LA CIENCIA FICCIÓN SEGÚN… ORSON SCOTT CARD

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Por Claudio Landete Anaya
Orson Scott Card fue el invitado de honor en la Hispacón de Mataró,
celebrada en el año 1997. De su estancia entre nosotros quedó un agradable
recuerdo y abundante material escrito. Un verdadero dossier de prensa que a
buen seguro será interesante para el aficionado en caso de estar a su
disposición y que desvela las convicciones y la faceta creativa de este escritor
nacido en Salt Lake City en el año 1951.
A continuación se unifican en un artículo las opiniones vertidas en
diversas entrevistas que concedió a los medios de comunicación durante dicho
evento y la mesa redonda sobre la construcción de Mundos Imaginarios.
En el décimo aniversario, recordamos uno de los hitos más importantes
de aquella convención.
– o – o – o –
Teoría literaria.
Card apunta que los lectores de la literatura convencional esperan que
el libro siga una normas establecidas, mientras que los autores de ciencia
ficción inventan el género sobre la marcha, ya que ninguno puede decirles
como se debe escribir.
La literatura convencional, según él, está muy condicionada por la
opinión del mundo académico desde el año 1925. Scott Card cree que el
lector del género ficticio quiere novedad y, posiblemente, sea una de las
causas por las que los cambios en la literatura corriente se producen cada 50
años, mientras que en el ámbito de la ciencia ficción se dan más
frecuentemente, cada 5 años aproximadamente.
«La mayoría de los escritores se fían de las indicaciones de los
profesores universitarios», explica Scott Card, «pero los autores de CF
tenemos que guiarnos por los aficionados, que no son nada complacientes
sino por lo general muy críticos. Por eso venimos a las convenciones, a ver
qué se ha entendido de lo que queríamos decir.»
El único secreto escondido en la redacción de sus novelas es comenzar
y seguir escribiendo hasta que la obra literaria está finalizada:
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«Una novela no es diez veces mayor que una historia corta; es sólo dos
veces más grande, pero cuesta más de explicarla. Se necesita más tiempo
para desarrollar los personajes secundarios que en una historia corta, por
falta de tiempo se tienen que dejar de lado.»
Card afirma que la mayor diferencia entre el mercado editorial
estadounidense con respecto al del resto de países es que en EE.UU. el
mercado es tan amplio que los autores pueden permitirse hacer una primera
obra mala. La venden igualmente y pueden vivir hasta que escriben otra.
Respecto a si la ciencia ficción es menospreciada:
«Los académicos y los críticos la ignoran y eso permite a los escritores
de ciencia ficción tener la libertad de poder escoger los propios caminos.»
Además afirma con valentía:
«Hay mejores escritores dentro de la ciencia ficción que fuera.»
Más adelante añade en la misma entrevista:
«La ciencia ficción es un patrimonio norteamericano.»
«Hace demasiados años que este género es exclusivo de los Estados
Unidos y los escritores de los otros países sólo tratan de imitar nuestro
estilo.» Y añade que eso no es nada bueno: «Todo el mundo tiene un futuro,
no sólo los Estados Unidos».
El autor pensaba, en 1997, que la cultura americana estaba en franco
declive.
Construir universos y mundos.
Lo importante a la hora de crear un universo literario, un mundo… ,
según Orson Scott Card no es que sea de verdad, en realidad sólo tenemos
este que conocemos. Lo trascendente es que lo “sientas” como de verdad,
que uno mismo y el resto de la gente lo perciba como verosímil. El contexto
de la historia es una realidad falsa, pero debe presentarse creíble a dos
niveles.
1.- El nivel físico. Cumplir una serie de leyes o parámetros.
2.- Las relaciones personales.
Y, finalmente, la regla más importante: los lectores te perdonan
cualquier posible error de figuración/ambientación si la historia vale
la pena.
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Tienes que olvidarte de predecir lo que está porvenir. Según este autor,
en cuanto alguien intenta adelantarse a su tiempo y predecir lo que sucederá
en el mundo real, dentro de poco sus libros serán obsoletos. Pone como
ejemplo la serie de Robert A. Heinlein La historia del futuro. ¿Dónde está la
colonia de la Luna? y concluye que ya hemos pasado la época en que tenía
que ocurrir la revolución lunar. Así, entre bromas, aclara que él ambienta sus
historias a 3.000 años o 30.000 años en el futuro.
Estilo intimista y poético.
Cuando se le comenta que sitúa los sentimientos y las emociones
como eje argumental central, Orson Scott Card se ratifica en que no se puede
escribir una historia sin un contenido moral. Aunque matiza que su contenido
reflexivo no es más destacado que en las obras de otros autores. Apunta que
quizás lo que diferencie más sus novelas es que los personajes piensan más
abiertamente sobre cuestiones morales y éticas. Sufren un exceso de
culpabilidad.
Advierte en repetidos medios que todas las historias desprenden una
moral y lo preocupante, precisamente, es que las obras más peligrosas son
las que no tienen consciencia de la ética que difunden.
De hecho es un gran autor de sublimes historias de reconciliaciones y
de héroes memorables. Un alto grado de lirismo caracteriza la producción de
este creativo, presente, sin ir más lejos, en sus relatos relacionados con el
arte, como son: La casa del canto y Sonata sin acompañamiento.
Sus profundas creencias religiosas, es mormón practicante y misionero
de su iglesia en Brasil a principios de los setenta, le impulsan a crear
personajes ficticios y sensibles que luchan para convivir en un futuro de razas
diferentes.
La crítica ha destacado que Card domina como nadie unos temas que
tienen como referente la identidad del individuo y su papel en el seno de la
sociedad.
Cuando le preguntan sobre su personaje más famoso Ender Wiggins,
matiza que a él no le sucede como a Conan Doyle con Sherlock Holmes.
Afirma que quiere a Ender y que además tiene la suerte de disponer de otros
muchos personajes que funcionan igual de bien que Ender, el niño privado de
su infancia e instruido como cadete espacial al que se educa para luchar
contra la raza invasora de los insectores. Ender se ejercitaba en muy difíciles
problemas estratégicos y simulaciones de ordenador, para darse cuenta al
final de la novela que sus deducciones fueron aplicadas de manera real para
destruir a la raza alienígena. De esta forma, se ha convertido,
involuntariamente, en el mayor genocida de la historia.
Razón no le falta a Card, sin ir más lejos, la serie de novelas de fantasía
protagonizadas por Alvin Maker, enmarcadas en un Oeste Americano del siglo
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XIX, donde la magia sí funciona, ha obtenido casi tantos galardones como la
Saga de Ender.
Personajes memorables.
El individuo no existe hasta que no tenga su lugar propio en un ámbito
mayor. La alegría de la vida es haber encontrado tu sitio y saber que la gente
que te rodea está contenta de saber que estás ahí. Y por contra, la verdadera
tragedia en la vida de un ser humano es no tener la sensación de pertenecer
a un colectivo.
«Cuando crees una trama, has de intentar imaginar muchos conflictos
que hagan que la existencia de los personajes sea difícil. En el fondo los
individuos quieren formar parte significante de la vida de los otros.»
«La forma de introducir esos conflictos es hacer que los personajes no
siempre se comporten de una manera conveniente para el tema de la historia,
complicando las cosas. Permitir que los personajes periféricos destrocen la
trama y le hagan cosas que no se esperaban. De no ser así, la historia se
asemeja a un guión prefijado de antemano. El proceso es que por unos
momentos el creador se convierta en lector, permitiéndose ser sorprendido
por los propios personajes. Actuando de esta forma, es como una cadena, a
su vez se podrá sorprender a terceros lectores.»
Mensajes peligrosos.
La trilogía (original) de Star wars también presenta una cuestión muy
peligrosa, según Card, le preocupa el contenido ético de la película:
«Transmite el mensaje de que funciona más cerrar los ojos y desear
algo que prepararse para conseguirlo.»
Card admite que no le gusta la justificación que se desprende de films
como “La guerra de las galaxias” porque al final se ponen al mismo nivel la
moral del bueno y del malo. Considera que tiene un desenlace que le parece
malévolo con Darth Vader poniéndose a la altura moral de Yoda y de Obi Wan
Kenobi. Piensa que es como si se le dijera al público:
«Puedes destruir todos los planetas y seguirás siendo bueno mientras
no mates a tu hijo.»
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Ciencia ficción versus fantasía.
«La ciencia ficción y la fantasía son dos tipos de literatura que hablan
de historias que actualmente no son posibles. La diferencia entre las dos es
que la fantasía habla de cosas que nunca serán realizables, mientras que el
mundo de la ciencia ficción puede llegar a ser real.»
Posiblemente sea la mejor definición que ofreció respecto al tándem cffantasía
en esos días, pues en otro contexto definió -creo que con escaso
acierto, sería tema de un debate más amplio, aunque parece ser que quizás
se refería exclusivamente a la escenificación alternativa-:
«La diferencia entre CF y Fantasía la ponen los editores. En la fantasía
hay más árboles, mientras que en la ciencia ficción todo es de metal: eso es
todo.»
Sea como fuere, del análisis de sus conversaciones se llega a la
conclusión que Orson Scott Card casi no diferencia CF y F. Afirma con plena
honestidad que los escritores de ciencia ficción siempre rompen las reglas: las
historias de ciencia ficción son técnicamente historias de fantasía,
porque si las analizamos son imposibles, aún así se violan las reglas.
Todos sabemos que es imposible viajar más rápido que la velocidad de la luz.
También pone el ejemplo de que el tiempo es lineal y va en una única
dirección pero le encanta escribir historias sobre viajes en el tiempo.
También en el nivel de las reglas homogeneiza ambos géneros. Ante
afirmaciones como que las leyes en la fantasía no tienen tanta importancia
como en le ciencia ficción, responde que sí que se requieren leyes en la F, lo
que sucede es que son muy diferentes.
En la fantasía las leyes son mágicas. Pero, por ejemplo, dice que el
autor tiene la obligación de explicar muy al principio de la novela cuáles son
esas leyes y cómo funcionan. Delimitar las reglas del juego. De lo contrario
acontece el caos, cualquier cosa puede pasar. Y si cualquier cosa puede
pasar… ¿qué más da lo que suceda?
«Con Tolkien sabes desde muy pronto cuáles son las leyes que rigen los
anillos.»
Concluye este apartado aconsejando que la fantasía, magia al fin y al
cabo, aún así, debe de requerir algunas leyes naturales. Se ratifica en lo que
explicó antes, el mundo, el contexto narrativo soporte de la acción debe de
sentirse como “real”.
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Tecnología y humanidad.
Precisamente este fue el tema de la conferencia que dio en Mataró’97.
Creo que las siguientes frases hablan por sí solas:
«La tecnología no afecta tanto a las personas como parece. A pesar de
los cambios tecnológicos, los humanos no hemos cambiado mucho. Nos
acostumbramos fácilmente.»
«Las máquinas sólo nos permiten pecar a mayor escala.»
«No tengo miedo de las máquinas, sino de las personas. Las
metralletas no mataron a nadie en Bosnia hasta que alguien las disparó.»
«Los seres humanos se hacen mal unos a otros. Con la ayuda de la
tecnología y desarrollo que supone, podría ser que fuera más sencillo hacer el
bien o el mal.»
«No tengo esperanza en que la naturaleza humana cambie, sospecho
que la diferencia entre los simios y nosotros es que, tras pecar, ellos no se
sientan a hablar del tema.»
En resumen, Orson Scott Card, apostaba claramente que la naturaleza
de las personas perduraría en el futuro. Posiblemente, lo que sucedería, es
que con las máquinas se podrá pecar a escala más grande y siempre se
necesitaría la redención. No olvidemos que mucha obra del autor gira
alrededor del pecado y del acto de redimirse.
Este autor siempre ha creído en la redención y en el papel exculpador
de Cristo, pero que sólo sería posible ese hecho con el esfuerzo de la persona
y no simplemente cerrando los ojos y pidiéndolo. Nunca ha compartido la idea
de la gracia divina que Dios otorga, con independencia de tus actos.
Una mirada al hombre.
Cuando se le ha preguntado sobre cómo surgió la vocación de escribir
novelas, invariablemente sonríe:
«Lo cierto es que cuando yo era joven hacía teatro, pero la gente me
aplaudía más cuando escribía el guión que cuando actuaba, así que decidí
escoger el camino de la escritura. De hecho todo el mundo termina haciendo
aquello que la gente aplaude y esta es la lección que hacemos servir para
educar a nuestros hijos: les aplaudimos cuando hacen alguna cosa bien y les
reñimos cuando lo hacen mal. Cuando los niños se convierten en adultos,
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hacen lo que sea preciso para que la gente los aplauda.»
Este literato inició su trayectoria, precisamente, escribiendo historias
cortas. Tanteando el camino. Y estos originales fueron posteriormente los que
se convertirían en sus novelas.
Reconoce en las entrevistas:
«Si me hubieran gustado más los relatos cortos no los habría alargado
más tarde. Hasta diez años después de comenzar a escribir no fui consciente
de que podía escribir historias cortas con tranquilidad.»
Es consciente que la mayoría de sus personajes disfrutan de una vida
religiosa, como sucede en el mundo real. Esa espiritualidad se ha convertido
en una constante en su literatura. Al contrario que otros muchos escritores
conoce a mucha gente religiosa. Es una clara influencia de vivir en comunidad
mormona. Scott Card explica que la mayoría de la gente que conoce no son
intelectuales, sino funcionarios, ecologistas, vendedores… Y puntualiza que
uno de sus mejores amigos es bombero. Concluye esa parte de entrevista con
la siguiente frase que refleja porqué su CF es humanista:
«Cuando he de utilizar personajes, los tomo de la realidad.»
El proceso creativo de Orson Scott Card ha sido saltar de una serie de
novelas a otra, para no aburrirse agotando exhaustivamente una saga
argumental, y escribiendo un libro cada vez.
Aunque se le conoce principalmente por sus obras en el género de la CF
también se mueve en otros campos que no son estrictamente literatura de
anticipación, principalmente destinados a público mormón, por los que es muy
renombrado en su país. Fundamentalmente son ensayos, obras de teatro,
incluso también guiones para dibujos animados.
Final de cuento.
En la fecha que se hicieron estas declaraciones, año 1997, Orson Scott
Card pensaba que la CF había ganado la partida, era época de vacas gordas,
boom editorial, y afirmaba que los lectores de hace una década, serían los
profesores universitarios de hoy y recordarían la CF con estima porque la
habrían leído por voluntad propia, mientras que odiarían la literatura leída por
obligación.
Como ya se afirmó con anterioridad en este artículo, cualquier intento
de anticipar el futuro está condenado al fracaso.
El tiempo termina por desmentirte.
🙂
8
Bibliografía básica.
Un planeta llamado traición (1979).
Maestro cantor (1980).
Esperanza del venado (1983).
El juego de Ender (1985).
La voz de los muertos (1986).
El séptimo hijo (1987).
La gente del margen (1989).
La saga de Worthing (1990).
Mapas en un espejo (1990).
Articulista: Claudio Landete Anaya; Mataró, Barcelona, España.
Material diverso recopilado en el Dossier de prensa Mataró’97 y en el Centro
Documental Mundo Imaginario.
TeoremaZ. www.libroandromeda.com

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