en estos misteriosos acontecimientos. Creían que todo hombre, no sólo el rey, quedaba identificado con Osiris al morir. Se creía que el laberinto, con su desconcertante sistema de pasadizos, ofrecía al dios rey protección contra sus enemigos tanto en esta vida como en la siguiente, hasta contra la muerte misma.
La creencia en la inmortalidad humana terminó arraigándose en Egipto y en el resto del mundo antiguo.
A imitación del laberinto egipcio, los griegos construyeron el legendario laberinto de Creta. Según Plinio, era cien veces más pequeño que el de Egipto. Había sido construido por Dédalo, unos 130 años antes de Jesucristo, por orden del rey Minos, cerca de la ciudad de Cnosa y bajo de tierra y en él vivía el Minotauro, monstruo que se alimentaba de carne humana y al que dio muerte Teseo guiado en las tortuosidades del antro por el hilo de Ariadna, que le permitió encontrar la salida. Para celebrar esta aventura, Teseo instituyó entre los mancebos y doncellas salvados por él, una danza, que en Delos quedó de ritual y que reproducía en sus movimientos las múltiples revueltas del laberinto. El hecho de que Teseo evadiera del laberinto simbolizó su renacimiento, su evasión de la muerte, así se percibe nuevamente la doctrina de la inmortalidad humana. No obstante la analogía que le supone para el edificio egipcio y su mismo nombre, como ya lo hemos dicho, derivado del de Egipto, que designa el templo de Rahounit, de los más recientes estudios se deduce que el famosos laberinto sólo ha sido una gruta profunda, antigua cantera abandonada, cerca de Gortyna, y no de Cnosa, como afirma la mayoría de los autores. Es posible que en esta gruta se encerrara a los prisioneros de guerra, como ocurría en los de Siracusa, dejándolos allí morir de hambre, y que de este hecho diera origen a la fábula de las juventudes sacrificadas al Minotauro.
 
Laberinto temática
 
Según la leyenda la ciudad de Atenas perdió una guerra ante Creta, y a sus habitantes se les impuso el tributo de enviar cada nueve años catorce jóvenes, siete muchachos y siete doncellas, como sacrificios para el Minotauro. Los soltaban en el laberinto, donde se perdían y supuestamente eran devorados por él.
Las monedas autónomas de Cnosa tenían en el anverso el Minoturo o el laberinto, en distintas formas, y algunas en el reverso la escena del héroe y el monstruo.
 
La palabra laberinto probablemente está relacionada con lá brys, término con que se denominaba un hacha de doble filo que representa los dos cuernos del toro sagrado. La labrys era un símbolo sacro venerado en Cnosa, por ello se ha lanzado la hipótesis de que laberinto significa "palacio de la labrys"
Las excavaciones descubrieron que había en Cnosos un modo de vida envidiable, en el que se había alcanzado una considerable armonía entre pragmatismo y estética. El ingreso al palacio por el lado oeste u "entrada comercial", concluye en un conjunto de tres pozos amurallados en los que se vertían los restos de los sacrificios y libaciones. A un lado estaba la sala de guardia que debió tener un a carácter más administrativo que militar. Esta sala de guardia da acceso a la avenida de las procesiones, la cual termina en una ancha escalinata que sube hasta el Gran Patio. Allí se encuentra uno de los fabulosos frescos que nos da a conocer el pasado minoico: una procesión de sacerdotes y sacerdotisas en tamaño natural, que portan frascos y vierten líquidos en su ofrenda a sus dioses.
Más allá de los sótanos de piedras, existe una sala con nuevos y espectaculares frescos. El más famoso de ellos muestra, en una especie de reconstrucción fotográfica primitiva, la gracia y el arrojo de los saltadores del toro, que participan de un acto que es la vez deporte, ritual y hazaña. Al envestir al toro, cada saltador( los hay de ambos sexos) se sujeta a los cuernos y da una voltereta sobre el lomo del animal, cayendo desde ahí al suelo.
El ala oriental del palacio está excavada en la ladera, sobre el nivel del patio. A un extremo eran reconocibles los aposentos reales, y al otro, los talleres de carpinteros, alfareros, albañiles y joyeros. A los aposentos reales se llega a través de una gran escalinata, no demasiado voluminosas en cuanto a dimensiones, pero sí grandiosa debido a su suntuosidad. Las columnas, pintadas de rojo y negro, y reducidas en la base, rodean un vano de luz que no sólo ilumina los aposentos de abajo, sino que hace las veces de respiradero del palacio. Los once entrepaños con puertas, que dividían el salón real se podían abrir y cerrar para regular la entrada del aire fresco. En invierno se podían cerrar las puertas e introducir hogares portátiles para la calefacción.
El centro del poder era la gran sala del Trono donde se reunía la corte del rey Minos.
 
El laberinto de la Isla de Lemnos, según Plinio, construido según los modelos antiguos. Se diferenciaba por tener 150 columnas, elegantemente afincadas en el piso. Este laberinto fue construido por el arquitecto Rhokos y Teodoros.
Fue famosa también en la antigüedad la tumba de Porsenna, descrita por Plinio y construida en los últimos años del siglo VI a.C., en Clusis (Etruria). Tenía, al decir del citado autor, base cuadrada, era de piedra, de trescientos pies de lado por cincuenta de alto y estaba adornado con una pirámide en cada ángulo y otra en el centro con una altura de 150 pies por 75 de base y rematadas con unas bolas de acero con una especie de casco del que pendían numerosas cadenas y campanitas que sonaban al agitarlas el viento.
En las excavaciones de villas y otros edificios romanos efectuadas por toda Europa, se han encontrado numerosos restos de pavimentos de mosaico con motivos laberínticos. Pero las ideas mitológicas se propagaron a lugares más distantes, por toda Europa, la India, Africa y hasta América.
En un friso del templo de Halebid (Mysore India) hay una sección que incluye un laberinto. Data del siglo XIII d.C., aproximadamente e ilustra un episodio del Mahabharata.
Los pequeños dibujos de laberintos, como los de los indios Hopi, pueden haber servido de símbolos en las construcciones mayores, tanto reales como míticas.
Los Chinos, quienes creían que los malos espíritus sólo podían volar en línea recta, construían entradas que imitaban un laberinto simple para que estos no pudieran penetrar en sus casas o ciudades.
En Escandinavia hay más de seiscientos laberintos de piedra en las orillas del mar Báltico. Se cree que muchos de ellos los construyeron pescadores que, por superstición, los recorrían para asegurarse una abundante pesca y un buen regreso.
Está claro que el símbolo del laberinto guarda estrecha relación con la muerte, como lo atestiguan la tumba del rey Porsenna y la de Luzzanas. Los laberintos circulares son similares a las espirales que aparecen grabadas en muchas tumbas prehistóricas, como el espiral triple de la galería funeraria de Newgrange, Irlanda.
 
	
	
	
De: Alias de MSNBrinanSaiwala (Mensaje original) Enviado: 23/12/2004 12:32
Igual os suenan estos textos,pero por si acaso,aqui van:
LABERINTO__________
De Luca Mariange / Quintero Franklin / Quintero Susana
Según Cirlot (1991/p.265) el laberinto es una "construcción arquitectónica, sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida". Hay dos tipos de configuración, en planta, del laberinto: circular y cuadrangular. Siempre hay en el dibujo una entrada y una salida en el centro de la figura. La forma de la construcción es siempre la misma: partiendo de una cruz con cuatro segmentos curvos en el medio de los ángulos formados por los brazos, y con cuatro puntos en la parte interna de estos segmentos. El tipo cuadrado o rectangular es el más antiguo; la primera representación conocida está en una tablilla de Pilo. Algunas adoptan forma de esvástica. El tipo redondo está atestiguado a fines del siglo VII a.C. en un ambiente etrusco itálico y luego en monedas de Cnosa a finales del siglo III. El laberinto circular es común también en otras zonas de Europa desde finales de la Edad de Bronce. Cirlot (1991/p.265) señala que:
"â?¦ el laberinto posee un actualidad atrayente como el abismo, el remolino de las aguas y todo lo similar. Sin embargo, según Waldemar Fenn, ciertas representaciones de laberintos circulares o elípticos, de grabados prehistóricos, cual los de Peña de Mogor (Pontevedra), han sido interpretados como diagramas del cielo, es decir, como imágenes del movimiento aparente de los astros. Esta noción no contradice la anterior, es independiente de ella y hasta cierto punto puede ser complementaria, pues el laberinto de la tierra, como construcción o diseño puede reproducir el laberinto celeste, aludiendo los dos a la misma idea (pérdida del espíritu en la creación, "la caída" de los neoplatónicos y la consiguiente necesidad de encontrar "el centro" para retornar a él)"
El laberinto es el símbolo de gran fuerza en todo el mundo. Los primeros ejemplos se encuentran en la cuenca del mediterráneo. Los laberintos simbólicos más antiguos suelen adoptar la forma de piedras talladas cuya datación resulta difícil, las de Pontevedra (España) pueden remontarse al período del 900 al 500 a.C.C., y las de Vl Camonica (Italia), al del 750 al 550 a.C. Un laberinto tallado a la entrada de una tumba en Luzzanas, Cerdeña, puede quizás remontarse al 2500 o 2000 a.C., si es realmente contemporáneo a su tumba y no tallado con posterioridad.
Los textos antiguos hacen a referencia cuatro grandes laberintos: el de Egipto ubicado en el lago Moeris, el cretence, el griego de la isla de Lemnos y el etrusco de Clusis.
Según algunos escritores la gran proeza de los egipcios no fue la construcción de las pirámides, como generalmente se opina, sino su imponente laberinto. Lo construyeron cerca del lago Moeris, conocido actualmente con el nombre de Birkat Qarun (el estanque de Coré), al oeste del río Nilo y a 80 kilómetros al sur de la ciudad del Cairo. El nombre egipcio del monumento era de lapi ro hunt, que significa " templo a la entrada del lago", y de aquí viene el nombre griego de labyrinthos. También se llamó laberinto de Arsinoe, cuando Cocodrilopolis recibió este nombre, y por último, Casa de Carón.
Este laberinto se construyó en una época muy temprana de la historia egipcia, durante la dinastía XI. Fue el faraón Amenemhat III quien levantó este gran conjunto que además de residencia real comprendía las oficinas de gobierno y la sepultura del rey. Heródoto, historiador griego, que en el siglo V a. C vio este conjunto de monumentos lo describe así: "si se reunieran bajo un solo aspecto todas las fortificaciones y construcciones de Grecia, tal conjunto parecería haber costado menos trabajo y gasto que el laberintoâ?¦ se compone de 12 palacios cubiertos, sus puertas se abren unas frente a las otras; seis por el lado norte y seis por el sur; un muro exterior único reúne todas la s construcciones. Las cámaras son dobles, unas subterráneas y otras al nivel del suelo; hay tres mil: mil quinientas por piso. Hemos visto y atravesado las cámaras altasâ?¦; sólo conocemos las inferiores de oídasâ?¦el paseo a través de las cámaras y los circuitos en torno a los palacios nos causaron mil sorpresas por su variedad, pasábamos de un patio a las salas, de estas a las galerías, de las galerías a otros espacios cubiertos y de las salas a otros patios, los techos de todas las salas son de la misma piedra que los muros; muros y techos están adornados con multitud de figuras esculpidas. Cada palacio tiene un peristilo interior de piedra blanca, admirablemente aparejada. A cada ángulo del laberinto hay una pirámide de unas cuarenta brazas sobre las que se hayan esculpidas figuras divinas; se penetra en ellas por un camino subterráneo". Cuatro siglos después, Estragón otro historiador griego, describe el santuario funerario del rey levantado sobre una meseta. Al fondo del recinto se erguía una pirámide de ciento diez metros de altura. Delante, en dos filas, se extendía una serie de palacios agrupados de dos en dos, precedidos cada uno de un peristilo que se abría a un patio rodeado de pórtico poco elevados. Estos palacios eran tan numerosos como los nomos, y los sacerdotes de cada nomo tenían su palacio en el que se reunían para celebrar el culto del rey.
Gran parte de él se encontraba en total oscuridad, y se dice que algunas de las puertas, cuando se abrían, hacían un ruido espeluznante. Tras el declive de la potencia mundial egipcia, el laberinto fue despojado de las impresionantes columnas de granito rojo, las enormes losas y la piedra caliza, y todo esto se volvió a utilizar en otros lugares.
Aunque servía, como ya hemos dicho, como centro administrativo para los reyes de Egipto, su verdadera función era de carácter religioso. Era un templo donde se ofrecían sacrificios a todos los dioses de Egipto. Las cámaras subterráneas donde se encontraban tumbas de reyes y de cocodrilos sagrados, no estaban abiertas al público.
La importancia de este laberinto se comprende mejor cundo se analizan los ritos relacionados con el dios Osiris, quien, según los egipcios, había sido el pasado rey de Egipto. Osiris se casó con Isis que le aportó en dote el nomo de Sebennitos; luego, con ayuda de sus aliados, Upuat (dios de Buto) y Anubis (Dios de Behdet), marcha a la conquista de todo Egipto. En el alto Egipto descubre las minas de oro. Su ministro Thot (Dios de Hermópolis), inventa la escritura y las artes. Pero en el año 28 de su reinado, Osiris es atraído a una celada por su hermano Seth, quien lo arroja al Nilo ayudado por setenta y dos conjurados. Su cuerpo, encerrado en un cofre, desciende por el río y alcanza el mediterráneo siendo llevado a Biblos. Su esposa, Isis, que había partido en su busca, lo hallará allí y lo vuelve a llevar al Buto. Seth lo descubre, mutila su cuerpo y lo distribuye en catorce pedazos a sus cómplices. Isis, después de haber conseguido reunirlos, a excepción del sexo, reconstruye su cuerpo y fecundada milagrosamente por Osiris , por obra exclusiva del amor, sin intervención de la carne, da a luz a Horus, que se impone como rey en el Delta antes de vencer a Seth y conquistar todo Egipto.
Osiris vuelve a tomar todo su significado religioso, integrado en la cosmogonía en formación, en calidad de hijos de los dioses Tierra y Cielo, inclusive, introduce a la religión oficial el problema moral. A las ideas de la preexistencia de la materia y de la creación del mundo por la aparición de los elementos, en un principio confundidos en el caos, se añade esta concepción esencial: en el universo apenas formado entran en lucha el bien y el mal bajo las formas de los dioses Osiris y Seth, ambos hijos de Nut. Desde entonces la religión egipcia se orientará por la vía de la moral que ya no abandonará y hará de ella uno de los mayores estímulos de civilización del mundo antiguo.
En Osiris muerto y resucitado debe distinguir por una parte su cuerpo, que permanece en la tumba, y por otra, su espíritu, que era recibido entre los dioses. En ello está la explicación de que las ideas religiosas de ultratumba presenten un doble aspecto: la creencia en una supervivencia subterránea asociada a la conservación del cuerpo del muerto y la creencia en una supervivencia puramente espiritual del espíritu del difunto en el reino de los dioses. El culto de Osiris hizo de la supervivencia en el otro mundo la resurrección del muerto, con su personalidad propia ligada a su propio cuerpo. Osiris era el dios de los Muertos o del mundo de ultratumba.
Los egipcios recreaban anualmente la muerte de Osiris en el Drama del Misterio. Entre gemidos y llantos, sacrificaban ceremoniosamente a Apis, un toro sagrado, en representación de Osiris. Los llantos se tornaban en alegría cuando el sacerdote anunciaba que Osiris había resucitado. Para los egipcios, su esperanza de vida se centraba en estos misteriosos acontecimientos. Creían que todo hombre, no sólo el rey, quedaba identificado con Osiris al morir. Se creía que el laberinto, con su desconcertante sistema de pasadizos, ofrecía al dios rey protección contra sus enemigos tanto en esta vida como en la siguiente, hasta contra la muerte misma.
La creencia en la inmortalidad humana terminó arraigándose en Egipto y en el resto del mundo antiguo.
A imitación del laberinto egipcio, los griegos construyeron el legendario laberinto de Creta. Según Plinio, era cien veces más pequeño que el de Egipto. Había sido construido por Dédalo, unos 130 años antes de Jesucristo, por orden del rey Minos, cerca de la ciudad de Cnosa y bajo de tierra y en él vivía el Minotauro, monstruo que se alimentaba de carne humana y al que dio muerte Teseo guiado en las tortuosidades del antro por el hilo de Ariadna, que le permitió encontrar la salida. Para celebrar esta aventura, Teseo instituyó entre los mancebos y doncellas salvados por él, una danza, que en Delos quedó de ritual y que reproducía en sus movimientos las múltiples revueltas del laberinto. El hecho de que Teseo evadiera del laberinto simbolizó su renacimiento, su evasión de la muerte, así se percibe nuevamente la doctrina de la inmortalidad humana. No obstante la analogía que le supone para el edificio egipcio y su mismo nombre, como ya lo hemos dicho, derivado del de Egipto, que designa el templo de Rahounit, de los más recientes estudios se deduce que el famosos laberinto sólo ha sido una gruta profunda, antigua cantera abandonada, cerca de Gortyna, y no de Cnosa, como afirma la mayoría de los autores. Es posible que en esta gruta se encerrara a los prisioneros de guerra, como ocurría en los de Siracusa, dejándolos allí morir de hambre, y que de este hecho diera origen a la fábula de las juventudes sacrificadas al Minotauro.
Laberinto temática
Según la leyenda la ciudad de Atenas perdió una guerra ante Creta, y a sus habitantes se les impuso el tributo de enviar cada nueve años catorce jóvenes, siete muchachos y siete doncellas, como sacrificios para el Minotauro. Los soltaban en el laberinto, donde se perdían y supuestamente eran devorados por él.
Las monedas autónomas de Cnosa tenían en el anverso el Minoturo o el laberinto, en distintas formas, y algunas en el reverso la escena del héroe y el monstruo.
La palabra laberinto probablemente está relacionada con lá brys, término con que se denominaba un hacha de doble filo que representa los dos cuernos del toro sagrado. La labrys era un símbolo sacro venerado en Cnosa, por ello se ha lanzado la hipótesis de que laberinto significa "palacio de la labrys"
Las excavaciones descubrieron que había en Cnosos un modo de vida envidiable, en el que se había alcanzado una considerable armonía entre pragmatismo y estética. El ingreso al palacio por el lado oeste u "entrada comercial", concluye en un conjunto de tres pozos amurallados en los que se vertían los restos de los sacrificios y libaciones. A un lado estaba la sala de guardia que debió tener un a carácter más administrativo que militar. Esta sala de guardia da acceso a la avenida de las procesiones, la cual termina en una ancha escalinata que sube hasta el Gran Patio. Allí se encuentra uno de los fabulosos frescos que nos da a conocer el pasado minoico: una procesión de sacerdotes y sacerdotisas en tamaño natural, que portan frascos y vierten líquidos en su ofrenda a sus dioses.
Más allá de los sótanos de piedras, existe una sala con nuevos y espectaculares frescos. El más famoso de ellos muestra, en una especie de reconstrucción fotográfica primitiva, la gracia y el arrojo de los saltadores del toro, que participan de un acto que es la vez deporte, ritual y hazaña. Al envestir al toro, cada saltador( los hay de ambos sexos) se sujeta a los cuernos y da una voltereta sobre el lomo del animal, cayendo desde ahí al suelo.
El ala oriental del palacio está excavada en la ladera, sobre el nivel del patio. A un extremo eran reconocibles los aposentos reales, y al otro, los talleres de carpinteros, alfareros, albañiles y joyeros. A los aposentos reales se llega a través de una gran escalinata, no demasiado voluminosas en cuanto a dimensiones, pero sí grandiosa debido a su suntuosidad. Las columnas, pintadas de rojo y negro, y reducidas en la base, rodean un vano de luz que no sólo ilumina los aposentos de abajo, sino que hace las veces de respiradero del palacio. Los once entrepaños con puertas, que dividían el salón real se podían abrir y cerrar para regular la entrada del aire fresco. En invierno se podían cerrar las puertas e introducir hogares portátiles para la calefacción.
El centro del poder era la gran sala del Trono donde se reunía la corte del rey Minos.
El laberinto de la Isla de Lemnos, según Plinio, construido según los modelos antiguos. Se diferenciaba por tener 150 columnas, elegantemente afincadas en el piso. Este laberinto fue construido por el arquitecto Rhokos y Teodoros.
Fue famosa también en la antigüedad la tumba de Porsenna, descrita por Plinio y construida en los últimos años del siglo VI a.C., en Clusis (Etruria). Tenía, al decir del citado autor, base cuadrada, era de piedra, de trescientos pies de lado por cincuenta de alto y estaba adornado con una pirámide en cada ángulo y otra en el centro con una altura de 150 pies por 75 de base y rematadas con unas bolas de acero con una especie de casco del que pendían numerosas cadenas y campanitas que sonaban al agitarlas el viento.
En las excavaciones de villas y otros edificios romanos efectuadas por toda Europa, se han encontrado numerosos restos de pavimentos de mosaico con motivos laberínticos. Pero las ideas mitológicas se propagaron a lugares más distantes, por toda Europa, la India, Africa y hasta América.
En un friso del templo de Halebid (Mysore India) hay una sección que incluye un laberinto. Data del siglo XIII d.C., aproximadamente e ilustra un episodio del Mahabharata.
Los pequeños dibujos de laberintos, como los de los indios Hopi, pueden haber servido de símbolos en las construcciones mayores, tanto reales como míticas.
Los Chinos, quienes creían que los malos espíritus sólo podían volar en línea recta, construían entradas que imitaban un laberinto simple para que estos no pudieran penetrar en sus casas o ciudades.
En Escandinavia hay más de seiscientos laberintos de piedra en las orillas del mar Báltico. Se cree que muchos de ellos los construyeron pescadores que, por superstición, los recorrían para asegurarse una abundante pesca y un buen regreso.
Está claro que el símbolo del laberinto guarda estrecha relación con la muerte, como lo atestiguan la tumba del rey Porsenna y la de Luzzanas. Los laberintos circulares son similares a las espirales que aparecen grabadas en muchas tumbas prehistóricas, como el espiral triple de la galería funeraria de Newgrange, Irlanda.
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