Michael Moorcock: La Eterna lucha entre el Orden y el Caos

Michael Moorcock: La Eterna lucha entre el Orden y el Caos
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Michael Moorcock es un escritor inglés contemporáneo, nacido el año 1939, que parece haber sido influenciado por los primeros textos de Edgar Rice Burroughs (el creador de Tarzán y de John Carter de Marte). Los primeros escritos de Moorcock sobre Sojan el Lancero, recuerdan sin ninguna duda la atmósfera y las aventuras de los episodios de John Carter. Fue en 1965 cuando, bajo el seudónimo de Edward P. Bradbury, Moorcock escribió una serie de relatos muy en la línea de las tres primeras novelas marcianas de Burrought.
Moorcock superó la imitación para encontrar su propio estilo con las aventuras de Erekose, el Campeón Eterno. Erekose introduce dos conceptos importantes en la obra de Moorcock el eterno combate entre dos fuerzas sobrenaturales (la Ley y el Caos) y el multiverso. Estos dos temas serán omnipresentes en la mayoría de las obras de Moorcock posteriores a 1961.
Es entre 1961 y 1963 que aparecen las primeras historias de Elric de Melniboné. El convencional y sofocante mundo de la fantasía heroica fue conmovido. Por primera vez desde Robert E. Howard (el creador del género desde los Weird Tales de los 20) un escritor trataba a su personaje principal desde una perspectiva diferente a la del “bárbaro-con-espada-siempre-dispuesta”. De hecho, Moorcock al crear a Elric tomó contra-pié todos los tópicos hasta entonces habituales. En lugar de narrarnos la historia de un guerrero bárbaro batiéndose por un trono, nos presenta a un príncipe totalmente civilizado que renuncia al suyo. En el lugar de arrancar una dulce muchacha de las garras de algún innoble individuo, Elric sólo consigue matar a su verdadero amor. En lugar de combatir a un hechicero del mal, Elric es él mismo hechicero vasallo del mayor de los demonios, Arioch, el Señor de las Siete Tinieblas. Elric no salva su patria de los invasores, sino que toma el mando de estos y la entrega a su destrucción. Elric no está dotado de una musculatura prominente, necesita o bien drogas o bien su rúnica espada vampírica, tan solo para desplazarse. Estos ejemplos, pueden ser multiplicados hasta el infinito. La saga de Elric conllevó el nacimiento de un nuevo género de fantasía heroica.

Moorcock cometió además el acto inaudito de matar a su héroe tras dos libros muy cortos. Esto fue un error de apreciación, pues todavía le quedaban numerosas aventuras de Elric por escribir. Ante el gran éxito de su personaje, Moorcock volvió a Elric y en los años 70 retomó la saga.
Si Moorcock no hubiese escrito nada más que la saga sobre Elric, su puesto en la historia de la fantasía moderna ya hubiera estado asegurado. Pero se lanzó igualmente a la creación de otras series de fantasía heroica que mantenían lazos más o menos estrechos con la saga de Elric. Escribió igualmente más libros de ciencia-ficción y dirigió una revista inglesa, “Nuevos Mundos” de mayo de 1964 a marzo de 1971. Contribuyó al origen un nuevo estilo literario en Inglaterra e indirectamente en los Estados Unidos. En el terreno de la ficción, la forma y el contenido emocional se volvieron más esenciales que la historia o el desarrollo de la acción.
Los trabajos de Moorcock como escritor, editor y músico de rock son demasiados numerosos como para enumerarlos todos. Las aventuras de Elric conservan todo su interés a pesar de no constituir más que una pequeña parte de su producción total.

EL MULTIVERSO: EL BINOMIO ORDEN vs. CAOS
Las novelas de fantasía suelen basarse, en el eterno combate entre el Bien y el Mal, aunque normalmente existen ciertos problemas cuando se trata de definir tales conceptos. Para aquellos criados en la sociedad occidental, influidos en gran manera por la religión cristiana, en sus diferentes formas, la cosa está bastante clara: ambos bandos están claramente diferenciados y definidos, y la victoria final del Bien es inevitable, aunque durante el camino este pueda quedar sembrado de muertos y heridos. De Bram Stoker a R. E. Howard, pasando por Tolkien, el lector aborda con cierta tranquilidad las lecturas, pues con mayor o menor dosis de certeza al finalizar éstas sabe que el Bien triunfará.
Sin embargo Moorcock ha introducido una novedad peligrosa dentro del género, pues ha provocado la pérdida de la ingenuidad de la que estaba imbuido. Esa novead es la ambigüedad, la cual fue cultivada a partes iguales bajo el influjo del pensamiento oriental (del que Moorcock siempre ha sentido una marcada debilidad) y por la pérdida de fé en las creencias clásicas que sacudió la sociedad occidental a partir de las crisis de los años 60.
Empezando por lo más básico, en el mundo creado por Michael Moorcock el Bien y el Mal no luchan entre sí, aunque a veces surjan tales nombres para una mayor confusión del pobre lector, sino que esa lucha se produce entre dos fuerzas más difíciles de definir: “el Orden” y “el Caos” (también llamado entropía, desorden o degradación, dependiendo del momento). La lucha es eterna y en ella el tiempo pierde su significado, los acontecimientos se suceden hacia adelante y hacia atrás sin que palabras como pasado o futuro puedan aplicarse claramente.

Cada bando tiene sus campeones, sus modos favoritos de llevar el eterno combate, sus modos de desarrollo y sus propios objetivos…Los Campeones, son más bien peones que nunca son de una sola pieza, tristes marionetas cuyos hilos son manipulados y cortados por un destino que les supera a todos, pues normalmente sus actos suelen desencadenar justo el resultado opuesto al que buscaban, estos luchadores son capaces al mismo tiempo de la traición más vil y de la bondad más inesperada. La forma en que cada bando desarrolla su lucha es perfectamente intercambiable entre los dos, pues son métodos indefinidos, ambiguos, tan pronto los usa uno como otro, en una agitación infernal en la cual la hechicería nunca es blanca o negra (ni tan siquiera gris), pues se trata de un mero instrumento, en esa lucha los teóricos campeones del Bien pueden llegar a cometer auténticas masacres de seres inocentes o recurrir a la peor de las traiciones sin tan siquiera justificar sus acciones. El objetivo de los bandos es sin duda lo que más puede extrañar a aquellos acostumbrados a los autores clásicos de la fantasía; pues el objetivo de ambos bandos no es ya el triunfo final como la lucha en sí. Varias veces Moorcock se ha permitido el lujo de burlarse de los lectores al escenificar la victoria de una de las fuerzas rivales (sin importar cual sea, pues para él son lo mismo) para describirnos después, de un modo totalmente implacable, la degradación de la que es objeto el universo, que sufre un estancamiento y una muerte dolorosa del cosmos, una vez que el Orden o el Caos han logrado deshacerse de una vez por todas de su adversario.
Es por ello que, en una clara contradicción con lo habitual, el mundo fantástico creado por Michael Moorcock se configura a imagen y semejanza de las arenas movedizas, en donde los personajes son incapaces de controlar no ya su vida sino tampoco su destino, debatiéndose, hundiéndose paulatinamente hasta que les sobreviene un trágico final, del cual son incapaces de huir.

Acá les dejo un par de libros:

CRONICAS DE CORUM
El Caballero de las Espadas
La Reina de las Espadas
El Rey de las Espadas
El Toro y la Lanza

CRONICAS DE DORIAN HAWKMOON
La Joya en la Frente
El Amuleto del Dios Loco
La Espada del Amanecer
El Bastón Rúnico
El Conde Braas
El Campeón de Garathorm
En Busca de Tanelorn

ELRIC DE MELNIBONÉ
Elric de Melniboné
Marinero de los Mares del Destino
La Fortaleza de la Perla
La Torre Evanescente
La Venganza de la Rosa
La Maldición de la Espada Negra
Portadora de Tormentas
El Misterio del Lobo Blanco

OTRAS OBRAS
Al Rescate de Tanelorn
Un cantante muerto
Crónicas del castillo de brass
El Campeón Eterno
El Libro de los Mártires
El programa final
El Verdadero Señor Newman
Reyes en la oscuridad
He Aquí el Hombre

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