EL PEOR DIRECTOR DEL MUNDO
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Uwe Boll hace las peores películas desde Edward D. Wood. No hay director en el mundo tan vilipendiado ni que reciba tantas metafóricas amenazas de muerte. Aun así, Uwe Boll se las ha apañado para crear una corporación multimillonaria y puede contarse como uno de los pocos directores alemanes que han triunfado en Hollywood. Por otra parte, quienes crean que Uwe Boll es un director especializado en llevar videojuegos a la gran pantalla harán bien en saber que está interesado en asuntos tan poco frívolos como Darfur, Auschwitz y los asesinatos en el presidio de Siegburg. Disfruta leyendo a Thomas Bernhard y no se echa atrás ante la posibilidad de promocionar sus films recurriendo a la violencia física: antiguo boxeador, Boll les calentó los morros a unos cuantos críticos de cine en un combate que dio en llamarse, de forma no original pero inequívoca, Uwe Boll vs. Sus Críticos. Mantuvimos con él una pequeña charla para averiguar qué se siente al ser calificado habitualmente como “el peor director del mundo” y por qué no está dispuesto a dejar de hacer películas a pesar de que incontables personas en todo el mundo se lo hayan rogado.
Vice: Usted produce un montón de películas al año mientras otros directores y productores se quedan sentados pensándose y repensándose las cosas para al final no llegar a nada. ¿Cuál es su secreto?
Uwe Boll: Ni idea. Bueno, lo explicaré de este modo: en mis inicios podía producir films de forma rápida y económica gracias a las subvenciones al cine, y para cuando estas dejaron de concederse en 2005 yo ya me había creado una reputación a nivel internacional. Ahora, cuando hago una película, tengo la seguridad de que se exhibirá en 80 países. Es una ventaja que tengo sobre la mayoría de directores de cine alemanes, que no pueden rodar una película sin subvenciones o sin el respaldo de un canal de televisión que la compre de antemano.

Pero al mismo tiempo parece que tiene un montón de problemas con el organismo censor alemán, el FSK.
En todas partes se exhiben mis películas sin cortes mientras que en Alemania, si haces una película como Stoic, que trata de los asesinatos en la prisión de Siegburg, o Rampage, sobre un maníaco homicida, automáticamente te van a cortar escenas. ¿Pero en qué país vivimos?

¿Por qué cree que se censuran sus films, en concreto?
En el caso de Rampage se debió en buena medida al argumento: el personaje principal acaba con la mitad de la población del pueblo en el que vive y escapa sin que la policía logre capturarle. Ahora bien, la película trata en realidad sobre el dinero. Pienso en ella como en una analogía del crash financiero, en cómo el más grande de los gilipollas puede robar tanto dinero y salirse con la suya. Y, en fin, al FSK eso no le gustó nada de nada. Nos obligaron a añadir en los créditos finales un letrero diciendo que la policía acabó atrapando al asesino.

Básicamente impusieron un final feliz, ¿no?
Sí, definitivamente un caso claro de censura cultural. Si nos hubieran exigido retirar escenas pornográficas o violentas, de acuerdo, pero es que también nos pasó en Tunnelratten y Darfur. Al menos conseguimos que esas las aprobaran con una calificación de mayores de 18 años. El FSK consideró que el mensaje de esos films era suficientemente “antibelicista”. Pero, mira, un punto de vista cínico acorde con el pensamiento de Thomas Bernhard, Nietzsche o Schopenhauer es algo que no puedes divulgar hoy en día en Alemania. ¿Que por qué muestro niños empalados en Darfur? ¡Porque eso es exactamente lo que está pasando allí! Los mayores crímenes contra la Humanidad se están llevando a cabo en Sudán desde hace siete años. Después de lo de Ruanda todo el mundo dijo: “No podemos dejar que algo así vuelva a suceder”, pero está sucediendo, ahora mismo, y nadie hace nada por evitarlo.

Como de costumbre.
Y se está manteniendo una guerra en Afganistán por motivos morales o algo así. Por tanto, si podemos declarar guerras por razones morales, no sé por qué no podemos preguntarnos a nosotros mismos por qué no se está haciendo nada cuando entre 300.000 y 400.000 personas han sido masacradas en Sudán –y no me refiero a asesinadas a balazos sino víctimas de violaciones en grupo y descuartizadas– y otras dos millones están vegetando en campos de refugiados.

En el rodaje de esa película participó gente de Sudán que padeció todo eso de primera mano. ¿Cómo lo soportaron?
Es cierto, una mujer a la que violan en la película fue violada en la vida real. Una situación terrible. Me sorprendió lo bien que la mujer afrontó el asunto.

¿No reabrió la película viejas heridas?
Creo que para algunos sudaneses fue como un flashback. Al principio dijeron que querían hacerlo, y no fue hasta más tarde cuando, avanzado el rodaje, se dieron cuenta de lo doloroso que era para ellos. No fue fácil, pero todos dijeron que deseaban seguir adelante. Creo que hicieron un trabajo increíble.

¿Cómo respondieron a la película finalizada?
Hicimos un pase en Sudáfrica y gustó mucho. La película resultó exactamente como ellos esperaban. Por supuesto, no puedo pretender saber qué es lo que realmente está pasando allí, y por eso doy tanta importancia a la tendencia de nuestros periodistas a ignorar la verdad. Hay motivos para cabrearse. Hay que preguntarse qué coño estamos haciendo, por qué allí sólo hay cascos azules, gente sin permiso para disparar.

Vale, pero lo que a mí de verdad me tiene confuso es de dónde viene tanto odio hacia sus películas…
Yo creo que hay dos razones. Por un lado estamos hablando de mis películas basadas en videojuegos, que por supuesto atraen las miradas de jugadores y geeks llenos de prejuicios y de odio contra este tipo de propuestas. En IMDb los comentarios y votos son terribles incluso antes de que mis películas se estrenen. El otro grupo de odiadores son los celosos. Esos son los que se aseguraron de que yo dejara de recibir subvenciones para mis films alemanes y esperaban que desapareciera en el olvido. En Alemania, sin subvenciones o inversores televisivos, estás jodido. Cuando se dieron cuenta de que, “Hostia puta, ahora está rodando producciones internacionales de millones de dólares con estrellas de Hollywood”, ahí fue cuando les entraron los celos y la envidia.
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De izquierda a derecha: Darfur, Postal y Rampage.

Antes mencionaba a Thomas Bernhard. ¿En ocasiones le acuden a la cabeza pensamientos Bernhardescos con relación a la estupidez de las masas?
Me interesé mucho en Bernhard cuando estudiaba literatura, y aún sigo encontrando su obra muy entretenida. Bernhard sabía lo que era la resistencia y lo que era la presión. Era alguien en quien te puedes fijar como persona. También mi punto de vista en cuanto al futuro de la Humanidad es bastante cínico. Crecí viendo películas como Taxi Driver y Apocalypse Now y eso forma ahora parte de mi personalidad. Mis películas son cínicas y no tienen finales felices. Por desgracia, en Alemania no puedes llegar muy lejos haciendo películas así.

¿No le convierte esto en un misántropo?
Eso es un poco duro, pero está definitivamente más cerca de la verdad que decir que soy un filántropo. Pero eso no significa que sea un capullo o un gilipollas.

Hace algún tiempo invitó a sus críticos a subirse con usted a un ring de boxeo y allí les propinó una buena tunda delante de los medios de comunicación. ¿Me equivoco o fue una sensación de puta madre?
Claro que lo fue, pero también lo hice para promocionar Postal. Fue fantástico sacar a esos críticos de detrás de sus escritorios. Mira, ver una película y escribir una crítica terrible es mucho más fácil que fundar y levantar una corporación que mueve millones de dólares. Cuando la gente me ataca a un nivel personal y escriben chorradas sobre mí en la Wikipedia, desafiarles a un combate de boxeo es una gran oportunidad de plantarse y decir. “Tíos, ahora preparáos para una conmoción cerebral”.

Una cosa más. Tengo una idea rondándome hace siglos por la cabeza. ¿Qué le parecería convertir Tetris en una película con Keanu Reeves de protagonista, escenas a cámara superlenta y un montón de efectos especiales? ¿Cree que podríamos hacer realidad algo así?
Creo que ya existe un guión para eso. Tiene cien páginas. Julia Sandberg, que hizo películas para la Troma, me lo envió en una ocasión y yo le respondí, “Estáis chiflados”. No, yo preferiría adaptar Asteroid, que es el único juego al que he estado enganchado. Llegué a jugar con él varias semanas seguidas en mi Commodore. Es un juego arcaico pero es genial.

ENTREVISTA DE FELIX NICKLAS