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Fiestas de agricultura
#1

Fiestas de la Agricultura
Paseo de los locos

Con mayo el agua
como bendición
de San Isidro
vuelca la algarabía
hacia la calle
la lluvia exorciza demonios
dispone el corazón
a los milagros.

Y a golpe de danza y aguacero
el pueblo es un cántaro sonoro.

Flor Cecilia Reyes.


Vocación agrícola de México

La cultura mesoamericana tenía como actividad fundamental la agricultura, por lo que los prehispánicos dedicaban varias fiestas a los dioses que ayudaban a lograr buena cosecha; por ejemplo, en marzo y abril se ofrendaba a Tláloc Tlamacazqui, quien daba las lluvias para que se regase la tierra que produciría todas las yerbas, árboles y frutos, también se creía que enviaba el granizo, los rayos, las tempestades, los peligros de los ríos y del mar.

En su calendario tenían presente el cuarto mes llamado Uey Tozoztli; el primer día hacían fiesta en honor de Cintéotl, que tenían por dios de los maíces. En ese mismo mes ofrendaban las mejores mazorcas de la cosecha a la diosa Chincomecóatl. Además elaboraban con masa la imagen de esta diosa y le ofrecían toda clase de maíz, frijol y chía, porque creían que ella era la autora de estos productos que la gente necesitaba para vivir.

Al fundirse las tradiciones prehispánicas e ibéricas, los indígenas continuaron ofrendando para tener cosechas año con año, pero lo hicieron ya no a sus dioses, sino a los santos que impusieron los evangelizadores; tal es el caso de Metepec, Apaxco, Ocuilan, Santa María Rayón y Zumpango, municipios en los que sus habitantes celebran fiestas a San Isidro Labrador. Entre sus manifestaciones más importantes destacan el desfile de carros alegóricos, el paseo de los locos, música de viento, mojigangas, fuegos artificiales, desfile de yuntas, carrera de cintas, jaripeos y la bendición de animales.

En algunas localidades de nuestro estado los campesinos efectúan varios ritos con el mismo objetivo que los prehispánicos, es decir, tener buenas cosechas de maíz.

En Nextlalpan, tan pronto como caen las primeras lluvias de abril, los campesinos seleccionan las semillas para el periodo agrícola. El primer día de siembra, los dueños de la parcela tienen que preparar una suculenta comida a la peonada o los valedores; por supuesto que el pulque no debe faltar. Es el gañán (dueño de la tierra a sembrar) quien comienza a trabajar con la yunta y, una vez que éste y los peones han terminado un surco para cada uno de los sembradores, se realiza la ceremonia del primer piquete. El acto lo realiza el hombre más viejo del grupo: arrodillado sobre la tierra, realiza con una coa la primer hendidura donde se depositarán las semillas, entonces pide a Dios que no falte el agua a la siembra y, cuando ésta sea abundante, que no falte el sol. Al echar los primeros granos, el anciano dice: "Este grano es para mi prójimo, este grano es para el animalito del prójimo, este grano es para el escuintli cañero, y este último grano es para mí, repartido entre los pájaros y el gorgojo"; acto seguido, los sembradores, con sus bolsas o talegas, inician su trabajo.

En Cocotitlán, a fines de enero, el campesino principia a escoger la semilla; por supuesto, elige las mejores mazorcas: grandes, gordas, sanas. Es de suma importancia para ellos que el 2 de febrero, Día de la Candelaria, se lleven todas las semillas a bendecir a la iglesia.

En una canasta acomodan un plato o bolsa con maíz, asimismo, una con pepitas de calabaza, habas y frijol, entre otras semillas. El sacerdote bendice la semilla que sembrarán.

También destaca en sus tradiciones agrícolas el último día de la cosecha, pues los campesinos agradecen el buen tiempo y cosecha, lanzando cohetes en el campo. Al término de la jornada, patrones y peones conviven en una comida organizada por aquéllos, que puede consistir en una sabrosa barbacoa y un rico pulque.

San Isidro Labrador

Nació en Madrid, España, probablemente el 4 de abril de 1082. Vivió algunos años en Torrelaguna, al norte de Madrid, donde se casó con una humilde moza llamada María, quien, al igual que él, era ferviente católica. Ya en esta época Isidro se dedicaba a las labores propias de la tierra.

Hacia 1119, Isidro y su esposa se trasladaron a la Villa de Madrid, donde trabajaron para la familia de los Vargas. Fue allí donde ocurrió uno de los numerosos milagros que se le atribuyen: al acercarse María a recoger agua del pozo, su hijo, aún de brazos, cayó en él. Ella imploró a Dios para que le regresara al niño; en ese momento llegó Isidro y juntos oraron por la vida del pequeño. El milagro se produjo, las aguas del pozo subieron hasta que los devotos esposos tomaron a su hijo completamente a salvo.

Por otra parte, Isidro fincó su santidad en la oración, el trabajo y la caridad; su vida fue plena de enseñanzas morales y milagros, ejemplos de su integridad espiritual y amor a Dios. Murió el 30 de noviembre de 1172 y ocho años después falleció su esposa en 1180. En el momento de su muerte inició un arduo camino que llegaría a la santificación de este hombre que fue ejemplo para sus contemporáneos por su devoción y entrega.

A través de los siglos, la sede de la Iglesia Católica admitió que San Isidro había efectuado 438 milagros, factor que ayudó para que el labrador fuera canonizado, gracias también a la voluntad civil y religiosa de quienes oraban por él. Campesinos, nobles, reyes y sacerdotes se acercaron a visitar su cuerpo y a darle gracias. De igual forma se construyeron ermitas y templos, se tallaron imágenes en su honor y se compusieron himnos litúrgicos.

En 1593, la petición fue aceptada por el Vaticano. Dio comienzo la búsqueda de datos biográficos para conocer las virtudes y milagros de Isidro. Sin embargo, debido a la muerte de Felipe II, rey de España, los trabajos se interrumpieron; lo mismo ocurrió por el fallecimiento del papa Clemente VIII, en 1605. A la llegada de Felipe III al reino ibérico y de Paulo V al papado, se reinició la búsqueda. El 14 de junio de 1619, en Santa María la Mayor, en Roma, el papa firmó el decreto de beatificación de Isidro y se fijó su fiesta para el 15 de mayo de cada año. Escribió el papa: "Concedemos que el dicho Isidro Labrador pueda llamarse beato y de él, el 15 de mayo, se pueda rezar oficio y celebrar misa en los reinos de España, Portugal y de los Algarbes, y de las Indias, así orientales como occidentales".

Estando ya Felipe IV como rey español y Gregorio XV en el papado, se canonizó a Isidro Labrador el 12 de marzo de 1622. Posteriormente, el 11 de agosto de 1697 fue canonizada su esposa con el nombre de Santa María de la Cabeza.

A partir del 4 de febrero de 1769, los restos de los dos santos descansan en la catedral de San Isidro, de la capital española.

México, tu superficie es el maíz

Desde el norte de nuestra geografía política hasta Centroamérica, el maíz ha sido el alimento fundamental de sus habitantes y frecuentemente un alimento muy importante de su economía. Sin duda alguna, uno de los numerosos lazos que unen a los mexicanos es el hábito de consumir maíz, pues quizás se trata del único alimento que sin discriminación ingerimos todos; sin distinción económica, social, cultural, intelectual o regional, todos los mexicanos comemos maíz y, sobre todo, tortillas.

Este cereal es la base de un mundo alimenticio que rebasa los redondos límites de la tortilla porque el maíz no sólo se convierte en ese exquisito alimento, sino que se transforma en una amplia gama de variantes regionales: desde los tamales de diferentes tipos hasta los panuchos y salbutes; desde los atoles, pozoles y chilatoles hasta las memelas, los huaraches y las chalupas; desde las picadas, las corundas y las gorditas, hasta los molotes, los sopes y las dobladas; desde los uchepos, los tlacoyos y las garnachas, hasta las enchiladas, los zacahuiles y las tostadas. El maíz constituye un universo gastronómico que resulta casi infinito.

Independientemente de que el nixtamal vaya a ser molido con agua y con procesos artesanales para producir masa, o sin agua y con métodos modernos de secado en grandes instalaciones fabriles para producir harina, el proceso de nixtamalización es básicamente igual; consiste en remojar el maíz en agua caliente y con cal viva o hidratada, sustancia que al unirse con el agua produce una reacción exotérmica (que genera calor) que rompe la cutícula (piel delgadísma) que cubre el grano del maíz, propiciando que durante la molienda se aglutinen las partículas de la gramínea; todo ello permite que la consistencia y textura de las tortillas sea la adecuada, es decir, que su flexibilidad sea suficiente para doblarlas sin quebrarse.

La industria productora de tortillas puede ser dividida en tres grupos: la que transforma el maíz en masa (los molinos de nixtamal), la que convierte el maíz en harina (las fábricas de harina de maíz) y la industria que se dedica a la transformación final (las tortillerías). Cabe mencionar que, en el Estado de México, se instaló en 1966 una filial de Productos de Maíz, considerada una planta líder en la industria alimentaria.

El maíz es el principal producto agrícola de nuestro país. Casi la cuarta parte de los mexicanos dependen directamente de su siembra y cosecha. Este cultivo ocupa cerca de la mitad de la superficie total que se dedica a la agricultura y representa casi la cuarta parte del valor de la producción agrícola total. Los mexicanos comemos una cantidad de maíz 24 veces mayor que de arroz, ocho veces mayor que de frijol y dos veces mayor que de trigo; así, el consumo de maíz es 130 por ciento superior al que representa, en conjunto, el consumo de trigo, frijol y arroz. Del total de toneladas producidas en nuestro país, 80 por ciento es consumido por el hombre; 15 por ciento corresponde al consumo animal y a las semillas para la siembra, y 5 por ciento restante se transforma en almidones, glucosas, fécula y otros derivados como el aceite de maíz.

Además de servir de alimento, la planta de maíz es completamente utilizable; se aprovecha como forraje, pues los granos, mazorcas, hojas, tallos, espigas y totomaxtles del maíz sirven de alimento al ganado vacuno, porcino, equino y aves de corral. Una segunda utilidad es como abono; todas las partes de la planta, picadas y revueltas con estiércol y gallinaza sirven de abono. De modo independiente, la cañuela, el tocón y la raíces cumplen esta función cuando la parcela se barbecha para el nuevo ciclo agrícola.

Una de las funciones más populares del maíz es el uso medicinal. Por tradición se dice que el cabello del elote, mezclado con otros ingredientes, cura tanto el dolor de estómago como el de la bilis, y mezclado con ajenjo, boldo, ruda, hojas de hinojo y piña ayuda a la secreción de la leche en mujeres que lactan. Por si fuera poco, también se dice que quita los maleficios, cura el espanto, el mal de ojo, la envidia, el enamoramiento y la ictericia.

Paseo de San Isidro

Al pie del Nevado de Toluca encontramos la ciudad típica de Metepec, cuyo nombre significa "En el cerro de magueyes". En épocas remotas esta región fue un paisaje de vastísimos lagos nutridos por el río Lerma y sus afluentes. Durante el periodo clásico, la cultura teotihuacana impuso su poderío hacia 450 d.C. Poco a poco los mercaderes abrieron vías rumbo al pacífico, y dieron a la región disciplina agrícola y de alfarería elaborada, tradición que continúa identificando a Metepec.

Hacia el siglo XI los matlatzincas ya destacaban en esta región agrícola. Sin embargo, en 1467 el gobernante mexica Axayácatl y sus guerreros la sometieron, convirtiéndola en una de las principales tributarias. Durante la conquista, Gonzalo de Sandoval fue quien dominó todo el Valle de Toluca y, en 1534, además de ser cabecera franciscana, era ya corregimiento.

Por ser tierra fértil, los españoles consideraron esta región como una de las más propicias para experimentar los cultivos traídos de España; conservaron la siembra del maíz e implantaron la del trigo, entre otros productos.

En el aspecto espiritual, los franciscanos ordenaron la edificación del convento de San Juan Bautista, construcción que data del siglo XVI; pero, a pesar de que la población estaba dedicada a San Juan Bautista, los evangelizadores vieron en San Isidro Labrador un recurso para atraer a los pobladores hacia la fe cristiana. Este santo armonizó por completo, pues era campesino al igual que los habitantes. Así, las tradiciones prehispánicas y españolas se fusionaron dando origen a celebraciones mestizas con mucho carácter prehispánico.

Con el paso del tiempo, San Isidro Labrador se convirtió en parte inseparable de las tradiciones y el ser de los habitantes de Metepec; su fiesta es encuentro y unión de los mismos.

Para comprender las celebraciones dedicadas a este santo, cabe mencionar que los vecinos están organizados en grupos llamados cuadrillas; se integran por familias y amistades, y, a su vez, éstas se dividen en mayordomos, capitanes y locos.

El primer mayordomo es el encargado de organizar a los otros del mismo nombre. El capitán cumple una función similar, pero su participación es posterior. Por su parte, los locos son quienes le dan el toque alegre a la celebración, disfrazados de animales, personas o cosas.

La fiesta da inicio el 15 de mayo y dura tres días no consecutivos. En la madrugada, los mayordomos y locos van a las casas donde hay una imagen del labrador para cantarle las mañanitas. El dueño de la casa les da acogimiento, mientras la música y los cohetes no cesan. Por la mañana, los feligreses realizan una procesión en cada barrio y, a las doce horas, todos se reúnen para escuchar misa, que puede ser en la capilla del Espíritu Santo o en la parroquia de San Juan Bautista. En ella se bendicen reliquias y se implora a Dios para que haya buena cosecha. Terminada la misa, regresan a la casa del anfitrión para saborear el desayuno que puede consistir en tamales, atole, pulque, arroz y mole, acompañado por el mariachi o grupo musical. San Isidro, representado en madera, barro o semillas, acepta gustoso los festejos de la comunidad.

Después del 15 de mayo, la población espera la celebración del Espíritu Santo, a la que llaman el "Pentecostés chiquito". Esta fecha se rige por la Semana Santa, pues se celebra 50 días después de ésta.

Son dos días continuos de festejos para el santo Labrador, en los que mayordomos, capitanes y locos participan con devoción; visten a San Isidro con sus mejores atuendos y preparan las yuntas y carros motorizados para el desfile.

Reunidos en las casas donde está el santo, nuevamente el anfitrión les ofrece el desayuno; después, recorren las casas del barrio para recolectar la semilla. Una vez reunida, todos los vecinos se concentran en la plaza principal para que dé inicio el desfile, que es observado por lugareños y turistas. Las casas engalanadas muestran flores, adornos de papel de china y la típica alfarería del lugar, mientras que los grupos musicales y la cohetería envuelven el festejo en algo ritual, que el santo madrileño agradecerá cuando llegue la cosecha.

Terminado el desfile, que se prolongó por muchas horas, se lleva al santo a su casa. Mayordomos, capitanes y locos, ya cansados de tanto bailar, son invitados a la merienda que ofrece el jefe de cada cuadrilla.

El último día de la celebración, las cuadrillas nuevamente visitan a los vecinos; mayordomos y locos bailan la Danza del Maíz; mientras lo hacen, esparcen las semillas a los pies del santo benefactor para que "ponga el agua y quite el sol", símbolo de buenos deseos para una cosecha abundante.

Fuentes consultadas

Hernández, Porfirio. Paseo de San Isidro, pasado y presente. H. Ayuntamiento de Metepec, Toluca, 1994, 50 pp.
Iturriaga de la Fuente, José N. "México... tu superficie es el maíz" (primera parte), en México Desconocido. Dir. Harry Möller, No. 81, México, agosto de 1983, pp.30-33.
Iturriaga de la Fuente, José N. "México... tu superficie es el maíz" (segunda parte), en México Desconocido. Dir. Harry Möller, No. 82, México, septiembre de 1983. pp. 32-35.
Loera, Margarita. Mi pueblo: su historia y sus tradiciones. INAH/Gobierno del Estado de México, México, 1987, 321 pp.
Sahagún, fray Bernardino de. Historia General de las cosas de la Nueva España, Porrúa, T. IV, México, 1956, 1485 pp.
Schneider, Luis Mario. "Hacia una historia de San Juan Bautista", en Artes de México. Metepec y su arte en barro. Dir. Alberto Ruy Sánchez Lacy. No. 30. Edición especial, México, invierno 1995-1996, pp. 7-12.
Schneider, Luis Mario. "Metepec y San Isidro Labrador", en Artes de México. Metepec y su arte en barro. Dir. Alberto Ruy Sánchez Lacy. No. 30. Edición especial, México, invierno 1995-1996, pp. 23-28.

La consigna:<br />Mantener la Dignidad, la Fe, la Esperanza, el Respeto y el Honor. A traves de la Sabiduria, la Serenidad, la Sensibilidad y la Sencillez. regresar al Origen. <br /><br />Los seres humanos son libres excepto cuando la humanidad los necesita.<br />ORSON SCOTT CARD
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